Seguramente serán cientos de miles los belenes que por toda la “cristiana” Europa nos recuerdan que cuando Jesús nació tuvo por cuna un pesebre. Sus padres, María y José, habían ido a Belén obligados por un edicto del emperador Augusto. Pero allí no había sitio para ellos en la posada y tuvieron que refugiarse en un establo de animales.
Hoy millones de personas, obligadas por las guerras del imperio económico mundial, tienen que abandonar sus hogares y huir. Entre ellas miles y miles de niños, ancianos, enfermos, heridos y mujeres embarazadas a las que también llega el momento de dar a luz. Buscando refugio llegan a nuestras fronteras, pero en la “cristiana” Europa no hay sitio para ellos. Su refugio son campos donde se hacinan como animales.
El evangelio de Lucas nos dice que un ángel anuncia el nacimiento a unos pastores que velaban cuidando sus rebaños: “No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador”. El mensaje del ángel invita a no temer. Pero hoy el temor reina en Europa. Temor a un futuro económico que no aparece nada claro. Temor ante esas multitudes que se agolpan en nuestras fronteras, temor a que la miseria del mundo llegue a nuestras calles y nuestras casas.
Temor que además es fomentado por intereses muy turbios. El papa Francisco lo expresa claramente: “Al miedo se lo alimenta, se lo manipula… Porque el miedo, además de ser un buen negocio para los mercaderes de armas y de muerte, nos debilita, nos desequilibra, destruye nuestras defensas psicológicas y espirituales, nos anestesia frente al sufrimiento ajeno y al final nos hace crueles”. Es la crueldad que muestra la rica Europa frente a las multitudes que huyen desesperadamente de la guerra y la muerte.
El ángel anuncia una gran alegría, pero hoy la alegría que se persigue es la que da un consumo compulsivo, que con la Navidad se vuelve desaforado. Y para evitar lo más posible la enorme contradicción entre la Navidad cristiana y el derroche masivo que se realiza con ese motivo, se ha inventado la figura de Papa Noel, que con su trineo y sus renos es una figura mucho menos comprometedora que el niño del pesebre.
Y por fin el mensaje anuncia el nacimiento de un salvador. Un salvador que va a dar la vida en defensa del amor y la libertad de todos los seres humanos. Pero una buena parte de los europeos busca la salvación en líderes nacionalistas, en una extrema derecha que sacraliza un nacionalismo estrecho y fomenta el egoísmo y la agresividad del grupo frente a todos los demás pueblos. Abundan las masas atemorizadas, azuzadas por líderes violentos que, además, muchas veces tienen la desfachatez de proclamar que su rechazo de los refugiados y los inmigrantes está motivado por la defensa de las “esencias cristianas de Europa”. ¿Dónde están esas esencias cristianas en la rica cruel y atemorizada Europa de hoy?
Hola!
Leo del Cumpa Román:
– “Los derechos humanos tienen:
* una etiología “laica”
* nacida de las corrientes filosóficas … “-(etc., etc.)
…………….
Yo pienso que “la etiología ‘laica’”
1- NO nace de “filosofías”,
sino al revés:
2- Las “filosofías” NACEN DE lo “laico” (humano-“ganarse el pan cotidiano con el sudor de la frente”).
Y esto pasó por el siglo VI a.c. en la aun hoy conflictiva zona del Peloponeso-Paso al Mar Negro (cuna entreverada de Culturas peleadoras y “petroleras”).
Pasó que las gentes allí y en esos tiempos estaban hasta la coronilla de aguantar ser “des-cartada” en beneficio de una élite de “con-sagrados-burgueses” (Burg = Berg = Monte Olímpico) donde decían habitar los CAPRICHOSOS dioses de festichola en festichola.
NOTAS:
1- Cualquier parecido con Nuestro Tiempo NO es mera coicidencia, sino RE-Iteración de la hijaputez histórica.
2- Cualquier parecido con el Tiempo-de-Jesús-El-Galileo NO es mera coincidencia, sino RE-Iteración de la INDIFERENCIA ante las hijaputeces de esos Dioses-Niños-Bien-de-Papá-y-Mamá, habitantes de Chateaux, hoy: paraísos Fiscales.
………………….
Por lo tanto, hay que decirlo una vez más: La Filosofía NACIÓ como LA GRAN PUTEADA (IMPROPERIO) CONTRA LOS CHORROS (¿será por eso que “hay que hacer lío”?)
Y quien haga Filosofía a modo de CIENCIA está echando agua fuera de la maceta.
El FILÓSOFO en la Hélade es lo mismo que el PROFETA en ese otro vapuleado pueblito hebreo.
¿Tal vez, no?
¡Voy todavía! – Óscar.
Gracias por tu sinceridad Asun y me resulta fácil aceptar que no puedas compartir el contenido de mi anterior comentario, instalados como estamos en la inseguridad, en esa tensión entre lo subjetivo y lo objetivo, “la seguridad de la incertidumbre”, palabras usadas por Ana en otro hilo para expresar uno de los hilos conductores del diálogo que se desarrolla en Atrio.
La propuesta de lo que puede ser contenido o atribuido a “una creencia doctrinal” fácilmente puede ser atendido como un esfuerzo proselitista que produce rechazo. Pero no debemos identificar “convencer” con “proponer”. No es lo mismo decir que algo tiene que ser aceptado por lógica como manifestar que estamos haciendo “una propuesta”. lo primero apunta a la elucbración y el pensamiento, lo segundo no es tal elaboración sino que su fuerza es testimonial, pues nace de una experiencia . Es el “vén y lo verás” que como respuesta le dió Felipe a Natanael, cuando éste expresó sus dudas de que el Mesías ( el Cristo) fuese uno de Nazaret.
La doctrina sobre los derechos humanos no sólo tienen un componente, sino una etiología “laica” nacida de las corrientes filosóficas y el humanismo del siglo XVIII y que fueron progresivamente introducidos en la filosofía del Derecho como bien lo sabe cualquiera persona que haya estudiado la Ilustración y las revoluciones americana y francesa.
Si algo he señalado precisamente es que los cimientos de nuestra civilización occidental se componen de sus orígenes grecorromanos y judeocristianos y la Ilustración tiene tal herencia. Sin esas raíces no habríamos llegado a elaborar doctrina alguna sobre los DDHH, porque ya el hombre moderno buscaba la manera de salvaguardar la dignidad humana que nos había ofrecído la creencia en un único Dios Creador.
Lo siento, Román, no puedo compartir el contenido de tu último comentario. Lo único cierto es que no hay nada que se pueda asegurar a rajatabla, y me hace dudar de su legitimidad y consistencia, precisamente por utilizarse para colgar y colgarse medallas de reconocimiento.
Y en este tema que nos ocupa, tampoco, por ser presentado como una creencia doctrinal de la que sólo gozan los elegidos de Dios, pues me temo que hay proselitismo en ello, estrategia de apoyo al aparato religioso, con el intento de excluir los movimientos de ideología laica y por el solo hecho de tildarlos de incapaces de ver por sí mismos lo que constituye a la persona, la dignidad que la reviste por ser primero y antes que nada un ser humano.
Precisamente es desde aquí y solo aquí, que es íntimo el enlace con el Proyecto de Vida de Jesús de Nazaret, el hombre que pasó la vida haciendo el bien, liberando a sus semejantes, sin distinción, además de denunciar la Ley inmutable y toda doctrina que la sustenta, ya sea religiosa y/o civil, y que se auto-legitima para el rechazo e incluso desprecio con el veto a las personas no nacidas en su seno.
En estos últimos tiempos hay una fuerte tendencia a perpetuar en la memoria lo heredado, con el fin de darle prestigio y brillo, pasando por alto todos los abusos realizados y se siguen realizando en nombre de la religión y de la cultura que proyectó. La realidad, es decir, lo que hay de fondo, y acoge a todo, con sus aparentemente opuestos, no dejemos que nos la escombren con nuevos, pero viejos, recursos y argumentos.
Muchas gracias a todos. Seguimos adelante en el día a día.
Entonces, ¿qué valor le damos a la llamada cultura cristiana?¿Qué se optiene éticamente valioso dándole brillo y esplendor a nuestra herencia religiosa?
Ya sé, ya sé. Hemos hecho de nuestro cristianismo una ideología (Hans Küng dijo una vez que hemos hecho algo más que éso: que hemos hecho una abstracción)
Y otra pregunta. ¿cuáles son los fundamentos de los Derechos Humanos para que tengan valor y alcance universales?
Alguien se puede escandalizar si afirmo que la raíz de los DDHH no se fundamenta ( aunque sí se legitime) de la Doctrina de Jesús de Nazaret, sino que tienen una fundamentación judía, en su misión histórica de salvaguardar la “revelación positiva” (La doctrina de un único Dios Creador de todo que reviste de dignidad al ser humano)
Y todavía otras personas se pueden escandalizar también si afirmo que sin nuestra herencia judeo-cristiana, no se sustentaría doctrina alguna sobre los DDHH, y nó en los principios ideológicos de la Ilustración, por mucha laicidad con que querramos revestir nuestro pensamiento.
En Europa domina la “cultura” cristiana, pero de eso a que las políticas que la gobiernen miren al cristianismo como referente, hay un abismo. A todo lo más que llegan, -siempre que no perjudiquen otros muchos intereses nacionales-, es a mirar los Derechos Humanos de forma parcial, sin mencionar mensajes cristianos, a pesar de que sean coincidentes.
Las cuestiones que plantea Zugasti en este artículo afectan individualmente a personas que siguen persiguiendo el ideal cristiano, a colectivos religiosos e incluso, teóricamente al Vaticano, porque el Papa puede predicar e intentar crear conciencia, pero de nada sirven a la hora de cambiar el rumbo de las decisiones políticas de los diferentes ámbitos, nacionales, autonómicos o municipales. ¿Alguien ha escuchado a un o una dirigente política sobre el niño de Belén y cosas semejantes?
Hay un artículo en El País de hoy que demuestra con datos que nunca la humanidad ha conseguido tanto bienestar como en el momento actual: salud infantil, esperanza de vida, alfabetización y un sin fin de datos objetivos que avalan la tesis inicial. El artículo es: Las paradojas del progreso: datos para el optimismo
A pesar de que los políticos populistas se aprovechan del pesimismo de la población, estamos mejorando en casi todos los parámetros
Y termina:
“Como especie, como civilización, como mundo, hemos avanzado hacia lo que consideramos progreso, hacia lo que hemos perseguido y entendemos como un mundo mejor. Seguimos lejos de un mundo perfecto o ideal, si es que existe. Pero los datos nos dicen que, a pesar de percepciones —interesadas o no—, avanzamos por el buen camino. Aunque cueste creerlo, aunque falte mucho por andar.”
Volvemos a la ética cristiana y afirmaremos que, para un creyente cristiano, mientras haya un solo ser humano que sufra, nadie debe abandonar el objetivo evangélico, pero el plano político es otra cosa, por mucho que se quisiese reconocer en la Constitución de Europa su raíz cristiana.
sigo..
y que continuaron hasta los 90 con las guerras de Los Balcanes. Los desplazamiemntos forzosos de millones de refugiados a causa de los acuerdos de redistribuciones territoriales con el ensañamiento vengativo muchas veces de las poblaciones locales.
En los preámbulos de esta guerra, para los años treinta, una guerra fue bendecida y cristianizada por un bando sobre otro.
¿Por qué no confesamos abiertamente que la Paz de Belén es sólo para unos pocos apenas percibidos por la multitud de “creyentes” que han acogido al Dios humanizado en sus corazones?
¡Felíz Año nuevo!
¡Europa cristiana!- Los tópicos nos sobrepasan y nos tienen hechos sus prisioneros, y por extensión a toda la civilización europea allí hasta donde se haya extendido. Afirman nuestro mutuo convencimiento con argumentos persuasivos: ¡Somos cristianos!
No hace todavía un siglo, apenas setenta años, la guerra causó sólo que en Rusia 27 millones de muertos y los diveros campos de concentraciçon y de exterminio alemanes arrojaron un saldo de 12 millones de víctimas mortales, 6 millones de ellos judíos muertos por causa de su etnia.
La postguerra no fue menos cruel e inhumana. Las grandes hambrunas hasta el 46/47 causaron ocho millones de muertos, No tenemos todavía conciencia de las limpiezas étnicas que siguieron al finalizar los conflictos bélicos y
“¿Dónde están esas esencias cristianas en la rica cruel y atemorizada Europa de hoy?” . ¿Dónde está la levadura en el pan? ¿Dónde está la sal en los alimentos? ¿Dónde está el Reinado de Dios en la sociedad? Creo que un poco más que hace veinte siglos; en parte por el fermento cristiano y en parte por la evolución de la conciencia ética. ¿Somos cristianos? Depende; como aquello de la famosa botella, medio llena o medio vacía. El rescoldo está ahí, pero tenemos que atizar el brasero.
Agradezco esta reflexión de Antonio Zugasti.
Y corroboro la abundancia de “belenes” que este año he visto por Madrid, desde algunos escaparates a muchas casas particulares. Y ello pese a la “inmersión” en Papa Noel que se hace desde algunos medios de comunicación