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Los ladrones somos gente honrada

Castillo         Mucha gente se imagina que la corrupción es un asunto feo, sucio y degradante, del que son responsables determinados políticos, algunos empresarios y extraños sujetos, que manejan mucho dinero, engañando al fisco, robando a los ciudadanos y llevándose los millones de sus oscuras ganancias a paraísos fiscales, en los que guardan inmensas fortunas, que nos han saqueado a los modestos ciudadanos que sólo tenemos para ir tirando de la vida.

         Esta idea, que está bastante generalizada (con todos los matices que sea necesario ponerle), se fundamenta en un criterio, que, por otra parte, resulta bastante “razonable”. A saber, la corrupción es la consecuencia del comportamiento de individuos corruptos. Es decir, la corrupción – de la que tanto nos quejamos, y con razón – es básicamente un problema moral. Un problema que afecta a la política, a la economía, a los derechos humanos y, más en concreto, al derecho de propiedad, al derecho penal, al derecho fiscal, procesal, etc., etc.. Con la serie interminable de consecuencias nefastas que todo eso lleva consigo. Y el reguero de víctimas que deja tiradas en las cunetas de la vida y de la historia.

         Lo que acabo de decir es tan conocido y está tan patente, que nadie (según creo) lo va a poner en duda. Pero, ¿es esto toda la verdad de lo que realmente está ocurriendo y estamos padeciendo? No. Ciertamente no. Lo que he dicho es cierto. Pero no llega al fondo del problema que representa la corrupción. Porque la corrupción (en la totalidad del fenómeno) adentra sus raíces en nuestras vidas y ha alcanzado tal amplitud en nuestra sociedad, que de ella se puede afirmar con seguridad que no es ya meramente un problema moral, sino sobre todo constituye un problema cultural. La corrupción no alcanza sólo, ni principalmente, a los individuos – a determinados individuos –, sino que se ha erigido en un fenómeno cultural. De forma que la corrupción es un componente constitutivo de la cultura que se nos está imponiendo, cada día con más fuerza.

         Este fenómeno viene de tiempos atrás. La conocida economista, Loretta Napoleoni, ha dicho con toda la razón del mundo: “Paradójicamente, cuando se logró el objetivo final de la Guerra Fría, la caída del Telón de Acero, el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial se desintegró, y el Estado perdió el control de los mercados. La política dejó de dominar a la economía. Fue en ese punto de la historia cuando la economía cesó de ser un servicio a los ciudadanos y se convirtió en una fuerza salvaje, orientada exclusivamente a ganar dinero rápido a expensas de los consumidores”. Y, desde entonces, así están las cosas, cada día del mal en peor.

Pero aquí hago una advertencia, que me parece capital. En este proceso, tan sucio, tan canalla y tan peligroso, estamos casi todos metidos. Porque el dinero, que llega a nuestros bolsillos, pasa por los bancos y, por tanto, es dinero que, de una manera o de otra, está implicado y complicado en el oscuro y turbio asunto de las finanzas. Los políticos y los economistas normalmente nos engañan. ¿Existen realmente finanzas éticas, seguras y fiables sin duda posible? Y si renunciamos a la banca y sus finanzas, ¿qué hacemos? ¿metemos el dinero en un calcetín, lo guardamos debajo del colchón y nos dedicamos a vivir en la clandestinidad del dinero negro? ¿es que estamos dispuestos a convertirnos en delincuentes ocultando lo poco que nos queda? ¿terminaremos diciendo “que se pare el mundo, que quiero bajarme”?

         En 1941, cuando apenas había terminado la Guerra Civil Española, y cuando estaba empezando la Segunda Guerra Mundial, llevaron al cine la grotesca comedia de Jardiel Poncela, “Los ladrones somos gente honrada”. Hoy tendríamos que volver a tomar el tema. No para reír un rato, sino para pensar a fondo en este hecho: una cultura no se modifica ni con el poder de los políticos, ni con el dinero de los banqueros. La cultura depende, sobre todo, de la educación. Y la educación es verdaderamente tal, si transmite “convicciones” que modifican nuestras costumbres y nuestras pautas de conducta (Arnold J. Toynbee; J. Habermas). Pero, mientras la ganancia y el poder sean los valores determinantes de nuestras vidas y de nuestra sociedad, ¿a dónde vamos? ¿qué mundo les vamos a dejar a las generaciones futuras? Me dan risa los políticos y sus discursos, los grandes gestores de la economía y sus potentes instituciones, los obispos y sus sermones que con tanta frecuencia riegan fuera del tiesto. Así no cambiamos lo que de verdad nos urge cambiar: la cultura de la ambición sin límites. Pero esto no es asunto de políticos, banqueros y obispos. Esto depende de todos. Y todos, por tanto, tenemos que cambiar. Pero no, que cambien los demás. Tenemos que cambiar nosotros mismos.

14 comentarios

  • George R Porta

    La vulnerabilidad a la corrupción no puede ser natural (aquello de las concupiscencias posteriores a la legendaria primera oportunidad de ser corrompido) porque eso cuestiona todo el tema de la “creación por amor, el diseño inteligente por amor, una divinidad empeñada en crear con precisamente una cualidad que ella misma no necesita, la de la confusión que solo se puede resolver con el “recto” ejercicio de la libertad, etc.)

    La corrupción es aprendida en el modo de la lucha por la subsistencia que es un problema cultural, que es una experiencia interpretable no solo desde la ética, sino desde la antropología social y esta necesidad de adaptarse y de “habitar” en lo que el grupo permita en tensión con la propia proclividad del grupo a legislar en su propio favor.

    Un ejemplo de absoluta corrupción es el aparato ideológico formado alrededor de la “necesidad del sacerdocio” en el catolicismo originado en la Carta a los Hebreos que ni siquiera se sabe quién la escribió o en la aún más grave de la auto-declaración de infalibilidad papal que no admite cuestionamiento ni es opcional de parte del creyente.

    Es casi interminable la lista de argumentos que se pueden hacer para demostrar suficientemente que la corrupción es en gran medida el resultado de la ley del menor esfuerzo y de esta tendencia que sí parece natural de demandar satisfacción inmediata que hasta las criaturas recién nacidas muestran. Basta la ausencia de un neurotransmisor en la corteza cerebral para que el la sensación de displacer motive la gritería y más aún que ese mecanismo neuroquímico esté vinculado a la alimentación que es imprescindible para sobrevivir. Cómo se pasa de ahí al egoismo y la conducta de opresión de otros para la propia satisfacción y el propio auto-engrandecimiento no puede ser sino una combinación de lo natural y la educación, el aprendizaje, etc.

    Cómo se llega a alguien que se burla pero se sale con la suya como Trump convenciendo a las masas de que sólo él puede cambiar el sistema super-corrupto y super complejo de la política en Washington DC y en el país de los EE UU, tiene mucho más que ver con la holgazanería intelectual de gentes que prefieren las series televisivas a pensar y discernir para decidir responsablemente y a esta cosa horrible de convertir la política en un espectáculo de entretenimiento en la mejor tradición profética de Marshall McLuhan.

  • Javier Pelaez

    La corrupción es un fenómeno evidentemente “cultural” y el artículo no destaca la evidente influencia cultural del catolicismo en España-porque otra no tiene,si es que el catolicismo,que no el cristianismo,es un fenómeno sociocultural en los países latinos-.Ya lo dijo alguien te confiesas y sigues robando.O dicho de otra manera aquí no dimite ni dios porque basta con confesarse.También es muy cultural el machismo y la homofobia y el catolicismo ha influido profundamente en la formación de ambos en las sociedades latinas.Vemos detrás de la violencia de género el “la maté porque era mía”,no hemos sido educados en el respeto de la “libertad de la mujer” y mucha culpa de esto la tiene la concepción del matrimonio católico y la ICAR-pensaba yo en esto al leer la carta de una paciente de la doctora asesinada por el periodista Quintans,.,¿no podía vivir sin ella?,pues que se mate él;no en realidad no era eso lo que se le pasó por la cabeza lo que se le pasó fue:no puedo vivir siendo ella libre…-.

  • sisifo

    Completamente de acuerdo con el Maestro José María Castillo. La corrupción es un problema estructural, que condiciona nuestra forma de ver y valorar todo. Ya no vivimos en una economía de mercado, sino que somos una “Sociedad de Mercado”, todo se vende, todo se compra. Requerimos una revolución cultural, un cambio axiológico, una Evangelización a fondo, es urgente humanizarnos y humanizar nuestro mundo. La casa se está incendiando. Si no sentimos la urgencia, no cambiaremos y nada cambiará.

  • ana rodrigo

    Mi querido Pepe Blanco, qué alegría poder interactuar contigo. Yo considero casta, no sólo a los partidos políticos con nombre y apellidos, sino a toda persona o colectivo que no quiere que se sepa la verdad y que se ponga solución a la realidad deformada, corrupta y manipulada de forma que parezca justa porque es legal. Y en esto estamos metidos cualquiera, por acción o por omisión, aunque los partidos políticos tienen en sus manos el poder legislativo y ejecutivo para sanear lo podrido de las democracias.

    Un abrazo

  • pepe blanco

    Hola Ana,

    Te habla un “votante compinche de la casta” (¡ja, ja, lo que hay que leer!), según tus originales palabras, luego amablemente corregidas y suprimidas.

    Te cuento una historia. Hace muchos años, allá por 1994, por las circunstancias de la vida, tuve bastante trato con una persona, una ciudadana del pueblo, que se beneficio de los famosos “cursos de formación para parados”. No era en Andalucía ni los responsables políticos eran del PSOE. Era en Galicia y los responsables políticos eran del PP, pero el fraude supongo que era muy similar. Aquella buena señora, se metió en el bolsillo un millón de las antiguas pesetas, por gestionar apenas algunos de aquellos cursos (la ley solo les exigía justificar el 60% de la subvención. Eso sí es una ley que favorece descaradamente la corrupción).

    Por aquel entonces, Mariano Rubio iba a ser juzgado por algún fraude a Hacienda por un importe que no recuerdo. Lo que sí recuerdo es que lo primero que me vino entonces a la cabeza, cuando me enteré de lo de la buena señora (porque me lo contó ella misma: además de fraudulenta, burra) fue que si ella, en vez de tener el trabajillo que tenía en el último ayuntamiento de una de las provincias más pobres de España, fuera la gobernadora del Banco de España, se habría metido en el bolsillo el 1% del PIB, por lo menos. Reflexión de la que deduje que el “pobre” Mariano Rubio era, en el fondo, un bendito, pues solamente defraudó algunos millones de pelas, siendo como era nada menos que el gobernador del Banco de España…

  • ana rodrigo

     
    Nacemos con la ambivalencia de ser potencialmente bondadosos y honrados, o seguir con ese “pecado original” o con esa incapacidad genética para evitar la ambición con todas las derivaciones de desigual reparto de bienes y las injusticias consecuentes.
     
    Esto podríamos aplicarlo a título personal, en cuyo caso serían islotes sueltos lo que se produciría, pero cuando se legisla de forma que sea posible la amnistía fiscal, que haya leyes laborales injustas con sueldos disparatadamente desiguales, unos sueldos de los políticos y altos cargos (Lagarder (condenada en Francia), Rodrigo Rato, Strauss Kahn) desmesurados, sueldos desmesurados y personajes corruptos, o que se mire para otro lado ante el fraude fiscal, la banca, o que se legalice la especulación inmobiliaria, además de problemas con la judicatura, el comercio de armas, Trump elegido presidente de EEUU, etc. etc….., podríamos deducir que la corrupción está en las entrañas de la política, de los organismos internacionales y de la estructura económica mundial.
     
    Nunca en la historia de la humanidad ha sido más fácil robar, y robar en cantidades ingentes, y nunca ha sido tan fácil el poder evitarlo con los medios tecnológicos y la conciencia democrática generalizada que existe en este momento. ¿Por qué la corrupción campa a sus anchas a pesar de todo y cada vez más (paraísos fiscales)? Quién le pone el cascabel al gato, ¿los mismos que tienen el poder y la capacidad de corromperse?
     
    Ah, pero cuando surgen partidos políticos populares que dicen evidencian estas corrupciones, entonces se pone el grito en el cielo y se les llama populismos peligrosos, inconscientes e inmaduros. ¡Cuánta impotencia!
     

  • ana rodrigo

     
    Nacemos con la ambivalencia de ser potencialmente bondadosos y honrados, o seguir con ese “pecado original” o con esa incapacidad genética para evitar la ambición con todas las derivaciones de desigual reparto de bienes y las injusticias consecuentes.
     
    Esto podríamos aplicarlo a título personal, en cuyo caso serían islotes sueltos lo que se produciría, pero cuando se legisla de forma que sea posible la amnistía fiscal, que haya leyes laborales injustas con sueldos disparatadamente desiguales, unos sueldos de los políticos y altos cargos (Lagarder (condenada en Francia), Rodrigo Rato, Strauss Kahn) desmesurados, sueldos desmesurados y personajes corruptos, o que se mire para otro lado ante el fraude fiscal, la banca, o que se legalice la especulación inmobiliaria, además de problemas con la judicatura, el comercio de armas, Trump elegido presidente de EEUU, etc. etc….., podríamos deducir que la corrupción está en las entrañas de la política, de los organismos internacionales y de la estructura económica mundial.
     
    Nunca en la historia de la humanidad ha sido más fácil robar, y robar en cantidades ingentes, y nunca ha sido tan fácil el poder evitarlo con los medios tecnológicos y la conciencia democrática generalizada que existe en este momento. ¿Por qué la corrupción campa a sus anchas a pesar de todo y cada vez más (paraísos fiscales)? Quién le pone el cascabel al gato, ¿los mismos que tienen el poder y la capacidad de corromperse?
     
    Ah, pero cuando surgen partidos políticos populares que evidencian estas corrupciones, entonces se pone el grito en el cielo por parte de la casta y sus compinches (votantes y periodistas) y se les llama populismos peligrosos, inconscientes e inmaduros. ¡Cuánta impotencia!
     

  • mª pilar

    ¡Gracias Oscar!

    Por recordarnos la claridad con que explica el proceder del Galileo Jesús.

    Es un tesoro  este  libro “Un paso, un mundo” Cualquier persona puede comprender por donde iban las enseñanzas que impartía.

    De ahí… la fuerza de los enemigos que veían peligrar sus bienes… en toda su extensión… muy variada por cierto.

    ¡Gracias! Es un libro para tenerlo en la cabecera y no olvidarlo.

    pili-mª pilar

  • George R Porta

    Leo en la entrada de Oscar: “La liberación no es fruto de una actuación mágica del Galileo sino que se realiza cuando el hombre adopta la firme decisión de salir de su sometimiento.” 

    No cuestiono ni la hermenéutica ni la exégesis de esta perícopa. Cuestiona la naturaleza de la liberación, de la adquisición de la libertad a base de ejercerla, pero la entiendo en el sentido sartreano (El Existencialismo es un Humanismo, 1946) de que el actuar libre sea causado por la necesidad. No puede faltar la libertad cuando se tiene el derecho o la obligación incuestionable de algo.

    Si los pobres desean una mejor calidad de vida es porque tienen derecho a ello, como los poseídos deseaban una vida sin posesión diabólica. Para obtenerla no puede faltarles la libertad, se la de o no la ley, sea sábado o viernes para que el libertador pueda consentirla, si la tienen al alcance de la mano pueden servirse de ella, de la ocasión para actuar y liberarse de la opresión. Esa fue la premisa fundamental de la revolución en Cuba. Cómo se materializa eso y como se mantiene cuando los demonios se rebelan y niegan a ceder, es materia de otra conversación.

    En el caso citado del evangelio de Marcos era cierta la acusación farisaica de que los demonios obedecían al Galileo pero era errónea la interpretación de que para que le obedecieran fuese necesario que el Galileo mismo estuviese endemoniado o fuese demoníaco. Es precisamente lo contrario.

  • oscar varela

    UN PASO, UN MUNDO – Salvador Santos – Fascículo 15 – EL NAUFRAGIO DE LOS CERDOS 
    (Mc.5,11-13)
     
     “Había allí, en la falda del monte, una gran piara de cerdos hozando. Los espíritus le rogaron:
    – Mándanos a los cerdos para que nos metamos en ellos.
    Él se lo permitió.
    Salieron los espíritus inmundos y se metieron en los cerdos; y la piara se precipitó acantilado abajo hasta el mar, unos dos mil, y se fueron ahogando en el mar.” (Mc 5, 11-13).
    …………………
     
    Nuestro narrador no ha querido quedarse corto y habla de “una gran piara”. El dato tiene que ver con el numeroso contingente (“legión”) de fuerzas armadas ocupantes. A su vez, con la descomunal potencia ideológica y económica al abrigo de este poderío militar.
     
    La gran manada ilustra gráficamente la situación de invasión y sometimiento padecida tanto por la demarcación de la Decápolis como por el territorio judío.
     
    Marcos precisa en qué se entretenía la gran piara de cerdos junto al monte: “hozando”. Esta tarea de engullir alude a la finalidad económico-financiera de la ocupación. El que invade y domina busca su propio engorde.
     
    Con altiva e inútil quietud, la religión (el monte) ornamenta todo el espacio. A su amparo, el colosal patrimonio (gran piara) de los poderosos, siempre en la sombra. Desde el sagrado cobijo se apoderan de la región, invadiéndola (cerdos), con el único objetivo de incrementar sus beneficios económicos (pastando).
     
    La fuerza militar, el poder político y la estructura económica, aliados con la religión, son los brazos con los que el sistema ejerce su actividad estranguladora sobre personas y pueblos.
    ……………..
     
    – A todo esto…, con los cochinos en el escenario, Marcos introduce la primera intervención: “Y le rogaron a él, diciendo”.
     
    La firmeza de la petición de los indefinidos sujetos a los que señala el plural de los verbos: “Déjanos ir a los cerdos para que nos metamos en ellos” corrobora el convencimiento del hombre.
     
    Marcos da cuenta de la postura del Galileo: “Él se lo permitió”. La actuación del Galileo se reduce a no impedir.
     
    A la ideología violenta del sistema, opone el Galileo el mayor obstáculo que ella podría esperar: la libertad. La libertad del hombre la condena al fracaso, permitiéndole como último recurso su regreso al lugar donde fue engendrada, ¡a los cerdos!
     
    La liberación no es fruto de una actuación mágica del Galileo sino que se realiza cuando el hombre adopta la firme decisión de salir de su sometimiento.
    ………………….
     
    A continuación, Marcos describe la opción aceptada por el hombre: “Salieron los espíritus inmundos y se metieron en los cerdos”. La frase cuenta sucintamente que ocurrió lo previsible.
     
    El primer movimiento, “salieron”, determina el instante en que el hombre se desprende del lastre agobiante.
     
    A partir de producirse la liberación, desaparece de forma instantánea la confusión que dificultaba saber quién actuaba, el hombre o las ideologías alienantes. Una vez recobrada por el hombre su identidad humana se citan con claridad los sujetos que “salen”: “los espíritus inmundos”; es decir, la fuerzas ideológicas que trabajan en dirección contraria al proyecto humano.
     
    El segundo movimiento, “entrar”, mantiene una correspondencia directa con el primero (“salir”). Una vez fuera del hombre, las cochinas ideologías invaden los cerdos.
     
    Marcos parece avisar: las ideas originarias del sistema no viven sueltas ni aisladas. Por su misma naturaleza, son invasoras, requieren para subsistir colectivos que las apliquen y las lleven a cabo.
     
    Lo que no entraba en lo previsto fue el efecto irremediable causado por la entrada de los espíritus inmundos en los cerdos: “y la piara se precipitó acantilado abajo hasta el mar”.
     
    El fatal destino de cerdos e ideologías se produce como consecuencia directa de la recién inaugurada libertad del hombre.
     
    Marcos se ha servido del soporte de los cerdos para exponer que el hombre se libra definitivamente de la tiranía cuando rechaza la ideología que los tiranos abanderan y se decanta por la libertad.
     
    Lo que los discípulos querían lograr por medio de la violencia revolucionaria, derrotar al imperio romano, el Galileo les asegura que lo consigue la libertad puesta en práctica: “la piara se precipitó acantilado abajo hasta el mar…”.
    ……………………
     
    El movimiento de arrebato de la piara (“se precipitó”) contrasta con su apacible campear previo junto al monte. El enorme patrimonio pasa de una relajada actividad de engorde ininterrumpido al inquietante estado de excitación manifestado por su acción impulsiva.
     
    Este cambio ocurre cuando el hombre comienza a ser libre. En tanto el hombre está esclavo, el aparato del poder político, social y económico, así como los poderosos que lo mueven, se atocinan y robustecen. Cuando el hombre accede a la libertad pierden el sosiego y entran en estado de agitación.
     
    La esclavitud es el cebadero del que se nutre el sistema. Sin ella, hasta el imperio dominante pierde su energía, entra en fase crítica y se coloca al borde de su ruina. El sistema violento no teme el enfrentamiento directo, sino perder el sustento que le proporciona la sumisión. El final del sistema se inicia con la libertad de los humillados.
     
    La movilización de tan abundante marranería ratifica lo descaminado que iba el hombre. El ideario del gran imperio le procuraba su desvarío. La fórmula con la que Marcos explica la dirección tomada por la piara en su precipitación advierte sobre un camino rápido y suicida: “desde lo alto del barranco” o “barranco abajo”. Cualquiera de las dos traducciones dibuja plásticamente la caída libre por un itinerario corto y sin vuelta atrás.
     
    Ante la libertad propuesta por la sociedad alternativa, el credo de los poderosos se desvanece y, desorientado, se lleva por delante la fuente de su riqueza.
     
    Aún así, lo peor, según Marcos, no es el derrumbe sino el lugar donde termina: “hasta el mar”, que determina el espacio natural propio de las ideologías que desnaturalizan al ser humano. Su ahogamiento en el mar certifica su hostilidad hacia el proyecto humano y el carácter definitivo de su final.
     
    Para disipar dudas respecto a ese último aspecto, no tiene reparos en reiterar: “y se fueron ahogando en el mar”. No es casual que relate la circunstancia del fatal desenlace como un suceso progresivo que afectó a la totalidad de la piara. Apunta a que se produjo por sofoco, por asfixia; la manera característica de consumirse las ideologías. La inclusión de esta forma verbal (“se fueron ahogando”) bastaba para haber dado por concluido el incidente, pero Marcos, incluso a costa de restarle alguna relevancia al verbo, repite acentuando el valor simbólico del hecho: “en el mar”. El mar ratifica lo rotundo del final de las ideologías. El lugar desde donde declaran su hostilidad al proyecto humano será su tumba.
     
    El apunte resulta aleccionador. Los integrantes de la sociedad alternativa no deben temer que el proyecto pueda acabar siendo tragado por el mar. Esa fue la reacción de los discípulos durante la tormenta en la barca: “Vamos a sucumbir ¿y no te importa?” Es la estructura ideológica de los imperios dominantes la que tiene perdido el futuro.
     
    El abundante patrimonio está relacionado con la esclavitud y la pobreza. Para acumular mayor riqueza, se hace necesario generar abundante miseria. La libertad del hombre produce el desplome de esa perniciosa estructura económica. Salir de sus fauces la debilita.
    ………………….

  • ELOY

    Cabe preguntarse: ¿Qué estructuras y normativas (amén de los comportamientos personales o de determinados grupos )   concretas,  mercantiles, laborales, industriales, financieras, políticas, judiciales  etc. facilitan, promueven e incentivan comportamientos corruptos?.

    Hay , pienso, que incidir en eso. Por ejemplo hoy el Congreso de los Diputados, según leo en la prensa está trabajando para que las personas contratadas  y subcontratadas puedan tener los mismos derechos, de modo que en las subcontratas no puedan rebajarse los salarios de los trabajadores.

    Leo en “diario.es”:

    El Congreso aprueba la proposición de ley presentada por el PSOE que impedirá que los externalizados tengan peores condiciones que las plantillas contratadas por las empresas (…)

    por eso, además de las criticas generales pienso que sería importante efectuar la critica y denuncia de las situaciones concretas.

    Por ejemplo en el campo laboral, (como consecuencia quizá de la mayor permisividad de convenios de empresa) se está generalizando que algunos empresarios y empresas han suprimido las pagas “extraordinarias” alegando que el importe de las mismas ya va prorrateado en el sueldo mensual, sin declarar expresamente cual sería el sueldo sin dichas pagas, y no dando opción al trabajador a percibir las pagas extraordinarias, en su caso, con la correspondiente disminución de la paga mensual.

    Ahora también se establecen jornadas superiores a  las 8 horas diarias, porque las empresas ejercen o pueden ejercer su derecho a considerar que el límite de las 8 horas no sea diario sino en cómputo semanal o mensual.

    En fin son muchos los vericuetos por los que se pueden producir tantos y tantos abusos en el campo de las relaciones laborales (jornadas. horarios, sueldos   sobre todo a personas con menos capacidad de tener otras oportunidades laborales y con precariedad económica, de conocimiento, de discapacidad etc. que de todo hay.

    Apelaba Marcuse en “El final de la Utopía”, al necesario papel liberador de los “técnicos” , porque se puede ser técnico de la presión o de la liberación.

    Es necesario que los técnicos (que conocen la especialidad de cada disciplina del saber y de la organización social) lo sean de la liberación y contribuyan con su denuncia pública a poner de manifiesto las estructuras y normativas concretas que  facilitan, promueven e incentivan comportamientos corruptos y de abuso , especialmente de las personas en situaciones más precarias.

     

     

  • George R Porta

     
    El DRAE reconoce estas dos primeras acepciones al vocablo “corromper” (del latín corrumpĕre) 1. Alterar y trastrocar la forma de algo; y 2. Echar a perder, depravar, dañar o pudrir algo.
     
     
     
    La pobreza es tan vieja como la economía y la distribución de los bienes naturales; desde el tiempo en que los mismos dejaron de estar libremente al alcance de quien los necesitara. Poner fecha es muy difícil.
     
     
     
    La tendencia competitiva de la lucha por la seguridad y por la dominación en función del usufructo o explotación de la labor o el trabajo de otros es más reciente.
     
     
     
    La legitimización de la propiedad privada que es el resultado del maridaje de los dos anteriores es igualmente imposible de establecer, pero tiene que ver, según no solo F. Engels, sino muchos estudiosos con el establecimiento de la familia y, por ese camino, con la constitución de un Estado que protege la urdimbre fatal de todo ello.
     
     
     
    Hoy día, no importa la historia del progreso del Mundo hasta la fecha, lo que mejor encarna este proceso de descomposición moral que ya es un elemento cultural posiblemente universal, es el despelote de los Mercados y los políticos que los patrocinan, pero no nos quedamos atrás lo que cada uno hace para dislocar al contrario o al vecino para beneficio propio.
     
     
     
    El fratricidio no terminó en la leyenda de Caín y Abel no importa cuán histórica sea (que no lo es) ni cuan antigua sea la idea de narrar esa realidad. Se repite su narración y el énfasis en lo contrario a lo largo de Biblia (aunque no es el único libro sagrado que lo menciona), porque llevamos en la sangre el germen de la corrupción. Pocas horas después de cesar la respiración al fin puede manifestarse en nosotros la corrupción en todo su “esplendor” y toda su fuerza hasta el punto de hacernos literalmente “polvo”.
     
     
     
    Estas son las cuestiones que obligan a repensar la afirmación de la libertad ontológica, la bondad natural y la creencia en que todo haya sido creado (o diseñado con tan poca inteligencia) por una divinidad que ya llevaba demasiado tiempo sin hacer nada mejor que jugar con barro.
     
     
     
    Nadie tiene que decirnos lo que está mal, ni lo que hacemos mal, ni cuando es necesario detener la carrera para que “el otro que tiene que conseguir un par de zapatos para su hermanita” la gane (film Los Niños del Cielo, 1997). Y esa “circunstancia universal” pudiera ser evidencia de que, en efecto, nuestro origen no sea naturalmente malo.
     
     
     
     
     

  • pepe blanco

    Estoy de acuerdo con la tesis básica de este texto, según la cual, la corrupción es un problema cultural. Precisamente, hace un par de días, reclamaba en un comentario en otro hilo,  mucha educación contra la corrupción.

    Con lo que no estoy de acuerdo es con que -en general- “la corrupción es un componente constitutivo de la cultura que se nos está imponiendo, cada día con más fuerza”, en palabras de Castillo. Tampoco estoy de acuerdo con que “la cultura de la ambición sin límites” sea la causa de la corrupción.

    Creo que no es así, por lo menos en mi tierra gallega, que es la que conozco mejor. Y tampoco creo que lo sea en el resto de España. El sentido corrompido de la cosa pública, la falta de espíritu cívico y de mentalidad democrática de una cantidad muy grande de gente, no tiene nada que ver ni con el Banco Mundial, ni con el FMI, ni con Bretton Woods, ni con nada que se le parezca.

    El espíritu feudal y caciquil del rural gallego, es muy anterior a todas esas instituciones, como también es muy anterior el sentido exacerbado de la propiedad privada y el desinterés total por todo lo público.

    Tampoco se trata necesariamente de un problema de ambición desmedida. Cuando un señor hablaba con Baltar (expresidente de la Diputación de Ourense) para que enchufara a un hijo o a una hija, no creo que estuviera manifestando una ambición extrema: solamente pedía un puesto de trabajo mínimamente digno para su hijo o hija. Algo comprensible en un padre. Lo que ya no es aceptable es que la relación de parentesco, de amistad o de vasallaje hacia el presidente, prevalezca sobre los méritos de las personas que opten a ese puesto de trabajo. Ese estado de cosas es esencialmente corrupto y no es consecuencia del neoliberalismo ni de la modernidad. Qué va, es muy anterior.

    La otra forma más extendida de corrupción de la sociedad es la economía sumergida, que evade impuestos y alcanza, en España, hasta el 20% del PIB, unos 190.000 millones de euros. Es una barbaridad. Si toda esa economía sumergida que arrastramos desde hace mucho tiempo, hubiera estado pagando impuestos durante las últimas décadas (actualmente, el 21% de IVA, en general) el estado de las servicios públicos y de las cuentas públicas de España, sería hoy completamente diferente. Tampoco parece que en su origen estén le FMI ni el Banco Mundial, sino la tradición secular de la que venimos de una economía de subsistencia, completamente ajena al IRPF, al IVA, a los impresos, a las tasas, a los trámites burocráticos, etc.

    Un aspecto de la corrupción que sí se ha visto favorecido por la cultura aconómica del momento, como ya mencioné hace un par de días, son los fraudes a que pueden dar lugar las contratas públicas, que siempre ha habido pero, con el neoliberalismo, su práctica ha aumentado exponencialmente. Pero creo que el caldo de cultivo para que ese tipo de prácticas corruptas haya triunfado, ya estaba presente en la sociedad.

     

  • Pepe Carpena Palao

    Mientras que no sea así, siempre nos quedará el “tú más” que relativiza nuestro comportamiento  en este y otros asuntos.