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Las mujeres musulmanas son las primeras en padecer las consecuencias de la Islamofobia en Europa

Honorio2

Para información y debate entre los visitantes de Atrio que queréis solidarizaros con las víctimas, creo que puede ser muy esclarecedor este artículo de la investigadora Intissar Kherigi, publicado en Midle East Eye y que he traducido para vosotros del francés. A él me llevó un boletín del portal ACRE (Acción para el Encuentro de Culturas y Religiones en Europa) que me remitió un amigo. Os pregunto: ¿vale la pena este esfuerzo cuando uno encuentra en este océano de Internet algo que le llama la atención? ¿No será éste el medio de hacer  de ATRIO cada vez más un encuentro de personas e ideas cada vez más autogestionado?

 

El título es la conclusión clave del primer informe europeo relativo a la discriminación de las mujeres musulmanas, realizado por la Red europea de lucha contra el racismo, hecho público en Bruselas la semana anterior. [Ver todo el amplio Informe de la Red en inglés].

Este informe, que implica a ocho países europeos, se concentra sobre la discriminación en el acceso al empleo, pero también en la educación y los crímenes de odio. En él se informa que las mujeres musulmanas deben enfrentarse a una “triple sentencia” -son víctimas de la misma discriminación ligada a su sexo como otras mujeres, y a esta se viene a añadir la discriminación racial y religiosa por el hecho de su origen, el color de su piel y su fe religiosa.

Estas formas de discriminación se manifiestan de diferentes maneras por muy complejas que sean, por ejemplo, en el Reino Unido una mujer blanca sobre treinta ha sido ilegalmente cuestionada sobre sus intenciones de casarse o de tener hijos, mientras que esto afecta a una mujer pakistaní sobre ocho, es decir, cuatro veces más mujeres musulmanas son cuestionadas. Un empleador sobre cuatro en el Reino Unido admite igualmente que dudaría en emplear a una musulmana por estereotipos culturales, insistiendo en que todo lo que respecta al cuidado de los niños sería un problema.

Por otra parte, un problema más se origina, evidentemente por el hecho de que las musulmanas que llevan el velo sufren niveles más altos de prejuicios que las otras. A pesar de las reglamentaciones jurídicas establecidas para luchar contra la discriminación en el empleo sobre la base de la religión o de la fe, las musulmanas quedan generalmente excluidas de oportunidades profesionales en Europa. Cuarenta y cuatro por ciento de los empleadores belgas declaran que llevar el velo tiene una influencia negativa a la hora de la selección de las candidatas. En Francia, los tests realizados muestran que las demandantes de empleo con nombre de sonidos franceses y las de nombre de sonido árabe que lleven un velo presentan una diferencia de 71 puntos a la hora de ser seleccionadas para un empleo.

Las que tienen la suerte de conseguir un empleo a pesar de los obstáculos, la mayor parte deben hacer frente a la discriminación una vez instaladas en su puesto de trabajo: entre los cuales están el asedio, los insultos, las observaciones discriminatorias, la ausencia de progresión profesional o el despido. Cuando las musulmanas deben afrontar ataques discriminatorios, la reacción de los empleadores consiste generalmente en someterlas a presión, despedirlas o penalizarlas, más que a ponerse de su lado.

Un dossier francés presentado a la Corte europea de justicia es un buen ejemplo -una ingeniera proyectista ha sido despedida cuando un cliente se ha quejado porque llevaba el velo, cosa que “molestaba” a la sociedad. En vez de apoyar a la empleada, el empleador ha pedido a la joven que respete el principio de neutralidad a la hora de elegir su vestimenta antes de atender a los clientes, aunque este principio no tiene ningún valor jurídico en el sector privado. Cuando la empleada rechazó esta orden, fue despedida.

Para las mujeres que prefieren luchar contra la discriminación en los tribunales, las posibilidades de éxito son mínimas. Mientras que un cuadro legislativo solido que prohíbe la discriminación en el empleo, teóricamente, las sociedades y los gobiernos se apoyan sobre vagas excepciones para justificar la discriminación de la que son víctimas las mujeres musulmanas.

LA IGUALDAD ABOFETEADA

En Francia de forma más extendida, en Bélgica y en Alemania, los Estados se apoyan sobre una interpretación muy particular de la “laicidad” o de la “neutralidad” para impedir a las musulmanas llevar el velo en un gran número de puestos de trabajo del sector público. Estos dos conceptos desarrollados en su origen para asegurar que los Estados traten a los individuos con equidad, ahora son interpretados de una forma que se traduce directamente en la discriminación con relación a individuos de diferentes religiones o creencias.

Una vez que los conceptos de “neutralidad” y “laicidad” han sido utilizados por los Estados para extirpar los símbolos religiosos del sector público, se convierten rápidamente en herramientas utilizadas también por el sector privado. Imponiendo una interpretación discriminatoria de estos principios, los Estados abren así el camino a los empleadores del sector privado. Esto deja anualmente un número creciente de mujeres musulmanas, portadoras del velo y diplomadas en universidades francesas, obligadas a a enfrentarse a una muralla de exclusión y de rechazo. En el marco de la búsqueda de empleo, las musulmanas no se benefician de los principios de “libertad, igualdad y fraternidad”

Para luchar contra tal discriminación, el informe muestra cómo las musulmanas usan un gran número de estrategias. Algunas intentan adaptarse a las prácticas discriminatorias de los empleadores (“estrategia de esquivar el golpe”) pidiendo actuar en la sombra para evitar el contacto con los clientes, lo que les permite conservar el empleo respondiendo de forma satisfactoria al deseo de su jefe en términos de invisibilidad.

Algunas deben afrontar una situación delicada cuando se les exige escoger entre sus convicciones personales y sus aspiraciones, y se quitan el velo. Otra estrategia consiste en “abandonar”, volviendo hacia el empresariado y el trabajo autónomo (fenómeno creciente en Francia), o a abandonar su carrera, lo que se traduce en la frustración y el aislamiento.

La posición adoptada por la Corte Europea de Derechos del Hombre es particularmente decepcionante, como ha comentado un experto jurídico a la hora del lanzamiento de este informe. La Corte no ha defendido jamás el derecho de una mujer musulmana a llevar un velo en la educación o el empleo.

Tras varios años de lucha jurídica, las mujeres que han presentado querellas ante los tribunales han sido privadas de su libertad religiosa y esto, por diferentes principios como seguridad pública, normas sociales establecidas, laicidad, protección de los derechos de los otros individuos, o igualdad de los sexos.

El tribunal más poderoso del mundo, nombrado para defender los ideales de la sociedad democrática y pluralista, ha defendido continuamente medidas de prohibición de llevar el velo, apoyándose sobre las proclamas gubernamentales aplicadas en el Islam a las mujeres musulmanas, enumerando los estereotipos no defendidos por las pruebas.

LAS MUSULMANAS SON EL BLANCO DE TIRO

El descubrimiento más significativo del informe es que la Islamofobia es una forma de discriminación que se apoya específicamente en el sexo. No afecta a los hombres y a las mujeres de la misma manera, las musulmanas tienen muchos más riesgos de ser víctimas de crímenes de odio y de discursos agresivos que los hombres musulmanes, sobre todo si llevan velo. Ellas son el blanco de amenazas, discursos rencorosos, violencia, agresiones y odio sistemático.

En los Países Bajos, el 90% de víctimas de incidentes de islamofobia que han presentado querella ante la organización Meld Islamofobia en 2015 eran musulmanas. En Francia, 81,5% de las violencias islamófobas registradas por el órgano de lucha colectiva contra la Islamofobia en 2014 tenían por blanco a mujeres, de las cuales la mayor parte llevan un signo visible de religión.

Las estadísticas presentadas en el informe representan únicamente la parte del iceberg, según un estudio de la Agencia europea de Derechos humanos, 79% de musulmanes interrogados no han señalado su experiencia de discriminación más reciente a un organismo competente y una media de 80% de las personas interrogadas no llegaban a nombrar un organismo de lucha contra la discriminación capaz de darles la ayuda o aconsejar a los individuos víctimas de discriminación.

A pesar del crecimiento evidente de las agresiones islamófobas documentadas por diversas ONG, la mayor parte de Estados de la U.E. no registran los datos relativos a las víctimas de agresiones cometidas por causas religiosas, ni los datos estadísticos. Sin estadísticas oficiales que permitan medir la amplitud del problema, resulta cómodo ignorar el problema.

Para los islamófobos y para una parte muy amplia de la sociedad, las musulmanas están “marcadas” por su forma de vestir que no hace relación a una elección personal, sino a un elemento dedicado a alimentar el debate público, impregnado de significados y prejuicios impuestos por la sociedad, los massmedia y la explotación política

ESCUCHAR A LAS VÍCTIMAS

Mientras los debates públicos que surgen en Europa se refieren aparentemente a su autonomía y liberación, nadie les consulta a ellas. Este informe, por primera vez, pone a las mujeres en el centro e intenta comprender sus experiencias y su realidad

Ya es hora de tomar en serio este problema. La discriminación que descubre el informa de ENAR es únicamente un síntoma de un malestar mucho más profundo que ataca a cada elemento de la democracia europea. El odio y la intolerancia son moneda de uso corriente en los discursos políticos, nociones usadas por los gobiernos para distraer a su audiencia de su incapacidad para ofrecer una movilidad social y oportunidades económicas a las generaciones futuras.

Adoptar el discurso antiliberal de los movimientos radicales y de extrema derecha no sirve más que para reforzar el poder de atracción. Es tiempo para los gobiernos europeos de afirmar su compromiso en el respeto de los principios fundamentales de la democracia, los derechos del hombre y la igualdad de los principios adoptados precisamente para asegurar que Europa llegue a superar tales conflictos y tamaño genocidio.

Es ya tiempo de que estuchemos la voz de las víctimas, y no la de aquellos que pretenden volver a hundir a Europa en los meandros de un pasado de intolerancia no tan lejano.

5 comentarios

  • h.cadarso

    Figúrate, Oscar, que soy paisano de la misma tierra de Alonso de Ertzilla, el primer escritor chileno de la historia, y de Juan Ramón Jiménez, y del primer escritor castellano Gonzalo de Berceo…Lo que pasa es que en mi tierra el árabe dejó huellas muy hondas y nombres dee lugares como Alcanadre, Alfaro, Albelda, Alhama, Alcarama.., de cuando España se llamaba Al Andalus y las iglesias mezquitas y los mejores escritores árabes eran de Sevilla o de Córdoba o de Murcia…A lo mejor tengo cierta querencia por lo que fuimos en el pasado…

  • oscar varela

    honorio

    frances? – Ok!

    ¿Lees castellano?

  • h.cadarso

    Cumpa Oscar: Gonzalo te responde. Yo añado que todo lo que envío a Antonio queda a disposición de él, que también lo dice Gonzalo. Doy clase de francés a vecinos de este pueblo, como un entretenimiento de jubilado, y este trabajo de traducir me viene bien.

    De todos modos pienso que todo lo que nos abra horizontes poco frecuentados en Atrio “puede” resultar interesante. Estoy intentando difundir este artículo sobre las mujeres musulmanas entre las que viven en España y en el País vasco. Colaboro con una paisana que casada con un palestino que intenta promover una asociación de mujeres musulmanas en nuestro pueblo….

  • oscar varela

    Hola!

    Pregunta el Cumpa honorio:

    – “ ¿vale la pena este esfuerzo cuando uno encuentra en este océano de Internet algo que le llama la atención? “-

    ¡Vale!

  • Gonzalo Haya

    Sí, vale la pena traducir y aportar informaciones o artículos que puedan ser de interés para los lectores de Atrio, aunque su publicación quede a juicio del Administrador.