Parece que entre los católicos se discute si es mejor dar a los pobres un trabajo y un salario digno, o mantenerlos a base de limosnas para que aguanten su miseria el mayor tiempo posible…
Mientras más de cien mil personas jalean al Papa Francisco y a Santa Teresa de Calcuta en Roma, en la India, en la Universidad de Ottawa y en muchos lugares de la cristiandad y el agnosticismo se ponen en solfa las prácticas y prédicas de la nueva santa: las prácticas de una medicina en la que se atan los niños a las camas, se reutilizan jeringuillas hipodérmicas para varias inyecciones, se fuerza a los enfermos a convertirse al catolicismo.
O bien que la santa enferma acudiese a ser atendida en los mejores hospitales del Occidente, y recibiese el apoyo económico de personas de muy dudoso comportamiento financiero, y llevase una contabilidad llena de oscuridades y silencios…
Las prédicas como aquella de que “el mayor destructor de la paz es el aborto”, las condenas del divorcio y de los métodos anticonceptivos, tesis todas ellas ajenas a las que en este momento sustenta el Papa Francisco.
Para más inri, el supuesto milagro que decidió la canonización de la nueva santa, la curación de un cáncer, según el médico que atendió a la enferma en cuestión no pasaba de ser un quiste que se curó gracias al tratamiento médico adecuado.
El proceso de canonización de Teresa de Calcuta fue iniciado por el Papa Juan Pablo II, cuyas ideas sobre la caridad cristiana y el socialismo, sobre los anticonceptivos y el aborto, eran muy afines con las de la Madre Teresa de Calcuta. Por eso resulta un tanto sorprendente que el Papa Francisco, tan diferente en sus ideas sobre socialismo, caridad y control de la natalidad son tan diferentes de las de su predecesor, se haya prestado a coronar el proceso y elevar a la “santa de los pobres” los altares.
Todo esto ha ocurrido un tanto lejos y al margen de lo que nos pasa aquí enredados como estamos en tantas campañas electorales y tantas investiduras estériles.
Pero quizá el debate es el mismo. Mientras unos sostienen que a los desfavorecidos de la fortuna hay que mantenerlos a base de subvenciones y donativos y limosnas, otros se empeñan en que hay que erradicar el trabajo precario y el paro, pagar unos salarios dignos, sostener una sanidad de calidad y unas viviendas accesibles a todos los bolsillos y una educación como Dios manda.
El caso es que en ambos bandos hay no pocos que se dicen católicos y otros que pasan de religiones.
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Otros artículos interesantes sobre el tema:
- Jesús Bastante, moderado subdirector de Religión Digital, en eldiario.es:
El Vaticano hace santa a la Madre Teresa entre acusaciones de fraude
- Juan G. Bedoya, veterano comentarista religioso de El País:
Los santos no siempre son ejemplares
- Ana Gabriel Rojas, desde Nueva Delhi, en El País
Amigo Luis Alberto: Agradezco su participación en este diálogo sobre Teresa de Calcuta. Nadie tenemos derecho de juzgar las intenciones de las personas, la Madre Teresa fue hija de su época y de las mentalidades que entonces se respiraban y de la formación que recibió.
El problema es más bien relativo a los criterios que rigen en los medios eclesiásticos para definir y valorar a una persona y subirla a los altares o no. En España la Iglesia y el Vaticano han decidido que todos los católicos que fueron asesinados en la guerra civil en el lado de Franco tienen acceso directo a los altares y han sido alzados a los mismos en grupos de cien, quinientos y más. En cambio, en el Vaticano no parece valorarse el martirio de Moseñor Romero en Panamá o de Ignacio Ellacuría en El Salvador… Y, !casualidad! los primeros están situados del lado de los que dieron el golpe militar en 1936,golpe que fue bendecido por buena parte del episcopado español, mientras que Monseñor Romero e Ignacio Ellacuría fueron víctimasde elementos de extrema derecha…
Todos estos gestos de la Iglesia suscitan en la opinión pública unas reacciones de las que a mí y a muchos más nos ha parecido oportuno tomar nota. No son denuncias gratuitas, al parecer, proceden de universidades que las documentan y las razonan. O son hechos incontravertidos que forman parte de la historia reconocida por todos.
Todos mis respetos hacia la Madre Teresa, pero mantengo mis preguntas a la Iglesia y mis críticas por los criterios que se manejan a la hora de subir a los altares a este sí y a aquel no. Y no me siento manipulado por el diablo, ni mucho menos. Para algo nos ha dado Dios la facultad de ver, oír, pensar y hablar y escribir…
Yo tengo una explicación personal de por qué la odian y atacan tanto. Es una explicación teológica.He leído un libro sobre otra santa: Sor Patrocinio. Esa mujer había sido atormentada por el diablo, hasta que se la apareció la Virgen y la dijo que, en adelante, el diablo ya no tendría permiso para atormentarla.El diablo se enfureció y dijo que, ya que no podía atacarla directamente, lo haría indirectamente, a través de los hombres. La perseguiría en esta vida y después de muerta.Y lo hizo. Esa mujer tuvo que hacer frente a calumnias y al odio de mucha gente. Y ese odio y esas calumnias continuaron tras su muerte. Naturalmente, también tuvo gente que la quería. Pero hace de eso más de un siglo, y Sor Patrocinio sigue siendo una mujer polémica, porque despierta odios y amores.Pues eso: el diablo odia a la Madre Teresa, y la va a perseguir con odios y calumnias hasta después de muerta.
“Ni chicha ni limonada” se dice aquí en mi país, la aptitud de una persona.
Dice un adagio latino muy antiguo: “La virtud se encuentra en el medio cuando los polos son viciosos”.
Hoy muchos se esfuerzan en “rebuscar”, o “crear” en la vida de la madre Teresa supuestos lados oscuros. Pregunto: ¿Quién no ha experimentado su “lado oscuro” en algún momento de su vida? En el tiempo del holocausto, ¿miles de judíos habrían dejado de creer en Dios? Quizás si, quizás no. No lo sé. Lo que sí sé es que hoy muchos se hacen esta pregunta: “¿Dónde estuvo Dios?”.
No olvidemos que hasta el Maestro experimentó esta “lejanía” de Dios: “¿Padre, ¿por qué me han abandonado?”. Si esto lo ha experimentado el Maestro, ¿quién soy yo para decír que Dios no existe? Me pregunto ¿quién abandona a quién?
De la misma manera, la Virgen María al contemplar a su Hijo en la cruz, ¿dejó de creer en Yahvé? Bueno, esto es lo que experimentó la madre Teresa de Calcuta al ver la muerte y el sufrimiento en los más pobres.
Pero, ¿de qué se le acusa a la madre Teresa de Calcuta? Veamos algunos de sus “crímenes”.
-No estuvo con los más pobres.
– Aceptó dinero de dictadores y empresarios corruptos.
-Se atendió en los mejores hospitales.
-Traficaba con niños huérfanos.
-Convertía al catolicismo a la “fuerza”.
-Tenia “casas de la muerte”.
-Reutilizaba jeringas descartables y sin trato “profesional”.
Estos son algunos “crímenes” que la madre teresa de Calcuta hizo en vida. Es posible que la madre Teresa desde el cielo, esté diciendo: “Padre perdónales porque no saben lo que dicen”. Así es, no sabemos porque no lo hemos visto con nuestros “propios ojos”. Aún si fuera cierto (la intención de Teresa): DUDO.
Es muy fácil hoy hablar de la muerte, del sufrimiento desde un escritorio y teniendo todas las comodidades, y no TOCAR la muerte y el sufrimiento en carne propia.
En cuanto a los milagros de Teresa de Calcuta, algunos en son de “burla” dicen que el mayor milagro de Teresa hubiera sido el de dar de comer a todos los pobres de Calcuta, o el de curar a todos los moribundos, los lisiados, los ciegos, los paralíticos, mudos, de Calcuta.
Sabemos que ni el mismo Maestro hizo esto, no era su misión. Además los milagros que se mencionan en el N.T. son muy escasos. El milagro no es lo más importante, porque al fin y al cabo, TODOS nos vamos al “dormitorio” (cementerio).
Entonces ¿qué es lo más importante para el Maestro? Aquí algunos: amor incondicional, bondad, ternura, caridad, compasión, misericordia etc.
Es posible que la mayoría de personas tengan todas esta virtudes y las admiran, pero solo unos pocos, la imitan.
Todos sabemos que la madre Teresa no era médico ni profesional, ni tenía acceso a la tecnología médica que hoy tenemos. Sólo usaba sus manos y eso le bastaba, como su Maestro que solo “tocaba” a los enfermos y los curaba.
En fin, Santa Teresa de Calcuta vio en el “otro” a Jesucristo. Y como dijo el Maestro a quien seguimos: “Ve y haz lo mismo”. En esto consiste ser cristiano.
Saludos desde el Perú.
Vale, Gonzalo Haya. Lo que se ha criticado de la supuesta santidad de Teresa de Calcuta es el enfoque de sus obras de caridad y la forma de ejercer la caridad. Es interpretar la caridad como una forma de afrontar la muerte más que de rehabilitar una vida, de atender a los pobres con formas que quizá acentúan su sentimiento de ser parias y seres sin dignidad en vez de devolverles el orgullo de su condición de personas e hijos de Dios. Es callar ante los crímenes de los poderosos y los ricos y seguir halagándolos para que nos den unas limosnas. Es atender a los moribundos con el interés de convertirlos al catolicismo. Es acudir un hospital superequipado y moderno de una país del Primer Mundo cuando ella se pone enferma…
¿Que San Bernardo fue santo y predicó las Cruzadas? ¿Seríamos capaces de someter a un análisis sereno la religiosidad de los católicos de la Edad Media, monjes y demás personas próximas a la insitución eclesiástica y juzgarlos por sus obras y sus enseñanzas? ¿Hay alguna manera de justificar las Cruzadas desde un punto de vista cristiano y evangélico? Hay alguna manera de justificar la Inquisición desde un punto de vista cristiano y evangélico?
¿Qué tenían de cristianos los que combatían a muerte y a hogueras a los “herejes” (¿?) que intentaban poner en práctica la pobreza evangélica y la defensa de los pobres ante los señores feudales que los esclavizaban?
Si San Bernardo predicó las Cruzadas, quizá las mismas razones para criticar la canonización de Teresa de Calcuta valdrían también para criticar la canonización de San Bernardo. Bastaría con recurrir a la respuesta que dió Jesús a las apetenciasde los “Boanerges” Santiago y Juan. O con reflexionar sobre aquello de que Jesús no vino a inaugurar una nueva religión, sino a proclamar la dignidad de los pobres, condenar la avariria de los ricos y el abuso del poder de los poderosos y predicar la fraternidad universal.
Aquí hay mucha tela para cortar, amigo Gonzalo Haya…A mí me gustan los gestos de Marco Polo intentando crear puentes entre Oriente y Occidente, la actitud de muchos religiosos del Reino de Aragón como Ausias March y otros que mantuvieron un diálogo con el Islam, o del Rey Alfonso X de Castilla en la misma línea, que las proclamas ante musulmanas que seguramente propinó San Bernardo por toda Europa. O la Batalla de Lepanto de nuestro catoliquísimo rey Felipe II, aliado con el Papa y Venecia, con el intento de dominar el Mediterráneo y eliminar la competencia de los países árabes…
Leido recientemente ese articulo bastante critico sobre la madre Teresa de Calcuta. Unos días anteriores había tenido una discusion en la cual yo me hacia abogado de la Madre Teresa. Después la lectura de este articulo, me quedo en la incertidumbre.
http://www.aporrea.org/internacionales/n296754.html
Hola!
ACÁ también:
1- A Teresa
la han santificado
y la vuelven a des-santificar
2- Quienes
la re-santifiquen
y la vuelvan a requete-des-santificar
¡GRANDES DES-SANTIFICADORES SERÁN!
Me contaban unas amigas que conocían la obra de estas Hermanitas en Santiago, que ellas no podían acumular nada, y tenían que salir a mendigar todos los días.
Puede que sea muy santo adherirse así a la pobreza, pero bastante ineficiente si se pretende tener un asilo de ancianos o un hospital en buenas condiciones, según nuestras normas occidentales.
Un jesuita que era profesor de Economía en la UCat, cuando le hice una broma por su autito Volkswagen que usaba para recorrer la ciudad en sus innumerables trabajos, me contestó: ” Es que yo hice voto de pobreza, no de miseria”. Y le encontré razón.
La verdad es que la miseria, en estos tiempos, esa de suciedad y olores, de falta de higiene, eso de agonizar y sufrir sin un calmante, etc etc no se ve como un ideal ni una utopía, sino como algo lamentable y no deseable. Y en la India se ve por todos lados, y los indios están acostumbrados y lo consideran parte del paisaje. Quizás la Madre Teresa se acostumbró de tal modo que creyó que con tomarles la mano a los moribundos bastaba en un hospital.
Ya conocí en Chile hace cuarenta años esta crítica a las obras de beneficencia porque tranquilizan la conciencia y relajan la preocupación por una verdadera justicia social. Por mi parte comprendo perfectamente que quienes ven diariamente niños y enfermos abandonados en las calles hagan todo lo posible por abrir centros de acogida, y recauden todos los fondos posibles para multiplicarlos. Ellos no tienen la culpa de las leyes injustas, ni pueden hacer gran cosa para abolirlas. Los que tranquilizamos nuestra conciencia con una pequeña cuota mensual somos los que tenemos que pensar qué podemos hacer para conseguir leyes más justas. Creo que Teresa de Calcuta es ejemplo (se la denomina santa) por una vida entregada al servicio de los más pobres entre los pobres; y ese ejemplo ha arrastrado a muchos voluntarios. Eso no quiere decir que sea ejemplo para otras actitudes éticas o teológicas. ¡San Bernardo predicó las cruzadas!