Es curioso que un reciente artículo publicado ayer en ATRIO se cita la misma frase de Adam Smith que da origen a este artículo que nos había llegado mucho antes.AD.
En el reciente encuentro de futbol, Real Madrid–Atlético, lo mismo que en anterior Barcelona-Sevilla, vi algo que me hizo pensar. Perdió el Sevilla y el Atlético, y las cámaras recogieron imágenes de jugadores perdedores. Llorando…
Estamos en un mundo basado en la competición. Y en esta competición, siempre acaba alguien llorando…, derrotado en lo que llamamos competición, que también podríamos asimilar como lucha.
Y en la lucha, el extremo monstruoso es la guerra. Después baja el listón de violencia gradualmente y llegamos a algo que nos parece aceptable, la competición. Pero esta competición, es reprobable e ilegitima. Y me explicaré.
En este mundo dual. Tenemos guerra y paz. Quedamos en que competición es hija de la guerra. De la paz tenemos en el mismo plano algo que denominamos colaboración.
La especie humana ha sobrevivido hasta ahora no gracias a la competición, sino gracias a la colaboración.
La competición es destructiva. Es yo gano y tu pierdes. Pero la colaboración es gana-gana.
Una empresa se consolida y crece, cuando ofrece un servicio útil y de calidad. Es una aberración de la colaboración fabricar productos planificados para que tengan una vida limitada.
El capitalismo que conocemos es una aberración de la colaboración.
“No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés.”
Adam Smith
Quien trabaja obviamente lo hace en general para ganarse su sustento. Si pone el énfasis en la ganancia que pueda obtener, se hace competitivo. Pero si lo que pretende es ofrecer un servicio de calidad, y secundariamente buscar la remuneración, entonces se hace colaborativo.
Y quedamos en que competición lleva a la guerra. Colaboración es el camino de la paz social.
¿Qué es un conflicto de intereses? Muy a menudo son dos egoísmos pugnando por ganar. Y muy importante. Sin ser capaces de ponerse en la piel del otro.
Pero si ponemos el énfasis en servir lo necesario y de calidad. El que más acertadamente cumpla esas premisas se impondrá en paz y sin competir.
Una casa construida por un equipo de trabajadores. ¿Con que criterio se hace? El colaborativo. Si alguien busca su exclusivo beneficio, posiblemente no trabaje bien porque haga trampa o ponga malos materiales. Aquí queda evidente que construir es colaborar. Y competir nos destruye. Dos fuerzas son más fuertes unidas. Y nulas si están en oposición.
Esta el globo entero saturado de los “valores” del capitalismo de Adam Smith. Estamos en continua competición, por lo tanto, en continua guerra. En continua neutralización de nuestras fuerzas que, sumadas, podríamos en poco tiempo convertir la Tierra en un vergel. Si aun no nos hemos destruido del todo es porque la competición no es al 100X100.
Se me puede aducir: si, si, muy bien, pero el cervecero de Smith etc… trabajan por su propio interés, y eso se comprende como lógico.
Adam Smith en su obra, hace una loa al egoísmo innato que todos tenemos. Pero como vengo diciendo, el egoísmo nos lleva a la guerra, de más alta o baja intensidad. Y nos pongamos como nos pongamos, hasta que nuestro común egoísmo, masivamente no sea trascendido, y pensemos en dar a la sociedad en lugar de buscar lucrarnos con esta sociedad. No viviremos en paz, porque estaremos en guerra continua.
La divinidad actúa naturalmente en el mundo, dirigiéndonos hacia un bien mayor. Estamos en continua evolución. El revolucionario de hoy día. Después de saber lo que sabemos. Después del despeñadero de esperanzas del comunismo. No le queda otra que revolucionar la evolución. El egoísmo es algo del interior de la persona. El revolucionario trasciende su propio egoísmo y busca la trascendencia del egoísmo general. Hay toda una panoplia de métodos que siguiéndolos nos elevan de nuestro ego y, por lo tanto, de nuestro egoísmo.
En definitiva y como síntesis. Quien quiera transformar el planeta hacia un bien mayor que se siente en la posición del Loto del Buda, frente a una pared. Y que medite. Cuando se levante, actuará mucho mejor en el mundo. Y no se le pide a nadie nada más que lo que busque en su vida sea el bien común. Pudiendo ganarse su propio sustento de este modo.
Mientras no trascendamos el egoísmo, no hay socialismo que valga. Estaremos siempre en el mismo sitio o peor, No nos quedaría más que confiar en “la mano invisible” que no es la de Smith. Sino la de la divinidad.
Después de un enorme mar de muertos. El tiempo me dará la razón. Confió, o mejor quiero confiar, en que la divinidad está actuando intensivamente últimamente. La era de Acuario traerá muchos cambios. Quizá aprendamos de nuestros errores y demos colectivamente un salto evolutivo.
Si fuésemos inteligentes utilizaríamos los medios que tenemos, y podríamos vivir todos bien y sin mucho trabajar.
(Os hare una confesión “para que no la contéis”. Sé que no puedo tener la verdad absoluta. Pero en mi fuero interno tengo mi verdad. Y quien no actúa del modo que propugno. Para mí que es un necio….)
“Por eso la frase de Luis: “La especie humana ha sobrevivido hasta ahora no gracias a la competición, sino gracias a la colaboración”, es parcialmente verdadera y parcialmente falsa.”
Isidoro echo en falta que dijeras “en mi modesta opinión” a la hora de interpretarme. Yo no soy el escolar, ni tú el maestro.
Dicho esto. Quiero decirte que coincido contigo bastante. En la época oscurantista de Europa, después del fulgurante brillo de la razón de los sabios griegos que aprendieron de Egipto. Y después de la regresión a la prerracionalidad que ocasionaron ciertos “talibanes” de cierta religión. En Europa se produjo un Renacimiento, y una ilustración. Surgió de nuevo la eclosión de la racionalidad y el contrato social a partir de una fiera individualidad. Está bien, en el Universo no hay nada que este mal, todo es redondo, todo acaba en el Uno al final.
Pero ese individualismo natural según nuestra evolución, propio del ego racional. Aun no siendo algo malo, lo debemos transcender cuanto antes, para llegar a un “sentimiento tribal” pero desde el plano de una consciencia más ampliada, porque habremos trascendido el ego y su egoísmo, que facilmente se pervierte.
Esta probado que muchos sabios griegos llegaron a ser sabios, porque se “graduaron” en Egipto. Pitágoras por ejemplo aprendió mucho más que matemáticas y geometría. Entonces la sabiduría incluía lo espiritual, aprendió espiritualidad egipcia también.
Esta espiritualidad egipcia o de donde sea, si es autentica, es la que nos lleva al plano ese mas alto a que te refieres. Y en definitiva. A saber que “aquello que siembras es lo que recoges” por lo tanto a saber no ser necio, y procurar servir bien, porque de lo contrario lo pagaras. Hay un egoísmo sabio y otro necio. El sabio hace el bien para todos, el necio hace el “bien” para sí. Y no le arriendo las ganancias…..
También me ratifico en lo dicho, la situación de confrontación y la situación de colaboración no se inscriben en la misma línea de acción, son incompatibles. Lo que sí añadiría después de leer el último comentario es que antes de la meditación y de la acción está nuestro enfrentamiento con las cosas, lo cual quiere decir que lo otro nos sobrevendrá necesariamente dependiendo del modo como realicemos aquel.
Os agradezco a todos vuestros comentarios, son muchas las cosas que querria decir al respecto de ellos. Pero solo me centraré en lo siguiente de Roman.
“Que Adam Smith y sus seguidores hasta hoy hayan hecho de la competencia libre de ataduras, y hayan hecho virtud del egoísmo humano no quiere decir que el más radica en la propia “”competencia”” y mucho menos convertirla en lo contrario de la “”colaboración””.
La competencia no está reñida con la ética, ni la pública, ni la privada, como la acción tampoco con una quieta meditación.Es cuestión de enfoques.”
Respecto a competencia o colaboración. Me ratifico en lo que digo en el escrito.
Competencia: uno gana y otro pierde.
Colaboración: gana-gana.
Dos fuerzas en oposición, se anulan mutuamente, sumadas pueden dar lugar a una resultante, que sea mayor que las fuerzas iníciales sumadas. Un reloj “de los de antes” es una resultante de muchas piezas sumadas, que de no sumarse, no nos daría la hora.
Un país después de dos fuerzas confrontadas en oposición. De una guerra, la resultante es que queda este país, hecho trizas.
Respecto a acción y meditación. Propongo la meditación, pero la acción es lo que realizamos cuando dejamos de meditar, enriquecidos con la meditación. No es mejor la meditación que la acción. Ambas se complementan. Meditar solamente nos convierte en perezosos somnolientos.
¿La conducta de la abeja o de la hormiga, son ejemplos buenos o aberrantes de colaboración?.
Parecería claro que son ejemplos perfectos. Y por qué y cómo se producen: gracias a que lo que es bueno para la abeja es bueno para la colmena. No hay contraposición ni contradicción de objetivos, sino que el sistema de relaciones sociales que constituyen el entramado y la ecología abeja-colmena está diseñado de esta forma, y todo marcha estupendamente.
En el caso de los insectos sociales, el sistema ecológico de interrelaciones, está basado en un fuerte determinismo bioquímico, que regula todo automáticamente.
En los seres humanos, al disponer de una inteligencia bastante desarrollada, el sistema es más sofisticado.
En la primera fase del desarrollo de la conciencia, utilizaba el mismo sistema que en los primates, con una organización social de horda y manada, en la que la mente individual queda muy subsumida en una cultura grupal.
Los primates y cetáceos también tienen cultura y son capaces de crear comportamientos nuevos que se enseñan y van más allá del puro instinto de los insectos sociales. Esta cultura grupal constituye una parte muy importante y mayoritaria en la mente individual de cada componente.
Esta cultura grupal, conduce a una colaboración estrechísima con los otros miembros de la horda, con una hostilidad extrema hacia los de hordas ajenas.
Por eso la frase de Luis: “La especie humana ha sobrevivido hasta ahora no gracias a la competición, sino gracias a la colaboración”, es parcialmente verdadera y parcialmente falsa.
De esta fase inicial evolutiva de la especie, se ha pasado a una segunda fase de evolución de la mente consciente, mediante el surgimiento de la mente egoica, individual, autoreflexiva y pensante, que nos ha traído el gran auge en el conocimiento y la tecnología.
Ahora estamos en las puertas del tercer proceso de evolución de la mente, hacia unas mentes individuales, libres, creativas, y curiosas, pero al mismo tiempo, intercoordinadas entre sí. Hay que volver al “lo que es bueno para la abeja es bueno para la colmena y viceversa”.
Y ¿cómo se da ese salto cualitativo?. No será con sermones morales, sino con la implantación de un software social, que hoy es difícil de imaginar, pero que es nuestro próximo reto tecnológico.
Si tenemos en un plano cinco puntos dispersos, y nos dicen que esos puntos están interrelacionados entre sí, no vemos en el plano la forma de cómo están interrelacionados.
Ahora bien, si pasamos de ver el plano en un sistema de dos dimensiones, a uno de tres dimensiones, podemos imaginar una línea curva, que vaya pasando por los cinco puntos señalados en el plano, y que une a los cinco puntos.
Cuando queremos encontrar una forma de hacer compatible dos cuestiones incompatibles, siempre se consigue subiendo un nivel en la escala de perspectiva. La salida de los laberintos sin salida, siempre pasa por subir las paredes del mismo.
¿Por dónde puede ir este software integrador?. Desde luego no pasará por la anulación o debilitamiento del pensamiento individual.
Señala Carlos Herreros de las Cuevas, como por ejemplo, un fuerte instinto de vinculación grupal nos lleva a veces a ponernos de acuerdo precipitadamente, (groupthink), con las opiniones que creemos mayoritarias, sobre todo en el pensamiento estratégico-ideológico, con lo que al final no ayudamos en realidad a la decantación y delineamiento progresivo de la idea correcta.
Es justo cuando esa vinculación grupal se debilita cuando empezamos a desarrollar ideas nuevas. En un estudio realizado en 2009, por científicos del University College London del Reino Unido, combinando simulaciones informáticas con estudios genéticos, se estableció que la razón de la aparición de la conducta humana moderna, caracterizada por la capacidad de crear objetos artísticos o tecnología avanzada, tendría su origen en la densidad de la población.
Justo cuando las ciudades se iniciaron, y la población creció en el Neolítico, ampliamos mucho nuestra capacidad de relación, y es cuando se dio el inicio de la segunda fase de evolución de la conciencia.
Ahora estamos en puertas de subir un nuevo escalón, en nuestra capacidad relacional, con toda la tecnología informática e internética, y ese es el motor de la siguiente evolución. Pero para ello debemos comunicarnos con un amplio espectro, y no tribalizarnos y encapsularnos en guetos ideológicos, solo con personas que piensan como nosotros, pues eso no enriquece nuestro pensamiento, sino que solo nos aporta una tranquilidad psicológica, que nos adormece el pensamiento.
La reflexión que se nos presenta tiene varios niveles y un salto hacia la subjetividad en busca de la explicación de una divinidad en una extrapolación que no se explica por si misma, salvo que conozcamos al autor. De ahí la variedad de los comentarios en varios y diferentes sentidos.
Yo recalo en lo social, como al principio, en qué hemos hecho de nuestra sociedad y cuál sea el motor de nuestras actividades. Sólo el pragmatismo inglés podía elevar a doctrina filosófica la raíz de los males que aquejan al ser humano y convertirla en frente de progreso, como el barco que que una ingeniosa maniobra de sus velas puede navegar contra el viento.
En España estamos viviendo un momento complejo y difícil, cuando aconseja volver sobre nuestros valores y un severo análisis de nuestros principios. ¿Dónde están los fundamentos de nuestrs democracia social?
Que Adam Smith y sus seguidores hasta hoy hayan hecho de la competencia libre de ataduras, y hayan hecho virtud del egoísmo humano no quiere decir que el más radica en la propia “”competencia”” y mucho menos convertirla en lo contrario de la “”colaboración””.
La competencia no está reñida con la ética, ni la pública, ni la privada, como la acción tampoco con una quieta meditación.Es cuestión de enfoques.
El mal de la socialdemocracia en la que España y Europa están inmersas obedece a su política realista (realpolitik) que ha bastardeado sus principios, cuyas causas y razones históricas no caben en la brevedad de este comentario.
Pero, volvamos a la ética, que es lo que nos interesa y nos pide el autor. La política realista no sólo no ha puesto coto a la corrupción privada,(la social, donde priman los intereses particulares) sino que se ha instalado en otra corrupción con un único origen público.
La ofensiva neoliberal ( En España desde 1996 al 2004) erosionó profundamente el valor de la ética pública, perjudicando gravemente a la sociedad produciendo un daño muy profundo a la cohesión social y haciendo voladura de los principios constitucionales, tales como la defensa del interés general, la dignidad de todas y cada una de las personas y de la propia imagen de las instituciones. Todas estas cosas las denunció con meridiana claridad don Gregorío Peces-Barbas, Q.E.P.D.
…discernamos ahora ambas situaciones la de competición y la de colaboración.
La realidad que le es propia a la situación de competición es una realidad que está sujeta a un medio que no domina y que para sobrevivir la tiene que ejercer, tiene que competir. En cambio la realidad que le es propia a la situación de colaboración es una realidad que no sólo está animalmente sujeta a un medio sino humanamente abierta al mundo, transforma una cosa en otra, un cosmos de cosas en un mundo de realidades.
Lo aberrante es que teniendo inteligencia los humanos reduzcamos el mundo en cosmos, lo real en mera cosa y la colaboración en competición.
Lo más grave del caso que nos pinta Luis es que siendo los humanos seres estructuralmente inteligentes, de hecho no funcionamos como tales, pero esto no da pie a que en su conclusión niegue la inteligencia.
De la dualidad externa señalada como la de competición-colaboración, a esta polaridad se le puede adscribir así mismo otra dualidad interna que nos compete a los humanos integrarla en unidad estructural. Es la evidente dualidad mantenida hasta hace bien poco entre el sentir y el pensar. Esta es la que con urgencia hay que superar integrando estos dos aspectos esencialmente humanos en unidad como condición indispensable para que luego externamente la colaboración gane la batalla a la competición. Por ejemplo si lo que mueve a la competición es la fuerza física de los estímulos internos sistematizados objetiva y externamente lo que moverá a la colaboración será abrirlos a lo real de lo objetivado sensitivamente- egoístamente y no sólo como algo que se agotara en este proceso estimúlico. El poder de la fuerza entonces se abre y se eleva en condición de posibilidades, en este caso, la competición se abre a la posibilidad de colaboración. Es lo que pienso quiere decir Luis con lo de trascender el egoísmo.
El Reinado de Dios es una utopía posible. Es posible si todos colaboramos; es utopía porque es muy difícil que colaboremos en vez de competir. Tal vez Jesús también esperaba ese salto cualitativo que dice Luis. Creo que tenemos que estimular el cambio de las conciencias hacia la colaboración pero, al mismo tiempo, trabajar por cambiar las estructuras políticas y sociales, como dice Óscar.
Hola!
¡SÍ, SÍ y SÍ, Adam Smith!
Pero con una condición. Esta:
que haya por parte del grupo social que se trate:
* AUDITORíA EXTERNA.
* CONTROL
* REGULACIÓN.
El trebejo para estos menesteres ha sido de variada invención en la historia humana.
Hoy está vigente la Maquino-Herramienta llamada ESTADO.
Pero su funcionamiento requiere varios “chequeos” y cambio de piezas.
Lo de Luis vale para despertar la inventiva de crear nuevos trebejos y configuraciones.
Se está, actualmente, ensayando varias “vacunas” contra los virus anti-democráticos de la “colaboración” que dice Luis.
Tal vez ¿no?
¡Vamos todavía! – Óscar.