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Responde, Europa

Arregi“¿Dónde está tu hermano, Europa?”, te pregunta Dios o la Vida Buena, como preguntó a Caín. Escucha: “La sangre de todos los muertos grita a tu puerta, porque tú se la cierras. La sangre de más de 7.000 en el Mediterráneo en los dos últimos años me grita desde el fondo de la tierra y del mar. ¿Dónde están los 10.000 niños que entraron en tus fronteras en el último año y han desaparecido? Son tus hermanos, y tú eres su guardián. En su vida se juega tu destino, tu ser, tu vida”.


Implacable, deportas refugiados de Grecia a Turquía, declarado ahora “país seguro” por decreto, a cambio de oscuros arreglos y transacciones. Niños, mujeres y hombres, seres humanos desamparados. ¿Ni siquiera te inmutas? ¿Crees resolver el problema desviando la ruta de los que huyen y aumentando trágicamente el número de los ahogados en tus aguas del sur? ¿No te importan los muertos, o solo te importan los tuyos?
No te escudes en confusas y mezquinas distinciones entre inmigrantes políticos y económicos, o entre inmigrantes y refugiados. No apeles a la economía, tú tan generosa con los bancos en quiebra, tú que gastas en armas y ejércitos 3.000 millones de dólares al día. No invoques la seguridad, pues no podrás combatir el terrorismo sin tener en cuenta las causas que lo originaron o los motivos que lo alimentan. Donde hay guerra hay hambre, donde hay hambre hay guerra o la habrá. El hambre es la peor guerra, el peor terrorismo. Están en guerra tus empresas, tus bolsas, tus bancos, tus especuladores, tus paraísos fiscales y tus ricos corruptos. Los que llegan de Afganistán, Irak o Siria piden asilo y pan. Los que llegan de Eritrea, Somalia, Nigeria, Senegal o Libia piden pan y asilo. Recuerda que fuiste inmigrante y refugiado dentro y fuera de tus propias fronteras. ¿Hubieras aceptado que te preguntaran lo que eras? ¿O crees que los flujos disminuirán mientras no desaparezcan el hambre y la guerra? No, no los podrás detener.
Responde de tu historia. Responde de tus colonizaciones: la española, la francesa, la británica, la portuguesa, la belga, la alemana. ¿Pediste permiso para invadir países? ¿Quién conquistó y esquilmó África y trazó sus fronteras y provocó buena parte de sus guerras? ¿Quién desestabilizó todo el Oriente Medio? Responde de tus acciones y omisiones de las últimas décadas. Tú eres responsable, junto con los EEUU, por acción o por omisión, de los dramas de Afganistán, Irak, Yemen, Siria, Libia, Sudán, Pakistán, Somalia, Mali… Y de la huida de 25 millones de personas. Mira de dónde vienen y por qué. Mira su rostro, mírate en ellos. Eres corresponsable de su tragedia, en muchos casos más responsable que nadie. No te dejes abrumar por tu pasado, pero responde hoy. Son tus hermanos.
Todos comprendemos que la buena voluntad no basta, y que la planificación será necesaria para evitar el caos. Pero no mientas. Tus planes responden a tus intereses más egoístas: abres tus fronteras a inmigrantes o refugiados cuando los necesitas y se las cierras cuando no. Solo quieres ganar y no perder, o repartir en limosna las migajas que te sobran. ¿Olvidas que otros perdieron para ayudarte cuando tú necesitabas?

¿Olvidas lo que has hecho perder a tantos países para ganar solo tú? ¿Olvidas con qué, a costa de quién, has construido tu bienestar, tu educación y sanidad gratuita, tu confort, tus pensiones? ¿Olvidándolo pretendes ofrecerte al mundo como modelo de civilización? Tú que has ocupado y conquistado continentes enteros, exterminando sus gentes y culturas, expoliando sus bienes, ¿no has aprendido todavía que, a la larga, solo puedes ganar si ganamos todos?
Responde de tus nobles principios –libertad, igualdad, fraternidad–, de tus ciencias y saberes, de tus universidades y parlamentos, de tu democracia y tus logros sociales, de tus Declaraciones y prácticas pioneras de los Derechos Humanos.
Europa, no nos avergüences de ser europeos. No olvides tu historia, no te inhibas de tu responsabilidad, no ignores a tu prójimo, no seas despiadada, no reniegues de tus fundamentos, no pierdas tu alma.
Europa, no te encierres, no mates, no mueras.
(Publicado en DEIA y los diarios del GRUPO NOTICIAS el 1 de mayo de 2016)

2 comentarios

  • Inmaculada Sans Tache

    Suelo coincidir casi siempre y en casi todo con las opiniones de Arregi por su rigor, su sinceridad y su valor y acierto en el tratamiento de asuntos importantes. Sin embargo, en esta ocasión, estando de acuerdo en lo fundamental y compartiendo el compromiso que pide a Europa, me pregunto si ese compromiso no hay que concretarlo más en las personas , o sea, en los europeos, en todos nosotros. El asunto que nos ocupa no es nada sencillo y no tiene soluciones sencillas. Me parece que culpabiliza en exceso a la historia europea que tiene muchos asuntos a lo largo del tiempo de dudosa justificación. Pero  ¿estamos seguros que buena parte de la población europea, alienada y afectada por un modo de vida consumista y egoísta, estaría dispuesta a aceptar a millones y millones de personas dispuestas a venir a sus países no solo huyendo del hambre y la guerra sino también en aras de alcanzar un modo de vida del que solo conocen lo más falso y propagándistico que les llega a través de la información visual que hoy ya no conoce fronteras?. Abrir las puertas sin restricciones sería un problema que generaría oposición en primer lugar en aquellos que primero pagarían las consecuencias y que no estarían dispuestos a prescindir de las migajas con que los poderosos los tienen conformados para repartirlas entre los recién llegados. Por la complejidad del problema no se deben tomar medidas que luego generen problemas que no sabríamos resolver. Creo que hay que atacar la cuestión con otra alternativas. Denunciando ideologías como las que pretenden llevar a toda la Humanidad a un fundamentalismo radical en nombre de dogmatismos con mil veces peores consecuencias que los que hemos conocido en nuestra cultura y nuestras latitudes. Fomentando la tolerancia y el respeto a las creencias que estén de acuerdo con los derechos humanos que esa Europa tan denigrada ha sabido conquistar, defender y difundir. Aumentando la ayuda para los países en desarrollo para que sus gentes puedan vivir dignamente en las tierras que aman. Efectivamente, denunciando a quienes fomentan las guerras y enfrentamientos para hacerse ricos con las ventas de armas, y no solamente a ellos sino educando y transformando las industrias de guerra en industrias de paz, ” en arados”. Trabajando por un mundo que se libre de las supersticiones y busque la profundidad de su alma en una espiritualidad liberadora de miedos, premios y castigos, juicios finales…Una espiritualidad que descubra la fraternidad universal, sabiendo que un principio universal puede ser no hacer nunca ningún daño a nadie ni a nada y hacer siempre todo el bien que se pueda a todos y a todo.

  • Gonzalo Haya

    Con el tono poético de los antiguos profetas de Israel, Arregi desafía a Europa para que responda ante su propia conciencia sobre su explotación colonial y su rechazo a los refugiados que acuden a sus fronteras. Bienvenido sea a la mejor tradición profética judeocristiana.