Si llega un momento en que todo te da igual, que crees que tu protesta no servirá de nada, serás viejo aunque tengas 30 años
MANUEL VICENT, El País, 20 MAR 2016
Escucha, pequeño saltamontes: cuando seas muy mayor llegará un día en que dejarás de cumplir años. Te dará igual tener 70 que 80. A esa edad solo cumplirás estados de ánimo, periodos de salud o de enfermedad. Estar bien o sentirte mal será el único dilema, de modo que los análisis y radiografías tendrán mucha más importancia que el número de tacos de almanaque que lleves a la espalda. La vejez es, sin duda, una tragedia irreversible, pero solo algunos seres privilegiados son capaces de convertirla en una obra de arte. Atiende, pequeño saltamontes, a lo que pasa en la mesa. Si lo más dulce se guarda para el final, también puede suceder lo mismo en el postre de la vida.
El deterioro físico siempre se produce por partes, cada órgano por separado, nunca acontece un fracaso conjunto y total, salvo que decidas acabar por ti mismo o te des con el coche un leñazo contra un chopo. Hay dos formas de envejecer: de dentro afuera y de fuera adentro. Esta última modalidad es la más evidente: la carne flácida, la linfa acuosa en la mirada, el color ceniciento de la piel, las articulaciones anquilosadas. Trataré de ahorrarte, pequeño saltamontes, todas las miserias que van sucediendo en el interior del cuerpo a partir de una edad, el bulto sospechoso que germina por aquí o por allá, la sombra en el pulmón, el veredicto infame del TAC. Pero con ser eso muy grave, es menos patético que envejecer lentamente de dentro afuera.
Si llega un momento en que todo te da igual, que tragas con ruedas de molino con tal de que no te molesten, que crees que tu protesta o coraje no servirá de nada, serás viejo por dentro aunque tengas 30 años. El alzhéimer no consiste en perder la memoria, sino en no recordar que la has perdido. Olvidar los sueños que en un momento de la vida te hicieron fuerte será la prueba más evidente de tu demencia senil.
Podéis pensar y decir lo que queráis,
entra en el juego de vuestras subjetividades, y en la libertad que nos acompaña.
Tratándose de Manuel Vicent, en su faceta de columnista de El País, que toma el pulso a nuestra cotidianidad muy española y dentro de su “barroquismo luminoso” ( la frase es la del creador de El Roto) tiene una clave política y social ineludible.
¿Que es lo nuevo que tiene que llegar para que nos sintamos viejos? Las encuestas realizadas en medio de los escándalos de corrupción de la cúpula gubernamental y el partido de gobierno. Corrupción de pisoteo y desprecio a las instituciones del Estado y las maneras políticas del Ejecutivo, corrupción económica generalizada por la financiación ilegal del partido que lo sustenta y que corrompía eleccciones una tras otra.
Y sin embargo, el Partido Popular sigue siendo el partido más votado. ¿Es que somos tan viejos que todo el sistema nos acompaña en nuestra decadencia?
Luego están los nuevos mitos que quieren reemplazar a los otros mitos que ya no se pueden heredar, como; mitos que nacen viejos productos de ideologías antiguas que vienen disfrazadas con un novedoso lenguaje.
Y lo que parece más lamentable: estar en la creencia de que la juventud, o no poder presentar un curriculum de haber estado actuando en la gestión pública o de partidos convencionales nos deja exentos de todo pecado social, e inmunes a las corruptelas.
Escucha, pequeño saltamontes… tú que quieres tomar el cielo por asalto…
Hola!
Pienso que “envejecer” es una inexorable macana. Pero es.
Entonces me puse a pensar cuál pudiera ser el provecho que puedo sacarle al envejecimiento.
Uno de ellos -se me ocurrió- es el de no andar dándole vueltas a la experiencia, quiero decir: adobándola sin en-cararla “de frente” mirándola a los ojos y que nos hable claro.
La ocurrencia vino de parte de una invitación de Juanjo (Tamayo) para una Charla sobre la UTOPÍA en las religiones.
Le agradecí y le auguré ¡Suerte! con laS UTOPÍAS; pero que yo prefería las “TOPÍAS”.
Bueno: los viejitos -si de verdad hemos andado corriendo tras ellas- ya sería hora de alertar a los que vienen atrás que en ese supuesto “MÁS ALLÁ” muy muy muy repetido NO HAY NADA mas qe el MAS ACÁ, al que hay que cuidar llegar lo mejor posible para joder menos a los que vienen MÁS ATRÁS.
¡¡¡A LAS COSAS ,,, A LA TOPÍA!!!
¡Vamos todavía! – Óscar.
Hola!
Ok! Está bien!
Pero ¡Pare un poco, viejo o joven saltamontes!
El Articulito tiene efectos secundarios no deseados,
porque hay en su raíz un supuesto antropológico falaz:
* el “DENTRO” y
* el “AFUERA”.
…………………
Yo envejezco por fuera y por dentro.
Aceptado lo cual:
¡Me cago en los ringorrangos de ambos envejecimientos!
¡Son!
Y me sobra que me digan que “no debo” envejecer por ese supuesto y aislado “DENTRO”.
¡Vamos los viejitos todavía! – Óscar.
Yo diría que un buen truco para no envejecer por dentro podría ser, por ejemplo, el aspirar tercamente a la felicidad samaritana.
Bastante envejecido por fuera, después de un par de operaciones fuertes (mi foto engaña), como último recurso trato de refugiarme en la posibilidad de dar la menor lata posible, a mi entorno próximo.
La verdad es que a mí este articulito, me había pasado un poco desapercibido. Entre otras cosas, porque después del epígrafe inicial de Manuel Vicent, pensé que el resto del articulito también era de él. Pensé que el “Equipo Atrio” era el editor y no el creador del texto.
Y más cuando dos días después Duato, me decía por correo, (contestando al envío de un artículo), que estaba escribiendo un articulito sobre la responsabilidad de la vejez.
Pero el amigo Oscar, me ha abierto las dudas. Y suponiendo que en realidad sea el sentir del “Equipo”, me ha hecho reflexionar un poco más en profundidad. Porque esa sensación de cierta evolución en nuestras ideas de siempre, de cierto pasotismo, de una pérdida de seguridades juveniles, no solo puede ser un síntoma negativo de envejecimiento y hasta de “demencia senil”.
Estoy yo, últimamente dando muchas vueltas al tema de la conciliación de opuestos, que la literatura “sapiencial”, indica como paso obligado y como camino de maduración, autorrealización, auto perfeccionamiento, o como queramos llamarlo.
El tema de la conciliación de los opuestos, lo que los taoístas llaman el yin y el yang, suena un poco tema abstracto. Pero si concretamos dicho universal de la cultura humana, a temas concretos, como:
Localismo y nacionalismo-universalismo,
amistad y familia – nepotismo,
racionalismo cientificista-búsqueda del sentido de la vida,
naturalismo-trascendentalismo
libre albedrío–determinismo,
o reformismo político-ruptura revolucionaria,
nos damos cuenta enseguida, que este universal cultural de los opuestos, está incardinado en todo y cada uno de los temas que ocupan y preocupan al hombre.
Este tema hay que enfrentarlo, como todos, con el auxilio de la ciencia. (Todo lo demás es arbitrismo, decir lo primero que se le ocurre a uno, a ver si suena la flauta, confiando en nuestro buen discernimiento, que es como confiar en una escopeta de feria).
Y la ciencia del tema, la psicología, nos dice que la naturaleza del hombre, escomo un puzzle gigante, que se va desplegando paulatinamente, en sucesivas etapas evolutivas, desde los inicios de la creación del cerebro en el feto, hasta la última etapa, la de la budeidad, la del hombre que sabe, el sabio, o el “santo”, etapa final a la que llegan muy poquitos.
Lo normal es que nos vamos quedando atrasados por el camino, arrastrando con múltiples trastornos de la personalidad, y envenenados con múltiples errores cognitivos, que no hemos podido eliminar en el proceso de maduración.
Dice la psicóloga Helen Luke:
“Lao Tse afirma que cuando se está siguiendo la vía del aprendizaje se obtiene algo cada día, pero cuando uno se vuelve al Tao, (que significa realmente la “totalidad”) uno deja caer algo cada día, deja partir algo. Es un proceso de abandono y normalmente lleva varios años. Y este proceso se inicia en el momento en que se empieza a experimentar la diferencia entre el ego, (o consciencia), y el Self, atman, o maestro interior”.
Porque las etapas sucesivas de la maduración, se van subiendo como escalones de una escalera, a base de interiorizar conocimiento, destilando mucha información, y sublimando ese conocimiento en sabiduría, (conocimientos-clave, que se traducen en nuevas perspectivas de visión, que te aportan cuantitativamente mucho menos que la mucha morralla que eliminan).
Esa conciliación de los opuestos, se realiza a golpe de nuevos conocimientos. No hay otra fórmula mágica.
Y por eso, la misma Helen Luke explicaba ese aparente pasotismo que proporciona la sabiduría. Dice:
“No pensemos que vamos a carecer de problemas de nuestro ego. Simplemente ya no nos alteran en su antigua forma. Cada vez son menos el centro de nuestra vida. Funcionan en un cierto nivel, pero se hacen cada vez menos exigentes, de personas, de cosas, de todo. El Maestro Eckhart decía que debemos abandonar el deseo de conocer a Dios, y es entonces cuando se hace nuestro. Es entonces cuando se nos da, cuando ya le hemos dejado partir por completo”.
Y por eso la misma Luke, pensaba, que aunque en vida eran muy poquitos los que llegaban a ese nivel cuasi final, al final de la vida, (quizás porque nuestra propia sombra se va debilitando con nosotros), muchos alcanzan lo que podría llamarse, estado iluminativo.
Y Luke acaba:
«… Es la irrupción del perdón, en su sentido mas profundo – universal y particular, impersonal y personal –, lo único que produce el “dejar partir”, la libertad definitiva del espíritu. Y eso es así porque, en el momento de esa realización, se ha ido para siempre la falsa culpabilidad, ya sea la que se ve en uno mismo o en los demás, y se acepta la verdadera culpabilidad que llevamos cada uno de nosotros, la del rechazo a ver, a ser consciente. De esta forma, podemos observarnos a nosotros mismos y al mundo con los ojos abiertos, y sufrir el dolor y la alegría del conflicto divino que es la condición humana, el sentido de la encarnación».
Yo por eso, aún tengo esperanzas, en que cuando crezca y me haga mayor, al final maduraré y llegaré a ese estado beatífico, en el que pondré evangélicamente la otra mejilla y no seré tan susceptible como soy ahora. Amén.
Uffff… Esta llamada de atención me ha tocado fuerte…
Será, que estoy envejeciendo por dentro?
Siento un tremendo cansancio, tristeza, un no saber donde estoy…
Y aunque sea a poquitos… no dejo de luchar, y aún así… siento un tremendo cansancio por tanto corazón frío, endurecido, sordo al dolor ajeno.
Eso es lo que me quita las fuerzas… la indiferencia por un lado, y la manipulación por otro…
!!!Venga de donde venga!!! Religión, politica, amistad…
Lo siento, así me encuentro… y así, intento seguir pa’lante cada día.
No soy de rezar… porque tengo la convicción, de que si la Esencia de la Vida !!!Es!!! No es necesario estar pidiendo a cada instante por aquello que es labor de cada cual.
Si estás caminando… intentando vivir desde esa “Esencia” ella es quién multiplicará nuestro caminar y hará fructífera la cosecha.
m* pilar
Hola y Gracias Román!
Pero ¿no te parece que el pescado sigue sin vender?
¡El tiempo dirá!
¡Sigamos p’alante! – Óscar.
Oscar,
tendrás razón, siempre estás muy al corriente de lo que transcurre en esta pequeña comunidad,
aunque yo no tengo la misma percepción ( tampco estoy en lo noticioso).
He visto una gran riqueza en los temas y su misma variedad es una muestra. Isidoro hace breves días nos ha ofrecido unas reflexiones antológicas, y hasta ha sabido sacar de M. Luisa lo mejor de ella. Santiago me ha deleitado, inasequible al desaliento, y Eloy sigue cumpliendo.
Cierto que estamos viviendo un vértigo muy acelerado en todo los acontecimientos dentro y fuera de España, y hasta los más finos analistas andan perplejos o desbarran.
Es una lástima que el Señor me tenga muy ocupado, pero no dejo de orar por cada uno de vosotros/as, pues la Salvación es de Dios, y desde que enterramos a Dios con “Su muerte” hace cincuenta años, la religión ha perdido toda verticalidad, y los católicos lo sufrimos, como una religión más.
Ana Rodrigo ha roto su no-sí ausencia de muchos meses.
No te preocu’pes. Las novedades suelen venir solas.
Un abrazo entrañable
roman
Hola!
Están CERRADOS los Comentarios para el Post Editorial.
¿Será este Post el que corresponde mejor a un posible ATRIO envejeciendo?
No lo sé; como tampoco sabemos de un Taller que bajó sus persianas “hasta nuevo aviso” ¿Qué irá siendo de Jorge (juanel)?
¿Será de aplicación este “tanguito imprescindible”?: