Don Francisco mandaba un motorista de su guardia con un sobre grande para entregar al ministro que era cesado en ese instante. Le concedía la cruz de Carlos III.
Algún pontífice romano renacentista envenenó en una cena a dos cardenales molestos, no recuerdo si Barberini u Orefici, que tuvieron el buen gusto de sentirse mal y morirse en sus palacios privados.
Robespierre sustituyó antecedente mente al motorista por la guillotina que resultaba más barata por el ahorro de combustible. Sus enemigos era depurados para siempre jamás.
Anoche pasamos de los círculos para decidir al cese por nota de prensa , de la democracia directa al aquí estoy yo porque he venido, al usted no sabe con quién está hablando.
Pablo ha cesado a Sergio. Pero Rajoy no ha cesado a Rita. Enixa puerpera regis.
Me sabe mal que esta preciosa joyita de Alberto vaya a hundirse en la bitácora, habiendo pasado tan desapercibida.
Además de unir en la misma imagen del motorista a dos destituciones posibles, discierne bien entre la que fue y la que no fue. Y acaba con unas misteriosas palabras: Enixa puerpera regem (mejor que regis).
¿Alguien ha entendido qué signífica esta frase y por qué es traída?
A mí me sonaba, pero Alberto me deparó la ocasión de identificarlo con un verso de Sedulo (siglo IV) en un himno que fue recogido por la liturgia para la liturgia de la Virgen y el canto gregoriano. “(Salve, santa engendradora) que pariste al rey (que mueve cielos y tierra)”. ¿Acaso te referías, Alberto, a que Rita es intocable para su tancredista jefe, porque fue ella precisamente quien parió en el Congreso de Valencia al todopoderoso rey del PP?