Hace tres años estaba tal día como hoy, como todos los católicos y gran parte de los habitante de la Tierra, pendiente de la fumata. La de la mañana fue negra y la de la tarde, inesperadamente, blanca. Nos habían anunciado un Conclave largo y complicado, pues el grupo italiano no quería un papa extranjero. El que la fumata llegara tan pronto (en la 5ª votación, a las 19’05 del miércoles 13), para todos los comentarista de la televisión italiana que yo seguía era prueba de que había salido un italiano, seguramente el cardenal Scola de Milán. Con ese amargo presentimiento pasé la hora larga hora que tardó el anuncia del “Papam Habemus“, vislumbrando que el final de mi vida iba a discurrir con progresivo endurecimiento de la restauración católica reaccionaria, guiada por el Opus y Comunión y Liberación. La sorpresa llegó con el nombre de “Georgium Marium” y con los primeros gestos de Bergoglio, sobre todo cuando pidió la bendición del pueblo romano. El alegrón fue fenomenal -en mi casa no se explicaban la alegría- pues en el primer segundo imaginé el cambio, ya producido en estos años. Cambio de acogida a lo que viene del papa, que es visible en medios como ATRIO y, sobre todo, en los derechistas papólatras que nos querían tapar la boca.
Efectivamente, hoy me doy cuenta que en estos tres años YA han cambiado muchas cosas cosas en mi comunidad católica, en la que, para bien o para mal, me encontré con la fe en el Dios de Jesús. Creo mantener el espíritu crítico y realista a tope. Y ejercerlo con sinceridad a través de mis dos actividades públicas hoy en día: ATRIO e IVIVA. Pero estoy con Francisco plenamente: entiendo sus propósitos y sus límites, me inspira confianza y ternura, espero que viva unos cuantos años más y procuraré en lo que pueda apoyar su línea pastoral y reformadora y hacer que le sobreviva, que nos sobreviva, pues por primera vez soy ya mayor que el papa. Mucho hemos dicho de luces y sombras de Francisco en estos tres año. Y seguiremos hablando de él aquí, precisamente porque este es un lugar de encuentro laico abierto a quien traiga a este mundo una palabra de sentido y esperanza.
Hoy recojo simplemente tres testimonios publicados, hoy mismo, en sendos medios laicos:
1. Desde ARGENTINA
A tres años de la elección del papa Francisco
Por Fortunato Mallimaci, distinguido catedrático de Sociología.
En febrero y marzo de 2013 el mundo cristiano se conmocionó con dos grandes acontecimientos. Un papa renunció a su misión “siguiendo su conciencia” por no poder solucionar los escándalos financieros, la filtración de información y abusos de poder en la propia Curia del Vaticano. Como consecuencia de ese gesto el papado pierde sacralidad y ya no es más de por vida. Un mes después fue electo como papa un no europeo, argentino y jesuita que se presentó con el nombre de Francisco, saludó de manera sencilla y dijo venir del fin del mundo. El carisma papal se recarga ahora desde Latinoamérica. La dimensión político/religiosa del papado se mantiene en el siglo XXI: jefe del Estado del Vaticano y líder carismático universal de la Iglesia Católica.
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2. Desde ITALIA
Los tres años del Papa de la misericordia
La elección de Bergoglio el 13 de marzo de 2013. Entre los principales temas de su pontificado también están el ecumenismo, el medio ambiente y el desarrollo
ANDREA TORNIELLI. Periodista vaticanólogo. CIUDAD DEL VATICANO
Han pasado tres años desde aquella tarde del 13 de marzo en la que Jorge Mario Bergoglio se asomó, vestido de blanco, desde la logia central de San Pedro, después del Cónclave que siguió a la renuncia de Benedicto XVI. Es poco tiempo, en verdad, para trazar verdaderos balances, pero también es suficiente para identificar algunas líneas guía tras las estadísticas: 12 viajes al extranjero (y un total de 20 países visitados), 11 visitas en Italia, 168 Ángelus y 124 audiencias generales, 2 encíclicas, 15 constituciones, una exhortación apostólica (la «Evangelii gaudium»), que representa la guía del Pontificado, y otra llegará dentro de poco sobre la familia. También: 153 mensajes, 130 cartas, 180 homilías públicas, 628 discursos, 382 meditaciones durante las misas en Santa Marta. Estas homilías representan una de las novedades más significativas del papado de Bergoglio, un magisterio cotidiano simple y profundo.
3. Desde ESPAÑA
Proceso a la verdad inconfesable del Vaticano
El juicio por la filtración de documentos secretos marca el tercer aniversario de Francisco
Por Pedro Ordaz.
Durante sus 27 años de pontificado, Juan Pablo II elevó a los altares a 1.338 beatos y 482 santos, muchos más que en toda la historia de la Iglesia católica. La compleja maquinaria burocrática encargada de los procesos de canonización llegó a funcionar a tal ritmo que empezó a conocerse como “la fábrica de santos”. La fiebre del oro no fue nada comparada con el ansia de cada congregación por ver a su fundador elevado a los altares. Y buena es Roma —y ya no digamos la Roma vaticana— para no sacar provecho de un asunto así. La santidad se convirtió en una mina a cielo abierto. Hasta tal punto que una maraña de abogados avispados y prelados sin escrúpulos se adueñó de una suerte de monopolio que, ya en tiempos de Benedicto XVI, llegó a facturar 332.000 euros por convertir en beato a un predicador estadounidense o 750.000 por una peana de santo para Antonio Rosmini, un conde italiano del siglo XIX que fundó el Instituto de la caridad. En ese momento de la fiesta estábamos —un conocido postulador llegó a incluir un catering de 10.000 euros en la causa de un pobre mártir vietnamita— cuando llegó el papa Francisco y mandó parar.
En seco. Tan es así que el 3 de agosto de 2013, apenas cinco meses después de haber sido elegido y en plena pausa estival —un tiempo sagrado en el que los papas tradicionales solían sestear entre los lujos del palacio de Castel Gandolfo—, Jorge Mario Bergoglio ordenó el bloqueo inmediato de más de 400 cuentas corrientes del banco del Vaticano relacionadas con la fábrica de santos. El montante del dinero inmovilizado superó los 40 millones de euros. Solo Andrea Ambrosi, el abogado más conocido entre los postuladores italianos, guardaba más de un millón de euros en ese paraíso fiscal de bolsillo que durante décadas ha sido el Instituto para las Obras de Religión, más conocido como banco del Vaticano. La medida drástica de Francisco se produjo después de comprobar que en la Congregación para las Causas de los Santos, dirigida por el cardenal Angelo Amato, uno de los hombres de confianza de Tarcisio Bertone, el polémico secretario de Estado de Joseph Ratzinger, reinaba un descontrol absoluto, sobre todo en los asuntos contables.
Hola!
¿Qué Pancho hizo en tres años?
Miro a mi alrededor y leo este testimonio de alguien que se da cuenta que:
1.- YA han cambiado muchas cosas en mi comunidad católica,
2.- Mantengo el espíritu crítico y realista a tope.
3.- a través de mis dos actividades públicas hoy en día: ATRIO e IVIVA.
4.- Estoy con Francisco plenamente:
a) entiendo sus propósitos y sus límites,
b) me inspira confianza y ternura,
c) espero que viva unos cuantos años más
d) procuraré en lo que pueda apoyar su línea pastoral y reformadora
e) hacer que le sobreviva, que nos sobreviva,
f) pues por primera vez soy ya mayor que el papa.
5.- Este es un lugar de encuentro laico abierto a quien traiga a este mundo una palabra de sentido y esperanza.
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Esto es lo que hizo Pancho en una persona apreciada por su valía ¿no?
No es poca cosa!
¡Vamos todavía! – Óscar.