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Bondad

ArregiAsí, sin artículo ni preposición ni adjetivo. Todos entendemos lo que quiere decir ‘bondad’: una ‘persona buena’, una actitud, una acción, una palabra ‘buena’ (muy diferente de las ‘buenas palabras’, que son mentira). No hace falta definir el término, pues las definiciones abstraen y estrechan; la bondad es concreta y espaciosa.
La bondad ensancha. La humildad, la ternura, la compasión, la tolerancia, la confianza dilatan el alma, brindan al prójimo amplitud y respiro, abren en él las fuentes del bien, lo hacen libre para lo mejor de sí.

La enemistad, el rencor, la venganza, la insensibilidad, la soberbia nos encierran y ahogan, asfixian en el prójimo el aliento vital, el bienestar indispensable para ser bueno. En eso consiste la espiritualidad, con religión o sin religión. La bondad no equivale a conformidad con cánones y leyes; éstas solo valen si ayudan a ser buenos. No hacen falta dogmas ni leyes religiosas para ser buenos. Al contrario, el valor de una religión se mide por su capacidad de crear bondad, una bondad feliz.
Apelar a la bondad en un mundo tan ingobernable y desgobernado puede ser irresponsable o cursi. “Buenismo estúpido y vacío”, dirá alguien. Puede ser. El buenismo es la mentira o el desmentido de la bondad. Pero cuidémonos mucho de advertir contra el buenismo para justificar nuestras pequeñas mezquindades, para defendernos de la bondad creativa y creadora, subversiva. ¿Qué mundo global nuevo podemos construir sin esa bondad como base inspiradora? No lograremos vencer el mal con el mal, aumentando penas, ahogando libertades, cerrando fronteras a los refugiados y abriéndoselas a los flujos financieros, endureciendo el control sobre las personas y aliviándolo sobre el capital, ni disparando haces ardiente de microondas con cañones invisibles a gran distancia para disolver manifestaciones (última novedad americana)… No lo lograremos con nada mientras no nos mueva la bondad.
Vasili Grossman, escritor ruso de origen judío, testigo cercano y relator de tantos horrores, escribió: “Yo no creo en el bien, yo creo en la bondad. Es la bondad de un hombre para con otro hombre, una bondad sin testigos, pequeña, sin grandes teorías. La bondad insensata podríamos llamarla. La bondad de los hombres más allá del bien religioso y social”. Dice ‘bondad insensata’, pero quiere decir: bondad más allá de esa sensatez que habitualmente identificamos con el cálculo del propio interés inmediato. No se trata del ‘bien” en abstracto, sino de la bondad en acto: la bondad de la mirada, la bondad del gesto, la bondad del samaritano, la bondad de la fe en el ‘malo’.
¿Bondad insensata? ¿Existe acaso algo más sensato que esa bondad, algo más transformador de este mundo turbulento, de sus estructuras inicuas y asesinas? La bondad ha de ser inteligente: “Sed astutos como las serpientes y sencillos como las palomas”, dijo Jesús. Pero solo la bondad dispuesta a perder por un bien común mayor puede ser inteligente o sabia. Emplear la inteligencia para dañar es lo más insensato.
En su visita a Cuba, ante Raúl Castro, el papa Francisco reivindicó una “revolución de la misericordia”. Al día siguiente, el editorial de un periódico calificaba estas palabras como “expresión probablemente importante en lo teológico, pero absolutamente inane en política”. ¿Puede ser teológico si no es político? ¿Puede haber auténtica política sin misericordia? ¿No será la bondad lo más razonable también en política? Cuando Jesús hablaba de bondad o de misericordia, no hablaba de algo importante en lo teológico e inane en lo político; hablaba de una revolución política. Y ésta exige estrategias y plazos, de acuerdo, pero la primera condición es la bondad. Revolución y misericordia son inseparables.
Y no lo olvides, solo serás bueno si no ambicionas nada, ni siquiera ser bueno. La bondad no pretende nada. “Obra sin actuar”, diría el Dao De Jing. Sé y obra como el agua, que busca el lugar más bajo. Debes planificar y proyectar objetivos concretos, pero sin aferrarte a la consecución del fruto proyectado. Quien ambiciona metas y logros se encadena, reprime su auténtica libertad, impide que aflore y se realice su ser verdadero, que no es sino la bondad. Solo la bondad sin pretensiones es efectiva, eficiente.
Por eso mismo, la bondad tampoco aspira a ser perfecta. Es inconformista, pero no radical. La radicalidad es apego al yo superficial. La persona buena no necesita ser un héroe, ni poseer un carácter optimista y bondadoso, ni luchar contra todas las injusticias ni resolver todos los problemas ni salvar a todas las personas. “Quien salva a una sola persona, salva a toda la humanidad”, dice la sabiduría del Talmud judío. La persona misericordiosa para con un gusano es misericordiosa para con todo el mundo. Haz lo que puedas, sin mirar al logro, y serás libre y feliz, serás bueno.
Amiga, amigo, te deseo de todo corazón un feliz año bueno.

José Arregi

(Publicado en DEIA y los Diarios del Grupo Noticias el 9 de enero de 2016)

23 comentarios

  • M.Luisa

    Por tu amabilidad e interés, querida Maite, siento  la necesidad,  al menos,  de  que, si bien te mostré ayer mi impotencia con respecto al caso que me concierne, sí en cambio  te puedo al menos decir lo que por mi parte,  desde el momento cero,  pude resolver  y que  tú misma sabrás muy bien interpretar en toda su extensión, y es que frente a tanto sin sentido   no dudé ni por un momento  dar un paso al margen  y situarme en el camino de  la  diáspora fuera  de la institución eclesial. Con ello, aunque en soledad, me basta pues  conservo así mi parcela de  libertad y mi pequeña  porción de felicidad.

    Gracias amiga,  un abrazo

  • M.Luisa

    Muchas gracias Maite, por tu interés y sobre todo sabiendo que tu tiempo lo tienes muy ocupado. Ya veo que eso de hablar en clave no se me da muy bien, y es que lo que tú has entendido no me pasa a mí, yo lo sufro viéndolo desde fuera y sin poder hacer nada. Estas en lo cierto cuando dices “cada uno sale adelante como puede” pero para esto hace falta primero, que la, o, las personas afectadas tomen conciencia de la situación. Esto es lo difícil y lo que te hace sufrir, porque ves que no puedes hacer nada. Supongo que ahora verás  que no se trata de mí, yo me considero, mejor, soy  una mujer más o menos feliz, libre e independiente, autónoma incluso en el trabajo, en fin,  agradecida con la vida. Será por esto que soy muy sensible cuando me doy cuenta  que de esto carecen quienes me son  los más cercanos. Ah! lo que me dices de la página web de opuslibros, años atrás  la había frecuentado para de algún modo conocer alguna experiencia pero en el fondo te das cuenta que cada caso es un mundo y todavía te desesperas más cuando ves que nada puedes hace sin la voluntad del afectado.

     

    Un abrazo agradecido

  • Maite Lesmes

    Hola Mª Luisa, disculpa el retraso en contestar. Entiendo que te gustaría escribir sobre tu experiencia de víctima de violencia psicológica. Y que sigues bajo su dominio, de otro modo no tendrías que escribir con pseudónimo, y eso indica a la vez sufrimiento y falta de libertad.

    Cada uno sale adelante como puede. No obstante, creo que los mecanismos que llevan a alguien a dominar o a ser dominado, ninguneado, por otra persona, son de orden psicológico e incluso psiquiátrico. Si no la conoces, te aconsejaría leer la obra de Marie-France Hirigoyen, que fue pionera en descubrir a partir de sus pacientes el “mobbing”, que surge primero en la vida familiar, continúa en el trabajo… Aquí su primer  exitoso ensayo se tradujo como “El acoso moral”, al que siguieron otros sobre el mismo fenómeno en el trabajo, la pareja, etc. Es ese primer ensayo sobre todo al que me refiero.

    Hacía mucho tiempo que no entraba en la web de opuslibros.com. Se ha renovado mucho, me pareció, y no estaría mal que la frecuentaras para reconocerte en casos parecidos o para participar tú misma. Un abrazo.

  • oscar varela

    Hola!

    El diálogo Maite-Óscar (no digo Óscar-Maite)

    no es extraño al Asunto del Post: BONDAD

    es un “por ejemplo: …”.

    ¡Vamos todavía! – Óscar,

  • Maite Lesmes

    ELOY, muchas gracias por tu comentario.  Sí, se presta a muchas contradicciones, desgarros y continuas reelecciones por la vida. La primera contradicción pueda ser a qué llamamos vida, se sobreentiende plenamente humana, porque cuando no se es dueño de la propia vida, sino que se depende para casi todo de otras personas,  y no eres consciente ni puedes ‘dar razón de’ lo que te duele, de lo que sientes si lo sientes o de lo que piensas si lo piensas…. ¿qué queda? ¿qué se espera? Dónde está el límite?

    Un abrazo.

  • Maite Lesmes

    Hola Oscar, acabo de hablar con la Fundación Ortega y Gasset, te respondo por mail. Un abrazo. Maite

  • ana rodrigo

    Pues sí, parece que hablar de bondad resulta un poco cursi, si bien, diríamos que debería ser como el aire que respiramos, vital para el individuo y para el bien común.

     

    Es largo el listado de términos que hacen referencia a actitudes positivas que hacen el bien en el propio sujeto y en aquellas personas con las que entramos en contacto de forma directa (nuestro entorno) y de forma indirecta (todas las personas con las que compartimos la especie): amor, empatía, compasión, solidaridad, compasión, amabilidad, afabilidad,comprensión, ayuda, escucha, generosidad, etc. etc. Yo pienso que la raíz o el tronco en el que se sustentan todas estas actitudes y conductas sería eso, BONDAD.

     

    La sociedades de todos los tiempos a lo largo de la historia de la humanidad se ha movido siempre entre las dos caras inherentes al ser humano: el bien y el mal. Y el mal también tiene su familia de palabras que expresan hechos y conductas y que producen sufrimiento: la guerra, la agresividad, la insolidaridad, el egoismo, las agresiones al otro en todas sus perversas, múltiples y refinadas manifestaciones, etc. etc.

     

    La sociedad actual no es una excepción: el sistema político-económico global, y, aunque la clase política exprese lo contrario en sus discursos propagandísticos, es cruel, genera situaciones donde es posible y, en ocasiones, impune hacer el mal en sus diversas posibilidades.

     

    Quizá cuando nos referimos a la bondad, estemos pensando en una cuestión individual-personal.

     

    Todo el mundo sabemos cuándo una persona es bondadosa, no hacen falta conocimientos especiales, lo percibimos y es suficiente. Y quien la posee como sustancia de su propio ser, no necesita hacer programación especial, se es, se emite como quien emite un perfume que ha adquirido. Porque, para ser bondadoso o bondadosa, hay que cultivar el espíritu en esa dirección, y contrarrestar la tendencia negativa tan innata en el ser humano como la propia bondad.

     

     

  • M.Luisa

    Me gustaría  ahondar un poco más sobre lo dicho ayer  pues por encontrarme estos días fuera de casa, el ordenador que uso me cuesta un poco de manejar y entre que me olvidé también  los lentes,  ayer no tuve más remedio que simplificar aunque no tanto con la simplicidad que emplee el primer día en que al abrir  esta sección  lo reduje  todo a un clamoroso ¡AMEN! de conformidad, consciente de que sería  banal   cualquier añadidura.

    Cuando Arregi dice “No hace falta definir el término, pues las definiciones abstraen  y estrechan(…) pienso que estos han sido los requisitos  esenciales para  lo que ha significado en las religiones la  predicación del bien.  En cambio, “Todos entendemos (sigue diciendo Arregi) lo que quiere decir “bondad”

    Entre un enfoque y otro es en donde detecto el hecho de que a la religión le interesa más hablar  del bien en abstracto   porque con ello puede  mantenerse en un concepto  de naturaleza humana completamente  obsoleto.  Se establece así una relación de sumisión por un lado y de superioridad por otro. Por lo que entonces   el “yo” percibe el bien como objeto cuando  en realidad  son  las acciones humanas las que ya de por sí son buenas. Son, por tanto, las acciones las que por ser humanas, en una comprensión más amplia de nuestra  naturaleza, las que en definitiva nos descubren el bien universal.

    Por otra parte, la bondad relacional en la que cree  Grossman, pienso que va en la misma línea de pensamiento que la de Martin Buber que, siendo judío también, para él lo primordial  no es la llamada (de Dios)  (el bien, en nuestro caso) lo abstracto,  sino el encuentro dialogal,  el encuentro con el Tú.

  • ELOY

    Hola Maite.

    Es muy importante tu reflexión sobre lo que denominas “imposición” del bien. Me siento participe de tus sentimientos y de lo que expresas.

    Aunque quizá, me atrevería decir que lo que se nos impone es la vida, la necesidad, el dolor, la impotencia propia o de otros.

    Y ante eso se puede “huir”, o se puede asumir.

    Asumir y responsabilizarse de las necesidades del otro, (incluso con enormes contradicciones y desgarros internos) con enorme sacrificio y desgaste muchas veces, esa es la elección “ética”, que podemos denominar “bondad“.

    Quizá eso, y no otra cosa, es la esencia del bien.

     

  • Rodrigo Olvera

    Oscar

     

    Creo que lo más práctico es que contactes directamente a la oficina de Madrid de la Fundación; ya sea para proponerles que puedas adquirir una versión electrónica (escaneo) de esa sección del tomo X; o para que en plática con ellos te faciliten la información que requieres

     

    http://www.ortegaygasset.edu/contacto/fog-madrid

     

     

  • oscar varela

    Maite!

    Mi Dir. de Correo es olgoscar05@yahoo.com.ar

    Tengo de las Obras Completas los Tomos de Revista de Occidente:

    TI – Séptima edición (1966)

    TII – Séptima edición (1966)

    TIII – Sexta edición (1966)

    TIV – Cuarta edición (1957)

    TV – Séptima edición (1970)

    TVI – Séptima edición (1973)

    T VII – Tercera edición (1969)

    T VIII – Tercera edición (1970)

    T IX – Tercera edición (1971)

    ……………………………………….

    Gracias!

  • Maite Lesmes

    Hola Oscar, intentaré conseguir tu dirección-e para hablar sobre los índices de las O.C. de Ortega.

    Necesitaría saber de qué editorial son tus tomos, de qué año, si el último volumen que tienes es el IX… Probablemente lo pueda conseguir después a través de la Fundación Ortega y Gasset.

  • oscar varela

    Hola Rodrigo y Maite!

    Creo que lo que yo andaba buscando está en el primer link de rodrigo al final:

    ÍNDICES GENERALES

    * CRONOLOGÍA DEL CORPUS TEXTUAL

    * ÍNDICE ALFABÉTICO DE TÍTULOS

    * ÍNDICE DE CONCEPTOS, ONOMÁSTICO Y TOPONÍMICO

    ………………………

    ¡Gracias y abrazo!

    ¿Cómo acceder a esos  ÍNDICESGENERALES?

    ¡Vamos todavía! – Óscar.

  • M.Luisa

    Sí, Maite, recuerdo tu circunstancia, y te entiendo perfectamente porque la mía que no ha sido como la tuya la de un sin vivir cuidando, sin embargo, ha sido   también mi vida un bregar constante contra  el intento ideológico de absorberme. Esta circunstancia  me obligó a pisar, aunque de puntillas y un poco por encima, el terreno de lo metafísico. Con él he podido comprender muchas cosas y en consecuencia, como se dice, salvar mí circunstancia.

    Qué se puede si no hacer cuando te hablan del “bien” ideológicamente en abstracto y ves que, a tu alrededor, se hace todo lo contrario?

    A veces pienso que necesitaría un seudónimo para poder expresar sin temor el sufrimiento que causa vivir, o mejor, convivir bondadosamente con imposición  ideológica

    Un sincero abrazo, amiga!

  • Maite Lesmes

    Hola Mª Luisa, me alegra también encontrarte.  Lo que no te prometo es que llegue a comentar lo que has escrito porque hace años que me distancié de la metafísica y el día a día no me da para más que para intentar sobrevivir física y mentalmente mientras el bien o lo bueno se me impone traducido al cuidado de una persona gran dependiente.

    Y digo se me impone porque no lo he elegido, cuando en principio el Bien se busca, se desea, se elige, y normalmente se opta por la vida, por vivir la propia vida, no la de otro.  Vivir cuidando es un sin vivir, dar vida a alguien que involuntariamente te la está absorbiendo. Pero al mismo tiempo hacer el bien que se impone, es ineludible, hacer lo que hay que hacer.

    Por lo tanto, mi reflexión sobre el bien no me lleva a la metafísica sino a la ética, mucho más “terre à terre”. Un abrazo. Mª Luisa.

  • Maite Lesmes

    Hola Oscar, intentaré contestar a tu pregunta y verificar lo que te responde Rodrigo. Un abrazo.

  • M.Luisa

    Hola,  Maite! Me alegro que te asomes por aquí, cuánto tiempo sin leerte!

     

    Bien, tu comentario   me ha dejado un poco pensativa esta mañana… ciertamente   siendo “el bien” y “la bondad” términos igualmente abstractos,  sin embargo lo abstracto del bien no deja de ser meramentealgo  ideal,  lo es respecto  a la  idea que del bien se tenga.   En cambio lo abstracto de la bondad es  realizable por sí mismo mediante  la acción, es realización, y en esta realización  surge la bondad innata propia del ser humano.

     

    Por otra parte, pienso que las religiones se han decantado por la idea del bien porque las ideas pueden administrarse bajo los efectos de un apego,  de una adhesión incondicional, sitúan el bien fuera del alcance humano, lo escinden de lo material, de lo sensible  y por tanto es necesario que alguien con autoridad lo predique. Se  predique el bien para sólo significarlo.

     

    Ambas perspectivas nos remiten  a dos distintas concepciones  de naturaleza humana, una la sustancial como insuficiente y la otra  la sustantiva como suficiente y autónoma.

    No sé, tal vez no…

     

    Un fuerte abrazo

  • Rodrigo Olvera

    Oscar

     

    Aunque dejaste muy claro la última vez que tu sabes mejor que yo lo que he leído o no de Ortega, y que sabes que yo sólo lo he leído en sus “enemigos”, aquí te comparto el índice del Tomo X, que es el que cierra la colección disponible en la Fundación Orteg y Gasset (¿será que la Fundación Ortega y Gasset, que es de donde he leído a este autor, es su enemiga?)

     

    http://www.ortegaygasset.edu/admin/descargas/contenidos/Sumario_Tomo_X.pdf

     

    Existe otra edición que contiene tomos XI y XII. No conozco ni he leído esa edición, pero publica el contenido de esos tomos escritos políticos (como el escrito sobre el estatuto catalán y La rectificación de la República), metafísicos y psicológicos.

    http://www.e-torredebabel.com/OrtegayGasset/ObrasdeOrtega/Obras-Completas-Ortega.htm

     

    Saludos

  • oscar varela

    Hola Maite!

    Necesito un favor tuyo (o de alguien que pueda).

    Las Obras Completas de Ortega fueron apareciendo en diversas Ediciones. Casi todo estaba en hasta el Tomo IX, pero luego se fueron recopilando otros variados escritos hasta comletar llegando al Tomo XII. Yo tengo solo hasta el IX (me resultaban muy caros los posteriores)

    La pregunta es la siguiente: En alguno de esaso Tomos ¿hay ÍNDICE de MATERIAS y además otro ÍNDICE DE AUTORES CITADOS?

    Si no los hay en esos Tomos ¿los hay en alguna Edición?

    Desde ya gracias por si se pudiera averiguar algo.

    Abrazo – Óscar.

  • Maite Lesmes

    No sé cómo Grossman habrá expresado esto en su idioma, pero “el bien” y la “bondad” me parecen igual de abstractos. Antepuesto o pospuesto, el adjetivo “bueno-a” aplicado a alguien indica la cualidad y calidad habitual de esa buena mujer, de ese buen hombre, de esa persona buena. Por hacer el bien o el mal puntualmente, no devenimos buenos o malos, sólo cuando hemos incorporado el bien o el mal a nuestro modo de ser,  a nuestro modo de comportarnos con los demás habitualmente, lo somos.

    Nadie que se aisle puede ser bueno ni hacer el bien. Se es bueno y se hace el bien a, con, entre… los demás. Aprendemos a ser buenos o a ser dañinos en la socialización, en la convivencia.

    Lo mejor que podrían haber hecho y hacer las religiones es priorizar la bondad de las personas, hacer el bien a todos, que nada humano les sea ajeno, humanizar la sociedad, la economía, la naturaleza…. No ha sido así, no es así.

    Es la ética, las éticas, quienes se han ocupado de buscar el bien o lo bueno. Desde los filósofos griegos, pasando por la filosofía hecha en China o India hasta llegar a filósofos contemporáneos como Aranguren, en nuestro país, que insistió en el talante moral, en el ethos como carácter, y a partir de él los y las excelentes filósofas que han aportado tanto a la ética personal y social, a la ética laica o civil, independiente de la religión, sabemos que nada tiene tanto sentido en la vida como llevar una vida buena, ser bueno, hacer el bien, autónomamente, siguiendo la propia conciencia.

    Por lo mismo, año bueno no será aquel en que de vez en cuando nos vaya bien, sino aquel en que hayamos conseguido vivir bien, hacer el bien.

    Se lo deseo a José y a tod@s los amigos de Atrio.

    (Oscar, no he olvidado a Ortega, había que simplificar)

  • mª pilar

    ¡Gracias… siempre esperanzador!

    mª pilar

  • oscar varela

    ¡¡OK!!

  • M.Luisa

    ¡¡AMEN!!