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Y al final de la crisis… la precariedad

263-PORTADAIglesia Viva, desde el principio, estuvo muy atenta a la crisis económica global y especialmente de sus características en el sur de Europa estos últimos años. Ahora parece que surgen salvadores, quienes dicen, como en Argentina, que quieren cambio para sacar el país de un nefasto antiliberalismo y quienes se presentan en España como quienes han iniciado la recuperación que si se frena acabaríamos en el caos. Pero lo que es indudable que la precariedad, camino de la pobreza, aumenta cada vez en nuestros países. Y sobre esto trata el nuevo número Bajo la condición precaria,

La pérdida de empleo y la imposibilidad de pago de la hipoteca, así como la reducción de prestaciones sociales ha condenado a la precariedad, la inseguridad y vulnerabilidad a millones de personas y familias. Las reformas laborales y las políticas de austeridad, junto al elevado desempleo, no ofrecen otra perspectiva que miles de demandantes que compiten aunque sea por un trabajo indecente o minitrabajos, siempre en régimen temporal y con bajos salarios bajo la apariencia de una economía legal, pero con los derechos restringidos y la dignidad humana maltrecha. La innovación tecnológica está produciendo una profunda metamorfosis del trabajo. La globalización del capitalismo financiero, el debilitamiento del Estado de Bienestar y la desregulación del mercado laboral crean exclusión y hacen emerger una nueva clase social: el precariado (Guy Standing).

La condición precaria marca cada vez más a más personas y familias que parecía instaladas en una confortable clase media o profesional. Las situaciones de quiebras son cada vez más numerosas, llevando con frecuencia a la total marginación o el suicidio.

Esta temática es  abordada en el número 263, Bajo la condición precaria, con perspectivas sucesivas en los tres estudios de este número.

  • En el primero Guillermo FERNÁNDEZ MAÍLLO, miembro del equipo de Estudios de Cáritas española y de la Fundación FOESSA, nos presenta las condiciones materiales que explican la generación de la precariedad laboral, habitacional y existencial.
  • En el segundo estudio el profesor de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y colaborador asiduo de la revista, Imanol ZUBERO, dibuja los rasgos de la normalización y consolidación de la precariedad, una condición que impuesta, también es combatida.
  • Por último, en el tercer estudio Élio ESTANISLAU GASDA, joven jesuita brasileño, esboza una reflexión sobre la esperanza que el cristianismo, la religión de los precarios, ofrece a quienes son descartados del sistema para seguir viviendo, para resistir y seguir creyendo en la igual dignidad de todos y todas.

Hay otro tema de grandísima actualidad que se presenta en este número: el proceso del soberanismo catalán que se presenta como tema A DEBATE, para indicar expresamente que es un tema abierto en la misma revista, que publicará otras contribuciones en próximos números y que aceptará con gusto comentarios en su blog. Se trata de una presentación hecha por Jaume Botey que muestra cómo, con su gran carga emocional, el problema del gran auge del soberanismo en estos últimos años tiene su origen en la manera como grandes masas de catalanes han vivido el rechazo del Estatut de autonomía votado en 2006 y otras supuestas afrentas por parte de los gobiernos de España.

2 comentarios

  • h.cadarso

    Tengo una pregunta para usted, Jaume Botey, que en su tema DEBATE diserta sobre la situación de Cataluña frfente al Estado español: ¿por qué razón llama usted al nacionalismo catalán y al vasco con los calificativos de “catalán” y “vasco”, y al nacionalismo español lo califica de “españolista”. Debe haber algún matiz oculto en este trato diferenciado, y me gustaría pensar que no tiene ningún sentido peyorativo ni despectivo para el nacionalismo español.

    Tengo la impresión de que su historia de Cataluña y su relación con España o con el Estado español tiene más de apología y panegírico encendido de un ferviente patriota catalán quqe de un relator neutral de esa misma historia que proporciona a sus lectores los elementos de juicio convenientes para que ellos se formen su propia idea.

    Hay en sus razonamientos un largo discurso sobre el nacionalcatolicismo que al parecer solo se refiere al nacionalcatolicismo español, o españolista…Pero yo creo que hay un nacionalcatolicismo español, otro catalán, y otro vasco…Hay una Virgen del Pilar patrona de la Hispanidad, una Moreneta alma de Cataluña, una Virgen de Aranzazu vasca y otrade Begoña vizcaína y del Athletic…Y si me perdona, no comulgo mucho con las visiones sociales de Juan Pablo II tan polaco él y tan anticomunista…¿Ya sabe usted qué gobierno va a gobernar Polonia…? Otro nacionalcatolicismo ded órdago a la grande, Sr. Botey.

    Tengo familia en Cataluña, he predicado en misiones populares en Barcelona, ene sus barrios obreros. No me convence en absoluto su tesis de que  los inmigrantes y los nativos han alcanzado una convivencia y una relación ideal y romántica tal como usted la describe…Esee tipo de convivencia lo tuvieron García Lorca y Salvador Dalí, los de la Institución libre de Enseñanza, los españoles y catalanes de la República española abortada manu militari por el Ejército. Yo echode menos a Pascual Maragall…¿y ustged?

    Sin ánimo de pelea, sr. Botey, creo que debería usted tratar el tema con un grado de imparcialidad que todavía no ha alcanzado. Seguramente a mí me falta también esa imparcialidad que yo echo de menos en usted. Pero tenga por seguro que no me conformo con que Cataluña supere esta infausta situación nada democrática de España y de Europa y de todo Occidente. Los españoles también nos sentimos oprimidos…Y mi objetivo no es sacar de esta crisis a los “españolistas”, sino a todos. Yo creo en la fraternidad universal.

  • Román Díaz Ayala

    Los salvadores no son sólo quienes desde dentro del sistema y con capacidad de inciativas proclaman el final de la crisis, ni són sólo individualidades, sino grupos que se apoyan en fuerzas emergentes. Estos salvadores-salvapatrias ofrecen el común denominador de su desprecio absoluto hacia los valores democráticos que dicen defender.

    Populismo, demagogia y el uso instrumental de las aspiraciones y necesidades de los pueblos.

    ¿Hay algo nuevo bajo el sol?