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La teología del papa Francisco

Castillo El 24 de Septiembre de 2015, por primera vez en la historia, un papa de Roma pronunció un discurso, en el Capitolio de Washington, dirigiéndose a los congresistas de la primera potencia mundial. Jorge Mario Bergoglio no se anduvo por las ramas. Y fue derecho a los asuntos que más directamente afectan a la enorme mayoría de los habitantes del planeta. Aunque bien sabemos que algunos de los temas, que allí planteó Francisco, no son precisamente los que mejor suenan en los oídos de muchos de los legisladores que allí escucharon al Papa.

“Si es verdad que la política debe servir a la persona humana, no puede ser esclava de la economía y de las finanzas”, dijo el obispo de Roma ante un Congreso en el que la mayoría de sus miembros son millonarios al servicio de los intereses turbios e inconfesables de los mercados. Si a esto sumamos la condena inapelable del tráfico de armamentos, de las guerras, el pronunciamiento en contra de la pena de muerte, y la solidaridad con los pobres de este mundo, todo esto debió sonar en el Congreso de Estados Unidos como, hace años, sonaron en toda América los discursos proféticos de Martin Luther King.

        Dicho esto, vengo a lo que quiero destacar en esta reflexión. ¿Qué teología maneja el papa Bergoglio? Esta pregunta es comprensible. Porque, como es sabido, son muchos los que, en los ambientes eclesiásticos, echan de menos la sapiencia teológica que manejaba el papa anterior, Benedicto XVI. Cuya presencia distinguida y su lenguaje cuidado de sabio alemán contrastan con la imprevisible y –para algunos– desgarbada figura de Francisco. Del que ya ha quedado patente para todo el mundo que se maneja mejor entre la gente sencilla de la calle que entre distinguidos y selectos estudiosos de los más refinados saberes.

        ¿Es por esto Francisco menos teólogo que Ratzinger? No lo es menos. Ni tampoco lo es más. Es distinto. Aquí vendrá bien recordar que, en el Nuevo Testamento, se advierte que hay dos formas de hacer teología. Está, por una parte, la “teología especulativa”, de Pablo. Y está, en otro contexto, la “teología narrativa” de los evangelios. O sea, la especulación ideológica, más propia de la cultura helenista (propia de Pablo), y el relato histórico, característico de la tradición bíblica. ¿No se podría decir que Ratzinger ser mueve como pez en el agua manejando la teología especulativa, mientras que Bergoglio se encuentra en su ambiente cuando desciende de las alturas, de la especulación del “ser”, a lo concreto y tangible del “acontecer”?

        Es evidente que el pensamiento especulativo seduce a determinadas mentalidades por su profundidad y su capacidad analítica. Pero no es menos cierto que, a la hora de la verdad, lo que decide la felicidad o la desgracia de la gente no es la profundidad de la cabeza pensante, sino la evidencia patente de lo que sucede, lo que nos pasa cada día, lo que nos hace felices o desdichados.

        Lo que ha sucedido en la Iglesia es que, con el paso del tiempo, cuando la teología quedó sistematizada y se organizó en tratados (lo que todavía se sigue estudiando en los seminarios y enseñando en los catecismos), la teología especulativa de Pablo resultó más determinante que la teología narrativa de los evangelios. Y así –por poner un ejemplo–, a la gente se le enseña más la “religión de redención”, que predicó Pablo (G. Bornkamm), y se le enseña quizá menos la “memoria peligrosa y subversiva” (J. B. Metz) de Jesús.

        Por suerte, el papa Francisco no se cansa de repetir que tenemos que recuperar el Evangelio, que tenemos que leerlo, meditarlo, entenderlo, llevarlo en el bolsillo. Si no hacemos esto, y si esto no se hace vida en nosotros, caemos sin más remedio en el cristianismo de la mentira y el engaño. Lo diré con claridad y en pocas palabras. Si Francisco se queda en la especulación de los pensadores teológicos más excelsos, es seguro que hoy no se comentaría en casi todos los medios de comunicación lo que los congresistas de USA han tenido que escuchar allí, en su grandioso Capitolio. Si lo han tenido que oír, sin duda alguna es porque el Papa que tenemos lleva consigo, incorporado en su vida, el “recuerdo peligroso” de Jesús. Por eso ha tirado de la “parresía” necesaria, para decirles en su cara, a los hombres más poderosos del mundo, que tienen que organizar las cosas de otra manera. No se puede soportar que unos pocos naden en todas las abundancias, al tiempo que la inmensa mayoría de la humanidad se ahoga, se muere, entre gritos de desesperación.

6 comentarios

  • Santiago

    EN TODAS las acciones deliberadas o humanas, el ser humano existencial obra siempre por y con un fin que se concibe por la razón de bien, sea real o aparente. Por eso no se puede separar la idea primaria de la praxis de la idea o de la “ideología” ya que la vida del ser humano es fundamentalmente racional…ya que los seres racionales tienden a conseguir su ultimo fin que es la felicidad de la que somos conscientes, al menos en deseo….

    Cuando  Francisco se refiere a “las ideologías” se refiere a que “no basta” simplemente creer sin poner en practica lo que creemos….la FE ha de ser viva como enseña el Apostol Santiago…Por eso la “praxis” de la Iglesia siempre ha ido precedida de la catequesis…porque tenemos que saber primero lo que creemos…para poder ponerlo al servicio de los demas en la caridad de Cristo…de otra manera nuestra praxis se disloca de su objeto principal que es el evangelio de Jesus..

    Es por eso que la verdadera interpretación de la identidad de Jesus se encuentra en la Iglesia…Podemos imaginar el Jesus que nosotros queramos, el que mas se acomode a nuestra manera de pensar…Sin embargo, la exegesis primaria, la aproximación mas cercana a la realidad de Jesus, se encuentra en los mas cercanos a Jesus..sus contemporaneos…los testigos de la Resurrección que le vieron, comieron con el, hablaron y palparon sus manos, sus pies y su costado…ellos mismos, los Once ofrecieron sus vidas derramando su sangre en la predicación de la verdad..No solamente ellos…sino los 500 testigos que le vieron al mismo tiempo….y a los que Jesus sanó y resucitó durante su vida..y que según el escritor e historiador Quadratus vivieron para contarlo hasta al principio del siglo II…ES por tanto, incompleta la exegesis que prescinde del consenso de la Iglesia, del “sensus fidelium” primitivo, de los testigos….

    Por otro lado, Jesus no es una invención hecha antes o despues de su muerte….sino un personaje histórico real, testificado no solo por los escritos del Nuevo Testamento, sino por los judíos de la epoca que no negaban sus milagros, sino que los atribuian a Belzebu, principe de las tinieblas….No solamente eran los seguidores de Jesus los que proclamaban su realidad…sino los escritores paganos como Plinio el Joven….no solo ellos sino los disidentes, los que se oponían a la doctrina de Jesus…pues en sus argumentos citan la interpretación autentica de los Evangelios….

    Por eso es imposible crear el “mito” de Jesus….No se pone en boca de Jesus palabras como “comer la carne” y “beber la sangre” de Jesus que aparecen en los evangelios lo que era una verdadera abominación para los oídos de los judíos de entonces..ni la proclamación de Jesus ante Caifas como “Hijo del Bendito” otra blasfemia que produce el rasgamiento de las vestiduras del Sumo Pontífice…no se pone como modelo de una nueva forma de religion a un “crucificado”, que era el castigo mas infame que pudiera inflingirse en la Palestina de entonces sojuzgada por los romanos….No se crea un mito “contra-cultural” como es Jesus..Y por otro lado, si Cristo no era el Mesías no tenía porque acabarse los sacrificios de animales en el Templo de Jerusalen como si la Ley mosaica ya no bastara…Pero los cristianos sambiaron el sabado por el domingo, el día del Señor…No creyeron que Jesus era un líder politico sino religioso..

    La praxis de la Iglesia primitiva “desde el principio” consistió en lo que Jesus “había ordenado”, a saber,: el bautismo, el kerygma de la Eucaristía, (los Hechos hablan de “la doctrina de los Apóstoles y de la “fracción del pan)…….. que proclamaban la muerte de Jesus como la vía y el camino para la resurrección de todos nosotros en Cristo. La Iglesia como signo sacramental continuó ofreciendo el “sello del Espíritu Santo” en la confimación tal y como los apóstoles los recibieron de Cristo, y siguiendo la praxis de Jesus expulsando demonios, curando enfermedades “ungiendo con óleo” tal como relata Santiago, ordenando y enviando nuevos ministros, tal como Jesus “envió” a los que le siguieron para continuar su obra…hasta el “final de los tiempos”…

    Por eso, como dice Roman la “Celebración de la Comunidad Cristiana con la proclamación de la Palabra de Dios”, fue el gran regalo del Concilio (Vaticano II) para “arrancar” el verdadero sentido al Evangelio…Y es por eso que ya Justino Martir, el Filósofo, (150/155)describe esta celebración del kerygma eucarístico así”

    ‘En el día llamado DOMINGO, (del Señor) los que viven en la ciudad o en el campo se reunen en un lugar y se leen Las Memorias de los Apóstoles (evangelios) o los escritos de los Profetas, si hay tiempo. Cuando el lector acaba (la lectura), el celebrante en un  discurso instruye y exhorta a que se imiten las obras buenas. Entonces todos se levantan al mismo tiempo y ofrecen oraciones.

    Depues se le lleva al celebrante pan y una copa de agua, y una copa de vino mezclado con agua, y (entonces) el (el que celebra) tomando (el pan y el vino) da gracias al Padre del Universo, en el nombre del Hijo y del Espíritu Santo, y da gracias durante un tiempo para que seamos merecedores de recibir estos dones de El. (Justino Martir, Primera Apología. Cap. 65. ACW 56;70)

     

    Y otro Padre Apostólico Hipólito Romano (circa 215) completa la descripción en los detalles:

    Los diaconos entonces traen la ofrenda al Obispo-celebrante y el, imponiendo su mano en ella, junto con los presbíteros, dan gracias, diciendo: “El Señor este con vosotros” y todos responden: “Y con tu espíritu”

    Y prosigue: “Levantemos el corazón” “Lo tenemos levantado con el Señor” “Es justo y necesario” y San Hipólito continua describiendo la Misa citando la institucion de la Eucaristia tal como se encuentra en San Pablo en 1 Corintios 11:23-26) en el “canon” etc. etc. hasta terminar la celebracion (Hipólito Romano, La Tradición Apostólica, No. 4, en FEF 1:167 No. 394a.)

    La Iglesia primitiva es pues la que interpretó y puso en practica en verdadero sentido del “mandato de Jesus”. Por tanto, no se pueden “separar” las partes de Jesus….No es un lider politico, ni social, ni es un simple profeta…Es el Jesus del Evangelio….Vino a darle sentido a la Ley que los judíos habían deformado, vino a aclarar en que consistía el amor del Padre…vino a ofrecernos una única esperanza de salvación que es El mismo….Si guardamos sus mandamientos y su PALABRA…entonces le seguimos…El es un personaje único…que no es posible reconstruir a nuestro antojo….Es el Jesus del Evangelio…o no es Jesus…

    Un saludo cordial de Santiago Hernandez

     

     

  • Román Díaz Ayala

    Cuando leí este artículo en otro medio pensé cuáles serían las claves de interpretación de las palabras del autor en torno a las teologías ( así, en plural) y las homilias de Francisco. Aparecido en Atrio, cada comentarista hace asomar sus particulares pre-juicios de escuela y creo que cuanto más comentarios  haya más diversas y diferentes serán  las valoraciones.

    Hecho de menos aquellos aromas del Concilio en los años sesenta en torno a las lecturas colectivas de la Biblia, las celebraciones de la Palabra, que parecían desprendidas de las misas y que no necesitan de la presencia de un oficiante. perdido el aroma, también hemos olvidado la flor que lo producía.

    Y no era la teología.

    El autor,  D. José María, podrá hacer uso de un estilo directo o  metafórico, aparentemente descriptivo para explicar diferencias que de otra manera no se podrían explicar entre cada autor novotestamentario  (Pablo, Mateo, Juan, Lucas, Marcos…) Él es dueño de sus palabras y del texto que deja escrito.

    ¿Pero, qué lenguaje usa Francisco? ¿Por qué tenemos que encasillarlo en un determinado uso teológico?

    La teología es tan consubstancial al lenguaje teológico, como los sacramentos a la pastoral de la Iglesia de Roma. Pero tales categorías significan que seguimos viviendo en una religiosidad tradicional y anterior al Concilio, que no acabamos de superar.

    La Celebración de la Comunidad Cristiana con la proclamación de la Palabra de Dios fue el gran regalo del Concilio Y arrancar el sentido de los Evangelios para iluminar nuestas vidas particulares en obediencia a Dios y reorientarlas hacia Dios, el Padre, y los hermanos en obediencia a Cristo, fue el gran logro conciliar.

    Dirán entonces que tal cosa no es teología, quizás “homilética”, una rama pobre y lateral de la Doctrina con mayúscula.

    Pero tal cosa sigue siendo el mismo prejuicio del que no queremos vernos libres.

  • h.cadarso

    Querido Manuel: Yo echaba de menos que alguien pusiera una cierta “sordina” a los elogios que aquí se ha hecho al viaje del Papa al núcleo duro del poder y las finanzas. Hasta que leo tu mensaje: !asís se habla! El Papa no debería frecuentar esos lugares sino muy raras veces, y de hacerlo a lo mejor debería tener a mano un látigo de los que usó Jesús con los mercaderes…Y seguro que tendría que salir con el c. oliendole a pólvora…

  • ana rodrigo

    Lo que plantea Oscar tiene mucha enjundia, y debería llevarnos a un interesante debate sobre qué es teología.

     

    Hace bastante tiempo está planteado este dilema: ¿Es teología solamente cuando se habla de Dios y de cuestiones trascendentes? ¿Se puede llamar teología a la praxis de Jesús y a tantas afirmaciones neotestamentarias como “quien no ama a su prójimo…” “por sus obras los conoceréis” y un sin fin de frases que cada cual recordará?. Quizá todo esto supondría una teología, pero no tiene porqué ser así, ya que muchísimas personas u organizaciones laicas dicen y hacen esto mismo sin apoyarse en teología alguna.

     

    Cuando en otros tiempos en España los curas hablaban de justicia, de democracia, de derechos humanos, se les recriminaba por “meterse en política”. El capitolio norteamericano es lógico que no era el auditorio adecuado para “rezar el rosario”, pero, ¿el Papa hablaba como líder religioso-teológico o como autoridad religiosa? No vamos a negar que este Papa tiene autoridad moral, credibilidad y prestigio, y ha hablado con mucho acierto de temas tan importantes para la humanidad, el presente y el futuro del planeta, pero es legítimo preguntarse si se trata de temas teológicos o humanos sin más.

     

    Me temo que yo no voy a poder seguir este debate como quisiera puesto que dentro de media hora salimos de viaje, pero lo intentaré.

     

    Saludos cordiales y ánimo atrienses.

  • Manuel

    No entiendo esa disquisición de contraponer la teología especulativa de Pablo y la lectura teológico/política de los Evangelios si estos, destilan pura teología paulina

    ¿No se ha dicho hasta el hartazgo, que debajo de los evangelios subsiste un constructo teológico totalmente compadecido con la doctrina victoriosa de Pablo, frente a la interpretación que sobre Jesús hacía la derrotada comunidad jerosolimitana y que es un exceso interpretativo considerar, que la soteriología de plantea Jesús, tiene algo que ver con un proceso de liberación política mundana?

    ¿No se ha dicho, que los evangelios es una construcción ideológica elaborada por las primeras comunidades cristianas y cuya verosimilitud histórica hoy día, esta bajo mínimos a partir de los estudios de Jesus Seminar? entonces ¿Por qué considera Castillo que es más auténticamente “jesuánica”, lo que entresaca de los evangelios aquello que hay de contestatario en la vida de Jesús que el ideario de Pablo basado en la redención/expiación, si ambos planos lo han hecho inseparables los propios y múltiples redactores de los evangelios?

    ¿A qué relato candoroso se inclina Castillo cuando apela a la  “memoria peligrosa y subversiva” (J. B. Metz) de Jesús” cuando en los propios textos evangélicos sobreviven solapados y confundidos sus gestos de compasión con la doctrina de la propiciación, redención y remisión  de Pablo y donde es muy difícil diseccionar una visión de la otra?

    Considero que la visión pogre que Castillo ve en el Jesús rebelde, es inseparable de la visión apocalíptica, teocrática y condenatoria que los evangelios le adjudica también al galileo.

    Y por último, estimado Castillo ¿para cuándo arreglar el Papa su propia casa? Que se note, que se compruebe en la última parroquia y en la última homilía y que se visualice el cambio transformando la “ideología” que subyace (y de la que tanto abomina por estar por delante de las personas) en su discurso teológico basado en una peculiar interpretación: del hombre;de los derechos reproductivos de la mujer; de su concepción de la familia y de la orientación de género.

    ¿Para cuándo llamará a capítulo a las organizaciones seglares como el Opus, Legionarios, Kikos..para que pongan al servicio de los pobres su ideario, medios y bienes?

    ¿Para cuando un llamamiento a la CEE para que voluntariamente renuncie a los privilegios sobre la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, exoneraciones fiscales y el abuso que sobre la financiación pública de la Iglesia se hace constar en el Concordato? ¿Para cuando poner al servicio de los más desfavorecidos la propagación de la justicia social y el abandono de las posiciones más conservadoras y reaccionarias en la COPE y en 13tv?

    Todos sabemos que el buenismo no basta.

  • oscar varela

    Hola!

     

    Si sigue estrujando y retorciendo tal vez llegue a que la “teología especulativa” es una “ideología” (en el sentido de alienación que le da Bergoglio a ese término)

     

    ¿En qué queda, entonces, la “teología narrativa”?

     

    Analizar el Discurso de Bergoglio en el Capitolio como “teología” (la que fuere) es demasiado forzoso, por no decir: un disparate.

     

    ¿Por qué el cura tiene que hablar siempre “teológicamente” (la que fuere)? Y, sin embargo es así! Esto tiene mucho de “reduccionismo”; y lo que hace don Castillo con estos malabares es todo lo contrario a la que pretende: hace un “Papa reducido”; “religioso” al fin y al cabo; cosa de la que huyó el Galileo Jesús (creo yo) -“¿En qué Monte-Templo hay que adorar a Dios?”- andaba inquiriendo la buena muchacha.

     

    ¡Voy todavía! – Óscar.