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Por unas comunidades cristianas adultas y desclericalizadas

Han pasado cincuenta años desde el intento de reforma de la Iglesia que intentó el Vaticano II y hoy quiere resucitar Francisco. Miles de sacerdotes católicos han tenido que abandonar su ministerio oficial por haber respondido con un SI al amor conyugal. Pero la mayoría no han perdido su fe, desnuda de clericalismo, ni su vinculación entre ellos y con las comunidades. Y se van a reunir este año en España (Guadarrama, 26 Oct-1 de Nov) en un Encuentro Internacional de curas católicos casados donde reivindicarán, no la vuelta al ministerio clerical, sino comunidades cristianas adultas y desclericalizadas.

Lo expresa bien este vídeo de YouTube hecho para presentar el congreso.

A continuación publicamos la invitación a las comunidades y el tríptico del congreso. Allí estaremos.

CARTA-INVITACIÓN DE MOCEOP A LAS COMUNIDADES CRISTIANAS

Queridas hermanas y hermanos:

Os invitamos a participar en el Encuentro Internacional de Curas Casados que organizan la Federación Europea de Curas Católicos Casados y MOCEOP (Movimiento pro Celibato Opcional-España) y que tendrá lugar en Guadarrama (Madrid), en octubre, siguiendo el programa que se adjunta.

Como veis se trata de realizar una lectura de lo vivido como movimiento internacional y, a la vez, vivir y compartir con otros grupos cristianos, como el vuestro, experiencias de fe, de comunidad y de iglesia renovadas, que nos muestran un rostro más humano de Jesús.

Para que el lema “Curas en unas comunidades adultas”, que es muy general, no nos despiste y pueda conducirnos a una interpretación clerical, os aclaramos que no se trata de reivindicar la figura del cura como factótum de la comunidad. Todo lo contrario. Lo curas casados después de salir del armario clerical y bajarnos del altar, del púlpito y del ‘machito’ luchamos por desclericalizar la iglesia, insertándonos en pequeñas comunidades, que nos acogieron como a un miembro más y a las que hemos servido en la medida y en la forma que ellas nos han demandado. Trasmitir y compartir esta experiencia es el objetivo de este encuentro, uniéndonos al reto de todo el movimiento de cristianos de base de impulsar entornos comunitarios alternativos a los institucionales, en los que la centralidad esté en Jesús de Nazaret y siendo la igualdad, la solidaridad, la libertad, la creatividad  elementos que reflejan la madurez y mayoría de edad.

Queremos seguir sirviendo de referente para quienes viven la fe desde la frontera, desde unas vivencias cristianas y alternativas, en muchas ocasiones, a las oficiales, eclesiásticas, vaticanas. Es el camino que hemos seguido y así lo demuestran los lemas y mensajes de los encuentros que  hemos tenido, tanto a nivel local, nacional o internacional: compatibilidad de sacerdocio y matrimonio, el ministerio presbiteral al servicio de la Iglesia de Jesús en el momento actual, nuevos ministerios al servicio de la comunidad, derechos humanos en la Iglesia, la mujer también es iglesia, otra iglesia es posible y real, una nueva espiritualidad centrada en el evangelio, nuevos caminos eclesiales, sueños de quijote para un mundo materializado, la comunidad que sigue a Jesús, fronteras y horizontes…

Toda esta carga experiencial es la que vamos a compartir comunitariamente teniendo como centro, como eje, la comunidad, esa comunidad en la que muchas y muchos hemos vivido y seguimos y que a través de los años “ha ido confirmando la convicción inicial de seguir formando parte de la iglesia, en iglesias locales, domésticas, en las que la comunidad cobra el protagonismo y las diferentes tareas -incluso la de presidencia- se van asumiendo según la disponibilidad o capacidad de cada creyente. Comunidades no impositivas sino acogedoras, no jerarquizadas sino igualitarias; no volcadas en el culto sino en la celebración festiva; comunidades de búsqueda y compromiso, con apuestas por vivir en positivo de cara al mundo actual. Una realidad pequeña; pero nada despreciable y -al parecer- con grandes posibilidades de cara al futuro”. Así lo decíamos en nuestro libro, publicado en 2010, Curas Casados. Historias de fe y ternura.

A ello nos ayudarán distintos actos, como presentación de experiencias de comunidades concretas de distintos entornos y países, talleres sobre distintos servicios en la comunidad, dos ponencias: una de Silvia R. de Lima Silva, teóloga latinoamericana y conocedora de las comunidades de base y otra del teólogo español Juan Antonio Estrada, que pondrán en clave teológica toda esta riqueza vivencial. Una mesa redonda en torno a los retos para los creyentes en el mundo presente nos situará para concretar nuestros compromisos personales y grupales. Completa nuestra convivencia la presentación del libro “Cura en unas comunidades adultas”, preparado y editado por la Federación Europea, en la que se nos ofrece  un recorrido por la historia del movimiento internacional de curas casados con los momentos más ricos y la síntesis de las más destacables líneas de actuación y compromisos, tanto colectivos como personales.

Vuestra experiencia comunitaria sería un gran aporte a compartir en estos días de encuentro.

Os esperamos.

Un abrazo fraterno en nombre de Moceop

Tere Cortés

TRIPTICO MOCEOP_Página_1

TRIPTICO MOCEOP_Página_2

9 comentarios

  • oscar varela

    Hola honorio!

    El Congreso es de la Federación europea, no de la latinoamericana.

    Tu propuesta de internetizar el Evento podría ser interesante. No sé qué posibilidades tiene el MOCEOP, donde están Tere (y su esposo Andrés Muñoz a quienes conocí cuando -creo que en el 2010- se alojaron en la casona de Clelia Luro/Bs. As.) y también está juan Cejudo.

    Sin embargo la invitación nos fue hecha y algunos irán.

    Por otra parte es posible que también se haya colaborado desde Nuestramérica con algunos testimonios de curas casados latinoamericanos. Yo (no como Secretario General, re-electo en enero 2015 con mi permiso) como personita no pude colaborar testimonialmente porque lo que se pedía era una experiencia “comunitaria” que yo no tengo. Me la bailo en una baldoza como los uruguayos el Tango.

    Pero tu proposición “internística” podrías hacérsela a los nombrados ( Tere/Andrés y Juan).

    ¡Vayamos todavía! – Óscar.

  • Pascual

    Honorio, cuando digo desclericalizadas digo desclericalizadas. Tú sabes bien que hay antiguos eclesiásticos, hoy fantásticos padres de familia, que atufan. Me decía el cura que me casó, padre de famila hoy y amigo mío, que dónde está hoy Cristo (en carne viva) resucitado, porque para él es una cuestión problemática. Y le dije: ¡Perico, eso ni se piensa! Vamos, digo yo.

  • h.cadarso

    Es una grn idea la que se propone en este hilo…A lo mejor convendría, para dar más alcance y participación a este encuentro, poner en mrcha una serie de cuestionarios y planteamientos que darían pie a una participación a través de Internet y especialmente a trvés de Atrio. Así serían muchas más las voces que se unirían, las propuestas, los testimonios.
    No olvidenm los organizadores que hay sacerdotes casados que por su edad o por otras razones no están en condiciones de desplazarse a esa reunión, pero sí serían capaces de aportar su granito de arena.
    Lo cual sería además muy interesante para los sacerdotes de Nuestramérica que sintiesen interés por el tema.

  • Pascual

    Sobre todo ¡”desclericalizadas”! Vi a Francisco visitar una parroquia y él se fijó en un pequeño acólito con sus manos puestas como la Púrisima, y ni corto ni perezoso le dio un manotazo para que dejara la postura. Pues también hay que dar una manotazo a la impostura. ¡Ojo! Y creo que no tengo por qué escribir una tesina para demostrar lo que digo.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Dos cositas:
     
    UNA: El Cumpa Deme dice ser CURA-OBRERO.
     
    ¡Ok! Tengo entendido que esa iniciativa pastoral consistía en “ir a lo que ahora Pancho llama PERIFERIAS EXISTENCIALES porque las “Masas” (se entiende “las obreras”) se habían apartado de la Iglesia.
     
    ¿Qué tendrá que hacer un Cura en la Fábrica? ¿Llevar a Jesús Galileo?
     
    Puede ser. Con tal que se asuma que al TRABAJO  se va a TRABAJARcon idoneidad.
     
    Lo mismo me cabe decir que al CASORIO se va a CASORIAR con idoneidad.
     
    El proceso de Cura a Trabajador o a Casado es lo que yo hube llamado Proceso hospiciano y pensaba que esa era el objetivo particular de los Movimientos de Curas casados.
    ………………….
     
    Pero ahora se ha ido perfilando un objetivo que lo inserta en LA COMUNIDAD.
     
    ¡Ok, ok!
     
    LA OTRA COSITA , entonces:
     
    ¿Qué tarea le competiría al que llamamos Cura?
     
    Yo no le encuentro un PERFIL claro. Tal vez sea esto una ventaja pues no ahoga la espontaneidad y diversidad de la Circunstancia de cada COMUNIDAD.
     
    Cuando leí en http://www.atrio.org un Artículo de Salvador Santos me pareció que por ahí podría andar la Vocación para una FUNCIÓN DE ORDEN (me recordaba que el Sacerdocio es un “ORDEN sagrado”). Me refiero al Artículo que copio a continuación sobre el Personaje TEÓFILO.
     
    Antes una SUGERENCIA A LA COMISIÓN ORGANIZADORA del Congreso. Considero de gran importancia y conveniencia que se tome contacto con Salvador Santos (vive en Murcia) y se lo tome en cuenta para su participación ¿De qué manera? No lo sé. Los españoles sabrán. Para mejor orientación diría que se dirijan a Antonio Duato (Si es que el mismo Antonio no se toma el trabajito de gestionar sua sponte).
    ………………….
     
     
    TEÓFILO -Artículo de Salvador Santos – noviembre 2011 – en http://www.atrio.org
     
    EXCELENTÍSIMO/A LECTOR/A
     
    Entre los personajes postergados en el trastero de los evangelios, Teófilo vela envuelto en una densa penumbra que ha impedido descubrir su verdadera personalidad. Parece normal que haya caído en el olvido siglo tras siglo: él no figura en el plantel de actores que intervienen en el desarrollo de los hechos. Ni siquiera pertenece a aquella generación. Fue Lucas, unos decenios más tarde, quien incluyó su nombre como destinatario de sus obras en el prólogo de cada uno de sus libros (Lc 1,3; Hch 1,1).
     
    Sin participación alguna en la acción, ni aún como personaje decorativo, Teófilo está plantado fuera del escenario, a la puerta, como un callado y humilde centinela observando el paso de multitud de personas que acceden al texto sin apenas reparar en su presencia:
    “… he resuelto yo también, después de investigarlo todo de nuevo con rigor, ponértelo por escrito de forma conexa, excelentísimo Teófilo, para que compruebes la solidez de las enseñanzas con que has sido instruido” (Lc 1,3-4).
     
    Verse nombrado de nuevo en la primera línea del libro de los Hechos (Hch 1,1) tampoco le ha valido a Teófilo para gozar de mayor notoriedad:
    “En mi primer libro, querido Teófilo, traté de todo lo que hizo y enseñó Jesús desde el principio” (Hch 1,1).
     
    A pesar de su nombre, del alto tratamiento con que se le distingue y del singular motivo por el cual se le menciona, Teófilo resulta aún hoy un completo desconocido.
     
    Aunque de entrada y a estas alturas pueda parecer insustancial tratar de saber algo acerca de su persona y ocupación, no está de más acercarse al personaje por si guardara en su anonimato algún preciado tesoro que pudiera sernos útil a los que nos adentramos en el mismo texto que él mismo leyó a conciencia hace ya casi veinte siglos.
     
    Su nombre de procedencia griega, Θεόφιλος (amigo de Dios), constatado como tal nombre desde el siglo III antes de nuestra era, fue usado desde entonces con frecuencia e indistintamente por griegos y judíos. Su significado ha llevado a pensar que Teófilo no fue una persona real, sino un símbolo donde se aunarían todos los amigos de Dios, o acaso, un personaje representativo de la comunidad a la que Lucas se dirige.
     
    Ahora bien, el adjetivo superlativo κράτιστος (“excelentísimo”) asociado al nombre (ambos escritos en vocativo: κράτιστε Θεόφιλε) favorece la idea de que Teófilo fue un ser histórico contemporáneo de Lucas. El tratamiento de excelentísimo habla de una persona significada por su preeminente posición o su destacada función.
     
    En el NT solo Lucas utiliza este calificativo. Lo hace en el libro de los Hechos para referirse a procuradores romanos: a Félix, procurador de Judea (52-59/60 d. de C.) (Hch 23,26 y 24, 3) y a Festo, procurador de Palestina (59-62 d. de C.) (Hch 26,25).
     
    A partir de estas referencias textuales no han faltado especulaciones tratando de a identificar a Teófilo con figuras distinguidas de la época, si bien la única evidencia se reduce al título que el propio Lucas le concede. La conclusión, aunque general, parece obvia: Teófilo era, según el registro del evangelista, un personaje de muy alta consideración.
     
    Se ha llegado a pensar que Teófilo podría haber sido el patrocinador de las obras de Lucas, aunque tal teoría no pasa de ser una simple conjetura sin base alguna en el texto.
     
    Lo cierto es que ni el nombre ni el distinguido tratamiento resultan tan elocuentes como la razón por la cual Lucas le menciona. Su aparición se debe exclusivamente al hecho singular de ser el destinatario de los dos importantes documentos, lo que indica el grado de confianza de Lucas en el personaje y la categoría personal de éste. A él van dirigidas las dos dedicatorias con que Lucas abre cada uno de sus libros.
     
    La primera, la que da entrada al evangelio, contiene un dato a tener en consideración cara a indagar en la identidad de Teófilo:
    “para que compruebes la solidez de las enseñanzas con que has sido instruido”. (Lc 1,4).
     
    Se trata, pues, de un hombre informado y formado. No recibe el evangelio de Lucas como material para su instrucción. Esa etapa ya la ha cubierto. Cabe pensar que con el de Marcos, la fuente principal usada por Lucas para construir su escrito. Su texto le servirá, según el evangelista, para que confirme la fiabilidad (ἀσφάλεια: seguridad, certidumbre, fiabilidad) de la enseñanza recibida.
     
    Su contenido es el mensaje del Galileo. La palabra usada para referirse a tal instrucción, λóγος, se emplea con frecuencia en los evangelios como término técnico para designar el mensaje o el proyecto de Jesús. El uso en plural del vocablo (λόγων: “de las enseñanzas”) habla sin duda de la amplitud y el detalle con que le fue expuesto el mensaje.
     
    En otra ocasión Lucas cita también a otro personaje instruido en ese proyecto. Lo identifica por su nombre:
    “Llegó a Efeso cierto judío, de nombre Apolo, natural de Alejandría; era hombre elocuente y muy versado en la Escritura. Este había sido instruido en el Camino del Señor, hablaba con mucho entusiasmo y enseñaba con exactitud lo relativo a Jesús” (Hch 18,24-25).
     
    En el texto destacan, entre otras, dos notas:
    1) La formación de Apolo está referida al proyecto del Galileo (“instruido en el camino del Señor”). El término griego ὁδός (camino, andadura, viaje) alude a praxis e indica manera de entender y vivir la vida.
    2) Apolo ha tomado opción por la sociedad alternativa y está capacitado para enseñar esa praxis (“enseñaba con exactitud lo relativo a Jesús”).
     
    Según la indicación de Lucas, Teófilo optó también por adherirse a la causa del Galileo tras una formación presumiblemente similar a la de Apolo. La dedicatoria del libro de los Hechos confirma que se trata de una persona de probada lealtad al proyecto, con quien el autor mantiene una estrecha relación de amistad y confianza:
    En mi primer libro, querido Teófilo… ,”(Hch 1,1).
     
    El nombre de Teófilo aparece en vocativo y precedido de la interjección ὦ (ὦ Θεόφιλε) que en el griego helenístico solía omitirse. Su presencia aquí no tiene carácter enfático, sino que sirve para mostrar el afecto con que Lucas se dirige al amigo. De ahí la acertada traducción: “querido Teófilo”.
     
    Teófilo ofrece a Lucas una seguridad sin fisuras. Este cuenta con la absoluta certidumbre de que deja sus libros en las mejores manos. Hasta tal punto es así que incluso parece que hubiese escrito su evangelio exclusivamente para él:
    “…después de investigarlo todo de nuevo con rigor, ponértelo por escrito de forma conexa…”(Lc 1,3).
     
    Esta forma de hablar (“ponértelo por escrito”) indica cuando menos que Lucas deja la total responsabilidad de su manuscrito bajo custodia de su amigo.
     
    Ahora bien, sería desacertado concluir que Lucas dirige el original y único ejemplar de su libro para uso personal de un solo individuo. Es cierto, como advierte el prólogo, que el autor ha pensado en Teófilo a la hora de escribirlo y lo tiene presente como depositario de su obra. Pero, sin duda, con la certeza de que Teófilo era la persona idónea para hacer llegar el mensaje contenido en sus escritos a un amplio universo humano. Lucas escribió convencido de que Teófilo estaba preparado para entender las claves de su evangelio y tenía capacidad suficiente para transmitir su contenido con fidelidad.
     
    La lógica conduce a pensar en Teófilo como un personaje perteneciente a una comunidad o grupo de comunidades de adheridos al proyecto del Galileo cuyo cometido en dicho colectivo tenía una relación directa con la recepción y la comprensión del manuscrito de Lucas.
     
    En el evangelio de Marcos encontramos un dato de especial relevancia en orden a descubrir la ignorada identidad de nuestro personaje Teófilo. En un discurso del Galileo a los discípulos en el que les está ofreciendo claves de interpretación histórica, Marcos abre un pequeño paréntesis para infiltrarse como narrador y lanzar una advertencia al individuo encargado de hacer comprensible a la comunidad el mensaje contenido en un apunte cifrado de su escrito:
    “Cuando veáis que el execrable devastador ha puesto el pie donde no tiene que hacerlo –téngalo presente el lector-, entonces, los que estén en Judea huyan a los montes…” (Mc 13,14)
     
    Mateo (24,15), no así Lucas, recogió al pie de la letra el inciso de Marcos: Entiéndalo el lector (ὁ ἀναγινώσκων νοείτω). El imperativo νοείτω (entienda o tenga presente) del verbo νοέω (percibir, reflexionar, entender) pone sobre aviso a alguien denominado lector instándole a saber interpretar los detalles en clave ofrecidos por Jesús en su discurso. El participio sustantivado ὁ ἀναγινώσκων (el que lee) del verbo ἀναγινώσκω (leer en voz alta) señala al personaje a quien va destinada la indicación.
     
    Pero, ¿a quién se refieren concretamente Mateo y Marcos al dirigirse al lector? Es equivocado pensar que ellos imaginaban a una multitud de personas leyendo individualmente un sinfín de copias de sus manuscritos.
     
    En las primeras comunidades no resultaba fácil hacer copias de un texto de tales dimensiones ni encontrar a alguien que supiera leerlo. La gran mayoría de sus integrantes tenían acceso a su contenido a través de la persona que leía en voz alta para todos con el único ejemplar disponible.
     
    La función de lector/a constituía, pues, un servicio específico, imprescindible y de valor incalculable para la transmisión del mensaje y el desarrollo de la comunidad a la que iba dirigido.
     
    El lector/a o el/la que lee en voz alta tenía encomendada la gran responsabilidad de servir de vehículo inteligente a un escrito pedagógico cuyas claves actuaban como guías para el perfecto entendimiento del proyecto del Galileo. Para tal tarea requería haber sido preparado/a previamente en la comprensión y la praxis de dicho proyecto.
     
    Se trataba, pues, de persona de probada confianza, conocedor/a profundo/a del texto y de los detalles con que el evangelista marcó su exposición. Es más que probable que el/la lector/a se encargara incluso de la custodia del texto y de elaborar copias del mismo.
     
    El/la lector/a actuaba, pues, como un/a doble servidor/a:
    a. del único Magisterio: el de Jesús.
    b. de la asamblea a la que dirigía su lectura y explicaciones, teniendo como tarea fijar un hilo directo entre la comunidad y el proyecto al que ella estaba adherida y representaba históricamente con su praxis.
     
    Es comprensible, por lo tanto, que se tuviera en muy alta consideración el servicio de leer en voz alta a la comunidad. El libro del Apocalipsis, un texto con una fuerte carga simbólica que requiere una lectura inteligente, destaca por tal motivo al lector/a nombrándole explícitamente:
    “Dichoso el que lee (ὁ ἁναγινώσκων) y los que escuchan esta profecía y hacen caso de lo que está escrito en ella, porque el momento está cerca”(Ap 1,3).
     
    El/la lector/a o el/la que lee en voz alta conocía en sus pormenores el mensaje de Jesús y sabía interpretarlo para la asamblea (ἐκκλησία; iglesia). La asamblea se regía exclusivamente por ese mensaje. Sus decisiones y su praxis no se sujetaban a una doctrina; surgía libremente de la escucha y la comprensión del encargo del Galileo.
     
    El/la lector/a no ambicionaba adquirir poder. Se desvivía para hacer real la alternativa al poder. El/la lector/a tampoco se plantaba por encima del mensaje para dominarlo y manipularlo a su antojo. Su tarea se distinguía por la lealtad incorrupta a esa propuesta y a la asamblea de los adheridos a ella. Por eso su servicio tenía la más alta consideración.
     
    Resulta verosímil desde esta comprensión que Lucas entregara sus libros a un lector de categoría excepcional y se dirigiera a él utilizando un epíteto adecuado a la naturaleza de su quehacer: Excelentísimo Teófilo.
     
    De ser así, Teófilo habría salido de la espesa niebla que le ha envuelto durante tanto tiempo para mostrarse como figura representativa de una actividad de vital importancia para que las comunidades encuentren hoy la ruta a seguir. Ya no aparecerá como observador impávido de identidad impenetrable.
     
    Ha resultado ser el amigo que invita e incita a recuperar una imprescindible función en cada comunidad, la de excelentísimo/a lector/a.
     
    El oficio del/de la que lee en voz alta a la asamblea no está asociado a liturgias ni a culto ni a espiritualidades ni a sacramentos ni a teologías ni a místicas ni a ascéticas ni a dogmas ni a dictados doctrinales. Su cometido, laico, está vinculado a la explicación y enseñanza del mensaje de Jesús a la comunidad. Como respuesta a esa lectura, a la asamblea corresponde desarrollar el proyecto en cada momento y circunstancia histórica. El/la lector/a no posee competencia para dictar a la comunidad el camino a seguir. Tal iniciativa corresponde a la asamblea a la que él/ella pertenece y presta servicio.
     
    Quizá Teófilo represente un eslabón perdido en la historia de los colectivos adheridos al proyecto de Jesús. Su rescate resulta necesario para que ni estructura ni persona alguna puedan escamotear el contenido del evangelio sin que el fraude quede a la vista.
     
    La figura de Teófilo plantea también si no será imprescindible en las comunidades cristianas restablecer y dar prioridad a la excelentísima tarea de lector/a. Quizá sea la manera de salir por fin de la base y recobrar altura suficiente para obtener el protagonismo y la libertad que corresponde en propiedad a cada asamblea (ἑκκλησία).

  • George R Porta

    En la línea siete de mi entrada de las 16:13 h donde escribí “ultimo” debí escribir “único” . Valga la corrección. Gracias por la paciencia.

  • George R Porta

    La percepción de Francisco de Asís de preferir no organizarse como “orden religiosa” que sus discípulos desoyeron (probablemente igual que los de Jesús de Nazaret) son a mi modo de ver de gran validez con respect a la existencia de la diversidad de una o varias Iglesias organizadas y clericalizadas y otras que no lo sean. La experiencia evangélica se ha corrompido demasiado porque no es possible ser “anti” cualquier cosa y al mismo tiempo seguir a Jesús de esa forma “anti”. Es el vivir según las condiciones que los evangelios atribuyen a Jesús haber enunciado, por ejemplo, en Mateo 25, 25-36 diciendo a los paganos de qué dependiese la entrada de ellos en el Reino lo que cuenta. La competitividad ya era una idea humana resultado de la lucha por la supervivencia que Darwin “beatificó” aunque no el ultimo y que está llevando la humanidad al desastre en el capitalism neoliberal de libre mercado. Soy un defensor inveterado de los sacerdotes obreros y del modo de Charles de Foucauld de concebir una fraternidad o sororidad (VR. oillaume y la Soeur Magdeleine). El propio Ignacio de Loiola reistió ser ordenado y conozco grupos de misioneros que solo por por imposición de la Santa Sede ordenan curas porque además la Santa Sede no permite que haya superioras femeninas de órdenes religiosas en las que participen hombres.

    Quien tenga vocación de cura que lo sea, la cuestión es que el seglar alcance el reconocimiento de paridad en cuanto a la dirección del conjunto. Después de todo Jesús de Nazaret nunca fue ordenado sacerdote, fue asesinado por intrigas sacerdotales y según los evangelios quiso voluntariamente recibir un bautismo que no pudo ser más que simbólico porque El Bautista no era católico ni cristiano ni estaba ordenado, sino tenido por loco y por ser un estrafalario ermitaño.

  • Deme Orte

    Amigo Óscar Varela: soy uno de esos curas casados que soy a la vez cura obrero (ahora ya jubilado pero activo) y cura comunitario en una pequeña comunidad de base. El Movimiento pro celibato opcional (MOCEOP) en España ha sido y es de algún modo lo que llamas “hospiciano”: “hasta recomponer fuerzas y orientación…”, y ha ayudado a muchas personas: pero más allá de lo reivindicativo ( ha sido y es reivindicativo no sólo del celibato opcional sino de un modelo de Iglesia desclericalizado) está incardinado en el movimiento eclesial de base Redes Cristianas. En esa perspectiva relativiza su propia existencia (ojalá sobrara!), y en esa perspectiva va este encuentro: hacia “unas comunidades adultas”, y por tanto igualitarias, serviciales y comprometidas con los pobres y con el Reino de Dios, y con “el mundo real de la gente” que dices. Y ahí vamos yendo.
    Deme Orte

  • oscar varela

    Hola!

    Según mi experiencia: ¡Gente buena! Y en general: ¡Maltratada! A la mayoría “le cortaron los brazos”. Los echaron y les negaron “trabajar” aunque más no sea para sobrevivir (techito y comida).

    Y a pesar de eso, siguieron con su ideal.
    ………………………

    Hace mucho tiempo -cuando un Congreso similar en Alemania- les escribí una cartita (una carrilla). Se la di a Clelia Luro por si le parecía conveniente. Me dijo que se las mandó. Clelia no comulgaba con mi interpretación del Movimiento. En definitiva les decía que la tal Organización estaba bien. Que era un lugar de paso al Mundo real de la Gente. Que, por lo tanto, el Servicio del Movimiento era de carácter “hospiciano”. Hasta recomponer fuerzas y orientación en la Vida de todos los cualumques que andamos por la rúas de este mundo.

    Hoy sigo pensando lo mismo.

    ¿Contempla esto el Encuentro acá propuesto?

    Y sigo yendo todavía! – Óscar.
    …………………………

    PS.: Nunca tuve noticias de si aquella cartita llegó.