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Si la evolución continúa

ArregiAdmirable ser humano, con todas sus miserias. Es capaz de escribir un poema, de pintar lo invisible, de cantar y de bailar, de tocar con diez dedos seis voces a la vez. Ez capaz de decir lo que piensa y de hacer lo que dice, aunque salga perdiendo o le cueste la vida. Es capaz de sonreír y de llorar, de compadecer, consolar, cuidar.

Es comprensible que, contemplándolo, el salmista hebreo exclamara ante Dios: “Lo hiciste poco inferior a los ángeles… Todo lo sometiste bajo sus pies”. Pero eso era cuando creían que los ángeles son seres espirituales de otro mundo sobrenatural, que la tierra es el centro del universo, que el ser humano es la corona y el rey de la tierra y del cosmos, que Dios es el creador y señor por encima del mundo.

Nosotros compartimos su misma admiración, pero ya no podemos hablar su lenguaje. Al igual que después de Copérnico y Galileo ya no podemos pensar que el sol gira en torno a la tierra ni que la galaxia gira en torno al sol ni el universo en torno a nuestra galaxia, después de Darwin no podemos pensar que el ser humano sea ni la finalidad ni el fin del milagro de la vida, ni el centro ni la cúspide ni el sentido ni el término de la evolución.

Todos los astros y seres del universo actual venimos de la misma materia o energía que estalló en el mismo Big Bang hace 13.700 millones de años. Todos los vivientes de la Tierra –células procariotas, eucariotas, hongos, plantas y animales– venimos de la misma célula primera, surgida hace más de 3.000 millones de años. Todos los animales descendemos de los mismos protozoos unicelulares microscópicos. Y otras formas más complejas que nosotros que podrán nacer en este y tal vez en otros innumerables planetas. No somos la medida del universo y de la evolución de la vida.

Somos una especie absolutamente especial, pero todas las especies lo son, y también lo es cada individuo en cada especie. Y cada gota de agua, y cada partícula de tierra sagrada. Somos el fruto de una mutación genética que tuvo lugar hace casi tres millones de años en una familia de simios. Pero éramos todavía muy similares a éstos, porque seguíamos teniendo una masa encefálica muy similar a la suya: 350 cm3 aproximadamente. Hace un millón de años, debido a cambios climáticos y a mejoras en la dieta, y en buena parte por azar –sin diseño previo ni Gran Diseñador– , se dobló nuestra capacidad cerebral hasta los 800 cm3. Y hace 200.000 años, por las mismas contingencias, volvió a duplicarse hasta nuestra medida actual de 1.500 cm3. Fuimos capaces de imaginar lo invisible, de hacer “el arte por el arte”, de entendernos mejor (y de odiarnos), de pensar mejor (y mucho peor), de cuidarnos mutuamente (y de hacernos daño por rencor y venganza). Estamos inacabados.

La libertad –capacidad de querer el bien y de hacerlo– y la conciencia – de nuestro auténtico ser en comunión con el Todo– son en nosotros solamente incipientes. Somos seres en camino de ser. Las religiones apenas han afrontado todavía el reto de pensar el mundo, la vida, el ser humano, la libertad, la culpa, la gracia, Dios, en coherencia con el paradigma de un mundo que continúa en evolución.

Somos una partícula de tierra, y la Tierra es una partícula en el universo, probablemente habitado de vida y de conciencia en formas que no conocemos. La evolución puede crear en el futuro tanta novedad o más que en el pasado. Espero firmemente que la Tierra engendrará (o que nuestra propia especie creará) vivientes mucho más conscientes y libres, más felices y mejores que nosotros y –¡perdón!– que todo los profetas, santos, maestros, gurús, Budas y boddhisatvas que ha sido hasta hoy: compartían nuestro mismo cerebro y, por tanto, nuestras angustias y miedos, aunque llegaron mucho más lejos que nosotros. La matriz del universo puede inventar y crear en el futuro más de lo inventado y creado hasta hoy. Todo está infinitamente abierto.

Y Dios… ¿no será, por ejemplo, esa apertura infinita, esa infinita posibilidad de Bien, esa creatividad inagotable de bien que habita en el corazón del universo o de todos los universos? ¿No estamos llamados a hacer que Dios se manifieste y crezca en todo?

(Publicado el 08-03-2015 en DEIA y los Diarios del Grupo Noticias)

20 comentarios

  • George R Porta

    Hola, Oscar. Saludos cordiales a ti y a Orlguita. Tengo problemas con Windows 8.1 y la puesta al día porque todavía está en desarrollo y porque soy 3/4 morónico con estos fenómenos extra actuales. Gracias por la tolerancia y la paciencia.

    Solo quise apoyar  (lo que me parece que dices)  tu percepción de que lo biológico sea biográfico. La evolución, tradicionalmente vista, supone un movimiento lineal. Después del cuestionamiento cuántico ya esa percepción o interpretación no son seguras. La idea de un plan preconcebido o un destino pertenecen a una definición de “evolución” como una especie de trayectoria vectorial en física mecánica. Hoy día la biología sabe que cada paso determina al siguiente y que haya una buena parte de aleatorio en el proceso. Por eso la idea religiosa de una divinidad creadora pudiera ser correcta pero no es segura y por lo tanto la idea de un salvador, pecado original etc. (fantasía no ajena siquiera a Freud), un universo teísta  son realmente inconcebibles.

    No quiero decir que no haya una ruta, o que no haya un posible destino, pero solo imaginable como posible no como probabilidad. En mi comprensión solo existe lo biográfico de muchas, muchísimas maneras y la realidad diversa en todas las direcciones posibles aunque haya algunas direcdiones impracticables o falibles. Es curioso que Teilhard, por ejemplo, haya visto significado en las carencias como motivación o como invitación. Heisemberg posiblemente sufirió lo mismo formulando de su principio de complementariedad.

  • oscar varela

    Hola George!
     
    Veo que tenès graves problemas con tu computador.Pero nos hace bien que te empeñes igual en comunicarte.
     
    En cuanto a lo del “seguimiento lineal” no sè a què te refieres.
     
    Tal vez puedas exlicàrmelo. No sè si Isidoro sabe a què te refieres.
     
    Abrazo  Oscar.

  • George R Porta

    Aunque la convrsación ocurre  entre Oscar e Isidoro, esta noción de seguimiento lineal no es neurológica. De hecho los procesos cerebrales socurren simultáneamente. Perdón por la intromisión pero imagino que una conversación pública es por naturaleza vulnerable a las intromisiones. Pido perdón nonetheless. Y esta es la corrección de mi última intromisión, pero ambos intelocutores son demasdiado interesantes para no seguirlos y hasta ipara bo intentar nterrumpirlos. Gracias.

  • oscar varela

    Hola!
     
    El paso de lo Biològico a lo Biogràfico
    trae dentro de sì
    el que lo Biològico ya no es el mismo que antes del paso (evolutivo a empujones de lo històrico)
     
    Cabe recordar que cuando una “especificaciòn” (“grafìa narraciòn”) acomete a un “gènero” (“biologìa-evolutiva”)
    el “Genero” queda mofificado (no es el mismo)
     
    Por eso, el cerebro “lìmbico” del humano no “lo mismo” que el cerebro lìmbico del estadio anterior evolutivo.
     
    El Sistema lìmbico en el humano es una “geometrìa SENTIMENTAL”.
     
    ¿Puede ser Isidoro?
     
    ¡Vamos todavìa! – Oscar.

  • Isidoro García

    Sobre la subjetividad del pensamiento supuestamente “racional”, de la que habla Oscar, o mejor aún, la cadera de Oscar, Mario Alonso Puig, dice:

    “La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando“.

     

  • Asun Poudereux

    Está claro que el autor del artículo y los comentaristas hablamos desde las  necesidades primarias cubiertas,  bien instalados sin grandes preocupaciones en este mundo que llamamos occidental, el que  parece  prevalece en nuestra percepción y visión ya por imposición acatada y asumida como propia.
     
    Me pregunto  ¿En qué cambiaría,  si la situación concreta personal,  familiar, colectiva y cultural  fuera otra y además fuéramos incapaces de desasirnos de nuestras circunstancias concretas, identificándonos  absolutamente con ellas?   
     
    La vida  aun  siendo en apariencia y forma distinta  de unos a otros, qué es lo que hay en ella,  que nada más alinearnos con ella,  nos hace sentirnos unidos en un todo diverso,  y, tras eliminar envidias y deseos  egocéntricos desajustados, descubrimos que somos  capaces de ir viéndonos  y  hasta reconocernos en el diferente, ya sea en lo que nos agrada como en lo que no nos agrada.
     
     ¿Es esto tan solo voluntarismo buenista?  ¿Qué es lo que hay en todo  lo que es,  que nos conecta y abre a ese todo en todo,  en despliegue continuo, cuando nos des-entaponamos?

  • Iñaki S:S,

    Quienes con los años, (el sub-supuesto de la edad), nos hemos ido alejando del “creacionismo” y del dogmatismo de tantos y tantos “artículos de fe”, cánticos como este de Joxe Arregi nos suenan bastante bien.
    Incluso, a pesar de nuestro escepticismo crónico, puede parecernos razonable el “malabareo” , intentando meter a Dios en el baile. Cuesta demasiado entender el enigma de la desigualdad y las injusticias que han de soportar, demasiadas personas, por la biología que les ha tocado en la suerte evolutiva.

  • oscar varela

    Sigo un poquito!
     
    EL SECRETARIO DE POLITICA DEL PARTIDO PODEMOS SE PRESENTO EN BUENOS AIRES
    http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-268040-2015-03-13.html
     
    “Se ha quebrado la idea de progreso”
    El politólogo Iñigo Errejón expuso en el Centro Cultural de la Cooperación sobre la crisis que atraviesa Europa de la mano del neoliberalismo y las posibilidades que se abren para movimientos políticos alternativos.
     

  • oscar varela

    Bien, Pascual!
     
    Leyendo a un Autor no necesariamente se llega a saber lo que el Autor piensa.
     
    Más aún, la mayoría de las veces ni el mismo Autor “se da cuenta” de lo que piensa en sus pensamientos. Hay todo un “su-puesto” que nos marca la “agenda” de nuestros pensamientos.
     
    Un “sub-puesto”, p.e., es la edad. Yo, a mi edad, atiendo más a si mi cadera se va a rmper que a la Teoría de la Evolución. Me basta con que sienta un dolorcillo extraño y ¡Zas! ya la Teoría pasó a otro plano de atención.
     
    Así es la Vida humana: un gran porcentaje vive de los “¡Zas! ¿no te parece?
     
    Abrazo mientras voy saliendo de Chile! – Oscar.

  • Pascual

    Gracias, Óscar. Pero sigo insistiendo y, al mismo tiempo, tengo que hacer un acúmulo de bibliografía y ponerme a estudiar “la metafísica” de una evolución alambicada. Yo no había llegado a tanto; y ahora me percato que me quedé en el alfabeto, y eso que soy un lector total de Teilhar, que a veces me pareció que se iba por los cerros de Úbeda. El libro de Darwin me parece una delicia; otros como Francisco J Ayala y Cela conde, por ejemplo , en Senderos de la Evolución, por citar algo elemental, me animaron a seguir, pero me percato que tengo que salir a buscar “más madera”. Por lo pronto gracias.

  • oscar varela

    Hola Pascual!
     
    La idea de EVOLUCIÓN vale.
     
    Tomo auge en el siglo 19, tanto que hasta la Mística se contagió y quiso tener la evolución de su lado (Ver los libros de Royo Marín; “La evolución mística”)
     
    Uno de los grandes entusiasmos del siglo 19 fue otra idea, la del PROGRESO.
     
    Por entonces la EVOLUCIÓN se la consideró en un sentido “automático y necesario” para todo lo que ocurría y se hacía.
     
    El mismo Teilhard no escapó a este entusiasmo que exorbitó uno de sus “oficios” (el de cura-teólogo) proponiendo “esferas” en progresos más abarcativos.
     
    La “curva” wilberiana (la espiral) también tiene algo de esa dulce borrachera del misticismo.
     
    Fueron y son ensayos valederos de exploraciones psico-somáticas (que Ken Wilber fue aplicando -empujado por la azarosa vida estadounidense- hasta la política).
     
    Sin embargo, a los que andamos por rúas y veredas ciudadanas, sus meditaciones nos dejan los pies y manos trabadas para transitarlas logradamente.
     
    La EVOLUCIÓN tiene sus “razones”; pero la de la vida humana es una razón previa y más abarcativa: la de la propia Biografía (re-asumidora de la Biología que nos haya tocado en la suerte “evolutiva”).
     
    Disculpa si te embarullo. Hacés bien en insistir.
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Pascual

    Uno es como es y tiene los límites que tiene. Uno es el que escribe y el que ha leido todas las intervenciones, después del artículo de Arregi, que le pareció razonable; pero resulta que no. Entonces ¿qué? Es que se ha quedado uno, un evolucionista convencido, a la intemperie. Entonces ¿qué, Óscar y compañeros? Y hablais de alguna manera de algo así como Dios. Y uno se pregunta:¿y eso qué es? Uno no es de ideas de mármol sino de ideas de humo; por eso uno pregunta a los contertulio:¿ de qué va todo esto? Por favor, haced pedagogía y concretar a dónde vais, al menos para que uno logre entender algo, despues de haber leído y comprendido el artículo de Arregi.-Gracias

  • George R Porta

    No es mim intención, generalmente nunca lo es, convencer a nadie sino indagar para aprender. Pero no puedo comprender que pueda ser la ciencia o la cosmovisión separadas del científico o de los científicos en conjunto, quizás, o de la persona que mira respectivamente.

    Cuando trato de imaginar estas abstracciones que escucho obviamente lo hago limitado por mi propia cosmovisión y por mi propia forma de mirar a las cosas, pero las abstracciones solo pudieran tener para mí una función accesoria, literalmente, una especie de piedra en sucesión a través de un vado de arroyo o de riachuelo poco profundo, que sirve para cambiar de posición o para tratar de salvar un obstáculo (el agua, la corriente, mojarse). En ese sentido, provisionalmente quizás las abstracciones funcionen de alguna manera.

  • Isidoro García

    Os mando el enlace de la recensión del libro “Evolucionarios”, en Tendencias 21. http://www.tendencias21.net/libros/Evolucionarios-El-potencial-espiritual-de-la-idea-mas-importante-de-la-ciencia_a479.html
     
    Y del artículo “La evolución es el hilo conductor de nuestra comprensión actual del mundo”, de José Luis San Miguel de Pablos, que creo que ya puse en algún momento del pasado, pero que puede interesar quizás a alguien otra vez. http://www.tendencias21.net/La-evolucion-es-el-hilo-conductor-de-nuestra-comprension-actual-del-mundo_a34174.html

  • Isidoro García

    Dice Oscar: “La idea de “evolución” me parece comprensible para el siglo 19 cuando cobró auge. Pienso que hoy es una rueda más en el andar de la cosas; y no es de las más importantes para comprender el porvenir de los tiempos que vivimos”.
     
    (Como declaración de intenciones previa, que quede claro, que lo que sigue, no es un intento de convencer de nada, a Oscar, ni a nadie. Cada uno tiene su cosmovisión, que como la de todos, no las tenemos nosotros a ellas, ellas son las que nos tienen a nosotros. Solo que quizás haya lectores mas jóvenes, en proceso de construcción de la suya, y a esos lectores me dirijo principalmente, tanto en este caso como en general).
     
    La opinión de Oscar, es para mí, una muestra clara, de que muchas veces, la cuestión-clave, no es tanto de conocimiento en sí, sino de la perspectiva con que contemplamos ese conocimiento. Y esta perspectiva es la que nos da nuestra cosmovisión que previamente nos vamos forjando poco a poco en nuestra vida,… a base de nuevos conocimientos.
    Dice N.T. Wright: “(Las cosmovisiones personales) son como los cimientos de una casa, esenciales pero invisibles. No es tanto aquello con lo que vemos, sino aquello a través de lo que vemos”.
    “Una visión del mundo es un sistema simbólico de representación que nos permite integrar todo lo que sabemos sobre el mundo y nosotros, en una imagen global que ilumina la realidad tal y como se nos presenta dentro de una determinada cultura”. (Leo Apostel)
     
    Y esta cosmovisión es como una palanca, una maquinaria mental, que nos facilita la obtención de nuevo conocimiento significativo, (con significado). Es como una herramienta, que en sí no es comida, pero nos amplifica la productividad para la consecución de nueva comida. Cuando gastamos unos meses en el aprendizaje de un nuevo programa informático, o de un nuevo idioma, etc., luego se nos abren unos horizontes totalmente nuevos.
     
    El conocimiento es de naturaleza circular, mejor aún, de naturaleza espiral. Como en un tornillo. Vamos dando vueltas, pero si vamos por el buen camino, cada 360º que damos, estamos donde antes,… pero habiendo avanzado un poquito hacia delante. Del conocimiento que obtenemos, la mayor parte se almacena en el almacén de conocimientos. Pero a veces, un destilado de él, (la clave, la nuez), se incorpora al almacén de nuestra cosmovisión, modificándola, reconstruyéndola y perfeccionándola, (aunque a veces no es así). Cuando incorporamos o renovamos un elemento de nuestra cosmovisión, se ha dado en nosotros una “iluminación” parcial, o un satori, o un flash de lucidez, pero que desgraciadamente, no siempre es en la dirección acertada.
     
    Este carácter circular del proceso de obtención del conocimiento, da lugar a situaciones equívocas. Es lo que Ken Wilber denomina la falacia pre-trans. Pues a veces al estar en “el mismo lado de la luna”, confundimos lo progresiones con regresiones. Por ejemplo a veces las sensaciones “oceánicas” filo-extáticas, pueden ser fruto de una gran expansión de la consciencia, o pueden ser regresiones infantiles a situaciones primarias donde volvemos a sentirnos flotando en el líquido amniótico de nuestra madre.
     
    Este aforismo Zen, lo explica, y podemos sustituir la palabra Zen, por iluminación parcial: “Antes del Zen, las montañas no eran más que montañas, y los ríos nada más que ríos. Cuando me interné en el Zen, las montañas ya no fueron montañas, y los ríos tampoco fueron ríos. Pero cuando comprendí el Zen, las montañas fueron solo montañas, y los ríos, sólo ríos”.
     
     
    Los grandes maestros no enseñan nada, solo enseñan a mirar con otros ojos. Por eso en la predicación de Jesús, en los textos recogidos de sus enseñanzas, no hay fórmulas mágicas para salir de ningún atasco, ni para crear un mundo mejor, ni nos enseña una nueva moral para nuestra actuación cotidiana. Somos nosotros quien tenemos que espabilarnos.
    Los grandes maestros nos enseñan a conocer la realidad de nuestro campo de juego, y de todos los elementos que están en él. Y nosotros somos los que tenemos que jugar.

  • oscar varela

    Hola!
     
    El entusiasmo del sr. arregui por la idea de “evolución” me parece comprensible para el siglo 19 cuando cobró auge.
     
    Pienso que hoy es una rueda más en el andar de la cosas; y no es de las más importantes para comprender el porvenir de los tiempos que vivimos.
     
    Comprendo también que el sr. arregui malabaree por meter a Dios en el baile. Está bien, pero pienso que la orquesta está sonando con ritmos que ni dios sabe los pasos a dar.
     
    ¿Tal vez, no?
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Asun Poudereux

    Agradezco a Atrio el ofrecernos este artículo tan bello de José  Arregui, que me ha aparecido muy actual, sencillo y rompedor con la percepción del hombre como centro del universo y con todo lo que de ahí se ha ido derivando y como no, complicándose y enmarañándose hasta nuestros días.
     
    Me gustaría resaltar a modo de reflexión, la  humildad de saberse situados  también hoy día en nuestra percepción, que aunque abierta y profunda en sabiduría, y por supuesto también, aparentemente sin prejuicios delimitados, siempre puede condicionarnos  en aspectos  quizá aún insospechados. 
     
    Lo digo por la última frase del artículo, que puede llevar a diferentes interpretaciones y alguna que otra confusión en prácticas de imposición: ¿No estamos llamados a hacer que Dios se manifieste y crezca en todo?


    Creo que lo que llamamos Dios, mejor dicho Consciencia,  “se manifiesta y crece”  haciendo que todo sea posible con o sin nosotros, de hecho,  no me siento en la necesidad ni en la obligación voluntarista de hacerlo crecer, sino de dejar sencillamente ser lo que ya es y somos, viviendo y siendo uno/a  con todos  y todo.

  • Isidoro García

    La verdad es que estoy contentísimo. En dos días, me he encontrado dos testimonios, que reafirman lo que vengo sosteniendo en este foro, y que tan escaso eco tiene entre sus comentadores, (confío mucho más en la perspicacia del resto de lectores).

    Primero, el amigo Oscar nos trae un texto de Ortega y Gasset, de hace ¡ochenta años!, en el que nuestro filósofo español, realiza una profecía cultural, sobre el nuevo pensamiento que es necesario realizar sobre el hombre, mediante la razón histórica, y no solo con la razón científica, (ver mi comentario de 10-3-15, 9,39, en el hilo, de “Solo el evangelio nos sacará del atasco”).

    Dice Ortega: “El hombre necesita una nueva revelación y esa revelación sólo puede venirle de la razón histórica. Sea anunciado frente a todas las apariencias contrarias”.

    Desgraciadamente, el amigo Oscar que tan generosamente nos hace ese regalo de Ortega, no es capaz de comprender su verdadero sentido, (o por lo menos el que deduzco yo del artículo. Lástima que Ortega no nos pueda sacar de dudas de lo que quiso decir).

    Y ahora, viene el segundo regalo. Ya no son las excentricidades de Isidoro, ahora resulta que serán las excentricidades de Isidoro y de Arregui, (aunque aquí no se suele tener mucho respeto por los escritores más o menos “consagrados”). Y resulta que el amigo Arregui, (no quiero llamarle maestro, para no herir alguna susceptibilidad), nos dice:
    · Ya no podemos hablar el lenguaje (de los hombres antiguos). No podemos pensar que el ser humano sea ni la finalidad ni el fin del milagro de la vida, ni el centro ni la cúspide ni el sentido ni el término de la evolución.
    · La Tierra es una partícula en el universo, probablemente habitado de vida y de conciencia en formas que no conocemos. Espero firmemente que la Tierra engendrará (o que nuestra propia especie creará) vivientes mucho más conscientes y libres, más felices y mejores que nosotros.
    · La libertad y la conciencia – de nuestro auténtico ser en comunión con el Todo– son en nosotros solamente incipientes. Las religiones apenas han afrontado todavía el reto de pensar el mundo, la vida, el ser humano, la libertad, la culpa, la gracia, Dios, en coherencia con el paradigma de un mundo que continúa en evolución.

    Y eso es lo que vengo yo diciendo: que deberíamos repensar el cristianismo desde el nuevo modelo de mundo, y humanidad que hoy tenemos. Y si en ese camino, se caen estructuras e ideas anticuadas, (¡que se caerán, pues no se sostienen!), pues habrá que hacerlo.

    La idea es tan revolucionaria, que el mismo Ortega, (que no era nada revolucionario), titulaba su profecía, como “La Aurora de la razón histórica”, como el amanecer de un nuevo día, que dejaba atrás el pasado antiguo.

    La situación me recuerda mucho el intento fallido de predicación de Pablo en el Areópago de Atenas. Los griegos, filósofos o asistentes a sus escuelas de filosofía, ya no creían en los mitos olímpicos. Y cultivaban una razón protocientífica aristotélica, o un platonismo abstracto, lejano del hombre, y sin actuación en la historia humana.

    Y les llega un judío, que les ofrecía, el gran atractivo del judaísmo para los greco-romanos, (y por lo que tenía tanto éxito del judaísmo entre los paganos): la promesa de la próxima actuación de Dios en la historia humana a través de un Mesías. Concretamente Pablo, les confirma esa expectativa judaica, y les predica que esa promesa es de cumplimiento inminente en la persona de Jesús, (los primeros judeocristianos creían en la inminencia de la vuelta de Cristo).

    Pero los atenienses, “sabían” demasiado. No les iba a venir un judío a enseñarles nada a ellos, (seguro que le llamaron de todo, pero sobre todo creído, chuleta y listillo, -aunque seguro que dicho en griego suena menos fuerte). Siguieron con su razón protocientífica o con su razón abstracta, y no quisieron saber nada de la posible actuación de Dios en la historia.

    Bueno pues hoy día, (sin excluir en absoluto la hipótesis-teísta), nuestro conocimiento del Universo y de sus leyes, ya nos sitúa perfectamente al hombre en el Universo. Decía el genetista ruso Theodosius Dobzhansky: “La importancia de la biología y de la antropología es suficientemente patente. El hombre todavía es, y probablemente seguirá siendo, en buena parte, una especie biológica. Para comprenderse a sí mismo, debe conocer de dónde vino, y que le guió en su camino. Para planificar su futuro como individuo, y mucho más como especie, debe conocer sus potencialidades y sus limitaciones”.

    Y José Antonio Marina nos decía hace veinte años: “Ahora, cuando se acerca el fin de siglo, urge diseñar un nuevo rumbo. ¿Pero a dónde podemos navegar?. Hay un cierto desánimo. Hemos vuelto ya de demasiados viajes con las manos vacías. Ya no podemos descubrir el Mediterráneo. Pero podemos recuperar la memoria”.

    Ese recuperar la memoria es la razón histórica que se funde con la razón científica contemplada desde la mirada dinámica de la evolución.


    Teilhard de Chardin, fue el nuevo Pablo, y los atenienses de Aerópago, fueron los cristianos de su época y los de la actual. No le hicieron ni caso. Solo Dionisio, (el auténtico, que debía ser otro “listillo”), demostró tener visión de futuro.
     

  • George R Porta

    Errata: Pido perdón por haber omitido en la línea # 11 contando desde el inicio de mi comentario de las 16.02 H las palabras siguientes: “dejar de”. Si se incluyen se leyera: “…pudiera dejar de seguir mirando…” como realmente escribí antes de trasladar mi comentario desde Word. Gracias.

  • George R Porta

    Cada cual parece libre y parece tener derecho a su propio lenguaje, pero desde mi ángulo (mi lenguaje es lenguaje y por lo tanto también naturalmente equívoco) no sé si pudiera hablarse de una continuidad en la “evolución” término que el DRAE define en términos de transformación sucesiva por lo tanto posiblemente lineal y progresiva y en su acepción filosófica implicando que “una realidad primera pasa de lo simple y homogéneo a lo compuesto y heterogéneo” y en su acepción biológica constituya un “proceso continuo de transformación de las especies a través de cambios producidos en sucesivas generaciones”.

    La historia humana dice que la “evolución” humana haya sido regresiva espontánea o forzadamente en diversas ocasiones. Para volver a una referencia tristemente manida, las múltiples ocasiones en los que la propia especie ha sido autodestructiva, genocida, opresora al extremo de la destrucción de unos/as por otros/as, etc.

    Ya no se puede, me parece, hablar de evolución en el sentido estrictamente físico al menos de la especie humana. Y en ese sentido pudiera ser válido si la humanidad sufriente, que es mayoritaria, pudiera seguir mirando a la vida como un regalo de Dios cuando la otra parte de la humanidad actuando como victimaria no solo está activamente oprimiendo a sus semejantes sino que está destruyendo para beneficio propio el mismo Planeta que es el sustento de todos.

    Seguir atribuyendo intenciones o modos de actuar a la divinidad nunca deja de ser ejemplo de la arrogancia humana posiblemente por su necesidad de sentirse superior de manera que salve su profundo sentimiento de deficiencia y vulnerabilidad.

    No abogo por un ateísmo y critico cualquier teísmo. La más mínima honestidad intelectual y moral, el más mínimo realismo de buena fe, debiera abstenerse de conclusiones teístas o ateístas. Frente a las grandes preguntas de los orígenes y propósitos de la realidad las respuestas inventadas (incluyendo las preguntas en forma de hipótesis) parecen inútiles (cuando menos  ciertamente parecen insuficientes) sino que atentan contra la actitud racional de respeto a lo misterioso como aún no descubierto.

    Estoy consciente de que la hipótesis de la existencia de lo misterioso sea ella misma otra hipótesis afrentosa, pero desafortunadamente parece necesario exhortar al silencio decoroso y ello requiere expresar la idea. A su vez, la comunicación se sirve del lenguaje y éste no puede “no ser” equívoco al menos por ahora que yo sepa.