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Atropello en El Cabanyal

La Policía Nacional debe explicar su brutalidad contra los vecinos acosados por Rita Barberá

El acoso inmobiliario al que la alcaldesa de Valencia Rita Barberá viene sometiendo al humilde barrio de pescadores de El Cabanyal se ha convertido esta semana en un brutal atropello


 

 

El martes, mientras su partido analizaba con preocupación un sumario, el del caso Gürtel que salpica a la propia alcaldesa, esta decidió pasar a la ofensiva y meter las máquinas excavadorasen un barrio previamente abandonado y abocado a su pesar al deterioro y la marginación. Pero lo más inesperado de este triste capítulo que dura ya 12 años de lucha vecinal es la brutalidad con la que se ha empleado la Policía Nacional, dependiente jerárquicamente de la Delegación del Gobierno y, por tanto, del Ministerio del Interior.

La actitud policial es inexplicable, dado que el delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, se ha manifestado tradicionalmente a favor de la causa de la plataforma ciudadana Salvem El Cabanyal. Y actitud intolerable la de unos agentes que, además de actuar con una violencia desmedida, se han permitido la desfachatez de negar los hechos, inapelables gracias a las imágenes captadas por la prensa, en un comunicado más propio de otros tiempos en el que se justifica el atropello acusando de violentos a los manifestantes y asegurando que se empleó “la fuerza mínima imprescindible”.

La vicepresidenta del Gobierno anunció ayer la apertura de un expediente. Se impone además una explicación inmediata por parte de la Delegación del Gobierno de Valencia y una depuración de responsabilidades. La batalla campal mantenida por los uniformados es una agresión que carece de fundamento y que, de paso, ofrece un balón de oxígeno a los proyectos faraónicos y expoliadores del patrimonio de Rita Barberá.

El plan urbanístico del Ayuntamiento de Valencia, regido por Barberá desde hace 19 años, prevé abrir una brecha en la trama urbana de El Cabanyal para prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar, lo que exige derribar 450 edificios y destruir parte de la zona declarada de interés cultural. De poco le han servido a la alcaldesa las protestas de los vecinos, la oposición del Ministerio de Cultura a destruir parte del patrimonio, la intervención del Tribunal Supremo contra la actuación municipal y los informes del Colegio de Arquitectos y de la Academia de Bellas Artes para revisar su proyecto. Al contrario. Una vez que Cultura ha decidido recurrir el decreto valenciano que ordena el inicio de las obras de la gran avenida al Tribunal Constitucional, las autoridades valencianas del PP, que gobiernan con mayoría absoluta en el Consistorio y en la Generalitat, han convertido el decreto en ley y han enviado las excavadoras para empezar a derribar los primeros edificios que, eso sí, no forman parte de la zona protegida. De manera indirecta y por razones que requieren más de una explicación, Barberá ha contado con la ayuda de sus adversarios políticos.

Editorial de El País. Opinión. 10-04-2010

 

 

 

Cien años sin solución en El Cabanyal

La ejecución de un plan del siglo XIX para llegar al mar en Valencia divide a arquitectos y urbanistas – El barrio es un caso de estudio por su modernismo ‘naïf’

JAIME PRATS  –  Valencia

 

EL PAÍS  –  Cultura – 11-04-2010

El Cabanyal estalló esta semana. La tensión acumulada entre el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat, ambos en manos del PP e impulsores de un plan de derribos en el barrio, y el Gobierno socialista y un colectivo organizado en torno a la entidad Salvem El Cabanyal saltó el martes pasado del plano político y urbanístico al enfrentamiento en las calles. Pero bajo esta confrontación hay otro debate menos visible. Se trata de determinar si tiene sentido, a comienzos del siglo XXI, ejecutar un proyecto que hunde sus raíces en las últimas décadas del siglo XIX y que pretende prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar partiendo en dos El Cabanyal.

Fue precisamente a finales del siglo XIX y principios del XX cuando estas casas de pescadores, a unos cuatro kilómetros del centro de la capital, crecieron y se consolidaron, mirando de reojo la estética que se imponía en la ciudad. Mientras la burguesía valenciana abría grandes avenidas y construía elegantes edificios modernistas, los habitantes del humilde poblado, también en plena transformación, imitaban los gustos de sus vecinos pudientes. Adoptaron las molduras, carpinterías y forjados con motivos ondulados o los azulejos en las fachadas, lo que dio lugar a un personalísimo modernismo naïf. No menos peculiar fue el entramado de largas calles perpendiculares al mar, tan estrechas como las plantas de las barracas sobre las que se levantaron los nuevos edificios.

Estos dos elementos, la arquitectura popular y la retícula urbana, son los que han hecho de El Cabanyal “el barrio de Valencia, junto con El Carme, con más personalidad”, a juicio de Carlos Salvadores, coautor del diseño del Instituto Valenciano del Arte Moderno (IVAM). Y son estos valores patrimoniales los que ahora muchos de sus vecinos consideran amenazado por otra vieja aspiración de la burguesía valenciana del XIX, su anhelo de llegar al mar a través de Blasco Ibáñez.

La cuestión es ¿se puede preservar la personalidad del barrio si se derriban 1.650 viviendas para dividirlo en dos y dejar paso a una avenida de 48 metros? ¿Es imprescindible un nuevo acceso al mar? ¿Es necesaria esta operación para revitalizar una zona degradada?

Manuel Portaceli cree que no. Para este arquitecto, que junto a Giorgio Grassi se encargó de la -también polémica- rehabilitación del Teatro Romano de Sagunto, “las operaciones de vaciado y apertura de avenidas son del siglo XIX, el urbanismo moderno está por el respeto a las aportaciones concretas de cada generación”, apunta. “Gracias a ello se ha preservado el Village en Nueva York y sus casas de ladrillo victorianas, o la arquitectura industrial de Soho”. Y añade: “El Cabanyal es materia de estudio por su peculiaridad”.

“Las grandes avenidas son algo del siglo XIX”, comenta José Ignacio Linazasoro, catedrático de proyectos de la Escuela de Arquitectura de Madrid, que insiste en esta idea. “Ahora mismo me encuentro en Troyes (Francia), trabajando en un edificio en pleno centro, en un proyecto de recuperación de trama histórica. Otra cuestión sería si detrás de la ampliación hubiera una garantía de calidad, como sucedió con la Gran Vía en Madrid”, añade.

Otros arquitectos, como Oriol Bohigas, quien llegó a tachar hace años de “horterada” el plan de El Cabanyal, también se han manifestado contrarios al proyecto. “Está bien llegar al mar, pero no a costa de destrozar El Cabanyal, no sólo por su interés social, sino urbanístico y arquitectónico, que vale la pena defender”. Tanto la peculiar trama urbana como la arquitectura popular fueron dos de los principales motivos alegados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, órgano consultivo del Gobierno, para considerar que el plan urbanístico supone un expolio del patrimonio histórico.

Entre urbanistas y arquitectos es más fácil escuchar opiniones contrarias al plan, pero no hay un criterio compartido. “El valor patrimonial no es un absoluto”, defiende Alejandro Escribano, padre del vigente Plan General de Ordenación Urbana de Valencia. “Si habláramos de un barrio medieval de alto valor, o de El Carme, yo sería el primero en oponerme; pero no es así”. Tampoco compartiría la prolongación, señala, si se tuviera que tirar todo El Cabanyal. “Pero estamos hablando de que desaparezca el 10% del barrio a cambio de que la ciudad acceda a su anhelo histórico de llegar directamente a las playas del norte; y esto está justificado, es una solución legítima que se puede defender y que cumple las mínimas exigencias de racionalidad”. Escribano sostiene que esta operación servirá también para sacar al barrio de la situación de degradación que padece y pone como ejemplo el caso de la transformación de la fachada marítima de Barcelona de cara a los Juegos Olímpicos: “Ahora es otra ciudad después de llevar el ensanche al mar”.

El Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad valenciana, a través de un informe, se mostró contrario a la idea del expolio -curiosamente, el organismo que agrupa a todos los colegios en España, no-, aunque añadió que si el Ayuntamiento hubiera celebrado un concurso de ideas “se hubiera posibilitado el análisis de ideas diferentes facilitando un mayor consenso social”. El presidente del Colegio de Valencia, Luis Sendra, comentó en enero a este diario que el problema del plan no era su agresividad “ya que el impacto en la trama es bajísimo” y defendió la avenida como un instrumento de revitalización del entorno, cada vez más castigado por la marginalidad: “La gente del barrio merece que se le integre a la ciudad; el bloqueo al plan es condenar el barrio a la degradación”.

Este informe provocó una reacción contraria de arquitectos opuestos al dictamen del Colegio, a la que, entre otros, se sumó Julián Esteban, jefe de servicio de Arquitectura de la Generalitat Valenciana y profesor de proyectos en la Escuela de Arquitectura de Valencia: “la coartada” de justificar la ampliación con la excusa de regenerar el barrio no sirve ya que “provocará todo lo contrario”. Además, “ya hay dos avenidas que conectan con el mar, no hace falta otra”. Blasco Ibáñez “ya ha llegado donde tenía que llegar, a las puertas de los poblados marítimos, como reflejaba el proyecto inicial”.

6 comentarios

  • Maite Lesmes

    MARISA-EL TALLER
    Amiga, creo que esta vez te has pasado metiendo en el mismo saco  “la derecha PSOE-PP”.  Se puede ser espontánea  y racional.

  • Gabriel Sánchez

    Hemos aprendido en muchos procesos de asentamientos, que los procesos de transfromaciones lo debemos hacer con la gente…procesos que se hacen desde la gente, pero para determinados enfoque y esto no es sólo la derecha, es el gobierno y sus complicidades…nos muestra que en muchos lados, màs de los que quisieramos importa màs la propiedad y la rentabilidad que la gente… Y por supuesto, tal vez muchos despertemos dandonos cuentas que las socialdemocracias dejaron de existir, cuando se transformaron en laderas del capitalismo neoliberal, pero cosas mayores veredes …cuando el ajuste neoliberal vaya apretando…Hasta que no entedamos a cabalidad la relaciòn entre el sistema y estos acontecimientos perfersos, no cambiaremos nada…porque para cambiar, hay que cambiar mucho…Gabriel

  • pepe sala

    Uno de mis lugares favoritos para enseñar a quienes me visitan y no conocen Euzkadi, es precisamente un preciosos barrio de Algorta ( Getxo)
     
    http://comunidades.kzgunea.net/NR/exeres/3ACB88B9-024D-48E2-9877-5C7ECFAF8CCD.htm?ALBUMNAME=002
     
    Supongo que se llega la Barberá por aquí, estas preciosas casitas de pescadores ( que cuidan como oro en paño y no permiten cambiar la estética de las fachadas) durarían menos que un caramelo a la puerta de un colegio.
     
    Lo de las cargas policiales, por aquí se emplean con la misma saña por un  quítame ésos carteles denunciantes de torturas y demás cosillas al uso. Purita ” democracia”, oiga… y criticando a los cubanos, juas, juas, juas.

  • MARISA-EL TALLER

    Bien que la derechona de este pais, toma la calle y continua diciendo aquello de…..”La calle es mia”, pero lo que vimos en la TV y demas medios era mas que la derechona oficial, porque alli descargo la policia nacional y el delegado del gobierno, con sonrisa en la cara, no, quiso declarar, en el mismo lugar de los hechos. Analicemos esto. Porque nadie nos explica, tal varvaridad. Para mi que toda la derecha PSOE-PP esta contra el pueblo Valenciano y estos dos partidos, apoyados con el capital del ladrillo.
    En este pais o el pueblo se une y reacciona o la poca democracia que hay se va al garete; aunque para muchos parece que vivieramos en los mundos de los yupis, por supuesto la policia siempre ha estado al servicio de quien ha estado.
    Pero lo de Valencia ha sido muy fuerte, pero muy significativo de lo que esta ocurriendo, no, si si a nivel global, pero al menos en todo nuestro pais. Esta mañana nos levantamos, con la reforma laboral o lo que es mejor, con la mejora para despedir con mas tranquilidad a la clase obrera, derechos que nos ha costado tanto conseguir, nos los roban en nuestras narices y quienes nos tendrian que defender, son nuestros mas fieles y peligrosos enemigos, por si fuera poco los Bancos, ganado grandes sumas de beneficios y ademas, nos lo refriegan, por la cara y aqui no nos movemos para nada.
    En fin estoy asombrada de la realidad que palpo.

  • Maite Lesmes

    Muchos habremos visto en la TV la desproporción de los golpes a ciudadanos indefensos, muchos de ellos jóvenes, respecto a la actitud civilizada, aunque indignada,  de los vecinos.  ¿Ha  desaparecido la tortura en España? Si  vemos esto a la luz del día, qué será cuando las fuerzas de seguridad están en circuitos cerrados.
    Una vez más surge la cuestión de la obediencia indebida, su difícil compatibilidad con la autonomía de la conciencia. La  apelación a la obediencia olvida que el fin no justifica los medios.
    La ambición y autoritarismo de la alcaldesa  Barberá pueden más que los derechos y voluntad  de los más necesitados.

  • Carmen (Almendralejo)

    Aquí en Almendralejo, también quieren derribar y despropiar a las personas casas y terrrenos que han conseguido durante largo años de emigración.
    Marcharón durante décadas  a Suiza y Alemanía, dejando a mujeres e hijos, y con el solo fin de tener una vejez mejor y darle a l*s hij*s algo más que un mendrugo de pan, que era lo que tenía del gobierno franquista.
    Ahora tenemos un gobierno dictatorial socialista, donde los listo asociados están haciendo de las suyas y robando con la ley a su favor, estos no iran a la cárcel, ¡No! porque roban con luz y taquigrafos, con la poca vergüenza de quienes están vendiendo sus aprobación por el puesto de trabajo para sus hij*s.
    Todos callan, todos son culpables de que esto ocurra, y en pos de grandes avenidas dicen ellos, detrás solo está la trama del ladrillazo y la revalorización de terrenos de algunos socios listos.
    Y la poli como siempre llegando tarde cuando los delicuentes roban y estando del lado de los políticos de turnos, pegando a padres y madres, mientras los criminales escapan.