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Fundamentalismo religioso, ¿amenaza u oportunidad?

CastilloLos recientes y dolorosos incidentes, ocurridos en Paris y provocados presuntamente por los fundamentalistas religiosos de la yihad islámica, han hecho saltar todas las alarmas no sólo en Francia, sino en toda Europa. Los políticos y los cuerpos de seguridad del Estado se han puesto lógicamente en estado de máxima alerta. En cada país, los gobernantes le dicen a la gente que no tengan miedo, que todo está asegurado y garantizado el orden. No hay motivos de preocupación, ya que contamos con policías armados y cuerpos de seguridad que nos garantizan a todos la necesaria estabilidad para vivir tranquilos.

No hay razones para dudar de que nuestros políticos, al decir estas cosas, nos transmiten la verdad. Y la eficacia con que ha procedido la policía francesa es la prueba más evidente de que estamos protegidos. El problema, por tanto, no está en que las fuerzas de seguridad no dispongan de los medios que necesitan para defendernos. El problema está en que el enemigo, en este caso, supera en peligro todos los medios de defensa que puedan tener los medios de seguridad del Estado. Porque la lucha está planteada entre fuerzas muy dispares. Los medios con que cuenta la policía se basan en la técnica. Los medios con que cuenta el fundamentalismo religioso se basan en la conciencia y en ocultos intereses relacionados con la conciencia. Ahora bien, esto quiere decir que los medios con que cuenta la policía son conocidos, mientras que los medios con que cuenta el terrorismo religioso no son (ni pueden ser) conocidos. Por eso los terroristas fanáticos de una religión atacan dónde, cuándo y como menos se puede imaginar y de forma que nadie podía sospechar lo que sucede o ha sucedido. Si somos sinceros, no tenemos más remedio que reconocer que esto es así. Por más desagradable o costoso que resulte reconocerlo.

Pues bien, estando así las cosas, ¿qué hacer? Por supuesto, en lo que se refiere al papel, que corresponde a los cuerpos de seguridad del Estado, lo que hay que hacer es apoyar el esfuerzo enorme que vienen realizando para asegurar nuestra protección ante las amenazas del terrorismo religioso. Pero, dicho esto, es decisivo tener muy claro que el camino de la solución radical no será el que nos tracen los políticos, con sus reuniones y acuerdos, ni el que nos puedan ofrecer los policías, con sus armamentos y estrategias. Si la raíz del peligro está en las conciencias, lo que urge pensar a fondo es  si podemos – y debemos – renovar las religiones de forma que, en ellas, no tengan lugar las conciencias de los terrorismos fundamentalistas. ¿Es eso posible? Más aún, ¿es eso no sólo conveniente, sino incluso necesario?

El dato capital, en todo este asunto, radica en que el punto de partida del hecho religioso no estuvo en la fe en Dios, sino en la fe en los rituales religiosos. Estoy hablando de los lejanos tiempos del paleolítico superior. Más aún, abundan los paleontólogos convencidos de que ya los neanderthal practicaban el entierro ceremonial de los muertos, de forma que  actividades semejantes habrían ido acompañadas de ideas religiosas desde hace alrededor de cien mil años (Konrad Lorenz, E. O. Wilson, K. Meuli, W. Burkert, H. Kühn). Así las cosas, se ha dicho con razón que “Dios es un producto tardío en la historia de la religión” (G. Van der Leeuw; cf. R. P. Marret,  M. P. Nilsson). Y la historia posterior, hasta nuestros días, se ha encargado de dejar patente que los individuos, desde la niñez, y la sociedad en general al igual que la cultura, asimilan con más facilidad y claridad la fe en los ritos que la fe en Dios. Es frecuente que la gente se aferre a las observancias rituales, en tanto que la seguridad y la claridad, en lo que concierne a Dios, resulta para muchos algo problemático, quizá dudoso y, en todo caso, un sentimiento amenazado por la oscuridad. Las observancias rituales tranquilizan las conciencias. El asunto de Dios es, para muchos, un problema nunca resuelto y que, tantas veces, se vive como un misterio o, al menos, como un enigma.

No es posible analizar aquí la hondura y las consecuencias de lo que acabo de indicar. Pero hay algo, muy fundamental, que no podemos dejar al margen. Se trata de un hecho que estamos viendo a diario y por todas partes. Me refiero a la cantidad de  fieles, que nos confesamos creyentes, pero que en nuestra vida somos más estrictos observantes de los rituales religiosos que estrictos cumplidores de las exigencias éticas que tendríamos que cumplir como ciudadanos ejemplares. Reducimos nuestra religiosidad a determinadas prácticas rituales, al tiempo que excluimos de nuestra religiosidad el respeto, la tolerancia, la sensibilidad ante el sufrimiento, sobre todo el sufrimiento de los más débiles. Y así sucesivamente. Hasta llegar a hacer compatible la estricta observancia de la religión con la violencia más brutal ante todo aquello con lo que no estamos de acuerdo.

Esta violencia, por lo demás, es comprensible. Y con frecuencia resulta inevitable. Porque la religión es la creencia en un poder absoluto. La que lógicamente se traduce en la obligación indiscutible de una obediencia absoluta. Ahora bien, desde el momento en que el centro de la vida (y el futuro de la salvación) depende de una obediencia absoluta, la consecuencia inevitable es que tal obediencia se antepone a todo lo demás, incluso a la vida misma de quienes se oponen o dejan de cumplir semejante obediencia.

Naturalmente, una persona que piensa y vive así, no puede estar de acuerdo con la modernidad, con la sociedad secular, en la que los derechos fundamentales del ser humano se anteponen a todo cuanto pueda limitarlos y sobre todo reducirlos o anularlos. Ahora bien, desde el momento en que nos encontramos con este problema, por eso mismo tropezamos con las raíces del fundamentalismo religioso. Es el problema que ya intuyó, en 1909, el profesor de la Universidad de Harvard Charles Eliot, cuando insistió en que el dilema de los cristianos, en el mundo moderno, es el dilema que consiste en si ponemos el centro de nuestra fe en las exigencias éticas o más bien lo situamos en la fidelidad a las creencias ortodoxas y a los rituales sagrados (cf. Karem Armstrong). Como es lógico, los fundamentalistas religiosos centran de tal manera (y hasta tal extremo) su vida y sus intereses en la fiel observancia de los rituales sagrados, que anteponen esa observancia a la vida misma. La vida de quien sea y en lo que sea. Hasta el extremo de estar dispuestos a matar, o dejarse matar, con tal de no permitir que la sociedad democrática, laica y secular se sobreponga a la sociedad condicionada y sumisa a las exigencias de la religión.

En el caso del cristianismo, es conocido el enfrentamiento de los creyentes, sobre todo de la clase alta, a las libertades y derechos del hombre y del ciudadano, tal como habían sido promulgados por la Asamblea Francesa en 1789. Desde entonces, es conocida la postura intransigente de hombres como Louis Bonald, Joseph de Maistre y La Mennais, en Francia, Karl Ludwig von Haller y Friedrich von Hurter, en Alemania, Donso Cortés en España.  Y no hay que olvidar la resistencia del papado, desde Pío VI (en 1790) hasta Pío X (en 1906), en cuanto se refiere a las dos grandes exigencias de la modernidad: la igualdad y la libertad.

No pretendo entrar en la complicada historia reciente del fundamentalismo judío e islámico. Me limito a recordar, por lo que se refiere a la actualidad de éste último, los nombres de Mustafa Kemal Ataturk (1919-1922), en Turquía, y Rashid Rida (1922-1923), en Egipto, que propugnaron sociedades más de corte moderno que de fidelidad al pasado islámico por el que se habían regido hasta comienzos del siglo XX. Desde entonces, en el mundo islámico, hay no pocas personas y grupos que ven, en la sociedad secular y democrática, una amenaza para la integridad y estabilidad de sus creencias.

Así las cosas, el problema en este momento está fuertemente condicionado, sin duda alguna, por intereses de poder y por ambiciones económicas. Pero el fondo del problema es, sin duda alguna, de carácter religioso. Se trata del enfrentamiento de la religión centrada en la más estricta observancia e impuesta obligatoriamente a toda la sociedad. Un califato. Lo más diametralmente opuesto al proyecto fundamental de una sociedad laica, libre y respetuosa con las creencias religiosas, con tal que, en esa sociedad, se privilegien sobre todo los derechos fundamentales de los seres humanos.

Pues bien, dado que nos encontramos en esta situación, se comprende la actualidad apasionante que entraña lo que, en un reciente estudio, he calificado como “la laicidad del Evangelio”.  Los relatos, que ofrecen los evangelios, son la historia del enfrentamiento de Jesús con las raíces del fundamentalismo religioso. Jesús, en efecto, comprendió que el mayor peligro, para la religión y para la humanidad, está precisamente en el sometimiento incondicional a los rituales religiosos, de forma que la sumisión a tales rituales se antepone al sufrimiento humano, a los derechos humanos, a la dignidad de las personas y a la vida misma. Esto es lo que Jesús no toleró en modo alguno. Y por esto precisamente fue por lo que los dirigentes de la religión vieron que el proyecto de Jesús era incompatible con el proyecto que ellos defendían por encima de todo.

Pienso, además, que en no pocos textos de los profetas de Israel, como en numerosos documentos del Korán, la aspiración a la paz y el entendimiento entre los seres humanos y los pueblos se nos ofrecen como principios rectores de la sociedad.

La conclusión más razonable, que cabe deducir de la reflexión que acabo de exponer, es que, por más importante y urgente que nos parezca la sólida defensa de nuestros pueblos, culturas y sociedades, por la solidez y eficacia de las fuerzas de seguridad del Estado, reducir nuestra defensa a esa solides militar y policial sería algo así como ponerle puertas al campo. Mientras haya individuos y grupos organizados, que viven convencidos de que su misión en la tierra es el sometimiento, o incluso el exterminio, de quienes queremos y defendemos una sociedad que antepone los derechos fundamentales de los seres humanos a las normas y rituales de la religión, todos viviremos amenazados. Y amenazados de muerte, por más policías que nos defiendan y por más seguridades que nos garanticen nuestros gobernantes.

Esto supuesto, desde luego que valoramos y exigimos que los policías nos defiendan. Pero, si es que vemos la hondura del problema, valoramos y exigimos más aún que se gestione la educación religiosa de manera que lo primero y lo esencial, en esa educación, sea inculcarnos a todos – e inculcar a todos los pueblos de este mundo – que la fe en Dios y el respeto a Dios consiste, ante todo y sobre todo, en defender la vida, respetar la vida, promover los derechos y la dignidad de los seres humanos,  hasta que la igualdad en derechos, y la libertad en creencias y convicciones, estén garantizadas para todos.

En el Sermón del Monte, Jesús dijo: “Si yendo a presentar tu ofrenda al altar, te acuerdas allí de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, ante el altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano; vuelve entonces y presenta tu ofrenda” (Mt 5, 23-24). Se pueden discutir no pocos detalles relativos a este texto. Pero, en cualquier caso, lo que no admite discusión es que aquí se presenta un modelo de religión en el que lo primero no es la observancia del ritual. Lo primero de todo, en la vida y en la religión, tiene que ser siempre mantener la mejor relación posible con el otro, sea quien sea y por el motivo que sea. El día que se eduque a todos los niños y jóvenes del mundo en esta convicción, ese día la humanidad habrá dado el paso decisivo para empezar a vivir en paz. Y con la seguridad de la paz garantizada.

9 comentarios

  • Santiago

    NO SE TRATA simplemente de un fundamentalismo básico del Islam, sino algo mucho mas complejo….como es la perversion de la verdad…..para llevar las enseñanzas del Corán mas allá del contexto adecuado….para la consecución de la paz interior del yihad que comienza con una lucha “interior” para “conquistarnos” a nosotros mismos….sin llegar al terrorismo….que no está prescrito por la Ley de Alá…puesto que el Dios de los cristianos….es el mismo que el de Ismael, hijo de Abraham y de su esclava egipcia Agar,….origen del Islam…..Es el mismo Dios de Abraham, Isaac, y Jacob…..el mismo Dios de Jesus….el mismo Dios de la PAZ….Por eso, EN ese “radicalismo y terrorismo” EXTREMO, no existe ningun “fundamento”….sino una perversión de la verdadera FE de los ismaelitas….

    Por otro lado lo que Jesus combatía no era simplemente la Ley mosaica…puesto que el Decálogo fue revelado por el mismo Dios….como los mandamientos fundamentales donde se explican mejor en que consiste el AMOR DE DIOS…..No son solamente prohibitivos……sino afirmativos….afirmándonos en la caridad divina…que se extiende UNIVERSALMENTE…proclamados por Moisés ante el pueblo judío….Por eso, preguntado Jesus, por aquel joven, como se podia entrar en la “vida eterna” respondió escuetamente: GUARDA LOS MANDAMIENTOS…y empezó a enumerar los mandamiento de la LEY (Ex. 20, 2-17; Deuter. 5,6-21)

    Por eso, Jesus, dice, ADEMÁS, que no vino a destruir ni la Ley ni a los profetas….ni siquiera a quitar una “iota” de la ley….SINO QUE  vino a recobrar el verdadero ESPÍRITU y SENTIDO de la Ley…..el mismo amor que Dios le imprimió a su
     MANDATO UNIVERSAL…porque los fariseos y los doctores de la Ley habían enfatizado mas en la LETRA DE LA LEY -digamos en los
     rituales- mucho mas que en el mandato del amor que la Ley encerraba….NO ES malo seguir los “ritos”….lo malo es ver la obra
     “externa” de ellos como el fin…sin darse cuenta de que los ritos y la liturgia tiene que conducirnos al amor de Dios y del prójimo que es
     un MANDATO DIVINO…
    Por eso, no está mal irnos al fundamento….pero si pervertir éste…quedándonos SOLAMENTE en la obra externa del rito…..porque siempre tenemos que mirar TODO el contexto….en el contexto de lo que Dios quiso revelarnos…

    un saludo cordial   de Santiago Hernández.

     

  • Javier Pelaez

    Me gusta tu carta Lola.Ahora bien yo te matizaría que en España no es lo mismo reírse de/meterse con los católicos que mira que habéis jodido a este país en algunos momentos que con los musulmanes actuales que las cosas de Abderramàn ya nos quedan lejos…También sin confundir la “parte con el todo”.No todos los católicos sois iguales como para mí es evidente.

  • Lola Cabezudo

    Se me ha ocurrido enviar a la Directora del periódico Lanza de Ciudad Real, lo siguiente que comparto con vosotros:
    CARTA A LA DIRECTORA .
    Estimada Directora, querida amiga:
    Todavía bajo el dolor de los sucesos ocurridos en París, tanto en  Charlie Hebdo como en el supermercado de alimentos kosher, deseo enviarte dos letras que sirvan de homenaje respetuoso a las familias de las víctimas y como  muestra de solidaridad con tantos musulmanes o meramente árabes que viven aquí; árabes que casi son ya unos más de nosotros o que acabarán siéndolo.
    Los españoles de nacimiento nos hacemos cargo de lo ocurrido por experiencia, porque la ETA y el 11M se encargaron de sembrar el país de víctimas. Por eso, sería bueno que vosotros y nosotros, independientemente o conjuntamente, nos esforzáramos en fomentar la convivencia, el respeto, la solidaridad y la colaboración de unos con otros en ambos ambientes.
    Por otro lado, se ha hablado todo el tiempo de la libertad de expresión, como la causante de semejante locura y a la vez la víctima, y vosotros os habéis manifestado en favor de la libertad y de los mismos valores occidentales que conocemos como  “Derechos Humanos”.  Por ello, en vuestro nombre y en el mío, expreso en esta carta un ruego a las publicaciones satíricas y les digo lo siguiente: haced lo posible por ser respetuosos con las ideas religiosas sinceras. Comprendemos vuestro papel pero pensad que además de hacer reír podéis causar heridas a gente que jamás se tomará la revancha.
    Gracias, directora, por tu atención
     
     
     
     
     

  • George R Porta

    Es muy difícil imaginar que la tecnología de “hacking” no se origine en Occidente y por lo tanto no debiera parecer extraño que como antaño y siempre, el espionaje venga a residir entre aquellos a quienes desea espiar.
     
    No debiera ser tan incomprensible que los islamistas jovenes que hayan venido a Occidente tan fácilmente sean flipados contra Occidente. Hay muchos estudios sociológicos sobre la adaptación de los inmigrantes, pero el consensus general indica que solo la cuarta y quinta generación se siente natural del país que recibió a sus chornos y usualmente a través de la mezcla de culturas por matrimonio no porque los progenitores de cada generación, si el día les sobra después de ganar el pan, puedan ocuparse de inculcarles la cultura originaria.
     
    Imagino que acudiendo a orar en sus mezquitas no escuchen demasiados sermones pro-occidentales y que jóvenes al fin y al cabo, sufran el síndrome de aquello de “dime de que se trata que me opongo”.  De cualquier forma el fundamentalismo no se combate con shocks eléctricos al estilo de mandarriazo humor-satírico.
     
    La libertad de Prensa o de expresión explica pero no justifica los comentarios ofensivos sobre todo leídos o escuchados desde la periferia que no la comprende aún porque quien vive en ella recién la descubre.  Y no defiendo el terrorismo contra Charlie Hebdo ni condeno a Charlie Hebdo, ya lo he dicho en otro hilo.

  • Javier Pelaez

    Quise decir:”¿Van a invadir Al-Andalus por las redes sociales?”

  • Javier Pelaez

    Es evidente que la idea es el establecimiento de un “califato” ,es decir,la imposición de un modelo de vida a todos los ciudadanos.Por ejemplo,hoy el Ejército Islàmico hackea bases de datos norteamericanos y proclama el “cibercalifato”.¿Van a invadir Al-Andalus?.Pero lo preocupante no es esa fanfarronería,sino preguntarse ¿por qué musulmanes de segunda generación residentes entre nosotros se apuntan a semejante movida e incluso se van a Siria e Irak?.Esto es en lo que tenemos que pensar aquí.A nivel mundial,global,también tenemos que pensar si Occidente es una fuerza pacificadora o màs precisamente los que mandan en occidente.Y digo “los que mandan en Occidente” porque aquí no conviene “tomar el todo por la parte”.Igual que evidentemente es un exceso asimilar islam con terrorismo,también lo es Occidente-entendiendo por tal los ciudadanos occidentales,no los que los mandan- y terrorismo.Con muchos de los mandatarios euroccidentales que se manifestaban notoriamente separados-por algo será- del pueblo en París,yo no me manifestaría ni harto de vino.Por no hablar del racista que manda en Israel.Si no es realista predicar el “amar el enemigo”,por lo menos no confundamos la “parte con el todo”.Finalmente cojó una hermosa frase de rebelión de una publicación francesa:”Charlie Hebdo que hace tanto no nos hace reír,nos ha hecho llorar….”.Por otra parte,se habla de la figura del “bufón” y de que estos Charlie Hebdo eran bufones,conviene recordar,como ya lo han dicho algunos,que los musulmanes en Europa no forman parte de las clases pudientes y poderosas y que el “bufón” se solía meter con los poderosos.En fin,que las cosas son complejísimas y que ciertamente vivimos en un mundo completamente salvaje como comprobamos casi a diario.Finalmente quisiera contestar a un argumento típico de los “integristas católicos españoles” que suele ser aquel de “os metéis con los catòlicos porque no tenéis huevos para meteros con los musulmanes”.En el fondo estos católicos lo que quieren decir es que les gustaría que a Krahe por cocinar un Cristo en lugar de juzgarle-cosa que yo como cristiano repruebo-,se le aplicará la tortura como medio de indagación procesal como hacía la Santa Inquisición en la Edad Media.

  • George R Porta

    Copio del texto del Dr. Castillo: “Pero, si es que vemos la hondura del problema, valoramos y exigimos más aún que se gestione la educación religiosa de manera que lo primero y lo esencial, en esa educación, sea inculcarnos a todos – e inculcar a todos los pueblos de este mundo – que la fe en Dios y el respeto a Dios consiste, ante todo y sobre todo, en…”.

    La educación puede y debe ser profana o a-religiosa, sin tener que ser anti-religiosa.

    “Inculcar a todos los pueblos del Mundo que la fe en Dios y el respeto a Dios, ante todo…” ¿no es ese un planteamiento totalitario? No parece que haya terroristas hindúes, budistas, confucianos/as, taoístas, b’haistas, (aunque toda regla tiene sus excepciones al menos no he escuchado hablar de ellos y quizás haya alguno/a) y ciertamente la cosa fundamentalista católica no terminó en 1906 con Pio X porque aún estamos pidiendo la rehabilitación de Hans Küng como teólogo católico.

    Esas religiones tienen derecho a existir y ser impartidas aunque no profesen la fe en algún Dios o aunque la profesen en múltiples dioses. La educación religiosa impuesta a todos el Mundo es otro extremo fundamentalista y por lo tanto animado por el miedo.

    Respeto el sentir del Prof. Castillo pero estoy en desacuerdo en su proposición única y definitiva en términos que puedan ser comparablemente fundamentalistas.

    El amor a sí del cual Jesús parece haber hablado debía materializarse en el amor completamente gratuito (o cuanto más mejor) a los hermanos y no parecía buscar otros beneficios secundarios (por ej. la paz que eso lo hubiese transformado en utilitario); ni trataba de cambiar a nadie excepto al o la persona amante dejando, en la gratuidad de su amor, libre de endeudamiento a sus amados/as.

    El estilo de las muchachas que Vicente de Paul y Luisa Marillaç enviaban cada día o noche por las calles oscuras y peligrosas de París con las sopas a la espalda y una inmensidad de gratitud a los/las miserables por poder ofrecerles la oportunidad de saciar su hambruna, me parece mucho más anti-fundamentalista. No preguntaba a los hambrientos en qué creyeran. El gesto servicial, gratuito (quizás lleno de esperanza evangelizadora) transubstanciaba en sopa un Credo no-verbal libre de obligación o violencia. Seguro que no pocas veces habrán topado con las otras caras de la miseria que no necesariamente fueran benignas.

    Charles de Foucauld deseaba que su servicio silencioso convirtiera a alguien (que nunca lo vio) o que su trabajo creando un alfabeto/diccionario que preservara las tradiciones de los Magrebíes, le hacía vivir convencido de que el Espíritu Santo estuviese presente en toda vida.

    La religión, la indoctrinación religiosa y los rituales en los que se expresan deben ser opcionales. Lo que sí tiene que cesar es la opresión y la mentira de cualquier clase y la corrupción/explotación incluyendo la de la Iglesia Cristiana, católica o no (no hablo solo de los curas/ministros/pastores/as, sino también de los/las seglares católicos que siendo empresarios/as explotan a sus obreros/as y empleados/as). Después de todo el Decreto del Vaticano II sobre la Libertad Religiosa tiene validez.

  • Inmaculada Sans Tache

    Excelentes reflexiones de JM Castillo con las que estoy completamente de acuerdo. El centro, el eje, el núcleo, la roca de cualquier religión deben ser cuidar todo lo humano: la justicia, la fraternidad , el amor, el auxilio y atención de los más débiles, la libertad, y sobre todo la de conciencia, pues la peor vigilancia, el peor trato que se puede dar a una persona en este aspecto no es ponerle guardianes exteriores, pues éstos pueden esquivarse más o menos fácilmente, pero los interiores, los que infunden miedo y aniquilan la libertad de pensamiento, esos, los llevará siempre consigo y será difícil librarse de ellos. En este sentido Jesús parece que fue una novedad extraordinaria, pero la humanidad no tuvo siempre el valor de seguirlo y se aferró a dioses que le garantizaran tranquilidad en una prisión aunque tuviese barrotes de oro. No obstante la esperanza de Jesús sigue viva y el viento del Espíritu sigue soplando y fuerte para que aquel sueño no desaparezca. Así, a lo largo de la historia, aun antes del cristianismo y después ha inspirado argumentos, leyes, normas que han ido consiguiendo que la dignidad y la justicia que defendió Jesús, se realice: Abolición de la esclavitud, liberación de la mujer, libertad, igualdad y fraternidad, asistencia social, libertad de pensamiento y creencias, aunque siempre haya que vigilar para no volver atrás. La religión debe cambiar profundamente y recuperar, en todo caso, lo que nunca debió dejar de ser: un vehículo de la espiritualidad que no sirve si no da como resultado un acercamiento cada vez mayor a una humanidad profunda de todos los seres humanos.

  • Antonio Vicedo

    Nunca LA RAZÓN DE LA FUERZA ha sido humana, ni ha solucionado los problemas de convivencia entre los humanos, si a tod*s ell*s los consideramos SUJETOS exclusivos de pleno derecho.
     
    Es humana LA FUERZA DE LA RAZÓN, que, basándose en LA VERDAD, exige y sostiene la auténtica JUSTICIA ( y aún la posibilidad y realidad del AMOR) árbol exclusivo de la cosecha de LA PAZ.
     
    Y es VERDAD que TODA VIOLENCIA es igualmente VIOLENTA si el resultado de su acción en VICTIMAS, estas son igualmente HUMANAS.
     
    Lo otro es régimen de SELVA u OCÉANO donde, naturalmente, se dan otros correctores naturales para su espécifa paz, que nunca sera propia de la Humanidad por mucho que algunos, o muchos, se empeñen en que así pueda llegar a ser.