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Declaración de ATRIO por la rehabilitación de Hans Küng

Küng

Declaración de ATRIO

Finalizado el plazo para firmar

Número de adhesiones: Total firmas: 404


ATRIO agradece las muchas adhesiones recibidas y procede al envío de la Declaración con las firmas a:

        • Papa Francisco
        • Secretaría de Estado
        • Congregación para la Doctrina de la Fe
        • Episcopado Alemán

Listado de firmantes por orden alfabético

19 comentarios

  • Maite Lesmes

    ROMÁN, agradezco tu respuesta.
    De acuerdo en que la ICAR es una de tantas iglesias cristianas y sobre todo que, al hablar de iglesia,  podemos entendernos mejor si nos referimos con ello al conjunto de creyentes cristianos con los que compartimos más o menos rasgos, debido a la pluralidad existente, nunca unidad por mucho que a algunos se les llene la boca con ese desideratum “unidad”.
    No puedo aceptar tu aserto de que sea “de naturaleza espiritual”. Entérate de una vez que Jesús no fundó ninguna iglesia, no hay pues una “iglesia de Cristo”, sino la que han instituido y dado forma demasiado humana muchos eclesiásticos a lo largo de los siglos.
    Por lo mismo, somete a revisión ese palabro “gracia de Dios” y los “méritos de Jesús en la Cruz”.  El concepto de salvación y de redención es una secuela del mito del pecado original,  es hora ya de desaprender la mitología utilizada por la teología oficial inmutable. No basta con reconocerse partidario del  VatII, hasta ahí podíamos llegar¡
    Aquello quedó abortado y ha pasado medio siglo.

    Hablar de Jesús y del Dios de Jesús es hablar del sufrimiento de los seres humanos. Tanto la teodicea como todas las tradiciones religiosas y todas las sabidurías se han preguntado por el sentido o sinsentido del sufrimiento humano y propuesto como meta hacer justicia con los inocentes. Esa pregunta por los que sufren, por la justicia de inocentes está presente también en las tradiciones bíblicas, hasta que la teología eclesiástica la transformó en la pregunta por el pecado, por la salvación y redención.

  • Román Díaz Ayala.

    estimada Maite Lesmes,
     
    yo he tenido oportunidad de leerte en Atrio, en las actuales circunstancias y muy anteriormente y te he considerado de la familia de Atrio que llevaba mucho tiempo en silencio.
    tienes todo el derecho del mundo a pensar y hacer tus juicios sobre mí y exponerlo, lo cual no me molesta en lo absoluto. Es más, lo celebro, porque vivimos en sociedad y dependemos unas personas de otras.
    Considero que la Iglesia Católica Romana es una confesión más del amplio ámbito del Cristianismo y un colectivo de cristianos y cristianas que siguen a su manera, es decir “según su medida de fe” las doctrinas, enseñanzas, y medios salvadores de Jesús.
    Considero que la Iglesia de Cristo es de naturaleza espiritual y que el pueblo cristiano está dividido en diferentes “espiritualidades”, algunas con muchísimo recorrido histórico.
    sigo las enseñanzas del Concilio Vaticano II, soy cristiano ( por la gracia de Dios y los méritos de Jesús en la Cruz).

  • Maite Lesmes

    El subrayado que había pretendido hacer, no se ha quedado fijado.

  • Maite Lesmes

    A ver, ROMÁN DÍAZ AYALA: Disculpa que apenas haya leído comentarios tuyos y por lo tanto ignore quién eres, aparte de un comentarista en Atrio, quizá también autor de algun post.
    Por eso no puedo decirte “querido Román” y mucho menos “querido hermano”, como te diriges a otro comentarista de este mismo hilo. Es el roce mutuo lo que nos lleva a querernos, o a distanciarnos -a no ser que experimentes ese falso amor, propio de aquellos curas y monjas que decían “amar en Cristo” a los demás, expresión que es de agradecer apenas se oiga ya-, y tú y yo no nos conocemos.
    Dirigirte a mí como “querida Maite” me suena pues, hueco y paternalista.

    Te diré que no soy nueva en el foro, estoy en él casi desde sus comienzos, antes que tú.
    Llevo una temporada larga sin apenas participar como comentarista porque no me es fácil desconectar de cuidar casi las veinticuatro horas a una persona dependiente. No me he vuelto combativa en este hilo ni he dejado de dar argumentos en lo que últimamente he escrito, latiguillo que utilizáis quienes sois poco dados a las críticas a la institución iglesia.
    Presiento que o eres o has sido “hombre de iglesia” y por lo tanto podrías ser blanco de las críticas que hice. Y lo presiento no como fruto de la “intuición” supuestamente connatural a las mujeres, sino porque hueles a “oveja” a distancia. Como  una muestra, el lenguaje que usas al responderme:
    “…nos quisieron hacer entender que una cosa es la institución realizada por los seres humanos sobre el proyecto de Jesús y otra cosa la Iglesia en su espléndida naturaleza espiritual nacida del costado abierto de Jesús en la cruz. La universalidad de la Iglesia de Cristo no está en la universalidad del nombramiento papal de obispos, sino en el conjunto de los/las fieles que la integran, nacidos de nuevo y renacidos del Espíritu .”

    ¿Puedes escribir y sobre todo pensar, sin sonrojarte, esa frase que he subrayado? Aparte de ese lenguaje vieillot, que te delata en edad y en mentalidad, y que puedes usar, cómo no, ¿no crees que lo de la “espléndida naturaleza espiritual de la iglesia” no convence ni a quienes como ovejas lo seguís propagando? ¿A quién vas a convencer hoy de que la iglesia salió del costado de Cristo? Seamos adultos y serios. ¿No estás haciendo creer a quienes te leen que eres muy leído, tanto de teólogos “progres” como Glez Ruiz o Küng, como de Piketty y no sé quién más? Pues no veo yo que aproveches bien su lectura.

    ¿A quién vas a convencer de que la iglesia católica es universal? La iglesia católica  es tan particular como las demás, es obvio que cada religión y cada iglesia ha trabajado para los suyos y se ha mostrado como exclusivista.

    Y no voy a molestarme en averiguar qué quieres decir cuando ante mis críticas sugieres “¿no estarás en otra cosa?”  ¿Qué cosa? No me hagas reir.

  • ya había escrito ayer, repito. Pedimos desde la base, que la jerarquía levante la censura a este sabio teologo que nos ilumina en el seguimiento de Jesús de Nazareth y la puesta en práctica de su Evangelio desde la vida y no desde la institutción

  • josela

    Con una serie de afirmaciones que lanza Luis Alberto, no está de acuerdo un menda. Aquí, creo que no se trata de canonizar a nadie..sino intentar tomar conciencia de que todo lo humano tiene su fecha de caducidad y de subjetividad.Si ha habido alguno, entre otros,  que ha trabajado esa dimensión hermosa de la vulneravilidad humana, incluyendo la teológica, se me hace, que ha sido Hans Kung. ¿ De qué subjetividad estamos hablando?¿ Acaso hay objetividad sin  subjetividad? Decía el otro..”hablan de manos..y manos..pero¿si no tienen manos? ..o sólo tienen, como no hay más remedio que sus manos..¡¡¡¡¿ Sólo hay complejos antiromanos? ¿No habrá  complejos proromanos?  Se habla de¿ por qué no dejan algunos teologos la Iglesia? Y ¿por qué no la dejan los que sólo defienden su “eclesiola?  Se habla de buscar una iglesia según la  horna de su zapato….¿Cada persona, sea de una dimensión o de otra, camina y piensa con la medida de la horna de su zapato..Y todos los zapatos…tienen, gracias a Dios, la fecha de su hechura¡¡¡¡ ¿Para qué confrontar psicología con teología? La verdad es verdad, diga….o su porquero¡¡¡¡¿Porqué, en vez de preguntarse:”Saulo, ¿por qué me persigues”?..¿por qué no decir, Benedicto,. Juan Pablo, Luis Aberto, ¿por qué me persigues? Lo que está claro es que Hans Kung no se dejó vender por un par de lentejas jerárquicas, construidas en la Iglesia.  En la línea de de S. Juan Crissóstomo ,quizá, podamos decir:”Toda es interpretación de interpretaciones, y todo es interpretación….”Luego ¿cómo sugerir que Hans Kung sea un teólogo disidente?¿ Disidente de qué o de quién? ¡¡De Jesús o de Roma¡¡¡ Se me hace que toda teología es eclesial y muy…muy..humana y temporal. ¿Depósito de la fe? Sí podrá existir depósito de” creencias”..pero dudo de la fe…No habría que empezar a hablar en vez de depósito, de” sensus fidelium”, como ya se empieza a hablar.. El “sensus” de la gente buena, buscadora, incluso de ateos…¡¡¡ No habrá que empezar a educarse, más que a ser obedientes y sumisos , a ser fieles, buscadores…venga esa verdad de Roma o del porquero¡¡¿ “Subjetivizar la fe “? La fe siempre debe tener un halo de subjetividad para que sea humana, y no sea un cartucho de ataque¡¡¡ Las creenciias sí podrán ser objetivas, demasiado objetivas, no en el sentido positivo sino negativo, en el sentido de fornulas que se dicen con la boca..¿Escandalizar? Mejor es escandalizar a tiempo que hacer que traguen la mentira y confundan las verdades con molinos de viento.

  • Antonio Duato

    El caso es que ese comentario lo envió ala página donde se recogen las adhesiones. Y a mí me pareció que, en todo caso, este era su sitio, sin advertir que ya lo había puesto el sía 17. Por eso paso a borrar el duplicado.

    Gracias, Román, por tu advertencia y tu paciencia en argumentar y dialogar con las diferentes mentalidades.

  • Román Díaz Ayala.

    A la Redacción de Atrio.
     
    Tal comentario de luisalberto ya había siso insertado aquí mismo el día 17.01 a la 21.38 p.m.
    y mereció un comentario mío en cuanto pude leerlo el día 18.01 (hora 9.54 a.m.) pidiéndole que nos dejara hacer y manifestar nuestro reconocimiento al hermano Hans Küng.

  • Román Díaz Ayala.

    Querida Maite.
    la lista de firmantes que suman sus adhesiones es larga y muy plural. Son un colectivo que rebasa a los habituales de Atrio, y que se han sentidos atraidos por la iniciativa de esta Redacción.
    En este hilo, y en otro estás mostrando una actitud muy combativa ( yo diría que sanamente crítica) no sólo por el lenguaje que empleamos, el vocabulario que nos define, sino incluso con nuestras tomas de posturas según se trate de la Iglesia ( institución) y el papa Francisco.
    sin embargo, sigo opinando que se estás moviendo y dando la vuelta a la misma noria que arriba y abajo, dando vueltas, emplea los mismos argumentos y contraargumentos, cando deberíamos preguntandos, si es que “no estamos en otra cosa”.
     
    Hace ya muchos tiempo que teólogos conciliares, como el propio Hans Kung (Me acuerdo con respeto y cariño de José María González Ruíz) nos quisieron hacer entender que una cosa es la institución realizada por los seres humanos sobre el proyecto de Jesús y otra cosa la Iglesia en su espléndida naturaleza espiritual nacida del costado abierto de Jesús en la cruz. La universalidad de la Iglesia de Cristo no está en la universalidad del nombramiento  papal de obispos, sino en el conjunto de los/las fieles que la  integran, nacidos de nuevo y renacidos del Espíritu . (Y no es cuestión de fronteras, sino de dejar la iniciativa a Cristo  de decidir a quien recibe en su seno)
    Insisto, pues, ¿es que no estamos en otra cosa?

  • Maite Lesmes

    Dicho sea de paso, si Küng hubiera sido tan “FIEL” a la iglesia católica, esta no le hubiera prohibido enseñar.
    Menos mal que a Küng le valoramos por otros motivos. Incluso quién sabe si nos hubiera sido más útil si  no se hubiera dejado muchas cosas en el tintero y hubiera arriesgado más.

  • Maite Lesmes

    l. Me pregunto por qué se añade a la Congregación de la Doctrina de la Fe -antes Inquisición- el calificativo de SAGRADA, que encabeza la Declaración de Atrio.
    Deberíamos examinar e ir eliminando de nuestro lenguaje (que reproduce lo que pensamos) los restos de deformación religiosa recibida, aplicando el saludable espíritu crítico, con vistas a hacer más razonable y adulta la fe.

    2. Por lo mismo, revisar si tiene sentido, como algunas personas firmantes señalan, la oración de petición a Dios para que envíe su “gracia” (?) y rehabilite a Küng, en lugar de dirigirse a quien tiene poder para llevarlo a cabo.  Subyace la imagen de un dios todopoderoso y que suple los errores humanos. Imagen compatible con el Dios de Jesús?

    3. Por la misma herencia de adoctrinamiento religioso en actitudes que fomentan el sometimiento, el acriticismo, la irracionalidad… abundan en las adhesiones al documento, expresiones como “por haber sido FIEL a la Iglesia” (Küng). Es decir, haber asumido el “Magisterio eclesiástico”, la doctrina impuesta desde arriba, y no haber abandonado la institución o el sacerdocio.
    Es totalmente respetable la postura adoptada por Küng de no rebelarse ante las humillaciones sufridas y haber continuado en la institución como sacerdote.
    Lo que me parece digno de revisar es la defensa a ultranza de la “fidelidad” a la iglesia, como si fuera la única actitud ética plausible.  La fidelidad indica relación entre dos. Cuando alguien a quien quieres ser fiel te rechaza, abandona, humilla… ¿tienes el deber moral de seguir siéndole fiel? 
    No olvidemos que el abuso de las personas (en el terreno de la mente como en el emocional y sexual) se da cuando hay una relación de poder. Cuando uno recobra la confianza en sí, cuando se es autónomo, cuando uno rompe las ataduras que le hacían depender de quien en lugar de amor le estaba anulando como persona, es capaz de reconocer que ha de romper los lazos de fidelidad.
    Uno puede ser más útil a una persona, a una institución….. desde fuera. El espíritu crítico, la denuncia, la reelaboración de escala de valores, el actuar de otro modo… pueden ser un servicio mejor que el permanecer sumiso a esa persona, asociación, partido, institución.
    Hay tanta gente a quienes se les ha inoculado el deber de “fidelidad” que no son capaces ni de reconocer la perversidad y absurdidad de dicho esfuerzo.
    Darse cuenta de esto conlleva abandonar los automáticos absurdos adjetivos y expresiones como “santo-a” (santo padre, santa sede, santa iglesia, santo rosario), “sagrado” (sagrado corazón de Jesús (?), sagrada congregación de la fe), hasta mañana si dios quiere….
    No dudo que las personas que intervenimos en Atrio pretendemos profundizar en una fe adulta. Al leer muchos comentarios, nos preguntamos si se es consecuente con ello.

  • Román Díaz Ayala.

    Luisalberto, querido hermano ( pertenecemos a la misma Iglesia,¿verdad?)
    Jesús dijo en cierta ocasión  a sus discípulos: “Si vuestra justicia no es superior a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos”
    ¿Era Jesús un falso judío y un mal israelita cuando se posesionó frente a la autoridad legítima del Pueblo Escogido de Dios? (Israel, la Heredad del Dios Altísimo, la viña cuidada con esmero por el Padre)
    No utilicemos el fácil argumento de que Jesús era el Hijo de Dios, no porque no haya sido el Mesías Prometido venido de lo alto, sino porque la naturaleza y las exigencias del Reino que Jesús inauguraba estaban reclamando unas bases distintas de convivencia donde se reflejase “verdaderamente” la justicia de Dios.
    Tú me hablas de la Iglesia y me la presentas como una institución rejida por hombres ( con la ausencia de mujeres, que al parecer son malas incluso cuando se casan con “clérigos”) con una naturaleza y unas reclamaciones ( de autoridad y de dominio) que parece no estar gobernada por la “justicia” demandada por Jesús el Cristo que había de venir.
    Tales moldes, habían sido demolidos por el Conclio Vaticano II, y nuestro hermano Hans Küng, fue uno de los teólogos que utilizó el Espíritu Santo ( ¿No sopla el Espíritu de Cristo en la Iglesia reunida en Concilio, para la vivencia de la fe?)
    Lo que vino después en el movimiento restaurador, ¿No es denunciable por el ministerio profético instituido por Cristo en su Iglesia, el Pueblo de los santos de Dios?
    Al menos pérmítenos, hermano que nos mostremos reconocidos/as por este hermano teólogo que ha iluminado ayudándonos en nuestra vida de fe.

  • José Jesús, te faltó decir que no sólo abandonó el sacerdocio, sino que agarro mujer y se casó. Hubo un tiempo en que Leonardo Boff dijo: “Prefiero andar con la Iglesia que solo con mi teología”. Parece que la carne le venció.
    Saludos desde el Perú

  • Espero que no borren mi comentario.
     
    Dice la carta a Diogneto: “El pecado no está en el árbol de la ciencia del bien y del mal, sino, en la DESOBEDIENCIA”.
    De todos los comentarios aludidos al padre Hans Kung que he leído, destaco los siguientes: “excelente teólogo”, “fiel a la Iglesia (¿qué Iglesia?); que es “bueno” y “honesto”; que es “cristiano” y “humilde”, que es un “hombre bueno” y que es un “gran teólogo del Evangelio”.
    Comprender y aun admirar no es aprobar. En la interpretación siempre cabe el error. Ciertamente, la eliminación de todo prejuicio y la imparcialidad absoluta son inalcanzables, tanto de una parte como de la contraria. ¿Podemos considerar  al padre Hans Kung un hereje, un cismático o un contestatario del Magisterio de la Iglesia? Veamos y que el lector juzgue a la luz de la fe.
    De los comentarios que he leído no existe ni uno sólo que discrepen con Hans Kung, por poco lo canonizan  vivo. Sin embargo, lo que “católicamente” les une es sólo el NO a Roma, el NO a la curia romana.  Como decía De Maistre: “Todos los enemigos de Roma son amigos entre sí”.
    Pero, ¿qué vamos a canonizar de Hans Kung? ¿Sus escritos o su vida como cristiano? ¿Su ortodoxia o su heterodoxia? Y ¿cómo juzgaremos sus obras?
    De su vida privada y la vida de cada uno de nosotros, se encarga el Señor, pero sus escritos y los nuestros, están para el juicio de los vivos aquí en la tierra. ¿Hay que mirar en Hans Kung a un gran teólogo, o a una persona que ha creado y está creando un ambiente crítico hacia todo lo que “sale” y “viene” de Roma? Casi todas las protestas comienzan por acusar no a la persona del Papa, sino a su entorno: la curia romana. No será como decía el padre Von Balthasar que existe EL COMPLEJO ANTIRROMANO en la Iglesia.
    Por si acaso, las quejas siempre han existido y existirán porque la curia romana no posee plenamente el carisma de la santidad. Sólo los ingenuos anhelan y esperan una IGLESIA PURA.
    Es curioso que el doctor Martin Lutero haya dejado una consigna en su testamento que dice más o menos así: “presérvese esta única cosa al momento de morir: odio al pontífice romano”.
    No olvidemos de Hans Kung sus agresivas críticas desmesuradas hacia el papa San Juan Pablo II, que según él, no merecía ser canonizado.  A raíz de su muerte, Kung  no dudó en calificar su pontificado como una gran “decepción” y un “desastre” para la Iglesia. Fue un papado con contradicciones fatales y es para muchos el símbolo de una Iglesia decrépita. Kung ha comparado, como metáfora, al Papa con Putin y a un faraón moderno, es decir, con celular.
    Desde 1963 hasta la actualidad Hans Kung no ha cesado de arremeter contra todos los papas, y cada vez con más dureza. De esta manera, expresa su amargura contra la Iglesia de Roma. No dudó en afirmar que el papa Ratzinger “vivía en un sistema de pensamiento medieval”. Y no dudó en  llamar “terrorismo ecuménico” la decisión del papa Benedicto XVI en relación con los anglocatólicos.
    Kung  como alumno ya jugaba con la esperanza de que tal vez fuera posible CONCILIAR  el sacerdocio con una mujer. Llega a  decir: “el celibato no debe ser norma obligatoria para quienes prestan un SERVICIO”.
    Pregunto: ¿es el sacerdocio un SERVICIO a manera como lo es un funcionario? ¿Sacerdotes, profesionales de qué?
    Ciertos teólogos plantean hoy el problema de la relación entre sacerdocio y celibato a partir de una ley canónica. Puesto que el celibato no aparecería entonces ligado al sacerdocio más que por un texto jurídico, piensan que bastaría suprimir esta obligación de derecho eclesiástico para librar de una “carga demasiada pesada” a los que están dispuestos a comprometerse en el sacerdocio, pero no a vivirlo como célibes. Lo que más sorprende es que este planteamiento del problema proviene a veces de ambientes teológicos generalmente “alérgicos” a reducir a una problemática de orden puramente jurídico cuestiones humanas y eclesiales. Me parece que esto manifiesta, ante todo, una visión que tiende a considerar el sacerdocio ministerial UNICAMENTE como una función.
    Pero como decía Jean Danielou en 1968: “A la Iglesia le sería más fácil ganar muchos de sus fieles, si hiciera grandes concesiones a las costumbres que tienden a establecer”.
    Gran seguidor de Hans Kung, que llegó a secularizarse para apoyarlo, es el sacerdote  (es decir, aquellos que dejan el ministerio para casarse o para seguir criticando al papa y al clero romano) Manuel Fraijó que llega a decir que Hans Kung nunca pensó abandonar la Iglesia.
    Pero lo curioso es que estas personas que critican, no abandonan a la Iglesia que ellos mismos critican. Pregunto: ¿Por qué no buscan “otra” Iglesia más fiel al mensaje evangélico? ¿Acaso no existe otra Iglesia que viva como la primera comunidad cristiana como nos narra los Actos? ¿Por qué estar en ella torturándose día y noche como masoquista cada que vez  que interviene el Papa o la curia romana? ¿Acaso esta Iglesia no es la Iglesia que Jesucristo ha fundado y que el Espíritu Santo guía y sostiene?
    Quien conoce la Historia de la Iglesia, sin modificaciones ni falsificaciones debidas a extremos falsamente apologéticas, tiene motivo para maravillarse de que esta Iglesia haya vivido más de dos mil años. No es necesario ser un profundo historiador de la Historia de la Iglesia para saber que la “ortodoxia” no siempre es fidedigna. Esta Iglesia pecadora y falible, ¿no es un obstáculo que una ayuda para reconciliarnos todos los que estamos en ella?
    Sin el drama del pecado no se comprende el sentido de la Iglesia. El plan de Dios se ve contraído por la maldad y el pecado, pero aunque la maldad y el pecado trastornan el plan de Dios, no pueden hacerlo fracasar. Por eso no es bueno quedarnos anclados en el pasado (inquisición, Galileo etc), sino, a las dimensiones PERMANENTES de la Iglesia. Tanto en la Iglesia Católica como en las demás iglesias cristianas, no conocemos una humanidad que no lleve las cicatrices del pecado que la afean. Me estaba desviando del tema, vuelvo.
    Había preguntado ¿por qué no buscan otra Iglesia a la medida de la horna de sus zapatos? Unos responderán que esta es la UNICA Iglesia donde hay que luchar para que sea más evangélica y más fiel al mensaje de Jesús. En otras palabras, el amor inmenso que tengo hacia mis padres, NO ME IMPIDE ver y criticar sus defectos que cometen.
    Sin embargo San Pablo nos dice otra cosa: “Hijos, OBEDECED a vuestros padres en el Señor”; porque esto es justo” (Ef. 6,1). Hoy hemos cambiado la tortilla, se da más valor a la psicología que a la Palabra de Dios (por supuesto sin caer en un fundamentalismo religioso).
    Hoy, muchos ya piensan que “otra Iglesia es posible”. Es decir, se critica a la Iglesia real y no a su esencia. Pero ¿acaso no leemos en los Actos cuando San Pablo es derribado y se escucha: “Saulo ¿por qué ME persigues? Pero Pablo no perseguía a Jesucristo, sino a  cristianos.
     
    Hace un buen tiempo Juan Cejudo en un correo que yo le había enviado precisamente sobre la “fuga” de la Iglesia Católica de algunos curas secularizados, me responde: “No pienso irme de esta “mi” Iglesia. Si alguien se tiene que ir, que se vayan ellos”.
     
    Para el  padre José María Castillo, Hans Kung es un ejemplo de vida y llega casi a “compararlo” con San Juan el Bautista al preguntarse: ¿Estaremos, una vez más ante una voz que clama en el desierto? A manera de broma, en el desierto quizás,  pero no en la Iglesia.
    Hans Kung se presenta como el médico y sanador de la Iglesia, diagnostica sus graves enfermedades que le aquejan, y le receta algunas terapias efectivas.
    Sus posicionamientos públicos en contra de los papas actuales, han hecho que la “reconciliación” con Roma parezca difícil, si no imposible. Baste recordar su libro que colmó la paciencia del Magisterio de la Iglesia: “Infalible? Una pregunta.
    ¿Qué significa ser “teólogo disidente”? El sustantivo y el adjetivo no casan bien; se contraponen entre sí, se contradicen. Es como hablar de un “círculo cuadrado” o de “un creyente ateo”. El verdadero teólogo no se siente nunca fuera, al margen o por encima de la Iglesia. Porque sin Iglesia no hay teología; pero teología CATOLICA.
    La teología no crea la fe, no la inventa, NO LA CAMBIA. Lo mismo que la fe es eclesial, porque creemos en la Iglesia y con ella, así la teología es eclesial. No se puede hacer teología SIN la Iglesia, si no quiere desvirtuarse y convertirse en un discurso que agrade.
    La eclesialidad de la teología, y la consiguiente misión eclesial del teólogo, tiene consecuencias incluso canónicas. La autoridad de la Iglesia tiene el derecho, y más aún el deber, de intervenir en defensa de la fe del Pueblo de Dios cuando ésta es amenazada por quienes enseñan o difunden opiniones que poco o nada tienen que ver con el Credo.
    La pretensión de una teología autodenominada “critica” y “católica” se basa más en el recurso a investigaciones supuestamente históricas que en el depósito de la fe, es una interpretación que se halla al margen de la autoridad dada por Cristo a sus sucesores. Privada del suelo nutricio de la Iglesia, esa teología se convierte, más tarde o más temprano en estéril, que lo único que hace, es seguir cortando la única túnica de Cristo.
    Asimismo los Medios de Comunicación, no pocas veces distorsionan el mensaje de la fe y los criterios de moral. Se presentan distintas concepciones de la vida y distintas ideologías que chocan frontalmente con la doctrina de la Iglesia. Ciertas opiniones vertidas por algunos teólogos y eclesiásticos contribuyen a sembrar el desconcierto, sobre todo a nosotros los laicos que no tenemos una sólida formación teológica.
    Nuestra carencia de formación adulta en la fe, motiva la formación de grupos de Iglesia muy polarizados que producen  la impresión de pertenecer a religiones distintas; grupos cuyo único punto de coincidencia parece ser su oposición, abierta o solapada, a la jerarquía. Todo el mundo hoy pretende hablar en nombre de la Iglesia; todos pretenden que sus opiniones tengan “dogma” de fe en los fieles.
    Algunos dan la sensación de pretender sustituir y suplantar a la jerarquía en la dirección que debe de seguir la Iglesia. A la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe se le acusa de inquisitorial, involucionista y reaccionaria como de infidelidad, inhibicionismo e incapacidad para el cumplimiento de su deber.
    Ante estos hechos, que por desgracia es muy frecuente, el pueblo sencillo, acostumbrado a aceptar el Magisterio, a fiarse de sus pastores y por su falta de sólida formación que le capacite para saber discernir personalmente entre lo correcto y lo inocrrecto, no sabe a qué atenerse. Sobre todo cuando ve en algunos pastores criterios incompatibles.
    Es verdad que cualquier teólogo, como cualquier laico, debe reclamar plena libertad; pero también como cualquiera debe emplear su libertad para servir mejor a la Iglesia. Pretender una libertad teológica que no fuera acompañada por la responsabilidad de servir mejor a la Iglesia no sería una pretensión coherente con la teología católica. Hay que ser consecuente; y de la misma manera que uno, por mucho que aluda a la libertad de pensamiento, no puede exigir ser considerado como católico si no acepta la fe de la Iglesia. Cualquier teólogo que llega (por más sabio que fuere)a unas conclusiones incompatibles con esta fe no puede ser considerado como católico por mucho que esgrima su libertad para pensar y para investigar. El podrá hacer de su libertad el uso que crea más conveniente; lo que ya no entra en el campo de su competencia es la exigencia a ser aceptado como católico, ni mucho menos que se le confíen en nombre de la Iglesia unas tareas que sólo  a los católicos se les pueden confiar.
    El que un teólogo pretenda tener credenciales sin acomodar sus posturas y criterios a la enseñanza magisterial de la Iglesia equivale a subjetivizar la fe o, si se quiere, en otras palabras, equivale a destruir esa misma fe que debe aclarar y explicar.
    Todos sabemos cómo en la actualidad hay muchos “teólogos” que con sus escritos, charlas producen en el pueblo sencillo, escándalo y división. Si el “teólogo” se considera católico antes que teólogo, no puede estar indiferente, no solo ante el hecho, sino ante la posibilidad del escándalo que pueden producir sus divisiones. Tanto el papa, los cardenales, los obispos, los teólogos y los laicos tenemos una responsabilidad ante Dios. Pero, al que más se le dio, más se le pedirá.
     
    Saludos a todos.

  • Llorenç Gimeno

    la llibertat de pensament i d’expressió mai no pot ser ni ha de ser censurada.

  • JOSE JESUS BORJON NIETO

    14 de enero de 2015
    15:57 pm
    Me uno a las voces de quienes solicitan a la Sagrada Congregación de la Fe la rehabilitación del padre Hanz Küng para que siga hablando de teología. Desde mi juventud lo he consultado para conocer temas teológicos que abordan aspectos poco conocidos por los cristianos y poco explicados por el magisterio eclesiástico tradicional y conservador. La Iglesia debe ser más flexible, tolerante e incluyente si quiere ser más democrática y respetuosa de la libertad de expresión que tienen los teólogos para manifestar sus ideas  partiendo de la tradición y las sagradas escrituras. ¡Cuantas aportaciones ha hecho el padre Küng al diálogo entre las diversas iglesias! ¡Cuánto nos ha ayudado a comprender la importancia que tiene para el ecumenismo y el papel que han jugado otras religiones monoteistas como el judaismo y el islamismo! Ese ejemplo nos obliga a ser generosos con este gran filósofo y teólogo suizo que, como San Pablo, se han interesado por llevar la antorcha de la fe a todos los rincones de las conciencias que no habían recibido la luz de la comprensión, la tolerancia y la disposición al diálogo interreligioso. Desde aquí van mis mejores deseos porque en el presente año la Iglesia abras sus brazos a este teólogo a quien excluyó tan injustamente de la docencia y del magisterio de la palabra, como también lo hizo con el padre Leonardo Bof, quien abandonó la Orden de Frailes Menores al no soportar más el peso a que lo redujo la Iglesia.

  • Esta semana, la voz del mundo se alza en defensa de la libertad de expresión y para condenar  todas las formas de represión y de terrorismo que no respetan las libertades fundamentales de la persona. La Iglesia católica tuvo la suerte de tener dentro de sus mas elevados teólogos,  en la persona de Hans Küng,  un pensador que supo interpelar a las cúpulas de la Iglesia por sus conocimientos amplios y a toda la Iglesia por su carisma profetico. No podemos dejar a unos grandes sacerdotes de enjuiciar a esta persona y a privarlo de sus derechos como miembro entero de la Iglesia católica. En este sentido podemos sentirnos todos y todas como los que, en el mundo, se sienten Charlie. En la Iglesia somos todos HANG KÜNG. Yo firmo para que la Iglesia reconozca a Hang Küng como uno de sus miembros que supo abrir no solo las ventanas, sino, tambien, las puertas de la Iglesia hacia el mundo en esperanza de la la buena noticia del Reino del Padre en la tierra como en el cielo.

  • Asun Poudereux

    Mi adhesión a ser reconocido en todo lo que Hans Kung  como ser humano representa.
     
    Pero no nos equivoquemos y  nos detengamos a ver,  si esto significa seguir dando la autoridad indiscutible a quienes hasta ahora deciden y excluyen  en el seno  de la Iglesia,  aun cuando incurran en incoherencias ausentes de tolerancia y respeto hacia las personas,  que  no piensan o no interpretan  igual.
     
     Porque en tal caso, seguiremos reforzando eso mismo que nos ha llevado hasta aquí,  un aparato eclesiástico cerrado sobre sí mismo, sin  que se produzcan las transformaciones estructurales hacia una apertura humilde en la teoría y en la práctica. Es decir,  hacer que sea posible y real un espacio  abierto respetuoso y tolerante  de todo ser humano,  un espacio consciente de que nadie posee ninguna verdad inmutable,  lo que incluye absolutamente  todos los modos de interpretación, de hombres y mujeres, sobre la persona de Jesús de Nazaret  y,  especialmente,  su Proyecto de Vida, la de reconocer en su dignidad y hondura a todo ser humano.
     
    Por lo que sin duda  hay mucho más que hacer  y por hacer,  que una recogida y suma de adhesiones para la rehabilitación de un teólogo o  teóloga en concreto. No nos distraigamos mucho más,  pues, y entre todos, personal y colectivamente, hagamos ese espacio de encuentro abierto  fraterno e incluyente en el mundo de hoy y que Jesús tanto anhelaba.
     
    Gracias a todas y a todos.
     

  • José María Valderas Gallardo

    No creo justo que reivindicar a un teólogo, que por otra parte nunca dejó de enseñar teología en una facultad, deba convertirse en un ataque contra la Iglesia. Me alegro por cuantos han encontrado en él una razón para continuar en la Iglesia. Traduje al español un artículo suyo publicado en Spektrum der Wissenschaft sobre relaciones entre fe y ciencia. (No significa nada, sólo que no me guía ninguna prevención contra él.) Era un diálogo con un científico. Cada uno puede extraer las consecuencias que quiera de ese texto, para mí sobre un problema crucial de  Teología Fundamental, o sobre prolegómenos de la fe (preambula fidei). Mi frustración fue absoluta. Los alemanes lo habían seleccionado, me enteré luego, por no ser un teólogo papista que dicen ellos.

    Nadie me ha convencido todavía de que las enseñanzas de Kung sobre el Papado sean las  católicas. ¿Por qué reconocerlo católico? Puede ser un gran teólogo cristiano, un buen articulador de una ética universal, óptimo conocedor de la historia de las religiones. Sobre esos aspectos podría coincidir con el aprecio que muchos muestran. Pero no se le retiró la venia docendi por ninguno de esos. Nos hemos habituado al dislate continuado, al viva la Virgen, al que como dicen por aquí “a veure qui la diu mès grossa”. En otras facultades eso no pasa. Hoy a nadie se le reconocería el título de físico a quien rechazara la ley de la gravitación y no mostrara una hipótesis que explicara la atracción entre  masas.