El reciente informe de la Unión Europea sobre la percepción que se tiene, en ciudadanos y empresas, sobre la corrupción en los distintos países de Europa, sitúa a la cabeza de los países corruptos a Italia y España, mientras que, por el contrario, los países menos corruptos, en cuanto se refiere a la gestión de la economía, son los países del norte de Europa.
En cuanto, hace pocos días, leí los resultados de este Informe, me vino a la memoria el conocido estudio de Max Weber, La Ética Protestante y el espíritu del capitalismo. Como es sabido, Weber defiende en este libro que “el afán de lucro” y la “tendencia a enriquecerse” nada tienen que ver con el capitalismo. Weber estaba convencido, hace un siglo, de que la “mentalidad económica” y el “ethos” [talante] económico son convicciones y pautas de conducta que están determinadas sobre todo por “la ética racional del protestantismo ascético”. Y destacaba las conexiones que las religiones más importantes tienen con la economía y la estructura social del medio en el que viven.
Yo estoy persuadido de que Max Weber no escribiría hoy este libro tal como lo escribió en su tiempo. Entre otras razones, porque el capitalismo de ahora no es como el que Weber conoció. Ni la religión que se practica ahora es como la que se practicaba a finales del s. XIX.
Sin embargo, hay un hecho patente que está a la vista de todos. Exactamente lo mismo, a comienzos del siglo XXI que a finales del XIX, los países de tradición católica son los más corruptos y los más castigados por la crisis económica (países del Sur), al tiempo que los países de matriz protestante (países del Norte) son los más desarrollados y los que han superado la crisis más rápidamente y mejor. Como es lógico, estas cosas no ocurren por casualidad. Alguna relación tiene que haber entre “economía” y “religión”. Lo que, en este momento, equivale a preguntarse: ¿tendrá algo que ver la religión con la corrupción económica?
No voy a ponerme a indagar – una vez más – en qué consiste exactamente el espíritu de la “ética protestante”. Sobre eso se han escrito bibliotecas enteras. Y ya sabemos lo que da de sí este asunto. Por eso yo me he puesto a darle vueltas a esta cuestión, repensando este enorme problema desde otro punto de vista. Hay un hecho que, por otra parte, no deja de llamar la atención. Me refiero a una cosa que ve cualquiera. “Gente religiosa”, “gente de derechas” y “gente capitalista” son expresiones que, con relativa frecuencia, suelen coincidir en las mismas personas y hasta en las mismas instituciones o grupos humanos. Pero coinciden solamente cuando la religión apoya el capitalismo y se pone de parte de la gente de derechas. Si se trata de una religión que, por lo que sea, no es incondicionalmente aceptada por los ricos, ese tipo de religión no tarda en caer en desgracia. Lo que ha pasado con la teología de la liberación es el ejemplo más claro que tenemos, en la Iglesia, de que las relaciones entre “religión” y “economía” son buenas y fluidas cuando, en definitiva, la religión se pliega a las exigencias del capitalismo financiero, con las consiguientes condiciones que impone la banca, etc, etc.
¿Qué hay detrás de todo esto? Por lo que yo he podido averiguar, hasta este momento, el factor determinante en este oscuro asunto es la profunda y extraña conexión que existe entre los “rituales” y la “ética”. Una conexión que se comprende en cuanto uno se da cuenta de que el comportamiento de una persona religiosa está más determinado por el “rito” que por el “ethos” (W. Burkert, B. Lang, G. Theissen). Es decir, la gente religiosa se aferra más a la observancia de los rituales sagrados que a la honradez sin fisuras de la conducta de un buen ciudadano. ¿Cómo se explica que haya tantos ricos capitalistas que se quedan tranquilos con su misa y sus rezos, cuando ellos son los primeros que saben que no pagan los jornales que tendrían que pagar? ¿Qué explicación tiene que haya obispos con palacios y coches de lujo, que se quedan tan tranquilos sabiendo que en su diócesis hay miles de criaturas que se acuestan sin cenar? ¿Cómo es posible que la Jerarquía eclesiástica (con sus clérigos, frailes y monaguillos) siga aferrada a sus exenciones fiscales y privilegios económicos, en una sociedad en la que cada día echan de sus casas a tantas familias que no han hecho otro mal que quedarse sin trabajo?
La observancia ritual es un asunto peligroso. Porque el rito fielmente observado tiene el efecto diabólico de tranquilizar la conciencia. Por eso hay tanta gente a la que le va divinamente con los bautizos, las bodas (de iglesia), los funerales con misa, la cofradía, la romería, la promesa, el escapulario y la estampa. De manera que todo eso, sin saber cómo ni por qué, se condimenta admirablemente con la tacañería a la hora de pagar el sueldo o el jornal, hacer la declaración de la renta, tener a “la muchacha” de la limpieza apuntada en el “seguro” y, si se trata de gente de poder y gobierno, no tienen empacho en defender y aprobar leyes que hunden a tantas criaturas en la miseria y la desesperación.
¿Se puede asegurar que existe una misteriosa y tremenda conexión entre religión y corrupción? Ahí están los hechos. Y que cada cual responda, no asegurando “yo tengo la conciencia tranquila”, sino preguntando a quienes conviven a tu lado qué piensan de todo esto.
Tiene razón Antonio en que la existencia de paraísos fiscales es una fuente de corrupción constante.
Teniendo,como tiene, su parte de verdad explicativa y aún justificativa la situación y análisis que nos ofrece José Mª, al relacionar religión y corrupción, distinguiendo unas y otras, que en eso no me voy a detener, lo que sí propongo es que, en esto de la relación posesión acumulada de bienes por distintos procedimientos o cauce, para un mas profundo análisis y mejor conclusión, alarguemos la vista para captar los verdaderos frutos de esas consideradas actitudes o comportamientos corruptos.
Porque, si los efectos de que los bienes no cumplan su justo cometido de disponibilidad para las universales necesidades humanas de supervivencia y de vida digna personal, la corrupción humana cobra visos de pandemia general, con la clara diferencia de que en unas circunstancias relacionales, el contagio y sus consecuencias , por proximidad, son más constatables que en otros.
Me explico: El choriceo con consecuencias de corrupción perceptible en proximidad, nos ofrece unas características mas violenta y alarmántemente percibidas y rechazadas como tales, pero el choriceo financiero cuyas consecuencias de su entrañable corrupción presentan muy a distancia sus genocidas consecuencias, está ratificando aquello de:-Ojos que no ven, corazón que no siente.
Porque la red acumulativa de los grandes capitales, que condicionan el mal vivir de la inmensa mayoría de la Humanidad, no está claro que procedan de las gentes corruptas de los predios católicos, del sur, sino que fundamentalmente proceden del amplio sector donde también se idolatra prácticamente al “áureo becerro”.
Todo ello parece indicar, desde un análisis que tal nombre merezca no tanto de la diferencia religiosa, sino de los modos como se mueve la gente ante el altar de tan reluciente Becerro.
Esto lo pude comprobar en los diferentes Cantones Suizos y en su igual reacción ante los referendums en que se proponía la revisión política de la legislación protectora del Secreto Bancario.
¿Acaso,desde el “Norte”, el ” Oeste”, los “Orientes” y algunas zonas del “sur” y del “centro”, se está tomando en serio lo de los “Paraísos Fiscales”; lo deL colonialismo; los crípticos tratados mercantiles;l los trapicheos de drogas y arsenales?
¿O esto no pertenece al campo de la CORRUPCIÓN más CORRUPTA?
¿Cuando nos daremos cuenta de que el VIRUS tiene nombre de verbos TENER para PODER para llegar a TENER A LAS PERSONAS, que es LO ÚNICO que por inalienablemente LIBRE, no es justo POSEER?
http://elpais.com/diario/1996/01/19/espana/822006004_850215.html. Fijémonos lo que dicen los obispos en este texto cuando se les pregunta que piensan de que vaya Barrionuevo en la lista siendo un imputado,no ciertamente por corrupción,pues que sería “temerario” pronunciarse por su parte.Los obispos-que no los católicos-son así:por lo general cobardes.
Creo que la prevalencia de la corrupción en Italia y España tiene que ver con la “impunidad”.Impunidad penal en los tribunales e “impunidad social”.”Impunidad social” en virtud de la cual aquí no dimite ni dios y ademàs se le vota aunque sean unos chorizos.¿En qué medida las autoridades religiosas han contribuido a esto en tanto en cuanto no han fomentado una “cultura de la responsabilidad”?.Algo han hecho en España porque nunca han dicho que como “opción preferente” no se voté a tal o cual por ser un chorizo,sino sólo porque esté o no a favor del aborto o del matrimonio homosexual o de algo de la moral sexual.Y luego los votantes también hemos fomentado la “impunidad social” de los chorizos.Algunos dicen que es la “cultura católica”-te confiesas y santas pascuas-,yo creo que aquí hay chorizos católicos,ateos,agnósticos,budistas,testigos de Jehová….En fin el choriceo en España es plurinacional,intercultural,pluriétnico e ínterreligioso,de la casta y del casto….Luego hay grados:desde el brazo de Santa Teresa hasta el puño de Errejón.De las caquitas de Podemos a la mierda del PP.
Apoyo tu sentir Oscar… ¡¡¡Totalmente!!!
Les queda mucho tiempo libre…
mª pilar
Hola!
Yo no voy a decir que lo que don Castillo elucubra esté mal; no!; está bien.
Sin embargo son las consideraciones propias del “religioso”; quiero decir del “tufo religioso”.
La cosa se me hace más simple y comprensiva si empezamos con que los “religiosos” LABUREN y VIVAN como cualquier hijo de vecino ¿no?
Tal vez entonces los ringorrangos “rituales” se les irán esfumando porque hay que atender a la Vida, que siempre es un “tiro a quemarropa” de urgencia, y no soporta las “kalendas griegas”.
Ya lo proponía Y. de Congar: -“¡A levantarse tempranito e ir a laburar colgado del Colectivo o Tren y 8 horitas (mínimo) por delante!”- ¡Hay que soportar ese RITO ¿no?!
Tal vez ¿no?
¡Voy todavía! – Oscar.