Las Comunidades Cristianas Populares de Andalucía manifestamos nuestro dolor, nuestra indignación y nuestra repulsa ante los abusos sexuales que se han cometido en Granada y que se han hecho públicos en fechas recientes. De manera muy especial nos solidarizamos con las víctimas de estos abusos y con su sentimiento de soledad durante tanto tiempo. Al mismo tiempo valoramos y alabamos su valentía al pasar del silencio y el sufrimiento individual a la denuncia pública de los hechos.
Denunciamos con firmeza la política de ocultamiento y de silencio que los dirigentes eclesiásticos han venido imponiendo durante siglos. Ese silencio vergonzoso y vergonzante ha dado pábulo a la impunidad y hasta al descaro, mientras que ha mantenido a las víctimas en situación de vergüenza, de humillación y de desamparo.
Aplaudimos con entusiasmo la actuación del papa Francisco en este tema: su valentía para sacar a la luz pública los hechos, por muy dolorosos que sean, y su decisión de que sea la sociedad civil y los tribunales competentes quienes se ocupen del caso, ya que se trata de un delito tipificado en nuestro código penal independientemente de que sea considerado un grave pecado en la moral cristiana y en la de de muchas otras religiones”.
Desde este comunicado animamos a las víctimas de abusos sexuales a que denuncien esos abusos. Al hacerlo están prestando un servicio para el saneamiento de la sociedad, están contribuyendo a frenar esos abusos y, sobre todo, se liberan del sentimiento personal de humillación para recuperar su propia dignidad de personas.
Desde nuestra condición de seguidores de Jesús de Nazaret no podemos permanecer callados y sin levantar nuestra voz de denuncia contra el arzobispo de Granada, Monseñor Martínez. Su pretensión de esconder la verdad y su falta de una enérgica y decidida actuación frente a estos hechos, dan lugar a que la sociedad en general y los cristianos en particular sintamos que el arzobispo actúa más bien como encubridor de los supuestos pederastas que como pastor que vela por la verdad y la justicia. Pensamos que debería ser destituido del cargo de arzobispo, ya que ha demostrado sobradamente en reiteradas ocasiones lo lejos que están sus palabras y sus gestos del Evangelio que predica.
Comunidades Cristianas Populares de Andalucía,
25 de Noviembre de 2014
Desde los puntos de vista de la criminalidad y la moralidad solamente caben de partede cualquier persona creyente o no, una condenación de estos hechos contralos malhechores, de sentida solidaridad consusvíctimas y de profundo dolor e ira porque a pesar de todo lo dicho y hecho sincera o hipócritamente desde la explosion de escándalos de pedofilia clerical y de corrupción financier, la jerarquía eclesiástica siga arguyendo falsas justificaciones, negando reconocimiento a las víctimas y encubriendo estos y otros crímenes.
Desde el ángulo de la fe y de la Teología Cristiana en cambio estos tristísimos acontecimientos constituyen otra llamada a luchar contra la religiosidad que centra lacomunidad alrededor del clero y a reclamar un rol más active en la vida de la Iglesia.
Considerando la familia como una expresión de la Iglesia, recordando la manida y poco respetada expresión de iglesia doméstica, esta forma de maltrato constituye otra forma de violencia doméstica y hace cada vez .más urgente forzar a la parroquia yalpárroco a convertirse en el agente de servicio que debe ser y a la diócesis y al obispo en alguien que mantenga una comunicación más horizontal y transparente con los miembros de cada parroquia; a que el párroco pueda ser evaluado por los parroquianos y a que las voces de estos sean escuchadas a la hora de nombrar o renovar a los párrocos y obispos de cada iglesia local, exigir que sean previamente investigados personalmente y los hallazgos conocidos y a que la transparencia de su acción pastoral sea periódicamente evaluada por auditores y encuestadores independientes como se hace con los empleados seglares en las obras de la diócesis y la parroquia.
Es hora de que el modelo monárquico de la jerarquía y la parroquia desaparezca por ilegítimo y corrupto y que nuevos modelos o paradigmas los reemplacen en los que los seglares puedan actuar participando en la administración y el liderazgo ecclesial.
La soledad afectiva del cura hace cerca de 13 siglos que ha sido perniciosa o abiertamente diabólica e impuesta canónicamente. La comunidad que le rodea debiera y pudiera aliviarla y el mismo individuo debiera poder optar por el matrimonio si esa fuera una necesidad sincera.
Culturalmente, nuestro tiempo no favorece ofavorece cada vez maneos la posposición de la gratificación y el debido control personal de los impulsos correspondientes. La cultura no puede ser modificada excepto internamente,desde su interior. La cultura eclesial solo puede cambiar si cambia desde dentro. Quizás sea tiempo de un asalto al poder eclesiástico con la violencia de los que toman el cielo por asalto, la de la denuncia de las víctimas, la de la llamada de Francisco, la del grito unánime de los que nos sintamos solidarios con quienes sufren en el silencio por miedo al rechazo hipócrita de una sociedad en la que nadie pudiera legítimamente lanzarles la primera piedra de condenación.