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Happycracia

Las fiestas de la campaña navideña consumista, los encuentros familiares de todo tipo en los días de Navidad como las celebraciones de fin de año han pasado. Y ahora estamos ya en un nuevo año. Y el gran cuodlibeto: ¿felices? Pregunta sencilla, pero de respuesta compleja.

Y en esta complejidad viene el artículo con este título HAPPYCRACIA. Las palabras son muy conocidas: “happy”, palabra inglesa de un uso muy conocido, y en castellano: feliz, dichoso, bienaventurado o si se quiere “felicidad”. Un estado de ánimo vaporoso. Rápido de búsqueda obligada como si fuera eterna. De ahí el segundo término “cracia”, término griego, que significa poder, obligación, imponer.

El Ser Humano tiende por su complejidad sináptica a “tener”, que es necesario para sobrevivir; también como necesidad, tiende a “estar bien”, además de necesario, es suficiente; pero también hay en castellano otro verbo: “bien ser”, que no es únicamente necesario y también suficiente, sino que muestra que es satisfactorio. Y emerge un conflicto con estos tres verbos: tener, estar y ser. Me viene a la memoria el famoso libro de Erik Fromm (1900-1980): Tener o ser (1976).

Y encaramos una auténtica pugna, pero no únicamente en la sociedad, –y me sitúo en el paradigma que se está imponiendo “tecno-capital-cientista”– que nutre sólo “tener” (=producir, consumir, reciclar), y, sobre todo, alejar todo aquello que se puede referir al interior de todo ser humano. La lucha verdadera se establece en el interior, en la mente, en el pensamiento, en los sentimientos, en la sensitividad donde tiene lugar la valoración verbal. Ninguno de los tres verbos debe anularse. Todos tres son necesarios, dos suficientes, solo uno satisfactorio. Pero ¿qué criterio emplear para valorarlo?

La sabiduría, fruto de siglos de reflexión silenciosa, y en toda cultura, nos indica que si no vas a tu interior, si no te iluminas, si no reflexiones, si no tomas conciencia de ti mismo no te sentirás (sensitividad) bien, sereno. Dicho de otra forma: si no disfrutas de paz, serenidad interior, no vas en busca de la felicidad. Y este camino errado lo presenta muy bien y con diversas estrategias este nuevo paradigma tecnócrata sin axiología.

Necesitamos dar un paso más. ¿Cuál es el sentido original de la palabra “felicidad”? La etimología de felicidad, del latín:“felicĭtas, -ātis,” y que a su vez, derriba de “felix, felicis”. I esta raíz significa “fértil”, “fecundo”, “afortunado” o “venturoso”. El sufix llatí  -itas (-idad en castellano) indica una cualidad o estado.

Por lo tanto, el origen o el estado de producir frutos no sería posible si no fuera desde el interior propio. Ahora bien, con el tiempo fue tomando otro sentido no tan profundo. Fue de mayor prosperidad material. Una expresión exterior de alegría, gozo y satisfacción pero la causa era exterior: lo tangible. Y, desgraciadamente, las fiestas pasadas se miden muchísimo con lo tangible.

Sentía a decir, hace décadas, en el terreno de la educación, o mejor dicho, de la enseñanza: ¡¡¡Hagamos feliz al alumnado!!! ¿Un equivalente sin esfuerzo? Y una de las tres cosas imposible, en el pensamiento freudiano, son: Gobernar, curar y educar. El factor común de estos tres indicadores es la libertad interior si se educa verdaderamente. Educar es extraer de dentro las potencialidades para madurar, crecer, evolucionar: SÉ TÚ. Y topamos con la raíz de “feliz” o “fecundo”: Crear desde el interior.

Y ser uno mismo significa ser productor, que generes tú tus valores, que potencies tus aptitudes, tus carismas o dones naturales. Tus capacidades. Es cierto que el entorno es básico y necesario. No en vano, el muy desconocido filósofo castellano José Ortega y Gasset (1883-1955) tiene una gran frase, mencionada muchísimas veces: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Es preciso desmenuzar este pensamiento. Lo dejo a la consideración de la persona lectora. Este es siempre el objetivo de los artículos: Producir o crear la propia reflexión.

Y el término “happycracia” se ha popularizado en los últimos años para describir una suerte de sistema social en el que la felicidad personal se convierte en una obligación y, de paso, una herramienta de control social. Fue ampliamente difundido por el libro Happycracia: Cómo la industria de la felicidad controló nuestras vidas (2018), escrito por los sociólogos Edgar Cabanas y Eva Illouz.

Y sólo buscar “tener” es necesario, y si añadimos “estar bien”, será además suficiente, pero no satisfactorio. Por eso es necesario: “bien ser” o “sé tú”. Sólo conjugando, sin excluir ninguno, puede haber “un proceso madurativo integral”. Es la frase de un librero de Santiago de Compostela a la pregunta de los peregrinos de si faltaba mucho para llegar a la Catedral, les respondía, e hizo una postal, “NO CORRAS, QUE A DONDE TIENES QUE LLEGAR ES A TI MISMO ”. Y esto pide un talante para poder SER HUMANO EN UN SISTEMA CAPITALISTA.

Entonces tener serenidad, estar sereno, ser tú es la felicidad porque es una aptitud de fecundidad. O como expresa Lao-Tse (China, s. VI aec) en el libro del Tao te King: “Si eres feliz con la simplicidad, tu corazón estará libre de deseos y encontrarás la paz en ti mismo.

¡¡¡Buena faena para el 2025!!!

2 comentarios

  • mariano alvarez valenzuela

    Jaume, permíteme que, centrándome en el tercer párrafo tuyo: ” El ser humano tiende por su complejidad sináptica…”, lo exprese a mi modo de ver y sentir, como principio de todo lo que en tu artículo expones, y sin quitar ni un ápice de lo que dices, pero no apoyándome en una realidad compleja, sino en una realidad íntegra, en línea con lo que ya comentáramos en mi artículo del  “Número”. Por ello, me expreso más metafóricamente que conceptualmente.El ser humano por su integridad, para existir precisa de un doble dinamismo. Por encima de su complejidad sináptica, precisa del aliento que le trae a la vida en forma de inspiración, para metabolizarlo en su realidad integral, material y espiritual, pero no puede quedárselo dentro de sí, se ahogaría en sí mismo, por eso debe expirarlo, expandiéndose, compartiéndose, saliendo fuera de sí. Este dinamismo de inspiración-expiración no puede detenerse, sería su muerte. Con esto quiero decir metafóricamente que el el tener y el estar son el reflejo de dicho dinamismo existencial del “ser”. Recibir y dar, no poseer y retener, y cuando este dinamismo se desequilibra, la realidad personal y social también se desequilibran.Me gustaría tu opinión.Un abrazo. 

    • mariano alvarez valenzula

      Pido disculpas por no haber usado “Responder” en mi comentario a este artículo, por lo que me ha salido sin puntos y aparte.

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