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La cultura y el inconsciente colectivo

Isidoro, tras publicar tres comentarios a la presentación del Homenaje A los diez años de la muerte de Grothendieck que le va a hacer reciente el Istituto A. Grothendieck, ha enviado un cuarto a ese hilo. Como considero que en este desrrolla de una manra más sistemática su teoría sobre la cultura y el inconsciente colectivo propuesto por Jung, contando cosu autorización, lo he trasladado a la columna central, para iniciar con él un nuevo hilo de comentarios. AD.


Nosotros los humanos, no organizamos nuestra vida, mediante los instintos como el resto de animales, sino que al poder autogenerarnos una cultura, (un catálogo de conocimientos adquiridos y de creencias sobre la realidad), vamos organizando nuestra existencia en función de dicha cultura adquirida.


Esto exige conocer el enorme entramado de Leyes generales del Universo del que formamos parte, agrupadas en tres grandes grupos: Leyes de la materia inanimada, Leyes de la Vida, y Leyes de la Inteligencia, (estas últimas que estamos empezando a descubrir).

Y todo ese conglomerado de Leyes sectoriales, responden a unos Principios generales del Universo, que constituyen la Inteligencia de DXios: su “Espíritu”.
Y el atisbamiento, aunque sea muy difuso de ese gran agujero negro filosófico, es donde precisamos de una ayuda externa. Nosotros por nuestra cuenta, con nuestro mísero cerebro actual, nunca lo descubriríamos: no estamos a su altura.

Aquí vuelvo a repetir la figura del Barón de Münchhausen, que se quería sacar del barro, agarrándose del pelo de la cabeza.

Y esa rama exterior a la que agarrarse son las imágenes primordiales que llevamos todos inscritas en nuestro Inconsciente colectivo, y que fue el gran descubrimiento inicialmente empírico de Jung, en su consulta terapéutica.

¿Cómo nos habla ese I. C.?  A todos igual, pero a cada uno somos mas sensibles a una manera distinta, A Alexandre le habla en sus sueños lúcidos, otras veces habla en sucesivos episodios psicóticos con un flujo intuitivo inspirador, de escritores y artistas, y también habla en forma de la resonancia.

Yo, personalmente, soy muy sensible a ese procedimiento. La resonancia, funciona como un detector de metales. Cuando a nos encontramos ante una frase o una idea determinada, sentimos o no sentimos un cosquilleo interior, débil, pero inconfundible si estamos atentos.

Se nos enciende un “sexto sentido”, o el “tercer ojo” de los hindúes, que nos señala, la importancia de la idea, y al tiempo se nos impulsa casi irresistiblemente, a apuntarla para no perder ese tesoro, que hay que unir al resto para ir construyendo el enorme puzzle del cuadro del “Orden del Universo”.

(Muchas veces he apuntado ideas, que no he comprendido bien en su momento, y no ha sido hasta años después cuando he comprendido su verdadera sabiduría).


Muchos se niegan, con mucha razón, a admitir el “espíritu”, como un órgano independiente paralelo a la mente humana, (al estilo del “alma” tradicional”). Porque el “espíritu” es una parte integrante de la mente humana, y sería un sistema interno de la mente.

De todas formas, no hay que confundir el mapa con el territorio. Las conceptualizaciones de la realidad, son constructos mentales que cada uno realiza, simplemente para comprender mejor la complejidad de la realidad, con nuestra pobre mente. Y por so cada uno se apaña con su propio sistema de constructos.
Lo importante, no es el nombre de la cosa, ni si existe de esa forma en realidad, lo importante es que nos ayude a comprender y a sacar partido a los fenómenos que percibimos, en este caso psicológicos, para el objetivo fundamental de la “espiritualidad”:

Acercarnos a un conocimiento mejor de la Realidad en que vivimos, para así desarrollar y desplegar nuestra naturaleza latente, y al tiempo vivir además una existencia lo mas feliz posible. Eso es la sabiduría.

¿Qué eso no tenemos que llamarlo “espiritualidad?, sino simple cultura humana?. Pues muy bien. Se le puede llamar como cada uno quiera, siempre que sus constructos, le ayuden a comprender bien el fenómeno.

Por eso yo soy muy refractario instintivamente, a la espectacularización del fenómeno espiritual, y a las espiritualidades y místicas desaforadas y peliculescas de personas “especiales”. Esa espiritualidad, se acaba convirtiendo en una especie de “parada de los monstruos”, junto con la mujer barbuda, y el hombre-bala, y nos distrae y desenfoca la mirada .

16 comentarios

  • Carlos

    No puedo entender que Isidoro escriba un largo artículo y después participa en el debate con otro artículo o más largo

    Por favor,, Que abuso de las palabras y de los lectores

    • Antonio Duato

      Tienes rzón, Carlos. Soy demasiado blando, sobre todo con quienes han acompañado la historia de ATRIO desde el principio. En concreto, con Isidoro que en vez de leer con actitud de escucha los textos de Grothensieck me sigue advirtiendo de lo peligroso que es dejarse llevar por intuiciones espituales que invitan a creer que Dios nos habla en el interior, consciente e inconscientemente. Por lo menos la extensión de su autocomentario me permite poner aquí un texto tan largo como este, tomado de las páginas 64 y 65 de La Llave de los Sueños o Diálogo con el Buen Dios. Escribió estas frases cuando exponía cómo en noviembre de 1986 había por fin llegado a la convicción-fe de que Dios estaba presente en su alma desde niño. Y se dice sobre los peros que él mismo se ponía: ¿Como es posible que yo no aceptara lo que la ciencia moderna había ya impuesto: que esa Dios que veía presente en mi era el Inconsciente propuesto por Jung para sustituirle?. ¡Claro que conocía bien a Freud y a Jung y les reconoce mérito si quieren mantenerse en sus límites y no convertirse en nuevos amos dictadores de la psique!
      He aquí el texto (un poco largo) de Grothendieck, lleno de ironía:

      A nivel subbconsciente, e incluso ya con la existencia del Soñador fuera de cuestión, era más o menos como antes: una especie de bruma indecisa, un batiburrillo confuso, que nunca me dignaba examinar. La “voz cuchicheante”, ella, al menos estaba clara en un punto: El Soñador no es una parte de mí mismo, de mi psique – la parte “más creativa” digamos, lo que a veces también llamaba “el niño en mí”. Yo Lo sentía verdaderamente distinto de mí, aunque sólo fuera por Sus prodigiosos medios, que superan infinitamente los que me conozco. En absoluto podía tomarlos como “los míos”, ni siquiera atribuyéndolos (por el bien de la causa) a un “Inconsciente profundo” más o menos hipotético39, al que la mirada consciente jamás tuviera acceso directo. En cuanto a la “voz de la razón”, daba a entender que realmente aquí no había ninguna razón para buscarle tres pies al gato. Después de todo, los sueños tenían lugar en mi psique, ¿no? Y además, era bien conocido que el Inconsciente se las daba un poco de creativo, no había que creerse que era un vulgar estercolero o el cubo de la basura, como Freud parecía creer…
      Debía haber oído hablar un poco de C.G. Jung; que el tema ya estaba archivado, que había ese famoso Inconsciente. Y he aquí que me topo por el mayor de los azares, todo hay que decirlo, con la Autobiografía de ese mismo Jung40. Como interesante, era interesante, y Dios sabe si se trataba del Inconsciente, y bien rodeado de vibraciones “numinosas” – ése es, en griego o en latín, el término correcto [“numinoso” es el que emplea Jung] que ahora reemplaza a las expresiones en desuso y de encantadora ingenuidad como “sagrado”, “religioso” o “divino”. Ese Inconsciente, com prendí entonces, había reemplazado al buen Dios de los buenos viejos días. Cierto es que en nuestros días y entre sabios distinguidos y humanistas, ese pobre buen Dios ya es simplemente insoportable. Incluso para un buen cristiano y cuando se es alguien, verdaderamente no es serio hablar de Él (o se hace en griego o en latín, o mejor aún en sánscrito, chino o japonés…). Mientras que el Inconsciente, según había probado Freud (pero cuanto menos se hable de eso mejor…), era de lo más científico, ¡magnífico! ¡Nadie podía pretender lo contrario, no! Dios sabe que yo “ardía”, en ese momento. Verdaderamente hacía falta que me empecinase para que no hiciera entonces una comparación, y encontrara la respuesta ya preparada (¿y que tal vez había “sabido desde siempre”?), a la pregunta informulada: ¿quién es pues el Soñador? Ya dudaba mucho de que el Soñador estuviera presente y bien despierto ¡sólo en los momentos en que duermo y sueño! Si me hubiese planteado entonces esa pregunta, ¡no es posible que no cayera sobre la respuesta evidente, la que se imponía! Pero en mi espíritu (como seguramente en el de muchos otros) ese tipo de cuestión era incluso cuestión prohibida: ¡lo siento, no merece la pena insistir! Pasemos a las cosas serias. El Inconsciente y todo eso…

  • M. Luisa

    Vaya por delante que cuando aquí doy mi opinión no me pongo  en contra de nadie, sino que más bien lo que busco, vaya mi amistad por delante, es  contrastarla  con las opiniones de los demás, es lo que da pie luego a reflexionar y con ello retroceder o  seguir avanzando.

    Dicha esta obviedad, nada se acerca mejor  a lo que es una construcción mental  que entender  el Universo como que está organizado  mediante unos  patrones organizativos determinados y superpuestos unos con otros.  Mal vamos si con ello pensamos que comprendemos mejor la complejidad de la realidad.—

    Lo que sea el Universo habrá de obtenerse  de manera completamente distinta.   Por lo pronto el Universo acusa  un carácter antecedente en el que, mediante  la palabra “conexión” lo expresaría. Es algo así  como  una especie de complexión, de contextura primaria. No se trata, por tanto,  ni de insertar patrones ni de sumar elementos poniendo unas piezas después de otras, que es lo que entiendo por construcción mental.   Sino, que por razón propia, cada cosa dentro del Universo está conectada con todas las demás formando una totalidad—- —–

    dad se nos muestra compleja y nos fuerza a  dinamizar  nuestra mente, es decir, a tomar conciencia de su poder real. La nuestra no es una  mente pobre  si conocemos toda su capacidad constructiva, su dar de sí, su  dinamismo propio y esto se consigue, se experimenta,  no haciendo de la realidad algo que meramente estimule nuestra imaginación. —-Nota: cognitivamente hablando, la estructura es la realidad del  constructo teórico,  o de un boceto, si se quiere,  lejos, pues, de cualquier construcción imaginaria que de ella nos hagamos.  

  • Jaume PATUEL PUIG

    Cito  un texto de Raimon PANIKKAR, considerado hoy una ORIENTACIÓ NO PELIGROSA, lo expreso ya que a otros son considerados peligrosos por la Institución:”NINGUNA RELIGIÓN, IDEOLOGÍA, CULTURA O TRADICIÓN NO PUEDE PRETENDER DE MANERA RAZONABLE AGOTAR LA GAMA UNIVERSAL DE LA EXPERIENCA HUMANA”, sacado de  “Panikkar por Panikkar”. Fragmenta, 2018, p.31. Personalmente, empleo la metáfora de la margarita: El centro ningún pétalo lo puede abarcar todo ni menos explicarlo todo.Por tanto, toda explicación es REDUCTORA, no reduccionismo.Y nos es preciso explicaciones, pétalos o mapas…por constitución  o condición humana que nos lleva a CONFIAR EN EL FUNDAMENTO DEL EXISTIR…que es el nuestro.

  • Jaume PATUEL PUIG

    Agradezco la temática de este artículo. De lleno: Jung. Aún no aceptado a niveles universitarios, pero sí en asociaciones. Como dato.    Ser consciente del “sexto sentido”, del “tercer ojo”, del “nivel de consciencia integral” ayuda a madurar uno/a a sí mismo/a e irradia a su alrededor. Jung incluyó el inconsciente individual de Freud, pero de forma positiva. Lo imaginario de la sociedad -constructo cultural mítico- que se incrusta en el ADN hay que irlo “analizando” para que sea UN PROCESO MADURATIVO INTEGRAL en el metro cuadro integral donde el ego -debe tomar consciencia de su pseudoidentidad- para saber y vivir que lo que le lleva, lo realiza es la gran “VERDAD” que es LA REALIDAD ÚLTIMA.¡¡Todo un nuevo nivel de consciencia que va emergiendo en la Humanidad para HUMANIZARNOS” en lugar de quedarnos en la “HOMIZACIÓN”…y nos aproximamos por el CONOCIMIENTO SILENCIOSO.

    Gracias por el artículo.

    • mariano alvarez valenzuela

      Querido Jaume, coincido contigo sobre la temática de este bien traído artículo de Isidoro centrado en los arquetipos Junguianos, que si no recuerdo mal eran doce, pero que evidentemente a pesar de no ser objeto de la atención universitaria si tienen un gran impacto en ciertos ámbitos sociales. Conceptos que dices se incrustan en el ADN del imaginario de la sociedad dando lugar a un “constructo cultural mítico”, y por tanto paradójicamente opuesto al del mito científico (esto lo añado yo), reinante en la actual sociedad pragmática y relativista, pero que a fin de cuentas asume en su realidad interna una concepción también radicalmente evolucionista, pero en este caso en un proceso de maduración interna, es decir de una maduración muy distinta y distante de la evolución natural, uno de cuyos pilares es el azar, pero que según aprecio dices que está guiado por la “VERDAD” que es “LA REALIDAD ÚLTIMA”, para poder llegar a tomar consciencia de nuestra “pseudoidentidad” y que en lugar de quedarnos en la “HOMIZACIÓN” nos aproximemos por el “CONOCIMIENTO SILENCIOSO”.

      Personalmente, todos estos conceptos “Junguianos” tienen una gran “resonancia” y suelen sonar bien, pero me dejan en ese vacío silencioso. Mi “pseudoidentidad” reclama insistentemente a mi “pseudoracionalidad” que tome cuerpo en el aquí y el ahora, ¡ya!, en un “yo” y no en un  “HOMIZADO”, “pseudoyo”.

      Todo proceso evolutivo me priva de lo más esencial en mí, de mi responsabilidad, al no ser yo con mi voluntad personal quien guie y pilote mi maduración ejercitándome libremente, y no siendo guiado inconscientemente por un dinamismo madurativo, responsabilidad no solo de quien al final posea la VERDAD, también requiere mi plena responsabilidad en cada metro cuadrado de mi actual ser, en mi aquí y en mi ahora, en esa búsqueda de la Verdad que eso sí,  me llama silenciosamente para no perturbar mi intimidad  y  me requiere a que no posponga mi adhesión personal a un futuro evolutivo que me disuelve en el espacio y el tiempo….

      Reitero, el artículo esta muy bien traído y los comentarios también, pues este tipo de reflexiones nos impulsa a expresar con nuestras deficiencias lo que burbujea en nuestro subconsciente, invitándonos a desnudarnos…

      Gracias a todos, y en especial al jefe AD, dicho esto en términos afectivos y de reconocimiento de su impagable labor por mantener vivo este medio de expresión. Y recordemos que las cosas importantes solo se les reconoce su verdadero valor cuando se pierden.

      • Jaume PATUEL PUIG

        Mariano, tu tercer párrafo es importantísimo ya que eso es lo que el ego en su m2 debe responsabilizarse y no escabullirse. la “pseudoidentidad” no entiendo que sea “falsa”, sino no la profunda. Y en ser consciente de la profunda, gestiona muchísimo mejor su responsabilidad. el ego debe devenir un buen gestor con máxima responsabilidad de su vida en la VIDA.
        Gracias por tu comentario. Todos avanzamos lentamente….

    • Isidoro García

             El gran problema de la aceptación del Inconsciente Colectivo junguiano, por la Ciencia y la Cultura actual, es que nuevamente nos quedamos mirando el dedo de Jung, y no miramos la luna de su nueva antropología. Me explico.
         Jung, empezó a explicar su noción de Inconsciente colectivo, para añadirlo al inconsciente individual freudiano, allá por la década de 1910, (hace mucho, mucho tiempo). Y como todo precursor, abrió un nuevo camino a seguir explorando.
          (Además tanto Jung, como Freud, tuvieron un doble recorrido, terapéutico y antropológico, que no hay que mezclar: de ahí que terapéuticamente estén quizás superados, pero en el mundo de la cultura, han abierto una autopista antropológica enorme).
         En esos momentos, estaba en su plenitud el darwinismo clásico, y se sabía poco, muy poco de genética, y nadas de epigenética, ni de emergentismo evolutivo, ni de sistemas y complejidad.
             Además él, de cultura alemana, vivía los momentos de auge del zeigeist de los pueblos, (ahnenerbe = herencia de los ancestros), y se pensaba que cada pueblo, había encontrado la solución a los problemas principales que se les habían presentado, y los habían grabado en su memoria colectiva cultural oral, y posteriormente escrita.
             Y posteriormente, de una forma “misteriosa”, los habían incorporado a su dotación genética, (que no se si sabía que existiese como tal), lo que explicaba su dotación universal. Eso fue un gran error histórico, fruto de la cultura del momento, que ignoraba la existencia del evolucionismo emergente de finales del XX, una enmienda al darwinismo clásico, resucitando el viejo y rechazado lamarckismo. (Ver Stuart Kaufman).
          Jung, descubrió empíricamente, (no fue una elucubración mental), en su consulta terapéutica, que muchas personas distintas y sin relación, tenían en su mente inconsciente, muchas imágenes similares. Imágenes que posteriormente, vio también reflejadas en escritos antiguos, de clásicos, místicos y de alquimistas.
         Y habló de los “arquetipos”, que es una de los términos mas confusos y equívocos, que ha utilizado, lo que ha contaminado la comprensión de su obra. Se ha entendido “arquetipo” como “modelo de comportamiento”, como “papel o tipo de personalidad.
           Pero Jung no lo utilizó con ese significado, mas que puntualmente. Jung, repito, fue un terapeuta, que investigaba empíricamente, en su consulta, y luego trataba de encontrar el constructo mental mas adecuado, sobre la mente, para comprender la causa de los fenómenos observados.
          Y el vio que había en muchas personas, unos patrones de conducta, unos clústers de comportamientos y actitudes, que eran coherentes todos, con una tipología determinada, y los llamó “arquetipos”, que venía almacenadas en la mente, en forma de “imágenes primordiales”. Pero eso era solo la punta del iceberg del enorme concepto cósmico que vislumbró vagamente.
           En realidad, posteriormente, para Jung, “Los arquetipos son, por así decirlo, los cimientos ocultos de la mente consciente. Se heredan con la estructura del cerebro; de hecho son su aspecto psíquico.
             Son, en esencia, una parte de la psique, esa parte a través de la cual, la psique se apega a la naturaleza”.
          Los arquetipos de Jung, son la infraestructura de la cultura humana. Somos lo que somos, y como somos, porque tenemos en nuestra naturaleza esos cimientos psicológicos, sobre los que construímos las instituciones y las ideas culturales.
           Y los arquetipos humanos, son la punta del icberg, del orden del Universo, porque son la expresión en el humano, de los patrones organizacionales generales, (los ladrillos), según los que está construido el Universo, y por lo que constituyen los componentes el “Alma del Mundo”.
          Decía el escritor húngaro, Frigyes Karinthi, “la realidad sabe mucho mejor, incluso desde el punto de vista simbólico, cómo, cuándo y dónde situar las cosas”.
              Porque el Universo, está organizado mediante un catálogo de patrones organizacionales, que conforman cada cosa o idea, y que forman el gran puzzle del Orden Cósmico, que citaban Mariano y Juan Antonio el otro día.
             (No existe el mundo de las ideas de Platón, pero sí existe el mundo de los patrones organizativos o arquetipos, y está en forma latente, almacenado en nuestro Inconsciente Colectivo).
            La organización del Universo, es la plasmación de una gran Inteligencia en la materia informe. (Una maravillosa catedral gótica no es mas que un montón de pedruscos y ladrillos, mas organización inteligente).
               Por eso el Universo, es un ente organizado, mediante una enorme colección de patrones de organización, cada uno de los cuales es un arquetipo o prototipo distinto.
           Y el ser humano, a través del “espíritu”, como dice Jordan Peterson, tiene “la capacidad para crear nuevos comportamientos y categorías de interpretación, en respuesta a la emergencia de lo desconocido, lo que podría ser considerada como el rasgo distintivo primario de la consciencia humana”.
          Por eso todo arte no es más que dar forma a lo informe, (repetir la Creación), aplicar un prototipo o patrón de organización determinado.
           Y por eso el neurocientífico: David del Rosario, dice: “El mundo es un conjunto de recipientes vacíos, que cada cerebro llena de significado”. La cultura nos da los significados de las cosas que percibimos, pero lo que las sitúa en nuestra cosmovisión, y en nuestra cultura, son los patrones, (recipientes vacíos), adecuados en los que los colocamos y ordenamos.
            De acertar o no en el recipiente adecuado, depende lo acertado o no, de nuestro conocimiento de la realidad.
          Por eso Rafael Gómez de Liaño, recuerda: “La mayor y primera tarea del filósofo -decía Epicteto- es poner a prueba las representaciones». (Los constructos o modelos o imágenes mentales de las cosas, organizados según un patrón).
          
            Repetimos muy alegremente la frase bíblica de que el ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios. ¿Pero qué significado puede tener esa frase?. Porque dado que no conocemos en absoluto la naturaleza del hipotético “Dios”, esa frase en realidad no significa nada concreto.
           Quizás se podría entender, como que el Universo, está organizado mediante unos patrones organizativos determinados, y todos sus integrantes, repiten dichos patrones organizativos, adaptados a las circunstancias concretas de cada elemento del Universo.
             Por ello es importante el nuevo concepto sobre los patrones organizativos universales, que configuran el Universo y todos sus integrantes, y que son tan importantes, (en lo micro), como las Leyes generales del Universo, (en lo Macro).
       Gracias a todos por los atinados e interesantes comentarios.

    • oscar varela

      USO _ Gracias!

       
      ¡Hola!

      (para Jung) LOS ARQUETIPOS SON

      1- la punta del icberg, del orden del Universo,
      2- la expresión de los patrones organizacionales generales (ladrillos),
      (que componen el “Alma del Mundo”)

      3- la parte de la psique que se apega a la naturaleza”.
      4- la infraestructura de la cultura humana.
      5- los cimientos ocultos de la mente consciente.
       
      6- se heredan con la estructura del cerebro.
      ……………………….

      Todo ¡muy lindo!, sin embargo:
      ¿Cómo dar razón del ‘kilombo’ (caos / des-orden) que tenemos?

      La Biblia recurrió a un pasaje de “Paraíso” a “Mundo”
      (“DANA” mediante)
      Gracias!

      • oscar varela

        Si lo que comenté fuere así
        habría de oírse el grito de:
        ¡¿OTRA VEZ SOPA?!

        solo que “de arroz” en vez de “de fideos“.

        Gracias!

  • Javiierpelaez

    Óscar no es cierto que no tengamos una idea clara de que son los sueños. Que la humanidad primitiva considerara los sueños como una revelación de otro mundo,no quiere decir que hoy sepamos que esa humanidad primitiva proyectaba en sus sueños su inconsciente,sus deseos. Los sueños están hechos de la misma materia que estamos hechos. De hecho yo me he dedicado a interpretar sueños míos y respondían a circunstancias de la vida consciente,a deseos o anhelos o miedos reprimidos ,grosso modo.

    De los que me acordaba aunque todos los días se sueña.Por la misma razón que hoy sabemos que la parálisis del sueño es un fenómeno vinculado a la ansiedad. Vermeer,creo recordar,la pintaba poniendo un diablo plantado en el pecho de un durmiente. Incluso yo conozco a una persona actual que hacía una interpretación diabólica/religiosa de lo que simplemente era una parálisis del sueño. Se lo hice saber y prefirió ir a un exorcista que ,aparte de decirle unas cuantas gilipolleces que hizo(como tirar unas reproducciones de Banski xq al parecer Banski es una de las seis puertas de  acceso del maligno, jajajajaja), afortunadamente no le sacó pasta.El mundo no se compone de ángeles y demonios….

  • M. Luisa

    Después de leerme todo este comentario-artículo de Isidoro no puedo por menos de llamar la atención en un punto que considero fundamental.

    Parece que Isidoro no distingue entre una construcción  mental y un constructo  teórico. La construcción mental  viene favorecida por la prioridad  que se le dan  a los conceptos  que mejor se adecuen a la realidad, pero no en cuanto ésta es sentida, sino sensible y meramente   pensada. Ha sido lo típico del racionalismo

    ¿Qué es entonces el estado constructo? Aquí no juega el “ es o el ser” del juicio que afirma lo que la cosa es conceptuándola según  adherencias, atributos, etc.,  aquí se trata de comprender  lo que la cosa es internamente en su estructura propia.  Si la construcción mental ha sido lo propio de la filosofía Occidental,  el  estado constructo  es lo propio de  las lenguas semíticas.  Lo crucial no es el “es” de un juicio, sino el “de” como  determinante  coherencial  de todo el conjunto estructural que la cosa posee     y que sensiblemente nos notifica

    Recomendaría la lectura de Inteligencia y Realidad  de X. Zubiri.

  • Javiierpelaez

    Los episodios psicóticos no tienen nada de inspirador. Es más su característica esencial es un egocentrismo patológico. En cuanto a la resonancia y ese concepto en Jung no lo conozco suficiente como para pronunciarme. Simplemente diré que la capacidad de relación de conceptos e ideas es muy propia de gente inteligente. Los episodios paranoicos se caracterizan x la enorme y accelerada capacidad de relación de ideas y conceptos. De hecho yo tenía un amigo esquizofrénico paranoico que presumía de un elevadísimo coeficiente intelectual ,De hecho lo tenía.

    Ahora como el hombre es el animal que inventó la excusa,más que el animal racional; la capacidad que tienen para inventarse excusas las personas que tienen estas características se multiplican por mil o millones.

    Tb me decía un hermano que Chesterton decía (no lo he comprobado) no es que el loco no tenga razón,es que sólo tiene razón.Como yo tengo una capacidad de desbarrar bastante considerable procuro no utilizar substancias que la potencien,tb xq soy monoreno(me refiero al alcohol,las drogas salvo el tabaco ni las toco,no me vaya a flipar más de mi estado habitual).

    • oscar varela

      EL “OTRO MUNDO”
       
      Parece ineludible y constitutivo de la condición humana duplicar el mundo y a éste oponer otro que goza de atributos con­trarios. Se postu­la un trasmundo.
      – Ahora se trata de descubrirlo, de tomar contacto con él, de verlo. ¿Cómo? ¿Por qué procedimientos, medios, métodos, técnicas?
       
      1- El carácter general con que este mundo se presenta al hombre es la habitualidad.
      – El mundo en que vivimos desde luego y sumergidos en el cual nos encontramos es el «mundo habitual», lo «or­dinario».
      – Paralelamente el otro mundo queda, por simple repercu­sión, caracterizado por ser lo «excepcional», lo «extraordinario».
      – Y todo lo que se ofrece con esta fisonomía adquiere ipso facto el rango de Ultramundo y es divino.
       
      LOS SUEÑOS
       
      De aquí que desde los tiempos más primitivos haya considera­do el hombre que los sueños y los estados visionarios eran, por su relativa excepcionalidad y su sesgo extraordinario, lo que le reve­laban ese mundo que es otro y porque es otro es superior.
       
      3- El hombre no ha sido nunca muy inteligente, no lo es todavía.
      – Hace milenios lo era todavía menos. No sabía pensar.
      – En cambio, supo siempre soñar cuando dormía.
       
      4- Los sueños han sido la «cien­cia» primigenia del ser humano y su inicial pedagogía.
      – Nosotros, por supuesto, no poseemos aún ninguna idea clara sobre lo que es el sueño y esto nos invita a no menospreciar la Humanidad prime­riza porque juzgase que al soñar se le hacía presente la realidad de un modo superior, exactamente lo mismo que las percepciones normales de la vigilia le presentaban la realidad del «mundo ha­bitual».
       
      5- En el sueño vemos, tocamos y oímos.
      – Es como si todas nuestras facultades de percibir se duplicasen formando dos equi­pos:
      – uno que funciona en la vigilia y
      – otro que opera en el sueño.
      – Y como nosotros hacemos «teorías del conocimiento»
      – los primiti­vos hicieron y siguen haciendo «teorías de los sueños».
      Por ejem­plo:
      – como al soñar ve el primitivo a sus muertos, éstos adquieren por lo mismo un carácter divino.
      – No es de extrañar que, viceversa,
      – los Bakongo piensen que los muertos son quienes «nos dan los sueños».
      – los «pawnee» creen que los sueños nos son traídos por ciertos pájaros.
      (Los traen en el pico, los depositan donde dormimos y se vuelven sin flete).
       
      6- Los sueños no son, pues, escamoteados por el hombre primiti­vo,
      – quiero decir, no se les convierte en meros estados subjetivos.
      – Los sueños son cosas, realidad, mundo, son algo que «está ahí».
      – Lo propio piensan los niños.
       
      NIÑOS SOÑANDO (Piaget)
       
      He aquí un diálogo que transcribe el suizo Juan Piaget:
       
      EL CASO DE FAV
       
      7- «Fav forma parte de una clase escolar cuyo maestro tie­ne la excelente costumbre de dar a cada niño un «cuaderno de ob­servaciones» en el cual el niño anota diariamente, con o sin dibu­jos explicativos, un acontecimiento observado personalmente fuera de la escuela. Una mañana Fav ha anotado espontáneamente, como siempre: “He soñado que el diablo quería hacerme cocer.” Ahora bien, Fav ha unido a esta observación un dibujo donde se ve, a la izquierda, a Fav en su cama (I); en el centro, al diablo, y a la derecha a Fav en pie, en camisa de noche (II), ante el dia­blo que va a hacerle cocer. Nos han mostrado este dibujo y hemos ido a ver a Fav. Su dibujo ilustra, en efecto, y hasta con cierta potencia, el realismo infantil: el sueño está junto a la cama, ante el durmiente que lo contempla. Además, Fav está en camisa de noche, en su sueño, como si el diablo le hubiera sacado de la cama.
       
      8- Pero lo que Fav no comprende es la interioridad del sueño. «—Mientras soñamos, ¿dónde está el sueño? —Ante nuestros ojos. —¿Dónde? —Cuando estamos en nuestra cama, ante los ojos. —¿Dónde, muy cerca? —No, en la habitación Enseñamos a Fav su imagen. «—¿Qué es esto? —Soy yo. —¿Cuál es la más exacta; ésta (I) o ésta? (II).
      En el sueño (señala II.) —¿Esto es alguna cosa? —Sí. Soy yo. Eran sobre todo mis ojos los que habían permanecido allá dentro (señala I) para ver (!). —¿Cómo estaban allá tus ojos? —Estaba todo entero, sobre todo mis ojos. —¿Y el resto? —Estaba dentro también (en la cama). —¿Cómo es eso? —Estaba dos veces. Estaba en mi cama y miraba todo el tiempo. —¿Con los ojos abiertos o cerrados? —Cerrados, ya que era durmiendo.» Un instante después Fav parece haber comprendido la interioridad del sueño. «—Cuando soñamos, ¿el sueño está en nosotros o estamos nosotros en el sueño? —El sueño está en nosotros, porque somos nosotros los que vemos el sueño. —¿Está en la cabeza o fuera de ella? —En la cabeza. —Tú me has dicho hace un momento que estaba fuera de ella; ¿qué quiere decir esto? —No se veía el sueño sobre los ojos. —¿Dón­de está el sueño? —Ante nuestros ojos. —¿Hay alguna cosa «de veras» delante de los ojos? —. —¿Qué cosa? —El sueño.» Fav sabe, pues, que hay algo de interior en el sueño; sabe que la apariencia de ex­terioridad del sueño es debida a una ilusión («no se veía el sueño sobre los ojos»), y, sin embargo, admite que para que haya ilusión es necesario que haya «de veras» alguna cosa ante nosotros. «—¿Tu estabas allí (II) «de veras»? -—Sí, estaba dos veces de veras (I y II). —Si yo hubiera estado allí ¿te habría visto? (II). —No. ¿Qué quiere decir esto: «yo estaba dos veces de veras»? —Porque cuando estaba en mi cama estaba de veras, y luego, cuando estaba en mi sueño, cuando estaba con el diablo, estaba también de veras».
       
      9- Es un error diagnosticar esta operación del niño como una contradicción.
      – En ella el niño va ha­ciendo constar, con una precisión digna de un fenomenólogo, los varios caracteres del sueño.
      – El sueño, en efecto, tiene el carácter de una escena real.
      – Se la presencia desde fuera de ella, como los acontecimientos corporales de la vida despierta.
      – El sueño tiene, pues, el carácter de algo exterior al sujeto.
      – Pero al mismo tiempo tiene el carácter de estar más adscrito al sujeto individual que las esce­nas en la vigilia.
      – Por tanto, es algo subjetivo e interior. Ambas no­tas son verdad:
      – es verdad que el niño está en la cama y es verdad que está dentro del sueño,
      – el cual acontece en la habi­tación. ¿Es esto contradecirse?
      – Tan no lo es que el análisis cien­tífico de lo que es un sueño tiene que comenzar haciendo esas dos afirmaciones.
      – Precisamente porque ambas son verdad, el sueño es un problema.
      – Es la «cosa» sueño quien es contradictoria y por eso nos es cuestión.
       
      Lo que pasa es que el niño no continúa el desarrollo dialéctico iniciado hasta llegar a un resultado estable. Se detiene. Se detiene, primero, por falta de interés; segundo, porque la mole de pensa­mientos que es necesario ejecutar y recorrer para llegar a ese re­sultado estable es tal, que la Humanidad, en su inmensa labor co­lectiva, ha tardado milenios en llegar a una aproximada solución. Pero el proceso dialéctico no ha concluido aún hoy. El sueño si­gue siendo cuestión, es decir, seguimos contradiciéndonos al hablar de él. Sólo en este sentido cabe decir que el niño se contradice —a saber, lo mismo que nosotros.
       
      OTRO CASO
       
      En otro lugar hay un niño de siete años que ha averiguado ya, o ha aprendido de los mayores, que los sueños son irreales, que «no son de veras». «—¿Dónde está el sueño mientras se sueña, en la habitación o en ti? —En mí. —¿Lo has hecho tú o ha venido de fuera? —Lo he hecho. —¿Con qué cosa se sueña? —Con los ojos. —Cuando sueñas, ¿dónde está el sueño? —En los ojos. —¿Está en el ojo o detrás del ojo? —En el ojo.»
       
      10- Aún no sabe, sin embargo, que los sueños son fantasías.
      – Es, pues, para él algo no-subjetivo, y en ese sentido objetivo pero irreal. Por eso dirá que no es pensamiento, sino cosa, y con admirable lógica lo reúne a «los cuentos».
      – Es una admirable ontologia —el sueño tiene un modo de ser afín con el de los cuentos.
       
      11- Pero lo dramático es la intervención de los adultos.
      – Estos lo hacen con palabras que o son distintas, inhabituales para el niño ya que él tiene que buscarles, crearles una significación, o tienen sig­nificaciones más o menos incoincidentes con las del niño.
      – Hasta aquí éste se ha hecho por sí solo su mundo a base de sus eviden­cias:
      – es un mundo auténtico en que cada componente es lo que es.
      – Pero las intervenciones adultas lo descoyuntan y desprestigian.
      – El niño sigue creyendo sus creencias porque no puede menos
      (proce­den de evidencias).
      – Pero se ve obligado, a la vez, a dudar de sí y de rechazo
      – duda de lo que cree sin poder dejar de creer.
       
      El término de esta etapa, la digestión de esa primera desilusión se precipita en el descubrimiento de que, además de lo que es (lo real), hay «lo que se cree», «lo que parece ser» y el «como si».
       
      12- De este modo tiene que disociarse en una doble faena:
      – de un lado, sigue organizando su mundo a base de evidencias, pero,
      – de otro, tiene que irlo adaptando a lo que le dicen y que no es para él evidente.
      – Esto quita al mundo resultante autenticidad, lo hace híbrido, com­puesto de lo visto y de lo oído (inauténtico, in-evidente, coecus).
       
      No se ha estudiado esta socialización del niño que es, a la vez, una deformación de su individualidad.
       
      EL CASO DE TANN
       
      Ejemplo de inautenticidad: «Tann. «—¿De dónde vie­nen los sueños? —Cuando cerramos los ojos; en lugar de que esto produzca noche, vemos cosas. —¿Dónde están estas cosas? —En ninguna parte. No existen, están en los ojos. —Los sueños ¿vienen de dentro o de fuera? —De fuera. Cuando vamos y venimos, y vemos alguna cosa, ésta se señala sobre nuestra frente, sobre pequeños glóbulos de sangre. —¿Qué pasa cuando dormimos? —Vemos las cosas. —¿Este sueño está en la cabeza o fuera? —Viene de fuera y cuando soñamos en ellos viene de la cabeza. —¿Dónde están las imágenes cuando soñamos? —Desde dentro del cerebro vienen dentro de los ojos. —¿Hay alguna cosa delante de los ojos? —No
       
      Estos glóbulos rojos y su función de recibir el «engrama» de las cosas es ya in-evidente, Es ya hipótesis y, además, sin claridad para el niño… ni para nosotros.
       
      SOÑAR DESPIERTOS ¿PERO, CÓMO?
       
      En el sueño el hombre está dormido. Sería preferible te­ner sueños despierto. Esto se logra con estupefacientes (acaso, el invento más antiguo de la humanidad). El sueño despierto es la embriaguez.
      Importaría mucho su estudio fenomenológico, porque acaso es el estado mental decisivo para el «descubrimiento del trasmundo».
      Sin embargo, la embriaguez por sí no incluye momento alguno que lleva a o tenga que ver con lo religioso y que haga de ese «otro mundo» un mundo divinal.
      Habría que postular, pues, una embriaguez, en algún sentido;
      – religiosamente predirigida —de suerte que todo el fenómeno, con cada uno de sus momentos, quede teñido de color o cariz religioso.
       
      ORGÍA – MULTITUD – BEBIDA – FIESTA – DANZA – RITO – ULTRAVIDA
       
      El hombre necesita periódicamente la evasión de la cotidianeidad en que se siente esclavo, prisionero de obligaciones, reglas de conducta, trabajos forzados, necesidades.
      – Lo contrario de esto es la orgía. La simple idea de que la tribu o varias tribus próximas van a reunirse un día, no para trabajar, sino precisamente para vivir unas horas de otra vida que no es trabajo —en suma, la fiesta—, co­mienza ya a alcoholizarle.
      – Luego la presencia de los otros, compa­ginados en multitud, produce el conocido contagio y despersonali­zación —si a esto se añade la danza, la bebida y la representación de ritos religiosos que hace rebrotar del fondo de las almas todas las emociones profundas, extraordina­rias, trascendentales del patetismo místico—, da un resultado de ilimitada exaltación y hace de esas horas o días una forma de vida que es como ultravida, como participación en otra existencia supe­rior y sublime.
       
      FE y CULTO
       
      Un perfeccionamiento de estos métodos y técnicas que descu­bren al hombre el trasmundo son las ceremonias y ritos en que las religiones antiguas consisten.
      – Porque, a diferencia de islamismo y cristianismo, esas religiones no son fe, sino que son sustancialmen­te culto.
      – No se trata en ellas de recogerse dentro de sí y allí en la soledad de sí mismo, en la «soledad sonora» del alma (San Juan de la Cruz) encontrar a Dios que mana en nosotros como un hon­tanar desapercibido,
      – sino que se trata, inversamente, de «ponerse fuera de sí», de dejarse absorber por una extrarrealidad, por otro mundo mejor que de súbito, en el estado excepcional y visionario, se hace presente, logra su epifanía.
      …………………………………………………….

  • ana rodrigo

    Excelente reflexión como suelen ser tus escritos, Isidoro, por lo bien que argumentas lo que dices y cómo me ayudas a hacer mis propios constructos.

    Dices; “Las conceptualizaciones de la realidad, son constructos mentales que cada uno realiza, simplemente para comprender mejor la complejidad de la realidad”. Efectivamente, somos hij@s de una cultura en la que hemos crecido y nos hemos desarrollado, pero también es cierto, como dices, de que, cada cual también va creando su personal ámbito vital, porque no somos seres pasivos Aunque sí, receptivos, y, el cerebro humano, nos da la capacidad de discernir sobre lo que hemos visto, oído o leído. De ahí sale el dicho popular de que “cada persona es un mundo”. Y yo añado, partiendo de mi ego o/y de mi identidad propia, yo no soy la misma, ni pienso lo mismo ahora que cuando tenía 15, 30 o hace dos años.  Y, en ese océano del subconsciente colectivo, vivimos “peces” de distintos colores. De ahí se deriva la necesidad de una serie de actitudes para la convivencia, que sólo es posible desde unos valores de respeto, solidaridad, fraternidad-sororidad, y un sin fin de valores comunes a cada individuo que configuramos el consciente colectivo. Lo contrario, nos llevaría a una imposibilidad de ir aportando humanización, que creo que es lo mejor que puede hacer la Humanidad como conjunto o como colectivo.

    Es lo que yo pienso, con mis eternas dudas, de si puedo aportar algo a las reflexiones que compartimos, aunque procuro estar con la actitud de aprender y respetar, aunque no siempre lo consiga. De ti, por ejemplo y porque estoy hablando contigo, te digo que he aprendido muchísimo más de lo que te imaginas Al igual que de otros y otras que han pasado o están en mi vida. Me parece muy provechoso estar siempre con las antenas puestas partiendo de mis infinitas limitaciones.

    Abrazos

    • oscar varela

      1- Hubo una tendencia a creer que en la evolución de la cultura
      – cada nuevo estadio suprime el anterior y todos ellos suponen la muerte previa del salvajismo.
      – Del mismo modo se imagina que en el desarrollo del organismo, hasta su culminación, cada etapa implica la supresión de la antecedente;
      – que la madurez trae consigo la desaparición de la niñez en el hombre.
      – Nada más falso.
      – Hegel vio muy bien que en todo lo vivo —la idea o la carne— superar es negar; pero negar es conservar.
       El siglo XX supera al XIX en la medida que niega sus peculiaridades;
      – pero esta negación supone que el siglo pasado perdura dentro del actual,
      – como el alimento en el estómago que lo digiere.
       
      2- Así, la madurez no es una supresión, sino una integración de la infancia.
      – Todo el que tenga fino oído psicológico habrá notado que su personalidad adulta forma una sólida coraza hecha de buen sentido, de previsión y cálculo, de enérgica voluntad, dentro de la cual se agita, incansable y prisionero, un niño audaz.
      – Este díscolo personaje interior es el que nos hace tal vez reír en medio de un duelo, o decir una impertinencia a un grave magistrado, o seguir tomando el sol cuando el deber nos obliga a ausentarnos.
      – Somos todos, en varia medida, como el cascabel, criaturas dobles, con una coraza externa, que aprisiona un núcleo íntimo, siempre agitado y vivaz.
      – Y es el caso que, como el cascabel, lo mejor de nosotros está en el son que hace el niño interior al dar un brinco para libertarse y chocar con las paredes inexorables de su prisión.
       -El trino alegre que hacia fuera envía el cascabel está hecho por dentro con las quejas doloridas de su cordial pedrezuela.
      – Así, el canto del poeta y la palabra del sabio, la ambición del político y el gesto del guerrero son siempre ecos adultos de un incorregible niño prisionero.
       
      3- Influidos por una psicología ya anticuada,
      – queremos cegarnos ante el hecho palmario de que, en la realidad psíquica, el pasado no muere, sino que persiste, formando parte de nuestro hoy.
      – Y no sólo perduran aquellos breves trozos de nuestro personal pretérito que recordamos, sino que todo él, íntegramente, colabora en nuestro ser actual, como en el fin de una melodía actúa su comienzo, inyectándolo de sentido peculiar.
       
      FREUD
       
      4- El genial psiquiatra Freud descubre
      – la génesis de muchas enfermedades mentales y de ciertas formas del histerismo
      – en la explosión anómala que hace dentro del hombre adulto su niñez maltratada.
      [* fue acaso una escena violenta presenciada en los primeros años],
      [* una cruda negativa de los padres a satisfacer un enérgico deseo del niño];
      – el choque afectivo experimentado entonces forma a modo de un quiste o tumor psíquico que acompaña al alma en su crecimiento, deformándola, hasta el día en que explota como una carga de espiritual dinamita.
      – ¡Cuántas veces, al mirar los ojos de un hombre maduro, vemos deslizarse por el fondo de ellos su niño inicial, que se arrastra, todavía doliente, con un plomo en el ala!
      (Esta es la idea inicial de Freud, que considero digna de no ser abandonada. Luego tomó su teoría un sesgo extravagante, concretando el origen de la psicosis en perturbaciones sexuales de la primera edad);
       
      (Grande parte de la pedagogía actual —no obstante los progresos innegables, que comienzan con Rousseau y Pestalozzi— tiene el carácter de una caza al niño, de un método cruel para vulnerar la infancia y producir hombres que llevan dentro una puerilidad gangrenada);
       
      (Y todo ello por querer suplantar el paisaje natural del niño con el medio que rodea a las personas mayores).

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