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Cuidar, ser cuidado, pero ¿quién cuida del cuidador?

El ser humano es biológicamente deficiente. Surge entero pero incompleto. A diferencia de los animales que nacen ya con sus órganos especializados, el ser humano no tiene ninguno. Para sobrevivir necesita ser cuidado. Dejado en la cuna sin que nadie lo atienda, no tiene posibilidad de buscar su alimento y poco tiempo después acaba muriendo. Para sobrevivir, necesita buscar su sustento en la naturaleza.

Hay una tradición filosófica que viene del tiempo de César Augusto (la famosa fábula 220 del esclavo Higino) que define el cuidado como la esencia del ser humano. Eso culminó en las minuciosas reflexiones de Martin Heidegger en su clásico Ser y Tiempo. Para él, el cuidado es la condición previa para que surja el ser humano. Este es fruto del cuidado y lo lleva consigo todo el tiempo de su vida. Todos los elementos deben articularse de forma tan cuidadosa que permitan la irrupción del ser humano, hombre y mujer. Una vez en la existencia, tiene que ser cuidado, en caso contrario no sobrevive ni corporal ni espiritualmente.

El cuidado representa una relación amorosa y atenta con la persona con la cual se está implicado. Esto vale para todos los asuntos en los cuales se invierte cariño y preocupación.

Vale igualmente para el proceso cosmogénico como lo confirman los eminentes cosmólogos Brian Swimme y Stephen Hawking: si las cuatro energías fundamentales que regulan el universo (la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear débil y la nuclear fuerte) no hubiesen trabajado con sutilísimo cuidado y en armonía entre sí, nosotros no estaríamos aquí escribiendo sobre estas cosas.

Y no sólo eso. El ser humano siente que necesita ser cuidado por toda una serie de dispositivos (holding), para seguir adelante con su vida y sus quehaceres, y al mismo tiempo percibe una predisposición para cuidar de los otros.

Cuidar y ser cuidado son existenciales en el lenguaje heideggeriano (estructuras permanentes), indisociables de la vida humana en cuanto humana Esta reciprocidad entre cuidar y ser cuidado fue analizada detalladamente por el psicólogo inglés D. Winnicott (Todo comienza en casa, Matins Fontes, São Paulo 1999) al cuidar de los huérfanos de los bombardeos nazis sobre Londres que le permitieron desarrollar toda una escuela de psicología fundada en el cuidado (care) y en concern (preocupación por el otro).

En este contexto del cuidado hay que mencionar el arquetipo del cuidado con referencia a la salud que fue la enfermera inglesa Florence Nightingale (1820-1910). Humanista y profundamente religiosa, decidió mejorar el modelo de la enfermería en su país. Visitó lugares donde se practicaba una enfermería alternativa, más enfocada en el paciente que en los medios convencionales de curación existentes.

Encontró una oportunidad para probar su método. Se estaba desarrollando la cruel guerra de Crimea en Turquía, donde se usaban bombas de fragmentación que producían muchos heridos. En 1854 Florence con otras 28 compañeras se desplazaron al campo de guerra. Aplicando en el hospital militar estrictamente la práctica del cuidado, en 6 meses redujo el número de muertes del 42% al 2% . Ese éxito le trajo notoriedad. Al volver de la guerra, creó en USA una red hospitalaria que aplicaba el cuidado con admirable éxito.

Como estamos abordando un tema que interesa principalmente a los médicos/as, enfermeros/as y técnicos de salud, detengámonos en esta cuestión. Efectivamente, el cuidado constituye la ética natural de los trabajadores de la salud. Estos son, por excelencia, curadores. Lo que hacen es algo mesiánico, si por mesiánico entendemos bíblicamente aquella actitud que se compadece, se solidariza, acompaña todas las fases de la enfermedad de un paciente hasta curarlo o ayudarlo a hacer su tránsito.

Como son seres humanos, con una misión a veces extenuante, están sujetos a la vulnerabilidad de la condition humaine: a momentos de desamparo, cansancio y desánimo. Aquí surge la pregunta: ¿quién cuida del cuidador?, se preguntaba el médico Dr. Eugênio Paes Campos en un libro con ese título, en el que narra las experiencias de una unidad de cuidado (Vozes 2005). Hay momentos en que los trabajadores y trabajadoras de salud sienten que necesitan ser cuidados. De cuidadores pasan a ser cuidados.

Lógicamente cada persona precisa enfrentarse con sentido de resiliencia (saber dar la vuelta por encima) a sus situaciones problemáticas. Pero ese esfuerzo no sustituye al deseo de ser cuidado.

Es el momento de constituir en una unidad hospitalaria una comunidad de cuidado, fundada en la voluntad común de asumir la postura de cuidado con aquellos trabajadores de la salud que se sienten sin fuerzas para continuar. Necesitan un hombro, una palabra de consuelo y un gesto de apoyo para su superación.

Cuando esta comunidad existe y reinan relaciones horizontales de confianza y de cooperación mutua, se superan las dificultades provocadas por la necesidad de ser cuidado. Quien cuida necesita también ser cuidado. Y hay que aprender a hacerlo de manera que nadie se sienta humillado o disminuido, sino que por el contrario ayude a estrechar los lazos y a crear el sentimiento de una comunidad no sólo de trabajo sino también de destino.

Feliz el hospital que puede contar con una comunidad de cuidadores. No habrá trabajadores de salud “prescribidores” de recetas y aplicadores de fórmulas sino “cuidadores” de enfermos que buscan salud. Entonces resurge el ánimo y la voluntad de seguir cuidando enfermos.

*Leonardo Boff es teólogo, filósofo y ha escrito El cuidado necesario, Trotta 2012.

Traducción de MªJosé Gavito Milano

 

4 comentarios

  • carmen

    El cuidador necesita el apoyo de los que le rodean. Porque no hay otra.Tanto de comprensión como de te echo una mano cuando lo necesites.

    A veces la vida te convierte en cuidador. Es duro. Pero otras muchas veces has sido cuidado.Otra cosa son las ayudas sociales que pueda tener obligación el Estado de proporcionarlas. Ayudas económicas y esas cosas. No estoy hablando de eso.A mí me han cuidado mucho, mucho. También me ha tocado el papel de cuidadora.La vida es así.

    Todos, todas, nos necesitamos.Eso creo, pienso, opino. Y alguna experiencia tengo. Como todos. Y quien no la haya tenido, la tendrá.He tenido suerte. Vivo rodeada de buena gente. Quizás por eso tengo una idea positiva de nuestra especie humana. Ya digo. Tengo suerte. 

  • Antonio Llaguno

    En cierta ocasión las autoridades sanitarias británicas se preguntaron cómo era posible que en España se pudiera dar unos servicios sanitarios correctos con menos de la cuarta parte de enfermeras contratadas en los hospitales que en los hospitales británicos.

    Eso, entre otras cosas como el sercicio universal, la calidad de los hospitales y los medios de los mismos, muy superiores en España que en UK;  hizo que muchos británicos ancianos se plantaran el venir a España a ser tratads de sus dolencias. De hecho se llegó a denominar “Turismo de Hospital” o “Turismo Sanitario”.
    Estudios posteriores, demostraron que eso era posible debido a que la tradición familiar de ayuda entre los miembros de una misma familia, que está mucho más arraigada en España que en UK, hacía que un enfermo en un hospital, en España, casi siempre está acompañado de un familiar, mientras que en UK casi siempre está sólo. 
    Obviamente y gracias a esa compañía de la familia, en España los pacientes están mucho mejor atendidos con menos personal atendiéndolos.
    La familia es una estructura que si no existiera habría que inventarla. Reune todos los beneficios de las mejores asociaciones productivas de la industria y simbióticas de la naturaleza y todos los beneficios afectivos de cualquier sociedad humana.

    Lástima que Boff, no se haya dado cuenta de ello en su reflexión.  

    • Juan A. Vinagre

      Amigo A. Llaguno: Me uno a tu comentario, a mi juicio, muy acertado. La presencia de seres queridos en una clínica en muchas ocasiones es una de las mejores terapias y medicinas. El amor es terapéutico, suaviza el dolor, eleva el ánimo y el deseo de vivir… A veces la soledad acelera la muerte.  Apartar la soledad, acompañar con actitudes positivas transpira humanidad… En un ambiente más humano el peso se aligera… Las donaciones de órganos, que lidera España, son un indicio de humanización. Humanización que contrasta con los esperpentos políticos, a veces tan degradantes…

  • oscar varela

    CUIDAR/SER CUIDADOFábula de Higinio (64 a.C.)
    ………………………….. 
    1- “Estaba un día CUIDADO atravesando un río- del que tomó arcilla y comenzó a modelar una figura. 
    2- Mientras pensaba qué había hecho, se acercó Júpiter,- y CUIDADO le pidió que le infundiese espíritu.
    – Júpiter le concedió ese deseo.  
    3- Pero al querer CUIDADO ponerle nombre a su obra,- Júpiter pretendió ponerle nombre él,- pues le había infundido vida. 
    4- Mientras CUIDADO y Júpiter discutían,- la Tierra dijo que solo a ella le correspondía darle nombre,- puesto que ella le había dado el cuerpo. 5- Los litigantes escogieron por juez a Saturno, el dios del tiempo,- que dictó la siguiente sentencia:  Tú, Júpiter, por haber puesto el espíritu, lo recibirás a su muerte.
    Tú, Tierra, por haber ofrecido el cuerpo, recibirás el cuerpo.
    Tú, CUIDADO, primero en darle forma, serás quien lo posea mientras viva.Y que se llame homo, puesto que está hecho de humus (Tierra).
    ……………………… 
    PERO:¿QUIÉN CUIDA AL CUIDADOR? – Médica/os-Hospitales- Maestra/os-Escuelas