El artículo anterior El caos destructivo actual y el caos generativo como salida salvadora pretende ser completado aquí por la siguiente reflexión hecha hace un año.
Como pocas veces en la historia general de la humanidad, la crisis sistémica y generalizada se presenta con pronósticos apocalípticos que vienen bajo el nombre de antropoceno (el ser humano es el gran meteoro amenazador de la vida), necroceno (muerte masiva de especies de vida) y últimamente de piroceno (grandes incendios en varias regiones de la Tierra), todo por la irresponsable acción humana.
Además, esos pronósticos son consecuencia del nuevo régimen climático, dado como irreversible, y, no en último lugar, del peligro de una hecatombe nuclear que podría exterminar toda la vida humana en relación con la guerra Rusia-Ucrania y las potencias occidentales. Putin ya avisó que, si despliegan fuerzas militares occidentales en Ucrania, podría usar armas nucleares tácticas. Destruyen poco pero dejan la atmosfera muy contaminada.
La situación general del mundo no suscita optimismo, sino abatimiento e incluso pesimismo y una seria preocupación sobre el eventual fin de nuestra especie. Muchos jóvenes se dan cuenta de que, si se prolonga el curso actual de la historia, no tendrán un futuro apetecible. Algunos se resignan, como recientemente denunció en un impresionante libro Steven Rockfeller: buena parte de la juventud norteamericana se desinteresa de los valores tradicionales y democráticos de la nación (cf. Spiritual Democracy and Our Schools, 2022). Otros se comprometen valientemente en un movimiento que ya es planetario para salvaguardar la vida y el futuro de nuestra Casa Común, como lo hace la joven Greta Thunberg
No deja de sonar fuertemente la advertencia del Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti (2020): “Estamos todos en el mismo barco; o nos salvamos todos o nadie se salva” (n.32).
En este contexto buscamos alguna esperanza en uno de los mayores científicos modernos, ya fallecido, el ruso-belga Ilya Prigogine, premio Nóbel de Química en 1977, principalmente en El fin de las certidumbres (Andrés Bello,1996). Él y su equipo crearon una nueva ciencia, la física de los procesos de no-equilibrio, es decir, en situación de caos.
En su obra pone en jaque a la física clásica con sus leyes determinísticas y muestra que la flecha del tiempo no vuelve atrás (irreversibilidad) y apunta a probabilidades, nunca certezas. La propia evolución del universo se caracteriza por fluctuaciones, desvíos, bifurcaciones, situaciones caóticas, como la primera singularidad del big bang, generadora del universo. Enfatiza que el caos nunca es solo destructivo. Alberga un orden escondido que, dadas ciertas condiciones, irrumpe y da inicio a otro tipo de orden. El caos, por tanto, puede ser generativo, pues del caos surgió la vida, como mostró en su obra clásica Order out of Chaos (1984).
En este científico, que era también un gran humanista, encontramos reflexiones que no son soluciones, sino inspiraciones para desbloquear nuestro horizonte sombrío y catastrófico. Puede generar alguna esperanza no obstante la peligrosa lucha por la hegemonía del proceso histórico, unipolar (USA) o multipolar (Rusia, China y los BRICS).
Prigogine parte diciendo que el futuro no está determinado. “La creación del universo es ante todo una creación de posibilidades, algunas de las cuales se realizan y otras no”. Lo que puede suceder está siempre en potencia, en suspensión y en estado de fluctuación. Así sucedió en la historia de las grandes extinciones ocurridas hace millones de años en el planeta Tierra. Hubo épocas, especialmente cuando se produjo la fractura de Pangea, el continente único que se partió en pedazos originando los distintos continentes, en que cerca del 75% de la carga biótica desapareció. La Tierra necesitó algunos millones de años para rehacer su biodiversidad.
Es decir, de aquel caos surgió un orden nuevo. Así ocurrió con la última gran extinción masiva de hace 67 millones de años, que exterminó a todos los dinosaurios pero dejó a nuestro antepasado, el cual evolucionó hasta alcanzar el estadio actual de sapiens sapiens o, más realistamente, sapiens y demens.
Prigogine desarrolló lo que llamó “estructuras disipativas” como ya explicamos en el artículo anterior. Ellas disipan el caos, o sea, trasforman los residuos en nuevos órdenes. Así, en un lenguaje pedestre, de la basura del sol –los rayos que se dispersan y llegan a nosotros– surge casi toda la vida en el planeta Tierra, especialmente por la fotosíntesis de las plantas que nos proporcionan el oxígeno sin el cual nadie vive. Esas estructuras disipativas transforman la entropía en sintropía. Lo que se deja de lado por ser caótico es retrabajado hasta formar un orden nuevo. De esta forma, no iríamos al encuentro de la muerte térmica, a un colapso total de toda la materia y energía, sino hacia órdenes cada vez más complejos y altos hasta un orden supremo, cuyo sentido último nos es desconocido. Prigogine rechaza la idea de que todo termina en el polvo cósmico. Tal vez sería la tan soñada noosfera de Pierre Teilhard de Chardin.
Como consecuencia, Prigogine es optimista frente al caos actual, pues es inherente al proceso evolutivo. En esta fase actual cabe al ser humano, al conocer el dinamismo de la historia en abierto, la responsabilidad de asumir decisiones que den prioridad al caos generativo y de hacer valer las estructuras disipativas que pongan freno a la acción letal del caos destructivo. Nuestro destino está en nuestras propias manos.
“Cabe al hombre tal cual es hoy, con sus problemas, dolores y alegrías, garantizar que sobreviva en el futuro. La tarea es encontrar la estrecha vía entre la globalización y la preservación del pluralismo cultural, entre la violencia y la política, y entre la cultura de la guerra y la de la razón”. El ser humano aparece como un ser libre y creativo y podrá transformarse y transformar el caos en cosmos (orden nuevo).
Tal parece ser el desafío actual ante el caos que nos asola. O tomamos conciencia de que sobre nosotros recae la responsabilidad de querer seguir sobre este planeta o permitiremos, por nuestra irresponsabilidad, un armagedón ecológico-social. Sería el trágico fin de nuestra especie.
Alimentamos con Prigogine la esperanza humana (y también teológica) de que el caos actual representa una especie de parto, con los dolores que lo acompañan, de una nueva forma de organizar la existencia colectiva de la especie humana dentro de la única Casa Común, incluyendo a toda la naturaleza. Si grande es el riesgo, decía un poeta alemán, también es grande la posibilidad de salvación. O en palabras de las Escrituras: “Donde abundó el pecado, superabundó la gracia (nuevo orden: Epístola a los Romanos 5,20). Así lo esperamos y así lo quiera Dios.
*Leonardo Boff, ecoteólogo, filósofo y escritor ha escrito Habitar la Tierra:cuál es el camino para la fraternidad universal, Vozes 2022; El doloroso parto de la Madre Tierra, Vozes 2021.
Traducción de MªJosé Gavito Milano
Pues como soy tan lenta y no sé nada de filosofía, cuando leí aquí una y otra vez el nombre de Zuribi y su inteligencia sentiente, pensaba. Y quién será este señor que tiene tanto tirón? Además, como también me las invento al vuelo, pensaba que esa inteligencia sentiente estaba muy relacionada.con la inteligencia emocional.
Bueno, pues ha resultado que, efectivamente, no tenía ni idea. No. Va de Noosfera. Madre mía.Y yo que pienso que el jaleo gordo que tenemos ahora en nuestro planeta está relacionado estrechamente con la idea de que el ser humano se cree una especie, a ver cómo lo digo, con derecho a todo lo que quiera hacer en el.Planeta.
Porque lo pusieron a su servicio. Y el sumun de esto que digo, lo refleja perfectamente el concepto de Noosfera.Eso es justo lo que no me gustó cuando empecé a leer un poco a Chardin.Con razón algo había en Zuribi que no me encajaba. Lo he descubierto hoy. Así como cinco u ocho años después.La misma línea.
Por favor, no me excomulguen por esto. No me gusta la excomunión. Lo encuentro un acto de Poder Execrable.Es una sencilla opinión de una maestra. Sorry.
A veces, para no alargarme demasiado, yo misma facilito que se me malinterprete, por ejemplo, al hablar de la capacidad facultada, David, no hago más que referirme desde la noología zubiriana precisamente a la crítica del racionalismo rampante, ese que ha imperado a lo largo de la historia. Ciertamente, la inteligencia como potencia y para hacerse cargo de la realidad no está por sí misma facultada para producir sus actos. No los puede producir más que si es intrínseca y formalmente “una” con la potencia del sentir (inteligencia sentiente) es decir, si constituye esta unidad metafísica, en virtud de la cual la inteligencia cobra, entonces sí, el carácter de “facultad”.
Espero con esta breve explicación haber aportado un poco de luz a mi anterior comentario.
Gracias, y muy buenas noches!
Gracias María Luisa, sí te explicas muy bien y entiendo tu acertado, en mi opinión, razonamiento. Sí, la Inteligencia sentiente se centra en la mutua dependencia entre realidad y saber, como dos momentos de un mismo acto: el acto de aprehensión. Pero esa Noología “realista” es capaz de integrar otras interpretaciones, sí, yo lo creo, un realismo dentro dentro de los límites que tiene la Filosofía. Es verdad que en un mundo digital, de inmediatez y constante cambio, la responsabilidad social del filósofo se hace aún más necesaria, pero la evolución tecnológica va por otro camino.
Las relaciones sociales que predominan son, en su mayoría, mediadas por aparatos electrónicos. ¿ Cual es la ética de los profesionales que construyen estos aparatos, pueden brindar las herramientas para entender la sociedad de hoy? ¿La revolución digital tiene un factor humanístico que pueda, desde la contemplación y el análisis crítico responder a los problemas que tratamos en este hilo: la naturaleza, las relaciones sociopolíticas, las interpersonales… ¿En un mundo en evolución, en donde hay un cierto desorden, confusión, la tecnología responde ante los cambios que estamos experimentando? ¿Si la tecnología nos proporciona bienestar material y cubre nuestras necesidades, nos puede hacer pensar de una manera racional, vitalista y existencialista en el alto coste que estamos pagando por obtener esos beneficios? beneficios que, por otro lado, no llegan a todos. La tecnología hasta dice ser capaz de concebir el significado de cada momento y de aprehenderlo en su totalidad. Pero como dice, ¿la Inteligencia artificial es capaz de entender el mundo y alcanzar la vida eterna?
El pensamiento filosófico ha sido, y es, una actitud que aboga por un modo de pensar que motiva a actuar de forma distinta a la ciencia. Pero pueden Tecnología y Filosofía colaborar, sí porque la esta última aporta una reflexión sobre el aporte de la primera a un mundo en continua evolución.
Buenos días.
Gracias, David, por tus palabras que tanto me han hecho reflexionar de parte mañana. Comprendo tu aceptación y conocimiento a lo que la noología zubiriana se refiere, pero al mismo tiempo me das a entender que es unánimemente insuficiente con la ciencia y la técnica. Sin embargo, te diría, que si la filosofía se concibe como un quehacer constante no circunscrita a ninguna escuela, entonces habrá que buscarse por sí misma aquellas herramientas que en cada época le permita filosofar y en este sentido la trilogía sobre la inteligencia publicada en la década de los ochenta del siglo pasado ofrece una buena herramienta para ello.
Así, aceptada, en mi opinión, no puede ponérsele límites a la filosofía y menos aún a una filosofía cuyo objeto de estudio no es el ser, sino la realidad, la cual esta siempre se da en obertura. También para la ciencia su objeto es la realidad, solo que la estudia fenomenológicamente. De ahí que como la filosofía la estudia metafísicamente, por supuesto que siendo así habrá de ir de la mano de los últimos avances científicos como también de los tecnológicos…en fin lo dejo ahí, que se me viene la mañana encima.
Un cordial saludo!
Daré, ahora, David, que dispongo de un breve espacio, un poco más de seguimiento a las cuestiones que me planteabas, pues las considero muy importantes. Además, vienen muy a propósito dada esa inundatoria pasión hoy por los nuevos realismos filosóficos, Ferraris, Markus, etc., pero que sin duda por su persistencia en definir la realidad como algo independiente de la mente no les saca a estos autores del tradicional realismo ingenuo.
Te preguntas por las mediaciones y las relaciones en las que las tecnologías nos han metido. De momento, reconozco que he de profundizar más. En cualquier caso, pienso que hoy ya no hay nada que sea natural todo está construido aunque no arbitrariamente. Es decir, lo que en la construcción va a ser realidad no está en el tipo al cual se clasifican estos objetos o cosas, sino en el carácter accional que le es propio a cada uno que no es, precisamente el causal … en fin David, con esas pocas pinceladas no he querido dejar al aire esta crucial cuestión.
Pues pienso un poquito como usted. Creemos que podemos dominar todo.La cantidad de variables que existen en el planeta y las que añadimos nosotros, hace que la teoría del caos se quede corta. O sea. Imposible .Que estamos condenados a repetir la historia una y otra vez, me tiene perpleja. Porque es que la estamos repitiendo.Es algo que me desconcierta totalmente. Pero, por lo visto, así somos.Lo que no sé es cuando los tiempos no han sido apocalípticos. Será en los periodos entre guerras, para los que en ese momento histórico, unas décadas como mucho, no hay guerra en lugares determinados. En otros, la habrá.
Me niego a aceptar que el fin de los tiempos está cerca. Lo siento. Es nuestro mundo el que se derrumba. Pero vendrá otro. De otros, aunque nosotros no estemos. La Historia seguirá . Buena tarde
Por mi parte, no veo tan claro que la simple representación que nos ofrece el globo terráqueo forme sistema. Lo sistemático de él se constituye en la noosfera, es decir, cuando hay seres(nosotros) que lo piensa y lo concibe unitariamente. Sin nosotros no habría sistema. Aquí me ha sucedido lo mismo cuando Isidoro, refiriéndose a la mente humana, percibo como que confunde los términos. Nos habla de arquetipos mentales en vez de hablarnos de la estructura psíquica que como humanos nos caracteriza y ahora confunde la linealidad global terráquea con la complejidad sistemática que la ordena. – -Tampoco se trata de que aprendamos lo que somos literalmente hablando, como cuando consultamos un diccionario para aprender conceptos, sino de aprehendernos como realidades plenarias. Será ahí donde no nos cerraremos a nuestra pobre medida, sino que nos abriremos a la dimensionalidad de lo que en realidad somos. No buscar la solución fuera, sino encontrarla dentro de sí. Ahí radica el nuevo orden, el cual atentos a él descubriremos que no es cuestión de potencialidad, sino de capacidad facultada, que es cosa muy distinta.
Amigos Mª Luisa e Isidoro: Antes de nada un cordial saludo. Empiezo así porque a veces me cuesta seguir el hilo de vuestro razonamiento… A mí me parece que se pueden decir las cosas y expresar las ideas, si se entienden bien, de modo más claro. A veces percibo un excesivo “conceptualismo”, que no entiendo -permitidme esta aparente contradicción-, porque no me convence. (Acaso lo mismo se puede decir de algunas expresiones mías: no están claras porque no las tengo claras o porque improviso demasiado…)
Paso a otro tema -lo señalo muy brevemente-, y que, a mi juicio, está relacionado con el fondo de lo que venimos comentando:
1) La psicología científica tiene una historia de solo 150 años, y empezó su andadura por lo más superficial -superficial de superficie-: el estudio de la sensación. Mendel inició sus investigaciones con el estudio de las características externas de los guisantes…, que dio un gran impulso al desarrollo de la genética… Otras disciplinas, como la física, por ej., tienen una historia más larga. ¿Qué sugiere este dato? Que el ser humano -pese a que desde muy antiguo se ha hecho preguntas últimas-, el ser humano en sus estudios comenzó por lo más externo e inmediato. Esto hizo que nuestro proceso de desarrollo y maduración humana haya sido más lento. (Hizo o quizá mejor es consecuencia.) Se precisa más madurez emocional y cognitiva para centrarse en el “intimior” personal. Por eso sabemos más de física que de psicología. Y esto porque entrar en el fondo del ser humano es más difícil y complicado. El gran misterio se halla dentro de nosotros más que en el universo, que conocemos mejor. Ese gran misterio se llama, se encuentra en el páleo y neocórtex. Pensar que un pequeño manojo de neuronas “segregan” algo que no es materia: el pensamiento, la consciencia que se autoafirma en un yo, es un misterio-milagro, menos conocido.¿Adónde voy con esto? A pensar que nuestro proceso de maduración y concienciación humana va más lento de lo que quisiéramos… Y reconocer -y aceptar esta realidad- no resulta fácil. Nuestra inmadurez humana con frecuencia no permite ese reconocimiento y aceptación. Se precisa más madurez para reconocer y aceptar nuestros límites. (Hablo en general: hay casos de excepcionales adelantados a su época…, que sí parecen haberlo logrado, aunque, pese a todo, también han cometido errores…) El afán de poseer -tierras o dinero…-, el afán de ser más…, que llevan a discriminaciones humillantes, a guerras y matanzas inhumanas, que nos pueden conducir a las puertas del abismo, ¿qué significan verdaderamente? ¿Son expresión de seres humanos inteligentes, capaces de comportarmos con ética, con una ética que nos defina como verdaderamente sapiens? La conquista de la ética es quizá la mayor proeza del ser humano. ¿O más bien nos sugieren que tenemos que revisarnos como humanos, todavía muy inmaduros en nuestro proceso de humanización?
2) La conclusión -siempre según mi parecer de hoy- es que nuestras verdades -y convicciones- más humanas tienen un valor relativo… son revisables. Por eso, no podemos “pontificar” demasiado… Nadie que sea humano debe hacerlo.
NOTA: He resumido mucho, y tal vez no me he explicado bien. Pido excusas. Temas así requieren más tiempo y espacio para aclarar algo…, y aún con ellos…, pienso que tampoco… Cuando abordo estos temas, siempre acabo relativizándome y comprendiendo mejor los límites humanos. De nuevo disculpas por si he regado fuera de tiesto. Más importante que las ideas es la coincidencia en una convivencia armónica y solidaria. Esto -que es más difícil, que requiere más madurez humana- es lo que verdaderamente nos salvará.
En «Diálogo sobre el arte nuevo» (OCT3 265-269, 1924) Ortega fabula una conversación entre Pío Baroja y Azorín.
El diálogo nos revela dos cosas:
Primera, que la idea fundamental que se debatía era la de la posibilidad del cambio y, por tanto, de la historia como progreso;
Segunda, que la clave del cambio o de la historia se encuentra en la vida misma: en sus mutaciones.
……………
Baroja y Azorín se encuentran en una librería de Bayona y entablan una conversación en torno a un artículo de este último titulado «El campo del arte».
1- Lee Baroja un largo fragmento del artículo de Azorín,
que bien puede resumirse en las siguientes frases del mismo:
‘No sé lo que se entiende por arte nuevo; la estética es tan vieja como la humanidad; las renovaciones en el arte son superficiales; la esencia del arte no cambia; la humanidad es vieja y ha hecho cuanto tenía que hacer, pues se halla encerrada entre las leyes de la materia y las normas perdurables del espíritu’.
2- Baroja le propone los cambios extremos de estilo como argumento en contrario,
pero Azorín se cierra en su idea:
‘El arte es eterno; en el fondo, la literatura ha sido siempre lo mismo; la materia y el espíritu serán siempre lo que han sido’.
A partir de aquí comienza un finale que transcribo:
Baroja: Yo no sé muy bien qué sea materia ni qué espíritu; pero me parece que lo característico de la vida es la aparición súbita de especies nuevas. En mi huerta se plantaron hace años unas habichuelas que, cosecha tras cosecha, venían siendo iguales. Pero hace un par de ellos aparecieron de pronto unas habichuelas punteadas que se han ido propagando a costa de las antiguas. ¿Por qué no pensar que las generaciones son cosechas humanas y que, de pronto, en una de ellas aparece una mutación?
Azorín: ¡De Vries!
Baroja: En efecto, seria urgente un Hugo de Vries que botanizase en la historia. Debe usted leer las conferencias que dio hace dos años en las “Gifford Lectures” el gran biólogo norteamericano Lloyd Morgan sobre lo que él llama “evolución emergente”, es decir, evolución con súbitas y originales emergencias. Así se explicarían los cambios súbitos de gusto artístico. Usted y yo, asistimos ahora al advenimiento de una literatura punteada.
Azorín: ¡Guiso igual!
Baroja: No; el guiso no es igual; lo que será igual es seguramente la indigestión.
Azorín: El círculo en que la humanidad está encerrada es inflexible.
Baroja: Yo no veo ese círculo. ¡Cualquiera diría que la humanidad se ha muerto ya varias veces y ha vuelto a nacer para morir según idéntico programa! El círculo humano no se ha trazado aún. Este es el error capital que hallo en el libro de Spengler, ahora tan en boga. Yo no lo he leído pero lo he hojeado y me parece que esas semejanzas cíclicas encontradas por el autor en el desarrollo de dichas culturas, aun suponiendo que sean ciertas, no contradicen una evolución de la humanidad hacia estados siempre nuevos. Comete este alemán el mismo error que usted cuando supone que el arte siempre ha sido el mismo. ¡Claro está! Siempre es posible hallar en dos cosas alguna nota tan formal, tan abstracta o tan intrínseca que sea común a ambas, aunque, en rigor, se diferencien en todo lo demás. Los caballos y las ostras se parecen en que no se suben a los árboles. La época del Imperio romano y la nuestra pueden parecerse en muchas cosas, y, sin embargo, ser distintas, preparar un porvenir muy diverso. Lo importante no es hallar semejanzas, sino probar que no existen diferencias de monta.
……………………
En este diálogo, Ortega habla por boca de Baroja. Para Ortega la vida es novedad, brinco e innovación; solo añade la fuente biologista de la novedad, la innovación y el brinco: la teoría de las Mutaciones, de Hugo de Vries, y la de la “Evolución emergente”, de Ll. Morgan, un representante de la evolución saltacionista o evolución a saltos.
……………………………
(Utilizo el responder. gracias)
La solución a todos los problemas del ser humano, en todos los momentos de la historia, consiste en seguir y adaptarse a los patrones que organizan el Universo. Patrones que son estructuras organizativas generales, que se deben repetir una y otra vez.
Se decía antes, que “la lógica es la lengua de Dios”. Y esta frase venía a repetir lo anterior. A veces se ha especulado con la naturaleza matemática de la organización del Universo.
Y es porque dichos patrones, (que en su vertiente fractal inscrita en nuestro espíritu”, se denominan “arquetipos”), se asemejan casi perfectamente a ecuaciones algebraicas, que dibujan la relación de todo en función con una serie de variables temporales.
Por ejemplo, si se dice que X = 23 Y3 / 10 Z, eso significa, por ejemplo, que lo que sea para nosotros X, en cada momento, es el resultado de la fórmula, sustituyendo Y y Z por sus valores del momento. (Valores que nos lo proporcionará la cultura del momento).
Así funcionan los “arquetipos” de la mente espiritual.
Por ello en función de nuestra cosmovisión de cada momento, el equilibrio homeoestático, al que llegamos es diferente en cada momento.
En un discurso ante la Academy of Achievement en 1982, seis años después de que Apple naciese, Steve Jobs compartió su idea de lo que realmente para él era un signo de inteligencia en una persona.
Tal y como explicó, la clave no solo estaba en la memoria o el conocimiento general, sino en la capacidad de alejarse de una situación, y verla en su totalidad, como si estuvieras en el piso 80º de un edificio y pudieras contemplar toda la ciudad a tus pies.
“Y mientras otras personas intentan descubrir cómo llegar del punto A al punto B, leyendo sus pequeños planos, tú puedes verlo frente a ti. Puedes verlo todo. Y puedes hacer conexiones que te parezcan obvias, porque puedes verlo todo”, comentó.
Esta habilidad casi innata para ver el todo al completo, y hacer conexiones como si fuese un ordenador o la mismísima y actual inteligencia artificial era, para Jobs, el distintivo de una mente verdaderamente inteligente.
Una cosmovisión humana, es un conjunto de ideas, (conocimientos y creencias), sobre todas las cosas del mundo, que mantienen entre sí unas relaciones mutuas. O sea un sistema. Y cuanto mas exhaustivo sea, y menos errores contenga, ese sistema de ideas, es mas coherente, y su foto de la realidad es mas perfecta y exacta.
La vida cultural de la humanidad, es un proceso continuo y sucesivo de perfeccionamiento de nuestras cosmovisiones. Y en cada momento histórico, establecemos una relación determinada con el cosmos, en función del zeigeist, la cosmovisión general cultural del momento.
El humano del Paleolítico, tenía una cosmovisión muy limitada, pero perfectamente adaptada a los problemas que se le planteaban cotidianamente.
Por ejemplo, la vida humana antes de los antibióticos, era una relación determinada con el mundo en que se vivía, (un estado de “equilibrio”). Sabíamos, que era natural, que si te operaban de una apendicitis, tenías un grave peligro de muerte, y hacías testamento, y te daban la extremaunción.
De repente, Fleming descubre la penicilina, y veinte años después de la situación anterior, nuestro nuevo “equilibrio” con el mundo, ha cambiado. Ahora, ni hacemos testamento, ni nos preocupamos, ni nos dan la extremaunción.
La cultura humana, es una continua adaptación a los nuevos elementos que incorporamos a nuestra cosmovisión, y a los sucesivos y continuos cambios de conocimientos y creencias que vamos acumulando.
Pero actualmente los nuevos puntos de equilibrio, van variando de forma acelerada y frenética, de tal manera, que a la inmensa mayoría de personas no nos da tiempo a reactualizar nuestra cosmovisión, y empezamos a ir arrastrando un gap, un desfase, brecha, distancia, separación, diferencia o abismo, cada vez mas grande, entre el mundo general, y nuestras cosmovisiones personales.
Cada vez nos resulta mas difícil y complicado vivir normalmente una vida personal buena, (que ni sabemos en qué consistiría), y la mayoría se dedica solo a sobrevivir malamente, y una minoría a ganar dinero como sea, (lo que no les hace felices), y otra minoría, se dedica a las utopías y las buenas intenciones sociales, pero jugando siempre en el mismo campo de juego de los anteriores: el materialismo económico y el consumismo: que consumamos todos.
A pensar en el problema de verdad, cada vez se dedica menos gente.
Y eso llega a unos extremos en que lo que era incómodo o desagradable, ahora se convierte en una situación patológica, inhabilitante, incapacitante, e invalidante, porque nos impide, e imposibilita, el correcto funcionamiento mental estratégico, y nos paraliza y detiene el proceso normal de adaptación que hemos venido realizando toda la vida.
Toda la vida, hemos surfeado por encima de nuestros problemas, y los hemos sufrido pacientemente, y los hemos resuelto mas tarde o mas temprano. Pero ahora estamos en situación de shock, en “pánico”, con los ojos como pelotas, paralizados mirando los dos focos luminosos que se nos echan encima a toda velocidad.
Vamos todos muy nerviosos, detrás de la pelota, corriendo como gallinas sin cabeza, cada uno a su bola. Estamos mirando las estrellas con microscopios en los ojos, y necesitamos una visión de altura: “Por encima de la refriega”, (Au-dessus de la melé).
Un poco de tranquilidad y confianza, unido y potenciado hasta el infinito, por la Inteligencia artificial, y las nuevas tecnologías informáticas, van a suponer una auténtica revolución axial de la humanidad. Lo difícil será que les hagan caso, los ultramillonarios por un lado, y los “buenos profesionales” por el otro, que nos van a llevar a su cielo de “la perfección moral”, a trompicones queramos, o no queramos ir.
El Universo se compone de tres grandes reinos. El reino de la materia inanimada, el de la vida, y el reino de la Inteligencia, (la “sustancia” divina”).
Y en cada uno de los tres reinos, rigen unas Leyes generales del Universo, que en cada uno adquieren unas características específicas.
En el reino de la Materia inanimada, rigen las cuatro fuerzas fundamentales, de las que se derivan muchas otras mas elementales.
En el reino de la Vida, existen, (además de las anteriores), otras leyes específicas biológicas, como la Ley de la evolución de las especies.
Y en el reino de la Inteligencia, las leyes del Universo, que lo rigen, (además de las anteriores), están las específicas, que son los patrones organizativos, o arquetipos, que son fórmulas generales, que se van adaptando a las condiciones particulares de cada momento.
De estos patrones organizativos, disponemos de un fractal de los mismos, en el “espíritu”, o mente espiritual, o parte superior del Inconsciente Colectivo junguiano.
En cualquier reino del Universo, hay que conocer las leyes que lo rigen, para así dominarlo y aprovechar la gran fuerza telúrica que dirige el mundo “en el que vivimos, nos movemos y existimos”, o sea el Universo. Fuerzas inteligentes que denominamos, “Espíritu”, (o la mano de “Dios”, para los mas religiosos).
Y para navegar con nuestro barco, precisamos conocer los vientos que nos impulsan o frenan inevitablemente. Por eso es esencial conocer dichos patrones organizativos. Y para ello, no hay otra alternativa que observar, y escuchar el “espíritu” personal.
Las personas racionalistas, que no son conscientes de que vivimos en un entramado de leyes y patrones, de los que no podemos huir, ponen a su razón, a trabajar en vacío, sin referentes, y acaban inventando la rueda cuadrada, porque no saben que ya existe, en nuestro “espíritu, y además que es redonda.
Por ello, la Ciencia del “espíritu”, o Inteligencia espiritual, es fundamental para reconducir nuestra vida, hacia una vida en armonía con el Universo, en todos sus aspectos.
Y en ese sentido, estamos en mantillas. Como explicaba ayer J. Antonio, la Psicología, echó a andar, separándose de la filosofía general, hace 150 años, iniciando el estudio de las patologías mentales humanas.
Ya hace 100 años, Jung, inició la Psicología profunda, iniciando el estudio del “espíritu” personal, aunque con muchos titubeos, y errores conceptuales. Y hace 50 años, se inició la Psicología humanista y transpersonal, como estudio de la dinámica y funcionamiento del espíritu humano.
Y ese es camino que debemos seguir… Buscando dentro, lo que buscamos inútilmente fuera.
Un nuevo orden que llegue después del caos. Es lo que hemos estado experimentado a través de siglos de evolución humana, no están presentes en los grandes acontecimientos de la historia?. Pero depende de nosotros?, sí en parte, pero en menor medida. Ciertamente, todo evoluciona en complejidad: la vida, la naturaleza, las sociedades … no son sistemas simples y cerrados como un mecanismo de relojería, hay fluctuaciones, diversidades … Hemos comprobado, por la experiencia, que estamos condenados a repetir una y otra vez los mismos fracasos hasta el desgaste total de nuestras energías y la inmovilidad del sistema. Sabemos, por la Teoría del caos y el efecto mariposa, que existe en el universo sistemas altamente sensibles a la presencia de variaciones, que pueden generar resultados diversos e impredecibles. Pero si aceptados que el caos es consustancial a la vida, quizá podamos entenderlo como un signo positivo porque puede crear una nueva creatividad, una transformación social, es una oportunidad de cambio aunque limitado en el tiempo, pues la evolución tiene sus tiempos.
Boff suele decir en sus escritos que no es apocalíptico que apocalípticos son los tiempos. Lleva una gran parte de razón, y es necesario y acertado decirlo reiteradamente como él lo hace. Es verdad, como dice, que estamos provocando tragedias en la naturaleza, las guerras, el genocidio, la falta de ética, la indecencia en las relaciones políticas, la vulneración de los valores humanos la oficialización de la mentira en los medios de comunicación, la preeminencia de la cultura materialista y la desaparición de su dimensión espiritual, todo eso es cierto. Estamos viendo esos efectos, o en la medida que afirma Boff, pero sí qu las temperaturas son más extremas, la subida del nivel del mar, el aumento de sequías, la desertización, las olas de calor o inviernos más duros.
Pero a qué nivel?,los más apocalípticos anuncian un aumento de las inundaciones y de fenómenos meteorológicos extremos, fusión de los casquetes polares y el aumento del nivel del mar, el colapso de la agricultura y la pesca, y las pandemias y el aumento de la propagación de enfermedades.
Pero esto lo percibe así la población?, en una encuesta realizada por la WHO (OMS) en 2021 más de un tercio de la población lo niega. Actúan los estados y sus gobiernos, y hablo de los más “sensibilizados”, de forma eficaz o es propaganda?. Son tan diferentes los tiempo que vivimos de otros de épocas pretéritas, en cuanto a conflictividad social, guerras, catástrofes naturales o pandemias?.
No parece razonables ni real que unicamente desde la Filosofía, la teología, la Psicologia se pueda abordar este grave problema, nos quedaríamos en una utopía. Pienso que no sólo es cuestión de potencialidad, ni de capacidad facultada. Hay otras muchas variables a tener en cuenta.
Una curiosidad, para nada relativa ni relacionada con este blog. Nos estamos acostumbrando a que cada vez se opine de un tema sin tener los conocimientos para hacerlo, se argumenta como si tuvieran un doctorado del tema en cuestión, sea cual sea. Parece que no opinar es un como no existir, y aunque nadie haya preguntado tenemos prácticamente que opinar. Como es lógico, es imposible tener conocimiento sobre cualquier cuestión, por lo que la mitad de las veces parece que se opina casi por vicio. Este efecto denominado Dunning-Kruger, (por los dos psicólogos norteamericanos que investigaron sobre este sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad) se puede ver, oír y leer en infinidad de medios, foros, etc … yo siempre he considerado que cuanto más sabes de un tema probablemente pienses que sabes menos, en este caso es viceversa.
Si nos atenemos a lo que L. Boff nos da entender con la referencia a Prigogine hemos de ir más allá de lo que como concepto da de sí la maduración, porque lo que hace posible los cambios propuestos aquí no dependen de nuestras virtualidades naturales sino de una modulación interna abierta a nuestras propias posibilidades.
Se trataría de hacer la experiencia de esta irreversibilidad en nosotros mismos.
Es, por tanto, la historia la que nos va modulando para, precisamente, afrontar los cambios que en ella se nos va entregando.
De momento es esto lo que quería decir respecto al comentario de Juan Antonio, a quien quiero agradecerle también su dedicatoria, pero al mismo tiempo decirle que san Luis fue hijo de su tiempo y como tal hay que comprenderlo.
Un cordial saludo
Del caos planetario actual es posible -y muy probable- un orden nuevo. Ésta es la Utopía con la que sueño, y que espero. No podemos quedarnos en la inmadurez humana que por una parte construye-avanza y por otra destruye…, y al destruir se asoma al abismo… Esa inmadurez-ceguera-insapiencia-estolidez humana no puede acabar en un sui-nosi-cidio. Estamos a medio humanizar en nuestro proceso evolutivo, madurativo… Por eso aún construimos y damos culto a tantos ídolos… Nuestras sociedades son sociedades todavía muy inmaduras…, pese al brillo de avances científicos y tecnológicos… Pues bien, aunque sea a base de golpes y graves errores, espero que sin tardar demasiado entremos en razón… y aprendamos a no llamar grandezas a lo que son errores, torpezas y vilezas… ¡Aprenderemos! Digo esto porque en el fondo confío -deseo confiar- en el ser humano. El ser humano es más, mucho más, que ego torpe, de visión muy corta. En el ser humano hay más que ego… y que materia… Hay algo que nos invita y estimula a trascendernos. Cuando nos preguntamos -para muchos es una necesidad- de alguna manera nos trascendemos. Los que han experimentado algo que nos trasciende -que trasciende también el inconsciente colectivo-, tanto científicos como matemáticos o personas reflexivas como Simone Weill (no hablo ya de religiosos o místicos…) han conectado con algo que trasciende y hace tomar conciencia de un Algo más. Esas personas trascendieron porque en un momento dado tuvieron una vivencia íntima “más clara que la luz del mediodía”. Y no sé decir más, porque este tema me rebasa.Pero sí concluyo en que en el trato al hombre nos definimos, nos deconstruimos o nos humanizamos y maduramos como personas. NOTA: Me uno a quienes se acuerdan de Mª Luisa, por su santo, aunque ese santo no sea de mi devoción. Hay otras Mª Luisas santas, a mi juicio, más meritorias…
Este punto de no-retorno en el que se encuentra la humanidad, es el momento en que ¡ya y sin retrasos!, tenemos que afrontar de una vez nuestra realidad. Porque es claro que el sistema terráqueo, sumido en una grave crisis, va a salir de ella, en un orden nuevo, con nosotros o sin nosotros.
Si es sin nosotros, será justa y merecidamente, porque habremos demostrado que estábamos capacitados y muy bien, para superar las fases iniciales de la evolución biológica, pero no lo estaríamos para superar la etapa final de la evolución intelectual.
Y no es una cuestión de esfuerzo, es cuestión de potencialidad de la dotación de capacidades con que el Universo, ha dotado a nuestra especie, en su proceso evolutivo.
¿Acaso pensaríamos que los perros, fracasarían en una tesitura similar?. No, pues todos reconocemos que no están dotados, para afrontar una serie de problemas, como a los que nos enfrentamos. No es un fracaso, es la constatación de una realidad, que no es la que quisiéramos.
En la medida en que aprendamos lo que es en realidad el ser humano, y utilizaremos todo nuestro potencial, y se podrá llevar una vida plena y se podrá construir una sociedad más justa. Por eso, la piedra clave y los cimientos de toda cosmovisión personal, está en nuestra concepción de la esencia de la persona, la auténtica naturaleza humana.
Dice el amigo Juan Antonio, que ante nuestra grave situación existencial, “espero que sin tardar demasiado entremos en razón… y aprendamos a no llamar grandezas a lo que son errores, torpezas y vilezas… ¡Aprenderemos!”.
Es un buen ejemplo del discurso de la humanidad actual, la que nos ha metido en este berenjenal y no sabe como sacarnos: llamamiento genérico a la razón, y… muchas buenas intenciones.
Y aquí está retratando a la humanidad actual. Lo primero, es que confía la solución buscada, a entrar en razón.
Hay dos visiones del ser humano. La tradicional del racionalismo reinante, es pensar en un ser humano con un solo motor y una sola dirección: la mente racional que recopila y administra la cultura, y debe dirigir nuestro comportamiento, mediante el motor de la voluntad moral.
Y la visión alternativa “espiritual”, que habla de una dipolaridad: la mente racional, vs. el “espíritu”, como cabeza y motor de la mente inconsciente. La “mente espiritual” es el motor psíquico que nos impulsa fuerte e irresistiblemente hacia el bien, la verdad y la felicidad. Y esta última es el valor primordial en el ser humano, siendo los instintos de verdad y bien, subsidiarios e instrumentos de la auténtica felicidad. No alcanzarla, nos supone un enorme frustración y malestar que patologiza y nubla nuestra razón.
Y aquí entra la segunda y acertada propuesta del amigo Juan Antonio: “aprendamos a no llamar grandezas a lo que son errores, torpezas y vilezas…”, en suma: debilidades de nuestra naturaleza.
La mente “espiritual”, es la parte superior de nuestra mente, y heredamos genéticamente, como muchos otros programas neuronales con capacidades congénitas, aunque larvadas, y sin desarrollar del todo, (el inconsciente colectivo).
Dicha mente “espiritual”, como señala el amigo J. Antonio, “En el ser humano hay más que ego… y que materia… Hay algo que nos invita y estimula a trascendernos”, contiene las recetas de sabiduría cósmica, precisas para superar las diferentes etapas de evolución del Universo, y concretamente, la actual etapa de evolución intelectual.
Por ello, debemos utilizar nuestra razón, naturalmente, pero no para marcarnos la dirección a seguir, (la estrategia), sino para la táctica de cómo realizarlo bien.
La dirección a seguir la debe marcar la mente espiritual. Y la primera etapa es hacer un análisis correcto y realista de la situación, y ver que nuestro problema es de herramientas, (epistemológico).
Es como cambiar una rueda del coche. Miramos el cajón de herramientas, y vemos primero lo mas gordo y llamativo: un martillo y unas pinzas eléctricas llenas de cables para la batería.
Y lo intentamos con ellos… inútilmente. Hay que mirar mejor, y ver que tenemos también unas semiocultas, una llave de cabeza de tornillo, y un gato. Y lo arreglamos.
Si diagnosticamos que la solución es de potenciar, (madurar), el desarrollo de la naturaleza humana, tenemos que aplicarnos a ello. ¿Cómo?.
Pues o esperando pacientemente un nuevo salto evolutivo que nos lo de todo hecho, o intentar realizarlo nosotros mismos, (como seres inteligentes-semidivinos que somos), con la tecnología que estamos descubriendo ya.
Hay tres posibilidades:
a. Un nuevo orden tras este caos, en el sentido que Boff le da a la teoría de Prigogine.
b. Un despertar masivo de la humanidad que plante cara al caos y evite la catástrofe.
c. Que vivamos la catástrofe.
Ante esto, inmensas minorías luchan contra ello (y ahí anda uno, con sus exiguas posibilidades), y la mayoría con la coca, el sálvame, el guasap, la tele y el consumismo, a la vez que deben (y esto es lógico) bregar con sus cotidianidades.
En un par de décadas, la inteligencia artificial, el hambre, el cambio climático y una virtual guerra nuclear darán la cara. ¿Despertaremos a tiempo o dejaremos a que las estructuras disipativas del caos hagan nuestro trabajo -lo cual es una irresponsabilidad porque tampoco hay certeza de que lo vaya a ser-?
Feliz domingo a todas.