A Manuel Ossa lo conocí (por intercambio de correos) cuando dedicamos un curso en ATRIO [2009, accesible con clave “Anel” o en abierto], moderado por JA Herrero del Pozo, para leer y comentar el libro de Roger Lenaers que él había traducido. El año pasado reconecté con Manuel, publicando un artículo suyo al que precede una breve síntesis de su biografía. Supe entonces que era solo dos meses mayor que yo y tenía un itinerario muy similar de búsqueda existencial del sentido último del Todo y del pequeño chispazo del Yo. Él ha podido escribir este texto luminoso para su Centro Ecumenico. Yo lo publico en ATRIO, haciéndolo totalmente mío, como invitación a una seria comunicación sobre nuestros itinerarios personales de búqueda. Y quisiera extender la invitación también a todos los participantes de la V CONSULTA SOBRE EL CONCEPTO DE DIOS. Los dos estuvimos presentes, más bien callados, pero escuchando a todos y procesando todo en nuestro corazón y nuestra mente de ancianos. AD.
Estamos hoy aquí para discutir sobre el quehacer posible de un nuevo Centro Ecuménico. Nos planteamos la pregunta desde nuestra actual situación social, política y religiosa. Cada uno la vive y la construye con matices distintos. El compromiso de hacerlo inspira estas reflexiones y las orienta.
Manuel Ossa Bezanilla, 16 abril 20, 2024
I
En busca de Dios — hitos históricos de una comunidad de búsqueda
Desde niño he estado buscando a un Dios que se me escondía detrás de las palabras y rituales domésticos, los de mi madre, mi abuela, mi padre, mis profesores… y de la belleza de un cielo estrellado en verano.
Además lo busqué …
- en escritos de místicos como Juan de la Cruz, Teresa de Ávila, Teilhard de Chardin;
- en reflexiones de filósofos, desde los presocráticos hasta Husserl y su escuela de ontología fenomenológica, con Heidegger, Jean-Paul Sartre y Paul Ricoeur.
- Examiné la aportación de Alain Badiou, lacaniano y marxista, en la interpretación de San Pablo como activista y portavoz de una Verdad que “acontece” en cuatro esferas de la actividad o práctica humana, produciéndose así una ruptura en el proceso vital del ser humano que así sale de su animalidad.
- Estudié el “mesianismo” en Giorgio Agamben y en la interpretación judaica del evangelio de Juan que llevó a cabo Ton Veerkamp con un grupo de teólogos alemanes en el equipo de la revista Texte und Kontexte.
- Leí obras del filósofo y cientista político Gianni Vattimo con importantes aportes en la reflexión sobre el poscristianismo y la “ontología débil” propia de los herederos de quien se “anonadó” a si mismo reclamando la figura del siervo. Todo esto en paralelo o discordancia con la teología católica contemporánea, la de la liberación.
No lo encontraba… y me angustiaba en la duda y desesperanza.
Adónde te escondiste,
Amado,
y me dejaste con gemido?Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo
y todos más me llagan
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo…Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz
***
Trataré de trasmitir aquí el resultado parcial de una búsqueda que no se acaba. Lo he entresacado de apuntes tomados de conversaciones o de lecturas como las recién mencionadas. En ellas he ido atisbando a un Todo que colinda con la Nada de mi propio estar presente: pertenezco a un Todo que no abarco. y mi pregunta viene desde la Nada en que parece sumergirnos ese mismo Todo…
Angustia existencial como situación dominante en el presente
Creo que desde mediados del siglo pasado hasta la fecha, la característica principal de la sociedad mundial es una angustia grande y compleja. Nuestra fe cristiana atraviesa también el desierto de la angustia, por la pérdida de muchas de nuestras persuasiones más arraigadas.
Nuestra fe en Dios está amenazada por la aparición de nuevos esquemas mentales, visiones del mundo y paradigmas científicos y culturales que echan por tierra todas nuestras representaciones anteriores.
Expondré aquí como veo el origen de esta crisis
En nuestra cultura occidental, plasmada por el pensamiento grecolatino de Aristóteles y Platón, se busca la objetividad. Sólo un sujeto cuya razón se haya liberado de todo vínculo con el objeto es capaz de alcanzar la objetividad y proclamar que un juicio es verdadero.
Este requisito ha estado vigente en las ciencias desde Galileo Galilei pasando por Darwin hasta Descartes y Newton. La condición separatista se opone a la concepción unitiva de la filosofía y mística orientales. Si bien Leibniz había llamado la atención sobre el vinculum substantiale que une a las mónadas en un Todo, las ciencias naturales del siglo 19 enfocaron sus investigaciones hacia los entes particulares y describieron sus cualidades desde un punto de vista más bien utilitario. Así creyeron descubrir que los átomos son las unidades más pequeñas de la materia. En 1869, lograron hacer una lista de 50 elementos clasificados por su peso atómico. Esa lista dio origen a la tabla periódica de Mendeleyev.
Pero en el pasado siglo XX, la investigación tomó un rumbo diferente al ritmo de los asombrosos experimentos y las nuevas teorías de la “física cuántica” elaborada durante el siglo XX por Max Planck, Louis de Broglie, Werner Heisenberg, Niels Bohr, Albert Einstein y otros. La nueva física que se descubría en el nivel subatómico echó por tierra muchos de los presupuestos de la física clásica, entre otros el de los átomos como las partículas materiales más pequeñas. Otras tesis de la física clásica que fueron superadas dramáticamente fueron la de causa/efecto, reemplazada por el cálculo de probabilidades, y la tesis de la distinción absoluta entre onda y partícula. La superación de ese dualismo imponía un cambio radical en la determinación de lo que es la luz y lo que son las energías eléctrica y electromagnética. Así se desvanecía igualmente el presupuesto determinista de Laplace (1814), reemplazado por el principio de indeterminación de Heisenberg.
Con estos cambios se echaban por tierra ciertos supuestos atributos del que era postulado como el Ser —o más bien— el Ente Supremo infinito y eterno, todopoderoso y creador que se llamaba Dios. Ya antes, en el s. XVIII, Kant había criticado las “pruebas” de la existencia de Dios mediante el argumento ontológico de Anselmo de Cantorbery, según el cual un ser concebido como infinito en sus cualidades y perfecciones no puede no existir. Kant invalidaba este argumento como ontológico por apoyarse en una idea — la de Dios— que carece de referente sensible: el Ente Infinito creado por la mente humana, no viene de una percepción de la sensibilidad. Las cinco “pruebas” de la existencia de Dios elaboradas por Tomas de Aquino sobre la base de las cinco causalidades teorizadas en la Escolástica caen, según Kant, bajo la misma crítica del ontologismo anselmiano.
En el siglo XX, Heidegger constata que el pensamiento occidental, a la siga del pensamiento científico, se había “olvidado” del Ser por ocuparse de los entes. En una intuición semejante se originó la proclamación de la “muerte de dios” preludiada por Nietzsche, proseguida por Heidegger, adoptada por Sartre, amplificada por la teoría de Darwin de la evolución de la materia, o enriquecida en parte desde 1960, primero por Lynn Margulis, en cuanto a la teoría de la victoria de los más fuertes, luego por la teoría de la “autopoiesis” de Humberto Maturana y Varela.
Este cambio de paradigmas fundamental se introduce por lo bajo en toda la cultura contemporánea: no hay seguridad en nada, no hay principios eternos. Hasta nociones tan elementales como la de un espacio que sea distinto del tiempo, van siendo reemplazadas por conceptos disruptivos, como la relatividad en la percepción del espacio-tiempo y la equivalencia de materia y energía según la ecuación einsteniana E = mc², donde E es la energía, m es la masa y c es la velocidad de la luz en el vacío.
A estos cambios en los paradigmas teóricos hay que añadirr una razón existencial por la que la angustia es una característica principal de nuestra sociedad contemporánea. El cambio de paradigmas ha traído el temor de la auto aniquilación del género humano mediante un estallido atómico en todo el planeta. En efecto, los principales representantes de la Escuela de Frankfurt — Theodor Adorno, Walter Benjamín, Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas, Oskan Negt, Erich Fromm, y otros— habían llamado la atención sobre la vinculación entre el estallido de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki en agosto 1945 y la deshumanización utilitarista, comercial y militar del método científico. El primer resultado práctico de la física cuántica había sido el crimen político militar de Hiroshima y Nagasaki. Es la tragedia vivida por Robert Oppenheimer, uno de los científicos que colaboraron en el diseño, la fabricación y el ensayo de la bomba. Desde entonces vivimos en la angustia de la guerra atómica generalizada que pueda destruirnos como humanidad. Kennedy y Jruschov sortearon una vez esta crisis de los misiles rusos en Cuba en 1962. Eran dos políticos con una visión histórica más amplia que sus respectivos pueblos. Pero lo que ahora pueda ocurrir a raíz de las guerras en Ucrania y en Gaza es imprevisible.
A esta angustia se agrega la que nos produce el desgarro social que se experimenta y manifiesta en todas partes: migraciones en África, desde Senegal hacia Europa pasando por los muros europeos edificados en Libia; migraciones en América Latina desde Honduras, Venezuela y Colombia hacia los EEUU vía México; gue5555rra de suministros y soberanía en Ucrania a las puertas de Europa; guerra de exterminio genocida en Israel y Gaza…
II
¿Tiene la vida un sentido?
Todas estas angustias plantean el problema del sentido: ¿por qué y para qué existimos los humanos?
El sentido de la vida no se encuentra inscrito en ninguna racionalidad previa ni en una revelación venida supuestamente de afuera.
Es posible recurrir al sentido común para enunciar el sentido de la vida humana. Con tal de entenderlo como la referencia a nuestro ser en diálogo con otros, ahora y en la historia; o al tú de Martin Buber, que incluye el reconocimiento del nosotros comunitario. Ese sentido adquirido críticamente en común es muy distinto del que “se” vive en el cotilleo o la habladuría diaria, la del “uno” o el “man” (impersonal en alemán) que describe Heidegger que nos lleva a ser “en el modo de la dependencia y de la impropiedad (Uneigentlichkeit)” (SuZ, § 27, p.128).
En el siglo pasado, mientras todavía estaban vigentes los “grandes relatos” y Hegel y sus críticos dominaban el pensamiento, se pensaba en términos de “sentido de la historia”, o de ciclos de generación y decadencia de civilizaciones o culturas, o de la flecha de la evolución. Pienso desordenadamente en Spengler y el nacional socialismo, en Darwin y Teilhard de Chardin, en Karl Marx y Ernst Bloch…
Hoy nos hemos desencantado de esos grandes relatos y volvemos a preguntarnos, como en el existencialismo de la postguerra, por el destino individual y los componentes de libertad y determinismo que entran en juego para configurarlo.
Con las líneas que ahora escribo respecto a Dios o al sentido de la vida, no pretendo completar ninguna visión sistemático-dogmática, porque creo que en este tema nada puede llegar a consumarse, como ni tampoco en ninguna vida, sino en la historia, tal vez, de la humanidad, ésa que nadie logrará nunca abarcar por entero.
Se me ocurre que estamos todos de una manera u otra buscando el paraíso perdido, el de nuestra infancia, el de los pechos de nuestra madre, cuando todo parecía tan seguro, y Dios tenía ahí su lugar, inconmovible.
No volveremos a encontrarlo nunca a la manera del sueño infantil de dependencia segura.
No sé y no sabré nunca si hay una inteligencia superior, ni si ésta está inscrita en los átomos, las moléculas y las células. Creo que algo de eso hay, de ahí que tiendo a pensar con Spinoza —y tal vez con Teilhard— en términos de un panenteísmo no dogmático, volviendo a la cuna de la naturaleza (¿paraíso perdido?) que me va a recoger después de mi muerte, así como me dio a luz para mirarla durante un trecho de la historia planetaria.
Pero, más que en una cosmo- u onto-génesis, donde me he ido encontrando con algo así como el acontecer posible de Dios es en la tarea de la convivencia, con todas sus desilusiones y fracasos, pero también sus esperanzas. En esa tarea, en la construcción humana de un sentido y en la búsqueda del punto al que los anhelos de todos los vivientes parecen confluir, me parece ir descubriendo un signo de la energía divina que nos traspasa a todos y nos sostiene. Dios, entonces, no como persona, sino como el signo verbal o la manera de decir que la pena y el gozo de vivir y de vincularse con otros y otras no es un asunto baladí, sino que en todo ello hay siempre algo de absoluto y de importancia última o definitiva.
Lo que estoy escribiendo reposa en una ontología “débil”, como diría Vattimo, porque no hay más prueba que la persuasión íntima que llamamos tal vez fe o confianza. Y ésta se apoya nada más que en la propia experiencia y en las armónicas que ésta encuentra en las intuiciones y vivencias de otros seres humanos como los profetas, entre ellos Jesús, y los místicos, de que nos cuenta la historia.
III
Tarea fundamental de un nuevo Centro Ecuménico :
Reformulación de nuestra fe en el Dios de Jesús
Para llegar a un principio de reformulación he pasado por una “noche oscura” de críticas a las formulaciones tradicionales: la crítica histórica de Schweitzer y Bultmann, la crítica eclesial de Lenaers y Spong, la crítica psicoanalítica de Eugen Drewermann.
Durante siglos, la iglesia se había apoderado de la interpretación de símbolos que, cuando acontecieron como palabras y acciones liberadoras, trajeron consigo una explosiva toma de conciencia de grupos de hombres y mujeres de Galilea, Samaría y Judea.
Eran grupos con expectativas mesiánicas que se habían reunido primero en torno a Jesús y luego, después de su muerte, se pusieron en movimiento, impulsados por él y su memoria, e inspiraron y activaron sus vidas hacia una nueva visión de Dios y de las relaciones humanas. Esta visión era nueva, porque apuntaba a desbancar todas las divinidades empíreas y de ultratumba, y a su reemplazo por la esperanza en que una acción consciente y mancomunada de muchos lograría la instauración de relaciones de reciprocidad caracterizadas por la compasión, la justicia y el amor en el presente y el futuro histórico.
Los símbolos que fueron vehículos de esta visión y esperanza que debía realizarse en la historia, se fueron convirtiendo poco a poco en sustancias o cosas a-históricas o sobrenaturales.
- Así, andando el tiempo y al impulso de factores políticos y culturales, Jesús dejó de ser considerado como el aldeano de Nazaret que tuvo una potente visión y misión transformadora y llegó a ser símbolo del ser humano por excelencia, para tornarse en un ser divino, venido desde fuera y vuelto hacia las afueras del mundo humano.
- Dios y el Reino esperado por Jesús dejaron de ser entendidos como los percibía Jesús al decir: “cuando les digan que está aquí o allá, no hagan caso… porque es como el relámpago…” es decir, como aquello que acontece, fugaz pero hondamente, en cada acto de amor al prójimo. En vez de ello, se tornó de nuevo en un Ser Supremo, garante y vigilante del orden impuesto por la autoridad fáctica de los grupos de poder dominantes en la sociedad.
- De igual manera, el “espíritu” de Jesús, que había sido símbolo de la energía, el entusiasmo y el gozo de la entrega a la situación y tarea humana de vivir y convivir fue sustituido por la representación de una supuesta “tercera persona” en la tríada del poder divino y social, “persona” o “sustancia” extraña a la humanidad, existente en sí, pero no en nosotros.
Todas estas dimensiones humanas fueron el fondo de la experiencia de Jesús y de su entorno inmediato. Ni Jesús ni sus discípulos disponían del instrumentario verbal adecuado para referirse a ellas en términos que dieran cuenta cabal de la novedad de su experiencia. Su experiencia era única e inédita, pero fue “editada”, por así decirlo, en imágenes y palabras que todavía traían el lastre de las viejas relaciones humanas que, sin embargo, esa experiencia nueva quería suplantar: las relaciones de poder, generadoras de injusticia, dominación y desigualdad. Así se explica que, a poco andar, la experiencia de Jesús comenzara a ser domesticada en y para la vieja morada de poder donde había habitado la humanidad desde casi siempre. A esa morada se la llamó “iglesia” y ésta volvió a ser un “templo” en honor del “dios” que legitima como “orden” al poder social y político de la riqueza y sanciona, como desorden, a quien se le oponga – un Dios, pues, muy distinto del que Jesús llamara su Padre.
Después de mi “noche oscura” puedo decir…
que para mí, Dios no existe, sino que acontece. Hay Dios cuando hay dos o tres reunidos en amor y esperanza para esta vida. El acontecer de Dios es el de su Reino. Entre Jesús y sus primeros seguidores, aconteció Dios de una manera muy especial y paradigmática. Decir que Jesús es Dios no es describir una esencia, sino apuntar a que tal vez en ese grupo de hombres y mujeres aconteció Dios como pocas veces en la historia de la humanidad: se abrió una esperanza para esta vida. Una esperanza, por lo demás, para la que no hay ninguna garantía “divina”, fuera de la “divinidad” de nuestra propia responsabilidad colectiva que responde a la chispa de esperanza que entonces se encendió.
Adoptar como también cristiano uno de los nuevos paradigmas,
el de la evolución de la materia
En una concepción evolutiva del universo la materia es un enorme despliegue de energía que lleva a producir vida en sus diversas formas ―uni- y multicelular, vegetal, animal, y consciente de sí en el ser humano, al que hasta ahora al menos conocemos como la punta de lanza de la evolución.
Así entendido, nuestro ser histórico ―con nuestro cuerpo consciente de sí― es una partícula del universo. Nuestro cuerpo viene de lejos y va más lejos que los límites de nuestra piel. Limitada en el tiempo, nuestra vida viene de antes y continúa después de sus limitaciones individuales, negando así que nuestra individuación ―materia quantitate signata― sea la característica fundamental de nuestro ser personas: lo es la comunidad en el acto de comunicarse y de vincularse de diversas maneras con el universo entorno.
La comunicación con el universo se realiza de diversas maneras a lo largo de la vida. A ella pertenecen todas las actividades y pasividades de los sentidos, desde el escuchar una melodía, aspirar un aroma, degustar una bebida o un alimento, mirar y admirar un paisaje, expresar amor a los demás en diversas formas de acercamiento corporal. El nacer y el morir son maneras ―primordiales y finales respectivamente― de comunicación con el universo. Al morir el individuo asienta su pertenencia a un Todo más amplio que sí mismo al cual vuelve, dejándose tomar y reabsorber por las fuerzas elementales que le dieron vida.
El gran cuerpo del universo en evolución al que pertenecemos recibe diversos nombres o se lo significa mediante diversos símbolos según cuál sea la construcción histórica de sentido en el que se lo busca expresar. Uno de esos nombres simbólicos es el de “cuerpo de Cristo”. Esta designación parte de la experiencia histórica que tuvo un grupo de personas en contacto con un judío que, por no vivir para sí, sino para los demás, hasta el punto de exponerse a la muerte por defender a los socialmente indefendibles fue considerado como excepcional y hasta divino.
Sus discípulos sentían que sus propias vidas se habían transformado adoptando la orientación de vida de Jesús, una orientación tan opuesta a nuestras tendencias más obvias, que sólo podía vivirse como lo hizo Jesús, es decir, viviendo como después de la muerte, o como si ya hubiera muerto ―como “resucitado” dijeron ellos. Por eso después de su muerte en cruz sintieron que él seguía viviendo en ellos de una mamera nueva, y en este sentido hablaron de un “Jesús mesías resucitado”, pues sentían que él seguía viviendo, actuando y transformando sus vidas conforme a la suya al servicio de la dignidad, la bondad y la justicia en un espacio nuevo donde se reunían y equiparaban todas las diferencias y enemistades ―vivían en ese espacio al que ellos llamaron “en Cristo, en mesías”, “vivo, no yo, mesías vive en mi” Gal. 2,20), el Jesús resucitado en la nueva vida de sus seguidores, su cuerpo era la comunidad.
Creer en Jesús-mesías es tomar conciencia de una fuerza mesiánica – es decir, capaz de emancipar y liberar las conciencias de los poderes económicos y políticos que las oprimen. Esta fuerza está a disposición de la humanidad. La toma de conciencia de ella la han realizado y realizan muchos que no son seguidores de Jesús, pues la fuerza mesiánica está a disposición de todos. Jesús se ha vuelto un símbolo mesiánico.
Tomar conciencia del potencial liberador y humanizador latente en grupos y personas, es un acto y un proceso que ha venido realizándose de diversas maneras a lo largo de la historia, aún sin Jesús, pues este potencial está a disposición de todos y no solo de Jesús y sus seguidores. Pablo de Tarso tuvo una experiencia original que le hizo tomar conciencia de esta fuerza mesiánica asociada con Jesús. Para Pablo de Tarso, esta toma de conciencia fue un “acontecimiento de verdad”1 que él relacionó con Jesús resucitado2.
Desde ese acontecimiento, la vida de Pablo se transformó en vocería ―o apostolado― de lo que podríamos llamar el “espacio mesías”, espacio singular y universal a la vez, en el que “no hay judío ni heleno, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, pues todos sois uno en mesías”(Gal. 3,28-29)3
Pablo vio que el tiempo mesiánico acontecía “en el tiempo de ahora”, (Rom. 11, 5) (en to nyn kairô) , y no en un tiempo (xrónos) escatológico, al final de los tiempos. Para Pablo, el símbolo de esa fuerza mesiánica fue Jesús ―“yo soy, a quien tú persigues”― un hombre que vuelve a la vida como mesías en la comunidad de quienes adoptan la que fue su opción de vida: anunciar y comenzar a realizar la liberación de los pobres, la humanización de los deshumanizados. Es pues la comunidad la que asume y continúa así la acción mesiánica, y lo hace con la fuerza que descubre en sí misma al experimentarse simbólicamente como cuerpo vuelto a la vida del mesías.
Que el mesías esté llegando en este tiempo, no significa que la redención se haya realizado. Pero ella está incoada y activa. El símbolo de la “resurrección” se está de alguna manera gestando en la tarea fatigosa e interminable de humanizar una sociedad de enemigos, para cambiarla y transformarla en una de hermanos. En esta tarea se colaborará con otros, echando mano de todos los medios al alcance, por provisorios y ambivalentes que sean, como los de la política, con tal que se orienten a la fraternización y no a la enemistad. Pero esta toma de conciencia se realiza en el seno de una comunidad de pobres y perseguidos, oprimidos o crucificados como lo fue Jesús.
Por eso, creer en Jesús mesías es tener el coraje de apostar a que lo débil y de poca entidad, los medios que no se notan o, por así decirlo, no existen, prevalecerán sobre los que el sentido común dominante considera fuertes e importantes, como el fraude, el engaño, o incluso la guerra (1 Cor 1, 27).
Creer en Jesús mesías significa considerar como revocadas por inútiles todas las separaciones y apropiaciones impuestas como obvias por la ley o la costumbre. Esto trae consigo abandonar la propiedad del espacio social en que nos ha tocado vivir a cada uno: sexo, raza, clase, religión – para encaminarnos todos, como resto indiviso, hacia la comunidad de la aceptación y acogida mutua; ser entonces varón o mujer como no siéndolo; católico como no siéndolo; de clase alta, media o baja como no siéndolo; blanco, mestizo o aborigen como no siéndolo… La nueva calidad mesiánica de esos espacios es ahora la de ordenarse hacia la tolerancia, la aceptación, la amistad, la solidaridad con todos y potencialmente de todos, esto es, hacia la comunidad mesiánica que ya se hace presente al menos en potencia y se vuelve a veces fugazmente experimentable, como algo que no está aquí, y sin embargo, porfiadamente, acontece.
Cuando la fe es proferida como conversión al mesías, vale como eco o reflejo de la palabra recibida; la profesión de esta fe no denota nada fijo ni preciso, ni dogma ni ley alguna. Como todo lo mesiánico, la fortaleza de esta profesión de fe radica en su misma debilidad. No tiene una receta precisa, sino que consiste en abrirse a la opción que en cada caso particular parezca deber inventarse o crearse, corriendo el riesgo humano del error. Nos confiamos en un crucificado de quien confesamos que “Dios ha resucitado”; lo confesamos como un símbolo, no como un saber, sino como una apuesta y un compromiso de amor por el semejante. Vivimos para esa apuesta, sin saber nada más.
El encuentro con Jesús mesías ha despertado y emancipado la subjetividad de unos grupos que se reconocen como liberados de toda ley, poder, doctrina o costumbre que ponga divisiones y separaciones entre los seres humanos, para acoger y configurar el acontecimiento de una comunidad de hermanos.
Liberados por Jesús mesías para resistir al poder
A la comunidad mesiánica se la espera y construye a la vez en la medida en que se van acogiendo sus manifestaciones parciales y se es fiel a ellas. Para serlo, la comunidad mesiánica se constituye como comunidad de resistencia contra todas las manifestaciones del poder político, económico o cultural (también religioso) que, para afirmarse como soberano, fomente las divisiones y luchas entre razas, culturas, clases y géneros, como lo hace el poder mediante el fraude, el engaño y la guerra.
Perdón.Nada parte de cero, porque si partiesemos de cero, no sabríamos ni hablar, ni mucho menos contar y escribir ya, para qué…Todos somos humanos. Todos nos apoyamos en pensamientos de otros. Unos los rechazamos y otros nos gustan y seguimos indagando, pensando en esa dirección. En cualquier área del conocimiento, en filosofía, también. Y en teología.El problema siempre está en el origen. Cómo empezó….? Pues vaya usted a saber…Pero el coincidir con un gigante del pensamiento, como muy bien ha dicho María luisa, porque haberlos, hailos, nada tiene de sorprendente.El tema, diría, está en lo que se construye alrededor de ese Pensamiento. Es posible que para un determinado tiempo, eso que dicen que no existe y es una ilusión, pues es posible que para una determinada época, el pensamiento de un gran Pensador, resuelva problemas de la sociedad de ese tiempo. O no.Esa, es la cuestión, que diría Shakespeare.Y, perdón otra vez.Buena tarde.
Mero ‘uso’ del RESPONDER – gracias!
Buen día!
“Dios acontece”
¿“acontece” o “sucede”?
Manuel Ossa se percibe desde niño hasta adulto
como un “acontecer” “sucesivo”.
Manuel Ossa se pone ‘serio’
e ideologiza ese “seriado” (acontecer sucesivo)
proponiendo a la teología cristiana
la absorción del -para él ‘novedoso’- Paradigma:
EVOLUCIÓN DE LA MATERIA
Manuel Ossa se siente -se percibe-
Vocado a una Misión (ecumenismo a lo Teihard).
¡Ya encontró, ya tiene SENTIDO su vida!
Hola Santiago.Es usted como yo. Cabezón.
Usted con cristo Jesús y Dios creador y yo con, por favor, déjennos creer en lo que podamos.Apostamos? Cuando muera y llegue a mí estrella, como el principito, si me dejan, le buscaré, tengo toda la eternidad para encontrarle , y le diré: ve? No sabíamos, ahora tenemos mucho tiempo para tratar de entender algo. Creo que Jesús anda por aquella estrella azul, es un muchacho muy simpático, que le cuente…
Pues eso.
Si Dios no existe, tampoco acontece ya que lo que acontece es porque tiene causa y esta causa es cabalmente Dios..no podemos ser nosotros, aún colectivamente, la causa primaria del acontecimiento divino ya que nosotros somos solamente causas contingentes y secundarias, siendo el Ser la Causa Primera esencial que lo fundamenta todo..
La esperanza se encuentra -no en la contingencia de nuestro ser “recibido” – sino en la Persona de Cristo que nos reveló la esperanza en Su Resurrección ya que las cosas de esta vida son efímeras y perecederas. Solo El es la esperanza total.. Y si la materia ha evolucionado es porque porque con la existencia recibió la capacidad de organizarse ya que la materia nunca ha podido “pensarse a sí misma” ni auto-programarse intrínsecamente.. La mesianidad de Jesús nos conduce a liberarnos para siempre de la esclavitud del pecado que es el mal moral que va en aumento en el mundo actual..
La liberación es de la angustia vital por la pérdida de la seguridad de Cristo que nos dice que El es el Camino, la Verdad y la Vida y que “Su yugo es suave y Su carga ligera”. Entonces seremos libres totalmente si seguimos a Jesús de Nazaret en el Evangelio.Un saludo cordialSantiago Hernández
Mi siempre apreciado Santiago, admiro tu fe y no seré yo la que, desde fuera de ti ni de nadie, intente darte otras formas de fe ni de conceptualizar determinados aspectos de la vida. Mi respeto y mi aprecio a tu persona, siempre y por encima de cualquier idea o teoría o teología, etc.
Cuando hablas de tu Dios, nada que decir, para mi sagrado mi respeto, porque como nadie lo ha visto, pues cada cual tiene sus convicciones, que es lo que, al igual que tú, cualquiera hacemos en nuestras manifestaciones públicas, como ocurre en atrio. Yo, ni intento convencer a nadie ni, mucho menos, convertirlo a mis criterios y mis opciones. Simplemente, expreso mi pensar y sentir
Y es lo que voy a hacer ahora con toda la libertad de la que dispongo. A l@s cristian@s se nos ha inoculado, desde que nacemos, que el actor de nuestra “salvación” del pecado (términos muy complejos ambos) es Cristo. Ayer mismo, yo manifestaba que los valores humanos del evangelio son universales en el tiempo y el espacio, es decir, antes de Cristo y después de Cristo en todo ser humano, ya sea creyente de cualquier religión (aunque individualmente haga lo contrario) o en los millones que no creen en ningún Dios. A los humanos nos salvan los valores que Jesús vivió: el amor, la compasión, la solidaridad, la paz, de la justicia, la fraternidad-sororidad, la igualdad de todas las personas, la generosidad, etc. etc. etc., todos ellos, valores propiamente humanos, de toda la humanidad en el amplio sentido de la palabra, porque es lo que nos humaniza y lo que ha hecho posible que la especie no se haya extinguido desde la ausencia de todos estos valores. Quienes hemos nacido y crecido en un ambiente cristiano, le hemos puesto rosto humano a estos valores en Jesús el Galileo, pero sería un sentido que, quienes no conocieron ni antes ni después a Cristo, hayan carecido de la capacidad para vivir estos valores humanos.
La cuestión religiosa cristiana y su concepto Dios y de Cristo, es otro tema, por supuesto, compatible con la vida de millonadas y millonadas de seres humanos que han pasado por este mundo sin Cristo, pero haciendo el bien. Lo contrario, sería un concepto anti-Dios, que elige arbitrariamente, al estilo de los peores humanos, a quienes le parece bien, a sus predilectos, para darles su salvación. Es una forma de hablar, pero que refleja una forma de pensar desde la exclusión de la salvación de la mayoría de la humanidad. Es en este aspecto donde yo, coincido con Manuel Ossa, cuando digo que creo que “Dios acontece” desde dentro de cualquier ser humano. No creo en un Dios cosificado a nuestra medida.
Como siempre, mi cordial abrazo
Perdón. Nota. Donde dice “pero sería un sentido que….”, debe decir “sería un sinsentido”
Gracias por la aclaración..
El sentido en que aparece a primera vista acontecer es como de negación como si “Dios no existe” pero sólo acontece…
Aquí, cómo explicas, su sentido es distinto puesto que en verdad Dios nos infunde el espíritu y con el la tendencia al bien y el rechazo al mal..
Jesús vino a aclarar y revelar al maximo esta ley del amor: en El la revelación del Padre fue total y por los méritos infinitos de Cristo se salvaron los anteriores y los posteriores a Cristo. Ese es el sentido del acontecer de Dios.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
He aquí un buen ejemplo práctico de ecumenismo
Antonio Ll coincidimos esta vez en lo del ecumenismo. Yo creo que Dios es la Verdad Absoluta, razón y sentido de toda existencia. Y todos nosotros desde la prehistoria hemos querido, -por Su gracia infusa- participar en esa Verdad de alguna manera.
Y es que Dios se ha ido revelando gradualmente a nuestra humanidad a través de los siglos y por eso en cada religión existe un destello de la Verdad…hasta llegar a Cristo por quien TODO se hizo y donde se encuentra la Plenitud de la Revelación..Es Cristo, -pero NO es el que nosotros nos fabricamos y reconstruimos a nuestra manera,- sino el Cristo del Evangelio, “el Hijo amado en Quien el Padre se complace”…y que nos guía con certeza -con el carisma de Su Iglesia -hacia Su Reino eterno cumpliendo Sus Mandamientos que son los mismo del Padre..
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Sobre los comentarios que leo en donde se quiere hacer ver que da igual para el ecumenismo mezclar sensibilidades que pensar en términos de unidad real quisiera decir algo muy muy brevemente Lutero en su investigación retrocedió hasta Aristóteles para recuperar de la intelección humana la sensibilidad algo que se mantuvo durante siglos en barbecho aflorando en su contra las ideas platónicas lo tan apreciado por la iglesia católica apostólica y romana. Aristóteles comienza su metafísica diciendo aquello de que “ el ser humano desea por “naturaleza” saber. Al conocimiento, dice, se llega no por excesivos logos, es decir, no por la vía lógica sino por la vía física. Todo lo contrario de la vía platónica y esta abismal diferencia no es tan fácil de conllevar, como al parecer los aquí bienpensantes creen.
Hola M. Luisa, no acabo de entender tu teoría filosófica refiriéndote a los dos filósofos griegos que mencionas, y tampoco sé a qué o a quien te refieres, porque llevamos 35 comentarios y me resulta personalmente saber interpretar lo que dices. Asumiendo, por supuesto, mis limitaciones en tantos aspectos de la vida. Desde luego sí soy bienpensante, pero no llego mucho más lejos.
Un abrazo
No, Ana, no recuerdo haberte leído en tus comentarios ninguna referencia al ecumenismo. Me he referido a los que sí lo han hecho. Además, aparte de que el ratón al escribir me fallaba y no me puntuaba bien, mi comentario está lejos de pretender parecerse a teoría alguna. En él he recordado solo un par de datos filosóficos que pueden encontrarse en los libros y que me han parecido que podrían ir bien para aportar elementos nuevos de comprensión. De lo que sí he hablado siempre aquí hasta el punto de hacerme pesada es de la inteligencia sentiente y creo que con ello podrías haber sacado alguna deducción.
Gracias M. Luisa, por contestarme. Reconozco que yo no me muevo bien en parámetros filosóficos, y sí me manejo mejor en conceptos de “pies en el suelo”. Es decir, aunque estemos de acuerdo en el fondo, las formas de llegar son diferentes, cuestión de forma. Un abrazo cordial
Gracias también a ti Ana por el interés que te has tomado. Precisamente si son los conceptos los que, con ellos, dices, te manejas y con ellos tod@s al fin y al cabo nos manejamos, añado yo, entonces será porque lo real de ellos, su contenido formal, es decir, lo que a ras de suelo les proporciona sentido, habrá que ser cambiado constantemente. Es lo que en filosofía se llama el dinamismo de la realidad o el dinamismo real de las cosas. Si a ello se aviene nuestra mente y volviendo, ahora, en este punto a lo que expresé en mi primer comentario, los conceptos, al albergar ese componente físico y real se van actualizando en el tiempo. Es lo que llamé la vía física y experiencial, en cambio, por vía meramente lógica, de los conceptos solo sobrevive la idea.
¡También, un abrazo sincero para ti!
Aquí un bienpensante que sí se ha referido al ecumenismo.
Es posible que para un filósofo, un teólogo o un erudito universitario sea imprescindible retrotraerse a Platón, a Aristóteles o incluso a Tomás de Aquino o Agustín de Hipona.
Yo tengo la suerte de no ser ninguno de los tres.
¿Significa que no puedo hacer Ecumenismo? Obviamente, si quisiera hacer ecumenismo en una cátedra universitaria o en un tratado sobre fundamentos filosóficos del ecumenismo es muy probable que no pudiera hacerlo.
Pero el ecumenismo no lo hacen los filósofos ni los teólogos ni los eruditos universitarios, lo hacen los creyentes y una sola tarde en Taizé, hablando de Dios con un grupo de creyentes, todos cristianos, de diferentes confesiones y distintas tradiciones, sensibilidades y ptopuestas a vivir y a experimentar es ecumenismo, lo refrende Aristóteles, Platón o el último catedrático de filosofís de la religión de la Universidad de Tubinga (Alemania).
Respeto mucho tu forma de ver las cosas, María Luisa, aunque no te entiende la mayoría de las veces. Las respeto como respetaba mucho a ese catedrático de Electrotecnia Industrial que tenía yo en la Escuela de Ingenieros que sabía más del tema que todos los ingenieros juntos, pero que tenía el aula vacía porque era incapaz de transmitir su infinito conocimiento.
Pero esa forma de ver las cosas, no puede ser la única, ni aunque fuera la más correcta (Que lo desconozco. No estoy a tu nivel) porque cualquier cosa que tenga que ver con Dios debe ser accesible a todas su criaturas y no es accesible para mi (Y eso que algo voy entendiendo, poco pero algo. Imagínate para quien quiere dialogar ecuménicamente con nuestros hermanos protestantes y no ha leido ni a Platón ni a Aristóteles, o como es mi caso, lo hizo hace muchos años por obligación y dejaron de interesarle hace casi tantos años como los que hace que los leyó).
Hay muchas maneras de vivir la Iglesia en clave ecuménica y yo, en mi humilde conocimeinto, aprendí hace años que es más facil respetar a cada uno en su individalidad que forzar una unión que obligatoriamente será artificial y forzada.
Pero eso es solo mi opinión, que está basada exclusivamente en mi experiencia, y que seguramente no avalaría ningún filósofo ni antiguo ni moderno. Y es que a mi me cuesta mucho entender la filosofía, y sin embargo, Dios también habla para mi… si es que habla.
Ya me disculparás Antonio, pero no he podido seguir al completo tu comentario, ya mi perplejidad ha hecho detenerme nada más al empezarlo a leer. Y a esto, de momento, por falta de tiempo, me referiré solamente.
El hecho de que Lutero en su “investigación” se retrotrajese hasta Aristóteles no quiere decir que buscara su aprobación filosófica, sino indagar sobre aquello que la historia lo había silenciado para, precisamente, acomodarlo a sus directrices intencionales. La filosofía no parte nunca de cero, siempre se monta sobre las herramientas que los predecesores de ella dejaron. No se trata de repetir nada ni de imitar a nadie, sino de avanzar en el tiempo sin olvidar el legado histórico que los gigantes del pensamiento dejaron… bien, ya te seguiré leyendo, cuando pueda, hoy me he quedado sin sobremesa!
Yo tampoco busco la aprobacion filosófica de Aristóteles, ni la de Lutero.
Para qe veas lo ecuménico que soy, me retrotraeré a un pensador muy apreciado por los “hermanos separados” (Aunque no estoy seguro de si llegó o no a romper con la Iglesia Católica): Erasmo de Roterdam.
“Sobra teología”
Y en este caso, y para mi, sobra filosofía. Estóy muy lejos de que este a mi alcance. No sobra para gente entendida y erudita como tú. Vuestro papel es hacer toda la filosofía y teología que sea posible, para poder profundizar a fondo en todo ese conocimeinto. Está bien.
Otros, nos conformamos con experimentar lo que la vida nos proporciona y tratar de encontrar ahí a Dios.
Por ejemplo, yo ayer encontré a Dios en un anclaje a una pared de un ascensor con los que trabajo. Un compañero, ante la duda de si iba a ser resistente, por su cuenta y riesgo, puso uno mayor y cuando el jefe le preguntó ¿Por que has hecho eso? El se limitó a contestar: Se suben personas.
Nadie parte nunca de cero. Ni la filosofía, ni la tecnología (Esa menos), ni la ciencia.
Pero sobre todo es el ser humano quien nunca parte de cero. Siempre parte de su experiencia (De Dios y de l@s herman@) y de la de su prójimo.
Y a partir de ahi todo es crecer.
Hola de nuevo, Antonio, veo que Carmen sí me ha sabido interpretar a pesar de lo complicado en que explico las cosas. No obstante, este modo de explicarlas hay que entenderlo no como un capricho, un antojo que a mí se me ocurre, sino más bien por la inexorable complejidad que encierran por sí mismas las cosas.
La verdad, leyéndote, no me das ninguna facilidad. Quedémonos, pues, con esto tan simple que dice el autor del artículo, Manuel Ossa: “Dios no existe, sino que acontece” y acontece, manteniéndonos abiertos a la realidad de las cosas en la que entre ellas estamos y nos encontramos formando parte. No se puede hablar de la realidad sin cosas y, por tanto, tampoco de la realidad de Dios sin ellas. Por supuesto que su realidad es más que las cosas reales, pero no es nada sin ellas.
Es de ahí donde hay que partir sin ningún juicio previo al estilo de Santiago. Naturalmente que la vía no es la del convencimiento, sino la del razonamiento, aquel al cual las cosas nos lleven trascendiéndolas. Y aquí se centra el tema en cuestión, porque no se trata de hacer ecumenismo como dices, sino la de tomar conciencia de nuestro quehacer ecuménico.
Pero es que, probablemente, Carmen esté más preparada que yo para entenderte. Ya sea por conocimientos, por formación, por intereses, por generación. A mi me interesa mucho lo que dice Carmen. Entiende las cosas mejor que muchos de nosotros.
Seguramente es unión de carencia mía y merito de ella.
Pero es que esto de lo que hablamos debería ser accesible a los torpes como yo y a mi siempre me ha pasado, por ejemplo en misa, que cuando el cura se pone estupendo en la homilía, mi portentosa imaginación me lleva a dar un paseo precioso por los cerros de Úbeda ydesconecto de loq ue me cuenta.
Pero para que veas que siempre se puede ser algo más pedagógico, creo haber entendido algo de lo que dices y no estoy en desacuerdo. Afirmas “Dios acontece manteniéndonos abiertos a la realidad en la que entre ellas estamos y nos encontramos formando parte”
No estoy seguro de si quieres decir que Dios acontece cuando hacemos eso o que la forma de “acontecer ” de Dios es esa mantenernos abiertos a la realidad.
Me gusta más la primera interpretacióm: Siempre que nos mantenemos abiertos a la realidad, Dios acontece.
En lo que no estoy de acuerdo es en que la vía sea la del razonamiento. El razonamiento es una de las vías pero no la única.
La Experiencia de Dios establecida fundamentalmente a traves de la Experiencia del Otro o la Otra (Del prójimo), es también una via fundamental para conover la realidad de Dios. O yo lo siento así.
Creo que los místicos estarían de acuerdo (O mas o menos) conmigo.
Por eso sí se trata de hacer el ecumenismo porque solo haciéndolo se es ecuméniso. No se puede ser ecuménico de despacho o de salón (No basta con la fe, que le tendría que decir a la querida Greta), hay que bajarse al barro, al terreno de juego y “hacer”.
Sin ánimo alguno de darle continuidad al asunto déjame, Antonio, aclarar un punto que me parece importante y además celebro que hayas descubierto en él un coincidente atisbo en nuestro pensar.
Dices no estar en desacuerdo con esta frase que seleccionaste de mi comentario anterior el cual empezando por este enunciado sacado del autor “Dios no existe, sino que acontece” … y acontece, añadía yo, manteniéndonos abiertos a la realidad de las cosas…sin embargo dices que aquí te asalta una duda surgida de dos posibles interpretaciones porque lo que sigue, es decir, ese mantenimiento no es que se deba a ninguna apriorística voluntad como creo que piensas atribuírsela a Dios. No, no es así, porque ni de partida lo hemos postulado. Este mantenernos abiertos a la realidad proviene de las cosas mismas que por ser reales mundanalmente nos remiten a la nuestra propia tomando conciencia de sí, lo cual quiere decir que al final de este acontecido recorrer, sí que podemos entonces afirmar lo que en un principio prudentemente nos hemos reservado. Hacer esta distinción que te ha puesto en vilo es fundamental para no confundir Panenteísmo con Panteísmo.
Si algo tienen los valores intrínsecos y explícitos en el evangelio, es que son el precedente de la Declaración de los DDHH, porque son valores universales en el tiempo y en el espacio.
La sociedad cristiana de la época de Lutero y, -en el resto de occidente hasta el Concilio Vaticano II,- sólo conocíamos el Evangelio a través del filtro de lo que a un un clérigo se le ocurría, el Evangelio se nos lo leían en latín. Por eso fue tan importante en Alemania y en otros países protestantes europeos, el que el pueblo pudiera leer el evangelio directamente en su idioma. Y eso hizo del protestantismo una religión más dinámica, menos encorsetada por el clericalismo masculino y patriarcal. Trento enraizó más, si cabe, al catolicismo en la Tradición y los dogmas. La participación del pueblo, que ahora quiere el Papa con la sinodalidad, no ha existido ni existe. La Iglesia luterana habrá caído en otros fallos, -todas las instituciones humanas tenemos limitaciones-, pero este aspecto, desde mi punto de vista, es muy importante. El mismo Francisco se ha manifestado, como un gran problema, contra el clericalismo.
El que la religión católica tenga su fundamento en la teología masculina-patriarcal a través, no sólo de la teología, sino de la exégesis, el Derecho Canónico, la moral etc. Es como un cuerpo amputado, al no tener ni voz ni voto sumando el 50% de las mujeres (en la iglesia aún mayor porcentaje), el 98% o 99% de la población laica.
Nuestro buen amigo Jesús González Gordo ha escrito un artículo muy bueno sobre la Declaración vaticana Dignitas Infinita cuyo enlace adjunto, donde dice entre otra cosas “El Vaticano no puede invocar la Declaración de los DDHH, sin todavía haberlos ratificado y sin aplicarlos en la Iglesia” Hace referencia al sector crítico de este documento cuando dice: “no tiene sentido cuando tenemos delante a una persona a la que se ha asignado -en conformidad con el criterio visual- un sexo biológico que no se corresponde con su manera de afrontar la existencia, de situarse y ser reconocida en el mundo o que, en el extremo, se encuentra en sus antípodas. La binariedad sexual o de género ha dejado de ser una evidencia. Toca cambiar por razones científicas. Y cuanto antes, mejor” González Gordo, RD “La Declaración vaticana cojea escandalosamente cuando se adentra en la cuestión del género“¿Dignidad infinita? Sí, pero menos… (I)
Enhorabuena, Greta a ti y a tu familia. “Quien dice que ama a Dios y no ama al hermano o la hermana, está mintiendo, ¿cómo puede amar a Dios al que no ve?” 1Jn. 4-19,20.
Abrazos
Hola señor Ossa.
La verdad, no sé quién es usted, supongo que algo suyo he leído, bueno, sobre este artículo no hay duda.
Parece usted una persona que escucha.
A ver si entiendo bien. Para mí un paradigma es básicamente un conjunto de ideas, inamovibles, sobre las que se construye, pues algún modelo de lo que sea.
Si eso es así, no hay otra que cambiar algunas ideas acerca de Dios, que se consideran inamovibles. Y eso permitirá cambiar el modelo de, no encuentro la palabra, diría de creencias. O incluso dejar libertad para que cada cual crea en lo que pueda.
Mire, empecé a leer textos de este tema en el año 2010. Libros y esas cosas. Diría que este cambio se está gestando desde hace muchos años. Décadas, incluso me atrevería a decir que casi un siglo. Digo gestando.
Sabe qué? Hay infinidad de personas de a pie, como la que le está escribiendo que están esperando como agua de mayo, que algo así suceda.Tengo 71 años. Soy observadora y hablo con mucha gente. Si a eso le une que mi trabajo ha consistido en ser profesora de secundaria en un colegio religioso durante 41 años, quizás pueda hacerse una idea de lo que digo.
Lo que pienso acerca de todo esto, la expresión más corta que se me ocurre es decirle que el señor José Arregi, escribe la música que suena en mi cabeza. Además, tiene un estilo muy musical escribiendo.
Ahora, leo que esto es como algo nuevo. Discrepo. Esto no nace de un señor o tres, que se sientan y escriben una serie de ocurrencias. No. No es así. Viene de un proceso lento de maduración de una serie de ideas que, a todas luces se han quedado obsoletas. Y si eso piensan personas de a pie, estoy segura de que las que saben de estas cosas, pues claro, saben mucho más. Y profundizan más.
Qué ocurre entonces? Creo que la palabra que mejor se adapta puede ser incertidumbre a lo que pueda pasar con la iglesia católica. Es que, claro. Si se cambia el paradigma, tendrá muchas consecuencias.
Porque lo que no se puede es mantenerse dentro de una serie de ideas y querer que el mundo del cristianismo funcione con otras. Imposible.
Pues esa es mi opinión.
Gracias por leerla, si es que lo hace.
Mucha suerte y , por favor, no se cansen.
Hay muchísimo en juego.
Un saludo y cuídese mucho.
Sí, esa es la idea, M.Luisa, actualizar el mensaje de las Escrituras a la realidad de la vida hoy, de cada época, vivimos en el mundo y crecemos con él, si lo leemos con detenimiento vemos que se identifica con los problemas y con las esperanzas del momento actual, de cada momento de la historia humana. El Evangelio es un mensaje vivo que evoluciona porque nosotros vamos evolucionando y lo entendemos mejor, un mensaje que no excluye a nadie, que acoge e integra, por eso los dogmas y doctrinas son solamente impedimentos y barreras. El Evangelio es vida, habla de la vida, no solo es religioso, político, social … algunos lo entienden solo de una de esas maneras, yo lo entiendo de forma global, en el conjunto de mi vida. La justificación por la fe, no es nada más que vivir según el Evangelio, las buenas obras ya están incluidas. La fe cristiana toma vida propia y se convierte en una fuerza espiritual independiente que se activa desde el interior de la persona, que madura. La profundidad de la exposición de las solas durante la Reforma, la fe bíblica a la que se refirió Lutero tenía que ver con la forma en que el ser humano podría relacionarse con Dios, mucho más profunda que agradando por medios religiosos o morales. Sola Fide resume la verdad de que la fe en Jesús engloba todo lo demás. En mi familia vivimos en el verano unos días bonitos, se casa mi hermana mayor, somos creyentes, mi hermana se casa con otra chica, no lo vemos como un problema sino como una maravilla porque se quieren y tienen un proyecto en común. Les casa mi tía que es Pastor Luterana, ella está contenta aunque tiene unas ideas más tradicionales sobre la unión de mismo sexo, aunque estos matrimonios se celebran desde hace años en Dinamarca. Qué problema hay, si ellas viven el Evangelio en su vida, que no deja de ser un mensaje de Amor. Quizá, ahora que no estoy en España, aunque vuelvo en días, pierdo el vocabulario y escribo peor, cuando estoy allí solo español, y se nota mucho porque lo hablo y escribo muy bien, perdón por la loa, pero cuando solo hablo danés pues no es igual. Por eso quizá no he podido expresarme como quería. Gracias.
No hay ningún problema, a mi juicio, en vivir la fe de la forma que tú la vives. De hecho y probablemente tenemos muchas más cosas en común que diferencias.
lo que no entiendo es esa obsesión en que la fe la vivamos dentro de una confesión luterana y tu aversión a quienes preferimos hacerlo, aunque de forma heterodoxa, dentro de la Iglesia católica.
Fuiste tú quien declaró que con personas como yo no se puede hacer ecumenismo. Declaración muy poco ecuménica, por cierto.
El que un creyente como yo, no comparta postulados propios de la Iglesia Reformada Evangélica, no debería ser ningún problema. Tampoco comparto todo lo que defiende la Iglesia Católica de la que me siento parte.
Y es que los dogmas de fe que defienda cada Iglesia son completamente irrelevantes, a fin de cuenta ni Cristo ni Dios son ni Católicos ni Luteranos, y el día que tú o yo nos veamos delante del Padre para ser acogidos en su casa, a ninguna nos va a pedir el carnet de pertenencia a esta o a aquella Iglesia.
Lo relevante es que tanto tú como yo hablemos abierta y respetuosamente de como nos relacionamos con Dios, porque ambos podremos (Si queremos) aprender uno del otro y así poder creer en Dios en comunion es decir Común-unión entre ambos porque si dos o más personas se reunen en Su nombre, Él se hará presente y ya no será una Común-unión de dos sino de tres.
Y de igual lo que crea cada uno de ellos, incluso que no crea en Dios (No te imaginas lo que uno puede llegar a aprender de un ateo o, mejor aún, de un agnóstico), cada otro podra absorver lo que esté en condiciones de absorver y saldra de esa común-unión mejor que entró.
Vamos que me trae sin cuidado que seas luterana, calvinista o de la Iglesia de la Cienciologia, yo siempre te escucharé y no será una pérdida de tiempo.
Amigo A. Llaguno: Comparto tu reflexión en casi todo lo que dices. La apertura mental es, en mi opinión, uno de los principios que manifiesta Jesús en la parábola del “Venid, benditos”. Según ella, seremos evaluados no por nuestras ideas o creencias, sino por nuestras obras solidarias con los que necesitan ayuda. Jesús no exige ni siquiera que lo conozcan para reconocernos. ¿Cabe más apertura mental? Por nuestra unión en el amor -sin descartar a alguien que presida -sirva a- la Comunidad Fraterna de seguidores- nos reconocerán como cristianos. La unión en el amor solidario es más importante. Por eso, no tiene sentido que los creyentes y seguidores de Jesús de Nazaret se distancien o peleen por ideas, y menos por prejuicios. A veces nos pueden los prejuicios mutuos. La mejor ortodoxia es la ortopraxia, es el testimonio de vida evangélica con obras. Es ir unidos tras Él, aunque antes hayamos dicho no. En esto debemos ser UNO.
Nota: 1. Si me lo permite -yo creo que sí- una referencia a la amiga Greta: En mi opinión, el Evangelio de Jesús -la esencia del Evangelio- no evoluciona, no se transforma, no pasa; lo que evoluciona es nuestro modo de entenderlo-interpretarlo, a veces demasiado “humano”. Pese a todo, hoy entendemos en Mensaje del Reino, al menos en algunos aspectos, mejor que en el pasado…..
2. Aprovecho para enviarle un saludo a Isidoro. Gracias por tu recuerdo.
3. Termino reconociendo -con AD- que las elecciones del próximo domingo a la Comunidad Europea son -y serán- siempre importantes. Los ídolos y las ideas viejas pueden volvernos al pasado. El paradigma viejo siempre está dispuesto a asaltar, si puede, el poder, y a dar marcha atrás. Lo lamentable es que muchos de esos amigos del pasado se declaren “cristianos viejos” que separan y marginan, en vez de unir.
Quería contestar pronto y explayando muchos sentimientos y recuerdos. Pero no me ouedo saltar en directo el debate (a las 10:30) en España sobre unas elecciones que serán muy importantes para España y para toda Europa (incluida también la muy cercana a mí Dinamarca).
Entretanto, Greta y demás, os invito a acompñarme en el debate en directo que podremos comentar en la entrada apropiada que se publicó el sábado:
Ante todo, Greta, muchas felicidades por lo vivido estos días con tu familia en vísperas de la celebración de la boda de tu hermana, serán días bonitos, claro que sí! Con respecto al tema lo explicas muy bien, la fe cristiana no está sometida a ningún dogma ni ha de estar dirigida o mediada por ningún clérigo, evoluciona por sí misma en la persona que la profesa. ¡Un beso y hasta pronto!
Me ha gustado mucho el comentario de ayer del amigo Juan Antonio, especialmente cuando dice:
“Para fundamentar mejor la fe, es preciso cambiar de paradigma: Pasar del paradigma estático, inmutable, irrevisable, al paradigma dinámico, que por hallarse dentro de un proceso de maduración evolutiva se va perfeccionando con el tiempo”.
Pero el paradigma dinámico, es mucho mas complejo, y nuestra mente es corta, y con tendencia automática a ahorrar esfuerzos mentales, que gastan mucha energía y tiempo, y por eso la vida intelectual es una lucha continua, contra los atajos mentales, los latiguillos, los prejuicios sencillitos, y las ocurrencia facilonas, y las ideas de manual, o catecismo.
El dietólogo, Ismael Galancho, nos advierte de que “a los seres humanos nos gusta tener culpables únicos, y nos cuesta aceptar que las cosas son multifactoriales”. Lo que se puede aplicar a todos los problemas del ser humano, y especialmente a la política.
Y también, nuestra pereza y/o cortedad mental, nos impulsa a preferir siempre un modelo estático de las situaciones, cuando en realidad, todo está moviéndose, y es como un río, que el agua de cada momento, ya no está al siguiente. Es claro que es mas fácil cazar un animal que está parado, pero casi siempre está en movimiento y es más difícil apuntar bien.
Por ello, la superación de las contradicciones, que es el patrón estructural general de todos los asuntos humanos, sigue el curso rotativo del yin y el yang.
Dicho patrón, no es un dipolo lineal, tipo soca-tira, sino más bien es un giro continuo de ambos polos alrededor de un centro intermedio, como dos estrellas girando una en pos de la otra.
En el yin y el yang, todo está en un continuo movimiento, como la noche y el día, y por otra parte, en la situación yin, hay un fractal latente y seminal, del yang, y viceversa. Y ese fractal latente, hay que desarrollarlo y dejarlo crecer, hasta que se constituya como una nueva fase.
Por eso la fe y el escepticismo, deben convivir juntos, y no es bueno el aplastamiento de uno por el otro. En esto del pensamiento y de la vida, lo suyo es el mestizaje, y la pureza de sangre, es contraproducente y favorecedor de los sectarismos.
Todo esto viene a cuento, de la clásica división de actitudes humanas entre clásicos y románticos; entre racionalistas, e intuitivos; entre aristotélicos y platónicos; y hasta entre creyentes y escépticos.
Todo en la realidad del Universo, tiene esa estructura dialéctica, de sí pero no, y no pero sí. Pero los modelos sencillitos, racionalistas y moralistas, hipertrofian la Verdad absoluta y fija, y consideran lo contrario, la duda y el escepticismo, como relativismo y tibieza, y como un contravalor repudiable.
Por eso se lleva tan mal la religión tradicional con el racionalismo, a pesar de los intentos bienintencionados.
Porque la religión del humano inteligente y crítico, es un continuo contemplar hipótesis, “podría ser así”, “podría ser asá”, que a continuación hay que atemperar con la realidad de que existe una frontera de obscuridad, en toda una gran región del Cosmos, y que en el fondo no sabemos casi nada a ciencia cierta.
Y que muchas, si no todas las que consideramos “experiencias” sucedidas, no son más que “sensaciones” subjetivas, que en realidad son como agua que se escapa entre los dedos. Por eso, casi siempre, creer, en realidad es querer creer.
Pero la religión tradicional exige aseveraciones absolutas: “Esto es así”, y si te resistes a ellas, se achaca a tibieza, flojera, debilidad de carácter, falta de personalidad, y hasta diría que de “hombría”.
Por eso las confesiones religiosas, llevan una relación muy dialéctica con la madurez de sus miembros. Siguen la regla de oro del buen vendedor de burros, que siempre aconsejaba: “No conviene tener un burro que sea mas listo que tú”.
Vivimos en un modelo moral “taurino”, en el que el buen toro, es el que siempre embiste, sin descanso y sin pensárselo, y si se toma un momento de reflexión y análisis de la situación, y empieza a escarbar la arena, se les considera mansos y sin bravura.
Ese enjuiciamiento es claramente humano e interesado. Desde el punto de vista del toro, el que mas embiste es el mas primitivo y falto de inteligencia. Las batallas hay que repensárselas bien, y el que se mete en todas, es el mas tonto, y acaba siempre mal.
Todas las cosas importantes, no son sencillas. Si te ofrecen una fórmula mágica de la Bomba atómica, que se puede hacer fácilmente, con materiales del Mercadona, desconfía del vendedor de la fórmula mágica.
La verdadera vida buena del humano maduro, es un continuo buen discernimiento, y por ello no es fácil. Y encima por adelantado sabemos, que seguro que nos vamos a equivocar, en algo o en mucho, y lo peor aún, es que nunca sabremos en qué hemos acertado y en qué nos hemos equivocado.
Nos pasa como decía un directivo de una multinacional, sobre la publicidad: “Sabemos que la mitad del dinero que invertimos, no es útil. Lo malo es que no sabemos qué mitad es”.
Solo una reflexión a propósito del espléndido artículo de M. Ossa: “Fe cristiana y… paradigmas”. No entro en gnoseologías, pero sí en ámbitos de la razón y de algo muy importante: las vivencias -instintos?- del corazón, que no marginan la razón sino que hacen evidentes cosas que la sola razón humana no lograría “ver”… A mi juicio, ahí se encuentran las “certezas” más claras que la luz del medio día, que diría Juan de la Cruz.Pues bien, para fundamentar mejor la fe, es preciso cambiar de paradigma: Pasar del paradigma estático, inmutable, irrevisable, al paradigma dinámico, que por hallarse dentro de un proceso de maduración evolutiva se va perfeccionando con el tiempo. El tiempo -y la historia dentro del tiempo- también son aulas de reflexión, de aprendizaje y de aprender a repensar. En suma, son aulas-experiencias de maduración progresiva.
Lo cual nos ayudará a reformular al menos algunos de los principios teóricos de nuestra fe, así como también a reformular en algunos aspectos nuestra visión del hombre y de la mujer, con las consecuencias que conlleva: Reformular una sociedad más humana, sin discriminaciones ni “sábados” o tradiciones que se sobrepongan al ser humano. Con esto estoy admitiendo la necesidad de una reformular una ética con una jerarquía de valores más humana. Ésta es una exigencia fundamental de la fe cristiana evangélica.
Lo que lleva a reformular la visión de la Iglesia y de la religión y de la vida-piedad religiosa, que requiere en primer lugar obras con el prójimo, no doctrinas humanas o devociones… También las devociones deben ser repensadas. El Mensaje del Reino del Dios de Jesús de Nazaret es un programa de obras personales y sociales. Desde un paradigma estático, viejo -al menos en algunos aspectos- no es posible entender bien el Mensaje del Reino.En suma, un paradigma nuevo dinámico obliga a repensar y reformular en la Iglesia y en la sociedad muchas cosas pensadas con un paradigma estático. Si presentamos el Reino con un paradigma estático, lo ofrecemos-serviremos en odres viejos, que no aceptaba Jesús de Nazaret. ¡Odres nuevos, para servir! Esta es la cuestión -una de las cuestiones- y el problema, nuestro gran y viejo problema, que no nos deja Renacer.
He leído y releído todos vuestros comentarios, con mucho interés, porque he aprendido mucho de vosotros.Os estoy muy agradecido y veremos de seguir profundizando en este saber y no-saber en la búsqueda y construcción de una historia social más humana, donde al menos no se puedan volver a repetir crímenes como los del siglo pasado en los campos de concentración y en Hiroshima-Nagasaki y los de ahora en Gaza y Rapha…
En mi opinión, los cristianos no debemos vivir fuera del mundo, sino en el mundo, asumiendo nuestra mayoría de edad, vivir como personas capaces de enfrentarnos a la vida sin Dios, en un mundo sin Dios, pero teniendo a Dios, olvidarnos de magias, plegarias, ritos y sacramentos, ni en buscar en Dios un paraguas que nos proteja de cualquier inclemencia, somos libres, responsables y racionales. El culto a los infinito debería ser unión a lo infinito. Vivir un éxtasis, no tanto místico como humano junto a nuestros semejantes. La Biblia siempre me ayuda, no como la palabra de Dios sino como el testimonio humano de la revelación divina, con los prejuicios y errores de su tiempo. Y a la iglesia la consideró una comunidad no una institución.
…
Para mi, leer un texto tan sencillo de entender sobre un tema tan complejo es siepre una satisfacción personal, pero si además lo acompañan comentarios tan interesantes como los de Leandro y en especial el de Ana, es aún más satisfactorio.
No si era intencionada la cita o salió por casualidad. Da igual, pero cuando Ana afirma “Y, como a Dios, nadie lo ha visto, pues que el sujeto decidirá según su entender, siempre subjetivo, por supuesto” y lo comparo con Jn 1, 18 (“A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo único, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.”), pues creo que no vamos tan alejados.
Para mi, y me pasa como al Leandro del primer comentario, que necesito leerlo más veces para sacarle todo el jugo; sin embargo, me ha traído a colación una reflexión que vengo haciéndome desde hace algunos años y que cada día toma más relevancia en mi creencia personal más íntima.
Nunca tendré la certeza de que Dios existe y de como és. No lo que llamamos certeza en este mundo super cientíico.
Y acostumbrarme a esa incertidumbre del “No Saber” es una tarea compleja a la que dedicar mucho tiempo de mi futura vida.
Pero ese “No Saber”, no quiere decir “No Intuir”, yo diría más aún, ese “No Saber” no quiere deir “No Conocer” (O algo así). Y el problema aquí es el mismo que Manuel señala que tuvieron los apóstoles: Me faltan las palabras. las herramientas fundamentales para describir lo que hay en mi cabeza.
Soy consciente de que nunca podre asegurar la existencia de Dios, como puedo asegurar la existencia de mis perros. Y me da igual lo que diga la Ciencia o la Filosofía sobre lo que es existencia y realidad: Yo SÉ que mis perros son reales y que existen, pero esa interacción que me permite asegurar eso de mis perretes, es independiente de lo que sea la realidad y la existencia.
Sn embargo Dios (Sea lo que sea Dios) no se comporta como mis perretes, no hace evidente su existencia o su SER.
Por eso, no me queda más remedio (Había comenzado este comentario hablando en plural pero he cambiado; solo puedo hablar en primera persona del singular), que confiar en mi intuición (¿Ser como niño?) y en la de los demás. Solo así conoceré a Dios, si es que existe.
Confiar. Que palabra tan interesante. ¿Quién sabe si lo que nos falta es eso: Confiar? Confiar es “Fiar Con” es decir (Y tiro de la RAE) “esperar con firmeza o seguridad algo grato” y hacerlo CON. Es decir, no es sólo individual (Puesto que la esperanza o es individual o no es esperanza) sino que es colectiva, requiere la confrontación, el encuentro. Solo así podemos conocer a Dios: “Con-fiando”
Y dejo las reflexiones académicas a quienes estén preparados para realizarlas. Prometo leer las que lleguen a mis manos (Si son de Leandro o de este, recién descubierto, Manuel Ossa, más aún, prometo tratar de entenderlas) pero siempre en “Con-Fianza”. Esperando (Que bonita es la palabra “Esperanza”) que Dios salga a mi encuentro y llegue un día y se muestre. Aunque esa muestra acontezca a traves de otros, porque quizás sea la única manera de que pueda acontecer.
¿Quién sabe? Lo mismo se está mostrando ahora.
Y creo positivamente que esa falta de certeza y de con-fianza es lo que nos ha llevado a esas religiones estructuradas entorno a una verdad inamovible, única y eterna con que nos desayunamos hoy en día (Y con las que lleva la Humanidad desayunando desde que la Humanidad existe. Porque como mis perretes, la Humanidad existe.
Cada día me interesan menos y cada día tiendo a pensar que un signo importante para saber si una religión es falsa es que afirme estar en posesión de la Verdad. y si no es adecuada la palabra “Falsa”, por lo menos si diré que no me interesa lo que tenga que proponerme.
Tengo mucha compasión por quienes se aferran al fanatismo por miedo irrefrenable a vivir en una incertidumbre con-fiada. Nunca serán felices (O mejor dicho, yo nunca sería feliz así), simplemente vivirán drogados, igual que un heroinómano se mete un chute de droga, aunque en este caso sea un chute de fanatismo.
Todas las personas nacemos en un contexto social y religioso concreto, ahí crecemos y nos educan. Durante muchos años (algun@s toda la vida) no nos planteamos otra cosa que no sea lo que siempre hemos visto y creído.
Y, a partir de un momento, con la madurez, solemos hacernos preguntas sobre el sentido de la vida y los acontecimientos , teniendo opciones diferentes Como dice el autor de este artículo: “Sólo un sujeto cuya razón se haya liberado de todo vínculo con el objeto es capaz de alcanzar la objetividad y proclamar que un juicio es verdadero.” ¿Objetividad? ¿verdadero? Ahí dejo las preguntas con fáciles respuestas. Y, como a Dios, nadie lo ha visto, pues que el sujeto decidirá según su entender, siempre subjetivo, por supuesto. En lo que se refiere a Dios, no existe, hasta el momento, nadie que tenga una respuesta universal que sea aceptada por todos los seres humanos.
Sí es más asequible a la razón, objetivar (no ponerse de acuerdo) el análisis de las religiones, porque son hechos sociales que están al alcance de cualquiera. Y en atrio hemos hablado mucho de la religión católica y de la Iglesia, fundamentada en un dios que unos hombres han creado a su imagen y semejanza, y, nos lo han presentado como si en un vis a vis le hubiese dicho el programa que ha elaborado para el resto de seres humanos. Sobre pecados y virtudes como, por ejemplo el temor de Dios…, a partir de ahí, pues “sálvese quien pueda”, con fe en lo que ellos nos han dicho y nos dicen, es lo que llamamos teología: nacemos pecadores, Dios envía a la cruz a su hijo para redimirnos, resucita para que creamos que eso es posible, viene (de fuera) el Espíritu Santo, inunda de gracia a unos pero no a otros, sube ¿¿?? al cielo ante sus apóstoles y, ya allí, se nos dice que Dios son tres personas. Terminado este ciclo litúrgico, entramos en el tiempo, llamado, ordinario, es decir, dedicar dicho tiempo litúrgico a leer la vida humana de Jesús-hombre, pero como una cosa secundaria (ordinaria…!!!, porque el tiempo litúrgico FUERTE-IMPORTANTE ha sido: Pasión, Resurrección, Ascensión, Pentecostés y la Sma. Trinidad.
O sea, repito la frase de Manuel Ossa, ““Sólo un sujeto cuya razón se haya liberado de todo vínculo con el objeto es capaz de alcanzar la objetividad y proclamar que un juicio es verdadero.” Somos polvo y volveremos a serlo cuando nos llegue el momento. Hasta entonces, quienes puedan, desde un cerebro sano y saludable, que haga el bien que es lo que se dice de Jesús, “pasó haciendo el bien”, siendo creyente en la religión que crea, o agnóstico o ateo. Creo que esto sí da sentido a la vida a todo el mundo. Lo demás, son opciones personales a respetar, aunque muchas creencias no tengan nada de respetables.
Yo he vivido (supongo que no estaba sola) la mayor parte de mi vida torturada por un dios que, decían, me amaba mucho cuando la vida me resultaba favorable, pero cuando no era así, también se debía a su voluntad “porque Dios lo ha querido”, y que rezase para que fuese bueno conmigo y con mi familia, etc. etc., es decir, siempre en “manos de Dios”, un dios ajeno a mi voluntad y, por eso, se nos decía que estábamos en sus manos. Podía escribir un “Espasa” de vivencias personales, hasta que, muy lentamente, mi razón fue liberando de tantos fantasmas torturadores. Antes de llegar ese momento, las, noches oscuras, a montones, buceando en “mares y océanos” para soltar una pesada mochila que me habían inyectado las circunstancias de la vida que me tocó vivir. Ahora, estoy en paz…, con mi opción razonada, equivocada o no para los demás., pero válida para mí. Un dios, no puede ser el dueño del bien y del mal que a mí me pase en la vida. Como dice el autor de este artículo “que para mí, Dios no existe, sino que acontece. Hay Dios cuando hay dos o tres reunidos en amor y esperanza para esta vida”
Paz y bien a todos y a todas.
Hola Ana, paisana zamorana,
Hace tiempo que deje de intervenir en Atrio, pero de vez en cuando leo comentarios, y me gusta este último tuyo, sobre todo el final, con el que coincido con lo que expresas, seguramente coincidiremos muchos. Gracias por tu sincero testimonio.
Un abrazo.
Hola Micael, paisano, te echaba en falta. Me alegra coincidir contigo en un tema tan personal. Un fuerte abrazo.
Gracias Antonio. Pero estoy muy cansada de todo esto. No te puedes imaginar. Muy , muy cansada.Ahora leo, así por encima, y me encuentro con el gran descubrimiento que dice no sé quién, que la clave está en que Dios Está.Y me he acordado las veces que he dicho aquí, es que no sé lo que es, pero sí se dónde está. Como dijo aquella alumna, dios está en todo lo bonito. Una clase de ciudadanía. Como los críos sabían que podían hablar, porque la profesora era la primera interesada en mi decir ni mu, no veas.Niños entre 12 y catorce años. Algunos quince, bueno, bastantes. Muy pocos dieciséis.Y nadie les escucha. Ahora muchos ya tendrán treinta, cuarenta años.Y leo a los grandes autores escribir y escribir y , me resulta muy pesado leerles.
Veo la mayoría de las reflexiones tan académicas que mucho me temo no nos sirvan para nada. Me refiero a nosotros, los de abajo. Los del pueblo. La base de la pirámide. Y si somos mujeres, pues o sea, ya lo has visto aquí.Un cansancio infinito. Estoy mayor. Me siento mayor. Aunque la gente diga lo que quiera decir, me siento cansada. Muy cansada.
A veces me pregunto si todo mi esfuerzo a lo largo de mi vida ha servido para algo. Bueno, para dejar un buen recuerdo en mis críos, sí. No sé si para algo más.No se puede ir contracorriente. Te cansas y, al final, la corriente te vence. Y te das cuenta de que quizás ha llegado el momento de dejarte llevar.
La vida no es fácil para nadie, pero para las mujeres que no se adaptan a determinados estereotipos, uf. Tremenda.En fin Gracias por tu comentario. Al final vamos a llegar a un entendimiento. Tiene su gracia.Cuidate mucho.
Dice Manuel Ossa: “Creer en Jesús-mesías, es tomar conciencia de una fuerza mesiánica – es decir, capaz de emancipar y liberar las conciencias”, y esa para mí, es una idea seminal para comprender, la misión de Jesús.
Hola Isidoro!
¿Qué sería una “idea seminal”?
¿Su valoración y ubicación en el sistema del conocer y del pensar?
¿Un ‘principio’?
¿Un ‘primer principio’?
¿Un ‘axioma’?
¿Una ‘fe’ o ‘creencia’?
Etcetera
Te escucho – Gracias
¿Qué sería una “idea seminal” …
… en el sistema concreto de la ‘vida humana’?
Gracias!
Esa fuerza mesiánica, no es un concepto poético o simbólico, sino es una gran fuerza psíquica real, de características psicoides, (esto es, dotada de poderes parapsicológicos), impulsora del despliegue y desarrollo final de la naturaleza humana plena, que actualmente tenemos plegada y en forma larvada e imperfecta.
Yo, como mi cosmovisión gira alrededor del “espíritu” personal, donde tenemos grabada la estrategia necesaria para la supervivencia de la humanidad, en esta segunda y última fase de su historia, pienso que esa fuerza mesiánica, radica dormida en ese “espíritu” personal de cada humano, a la espera de que algo”, la despierte como a Lázaro, y la despliegue y la ondee, como la verdadera bandera humana.
Necesitamos urgentemente, encontrar el mecanismo de despliegue de esa fuerza mesiánica, ese “algo”, esa gran “palanca” que mueva el mundo, que buscamos ansiosamente y no encontramos.
El “espíritu” personal, que es un gran cluster de programas neurológicos superiores, que hemos recibido en nuestra última evolución emergente, y nos ha constituido como humanos, es como un gran arcón llenos de joyas extraordinarias, y muchas de ellas, “milagrosas”, dotadas con una energía psicológica maravillosa, (“gracia”), capaz de realizar auténticos milagros. Lo malo, es que muchas de estas joyas, están sin activar, y no sabemos cómo hacerlo.
Sigue diciendo Manuel Ossa: “El símbolo de la “resurrección” se está de alguna manera gestando en la tarea fatigosa e interminable de humanizar una sociedad de enemigos, para cambiarla y transformarla en una de hermanos”.
Sigue diciendo Manuel: “Pablo vio que el tiempo mesiánico acontecía “en el tiempo de ahora”, y no en un tiempo (xrónos) escatológico, al final de los tiempos”.
Pero Manuel advierte también: “Ni Jesús, ni sus discípulos disponían del instrumentario verbal adecuado para referirse a ellas en términos que dieran cuenta cabal de la novedad de su experiencia.
Su experiencia era única e inédita, pero fue “editada”, por así decirlo, en imágenes y palabras que todavía traían el lastre de las viejas relaciones humanas que, sin embargo, esa experiencia nueva quería suplantar”.
Por ello, nos toca actuar, ahora que, en estos actuales tiempos escatológicos al final de los tiempos, en que vivimos, ya disponemos de ese imaginario verbal, para enunciar la nueva situación sofisticada y compleja en que se halla la Humanidad, y en la que es imprescindible poner en marcha el nuevo enfoque mesiánico de Jesús.
A nosotros nos corresponde, desmontar y deconstruir el “espíritu” humano, y haciendo algo asi, como “ingeniería inversa”, para averiguar cómo funciona realmente, y para llegar a poder activar todos sus mecanismos maravillosos dormidos, para explotarlos y aprovecharlos total y eficazmente.
Por ello, auguro que en este Tercer Milenio, se generará una nueva rama de la Ciencia, que será la Ciencia del “espíritu” personal, desde un enfoque científico y materialista, (la santa materia de Teilhard), y neurológico, y entonces empezaremos a conocer las extraordinarias posibilidades reales y no metafóricas, que contiene enterradas dentro.
Nueva rama de la Ciencia psicológica, que tuvo como precursores a Jung, Maslow, Wilber, y muchos otros, y que posiblemente se verá impulsada por la inminente I.A. que puede ser de gran utilidad para su desarrollo, pues como dice Francisco Traver, “la I.A. no solo nos va a ahorrar mucho trabajo, sino que vamos a aprender mucho de nuestro cerebro observando la simulación, el trabajo de la propia IA, es decir que nos va a ayudar a comprender cuestiones de nuestra propia inteligencia que no conocemos”.
Cuando dispongamos de esa nueva Arca de la Alianza, con toda la energía mesiánica que contiene en su interior, derribaremos todas las montañas del egoísmo, y de la cortedad de miras, y la humanidad al fin podrá ejercer su verdadera naturaleza, maravilla que solo unos pocos privilegiados de seres auto-realizados, con Jesús a la cabeza, han disfrutado en la historia de la Humanidad.
Muy de acuerdo estoy en toda esta reflexión del autor que, en su larga búsqueda puede decir al final que Dios no existe sino que acontece. El haber, el estar, la realidad es anterior al “ser”. No se trata, como subraya el propio autor, de ontología sino de metafísica pero no de la “general” sino de una metafísica fisicamente responsable. No es una búsqueda de sentido echando mano de cosas que no “hay”, o por decirlo más llanamente:explicar lo que existe con lo que no existe en una sofisticación entre teólogos que no buscan sino reproducir la casta mediante nepotismo y redes clientelares. La realidad no se deja atenazar. Todo lo contrario. De ahí los cambios, los paradigmas, las transformaciones para así actualizarla en las cosas presentes del día a día en las que entre ellas estamos.
No todas las personas buscan en los mismos sitios, llámese libros , si se quiere. Ni habla con las mismas personas. Ni piensa igual. Ni siente igual. Ni espera lo mismo Por eso creo que cerrar la idea de Dios, atraparlo en una religión, no sé si es buena idea. He leído a algunos señores que cita. Y, sabrá mil cosas relacionadas con este tema. Personalmente estoy en esa línea. Digo línea. Me gusta. Me siento cómoda dentro de ella. Incluso, a veces, pienso cuando leo algún libro: este señor escribe para mí, para gente como yo. Hay autores que ya ni hace falta que los lea. Es curioso. Pienso tal cual. Con marices, claro.En fin. Que cada cual resuelva, si es que le interesa el tema.No voy a volver a decir lo de siempre. El problema lo tienen los jóvenes. No saben nada de este mundo y lo que conocen por cultura cristiana, diría que no les convence. Hay muchas cosas que no están dispuestos a aceptar.
A lo mejor les gusta la linea del nuevo santo, influencer de 15 años. Apostaría a que a una chica muy mona, monísima, y de muy buenasss familias, la declararán santa súbita.Es lo que toca ahora.No entendía , no entiendo y jamás entenderé, nunca, cómo es posible que este mundo este oculto para la gente de a pie. Como yo. Pero no todos son tan cabezones como aquí, la niña del cuento del emperador. Supongo que gracias a Dios. Y seguí y seguí y… aquí estoy, con ustedes. Y habiendo leído a autores que ni se imaginan . Por qué no se conoce todo esto?
Las noticias que saltan son que a unas monjas les parece que desde Pío XII, atención, recuerdan ? Yo sí. Pues la noticia es que hay que volver a antes del concilio vaticano segundo. O que un grupo musical da conciertos de canciones religiosas. A mí me gusta el góspel , pero, no sé…un poquito más de información, no vendría mal.
En fin.Esto es lo que hay.
Creo que son muy acertados tus comentarios, Carmen, porque siempre los haces, como estos a Manuel Ossa, desde tu propio saber y sentir, no desde teorías o autoridades magisteriales. En todo caso, sirven libros o artículos que te hagan exclamar: “eso está escrito para mí, para gente como yo, es lo que habría escrito yo..” Por ejemplo cuando dice Manuel: “para mí, Dios no existe, sino que acontece. Hay Dios cuando hay dos o tres reunidos en amor y esperanza para esta vida”.
Ojalá que los comentarios futuros en ATRIO, en este y en otros post, vayan siempre sobre los ecos vivenciales que despiertan las palabras o expresiones de otros, no desde disputas teóricas de filosofía de la ciencia, como las diferentes gnoseologías de Popper, Lakatos o Zubiri.
Me gustaría ir ofreciendo las luces que voy encontrando en otros amigos con los que más me comunico (leyéndolos a corazón abierto, Légaut y Grothendieck) que alguienes tendrán que trasmitir un día a los jóvenes. Por ejemplo:
Dios, pregunta del hombre, que adquiere conciencia de sí… Pregunta que no soporta respuesta verdadera pero que, sin cesar, sugiere alguna cuando permanece viva (Légaut, Plegarias de Hombre;1987)
En 1945, en los Vosgos, aconteció la plenitud de Dios, como en el Calvario, con el fusilamiento del soldado Slovik por desertor. (Grothendieck, La Llave de los sueños, pp. 782-796).
Sobre este último acontecimiento estoy preparando algo que no acabo de parir…
Buena reflexión del autor (aunque me gustan los artículos más cortos) y del profesor Sequeiros
Desde mi lugar epistemológico, que es cercano a Kuhn y a Lakatos, hay unas cuestiones previas que hay que clarificar. Y sobre todo, hay un significado de conceptos que hay que consensuar: Consensos epistemológicos antes de tender puentes.
Muchos amigos que han leído alguno de estos libros me han preguntado por mi opinión personal. Los he estudiado críticamente con interés. Pero dar una respuesta a su pregunta no es fácil. Reconozco que estoy de acuerdo en muchas cosas y en desacuerdo en otras. Es una excelente ocasión para tender puentes de diálogo entre ciencia y religión, tal como sugería el profesor Antonio Fernández Rañada en la última edición (2016) de Los científicos y Dios (Trotta, Madrid) utilizando la filosofía de la ciencia como lenguaje común.
Por ello, previo a un proceso de tender puentes de diálogo entre ciencia y religión, es necesario llegar a acuerdos sobre los lenguajes que se van a usar en ese diálogo. Posiblemente, cada una de las partes domina un lenguaje que utilizar para formalizar sus argumentos. Pero podría ser que la contraparte en el diálogo no utilice la misma gramática epistemológica.
Esto justifica la necesidad de darse a conocer, previamente, las gramáticas epistemológicas propias en las que se envuelven verbalmente los argumentos. Esto implica, al menos desde mi punto de vista, que los participantes en el diálogo deban consensuar, o al menos explicitar para que todos sepan el contexto lingüístico y epistemológico en el que se construye la mente de cada uno de los participantes.
Desde mi punto de vista, hay cuestiones filosóficas, que se formulan como preguntas, previas entre ambas posturas para intentar tender puentes:
Qué es lo que se entiende por REALIDAD
Qué queremos decir con la palabra CONOCIMIENTO
Qué es lo que se entiende por la VERDAD
Cómo llegar a establecer afirmaciones UNIVERSALES: el problema del método científico
Qué es lo que entendemos por DIOS
Si se asumen las posiciones de cada uno a estas cuestiones (aunque no haya acuerdo, (si hay conocimiento mutuo de las herramientas mentales que usamos), estaremos en disposición de tender puentes, dialogar y tal vez llegar a encuentros y consensos.
A modo de anécdota (que puede ser clarificadora) el presidente del gobierno de España, en una entrevista el 20 de enero, declaraba que “la verdad es la realidad”. Pero ¿qué es lo que entendía por “verdad” y qué es lo que entendía por “realidad”? La prensa comentaba que Sánchez parecía seguir los dictados aristotélico-tomistas que la “la verdad es la adecuación entre nuestro entendimiento con la realidad” [Veritas consistit in adaequatione intellectus et rei, sicut supra dictum est (S.Th. I, q. 16, a. 1). Intellectus autem qui est causa rei, comparatur ad ipsam sicut regula et mensura, e converso autem est de intellectu qui accipit scientiam a rebus. Quando igitur res sunt mensura et regula intellectus, veritas consistit in hoc, quod intellectus adaequatur rei, ut in nobis accidit, ex eo enim quod res est vel non est, opinio nostra et oratio vera vel falsa est. <small>
La verdad consiste en equiparar el entendimiento y la realidad, como ya se dijo (S.Th. 1, q. 16, a. 1). Ahora bien, el entendimiento, que es causa de una cosa, se le compara como regla y medida; Por lo tanto, cuando las cosas son medida y regla del entendimiento, la verdad consiste en que el entendimiento es igual a la cosa, como sucede en nosotros, porque de lo que es o no es una cosa, nuestra opinión y nuestra palabra son verdaderas. o falso. ]
1. Qué es lo que se entiende por REALIDAD
En el extenso mundo de la filosofía, las reflexiones sobre qué es real, qué es la realidad, ocupa un extenso campo en las páginas de muchos filósofos. La realidad (del latín realitas y este de res, «cosa») es el término lingüístico que expresa el concepto abstracto de lo real. No es fácil consensuar una definición de “realidad” y menos aún llegar a acuerdos sobre la capacidad del ser humano para acceder al conocimiento de la “realidad”.Se puede decir que la realidad es la suma o agregado de todo lo que es real o existente dentro de un sistema, en contraposición a lo que es solo imaginario. El término también se usa para referirse al estado ontológico de las cosas, lo que indica su existencia. En términos físicos, la realidad es la totalidad de un sistema, conocido y desconocido.Las cuestiones filosóficas sobre la naturaleza de la realidad o la existencia o el ser se consideran bajo la rúbrica de la ontología, que es una rama importante de la metafísica en la tradición filosófica occidental. Las preguntas ontológicas también aparecen en varias ramas de la filosofía, incluida la filosofía de la ciencia, la filosofía de la religión, la filosofía de las matemáticas y la lógica filosófica.
Estos incluyen preguntas sobre si solo los objetos físicos son reales (es decir, el fisicalismo), si la realidad es fundamentalmente inmaterial (por ejemplo, el idealismo), si existen entidades hipotéticas no observables postuladas por teorías científicas, si Dios existe, si existen números y otros objetos abstractos, y si existen otros mundos posibles.
En la filosofía clásica y tradicional la realidad ha sido considerada en estrecha relación con los conceptos de esencia y existencia. De esta forma el Ens Realissimum se ha concebido de un modo trascendente, fuera del mundo de la experiencia, como el ser cuya esencia implica su propia existencia. De tal forma que sería el Ser Único propiamente dicho real, Necesario e infinitamente perfecto del que, como origen y principio surge todo lo demás. Tal es el fundamento del llamado argumento ontológico. Se postula un Ser Necesario que, visto desde el punto de vista religioso, sirve de fundamento racional para el concepto de Dios. Este es el contexto de la argumentación de los tres libros citados más arriba.
Pero muchas corrientes filosóficas (sobre todo en la época de la modernidad, con Descartes, Hume, el racionalismo y el empirismo y luego Inmanuel Kant) han puesto en cuestión estas argumentaciones. Más modernamente, los neopositivistas negaron de raíz el contenido significativo de cualquier expresión sobre lo real y la realidad. Tal pretensión es, según ellos un pseudoproblema.Un laudable intento de articular una visión moderna de la esencia de la realidad, con la posibilidad de la metafísica y de la existencia de Dios, se debe a Xavier Zubiri. Para Zubiri la realidad se nos manifiesta y es conocida en aprehensión de realidad. Pero no es lo mismo conocer «por aprehensión» que conocer «en aprehensión» para no caer en el idealismo.Posiblemente, en el diálogo con los autores de los libros citados, haya discrepancias sobre el modo de entender qué es lo real y la realidad, pero esa diferencia no debe impedir la posibilidad de un diálogo.
2. Qué queremos decir con la palabra CONOCIMIENTOLos autores de estos libros y quien esto escribe coincidimos en rechazar la postura que se suele conocer como cientificismo o cientismo: la postura de aquellos científicos y filósofos que defienden que la única vía para un conocimiento fiable de la realidad es la ciencia. Y que el método científico es el único camino para inferir afirmaciones de carácter universal sobre los fenómenos naturales y sociales.Sin embargo, hay muy diversos modos de entender lo que es el “conocimiento” (cuáles son los límites del conocimiento humano, qué objetividad tiene el conocimiento humano, qué valor tienen los sentidos para la adquisición del conocimiento.
El conocimiento es la familiaridad, la conciencia o la comprensión de alguien o de algo, como pueden ser los hechos (conocimiento descriptivo), las habilidades (conocimiento procedimental) o los objetos (conocimiento por familiaridad). En la mayoría de los casos, el conocimiento puede adquirirse de muchas maneras y a partir de muchas fuentes, como la percepción, la razón, la memoria, el testimonio, la investigación científica, la educación y la práctica. El estudio filosófico del conocimiento se denomina epistemología.
El término “conocimiento” puede referirse a la comprensión teórica o práctica de un tema. Puede ser implícito (como la habilidad práctica o la pericia) o explícito (como la comprensión teórica de un tema); formal o informal; sistemático o particular. Los filósofos debaten sobre el realismo y el idealismo, sobre el racionalismo y el empirismo, sobre la objetividad y la subjetividad.En el fondo, la gran pregunta es: ¿es posible un conocimiento humano objetivo, fiable, comunicable, socialmente aceptado sobre la realidad? ¿Es posible al humano poseer la VERDAD? ¿Podemos los humanos tener CERTEZAS? ¿Es el conocimiento “científico” el único que da certezas sobre la realidad objetiva? ¿Es el conocimiento humano “desinteresado”? ¿hay intereses ocultos en la búsqueda de la verdad?Esto implica que, cuando intentamos tender puentes entre ciencia y religión, hemos de tener muy claro por ambas partes cuál es la escuela de filosofía del conocimiento que cada una de las partes mantiene. Y los que dialogan deben conocer el punto de vista gnoseológico de cada parte para saber que herramientas conceptuales maneja.
3. Qué es lo que se entiende por la VERDADEn el diálogo entre ciencia y religión es necesario preguntarse: ¿qué es lo que cada uno de los participantes entiende por “verdad”? Los humanos cuando emitimos una opinión tenemos la pretensión de afirmar que esta es la “verdad”. Hemos aludido a que el presidente del gobierno afirmó recientemente: “la verdad es la realidad”. Y ya hemos discutido que no es tal claro qué es lo que se entiende en filosofía por “realidad”. Y los filósofos suelen diferenciar casi un centenar de definiciones de “verdad”, como muestran los profesores J. A. Nicolás y M. J. Frapolli en sus numerosas publicaciones.
Estas son las teorías sobre la verdad más difundidas: Un autor clásico (Keller) sistematiza las diferentes “teorías” sobre la verdad.La teoría de la adecuación: son las clásicas. Es la concepción más influyente desde Aristóteles hasta el También llamada de la correspondencia entre el intelecto y la cosa. Es la que recoge Santo Tomás y ha pasado a la filosofía escolástica. Tiene la ventaja de que con ella se explican los dos significados de “verdadero“: “verdadero amigo” y “democracia verdadera”. Tal hombre responde a la idea que nosotros nos hacemos de un amigo; y la sociedad coincide con la concepción que tenemos de democracia. Es lo que se llama “verdad objetiva”. Este concepto está presente en Platón y en Heidegger. Supone una capacidad nuestra para conocer objetivamente y que el objeto está fijo. Pero hay otras:Teorías de la verdad de orientación lingüístico-analítica: La verdad como una propiedad de las creaciones lingüísticas. La más influyente de estas teorías es la teoria semántica de la verdad, presentada por el lógico polaco A. Tarski. Es la verdad del sentido semántico.Teorías de la coherencia: “la verdad en una afirmación consiste en dejarse encajar sin contradicción en el conjunto de afirmaciones de un sistema”. Aparece en el siglo XIX en la filosofía idealista y luego en la posición filosófica contrapuesta del Círculo de Bertrand Russell (1872-1970) ha formulado objeciones a esta concepción (ver Keller).Teorias pragmáticas de la Verdad y la teoría del consenso: “Es verdadero lo que aprovecha”. Es la argumentación de W. James (1842-1910). Se afirma a Dios porque de ello se siguen cosas buenas para la persona. Para los del consenso, es verdadera la afirmación que aceptan y reconocen todos los interlocutores Pero ¿quién decide lo que ha de ser razonable?En el fondo, la gran pregunta es: ¿es posible un conocimiento humano objetivo, fiable, comunicable, socialmente aceptado sobre la realidad? ¿Es posible al humano poseer la VERDAD? ¿Podemos los humanos tener CERTEZAS? ¿Es el conocimiento “científico” el único que da certezas sobre la realidad objetiva? ¿Es el conocimiento humano “desinteresado”? ¿hay intereses ocultos en la búsqueda de la verdad?Para tender puentes entre ciencia y religión, es necesario saber la postura de cada uno de los que dialogan. No se trata de rebatir, sino de respetar las herramientas epistemológicas que tenemos. Pues con el uso de esas herramientas, accedemos al saber humano.
4. Cómo llegar a establecer afirmaciones UNIVERSALES: el problema del método científicoPara poder tender puentes entre ciencia y religión, los participantes deben conocer qué postura epistemológica mantienen los participantes. No se trata de rebatir sino de conocer sus herramientas conceptuales.
Saber dónde cada uno se sitúa epistemológicamente es esencial para poder tener un lenguaje común de diálogo. El método científico es un camino intelectual, un itinerario, una metodología para obtener nuevos conocimientos sobre la realidad, que ha caracterizado históricamente a las ciencias y que se inicia con la observación sistemática, la medición, la emisión de hipótesis y su contrastación.
Las principales características de un método científico válido son la falsabilidad (según Popper) y la posibilidad de reproducir el proceso y repetir los resultados. Algunos tipos de técnicas o metodologías utilizadas son la deducción, la inducción, la inferencia, y la predicción, entre otras.El método científico abarca las prácticas aceptadas por la comunidad científica como válidas a la hora de exponer y confirmar sus teorías. Las reglas y principios del método científico buscan minimizar la influencia de la subjetividad del científico en su trabajo, reforzando así la validez de los resultados y, por ende, del conocimiento obtenido.Afirmamos que no existe un único modelo de método científico. El científico puede usar métodos definitorios, clasificatorios, estadísticos, empírico-analíticos, hipotéticos-deductivos, entre otros. Se puede decir – frente a las posturas reduccionistas – que existe un polimorfismo epistemológico. Cada ciencia, y aun cada tipo de investigación concreta, puede requerir un modelo propio de método científico.En las ciencias empíricas no es posible la total verificación (como defendía el Círculo de Viena). Es decir, no existe el «conocimiento perfecto» o «probado». Cada teoría científica (en el sentido de Popper) permanece siempre abierta a ser falsada, a ser refutada. En las ciencias formales las deducciones o demostraciones generan pruebas únicamente dentro del marco del sistema definido por ciertos axiomas y ciertas reglas de inferencia.Y concluimos: para tender puentes entre ciencia y religión, es necesario saber la postura de cada uno de los que dialogan. No se trata de rebatir, sino de respetar las herramientas epistemológicas que tenemos. Pues con el uso de esas herramientas, accedemos al saber humano.
5. Qué es lo que entendemos por DIOSTerminamos esta serie sobre consensos epistemológicos previos para tender puentes entre ciencia y religión. Esta última cuestión es la más importante y más abierta. Sean los que participan en el diálogo ateos o teístas, todos mantienen imágenes de Dios en su mente, crean o no en Él.En la cultura occidental, el término “Dios” normalmente se ha referido al concepto teísta de un ser creador supremo, diferente de cualquier otro ser. El teísmo clásico, de tipo judío y aristotélico-tomista, afirma que Dios posee toda posible perfección, incluyendo cualidades tales como la omnisciencia, la omnipotencia y la omnibenevolencia, y que es providente con su creación.Sin embargo, esta definición no es la única posible definición de Dios. Otros enfoques filosóficos toman una simple definición de Dios como “motor inmóvil” o “causa incausada” o «el creador definitivo» o «un ser superior sobre el cual nada puede ser concebido» a partir de lo cual se pueden deducir sus propiedades clásicas.Por el contrario, la postura del panteísmo no cree en un Dios personal. Por ejemplo, Baruch Spinoza y sus seguidores filosóficos (por ejemplo, el físico Albert Einstein) utilizan el término «Dios» en un sentido filosófico particular, para significar, aproximadamente, la sustancia, funda- mento o principio esencial de la naturaleza.En estos años, sobre todo por las reflexiones de Arthur Peacocke, Philip Hefner y Philip Clayton, se está introduciendo desde las ciencias la postura panenteísta, según la cual Dios ESTÁ en todas las cosas, actúa por causas segundas, ya que los humanos somos co-creadores de la acción divina en un mundo en que las cosas cambian como si Dios no existiera (autonomía de las realidades)Y concluimos: para tender puentes entre ciencia y religión, es necesario saber la postura de cada uno de los que dialogan. No se trata de rebatir, sino de respetar las herramientas epistemológicas que tenemos. Pues con el uso de esas herramientas, accedemos al saber humano. Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta), Colaborador de la Cátedra Hana y Francisco J. Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión.
¡Gracias Leandro!
I.- Presentando TU PLAN
a) [Das tus coordenadas]:
– Desde mi lugar epistemológico: “punto de vista”
b) [“Epistemología” como “cautela” o “antes de …”]
– preguntas previas entre posturas
c) [Objetivo]
– para intentar tender puentes
……………………………………..
II.- El PLAN
1- Qué es lo que se entiende por REALIDAD
2- Qué queremos decir con la palabra CONOCIMIENTO
3- Qué es lo que se entiende por la VERDAD
4- Cómo llegar a establecer afirmaciones UNIVERSALES:
5- Qué es lo que entendemos por DIOS
……………………..
III.- Desarrollo del PLAN
1. Qué es lo que se entiende por REALIDAD
Posiblemente, en el diálogo con los autores de los libros citados, haya discrepancias sobre el modo de entender qué es lo real y la realidad, pero esa diferencia no debe impedir la posibilidad de un diálogo.
2. Qué queremos decir con la palabra CONOCIMIENTO
Esto implica que, cuando intentamos tender puentes entre ciencia y religión, hemos de tener muy claro por ambas partes cuál es la escuela de filosofía del conocimiento que cada una de las partes mantiene. Y los que dialogan deben conocer el punto de vista gnoseológico de cada parte para saber que herramientas conceptuales maneja.
3. Qué es lo que se entiende por la VERDAD
Para tender puentes entre ciencia y religión, es necesario saber la postura de cada uno de los que dialogan. No se trata de rebatir, sino de respetar las herramientas epistemológicas que tenemos. Pues con el uso de esas herramientas, accedemos al saber humano.
4. Cómo llegar a establecer afirmaciones UNIVERSALES
Y concluimos: para tender puentes entre ciencia y religión, es necesario saber la postura de cada uno de los que dialogan. No se trata de rebatir, sino de respetar las herramientas epistemológicas que tenemos. Pues con el uso de esas herramientas, accedemos al saber humano.
5. Qué es lo que entendemos por DIOS
Y concluimos: para tender puentes entre ciencia y religión, es necesario saber la postura de cada uno de los que dialogan. No se trata de rebatir, sino de respetar las herramientas epistemológicas que tenemos. Pues con el uso de esas herramientas, accedemos al saber humano.
…………………..
IV.- Y ahora ¿CÓMO SIGUE?
¡Gracias!
Permítame Don Leandro que le haga una pequeña observación sobre esta interpretación de la realidad en Zubiri. Creo que con anterioridad a ella se debería distinguir entre “saber” y “conocimiento”. Para ello, Zubiri escribió su trilogía sobre la inteligencia humana. “Saber” que algo es real es el primer momento de su estructura. Esto real está dado en impresión, aquí no hay todavía conocimiento, pero sí aprehensión que desde aquella impresión la razón conocerá en tanteo. Precisamente por no haber en el inicio conocimiento fue por lo que la tradición filosófica rechazara este primer momento sensible de la intelección humana pasando de la aprehensión a la percepción lo cual hizo que se saltara de la vía física y real, impresión-aprehensión a la vía conceptiva, sujeto – objeto. Recuérdese el cuestionamiento que sobre la percepción en el siglo pasado llevó a cabo Merleau- Ponty y también Wittgenstein sobre la limitación del lenguaje… en fin lo dejo ahí de momento.GRACIAS
Fantástico.Y tiene este señor algo que únicamente tienen los Grandes. Expresa lo que piensa de una forma sencilla, interesante, que te hace llegar hasta el final del texto, compartas o no lo que dice. No quiere convencer, sencillamente expone la evolución de su pensamiento relacionado con todo este jaleo infinito de Dios.
Me ha gustado un montón. Y, no es necesario haber leído a todos los señores que nombra. Es una evolución desde el corazón.Y que el pensamiento fluya como el agua. Buen día.
Carmen, uso tu Responder, gracias.
…………………………………………………
¡Buen día!
Antes de entrar en TEMA; una Visita personal
“Angustia existencial como situación dominante en el presente”
En el año 2013 fuimos (Olga Larrazabal y yo) a visitar en su casa del monte Maipo (Santiago de Chile) al ex-jesuita Manuel Ossa y a su mujer (Dirigente comprometida con los grupos de trabajadoras-recolectoras de Hierbas medicinales existentes en los suelos, bajo los abundantes montes chilenos, que estaban sufriendo des-montes, además de soportar trabas a sus despachos de exportación).
Y así -como está sentado en la foto-, más apesadumbrado que reflexivo, nos manifestó lo de su introducción:
“Angustia existencial como situación dominante en el presente”
Su esposa -no recuerdo el nombre-, por el contrario, sostenía un espíritu de lucha ante la adversidad.
Hoy, ahora, vuelvo a pensar que (dicho un poco a la bartola):
Los LIBROS sin la patear CALLE conducen a “revolverse las tripas”.
No he leído del Artículo más que la frase que lo introduce.
Veremos cómo sigue, espero-deseando que haya encontrado
la Hierba para curar su Angustia.
¡Gracias!
Ahora ya leído
Excelente recuperación del ánimo de Manuel.
¡Felicitaciones!
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Acerca del Artículo “Fe cristiana y cambio de paradigmas”:
1- Es una “actualización progresiva” del Paradigma de Teilhard de Chardin.
2- Por lo tanto: no es ningún “cambio”, sino un “afinado” del utópico existente.
3- La “actualización progresiva” la puede haber logrado aplicando la “cautela” (revolviendo las tripas sin hacer la digestión-asimilación); e.d. la Epistemología (L.Sequeiros).
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Pienso que el CAMBIO DE PARADIGMA sería este:
EL DESTINO CONCRETO DEL HOMBRE
ES LA REABSORCIÓN DE SU CIRCUNSTANCIA.
Gracias!
Muy sugerente este articulo. Le he dado una primera lectura y tengo que leerlo más despacio. Agradezco que el autor expone las fuentes que le ayudaron en su debate:
Además lo busqué …en escritos de místicos como Juan de la Cruz, Teresa de Ávila, Teilhard de Chardin;en reflexiones de filósofos, desde los presocráticos hasta Husserl y su escuela de ontología fenomenológica, con Heidegger, Jean-Paul Sartre y Paul Ricoeur. Examiné la aportación de Alain Badiou, lacaniano y marxista, en la interpretación de San Pablo como activista y portavoz de una Verdad que “acontece” en cuatro esferas de la actividad o práctica humana, produciéndose así una ruptura en el proceso vital del ser humano que así sale de su animalidad.Estudié el “mesianismo” en Giorgio Agamben y en la interpretación judaica del evangelio de Juan que llevó a cabo Ton Veerkamp con un grupo de teólogos alemanes en el equipo de la revista Texte und Kontexte.Leí obras del filósofo y cientista político Gianni Vattimo con importantes aportes en la reflexión sobre el poscristianismo y la “ontología débil” propia de los herederos de quien se “anonadó” a si mismo reclamando la figura del siervo. Todo esto en paralelo o discordancia con la teología católica contemporánea, la de la liberación.
La construcción mental de un sistema de creencias depende de los referentes epistemológicos. Estos autores citados – pese a su diversidad- se podrian incluir dentro de una tradición existencialista y fenomenológica. y desde ese lugar epistemológico hay que leer su texto. Pero debemos tener en cuenta de que no existe una sola epistemología. Los que procedemos de una tradición científica ligada a Popper, Kuhn, Lakatos y otros organizamos nuestra mente de otra manera.