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A propósito del pasado Primero de Mayo

A Antonio Zugasti le he invitado varias veces a que nos hable de la cooperativa  Trabensol en Torremocha, cerca de Madrid, de la que fue cofundador y que hoy le está proporcionando unas posibilidades serenas para su vida de jubilado. Pero me temo que dado el éxito mediático y empresarial del proyecto inicial (ya con nombre en inglés, cohousing) y objeto junto a otras residencias de grandes fondos capitalistas, Antonio prefiera seguir dándonos píldoras bien reflexionadas que nos abran los ojos a los tentáculos del sistema capitalista que nos envuelve. Gracias, Antonio, por participar en ATRIO tu sereno pensamiento crítico, alejado de polémicas partistas aunque alguien te acuse de ello. AD.

En la pasada celebración del Primero de Mayo, los sindicatos han llamado en varias ciudades a una movilización masiva por el pleno empleo, la reducción de la jornada laboral y mejores salarios, además de la reivindicación de los valores democráticos, todo lo cual está muy bien, y todos debemos apoyarlo. Por su parte, el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, declaraba en eldiario.es que “El país no puede resignarse a tasas de paro por encima del 10%”.

Efectivamente, no podemos resignarnos a las elevadas tasas de paro actuales. Pero el gran problema es: ¿podemos resignarnos a vivir en el sistema capitalista? Dado lo poco que se ha oído hablar de ese tema en el Día Internacional de los Trabajadores parece que sí, que tenemos que resignarnos, y simplemente aspirar a un “capitalismo bueno” en que se respeten los derechos humanos de toda la sociedad.

El problema es que lo de “capitalismo bueno” es una quimera totalmente ilusoria. El capitalismo es un sistema inmoral y demencial. Fomenta una ambición enloquecida e insaciable que lleva a brutales desigualdades. Incluso en los países donde se da un cierto “capitalismo bueno”, donde la mayor parte de la población podemos vivir decentemente (nosotros, ya veremos nuestros hijos), todavía hay una buena parte de la población que vive en una situación de pobreza crítica. En España las estadísticas hablan de once millones de personas que padecen inhumanas penurias. Y tengamos también en cuenta que, incluso entre los que tienen un trabajo que da para vivir dignamente, las diferencias son enormes: los directivos de las grandes empresas ganan casi 70 veces más que el trabajador medio de la empresa.

Además, el relativo bienestar general que se ha conseguido en los países desarrollados, en buena parte se ha logrado gracias a la explotación de las riquezas de los países del tercer mundo. La cantidad de personas que mueren en el mar tratando de alcanzar nuestras costas da idea de la situación de miseria que empuja a tantos miles de personas al desesperado intento de escapar de esa situación.

Y no olvidemos lo de demencial. Pensar en un desarrollo económico continuo, sin límites, cuando habitamos un planeta de recursos limitados, es avanzar ciegamente hacia una catástrofe inevitable. Pero para el capitalismo el crecimiento económico es uno de sus dogmas básicos. Es incapaz de imaginar un mundo en que la riqueza, equitativamente repartida, permita a toda la humanidad una vida decorosa.

Si no queremos dejarnos contagiar por su demencia, tenemos que volver a plantearnos seriamente la superación del capitalismo, no dejándonos arrastrar por el mantra de que “no hay alternativa” al sistema capitalista. La hay y podemos construirla.

10 comentarios

  • carmen

    Ni el capitalismo  es capitalismo, ahora el término es neoliberalismo. Atención al prefijo.Ni el concepto de trabajo es el mismo que era, las máquinas ahí están.

    Lo trató Chaplin en Tiempo Modernos, no sé si era un gran Pensador, o pasa por tal, pero ya lo planteó. Hace muchas décadas. Ahora empezamos con la era de los robots de todo tipo, que tampoco sé si van a seguir las leyes de la robótica, enunciadas por Asimov. Otro que no sé si era un gran Pensador, sin duda sí era un físico y divulgador científico, además de un escritor de novela de ciencia ficción maravilloso, pero, Pensador, pues no sé.

    Ni la clase trabajadora es la de mediados del siglo 19, ni tan siquiera la del 20. Entre otras cosas porque el concepto de trabajo ha cambiado. Hay muuuuuchos trabajadores que solamente trabajan con un ordenador. Ni los sindicatos tienen nada que ver con los de hace décadas. Nada.

    Tenemos otros retos muy diferentes. Ahí está la inmigración. Eso sí que es un problema global. Habrá que analizar con detenimiento cuales son las causas, bueno, todo el mundo que piense un poquito, sin ser un Pensador, dará con la básica: en sus países de origen, sencillamente no se puede vivir. Habrá que buscar las causas de esa Causa. Ellos son los verdaderamente explotados. Por quienes? Pregunto.

    El dinero negro va que vuela en España. Y también vuela a paraísos fiscales. Antes únicamente lo podrían hacer determinadas personas, me temo que ahora es algo más generalizado.No. No valen paradigmas antiguos, conceptos que en un momento fueron actuales, no valen ahora. El mundo está inmerso en un cambio enorme.

    Hay que buscar ideas nuevas para resolver problemas actuales. Las soluciones están en esta vida, en esta, en nosotros. Quizás las tengan que encontrar personas con otro tipo de cabeza. Las encontrarán. Lo sé.

    Quizás no estén basadas en las ideas de los grandes Pensadores de siempre. No lo sé. Lo que sí sé es que hay que cambiar el ángulo desde el cual se analizan los problemas actuales. Como alguien ha escrito en otro artículo. Hay que cambiar el ángulo desde donde se ve la realidad. Un ejemplo fantástico. Lo que no sé es si , en la realidad, se aplica.

    Y me pregunto. Para qué vale entonces una comparación, un ejemplo, si no es para entender lo que nos resulta difícil de entender? Para seguir igual? Entonces, no vale de nada el ejemplo.

    Quizás a Jesús de dónde sea, le pasara lo mismo. Se quedaron en la historia que contaba, sin más.

    Y, entonces, como le dijo el principito al zorro. Vas a llorar? Entonces no vale de nada la amistad…y el zorro le contestó, vale, por el color del trigo.

    Quizás deberíamos fijarnos más en el color del trigo y no en soluciones que, sin duda sirvieron, pero ya no.

    Perdón por citar al principito, pero, mi cabecica, no da para más.

  • ELOY

    En la actual pugna entre dos bancos, el uno queriendo comprar al otro, y el otro intentando no ser comprado, se ponen de manifiesto muchas deficiencias y problemas del liberalismo del capital, dejado al simple control de las fuerzas del mercado. 

    Destaca la nula participación en el proceso tanto de los intereses del los propios empleados y clientes (personas, comercios e industrias) afectados, como de los lugares y entornos geográficos en que están instaladas dichas entidades financieras, así como de la ciudadanía en general. A parecer sus intereses y sus voluntades no están adecuadamente representados y legalmente protegidos a la hora de tomar decisiones que pueden afectarles gravemente. Desgraciadamente se escuchan voces que simplemente alegan la libertad de mercado, sea cual sea el resultado y los posibles daños que puedan derivarse. 

    Los poderes del Estado no pueden ser ajenos a esta situación. 

    El articulo 9, apartado 2,  de la Constitución española de 1978 insta a los poderes públicos a  “promover  las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, cultural y social.

    Es verdad que el artículo 38 de la Constitución reconoce “la libertad d empresa en el marco de la economía de mercado” , pero señala igualmente que su ejercicio será protegido por los poderes públicos “de acuerdo con las exigencias de la economía general, y, en su caso de la planificación”

    El articulo 128, apartado 1, de la Constitución establece que “toda la riqueza del país en sus distintas  formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. ” Y en el apartado 2, dice este artículo que “se reconoce la iniciativa pública de la actividad económica. Mediante ley se podrá reservar al sector público  recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio, y así mismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general. ” Estos artículos están en la Constitución para ser aplicados, y desarrollados legislativamente, en su caso,  siempre que resulte procedente. Habrá que prestarles la debida atención.  Y parece evidente que cuando el oligopolio produce los mismos efectos, en mayor o menor grado, que el monopolio, la intervención del Estado resultará oportuna en la medida precisa para proteger el interés general.   

  • ELOY

    La educación en valores democráticos es, a mi entender, un pilar indispensable para, si no anular, mitigar el rigor del capitalismo y de la llamada ley del mercado. Estos mismos días vemos con asombro que se cierne sobre nosotros la consumación del oligopolio bancario sin que , al parecer las autoridades de la UE pongan límites, e incluso ven complacientes la concentración bancaria y las autoridades económicas españolas, según se dice, carecen de normativa adecuada para valorar debidamente los perjuicios sociales de dicha concentración, pues, se dice, que según la ley, han de atender únicamente a elementos técnicos de seguridad y solvencia.    Así están las cosas. 

  • Isidoro García

        Porque el fin del capitalismo neoliberal, se dará cuando cambie nuestro actual estado de la naturaleza humana, lo que supondrá realmente, un fin del mundo, “tal y como lo conocemos”, como en la canción de R.E.M.

    • Isidoro García

      Y ese mismo momento, desde el punto de vista cristiano, supondrá el principio del milenarismo escatológico religioso, y la entronización del Reino de Dios, profetizado por Jesús.

      Joaquín de Fiore anunció, tres etapas sucesivas en la historia de la Humanidad: la del Padre, la del Hijo, y la del Espíritu. Pero yo creo que se equivocó en el orden.

      Hasta Jesús, era la etapa del Padre, del Dios personal, justiciero y terrible. La llegada de Jesús, anunció la llegada de la etapa del Espíritu, que supondría una dura metamorfosis, (similar a la de las mariposas), en nuestra naturaleza humana.

      Durante esta dura etapa actual, el Espíritu, a través de sus “terminales” en cada mente-alma de cada persona, inspirará el cambio de cableado neuronal, y en suma de nuestra naturaleza, y con ello de nuestras cosmovisiones personales y sociales.

      Hasta llegar a la tercera etapa, que será la etapa del “Hijo”, en que la propia Humanidad, dirigida por su Jefe-Señor cósmico, acabará integrándonos plenamente en la Comunidad de Inteligencias del Universo.

       

      Por ello en el tema del capitalismo-neoliberalismo tan denostado con razón, yo creo que existe en general un error de perspectiva.

      Desde el mundo de las ideologías políticas imperantes, el neoliberalismo, es una opción ideológica más, entendiendo ideología, como un sistema de ideas y conceptos sobre la organización social, que consideramos la óptima para el ser humano.

      Pero en realidad el neoliberalismo, o sistema capitalista directamente, no es una opción política, sino la consecuencia necesaria de nuestra naturaleza humana en la actualidad.

      El ser humano es un ser “en construcción”, “en obras”, proceso que exige un lento tiempo de evolución.

      Y entonces las críticas al neoliberalismo, no son las críticas a auna opción elegible, sino las quejas ante el estado de nuestra naturaleza actual, con unas características que no nos gustan, y con unos efectos derivados, muy negativos.

      Esas críticas, son una queja al diseñador-creador, una señal de descontento por la lentitud de nuestro proceso de “creación”, pues nos gustaría poder entrar ya en la Tierra prometida, y beber agua fría del botijo aún en construcción.

      • Isidoro García

        Dice Santo Tomás:
        “Existir como hombre significa estar siempre en camino, y por lo tanto, no ser feliz”.

  • Isidoro García

        Se dice hoy mucho que es más fácil imaginar el fin del mundo, que el fin del capitalismo”.  Pero yo creo que en el fondo, ambas opciones son la misma, por lo que esta frase es una falsa tautología.

  • ana rodrigo

    Gracias, Zugasti, por traernos a nuestra reflexión un tema tan candente y tan importante.

    • ana rodrigo

      El capitalismo, como su propio nombre indica, se sustancia en el capital, y esto, que parece una perogrullada, desde el momento en que su razón de ser es “la ley del más fuerte”, el capital se convierte en poder absoluto. Consecuencia: la sociedad trabajadora se convierte en instrumento de producción, y, en tanto instrumento, se convierte, a su vez, en objeto de usar y tirar, y abusar y explotar. Por mucho entusiasmo que pongamos en combatirlo, a pesar del optimismo se Zugasti, no creo que esto tenga arreglo como sistema. Eso sí, es cierto que los pequeños parches sindicales, los convenios colectivos, las huelgas, las protestas, pongan remedios parciales, muy parciales, y muy locales, especialmente muy insuficientes y con miedo de perder el trabajo. Y, para comprobar esto, no hace falta que vayamos muy lejos de nuestro entorno. Yo lo veo en familiares míos muy próximos.

       
      Si desbertebrásemos este sistema en los aspectos que afectan a la sociedad, se nos tornan infinitos y graves: a nivel mundial, la cantidad de países empobrecidos y explotados en favor del enriquecimiento del resto; a nivel local, la realidad de las injusticias que están tan normalizada que la ministra de trabajo y el resto del gobierno, celebra con un exagerado entusiasmo que se haya pasado lo 21 millones de afiliad@s a la Seguridad social en España, sin preguntarse por los precarios salarios, la explotación laboral, la cantidad de trabajador@s que su sueldo no les da para terminar el mes, el precio de los alquileres y la imposibilidad de acceder a la compra de una vivienda, etc. etc.

       
      Paralelamente, conocemos las inmensas ganancias, de la banca, de grandes empresas, de los sueldos de determinados deportistas de élite y de los presidentes de los bancos, de los chanchullos para blanquear “legalmente” tantos beneficios, lo que da de sí la globalización de la economía…, el negocio de las armas, los intereses electorales (ahora que estamos con tantas campañas electorales), el auge de la extrema derecha criminalizando a l@s inmigrantes y otras cosas, y así sucesivamente.

       
      Como suele decir el Papa Francisco, “pidamos a Dios” que nos arregle lo que nosotros no somos capaces de hacer.

  • ELOY

    Hola Antonio. Gracias por seguir escribiendo. Concluyes que hay alternativa al capitalismo y que podemos construirla. Bien. Ahora toca ir concretando. ¿Cuál es la alternativa? ¿ cómo se construye? ¿en qué plazos?.