Reflexiones espirituales en Cuaresma, y 5

Meditación para alcanzar amor

Las reflexiones cuaresmales, escritas en 2017 para acompañar la reunión anual de Lamiarrita a la que no pude acudir a última hora y publicadas en ATRIO en marzo de 2019, acaban, como los ejercicios Ignacianos, con  la misma meditación que pone Ignacio al fin de los ejercicios. No voy a reproducirla aquí este año, como otras veces he hecho. Sino solo recomendar su lectura. Hela aquí:

Meditación para alcanzar amor.

Antonio Duato, 19-abril-2019

        Yo la he releído, con estos cinco años de distancia, teniendo en cuenta lodo lo vivido desde entonces. Y digo que hoy me vuelve a interpelar lo que allí digo y dicen los comentarios que me hacen siete personas muy entrañables, sobre todo Asun, muy cercana siempre, con la que he tenido continuo contacto en la pequeña comunidad de lectores de Légaut y ya nos ha abandonado, consumada su existencia terrena, aunque está siempre presente para mí, como lo están Juan Luis Herrero del Pozo, a quien cito mucho en ese texto y el entrañable George R. Porta, que nos sigue leyendo aún sin poder escribir.

• Actualización de esa meditación para 2024.

Había reservado este sábado de espera, “alitúrgico”, para completar mi reflexión de 2019 con todo lo que había vivido en estos últimos cinco años que me han hecho reformular algunas cosas. Entre lo vivido que considero importante está:

1. El descubrimiento, en junio de 2019, del trabajo espiritual del matemático Alexander Grothendieck y sus libros de itinerario interior, escritos entre 1985 y 1988, ya traducidos y disponibles en español que desconocía totalmente. La lectura de Grothendieck me han abierto a una mayor estima de lo valioso que es, para cristianos y no cristianos, el camino de búsqueda interior propuesto por Marcel Légaut que yo iba siguiendo ya tal vez con cierta rutina y formalismo “de escuela” desde hacía cincuenta años.
2. El surgimiento, en 2021, casi desde el seno del mismo ATRIO, de una propuesta denominada “No-teísmo”, que provocó en ATRIO un largo debate durante casi dos años, que tal vez en mí, por reacción, ha ido acentuando las referencias a la realidad (no teoría concepto) de Dios presente y actuando en toda la creación y en mí de un modo personal (inteligencia y amor).
3. La acentuación del clima de crispación en todos los sectores de la realidad global, incluidas las recientes y antiguas guerras y la descarada oposición a Frenciasco en la Iglesia.
4. El peso de los cinco años más de mi cuerpo y mis neuronas, que condicionan más la necesaria capacidad y agilidad de mente para relacionar ideas y palabras, redactar artículos que digan algo con sencillez e interés, trascribirlos al papel y colgarlos de la web. No me puedo quejar, pero desde enero de este año se acentúan los problemas y hoy precisamente, en este día alitúrgico, tras seguir la liturgia y el Via Crucis del viernes y presionado para publicada mi reflexión antes de que empiece la Vigilia Pascual, he tmado esta determinación:

• Hacer mío el acertado comentario  que acaba de publicar mi entrañable hermano Juan Antonio Vinagre en la entra de ayer sobre la resurrección. Este es sle texto de J.A. Vinagre:

A propósito de la “Resurrección” de Jesús, y al hilo de la interpretación del maestro Torres Queiruga -a quien valoro y estimo mucho y aprendo de él-, aporto mi reflexión:

-Si a Dios no lo podemos entender bien por ser Trascendente, la Resurrección que es algo que, de alguna manera, también nos trasciende, tampoco sabemos explicarla de modo satisfactorio. Quizá  eso sea -en parte, solo en parte-, la explicación de las discrepancias evangélicas. La cultura y las creencias de entonces no permitían ver-entender más. Hoy en este tema quizá nos puede ayudar algo la física cuántica…, sin necesidad de recurrir tanto al milagro… En mi opinión, milagro es la capacidad de llevar las leyes naturales hasta sus últimas posibilidades…, y entre esas posibilidades se puede concebir la Resurrección entendida como mutación, la gran mutación genética de la Historia…

-Las interpretaciones -también las religiosas-, que casi inevitablemente siguen -en general- los modelos culturales, son revisables y mejorables. En opinión de Torres Queiruga, el “factor” que mejor explica el mal es el amor, el amor en Dios Padre (corrígeme si no me explico bien, Andrés), y es el amor el que también explica la vida y la resurrección de Jesús. El AMOR es vida que mantiene en la vida. El Amor es el que, al morir, nos hace renacer en Dios. (Hablo así como creyente, pero al hablar así creo que no desparramo.)

-Por eso, concibo la “Resurrección” como la gran y definitiva MUTACIÓN. Antes, en la historia, se realizaron otras grandes mutaciones, como la aparición de la vida, como el paso del homínido a homo “sapiens”… Pero, a mi juicio, la más profunda y grandiosa MUTACIÓN se produce tras-con la muerte. Lo cual manifiesta que en nuestro interior, somos más que materia, materia que se queda aquí. Somos capaces de sobrevivir sin materia.-Y dando un paso más: ¿Hay pruebas de que muere solo la materia, de que nuestro yo-autoconsciencia que se autoafirma- es más que materia, de que se muta (“mutatur, non tollitur”), y es capaz de vivir sin materia?  Esta pregunta nos obliga a trascender, pero la realidad también ofrece algunos datos muy sugerentes… Limitándome solo a la Resurrección, ¿cómo se explica el cambio tan radical de los apóstoles, que de cobardes y huidizos pasaron a anunciar a Jesús sin miedo? Los Evangelios dicen que vieron a Jesús vivo, y la visión de Jesús vivo (como después Pablo) los transformó. ¿No es ésta una prueba indirecta de que Jesús vivo seguía adelante con su Reino? ¿No es también un aliciente a seguirlo cuando añadió: “Dichosos los que creen sin haber visto”?

-Ante las discrepancias evangélicas en torno a la persona de Jesús…, y ante su Resurrección, ¿no se pueden “entender” algunas posturas “docetistas” posteriores? No olvidar: Hablamos conformados y limitados por nuestras culturas, también las religiosas, de lo que hoy somos más conscientes.

-Por eso, hoy se entienden mejor las teologías plurales, plurales pero que confluyen en Dios Padre de Jesús de Nazaret.  En suma, y dando un nuevo paso, en la Eucaristía celebramos la mutación de Jesús, presente de otra manera. Y en lo referente a los difuntos es necesario revisar mucho. “Mutatur, non tollitur”… Ante la muerte debemos manifestar que creemos en la Esperanza.

NOTA: Una cordial felicitación de PASCUA a todos y todas, comenzando por Andrés Torres Queiruga, que hoy nos acompaña y estimula en la fe.

• Invitar a todos a leer, si más comentarios mío las ocho páginas de Grothendieck que van en el extracto de los 4 primeros números del capítulo II del libro “La llave de los sueños o diálogo con el buen Dios”. Entre ayer y hoy me lo he releído tres veces. Refleja cómo su fue su encuentro con Dios, en noviembre de 1986, antes de que leyera a Légaut o o ningún místico cristiano. Me hubiera gustado introducir y comentar más ese texto, pero no he tenido tiempo. Idlo leyendo y tal vez iré añadiendo al PDF.

Enlace al texto de Grothendieck: https://www.dropbox.com/scl/fi/1zlkt5bjv9a94z5um1iay/LA-LLAVE-CAP.-2-Dios-es-el-so-ador.pdf?rlkey=vnobytjo5oagf4vxnevmkem6i&dl=0

Entre tanto, con gran afecto y fraternidad, FELIZ RESURRECCIÓN CON JESÚS EN ESTA PASCUA GRAVE DE 2024