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Somos hijos de Dios

        Hay una frase en el Nuevo Testamento que conocemos bien y a la que sin embargo no damos gran importancia. “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios. Pues lo somos” (1 Jo 3,1).

        Es una afirmación conocida que nos permite llamar a Dios Padre y afirmar que formamos la familia de los hijos de Dios, pero ahí prácticamente queda toda su relevancia.

        Y sin embargo Juan la recalca, mostrando su sorpresa y su admiración: ¡Y lo somos!

        Y en realidad no es para menos, porque de entrada no parece fácil de entender que el ser humano, finito, pueda llamarse hijo de una realidad infinita, del misterio absoluto de Dios, salvo que se trate de una mera metáfora o de una adopción filial puramente burocrática.

        Vorgrimler, el discípulo y comentarista de Rahner, afirma y justifica que el concepto central en el pensamiento del teólogo alemán es el de la autocomunicación de Dios.

        Nuestro Dios es un Dios creador, que ha querido poner fuera de sí una realidad no divina, la creación en la que vivimos. Pero más allá de eso ha querido también hacer al ser humano partícipe de su propio ser. Para ello ha enviado al Espíritu, que ha sido derramado en nuestros corazones (Rom 5,5). Así pues, en lo profundo de nuestro ser habita la misma vida de Dios, su Espíritu. Por eso somos sus hijos. Se ha cumplido, por iniciativa de Dios, la promesa de la serpiente en el paraíso: “Seréis como dioses”.

        Se podrá argüir que no tenemos ninguna evidencia de esa afirmación, que nada nos muestra que el Espíritu de Dios habite en nosotros.

        Jesús dijo en una ocasión: “Quien cree en mí hará las cosas que yo hago y aún mayores” (Jo 14,12), otra frase conocida, consecuencia de la primera, que nos parece igualmente irreal, claramente desmesurada.

        He recordado con este motivo la figura de san Martín de Porres, un hijo ilegítimo y mestizo que como tal no pudo ser aceptado en un convento salvo como donado, una especie de criado sin derechos. Pero cuando murió por las calles de Lima llevaban el féretro a hombros el virrey, el oidor de la audiencia, el arzobispo de México y el arzobispo de Cuzco. San Martín había hecho las mismas obras de Jesús y acaso aún mayores.

        Nosotros también podríamos hacerlas si nos atreviésemos a intentarlo pero al menos podemos hacer en fe la experiencia del silencio, que nos hace tocar ese fondo ultimo de nuestra existencia, allá donde habita el Espíritu. La nueva espiritualidad nos invita a esa experiencia.

        Hay otro pasaje igualmente conocido, pero apenas interpretado: “En aquel día, el más solemne de las fiestas, Jesús, puesto en pie, gritaba: el que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva. Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en Él” (Jn 7,37-39).

        Es cierto que este tesoro lo llevamos este tesoro lo llevemos en vasos de barro que contribuyen a oscurecerlo- Pero, como dice san Juan: “Somos hijos de Dios pero “aún no se ha manifestado lo que seremos porque cuando se manifieste lo veremos tal cual es porque seremos semejantes a El” (1 Jo 3,2). Nada menos que semejantes a El.

        Mirad que amor nos ha tenido el Padre que nos podemos llamar hijos de Dios. ¡Y lo somos!

14 comentarios

  • Santiago

    Volviendo al importante tema que nos presenta Carlos Barberá en el artículo de arriba sobre la paternidad divina y nuestra filiación adoptiva hay que considerar su realidad y lo que implica  para todos. “Mas a todos los que le recibieron (a Jesús), a los que creen en Su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12-13)  Hijos adoptivos pero con los  mismos privilegios de los que son naturales o sea herederos de la herencia del Padre….Los que heredarán el Reino serán los que aceptaron esta adopción creyendo y amando al Hijo en Jesucristo, los que siguieron Su ejemplo y trataron de cumplir Sus mandamientos transformando el odio en amor, huyendo de realizar el mal y siguiendo a la Iglesia sacramental que permanece unida a Cristo en el misteryum sacrosanto que es la unión de Cristo y Su Iglesia. Estos son los que lavaron sus vestiduras en la sangre del Cordero y le siguieron “en la pena y en la gloria” y los que se conformaron con la Cruz de Cristo…Un saludo cordialSantiago Hernández

  • ana rodrigo

    Reflexión posiblemente considerada irreverente por alguien y, desde luego, poco o nada ortodoxa. Pido perdón si molesta a alguien.

    • ana rodrigo

      Ser padre y ser hijo desde conceptos antropológicos, supone dos cosas, una ser el generador de la vida sin intervención femenina y dos, las implicaciones que supone ser un padre a la hora de cuidar a sus descendientes. ¿Cómo explicamos cada una de estas preguntas?

      Respecto a la primera pregunta, respondo. Es obvio que Dios se define como padre porque así lo crearon los hombres, es todopoderoso, omnipotente, y omnisciente a imagen de sus creadores para los que las mujeres solamente eran receptoras de la semilla masculina que contenía ella sola, otro ser humanos que la mujer portaba en su cuerpo hasta el nacimiento. Y, en la inmensa mayoría de la especie animal, son las hembras las que cuidan de la vida de sus criaturas. Y así se ha organizado las sociedad patriarcal. No es una broma, ni una cosa cualquiera, ¡ojo! Todo tiene su por qué.

      Respecto a la segunda pregunta, como quienes crearon a dios lo hicieron a su medida y no eran tontos del todo, sí pensaron en lo que cualquier padre hace por sus hijos y, algo menos, por sus hijas (San Agustín decía que no teníamos alma, por otra parte, María se ofreció a su padre-dios, como una esclava, etc.), entonces para cubrir ese hueco, la adjudicaron a Dios, no sólo la religión judeo-cristiana, la definición de Misericordioso, todo infinito, claro.

      ¿Como, siempre desde un concepto antropológico, combinamos ambos conceptos? He aquí la cuestión. Perdonándole a Dios el que sea todopoderoso y misericordioso a la vez, porque Dios es el Misterio. Así que, lo que no le consentimos a un hombre, nos parece normal en Dios. Nuestra capacidad de encontrar una explicación debería cerrarse en el misterio para quien tenga fe, pero no acudir explicaciones que lo complican todo.

      ¿Tiene Dios Creador algo que ver con las calamidades que ocurren en la naturaleza y a los seres humanos sin que ellos las busquen y las provoquen? Como dijo Jesús en la cruz y, si no lo dijo, los que lo escribieron ya tenían sus dudas) “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me ha abandonado?” y se murió. ¿De qué manera manifestó Dios su paternidad misericordiosa y todopoderosa con su hijo amado? Sí ya sé: la redención la salvación por nuestros pecados, calmar la ira de Dios (a semejanza de las religiones de su época), ahora viene la Semana Santa, la devoción popular, el consuelo de quienes sufren viento a tantos cristos sangrando en sus correspondientes cruces, etc. etc. La capacidad del ser humano para consolarse, es inconmensurable.
      La FE resuelve todas estas preguntas, mejor que yo

    • Antonio Llaguno

      Querida Ana,

      Dado que es notorio, y yo no ando lejos de pensar parecido, que piensas que el concepto judeo cristiano de Dios jha sido “inventado” por determinados hombres voy a hacer un  ejercicio semántico que creo que define mejor el Dios en el que creo.

      Consiste en cambiar (En español) una sola letra y asumir que Dios no es Padre sino Madre.

      Dios es Madre porque al igual que las madres fue capaz de crear, el que lo haya hecho por si mismo o con la participación de otr@ es irrelevante. La opción creadora parte de Ellla/Él.

      Dios es Madre porque al igual que las madres ama desinteresadamente, arriesga todo su ser en el acto de dar vida y entrega toda su vida a la criatura engendrada.

      Dios es Madre porque perdona siempre. Enseña, ilumina, acompaña a su hij@ en el camino de la vida pero deja que libremente escoja el camino que considere que le lleva a la felicidad.

      Y por último Dios es Madre porque toda seu existencia se realiza en torno a la felicidad de su criatura. Es feliz si su criatura es feliz y es desgraciado si su criatura es desgraciada. No tirene nada para si. Todo lo que es y tiene es para su criatura.

      La teología y la religión serían muy distintas si asumiéramos que nuestro Dios es Madre y no Padre, aunque jesús (Judío a fin de cuentas) le llamara Abba en vez de Íma.

      • ana rodrigo

        Querido Antonio Ll., yo no planteo el dilema de que Dios sea madre en vez de padre, pues seguiríamos en las mismas, porque el problema no radica en el género, sino en antropomorfizar un concepto que supera nuestra capacidad racional. Lo que pasa es que poner nombre a una intuición, un concepto o un anhelo humano, en las religiones que han llegado hasta nuestro tiempo, lo han hecho sólo varones, y esto sí tiene unas consecuencias inmensas en la consolidación de una sociedad machista y patriarcal. El poder versus los cuidados, la autoridad versus la sumisión, la vida pública versus la vida privada, lo sagrado versus el laicado, etc. etc. Porque, aunque no todos los varones sean clérigos, todos los clérigos son varones.
         
        No siempre fue así, en otras épocas y en determinadas culturas hubo diosas, por la asociación del término madre con traer vida y cuidarla, pero da igual, sigue el dilema. Dios escapa a nuestra capacidad mental y, al cosificarlo, como los que tenían el poder social y político eran los varones, pues lo masculinizaron con los mismos atributos que ellos poseían. Ya sabes la frase tantas veces repetida por mí, “Si Dios es hombre, el hombre es Dios” Lo que supone consolidar y justificar el patriarcado, con el consiguiente ninguneo de las mujeres.
         
        De esto, a que los clérigos sean los portavoces de Dios, no hay ni un paso, está hecho, por la gracia divina que elige sólo a varones (¡¡porque lo dicen ellos!!!). Así que, como a Dios nadie lo ha visto, pues el clero de cualquier religión se atribuyó el decir qué es Dios, cómo es, qué piensa, qué prohíbe, qué le agrada, qué le ofende, qué le gusta, qué le desagrada, qué poderes tiene….., en fin, para no haberlo visto nadie, ¡hay que ver lo que saben los clérigos de él…! Y, ¡a ver quien les dice lo contrario!, ni laicos ni  mujeres. Su autoridad es sagrada.
         
        Ayer, en muchísimas ciudades de España, se celebró el día de la mujer en la Iglesia, con la consigna “Hasta que la igualdad se haga costumbre en la Iglesia” o este otro, “la iglesia sin mujeres, se queda con las paredes” y otras muchas. ¿Por qué la teología de las mujeres carece de fiabilidad y no entra dentro de la doctrina eclesial? Pues ya sabemos la respuesta, porque las mujeres no tenemos acceso a ver “la cara” de Dios mismo como parece que sí lo tienen los varones y con qué seguridad hasta hacer de su palabra dogma, palabra de Dios, como las Sagradas Escrituras, todas escritas por varones, como todas la religiones fundadas por varones. ¿Credibilidad ? Cada cual que  haga lo que desee con sus respuestas.
         
        Pero el tema de las mujeres y/en la Iglesia, necesitaría una reflexión larga. Desde su origen y a lo largo de toda su historia del cristianismo.

        • Antonio Llaguno

          Sabes, Ana, que yo no comparto la teoría de la Iglesia de que las mujeres deben estar alejadas de “la cara de Dios”.

          Pero tampoco pretendo atropomorfizarlo. Al memnos demasiado.

          Lo que pasa es que en mi limitado conocimeinto y aún más limitada capacidad de expresarlo con propiedad, hay que buscar elementos que muestren la esencia, más que la fotografía de lo que es Dios y cuando se define a Dios como Amor, es necesario matizar “¿Qué tipo de amor?”

          Es en ese contexto en el que afirmo que Dios es “Madre”, porque el Amor que forma a esencia de Dios, en mi modesta opinión, es mucho más parecido al amor de una madre que al de un padre.

          Yo soy el segundo (Ex equo con mi gemelo que fue el primero) de 5 hermanos y he visto a mi santa madre despedirse de cada uno de ell@s cuando nos fuimos de casa y encontré en su mirada (Yo fui el último) esos ojos de amor dolorido por la pérdida y esoeranzado porque ve que su hij@ elije el camino que cree que le va a hacer más feliz, la misma mujer que me enseñó a perdonar de verdad a mi padre y a que el perdón o es completo o no es perdón o similar a la que en África (Me Moseshoe) me dijo que me trajera a España as u hijita Mabela (Entre lágrimas) de 3 añitos, porque iba a tener mejor futuro con nosotros que con ella, o la propia madre de Cristo, que seguramente no entendía absolutamente nada de lo que su hijo protagonizaba y ahí estuvo a sus pies (Según los Evangelios), o María de Betania que simlemente muestra su amor por Jesús y se sienta a escucharle mientras su hermana trabaja o las madres coraje, o todas esas madres anónimas que luchan por sus hij@s sea cual sea la cicunstancia que sus hij@s tengan.

          Ese amor incondicional es propio no sólo de las mujeres, sino, en especial, de aquellas que han sido madres y que han arriesgado su vida y su comodidad por dar vida a otro ser humano.

          Los varones sólo podemos admirar esa capacidad que sólo tenéis las mujeres, y por eso es por lo que digo que Dios es Madre y no Padre; no porque piense que es una señora con tetas y vagina (Y con adscripción de genero binaria femenina) que está en el cielo papando infinito y mirándonos con condescendencia amorosa mientras se peina los rubios cabellos con champú vegano y con ph neutro. 😉

          Por eso cuando me hablan de las apariciones de la Sra. María soy muy escepctico, salvo en una. En aquella en que la Sra. María dijo a Diego: “No se entristezca tu corazón… ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?

          Es sólo una metáforta para hacerme entender cuando hablo de algo suyo conocimiento se me escapa.

           

      • ana rodrigo

        Querido Antonio Ll., empiezo felicitándote por haber experimentado lo que es el amor auténtico en una madre como la que tú has tenido y muchos y muchas de quienes estamos aquí podríamos decir lo mismo de la nuestra. Por lo que compartes de tu madre, te comprendo que prefieras considerar a Dios como una madre que vive sin pensar en sí misma en función de lo mejor para sus hij@s.Y, si Dios es amor, este relato tuyo encaja perfectamente con un Dios-amor

         

        Hasta aquí te doy la razón. Ahora quisiera hacer un punto y aparte, pero muy aparte, porque casi voy a cambiar de tema. El tema es si Dios es padre o mejor que fuese madre. Mi dilema no era ese, sino si a Dios lo definimos desde nuestra categoría de sexo o, más bien, como el misterio que trasciende nuestra propia razón.                                                                                                                                                        Yo, como feminista convencida, lucho por la igualdad entre hombres y mujeres, entre mujeres y hombres, entre padres y madres y entre madres y padres. Tu dices “en mi modesta opinión, es mucho más parecido al amor de una madre que al de un padre”, y Los varones sólo podemos admirar esa capacidad que sólo tenéis las mujeres,” Como estamos en vísperas del día de la mujer y, como feminista convencida, opino que estas ideas tienen un sesgo sexista que perjudican a los varones y el feminismo no es ése.

         

        Me explico, a las mujeres se nos ha adjudicado una serie de roles como el amor infinito a los hij@s, la ternura, los cuidados, la crianza, en resumen la vida privada, y esto lo que hace es excluir a los hombres, para situarlos en los roles del poder y todo lo que conlleva la vida pública. ¿Qué te parece, como ya se está empezando a hacer, el que los hombres podáis disfrutar de los roles femeninos y la mujeres de los roles masculinos y de esta manera unos y otras salgamos ganando? Mi feminismo es éste, porque los roles sociales no vienen en el ADN, se aprenden y se ejercen por opción personal hasta que sea costumbre social

        Flaco favor se les ha hecho a los padres al adjudicarles esos roles patriarcales como pater familias, jefe y señor de mujer, hij@s y familia, hasta el punto de que la ternura y los cuidados les se considere socialmente una pérdida de hombría.

        Siento un poco de apuro, (no es nada personal) porque parece que te chafe tu entusiasmo por las mujeres-madres, cuando mi intención es luchar porque los hombres no se os prive de ejercer el amor en todas sus manifestaciones. 

        Te mando un fuerte abrazo concelebrando contigo la grandeza de tu madre. El tema Dios, es otro tema

        • Antonio Llaguno

          No me has chafado nada, Ana.

          Soy plenamente consciente de que esa visión de roles de género deja en bastante mal lugar al varón tópico.

          Lo que pasa es que cuando hablamos de cosas que escapan a una definición estricta como son aquellas que se refieren a dios hay que usar herramientas lingüisticas para poder expresar lo que no tiene expresión incluso en una lengua tan rica como es el español. Esas herramientas acabn siendo arquetipos y el arquetipo es inevitabvlemente injusto.

          Pero esa “injusticia”, como casi todas las injusticias que sufrimos en la vida, pueden servir para regodearnos en esa injusticia (Como hacen algunos varones cuando se enfrentan a situaciones en que la legalidad española favorece a la mujer) o para interpelarnos a nosotros mismos y cambiar po que sí podemos cambiar, que no es el arquetipo sino el tipo, el yo, la realidad personal.

          Yo tuve un padre arquetípico, topico y estandar de su época. Machista, aunque condescendiente, se preocupaba de sus hijos (Aunque protegía mucho más a sus hijas) pero nunca se ocupó de ellos, y tenía a su esposa que hacía el papel de madre, contable de la casa, organizadora del hogar, maestra y cuidadora de sus hijos, cocinera, limpiadora y de vez en cuando, trabajadora por cuenta ajena ejerciendo su profesión de maestra nacional.

          Mi relación fue muy dura y difícil con él. Estuvimos muchos años sin hablarnos prácticamente y tuvo que ser mi madre quien en un acto de amor incondicional me pidió que lo perdonara con la puntualización de que si no lo perdonaba del todo, no lo estaba perdonando y que a mis hermanos no podía pedirles eso, pero a mi, con quien había compartido muchas de sus vivencias como cristiana (Ambos somos Cooperadores Salesianos. Bueno mi madre lo era), tenía derecho a exigirmelo o a reprochármelo si no lo hacía correctamente.

          Lo hice y se lo agradeceré el resto de mi vida, porque gracias a ello pude disfrutar de los últimos años de mi padre y descubrí un ser humano que desconocía y que me había sido ocultado por el arquetipo y por mi experiencia de confrontación con él.

          Quiero decir que, ya tuvimos una conversación tú yo hace tiempo en la que yo decía que no era feminista y tú me rectificabas afirmando que muchas de las cosas que digo y creo son feministas. Sigo pensando que no soy feminista. No me veo identificado para nada en la visión del feminismo que nos muestra la sociedad de hoy y lo mismo es por mi edad que los próximos ya empiezan por 6, no entiendo nada de lo que muchas jóvenes defienden públicamente pero siempre tendrñe un respeto máximo por la mujer.

          Algunas (La mayoría) de las personas más importantes de mi vida fueron mujeres. Mi esposa, mi madre, mis hermanas, mis amigas (Algunas son de quitarse el sombrero y no volver a ponerselo uno nunca), incluso mis ex, con quien sin excepciones mantengo una relación cordial, o incluso un par de monjas o tres que me mostraron como ellas hacían que su elección les valiera la pena.

          Creo en vuestra lucha para tener un lugar digno en la Iglesia y siempre me tendréis de ese lado.

          No soy perfecto. Cometo errores (Mi mujer te diría que muchos) pero sólo se equivocan quienes transitan por caminos complicados (Que son los más divertidos al mismo tiempo) y yo soy especialista en complicarme la vida y el camino.

          A pesar de todo eso sigo pensando en que no tengo mejor forma de “definir” a Dios que llamarle “Madre”, en particular porque me fijo en la mía y, probablemente, no he conocido a nadie en quien haya podido experimentar más a Dios que en ella.

          Un abrazo

  • Rodrigo Olvera

    Aquí están los malabares de Ratzinger para justificar el cambio en la fórmula de la consagración.   (Nunca he entendido que se le presente como un gran intelectual, cuando hacía argumentaciones tan deficientes)   http://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/letters/2012/documents/hf_ben-xvi_let_20120414_zollitsch.html 

  • Antonio Llaguno

    Hay una cosa que me molesta mucho cuando voy a misa…

    • Antonio Llaguno

      … y es cuando en la consagración, al bendecir el vino, el cura dice que la sangre de Cristo será derramada “por muchos” cuando antes decía “por todos los hombres” (“Hombre”, aquí sin género. Podía haber dicho “por todos los hombres y mujeres”, pero aun siendo erróneo no es lo significativo aquí).

      ¿Por qué ese cambio? ¿Qué hay detrás?

      Pues hay dos cosas, a cual más perversa (A mi juicio). La primera es la convicción de que la Eucaristía está destinada solo a “los perfectos”, “los sinpecado”, “los justos”, “los que están en gracia”; cuando podemos citar el Evangelio donde dice:

      «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “misericordia quiero y no sacrificios”: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.» (Mt 9, 13)

      Y es que son ellos quienes se sienten así (Por mucho que con falsa humildad digan que no, que todos somos pecadores): justos, puros, especiales.

      Y la segunda, aún más perversa es la convicción que tienen de que solo son hijos de Dios los que han pasado satisfactoriamente determinados rituales mágicos que empiezan con el bautismo y confirmación y se van renovando periódicamente de confesión en confesión.

      Eso dejaría “fuera de los hijos de Dios” a personas tan interesantes como Gandhi, Luther King, Buda, Lao Tse, Confucio. Mahoma, Oscar Schindler, Frere Roger de Taizé y muchos más y les da pie para justificar atrocidades como las ejecuciones de la Inquisición o las cruzadas; a fin de cuentas ¿Qué problema hay en matar a alguien que “No es hijo de Dios”.

      Y también, esa incoherencia hace que la doctrina oficial de la Iglesia haya tenido que inventarse estupideces faraónicas como la majadería del Limbo.

      Y ésta es una concepción de la condición de “Hijos de Dios” que persiste en una gran parte de la Iglesia católica actual. Hoy mismo he podido leer en Infocarcólica el artículo de un indignado y desconocido periodista (Oculta su nombre bajo el editorial) que critica al obispo de Arabia Meridional (Mons. Martinelli. Que buenos zapatos) porque se ha atrevido (Sin pedir permiso a Infocarcólica, evidentemente) a asistir a la inauguración de un templo hindú y a declarar que ese templo es “una contribución a la armonía basada en la relación con Dios. Todo lugar de culto recuerda a la gente que, sin Dios, el ser humano está perdido. Con Dios, la humanidad puede renacer. Este nuevo templo es un lugar donde mis hermanos y hermanas hindúes pueden rezar y fortalecer la armonía con Dios”.

      El indignado e infocarcólico periodista, apostilla: “cabe recordar que el hinduismo no cree en un solo Dios, pues es una religión politeísta en la que algunos de sus miles de dioses son literalmente seres de maldad, como es el caso de la diosa Kali.” (sic)

      Y es que él pertenece a los justos y no esos horribles y malvados hindues que no son Hijos de Dios.

      Y queda una pregunta pendiente: ¿Quiénes son ellos?

      Pues “ellos” son quienes quieren una Iglesia de elegidos, quienes piensan que la Iglesia católica es la encarnación no sólo de Cristo sino de Dios mismo. los nuevos inquisidores.

      Para muestra un botón. El mismo cardenal que modificó el rito de la misa para cambiar esa frase que me pone de tan mala leche, el Cardenal guineano Robert Sarah, ex prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos (Y de los Grandes Expresos Europeos y de la Commonwealth), en la presentación de uno de sus libros declaró sin ningún sonrojo:
      “Hay una tendencia perversa que consiste en falsear la pastoral, oponerla a la doctrina y presentar a un Dios misericordioso que no exige nada. ¡Pero no existe un padre que no exija nada a sus hijos! Dios, como todo buen padre, es exigente, porque ambiciona grandes cosas para nosotros.
      La Iglesia no está hecha para escuchar, está hecha para enseñar”
      Es con estos bueyes con los que tiene que arar el Papa y quienes tratan de establecer lo que es “sana doctrina” y lo que no.

      Y todo esto sin entrar en ¿Por qué extraña razón para “salvar” a los hombres era necesaria la “sangre de Cristo”? Y ¿De qué cosa tan grave nos tenía que salvar Cristo para necesitar un asesinato como ese (Y que no me vengan con el pecado original que uno ha estudiado biología y sabe, entre otras cosas, que las serpientes no hablan)?

      Y luego me preguntan por qué voy cada vez menos a misa (Y sin dejar de sentirme muy católico).

      • Santiago

        Antonio Ll, como tu amigo,  y porque se que vas a entenderme, ES  mi deseo que no dejes la Misa porque la Eucaristía es un regalo del Amor de Cristo para TODOS… y nos ayuda porque nos da la gracia..

         

        Empecemos que para la validez del sacramento sólo es necesario: “Esto es mi Cuerpo….”Esta es Mi Sangre”  Lo demás es importante pero no absolutamente necesario…Ratzinger prefirió volver a “muchos” porque en realidad es difícil expresar la forma semitica del original arameo que no ES “ ni todos” “ni muchos” sino que la Sangre de Cristo ES derramada por “la muchedumbre de muchedumbres”, pero ninguna de las dos “formas” hace inválida la Consagración

        Nunca ha enseñado la Iglesia oficialmente que la Eucaristía es solo para los “puros y perfectos”,ni que nosotros no somos hijos del Padre Dios…Sin embargo, como hijos, para ser dignos del amor de un padre, debemos corresponder al Amor de Dios que nos manda a guardar Sus mandamientos. Si guardo lo que me ha enseñado mi padre y lo práctico, entonces estoy amando y honrando a mi padre.

        Pero el Padre es Amor y si yo practico el mal y no me arrepiento y persisto en el mal matando, odiando, calumniando, en lujuria, faltando gravemente a la caridad etc etc entonces debo rectificar mi conducta antes de acercarme a la Eucaristía que es puro Amor porque el pecado implica lo contrario al Amor que es odio y perversidad. La Iglesia nos ofrece el camino seguro del perdón que es el Sacramento de la Reconciliación si estamos de alguna manera arrepentidos de nuestras graves faltas para poder acceder sincera y honestamente al Sacramento del Amor porque nada pervertido podrà permanecer en el seno del Amor del Padre sin nuestra sincera conversión.

        Debemos dar gracias de que Jesucristo sin necesidad sino por puro Amor se entregara voluntariamente en el sacrificio de la Cruz cómo la manera más eficaz para salvarnos.

        Debemos arrodillarnos misticamente junto a la Cruz en el Calvario para besar las heridas de Cristo que consiguió con Su sacrificio salvar a muchos de la muerte eterna y facilitarnos la entrada en Su gloria. Volvamos una y otra vez a la Cruz y regresemos a la Misa que es la gracia pura de Dios.

        abrazos

        Santiago Hernández

         

  • Santiago

    Si que somos  hijos  de Dios verdaderos -ya que lo somos por adopción – pero con los mismísimos derechos de los que lo han sido por derecho propio. Es Dios Hijo el que se compadeció de nuestra miseria y decidió encarnarse e inmolarse pero libremente y en  la suma libertad humana sin que nadie le obligara a tomar la Cruz por la salud del mundo..porque amando a Sus discípulos antes de morir “los amó hasta el extremo”… Y es que la FE es la que nos salva…Es esta virtud teologal que recibimos en el bautismo la que inicia la gran transformación donde “volvemos a nacer” pero a la gracia…Por eso Cristo siempre pedía que accediéramos a la FE porque “el que cree en Mi aunque muera, vivirá”….No se trata de una FE intelectual y teórica pues el que tiene fe “hará grandes obras”….No se trata aquí de “sentir” una certeza, sino querer y esperar en El que vino a nosotros para que “creyendo” tengamos “vida eterna”…. pero no la fe muerta sino de los que obran con S Ignacio y se dirigen a la perfección a través de la humildad gradualmente de esta manera: 1- En el primer grado, se necesita “bajarse” para aceptar por nada del mundo, cometer una falta grave, contra Dios o contra el prójimo 2- En el segundo grado, se necesita “bajar” más para aceptar preferir morir antes que cometer una falta venial 3- Pero el tercer grado de humlldad es perfectisimo: Sumando el 1 y el 2, “bajarse”más aún para imitar a Jesucristo “en pasar todas las injurias y todo vituperio y toda pobreza, actual como espiritual, con tal que El me “elija y reciba en esa clase de “vida y estado”Sin humildad, la FE es una imposibilidad. Sólo los que humillándose, y en el amor de Dios,reconocen su miseria y se arrepienten sinceramente de sus faltas, éstos y, solo ellos, son capaces del Reino.Un saludo cordialSantiago Hernández