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La Buena Noticia (13/21)

 EL EVANGELIO. PRIMEROS PASOS (7)

68. Las actuaciones de Jesús asombran

        Llaman la atención porque se salen de lo acostumbrado. Interviene con total libertad sin atenerse a las normas. Y abre, así, horizontes inesperados a quienes están encogidos en su aislamiento. Frente a las posiciones teológicas de los ideólogos que de tapadillo censuran a Jesús, este les descubre una praxis vigorosa, alegre y fecunda que ofrece solución a los que ellos han abandonado en la soledad. Los ideólogos se han sobresaltado con esa manera de plantear y hacer las cosas. Lo que ellos defienden como verdad absoluta, Jesús lo considera un absoluto desatino. Él ha mostrado el acceso libre al reinado de Dios ¡también para los descreídos! Los maestros de la teología, en cambio, se autoexcluyen. Persisten obstinados en su defensa a ultranza de la Sagrada Ley que desprecia y discrimina.

        ¿No había manera de conciliar la propuesta de Jesús con las tesis teológicas tradicionales? ¿Acaso el AT equivocó sus previsiones? ¿Cómo pueden los descreídos adherirse al reinado de Dios? ¿No era ese reinado algo destacado por su carácter altamente religioso? ¿No exige ser creyente? ¿Se sitúa al margen de las estructuras religiosas? Las dudas revoloteando sobre las cabezas tocaban el fondo del asunto. El tema continúa sacando hoy a flote su complejidad.

 

69. Marcos avanzó algo más incidiendo en la cuestión con un nuevo relato:

“Los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno.
Fueron a preguntarle:
– ¿Por qué los discípulos de Juan y los fariseos discípulos ayunan y, en cambio, tus discípulos no ayunan?
Les replicó Jesús:
– ¿Es que pueden ayunar los amigos del novio mientras el novio está con ellos? En tanto tienen al novio con ellos no pueden ayunar. Pero llegarán días en que les arrebaten al novio; entonces, aquel día ayunarán.
Nadie le cose una pieza de paño sin estrenar a un manto pasado; si no, el remiendo tira del manto –lo nuevo de lo viejo– y deja un roto peor. Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; si no, el vino reventará los odres y se pierde el vino y los odres; no, a vino nuevo, odres nuevos”
(Mc 2,18-22).

        El texto comienza sin fijar un nuevo marco donde encajar la escena. Tampoco ofrece algún apunte temporal precisando el momento en el que se desarrolla la acción. Se sustenta únicamente sobre una nota informativa relacionada con dos colectivos: “Los discípulos de Juan y los fariseos…”.

 

70. Se trata de dos grupos diferenciados entre sí

        Solo les une su condición de religiosos practicantes. Acerca de los primeros, “los discípulos de Juan” hay que suponer que se trata de personas adscritas al movimiento del Bautista, nacido con su invitación a abandonar la injusticia. Ahora bien, se percibe una diferencia importante entre Juan y estos llamados discípulos suyos. El Bautista fue un hombre singular, apartado de la institución religiosa. Actuaba por su propia cuenta en lugares desiertos a los que acudían multitudes atraídos por su convocatoria. Su relación con el grupo referido ahora: “los fariseos”, según los datos aportados por Mateo, no era precisamente fluida:

“Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
¡Camada de víboras! ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Pues entonces, dad el fruto que corresponde a la enmienda y no os hagáis ilusiones pensando que Abrahán es vuestro padre…”
(Mt 3, 7-9).

        El Bautista, estaba lejos de compartir las prácticas religiosas de los fariseos. Una vez este encarcelado, los llamados aquí “discípulos de Juan” sí parecen haberse adaptado a la religiosidad tradicional. Coincidían por eso con los rigoristas de la religión. La observación inicial de Marcos habla de la práctica donde se daba dicha simultaneidad: “…estaban de ayuno”.

        El Antiguo Testamento había marcado un día de ayuno obligatorio. Era el día de la Expiación, fecha solemne en la que Dios, único con poder de perdonar, declaraba oficialmente una amnistía general para todo el pueblo:

“El Señor dijo a Moisés: El día diez del séptimo mes es el día de la Expiación. Se reunirán en asamblea litúrgica, harán penitencia y ofrecerán una oblación al Señor…” (Lev 23, 16-17).

        La liturgia del día de la Expiación en honor de Yahvé incorporaba una ofrenda de animales y vegetales. Unos y otros, en cuanto al tipo (novillos, carneros, corderos, machos cabríos, harina y aceite) y cantidad, están detallados en Núm 29, 7-11. Se perseguía con ello que el olor de tal holocausto lograra atenuar el enfado de Yahvé por la manifiesta deslealtad del pueblo con Él y sus leyes: “Ofrecerán en holocausto de aroma que aplaca al Señor un novillo, un carnero y siete corderos añales sin defecto…” (v. 8).

        El destierro fue considerado como un castigo por los pecados cometidos por el pueblo. De modo que se establecieron en señal de arrepentimiento cuatro días de ayuno al año (Zac 8,19). El ayuno mostraba el arrepentimiento por las continuas infidelidades a Yahvé. Representaba, pues, una declaración de culpabilidad y se manifestaba como un signo de penitencia. Se buscaba con él dar lástima y ser merecedor del perdón divino. (https://www.atrio.org/2022/10/el-programa-de-jesus-17/). El grupo fariseo alardeó públicamente de su religiosidad exhibiendo dos veces por semana (Lc 18,12) un ayuno teatralizado.

        Sobre la base de esa reseña informando de la coincidencia en el ayuno de esos dos colectivos, brota una interpelación: “Fueron a preguntarle”. A primera vista esa vaga fórmula parece tener como sujetos a personas pertenecientes a dichos grupos. Sin embargo, el planteamiento de entrada a la cuestión se hace en tercera persona, lo que advierte del anonimato de quienes lanzaron el interrogante:

 

71. “¿Por qué los discípulos de Juan y los fariseos discípulos ayunan…?”.

        Marcos no identifica a los autores de la pregunta al Galileo. La cuestión flotaba en el ambiente de una generalidad de personas atentas al mensaje y actuaciones del Galileo. El anuncio de Jesús acerca de la llegada del reinado de Dios resultaba una novedad de extraordinaria magnitud. Y su comportamiento libre y rebelde dejaba pasmados a quienes contemplaron sus actuaciones. Era algo nunca visto. Eso sí, sus intervenciones alejadas de la tradición suscitaban cierta reserva e inquietud debido al desconocimiento del papel que correspondería a la institución oficial, la Ley y las prácticas religiosas en la etapa definitiva del reinado de Dios. Así pues, el interrogante emergía de las dudas de la gente respecto a la convergencia entre las directrices tradicionales establecidas desde mucho tiempo atrás y el atractivo de la novedosa propuesta de Jesús. Marcos extrajo la pregunta del rumor generalizado y la colocó en la cabecera del relato poniéndola en boca de anónimos.

        Hay un dato en el umbral de la pregunta a no descuidar. Se alude en él a la nota informativa con que comenzaba el relato, pero aquí se hace una modificación. Si antes se hablaba de los fariseos, ahora se especifica que los sujetos del ayuno son “los discípulos” de dicho colectivo. La pantalla mostrada a Jesús para su observación y lectura despliega, a modo de ejemplo, una de las actuaciones religiosas obligatorias en la educación de los candidatos a formar parte de tales grupos. De ese modo, adaptándose con fidelidad a sus directrices, esos discípulos garantizaban el futuro de la estructura religiosa establecida por la tradición.

 

72. La parte esencial de la pregunta: “…y, en cambio, tus discípulos no ayunan?”

pone al descubierto la extrañeza de la gente ante la manera de encarar la vida de los adheridos al programa de Jesús. Asombra su comportamiento alejado de las prácticas religiosas habituales. Muestran con su forma de vivir su infidelidad a las normas establecidas desde antiguo. La distancia con los afines al movimiento del Bautista y al de los fariseos resulta llamativa. No se parecen a ellos ni por el forro. Estos mantienen viva la tradición siguiendo con rigurosidad las directrices marcadas por los máximos responsables de la institución. La responsabilidad de ese desafecto y desapego a los usos y costumbres habituales corresponde por entero a Jesús. A él va dirigida en tono crítico la pregunta exigiendo una explicación de esa indiferencia y desafío a las intocables creencias.

        72.1. La respuesta del Galileo

aparece desprovista de censura a la práctica del ayuno seguida por los discípulos del Bautista y de los fariseos. Aun compartiendo el criterio de Isaías respecto al ayuno:

“¿Es ese el ayuno que el Señor desea,
para el día en que el hombre se mortifica?

Mover la cabeza como un junco, acostarse sobre estera y ceniza,
¿a eso lo llamáis ayuno, día agradable al Señor?
El ayuno que yo quiero es este -oráculo del Señor-
abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos,
dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos;
partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo,
vestir al que ves desnudo y no cerrarte a tu propia carne”
(Is 58, 5-7),

        72.2. Él irá hasta el fondo del asunto

        Su contestación enlaza con las primeras palabras pronunciadas por él nada más salir al escenario público: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el reinado de Dios”. Ante la cuestión, presenta de inicio una obviedad a los anónimos interlocutores. La plantea en forma de interrogante. Pretende, así, que algo tan evidente sea reconocido por quienes impugnan su proceder: “¿Es que pueden ayunar los amigos del novio mientras el novio está con ellos?”.

        El formato del interrogante: “¿Es que pueden…?” (Μὴ δύνανται…;) aguarda forzosamente una respuesta negativa. La sorpresa surge al cambiar Jesús la designación de los sujetos afectados por el debate. Jesús evita nombrar a los suyos como discípulos. Los denominará: “los amigos del novio” (οἱ υἱοὶ τοῦ ,νυμφῶνος; lit.: ‘los hijos de la cámara nupcial’). Esta expresión típicamente semítica usa la fórmula οἱ υἱοὶ τοῦ (‘los hijos de’), significando aquí ‘relación’, seguida del sustantivo νυμφών (‘cámara nupcial’; en genitivo: νυμφῶνος) para describir el grado de intimidad de dicha relación. Ese enunciado (‘los hijos de la cámara nupcial’) se utilizaba para aludir en una fiesta de bodas a los amigos del novio, quienes tenían la responsabilidad de mantener el festejo en todo su apogeo durante todos los días que duraba la celebración. La misión que tienen encomendada impide “ayunar” a “los amigos del novio”. El ayuno resultaría algo descabellado e inadmisible por razón de la tarea a la que han de responder como demostración de profunda amistad.

        Los adheridos a la propuesta de Jesús superan la condición de discípulos; son sus amigos íntimos. No se agrupan en torno a él como auxiliares esperando órdenes y en disposición de obedecer sus preceptos. Están con él en plano de igualdad. El grupo no sobresale por el cumplimiento de normas sino por el brillo de la fraternidad.

 

73. La imagen utilizada por Jesús destaca por su carácter festivo

        Corresponde a la celebración de una boda donde la figura del novio aparece con especial protagonismo. La imagen de una boda representó en la literatura de los profetas del AT la Alianza de Yahvé con el pueblo. El símbolo de un enlace matrimonial sirvió como la mejor fórmula para exponer la historia de un amor comprometido por parte de Yahvé y las traiciones constantes del pueblo a dicho amor. Como muestra, basta citar el extenso y formidable capítulo 16 del libro de Ezequiel del que extraemos un verso:

“Pasando de nuevo a tu lado, te vi en la edad del amor;
extendí sobre ti mi manto para cubrir tu desnudez;
te comprometí con juramento, hice alianza contigo
-oráculo del Señor- y fuiste mía”
(Ez 16, 8).

        En esta nueva boda, representación de la nueva Alianza, no será Dios, sino Jesús quien asuma el papel de novio. Esa será su Alianza: “Esta es la sangre de la Alianza MÍA que se derrama por todos” (Mc 14, 24). Se alcanza la vida definitiva, una vida divina, mediante la tarea leal y responsable a favor del ser humano. El texto avanza un paso más: El Evangelio (Buena Noticia) se caracteriza por su carácter eminentemente festivo. La alegría está representada con la imagen de una boda símbolo de una la Alianza. Evangelio habla de Alianza; Alianza, de pueblo. El nuevo pueblo no nace para cumplir preceptos y normas, sino para el disfrute con su tarea. Los adheridos a la propuesta de Jesús, constituyen ese pueblo. Son los amigos íntimos del novio. Su principal quehacer será mantener la fiesta en todo su esplendor. Resulta impensable que se dediquen a ayunar “mientras el novio está con ellos”.

        Jesús expuso en forma interrogativa un argumento irrefutable: “¿Es que pueden ayunar los amigos del novio mientras el novio está con ellos?”. Los desconocidos autores del reproche mantienen un elocuente silencio. Será el Galileo quien despliegue la lógica respuesta: “En tanto tienen al novio con ellos no pueden ayunar”, una afirmación que anuncia implícitamente una futura ausencia del novio y la correspondiente tristeza de sus íntimos.

 

74. El sistema injusto no tolera la fiesta de la igualdad, la amistad y la fraternidad

        Y pretende a toda costa ponerle fin arrebatando la vida al novio. Su actuación criminal será demostración de su maldad innata e histórica equivocación. Marcos, escribiendo tras haber conocido el desenlace de la acometida contra Jesús, pondrá en su boca que sus amigos ayunarán ese día: “Pero llegarán días en que les arrebaten al novio; entonces, aquel día ayunarán”. Los discípulos no ayunarán por hábito o cumplimiento de una norma. Lo harán por un apagón, el del resplandor inconfundible de la presencia de quien inauguró el tiempo definitivo de la fiesta: el Galileo.

        La intencionalidad de la crítica a Jesús llegaba lejos. Y él no se quedó corto en su respuesta. Los escondidos agentes de la reprobación iban muy descaminados. Habían interpretado el anuncio del Evangelio como el movimiento religioso capacitado para renovar las instituciones ante el decisivo período histórico. La propuesta de Jesús necesitaba, por tanto, acomodarse con fidelidad a las prácticas y reglas establecidas desde antiguo por la sagrada tradición. El Galileo estaba obligado a llevar a cabo su propuesta conformando sus principios y sus prácticas a la inamovible estructura religiosa tenida como de origen divino.

 

75. Jesús desbarató el criterio usado en la censura

        La estructura religiosa asentada fijamente como sagrada desde siglos atrás y el reinado de Dios anunciado por el Evangelio son dos realidades incompatibles entre sí. El Galileo utilizará en su planteamiento dos ejemplos. Ambos hablan de una manera de actuar completamente inapropiada e inadmisible. Los dos supuestos excluyen sin excepciones cualquier planteamiento de armonización. Lo hacen de forma absoluta. Los dos casos se inician de idéntica manera: “Nadie” ( οὐδεὶς; ‘nadie’, ‘ninguno’).

        75.1. El primer ejemplo, que dice así:

Nadie le cose una pieza de paño sin estrenar a un manto pasado; si no, el remiendo tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor”,

establece como idea central el absurdo de considerar el Evangelio como un parche. Su función tendría como finalidad principal poner remedio al desgaste y el estado calamitoso de la antigua estructura religiosa. Jesús advierte de la confusión de quienes piensan en el reinado de Dios como remiendo. Su realidad social no tiene como fin la reforma de sistemas en quiebra. La acción imaginada y expuesta a consideración en este primer ejemplo excluye dicha posibilidad. Habla de un apaño que no se le ocurre a “NADIE”. “NADIE” se decidirá a realizar tal compostura porque hacerla resultaría un completo fracaso.

        La realidad a arreglar está representada en este primer caso con la figura de un “manto” (ἱμάτιον; ‘manto’, ‘vestido’). El manto, llamado también vestido exterior (ἐπενδύτης) era la prenda que daba cobertura completa a la persona. Sin ella, el individuo se encontraba desnudo: “Simón Pedro entonces, al oír que era el Señor, se ató la prenda de encima (ἐπενδύτης: ‘vestido exterior’) a la cintura, pues estaba desnudo, y se tiró al mar” (Jn 21,7) y sin el resguardo necesario. Usado también para dormir, el código legal establecía como justo el devolverlo durante la noche cuando se había tomado como aval por deuda: “Si tomas en prenda la capa de tu prójimo, se la devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo y para acostarse” (Ex 22, 25-26a).

        El manto del que se habla lleva ya tiempo descompuesto; padece de un grave deterioro. El texto lo presenta como envejecido utilizando el griego παλαιός (‘antiguo’, ‘viejo’). El antagonismo con la característica que define al tejido expuesto para su compostura exige la traducción “pasado”. Jesús habla de “una pieza de paño” (ἐπίβλημα ῥάκους) “SIN ESTRENAR” (ἄγναφος: ‘no lavada’). La oposición entre la realidad de ambas telas determina la inviabilidad para su unión. Su detallada condición ha sido escogida desde la experiencia y la lógica de lo que ocurre al tratar de remendar un tejido raído con un paño pletórico, aún sin lavar. La tela nueva encoge al ser lavada y al contraerse, jala con presión de la gastada y envejecida ocasionando un enorme estropicio: “…si no, el remiendo (πλήρωμα: ‘lo que completa’; ‘añadido con el fin de llevar la cosa rellenada a plenitud’) tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor”.

        75.2. El segundo ejemplo da un paso más

        El pretendido acoplamiento dilapida también la realidad anunciada por el Evangelio:

“Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; si no, el vino reventará los odres y se pierden el vino y los odres”.

        Otra vez el comienzo del texto original “NADIE” reincide en la imposibilidad de usar las antiguas estructuras para dar sostén al Evangelio. “NADIE” en su sano juicio intentará configurar la realidad del reinado de Dios acomodándola al decrépito sistema religioso. El elemento “vino nuevo” insiste en la idea festiva de la boda. Simbolizando la exuberancia del amor leal y la íntima amistad entre el novio y sus amigos. El marchito armazón religioso no puede contener tan poderoso vigor del nuevo colectivo. “NADIE” tiene la mala ocurrencia de utilizar los odres caducos para un vino nuevo de tanta energía. La antigua tradición religiosa resulta, del mismo modo que los odres envejecidos, inútiles como mantenedora de la propuesta de Jesús: “NADIE” echa vino nuevo en odres viejos”. De cometer tamaña insensatez -¡algo a reflexionar hoy en profundidad!-, quedarían inservibles los odres (las avejentadas bases religiosas) y se perdería desparramado el vino nuevo (el reinado de Dios). El resultado de compaginar el caduco sistema religioso con el Evangelio sería un estrepitoso descalabro.

        Los antiguos sistemas religiosos son, en boca de Jesús, inválidos para la organización requerida por el reinado de Dios. El mensaje de Jesús, denominado por Marcos: Evangelio, no tiene por objeto reformar antiguos esquemas religiosos. Se presenta como una alternativa al orden injusto y exige unas estructuras ajustadas a cada tiempo y lugar:

“…No, a vino nuevo, odres nuevos”.

 

76. La nueva organización alternativa

        La organización de dicha alternativa será labor de los amigos del novio. Los primeros no tuvieron otro modelo que el de su experiencia con el leal amigo venido de Nazaret. Lo que ellos desarrollaron sirve también de base para las futuras generaciones de amigos. Todos los integrantes del grupo de adheridos a la propuesta del Galileo han podido oír sus palabras. Habrán de estar atentos a su significado para no desatinar. El desatino tiene resultados de muy difícil arreglo.

 

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  APORTACIONES

115 comentarios

  • carmen

    Santiago. No hablo de Iglesia.

    Tengo una especie de manía desde hace décadas. Leo los textos más allá de lo que dicen. Es muy entretenido. Te ayuda un montón a conocer a las personas. Creo saber porqué escribe lo que escribe. Y también Román. Y otras personas, pero no todas me interesan igual.

    Y sabe perfectamente que ningún demonio hay dentro de mí. Ni rojo, ni azul, ni blanco tampoco.
    Se habrá dado cuenta, como me he dado, de algo que parece banal , pero no lo es en absoluto. Si defiendes a un papa en concreto, no te queda otra que defender lo que supone el papado. Es decir, la iglesia. Las cosas cambian. Porque la vida es puro cambio. Es interesante.
    Pero sabe perfectamente que no hablo de iglesia. Eso ya lo hacen otros.
    Feliz Navidad.
    Cuídese mucho. No estamos ya para bromicas…

  • Santiago

    Si, Isidoro también tú tienes razón, y ya que  la FE tiene una base racional ella conlleva la duda racional. Pero la FE es un don teologal infundido por Dios que “actúa, tanto en el querer como en el obrar” y que se encuentra no sólo en el intelecto sino en la voluntad y que requiere el esfuerzo de la voluntad para acceder -con su iluminación- a verdades trascendentes que traspasan lo meramente natural. De ahí razón y fe…

    Sin la iluminación de la fe no podremos creer
    Por eso la fe no puede ser ciega, ni un mero salto al vacío, sino que es un proceso libre de nuestra misma persona. Existen bases fidedignas para poder creer. El cristianismo es un hecho histórico y el Cristo de la fe no ha de separarse del Cristo del NT. No se trata de una fantasía absurda creada por la mente sino que se fundamenta en un hecho real y actual.

    Un abrazo y felices fiestas de Navidad y Año Nuevo.
    Santiago Hernández

    • Roman Díaz Ayala

      Gracias, Santiago, por lo escrito en tu comentario al mío que ha quedado muy abajo.

      • Roman Díaz Ayala

        También te deseo la más grande de las felicidades con motivo de esta celebración y la hago extensiva a toda la familia atriera.

        Ya sabes que yo considero que has sabido beber de esa fuente que fue para nosotros el momento conciliar en la década de los sesenta de los años mil novecientos.  ¡Parece como si hubiésemos vivido dos vidas en una!

        En la Dei Verbum, el documento más luminoso de todos aquello y que nos mostró la dimensión teológica, es decir, la dimensión divina, espiritual, de la Palabra de Dios, la Biblia. Y eso que supuso que Dios nos hablase a través de la palabra humana, de los humanos, y entre ellos Jesús: El Verbo Divino.

        Pero aquí en España estábamos en otras cosas. La restauración vaticana posterior nos cogió con el pie cambiado y de ahí ese desencuentro que una y otra vez se hace visible, también aquí mismo en Atrio.

  • oscar varela

    Hola!Intento de pasar Texto a Audio (aprox. por el 2017)