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Ha muerto también Antonio Aradillas

Nos conocimos hace unos sesenta años, cuando ambos éramos consiliarios (él nacional de mujeres) de los nacientes movimientos especializados de Acción Católica. Era un momento de enorme dinamismo en la Iglesia española, antes incluso del Vaticano II. Después seguimos caminos diferentes. Pero estos últimos años nos reencontramos, nos alegrarnos de encontrarnos lúcidos, mantuvimos largas conversaciones por teléfono, nos animábamos a vivir y esperar cada vez más. La falta de escritos o llamadas estos últimos días me hacían temer este último desenlace. Uno menos en el parque de viejos dinosauros, dirá la cigüeña. UNo más que la luz plena, sin sombras, en la casa del Padre, diremos otros. ¡Seguimos adelante, Antonio! No puedo escribir más. Le cedo la palabra a Jesús Bastante. AD.

Antonio Aradillas, que estás en los cielos

Escribo estas líneas, querido Antonio, ahora que nos cuentan que estás dejándonos. Calladamente, sin hacer ruido, como siempre quisiste, aunque tu vida no siempre fue tranquila. Vaya mes llevamos: primero Castillo, ahora tú…

Como sé que no llegarás a leerme (se te pondría la calva roja de la vergüenza), déjame darte las gracias. Por todo. Por tus 95 años (y 95 libros, menudo récord). Por tu vitalidad, inagotable hasta el último momento. Por tu agradecimiento compulsivo cada vez que nos veíamos, iba a verte o a llevarte libros. Por no decir nunca, a nada, que no.

Gracias por aquellos días en tu pueblo, menudo homenaje (y menudo jamón, ¿te acuerdas?) te hicieron. Gracias porque has sido memoria viva de la Iglesia a la que tanto amaste y que tan poco te comprendió. Gracias por tu libertad para decir lo que creías que había que hacer, por tu vehemencia a la hora de defender tus razones, aun cuando no te las ‘comprara’, por no perder nunca la ilusión. Por ser un referente de varias generaciones de comunicadores católicos. Y por saber gestionar el silencio de los que siempre debieron defenderte.

Como le ocurriera a Pepe Castillo (dale un abrazo en cuanto le veas, no tuve aún fuerzas para despedirme de él como merecía), estos diez años de pontificado supusieron un ‘chute’ de energía a tu ya de por sí espíritu luchador, combativo. No diste por perdida una batalla, no dejaste de escribir hasta el final. Dios sabe que tu letra es prácticamente ilegible pero que, si podemos, mantendremos viva tu literatura (nos has dejado textos para meses). Y Francisco, pese a que fuera demasiado despacio para ‘jóvenes’ como vosotros, os ha devuelto la esperanza de que, tal vez, las cosas pueden cambiar. Y nos lo habéis hecho creer, benditos vosotros, a los que ya peinamos canas. Mucho más viejos que tú, querido Antonio, que cuando esto salga ya estarás en los cielos.

Antonio Aradillas y monseñor Tarancón

Antonio Aradillas con monseñor Tarancón

 

Gracias por tus historias, por tu memoria, por las mañanas hablando de Tarancón, del Concilio, de las mujeres de la Acción Católica, de Emilio Romero, de Íñigo, de García, de don Antonio Montero… Gracias por tus rabietas al leer a los moscones ultra, herederos de aquellos guerrilleros de Cristo Rey que te querían llevar al paredón junto al cardenal, y sus insultos. Alguno seguirá cayendo, porque estos supuestos cristianos no respetan ni a los muertos, sin pararse a pensar que muchos de ellos están más cerca de lo que creen de seguir tus pasos. Y no estarán tan preparados, tan en paz, como tú te vas.

Gracias por esa última sonrisa cuando reconociste, desde tu última cama en el hospital de Cantoblanco, las voces de Vidal y de este jovenzuelo al que, al final, no regalarás la casa en la montaña. Cuando la tenga, no lo dudes, que tendrá un rincón para Antonio Aradillas.

Aún no te has ido, y ya te estamos echando de menos. Gracias por ofrecer tu vida por un mundo más justo para las mujeres, para los sacerdotes, para la Iglesia. Gracias por no dejar de ser un joven rebelde, y por irte de esta tierra sin un ápice de rencor. Algunos cargarán paladas. Ni caso.

Querido Aradillas, que estás, que ya estarás, en los cielos. Ruega por nosotros.

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  APORTACIONES

8 comentarios

  • Juan A. Vinagre

    Me uno a los comentarios favorables a A. Aradillas. Lo conocía muy poco, pero siempre me dio buenas sensaciones. No digo que D.E.P. sino que disfrutes en el Reino que ofrece otro hogar con el Señor… ¿Esos modos de tratar de “infovaticana” son cristianos?  Se parecen mucho a los modos de nuestros políticos actuales. ¿Acaso son, en parte, los mismos?  (Que nadie se ofenda porque haga estas preguntas, que son sinceras, pero que no quieren condenar… )

  • carmen

    Pues no entres Antonio Llaguno. Para qué? A ese señor cuervo no le gusta el señor Aradillas. Y además es un grosero inoportuno. Pues allá él.

    Tampoco sé qué tiene que ver el señor Valderas aquí. No ha dicho nada desde hace tiempo. Sus motivos tendrá. Lo mismo ni entra ya.No creo que tenga nada que ver el cristianismo con la educación y la oportunidad y el mal café, que decía mi madre.No sé.

    • Antonio Llaguno

      Te digo lo que pinta Valderas.

      Cada vez que pongo de manifiesto el peligro de este señor y de personas como él para la Iglesia, me sueltaeso de que es un buen cristiano de solvencia moral reconocida.

      Pues va a ser que no lo es.

      Simplemente eso

  • carmen

    Lo siento un montón.Leía lo que escribía aquí.Un luchador.Que tengas un buen viaje. Beberé algo por ti. En Murcia despedimos así a las personas. 

  • ana rodrigo

    Descanse en paz una persona que no ha pasado por la vida en balde, dejando un testimonio ejemplar y un importante legado constructor de nueva humanidad.  Estoy segura que quienes le conocieron podrán decir las cosas tan bonitas que le die Jesús Bastante.

  • Rodrigo Olvera

    Que su memoria sea eterna

  • Antonio Llaguno

    Que mala noticia.Descanse en paz.

    • Antonio Llaguno

      Soy consciente de lo desagradable que es traer esto aquí pero hay que hacerlo. hay que saber el tipo de sujetos contra quienes “combatimos”

      El cuervo infovaticarca amigo de Valderas hoy publica esto sobre Antonio:
      “¿Lágrimas?  Ninguna. Eso queda para Atrio y Religión Digital, Que pasado mañana ya le habrán olvidado. porque nunca fue nadie.
      Antonio Cagadillas ya la ha llamado alguien. ¿No era el momento? Seguramente. Pero pasado mañana sin la menor duda.”
      José María, espero que no lo vuelvas a defender aquí nunca más, ni me vengas con la histoeria de que es un buen cristiano.

      Te diría solo con 10 letras y dos espacios lo que es en realidad pero me llamarían la atención por extremadamente grosero.

      Y entre el cuervo y yo, todavía hay una gran distancia. No me gustaría parecerme a él.