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Aprender a saber escuchar

Una de mis experiencias, hace décadas, pero más aún hoy en día es “la necesidad que tienen, y tenemos, las personas de hablar y de ser escuchadas”. Y esto pide, como contrapartida “saber escuchar”. Y “saber escuchar” es un aprendizaje humano que pide un esfuerzo interior considerable. Es vaciarse de sí mismo/a para permitir que la otra persona te encuentre dispuesto. Pura empatía y compatía, que no es la simpatía. No te pide ni opinión ni consejo, sólo quiere ser escuchada. Pero cuando escuchamos debemos intentar evitar no formular y pensar la respuesta que le podemos dar… Una realidad relacional humana muy compleja.

       Pero es necesario hacer el esfuerzo de aprender a escuchar. Y me viene a la cabeza en estos momentos por propia experiencia y por comentarios de otros, la situación que se encuentran médicos y médicas: Escuchar y escribir en el ordenador a la vez. Debo constatar el esfuerzo que hacen por atender o escuchar humanamente…. Las nuevas tecnologías nos están pidiendo otra forma de escucha. No hay pedagogía porque todo es nuevo. Todo va deprisa. Y existe una cierta deshumanización. ¿Cómo lo haremos? Lo que queda claro es una faena totalmente personal. En otras palabras: adquirir madurez al hacer uso de los nuevos medios.

       Y “saber escuchar” requiere “querer escuchar”. Y aunque se quiere escuchar, existe la necesidad de hablar. ¿Cómo conjugarlo? Ciertamente, hay muchos libros que hablan. Por citar uno histórico: EL ARTE DE ESCUCHAR de Erich Fromm, del año 1975. Hay otros como también artículos. Es muy fácil escribir. Resumiendo, cada persona debe hacer su método desde la propia interioridad.

      Por tanto, un primer paso profundo y necesario para “saber escuchar” es necesario aprender a escucharse a sí mismo, auscultarse. Penetrar y compenetrarse con uno/a mismo/a. ¿Cómo soy? ¿Qué soy? ¿Quién soy? ¿Para qué sirvo? Y otros cuodlibetos. Todo ello por la sencilla razón si no te has enfrentado, no digo resolverlo porque probablemente nunca lo puedas resolverlo porque estamos siempre en proceso de cambio y mutación, puedes mezclar o proyectar o poner en la otra persona a los tuyos propios problemas, angustias o inquietudes.

         Entonces hay que pensar que el silencio interior es absolutamente imprescindible para poder escuchar sinceramente al prójimo. No matar al ego sino situarlo, en ese silencio, al margen, no marginado, de nuestra interioridad para que pueda contemplar la inmensidad de los mundos que hay, vivimos y somos. Y de ahí surgirá “la capacidad de escucha, que es un arte, no una ciencia”. Y hablando del silencio, un libro que fue publicado hace dos años, de una persona bien experimentada, Teresa Guardans: SILENCIO  (2021) es muy inspirador por esta temática.

        Esta actitud pide, ciertamente, buscar aquellos lugares adecuados para ayudar a silenciar, pero también cualquier lugar físico es adecuado si se sabe gestionar la relación de hablar, no charlar, y escuchar, no oír. Pero al mismo tiempo entiendo que quien escucha se hace un gran favor a sí mismo/a por la riqueza humana que aprende al escuchar, que no es poca, además del gran bien que hace a quien habla.

         Resumiendo: “saber escucharse”, dialogarse, comprenderse es el primer trabajo que hacer para aprender “el arte de saber escuchar”, lo que lleva a los verdaderos diálogos en los diferentes ámbitos. Y así, el diálogo, saber escuchar, es mucho más potente que la potencia de la violencia que hace comprender la impotencia de la violencia. Y recordando que el ser, que llamamos humano, es un ser animal viviente, pero inacabado genéticamente, que la palabra lo completa, la cual crea la cultura y nos abre los ojos a una doble realidad: Vivir y contemplar. Y el arte de escuchar también está presidido por el arte de contemplar la inmensidad de los mundos.

        Y concluyo con un pensamiento que me llamó la atención. Escrito hace más de 25 siglos, hacia el s. IV aec, que se encuentra en un libro titulado Proverbios: Quien rechaza aprender, cae en desgracia.

Jaume PATUEL pedapsicogogo,

5 comentarios

  • Jaume PATUEL PUIG

    Saludos cordiales Juan A. Gracias por tu ampliación al texto. Es ciertamente una utopía. Un Horizonte que llama a madurar integralmente. Para mí (siguiendo la tríada freudiana) fortalecer el ego para saber gestionar con la LUZ VITAL DE SU PROFUNDIDAD el diálogo o la escucha del  id y superego, que generan conflictos ante la realidad que el ego percata en si o en su metro2 y a sus alrededores.Un Horizonte Esperanzal y Confianzal…que ayuda a escuchar la profundidad del otro junto con sus demandas.Un abrazo de agradecimiento y de escuchar el artículo.

  • Juan A. Vinagre

    Amigo Jaume: Al leerte, en seguida despertaste en mí sintonía con la forma de expresarte. Compartimos visiones y “saberes”. Tu reflexión no solo hace pensar en E. Fromm sino también en Raths y en Rogers… Lo que me lleva, si me lo permites, a reforzar -y ampliar- tu reflexión con el comentario que sigue:

    -Para ser capaz de escuchar de verdad -que supone superación de egos-, se necesita una buena, y a veces profunda, ascesis de poda, que permita conocerse a fondo (en lo posible) y aceptarse serenamente, con paz.  Con esa paz interior -aunque solo sea relativa-, que permite apertura mental y afectiva suficiente, y que facilita encuentros y desarma confrontaciones y acaso violencias (aunque solo sean verbales), pero que alejan.

    -Y esto, más que arte -que también- es madurez psíquica y espiritual. En este caso, escuchar no solo es acercamiento; también puede ser un facilitador que nos lleve a reconocernos como personas iguales en dignidad -escucharnos es en cierta medida relativizarnos, es sentirnos necesitados de escuchar para enriquecernos-, lo que puede permitir el desarrollo de cierto sentido comunitario humano que nos una. En este caso, tal vez pueda hablarse de que ese sentido comunitario entre personas algo maduras pueda despertar afectos y simpatías que unen más.

    -En suma, esa ascesis de poda psíquica supone la sustitución de egos por una actitud abierta y acogedora que en el fondo es una sabia e inteligente humildad, que rechaza ídolos… de distinto tipo, a los que rendimos culto, incluso con enfrentamientos y sacrificios humanos. (Pensemos en los enfrentamientos y masacres y crímenes de este momento en la hermana y pobre tierra.)  Si aplicamos esa poda de egos e ídolos, las violencias-enfrentamientos, irán perdiendo fuerza… Y la escucha será una fuente de enriquecimiento personal…

    -¿Lo que estoy diciendo no suena demasiado a utopía? Sí, sí, pero yo creo en esa utopía que da sentido al caminar y al futuro… Escucharnos enriquece y une y cohesiona.  Y nos mejora como personas y como sociedad. Creo en la gran esperanza de una sociedad mejor, en la que el homo sapiens sea por fin SAPIENS. No alienado por ídolos que, por ceguera, esclavizan a los “prohombres”.

  • Jaume PATUEL PUIG

    Leyendo hoy, la revista CONCILIUM, nº 402( setiembre 2023) me ha gustado encontrarme al final en el Foro teológico, un breve artículo cuyo título reza así: Los derechos humanos y el arte de escuchar.

    Y habla EL ARTE DE ESCUCHA EMPÁTICA…ya que los derechos universales no subsumen la uniformidad sino la escucha de lo particular de forma empática.

    Tal vez  haya que reclamar ese ARTE DE ESCUCHA EMPÁTICA en las situaciones de conflicto. Y no, en nombre de qué y no sé quien: EL ARTE DE IMPONER EL SILENCIO A LA ESCUCHA.Gracias por vuestros comentarios. 

  • carmen

    Querer escuchar.Saber escuchar.Intentar entender la posición de la persona a la que se supone estás escuchando.

    Inteligencia emocional.Cuidar el vocabulario.Leer con detenimiento, en caso de una comunicación escrita.Lectura comprensiva.

    No intentar imponer tu idea sobre lo que te está contando la persona a la que escuchas.No creerte en posesión de La Verdad ….     …    …    …   …   … …   …    … Y mucha paciencia.Y Resiliencia. Un abrazo
    Anda que estamos bonicos… ufffffffff.

  • ana rodrigo

    Gracias, Jaume por este recuerdo de algo que “sabemos”, pero que en ocasiones queda archivado y desactivado en alguna “carpeta” cerebral. Lo bueno de las relaciones humanas, sean presenciales, sean a través de la lectura, es retroalimentar nuestro nuestro saber vivir de forma activa, convertir en experiencia lo que solamente son conocimientos.

    hizo posible que la humanidad evolucionase a toda velocidad añadiendo ladrillos al edificio que otros iban construyendo. Pues en este momento, son las nuevas tecnologías las que nos dan acceso de forma muy asequible a infinidad de comunicaciones interpersonales, como es el caso de atrio y, en este caso las reflexiones que nos ofreces tú y otr@s participantes.

    Gracias, una vez más. Un abrazo