Si ayer, en mi recorrido mañanero por los medios, me encontré con lo de Zapatero, hoy ha sido un largo informe de BBC Mundo, que me llegó a través de Sismógrafo, el que me ha helado la sangre. He leído de cabo a rabo las palabras de Natalia y he tenido la impresiónde de que, a pesar de ser lo abusos en la Iglesia un tema que damos por sabido o descontado, era un relato que debía reproducir íntegro en ATRIO. He trasladado íntegramente a nuestra columna central todo el innforme de BBC Mundo . Espero que sean muchos lo que lo lean todo, aunque les parezca demasiado largo o sabido. Y que piensen: ¿No es verdad que el hecho de los abusos es más central de lo que hasta ahora ha sido en la necesarias reformas que plantea Francisco? ¿No pone en cuestión la estructura misma de la Iglesia y el celibato impuesto a sacerdotes a quienes se da prestigio excesivo en la comunidad? ¿No destapa la manera como se educan a eos jóvenes carismáticos para que sean animadores de comunidad con mentalidad machista: “tú eres mía”? ¿Habría salido de un seminario “Redemptoris Mater” de Medelllín (quicos) ese joven sacerdote que cometió esos crímenes? ¿No se descubre el hermetismo protector con el que la Iglesia sigue tratando estos casos de clérigos y por qué no son denunciados hasta diociocho años después? No quisiera que nadie confundiera mi defensa de la fe personal y de Francisco con un retroceder en la denuncia clara de casos como el de Natalia, a quien no puedo menos de creer como creí en 2001 a los 8 denunciantes de Maciel? que entonces aún era proclamado por el papa “ejemplo de suscitador de vocaciones formador de sacerdotes”. AD.
“Un sacerdote me violó y me obligó a abortar”: la doble denuncia en uno de los mayores escándalos de pederastia de Colombia
Me llamo Natalia, tengo 32 años y acabo de emprender el viaje más importante de mi vida.
Volví a Medellín con mi pequeña hija, dos maletas y el firme propósito de romper mi silencio, de denunciar, de nuevo y por todos los medios posibles, al sacerdote que me violó y me obligó a abortar en 2004, cuando yo tenía 14 años.
Este es un viaje a mi pasado, a la historia más dolorosa que he vivido y que ni siquiera mi familia conoce a profundidad.
El 25 de agosto de 2022 estalló el mayor escándalo de abuso sexual a menores de edad en la Iglesia católica que haya golpeado a Medellín, y uno de los más recientes que se ha conocido en Colombia.
Ese día, el arzobispo de la ciudad, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, publicó en redes sociales una lista con los nombres de 36 sacerdotes que habían sido denunciados ante la Arquidiócesis en los últimos 30 años.
La publicación se produjo luego de que, tras un proceso legal que duró dos años, la Corte Suprema de Justicia le diera la razón al periodista colombiano Juan Pablo Barrientos y le exigiera a la Iglesia entregar los datos por ser considerados de interés público.
En la lista difundida por la Arquidiócesis se encuentra el nombre del sacerdote acusado por Natalia Restrepo.
Lo que sigue es su testimonio en primera persona, acompañado del contexto de su caso recogido por BBC Mundo.
I. La casa de mi abuela
Aunque ya he vuelto a esta casa en la que crecí varias veces, ahora es diferente.
Es la primera vez que regreso para intentar hablar con mi abuela de lo que me pasó. Ya tiene 90 años y aunque perdió su visión, su carácter sigue igual de fuerte.
Mi abuela ha sido mi mamá y mi papá, porque ellos no pudieron, o no quisieron, hacerse cargo de mí.
Con mi papá nunca tuve una relación. Mi mamá, en cambio, enviaba dinero para mi manutención desde EE.UU., donde rehizo su vida y construyó otra familia.
Nunca me hizo falta nada material. Mi mamá me dio gusto en todo y siempre estuvo en contacto conmigo, pero jamás vivimos juntas.
Por eso mi gran carencia en la vida, hasta hoy, ha sido afectiva. Es un vacío que, sin ser consciente, intenté llenar con la religión.
Mi abuela me llevaba a misa los sábados y los domingos, y durante la semana, si se podía y pasábamos por el parque, también había que entrar a la iglesia.
Es algo que ella sigue haciendo sagradamente hasta hoy.
Hablar de lo que me pasó no es fácil, pero he logrado hacerle un par de preguntas:
-Mami, ¿usted se acuerda de los sacerdotes?
-Sí, yo les tenía confianza porque como me hacían creer que cuidaban tanto de usted.
-¿Usted se acuerda que había un sacerdote que siempre la llamaba a pedirle permiso por mí?
-Sí, siempre. Yo le decía que con mucho cuidado.
II. Parroquia de Santa Gertrudis, La Magna
Todo comenzó en la parroquia que está en la plaza principal de Envigado. Es una iglesia grande, bonita. Me parece que los años no la han cambiado.
Cuando era niña me gustaba ver a los niños y jóvenes que estaban en el altar ayudando al sacerdote durante la misa.
Los admiraba con su túnica blanca y le decía a mi abuela que quería ser como ellos.
Tan pronto cumplí 11 años, la edad mínima requerida, me inscribí en el curso para convertirme en monaguilla (o acólita, como le decimos en Colombia). Un año después me consagré y empecé a asistir a los sacerdotes de la parroquia.
Envigado es un lugar muy católico y conservador, así que era como un orgullo para las familias que su hijo o hija estuviera en la iglesia, que participara en las eucaristías y en las procesiones de la Semana Santa.
Yo también hacía parte de los grupos de infancia misionera, así que pasaba muchas horas ahí.
Fue en ese contexto que conocí a un seminarista que siempre iba a la misa de los domingos, se paraba en el altar y nos ponía a cantar y a aplaudir.
Era carismático, conocido por su buena voz y por tocar la guitarra. Llamaba la atención porque las misas solían ser más aburridas, pero lo que él hacía era como chévere para los feligreses.
Además, era exalumno del colegio Liceo Francisco Restrepo Molina, el mismo en el que yo estudié.
Hacia 2002, se ordenó como sacerdote y lo asignaron a esa misma parroquia Santa Gertrudis.
Fue el mismo año en que yo empecé a ser acólita, así que compartía bastante con él. En ocasiones me pedía que lo ayudara con el computador o a hacer alguna cartelera.
Yo me sentía especial. Me creía importante porque mi letra era linda y los carteles quedaban bien bonitos. Él me hacía sentir tenida en cuenta.
Con el tiempo empecé a volverme su preferida. Lo acompañaba a misas fuera de la parroquia o alguna unción a un enfermo.
Íbamos en su carro y al regreso siempre me dejaba en mi casa.
III. El motel
Un sábado después de la reunión del grupo juvenil, el padre me pidió que lo acompañara a una eucaristía en un club de un barrio de clase alta de Medellín, y de ahí me llevó a Sabaneta, un municipio cerca de Envigado, a una especie de restaurante al aire libre en el que vendían carne asada.
Estuvimos como una hora, comiendo y tomando algo. Luego nos subimos al carro, pero esta vez no me llevó a mi casa, sino a un motel, que todavía existe.
– “Padre, por qué me trae acá”, le pregunté.
– “Para que nos sirvamos algo y que no nos vean, porque igual un sacerdote bebiendo es feo”, me respondió.
Me quedé tranquila porque era común que él tomara trago. Además le tenía confianza. Lo conocía hace tiempo y nunca me había hecho nada.
Me acuerdo que las habitaciones eran como cabañas con estacionamiento propio.
Se entraba al garaje por una puerta metálica, como de aluminio. En ese mismo espacio, estaba el cuarto con un baño.
Él bebió mucho, se pasó de copas y comenzó a tratar de quitarme la ropa. Yo no entendía bien qué estaba pasando. Me sentía confundida.
Nunca había tenido clases de educación sexual y el sexo era un tabú con mi abuela.
-“Déjame darte unos besos. Quiero estar contigo. Yo siempre he estado enamorado de ti. Eres una mujer hermosa. Quiero que seas mía“. Me decía cosas así.
Yo le pedía que parara, pero no me hacía caso.
Fue ahí cuando empecé a sentir mucho miedo.
Comencé a golpear la puerta del garaje para que alguien me ayudara, pero él me decía que nadie me iba a escuchar, que la recepción estaba lejos de ahí.
Lo que siguió es el recuerdo más asqueroso que tengo: se quitó su pantalón, su camisa, me tiró a la cama, me abrió las piernas y me penetró a la fuerza.
Esa imagen se me quedó grabada y creo que es el momento que me genera más odio.
Ahora que soy adulta entiendo que como estaba alicorado se demoró en conseguir el clímax, pero en ese momento no entendía nada, solo me pareció eterno.
Yo gritaba porque me dolía. Era una adolescente y él me estaba quitando mi virginidad.
Cuando no sé cómo me logré zafar, me puse a llorar.
Lloraba mucho, mucho, pero al él le daba igual. Me decía que yo era de él, que siempre iba a ser suya.
No le conté a nadie lo que pasó porque en el fondo sabía que no me creerían.
En Medellín, cuando a alguien le pasa algo malo, se suele decir un refrán: “Ni que hubiera matado a un cura”.
Y yo, que era una adolescente de 14 años, ¿cómo iba a enfrentarme a uno? ¿Quién me iba a creer que aquel hombre respetado en Envigado me había hecho algo tan terrible?
IV. Casa cural
Poco después de la violación, hubo otro episodio de abuso, esta vez en la casa cural en la que vivía el padre en esa época.
Una vez me metió a un cuarto y se comenzó a masturbar. Me decía que lo mirara.
Quizás habría seguido con los abusos, pero pasó algo que lo cambió todo: dejé de tener la regla.
Me había desarrollado dos años antes y tenía un periodo regular, así que sabía que no era normal.
Decidí contarle a una amiga, sin darle detalles de lo que me había ocurrido.
Me sugirió que me hiciera un test de orina, pero el resultado no fue claro, así que salí a buscar un laboratorio para hacerme una prueba de sangre.
Iba caminando cuando me encontré con doña Lucía (cambio su nombre aquí por respeto a su intimidad), una catequista de la parroquia.
Yo estaba nerviosa, pero le tenía confianza, así que le dije todo.
-“Pero mami“, ella me decía mami, “¿Cómo pudo haber pasado esto? Tú siempre has sido muy cercana a los sacerdotes… Yo sí pensé que quizás no era bueno que fueras tan cercana a ellos,” recuerdo que me dijo.
Me hice la prueba aquí mismo en Envigado. El resultado fue positivo.
V. Seguro social
Cuando lo supe, fui a la parroquia y le dije al padre que necesitaba hablar con él.
Me citó en un lugar donde vendían helados.
Allí le conté que estaba embarazada. Se enojó y me dijo que yo no le iba a dañar su vocación, que él recién estaba comenzando su vida sacerdotal.
– “¿Cómo no se la voy a dañar si estuvo conmigo? ¿Qué voy a hacer?“, le pregunté.
Me respondió que no me preocupara, que él lo iba a solucionar.
Me llevó donde una señora en un barrio popular. Ellos primero conversaron y luego ella me hizo un tacto vaginal y le dijo que no podía hacer nada.
Me imagino que se refería a que era muy pronto, quizás, para meter un espéculo porque el feto era demasiado pequeño.
Entonces fuimos a una farmacia y en el mostrador vi cómo le pasó dinero al vendedor, que me entregó unas pastillas y me explicó cómo me las tenía que tomar. También me advirtió que me iba a dar un dolor fuerte.
El padre me dijo que con eso me llegaría la regla. Nunca habló de un aborto.
Evadí el tema por varios días porque tenía miedo. Pero él me llamaba para presionarme. Me gritaba y me manipulaba mucho.
Hasta que las usé.
En la madrugada comencé a expulsar coágulos de sangre. Fue muy fuerte. El dolor era horrible. Botaba mucha sangre y me paraba al baño seguido.
Un par de días después las molestias seguían y decidí ir a la clínica.
Allí tuvieron que hacerme un legrado, una intervención para limpiar los residuos que aún quedaban en mi cuerpo tras el aborto.
Pero no pude hacerlo en secreto, como quería. Una de las enfermeras conocía a un pariente mío y lo llamó para contarle.
Él llegó a la clínica furioso. Me dijo cosas hirientes, estaba muy enojado:
-“Cómo así que usted estaba embarazada y que se hizo un aborto, quién sabe de quién se embarazó”.
Cuando llegué a la casa mi abuela ya lo sabía. Él le había contado, pero yo lo negué. Le dije que había ido por otra razón.
Eso quedó ahí. No volvimos a hablar del tema hasta ahora que regresé y le pregunté si recordaba ese episodio:
–Mami, ¿qué es lo que usted se acuerda de esa vez que estuve en el seguro social?
-Pues en ese momento no me di cuenta porque usted dijo que solo eran unos cólicos, pero después ¿por quién fue que yo me di cuenta?
–Porque le vinieron a contar
–¡Ah sí!
–¿Y se acuerda qué pasó esa vez que me quedé con el padre hasta tarde?
-Pues, después fue que usted contó que él la había… y que él la había hecho abortar.
Mi abuela nunca pudo decir la palabra violación en nuestra conversación. No me sorprendió porque a mí misma, que soy mucho más joven, también me costó empezar a decirla.
Lo que sí me dijo es que luego de enterarse sentía rencor.
–Una vez me confesé porque me mantenía con mucho resentimiento con ese padre por la confianza que yo le tenía. No quería recibir la comunión de mano de él.
VI. Curia de Medellín
Pasaron varios años hasta que me atreví a hacer la denuncia en la oficina de la Curia de la Arquidiócesis de Medellín.
Me costó decidirme. Sabía que la Iglesia tiene mucho poder y que me enfrentaba a algo muy grande.
Además, en ese tiempo me sentía culpable por haber abortado. Estaba confundida y pensaba que lo que había hecho era un pecado muy grave.
Recuerdo que me atendió un sacerdote que tomó nota en un libro, a mano. Cuando terminé, me dio una palmadita en el hombro y me dijo que tenía que perdonar, “que ellos son hombres y que también cometen errores”.
No pasó nada. Nunca me contactaron de nuevo.
Ahora que regresé y pregunté qué había pasado con mi primera queja tampoco me dieron respuesta. La señora que me atendió me pidió mis datos y me dijo que iba a revisar en los archivos y que me contactaría, pero no lo hizo.
Así que decidí hacer la denuncia por segunda vez.
El 30 de agosto de 2022, me atendió el obispo auxiliar, monseñor José Mauricio Vélez García.
Mientras me escuchaba, él escribía todo en un computador y lo iba leyendo en voz alta para que yo supiera lo que iba quedando registrado. Al final firmé el documento con mi declaración.
Le pregunté qué pensaba él.
–“Es una denuncia demasiado grave. Hay que asumirla con toda la responsabilidad y el rigor”, me contestó.
De mi primer requerimiento me dijo que no tenía idea:
– “Hasta allá no llego porque eso fue en otra época, otra realidad”, me respondió.
Investigación canónica
BBC Mundo intentó por más de cinco meses obtener información sobre el caso de Natalia.
Tras numerosas llamadas telefónicas a distintos funcionarios, correos electrónicos, la presentación de un derecho de petición y una tutela legal que un juez falló a favor de este medio, la Arquidiócesis de Medellín aceptó contestar por escrito nuestras preguntas.
La institución confirmó la existencia de las dos denuncias, y reconoció que en el momento en que se interpuso la primera, “no existía la formalidad de procesos que existen hoy, que se escuchó al acusado y a algunos testigos” y que luego de analizar, decidieron archivar la investigación “hasta conseguir pruebas que nunca obtuvieron”.
Sin embargo, en la lista difundida por Tobón en 2022 su caso aparece “en investigación”.
En cuanto a la segunda denuncia, afirmó que abrió una indagación canónica que está en curso y a cargo de dos sacerdotes, como lo indica el protocolo a seguir por la Iglesia que se instauró en 2019.
A la pregunta de por qué tomó la decisión de remitir la primera denuncia a la justicia de Colombia recién en 2022 -más de una década después de interpuesta-, respondió que ha “suscrito acuerdos de colaboración con la Fiscalía en los que priorizan los casos ocurridos durante los últimos tres años y posteriormente los ocurridos durante los últimos cinco años”.
En cuanto a la versión del sacerdote acusado, la oficina de prensa de la Arquidiócesis de Medellín aclaró que estaba en autonomía de decidir si respondía o no solicitudes de un medio de comunicación.
Todos los intentos de BBC Mundo por obtener su versión fueron infructuosos.
VII. Chile
Después del aborto, me alejé de la Iglesia e intenté seguir con mi vida.
Yo misma me pagué estudios técnicos en farmacia, pero no lograba sentirme bien. Quería irme lejos, donde nadie me conociera.
Escuché a varias personas hablar de Chile y decidí irme a ese país lejano y desconocido para mí, para empezar de nuevo.
Me fui en 2014, cuando tenía 24 años. Ahí conocí a quien fue mi esposo y tuve a mi hija.
También fue allí donde escuché por primera vez sobre denuncias de pederastia contra sacerdotes católicos.
Eran en medio el gran escándalo que se produjo cuando salieron a la luz los casos de varios hombres que ahora, siendo adultos, denunciaron a un sacerdote de apellido Karadima que los abusó cuando eran menores de edad.
Eso me hizo reflexionar y pensar, por qué yo no puedo denunciar también si hay otras personas que lo han hecho después de años.
Entendí que nunca era tarde y comencé a investigar.
Encontré que el padre que me violó aún es sacerdote en ejercicio en otra parroquia de Antioquia.
Ese fue el último impulso que necesitaba para emprender este viaje, volver a denunciar y contar mi caso públicamente.
Creo que él no puede andar por la vida confesando, oficiando eucaristías y hablando de cosas bonitas, después de haber hecho algo tan grave.
Lo único que busco es que él pague por lo que hizo. Pero no con una suspensión o un castigo temporal. Yo espero que vaya a la cárcel por los delitos que ha cometido.
Por eso, en septiembre de 2022 también puse una denuncia antes las autoridades colombianas.
Caso legal
BBC Mundo también debió insistir durante meses para obtener respuestas de la Fiscalía de Colombia y también fue necesaria la orden de un juez para que esa institución respondiera por escrito las preguntas que les enviamos.
El Centro de Atención Integral a Víctimas de Abuso Sexual (CAIVAS) de la Fiscalía le confirmó a este medio que recibió la denuncia de Natalia.
Sobre los casos de la lista difundida por monseñor Tobón, señaló que recibió por parte de la Arquidiócesis de Medellín actas donde se presume la comisión de algún delito sexual por parte de sacerdotes, pero aclaró que estas no constituyen archivos de investigaciones realizadas por la institución religiosa.
Además, nos reseñaron que 5 de los sacerdotes mencionados en la lista fallecieron y 13 fueron transferidos a otra unidad más especializada, entre ellos el que denuncia Natalia.
De los 28 restantes, hay 5 en juicio, 3 en ejecución de penas y el resto en indagación
Un tiempo después de nuestra consulta, Natalia Restrepo recibió una respuesta oficial por parte de la Fiscalía -a la que BBC Mundo tuvo acceso- en la que le informaron que su caso había prescrito porque los hechos ocurrieron hace 18 años y que, por esa razón, no se daría curso a la investigación legal.
IX. Volver
Estuve en Medellín durante un mes y medio e hice todas las indagaciones que pude antes de regresar a mi casa en Chile.
Después de toda la adrenalina de ese viaje, visitando lugares, personas y haciendo mi denuncia oficial ante la justicia, no ha sido nada fácil retomar la cotidianidad.
En mi hogar, aunque está mi hijita que me quiere y me acompaña, también están mi soledad y mis fantasmas.
Haber sido abusada sexualmente me dejó una herida que no puedo borrar. Afectó mi vida emocional y física.
Disfrutar mi sexualidad ha sido difícil. El estar en la situación me revive el trauma y hace que lleguen a mi mente las imágenes horribles de la violación.
Cierro los ojos, respiro, intento no pensar en eso, pero es como que me persigue.
También fue muy difícil cuando quedé embarazada de mi hija, porque volví a sentir culpa por esa otra vida que engendré y que perdí.
Pensaba cuántos años tendría si hubiese nacido.
Intento salir adelante, pero me siento enojada porque creo que la justicia en mi país poco existe, no entiendo cómo un sacerdote sigue ejerciendo después de haber cometido un crimen tan enorme.
Tampoco he recibido ninguna respuesta por parte de la Arquidiócesis.
Imagino que no pasará nada. Los curas se cubren entre ellos. Cuando hay denuncias, a lo más los trasladan a casas de reposo donde supuestamente pagan condenas. O los mandan a pueblos pequeños donde nadie los conoce y siguen ejerciendo.
Siento rabia e impotencia de pensar que en Envigado todo siga igual.
No he pasado buenas noches. No imaginé que todo esto sería tan difícil emocionalmente, que fuera a darme tanta angustia recordar y denunciar, pero no quería dejar pasar más años con esto en mi pecho.
Por eso decidir romper mi silencio.
Este artículo y las fotos que lo acompañan son mi última parada en este doloroso viaje a mi infancia y adolescencia.
Hola Santiago y señor Valderas.
Vieron la película sleepers? Es de finales de los noventa. Posiblemente les guste.Seguramente vieron Mystic River. Dirigida por Clint Eastwood. Dura y maravillosa, llenita de esa sensibilidad que tiene Eastwood. Principios del 20
.Trata la pederastia en otros ámbitos. Soy de esas personas a las que les gusta volver a ver una película una y otra vez. Pero estas dos me causaron tal impresión que he sido incapaz de volver a verlas. Da igual. Las tengo en mi cabeza. Me produjeron una ira infinita. Fue mi primer encuentro con el problema de la pederastia. Soy maestra. Recuerdan?No va únicamente de iglesia. Lo sé. Y corren tiempos oscuros. Solamente deseo , pido, ruego, que los que sean culpables sean juzgados. Y que la iglesia entienda que hay injusticias y abusos de poder tan grandes tomando el nombre de mi Jesús imaginario en vano , que no tienen perdón humano. Perdón divino, no sé. No soy Dios. Ni sacerdote. No tengo el poder de perdonar a otro en nombre de Dios. No creo que lo hiciese tampoco. Que se perdonen a sí mismos. Si pueden.Estoy convencida de que esto, tan escabroso y tan horrible no se va a repetir, no al menos en la medida en el que se ha producido. Gracias a muchas personas que han dado un paso adelante. Y gracias a que la iglesia también ha tomado conciencia.
Y, con esto, cierro el tema.No tengo nada más que decir Vean al menos Mystic River. Por las secuelas que deja en los niños que han sufrido un abuso sexual. De Eso es exactamente de lo que hay que tomar conciencia. Para que no se vuelva a repetir. Para que nadie encubra nada. Ni en nombre de Dios, ni en nombre del diablo. Y mucho menos en nombre de La Santa Iglesia.
Y dejemos que la justicia humana, juzgue.Bueno verano.
Me gustaría que en esta sociedad secular, se secularizaran también los casos de abusos de eclesiásticos. A quienes han abusado todo el peso de la ley. A quienes lo han encubierto todo el peso de la ley. Peso de la ley que debiera comprender penas de prisión concordes con el delito, que es máximo, con agravantes de poder, engaño y demás. Sin piedad ni excusa para quienes cometen el infame crimen denunciado por esta niña y por los muchos miles que han sufrido en su propio cuerpo con secuelas de por vida.Unos comportamientos que se repiten, desgraciadamente, en el seno de la familia, en los internados, en los colegios, en los clubs deportivos. Ayer leía que en un equipo femenino de un paí s africano el responsable político decía que “era privativo del entrenador acostarse con las jugadoras que quisiera”. Pero siendo numerosísimos los casos, basta conocer algún centro de monjas adoratrices para saber hasta qué recovecos llega la maldad.
Resulta ilustrativo, sin embargo, levantar la mirada y observar el enfoque seguido por determinados medios sobre la pederastia mal llamada eclesial, pero por razones prácticas admitamos la expresión. Recuerdo que cuando empezó a descubrirse semejante crimen en Estados Unidos, las iglesias evangélicas y otras plataformas no tardaron en lanzarse a degüello. En una reunión internacional a la que me tocó asistir, un alto ejecutivo de la empresa, metodista, empezó a lanzar vituperios contra la Iglesia. El representante francés tuvo la gallardía de cortarle en seco. No por aquello del tú más, sino aludiendo a la cantidad de obras realizadas por la Iglesia en Estados Unidos. Pronto a las películas americanas le siguieron las francesas, cuyo objeto de crítica era la diócesis de Lyon y su arzobispo. En la laica francesa, el terreno estaba abonado para alentar una auténtica demonización de la Iglesia. No es difícil encontrar algún caso espectacular, y los franceses lo hallaron en el Nuncio Apostólico y su comportamiento con un empleado de la embajada.Pero en ningún lugar se ha organizado una auténtica lucha contra la Iglesia como la desatada por El País. Con todo el poder que le otorga el ser la voz del gobierno social-comunista, ha preparado concienzudamente su ataque para minar cualquier crítica de la institución eclesial a las leyes criminales del PSOE-Podemos-Separatistas contra los no nacidos, la eutanasia, las relaciones sociales, la degradación de la familia, la educación en valores, el respeto a la mujer. Han movilizado a las instituciones, como es el caso del Defensor del Pueblo. Por desgracia ha coincido esa época con responsables de la Iglesia de escaso pulso y muy discutible preparación. Han caído en las trampas que le han lanzado El País y la Cadena Ser, asistiéndose al vergonzoso espectáculo de rendirles pleitesía. Esos crímenes de la Iglesia deberían ser penalizados con toda contundencia por la Iglesia. Salir y pedir perdón. Con gallardía. Pero sin entregar su peso moral a unos intereses de clara bastardía.
Hoy mismo en Manresa se ha instruido la causa contra un monje de Montserrat por abusos sobre un chico homosexual. No ha sido despedido del monasterio sino que se le impide el trato con chicos. En mi opinión, lo mismo que al asesino se le mete en prisión, como al ladrón o al que comete cualquier delito, el enjuiciado por abuso sexual debería entregarse a la justicia sin dilación. Si hay que reformar el derecho canónico, se reforma. Porque el asunto no ha hecho más que empezar.
Luego vendrán las denuncias de actos homosexuales en noviciados, juniorados, conventos o monasterios de ellos y ellas. No por conocer la verdad, sino por hundir el prestigio de la Iglesia. Hay muchas cuentas pendientes si se está el oído puesto en determinados círculos sociales.
A la desgracia para la Iglesia que supone los actos criminales de esos infames se suma la indignidad de los responsables eclesiales al doblarse ante la presión de los enemigos de la Iglesia. No debería asumir lecciones de nadie. Como mi colega francés ante la perorata e irrisión del protestante norteamericano, no se trata del tú más, sino: no acepto lecciones de un indigente moral como usted. Y, por supuesto, el que la hace la paga, sin contemplaciones. Si hay que ayudarle en sus necesidades materiales tras la expulsión del clero, se le ayuda como a cualquiier vecino, pero esa menesterosidad común no debe ser excusa para cambiarlo de lugar u ocultarlo enviándolo a la Conchinchina.
En primer lugar, decirte, Carmen, que estoy de acuerdo con todo lo que dices, aunque no sé por qué dices lo de ser de Murcia, pues la cantidad de gente de Murcia, que conozco, que es mucha, mucha, son gente extraordinaria.
Al delito de la pederastia clerical, hay que añadir que violan a menores desde su poder sagrado y, por tanto, moral y religioso. Los padres y madres, no tienen duda de que su estatus clerical es la máxima garantía para confiar a sus hijos e hijas a su protección y educación, lo que añade infinita gravedad a lo que supone un atentado, no sólo sexual, que lo es y gravísimo, sino y añadido, una traición terrible a los padres, madres o tutor@s de los y las menores.
Aquí de lo que hablamos es un delito imperdonable y de hablaos de que se haga justicia. Si en la Iglesia se ha generalizado hasta límites inimaginables a nivel mundial, es que la Iglesia tiene que mirárselo muy, pero que muy seriamente, porque el dolor y el daño causado es irremediable para las víctimas a las que se le ha destrozado su vida
El machismo es el peor resto animal de antes del homo sapiens que han conservado demasiados hombres, (hablo sólo de los hombres machistas), olvidándose de su conciencia y su capacidad para discernir que ya no son animales, sino humanos. Incluso, los machistas son peores que los animales, pues no conozco ninguna especie animal que, además del instinto sexual, humille, degrade, agreda físicamente y hasta asesine a la hembra de su especie. Y ahí estamos: millones de niñas, millones de mujeres, millones de niños, agredidos sexualmente en todo el mundo y en todas las culturas por hombres-machos, que ni le llegaran la suela de los zapatos a los animales.
Aún peor, que haya gobernantes, sociedades, religiones y países que legalicen la deshumanización de niñas y de mujeres, debe animarnos en la lucha y la denuncia y, en nuestro entorno, no votar a partidos políticos que no condenan la violencia contra las mujeres y que, por otra parte, se manifiestan muy católicos. Me refiero a Vox y a l@s millones de votantes que, con su voto, parece que estén normalizando algo tan aberrante. Hasta el señor Feijóo el otro día en el “cara a cara”, no quiso condenar explícitamente el gesto de VOX en la manifestación contra el último asesinato. No quiero ni pensar en la que se nos viene encima….., desapareciendo conserjerías de igualdad, centro de asesoramiento a mujeres, no hablando de violencia contra las mujeres (todo lo que no se nombra, es como si no existiese).
He quedado devastado leyendo la confesión de Natalia.Lo peor no es el abuso sexual, que ya es muy grave, gravísimo.Lo peor es el abuso de poder, la superioridad moral que se arrogan y como la ejercen sobre quienes les conceden el privilegio de la autoridad.¿Cómo ha llegado la Iglesia de Jesucristo a esto?Y no me refiero, Santiago, a la culpa moral de un depredador sexual individual, que para luchar contra ello ya están los tribunales. Me refiero al encubrimiento, la connivencia, el desprecio a la víctima, la complicidad institucional.Dios perdona y acoge pero me cuesta mucho parecerme a Dios en estos casos.
Exactamente me pasó a mi lo que a ti…y repito que el relato es conmovedor y mueve los sentimientos de cualquiera que tenga algo de compasión, sentido de justicia y humanidad.
La mentalidad que se ha forjado al parecer en muchos sectores sobre tolerancia y encubrimiento dentro de instituciones católicas que confunden la disciplina y la justicia debidas a las faltas graves con “rehabilitación” permisiva de crímenes en sujetos que son irreformables “per se”.Su papel como “ministros activos” deben cesar totalmente puesto que son incapaces de reforma moral y social.
Y el otro problema es la formación deficiente y nefasta en muchos seminarios donde parece haberse perdido el sentido del pecado y se pretende “entrenar” a los futuros clérigos para que no se “sorprendan” ante el problema del sexo en su futuro ministerio. Existe literatura honesta sobre todo este problema.
Solamente restaurando la disciplina y el sentido de autoridad, y reformando el derecho canónico para depurar la institución eclesiástica de los clérigos y afines que ya no pertenecen a la “comunión” evangélica de la Iglesia porque siguen un pensamiento y una moral anti-cristiana total.
Solamente así podremos volver al orden general y a la Paz que quiere Jesús para Su Iglesia.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Santiago, pobre Judas, no lo meta en esto, bastante tiene con lo que tiene. Es que creo que, a veces, doy una imagen que no es la que me corresponde. Con esto de no tener redes sociales, nada, que no aprendo a dar la mejor imagen de mi, que encima soy de Murcia. Gran hándicap para muchiiiiisima personas. Pero nosotros, nosotras , también pensamos.Creo, sé, estoy cinvencidísima de que el rol que juega la iglesia católica en el mundo actual es absolutamente importante. Como desde hace siglos.
Y veo cosas. Y no las entiendo. Pero, a ver, no desde el punto de vista de la salvación eterna. No sé exactamente en qué consiste, y, a mí me gustaría irme a mi estrella rosa . Veremos qué sucede. No me va en absoluto el cielo de Dante, pero habrá, si hay, lo que haya. Cero preocupación.La vida en la tierra sí me preocupa. Un montón. Pero no únicamente como persona, que por supuesto, sino como miembro de una especie a la que estoy muy orgullosa de pertenecer aunque seamos manifiestamente mejorables.Ahí es dónde entra mi interés, mi preocupación por el funcionamiento de la iglesia. Justo ahí. Leo muchas cosas que no llego a entender. Creo que para hacer una iglesia que merezca la pena a nivel social, habría que cambiar muchas cosas, y los cambios se hacen desde el interior al exterior. Y veo, observo como una tendencia que no comparto. Y lo digo. Pensada? Pues sí. Pero no soy la única.
No vea en lo que digo un ataque a la iglesia. Bueno, sí, pero estoy tan convencida de su peso en la sociedad, que creo merece la pena una remodelación. Si no fuese así, pues ni caso. Ya caerá. Pero es que no va a caer nunca. Usted está convencido y yo también. Y creo que la iglesia debería de ser otra historia. No sé si sabe que por aquí andamos de elecciones. Por eso se me ha removido el alma . De repente nos hemos echado las manos a la cabeza.
No crea que soy una enemiga de la iglesia. Y si lo fuera, daría exactamente igual. No importaría. Mi profundo deseo es que colabore a que la sociedad en que vivimos sea más justa, más libre, más humana.Sin más.
Y eso, a mí juicio de maestra, la forma de conseguirlo, o al menos intentarlo, es hacer un análisis en profundidad. Un saludo cordial.
Puedes estar tranquila, Carmen.
El cielo no es como el de Dante. Allí admiten a los y las de Murcia como a cualquier otr@ e incluso a los de Cuenca.
😉
Es muy loable el querer hacer una Iglesia mejor aún solamente desde la institución social. No se es enemigo cuando uno ama lo mejor y quiere lo mejor. Siempre se aprecia trabajar por un mundo mejor. Yo comparto ese deseo.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Gracias queridos amigos por vuestra reflexión y comentarios. Por supuesto, ha existido corrupción y corruptos en la Iglesia. “Ab initio” uno de los Doce elegidos por Jesús, Judas Iscariote, fue un corrupto traidor. Y nadie puede dudar que a través de los siglos ha habido periodos negros de errores y grandes pecados no sólo de índole sexual sino contra la misma sacralidad de la Iglesia de Cristo. Cristo y la Iglesia “llaman” a todos a la santidad del Evangelio tanto a clérigos como a laicos. Unos responden y “se eligen” para seguir con Cristo y la Cruz. Otros rechazan el “llamado” libremente.
Pero la misión de la Iglesia como Pueblo de Dios es mostrar el camino de Jesús preservando Su Palabra, ya sea escrita u oral, y continuar la vida sacramental para que podamos acceder a la justicia y el amor evangélico. La Iglesia de Cristo ha preservado Su memoria sacramental para la salvación humana a través de los siglos y a pesar de sus graves crisis y sus despiadados ataques de “dentro y de fuera”.
Si, yo también condeno el encubrimiento de los “sacerdotes corruptos abusadores” permanentes y reincidentes. Siempre ha habido legislaciones canónicas que han condenado semejantes horrores y abusos. Y junto a estos corruptos también brillaron grandes modelos de santidad evangélica en todos los siglosAhora, el ataque de los enemigos y su táctica es destruir a la Iglesia desde dentro porque les fue imposible desde fuera. Ahí está el testimonio de Paulo VI en 1972 cuando afirma que el “humo de Satanás” había entrado en la Iglesia de Cristo. Y hay diferentes fuentes, específicamente la de la famosa dirigente Bella Dodd testificando ante el gobierno de USA que ella misma colocó a más de 1000 activistas agentes “sin fe” y “sin moral cristiana” para infiltrar a la Iglesia y que ellos llegaron a ocupar ya en los años que siguieron al 1940 importantes cargos en la dirigencia jerárquica de la Iglesia. Y es sabido que el exorcista de Roma el P Amorth habló de la corrupción de la fe en muchos prelados incluyendo prácticas satánicas. Por eso no es errado pensar que exista cierta “generación corrupta” dentro de la Iglesia…
Sin embargo, queridos amigos no hay que temer, los que queremos amar y seguir a Cristo porque “porque las puertas del infierno no prevalecerán” contra la Iglesia.
Un saludo cordial
Santiago Hernandez
Mi padre nació en 1933; entró al internado para ser lasallista antes de los 10 años de edad; supo de abuso de al menos uno de sus compañeros. El informe de la Escuela de Justicia Criminal John Jay sobre el tema en Estados Unidos cubre de 1950 a 2002. El informe de la Comisión Especial sobre el tema en Australia cubre casos desde 1920. El papa Benedicto XIV tuvo que emitir una Constitución Apostólica sobre el tema de la solicitación sexual en la confesión en 1741 (aunque no exclusivo de abuso sexual de menores; la conciencia sobre los menores como sujetos estaba todavía fuera del horizonte de comprensión). Esa Constitución hace referencia explícita a esfuerzos de combatir la práctica generalizada por Gregorio XV en 1622. De manera significativa, la Constitución Apostólica amplía condena a la solicitación sexual no sólo durante el sacramento, sino antes o después. La Constitución también establecía que debería denunciarse y castigarse al sacerdote que hizo la solicitud sexual sin importar cuánto tiempo hubiera trascurrido desde el hecho (uno de los problemas que han enfrentado muchas víctimas en los procedimientos realizados en este siglo XXI es que actualmente sí se aplica un plazo de prescripción). Otra regla era que debería asegurarse a la persona que recibió la solicitud sexual (y consintió en ella) que recibiría la absolución sacramental por ese hecho en cuanto se iniciara la inquisición contra el solicitante. Pretender que este es un tema de una “generación corrupta” actual para evadir que es un problema multidimensional que incluye el como se estructura socialmente la iglesia, no corresponde con los hechos.
Santiago. Por favor. No blanquee el relato. Usted, hombre inteligente y que defiende lo que cree sin achantarse, no haga trampas. Sabe perfectamente que el problema de la pederastia en la iglesia no va de acciones particulares y escasas .Insisto. No blanquee. Por supuesto que usted no ha tenido problema alguno con las personas con las que le ha tocado convivir. No defendería a muerte la institución de la iglesia como lo hace. Estaría usted con un problema psicológico. Y no lo tiene
Tampoco yo me he tropezado con nada de esto. Y en la vida normal, tampoco. Porque he tenido suerte, porque Alà es grande y misericordioso. Pero otras personas sí. Y lo sabe.
También, repito, creo que eso se ha tenido que detener, a la fuerza, seguro. Y si se ha logrado ha sido por el clamor de muuuuuchas personas, no por casos concretos. No le hace ningún favor a la iglesia manteniendo que en otros estratos de la sociedad también ha habido. Por supuesto. Y cuántos se apoyaban la fe en Jesucristo hijo de Dios? Porque ese es el problema. Utilizar la imagen del mismo Dios en vano.
Por favor, Santiago. Por favor.
Porque, sabe por qué se ha llegado a esto? Por la manipulación de la idea que del mismo Dios se ha hecho por un sector de la iglesia, por creerse en posesión de la verdad absoluta y sentirse en la obligación de tapar ,de esconder delitos contra niños y adolescentes, por si se veía dañada la imagen de la santa madre iglesia. El problema no ha estado exclusivamente en los depredadores, digo exclusivamente. El problema radica en el encubrimiento a ellos por temor a que se supiera lo que sucedía. Y ese encubrimiento ha existido, aunque también se me negó. Por supuesto que no todo el mundo encubre. Pues claro que no. Pero si no hubiese existido el mirar para otro lado, no se hubiese producido el escandalazo tan monumental en el que ha desembocado todo esto.Porque querido Santiago. Los tiempos han cambiado. Los secretos ya es prácticamente imposible seguir guardándolos. Las personas hablan. Dejemos que los jueces juzguen. Pero no sé puede, no se debe, es absolutamente injusto considerar el tema de la pederastia en la iglesia como una serie de actos personales. Eso es blanquear el relato. Tirar balones fuera. Pues eso.
Buen día.
Ciñéndonos al relato de la víctima que es de una conmovedora realidad, es algo verdaderamente espeluznante y difícil de leer y de aceptar. Demasiado dolor y al mismo tiempo mucha injusticia e indiferencia de la autoridad eclesiástica competente. Hay que preguntarse ¿Que clase de formación de seminario recibió este sacerdote? ¿Como es posible que hubiera podido pasar largos años de estudios “formativos” y de “reflexión” antes de ordenarse y pudiera hacerlo con una vida de promiscuidad sexual abierta, tal como la víctima parece describirlo? ¿Donde estaban el obispo de la diócesis, sus superiores inmediatos, directores, allegados, amigos que podrían haberlo desviado de una falsa vocación al celibato en la vida sacerdotal? ¿Quien le hizo creer a él que podía compaginar su falta de moral con su vocación en la Iglesia? ¿Que clase de conciencia tiene esta persona que además es sacerdote? ¿Hasta que punto ha llegado la corrupción, el descrédito, la falta de sentido del pecado, la indiferencia en círculos que se dicen unidos a la fe evangélica, particularmente a la Iglesia de Jesucristo?
Y es que a pesar de los numerosos y buenos ejemplos de sacerdotes santos y ejemplares, existe una “generación” corrupta que a menos que se le desenmascare y denuncie, seguirá realizando el abuso y el mal, haciendo mucho daño a las personas creyentes de buena voluntad y a la verdadera Iglesia de Cristo.
Y estos escándalos no se limitan, por supuesto, al sector de sacerdocio católico,sino también va para los “pastores ‘hermanos separados’, los clérigos no cristianos, aunque es mucho más notable y se enfatiza mucho más para los sacerdotes católicos corruptos”. Yo tuve la suerte de que mis amigos sacerdotes, a los que le debo mucho de lo que soy como persona, han sido excelentes personas de moral y espiritualidad excepcionales y con un profundo amor a Cristo y a Su Iglesia, grandes ejemplos de vida para todos.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
¿Qué me van a contar a mi, después de haber leído durante 50 años tantísimos años, tantos libros y sobre todo la HISTORIA CRIMINAL DEL CRISTIANISMO (no publicado en España) del autor alemán KARL HEINZ DECHNER?,
Olvidado el tema de la pederastia por sabido?
Olvidado por quién? No es cierto.
Es una lacra brutal, y todos lo sabemos, se hable o no del tema. Y no voy a entrar ahí, me lo prometí a mí misma. No he leído el artículo. Porque no me va esto. Porque me produce tal dolor en las neuronas del cerebro y del alma que no estoy dispuesta a escuchar un solo relato concreto. No . Ni este ni el de los ocho aquellos que he leído en la introducción. Sería como aceptar que han sido casos concretos. El problema es estructural. Hubo una sentencia. En Francia. Lo recuerdo. Recuerdo lo que dije. Recuerdo la respuesta que hubo aquí: yo sí te creo. Se puede resumir cuando alguien se negó en rotundo a aceptar una realidad.
Pienso que los tiempos han cambiado. Con semejante escandalazo ya no creo que se atrevan tanto. Lo digo con toda mi alma, como siempre digo lo que pienso. Pero un caso concreto? No. Menuda trampa.Planteénse cosas.La época de Bernarda Alba creí que había pasdo Posiblemente estaba equivocada. Insisto. No quiero misericordia. Hay cosas que jamás daré por archivadas por ya tratadas. Hay una cosa que se llama justicia humana, porque soy humana, y es lo que todo mi ser demanda. Y la justicia divina y la misericordia, que la aplique Dios .