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Tía Marina, un pozo de sabiduría

No tenemos su inagen porque no le gusta que la fotografíen. Pero todos estamos viendo a la tía de Celso, como una pasita centenaria en la residencia. Cuando en portales como ATRIO buscamos sentido a las vidas concretas en grandes pensadores y profundos arcanos, ¿no será a ella a quien se refiere aquello de “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste a los sabios y entendidos“? AD.

Me hubiera gustado visitarla más a menudo. Es una anciana más en la “Residencia del Sol”. Pura sabiduría.  Una filósofa rural. Piensa en su perpetua prisión. Que nació rodeada de una familia que no había elegido. Que el agua bendita, fría como el hielo, fluyó por su cabeza durante un breve espacio de tiempo. Un rito de iniciación para pasar al rebaño obediente que busca un sentido en el incienso y en el chisporroteo de unas velas que iluminan los ojos de cristal de los llamados santos, esos que entregaron su vida a cambio del consuelo final en las alturas misteriosas, místicas, inefables, cargadas de irracionalidad y esperanza desesperada.

Y continúa. Tuve el privilegio de ir a una escuela. Datos, memoria y castigos. Una celda entre libros, cuadernos y lápices de colores. Formé una familia y me enjaulé con ella. Definitivamente, entré en una sociedad de principios y normas impuestas desde el poder, el papel asignado a cada uno. Sobre todo, a cada una.

Ahora aquí, entre cuidadoras de sonrisa forzada, con visitas de familiares que no dejan de ser prisioneros al aire libre.

La tía Marina, centenaria, sigue aprendiendo. De la boca y ademanes de sus compañeros y compañeras escucha historias que hacen la Historia. No faltan risas y ocurrencias. A menudo ocultan la desgracia. Ella calla y recapacita..

 

Celso Alcaina

5 comentarios

  • M. Luisa

    De eso se trata Carmen  de profundizar    en todos estos tipos de prisiones que se dan  con el agravante y  además vergonzoso de que entre ellos   exista  este tipo de prisión ideológica  sustentada por el fundamentalismo religioso.

    Dices bien, Carmen, sobre lo que representó el Concilio Vaticano II, pero no todo fue desbandada   porque muchos en estos  insuficientes retoques no se conformaron   ahondando en toda su profundización y otros por experiencia propia hicieron lo mismo.  No abandonaron, pusieron su razón en marcha…la razón siempre hay que ponerla en crisis   para que avance. Gracias por tus reflexiones.

     

  • mariano alvarez

    A Carmen Pereira le agradezco su reflexión que supera mi breve cita al testimonio de este entrañable artículo, pero quiero matizarle que no soy filósofo ni de profesión ni de formación académica, mi filosofía es la del común de los mortales humanos. Por lo demás sirva esta aclaración para saludarle y darle la bienvenida a este rincón de Atrio.

     

     

  • carmen pereira

    Hecho

  • Carmen Pereira

    [Este excelente comentario de la habitual Carmen Pereira estuvo unas horas esperando aprobación del moderador porque el sistema lo consideraba un ‘primero’ en Atrio. Al mismo moderador le ha costado entender esa reacción del sitema que no obra por capricho, No era suficiente que se pusiera el nombre en mayúscula. Al final se dio cuenta de que el email (secreto) con el que iba el supuesto nuevo comentario era diferente, pues se había omitido una “t” en el dominio del operador (homail por hotmail). Y doy todas señales para que en adelante nadie, al ver no publicado un comentario en Atrio, piense enseguida que ha sido rechazado pos un supuesto censor de contenidos que no existe. AD]

    El breve incisivo post de Celso me suscita una más profunda reflexión que la genérica aprobación del filósofo Mariano Álvarez. La perenne prisión que la tía Marina dice sufrir y haber sufrido es compartida por todos los humanos. Ella resalta los recortes sociales a nuestra ansiada libertad personal.

    Pero hay unas prisiones añadidas cuando se trata de personas que, como yo, han sido sometidas a sectarias prisiones físicas e ideológicas. Me refiero a las personas reclusas en conventos, a aquellas que con óptimas intenciones entran en instituciones religiosas o partidistas de todo tipo sin que luego puedan salirse fácilmente cuando constatan que sus ideales son defraudados.

    El Concilio Vaticano II trajo un insuficiente soplo de libertad en relación a los atrapados en instituciones religiosas. También en lo tocante al matrimonio. La consecuencia fue la desbandada de clérigos y religiosos/as en la Iglesia católica. Queda mucho que andar en dirección de la ansiada libertad. Y no olvidemos las sectas cristianas que proliferan y que sistemáticamente adoctrinan sin que se consideren prisión. La tía Marina va más allá. Iglesia, Estado, Sociedad, familia, trabajo… Cárceles en vida. Desde la atalaya de sus 90 años, un panorama realista. No toca hablar de soluciones. El filósofo ilumina y descubre. Es lo que hace esa filósofa rural.

  • mariano alvarez

    Si, “lo bueno si breve es dos veces bueno”, este breve relato es !MIL VECES BUENO!