Cuando se abra este artículo a medianoche, ya se conocerán los datos -no solo sondeos, auque sean tras los votos- y se seguirán haciendo cábalas sobre quién ha ganado y quién ganará en las políticas de noviembre. Pero  ojalá no se  pongan en duda la validaz de las elecciones. Aunque esa venta de votos viene de antiguo, como nos lo muestra Eloy. AD.

          La compra de votos es un intento espurio de alcanzar el poder político, que de ser así alcanzado, no sólo quebrantará todas las finalidades y estructuras del sistema democrático, sino que será aplicado en beneficio de sus titulares y no en favor la generalidad del pueblo.

          Porque si, aún en los casos que es escrupulosamente legal y legítima la obtención del poder político, vemos que muchos de sus titulares lo ejercitan en beneficio de sus propios intereses, ¿qué ha de esperarse, cuando se alcanza ilegalmente mediante la compra de votos?

          “Las tramas de compra de sufragios siempre buscan personas con economías precarias”, dice Óscar López Fonseca en el diario EL PAIS del 26 de mayo pasado. Lo cual nos lleva a la reflexión sobre las cargas añadidas que conllevan la miseria, la pobreza, la falta de trabajo y la desigualdad, tanto como la avaricia, el orgullo , el afán de poder desmesurado, y la miseria moral que alcanza a los compradores de votos. .

I

          El voto se puede intentar comprar diversas formas: con halagos, regalos, dineros, dignidades ofertas de puestos de trabajo etc. Pero también imponerlo con coacciones, engaños o abusos.

          Dejar que en una residencia de ancianos, junto con la tarjeta censal, se le entreguen a los residentes papeletas de voto de solamente uno o dos partidos políticos concurrentes a las elecciones es una forma de inducir al engaño. Y, por lo que me dicen, sucede.

          Pero vayamos al caso: la compra (y venta) del voto; comportamiento de hondas raíces históricas, que ciertamente pensábamos desaparecido en nuestra sociedad, si bien nos quedaba el recuerdo de los comportamientos electorales del pasado siglo.

          La compraventa de votos existía ya en la antigua Roma, y así nos dice Manuel Díez Sanjurjo (NOTA 1) que en el Foro romano, << (…) se examinaban públicamente las causas por delitos capitales, como el “crimen peculatus” o dilapidación de fondos públicos; el “crimen ambitus”, o corrupción del pueblo por compra de votos electorales; el “crimen repetundarum (pecuniarun”, cometido por autoridades culpables de fraude; el “crimen vis pubicae”, conjuraciones, violencias públicas etc. >>

II

          El domingo 1 de junio de 1919 se celebraron en España elecciones generales. Repasando la prensa de la época, en lo concerniente a dicho proceso electoral, me llamó la atención el relato que el siguiente día 2 ofreció a sus el diario “El Eco de Santiago”:

          << La jornada electoral se ha deslizado tranquilamente en la ciudad. //

           Hubo escasa animación en los colegios hasta el mediodía. Solo a las puertas y en las encrucijadas de cerca de ellos se habían situado grupos de muñidores encargados de conquistar votos por los procedimientos posibles. //

          Unos, los menos, por persuasión y otros, los más, por dinero. Los votantes iban llegando a los colegios convenientemente guiados por los electoreros y velados luego cuando entregaban la papeleta al presidente. //

          El precio a que se cotizaron los votos ha variado según las pretensiones del elector y, sobre todo, según la hora a que iban a ejercitar su derecho . A primera hora los pagaron a dos pesetas pero luego subió la tarifa y el que menos pidió y obtuvo seis pesetillas por su voto. //

           Los que compraban y pagaban votos no fueron molestados ni por los agentes de la autoridad, ni por los delegados del gobernador, ni por nadie cuando todos, las autoridades en primer término, debíamos cooperar a que desapareciese esta mala costumbre de la compra de votos (…) >>

III

          El texto anterior pone de relieve el procedimiento para vender el voto y, al tiempo, encauzar y seguir al elector controlándolo hasta que depositase el voto en las urnas.

          ¿Qué procedimientos se utilizan actualmente? ¿llevar a los electores a votar en grupo en vehículos particulares o autobuses? ¿Dejarles en las residencias de mayores las papeletas de determinados partidos, junto a la tarjeta censal?

          Habrá que preguntarse sobre las múltiples formas que pueda haber de ejercer presión o practicar el engaño, y también sobre los distintos medios de comprar el voto, con favores o con dinero. Y esto es importante para intentar poner remedio a determinados conductas no “limpias” en el proceso electoral.

          ¿Qué decir de los posibles “intermediarios” que compran votos “al por menor”, uno a uno, para poner luego en venta “paquetes de votos” para ofrecerlos al mejor postor?

IV

          Sobre los remedios posibles a la compraventa del voto es preciso hacer mención en primer lugar a la educación familiar y escolar, a la mejora de las leyes de control de la libertad, del ejercicio y garantía de voto, a la formación y ejemplo social de valores éticos y democráticos, y a lograr la estabilidad económica y el equilibrio social mitigando o haciendo desparecer las desigualdades existentes.

          Ah!, y sobre todo ver de qué modo podemos cada uno de nosotros, colaborar educar y extender los valores éticos y democráticos en lo relativo especialmente a este asunto tan grave.

           NOTA 1: Manuel Díez Sanjurjo: “Los caminos antiguos y el itinerario número 18de Antonino en la provincia de Orense” en el Boletín de la Comisión Permanente de Movimientos Históricos y Artísticos de Orense. Julio-Agosto 1906, página 53