De vez en cuando escribe Honorio cartas desde la residencia de asistidos donde se recupera de un ictus, con letra casi ilegible. Os trascribo las dos últimas, con profunda veneración por la grandeza de este común amigo. Espero algún día dar a conocer algunos de sus escritos literarios, cuya publicación interrumpió su accidente vascular. Le leerán vuestros comentarios y, si queréis, enviad mensajes de voz a mi whatsApp 609510862. Los oirá.AD.
25-3-2003
Mi amigo hermano y atrieros todos:
Mi falta de movilidad y horarios comunitarios me han paralizado la pluma y los brazos. Sigo la misa por la tele y poco más. Pienso, medito, acepto los hechos naturales y “milagrosos” de la misma manera, como obras de Dios y mensajes suyos. No sé qué decir de los dogmas, versiones del lenguaje de Dios en lenguas humanas. Se me hunde a veces el pecado original y la Inmaculada Concepción, me duele a veces ver elogiada la virginidad de María y de todas las demás como si fuese un menosprecio a todas las madres y a la mía. Pero creo, creo y creo.
Os mando a todas y todos un gran abrazo con mis brazos casi paralíticos.
Honorio.
15-4-2023
Hola amigo Antonio y amigos de nuestra revista mundial:
Mi última carta me salió un poco heterodoxa, pero es que necesito ampliar horizontes. Que los milagros y dogmas sean verdaderos. ¿Por qué no? Puesto que Dios es omnipotente los milagros le resultan hechos normales. aturales hechos normales.
Verás quizá que China se hace oír cada vez más, que la Palabra de Dios debe ser entendida por China como un hecho normal, que le sobranatural es natural y lo natural es obra de Dios como todo lo que ocurre.
Estoy atascado, el régimen de hospital es que no “me muevo” o “me mueven” me condiciona. Esta Iglesia vasca de hoy no es aquella. Ayudamos a hacerlo comprensible y razonable. Presiona con más genio sobre la Iglesia para que se haga comprender y comprenda a este mundo. No podemos admitir un primer mundo ni uno segundo. Hay que desmontar esta dualidad.
Hoy corto y mis ideas son poemas. Ayúdame.
Murió Txomin Bereciartúa [un compañero de la época de Comillas]. Una pena.
Te mando un abrazo.
Honorio
Para Santiago Hernández:
Veo que está muy atento a todos los post y te lo agradezco. Tus intervenciones son siempre amistosas y correctas. Te lo agradezco. Pero necesito ponerme en contacto para otra cosa. Y no contestas a mi correo, enviado hace dos días. Espero esa contestación o un correo actual por donde podamos comunicar. Gracias. Esta misma tarde de jueves para ti, por favor.
Antonio Duato. atrio@atrio.org
Honorio, siempre te recuerdo con mucho afecto. Sigue anclado en tu fe para una Iglesia capaz de transformar, no solo a China, sino a todo el mundo para Cristo, amor infinito, única solución a nuestros problemas existenciales. El es la clave, para ti, para mi, para todos nosotros, para el mundo.Vivamos cada minuto esa que recibimos gratuitamente y que siempre nos acompaña.
Abrazos
Santiago Hernández
Ahora, querido Honorio, al dejar un comentario en otro hilo, ha sido cuando he visto el entrañable escrito que nos envías y al leerlo y compartir tus mismas dudas, es por lo que a la vez te he sentido también muy cerca.
Un fuerte abrazo!
Un abrazo, amigo Honorio.
Y mi cariño y solidaridad en esa “noche oscura”.
Mucha fuerza, y ahí seguimos en pie de lucha, revolución y contracultura.
Nacho Dueñas.
Desde esa misteriosa unión que produce el amor, incluso sin conocernos personalmente, te envío mi gratitud por todo lo que me has ayudado en este espacio con tus comentarios. Ahora lo haces con tu testimonio desde la vulnerabilidad. Gracias, mil gracias, Honorio
Querido y entrañable Honorio, gracias por hacernos llegar las palpitaciones de ese gran corazón que sigue vivo y luchador en tu mente tan razonable y tan lúcida como siempre la has tenido.
Si mi cariño y agradecimiento hacia ti te alivia un poco tus limitaciones físicas, recíbelo desde mi corazón unido al tuyo en el amor, gran “invento” del creador de nuestra naturaleza humana y del Evangelio de Jesús nuestro gran referente hasta la cruz. Un gran abrazo.
Un abrazo muy entrañable a Honorio al que tenemos muy presente en ATRIO
Ay, Honorio.
No sabes lo que te echo de menos cuando entro en Atrio.
Un abrazo muy fuerte, pero sin agobiarte.
Carmen, de Murcia.
Amigo y hermano Honorio, permíteme esta forma de acercarme a tí pues no te conozco, o mejor dicho no te conocía, pero al leerte súbitamente me he pegado a tí, a tu palabra, porque precisamente es eso lo que somos, somos palabra pues de Ella venimos y a Ella vamos.
Tus pocas palabras encierran un universo, el universo de tu ser personal que se irradia como oferta gratuita, mostrándonos la riqueza que existe en el fondo de todo sufrimiento, que bajo la apariencia engañosa de anulación del ser, es la oportunidad que tenemos para testimoniar todo lo contrario. En todo sufrimiento se esconde el gozo de la victoria y que tu no quieres que se pierda en el anonimato y nos lo ofreces para que despertemos al verdadero valor de la Vida de quien encomienda su vida a Quien dio su Vida por su vida.
En tí el Gólgota cobra nuevamente sentido. Eres luz en la oscuridad y posiblemente volveremos a rechazarla.
Gracias por tus testimonio Honorio que vale mucho más que mil palabras.