Ya conocíamos este movimiento. Se está extendiendo mucho. Son feministas y católicas. No se trata de pedir el ministerio ordenado. Algo más radical: “Caminamos juntas por la igualdad y la dignidad”. En este documento hacen balance y, al final, dos activistas ponen sus teléfonos para poder conectar desde cualquier parte del mundo. Atrio no puede menos que apoyar esta acción, aunque a la gente bien les moleste verlas con sus pancartas a la puerta de las catedrales. “Hagan lío” ha dicho muchas veces el papa reinante que va haciendo lo que puede AD.
La Revuelta de Mujeres en la Iglesia celebra en el mes de marzo
los logros y avances de sus cuatro años de andadura
- El 5 de marzo y bajo el lema “Caminamos juntas por la igualdad y la dignidad en la Iglesia”, la Revuelta de Mujeres en la Iglesia volverá a las calles de 18 ciudades del Estado para seguir reivindicando estos derechos que la Iglesia les niega
- La propuesta de la Revuelta es clara: “volver a la Iglesia de los orígenes, donde el movimiento de Jesús fue absolutamente igualitario”
- Durante este año, la Revuelta de Mujeres ha alzado la voz por las mujeres y otras víctimas de abusos en la Iglesia, han pedido su espacio y corresponsabilidad en el proceso sinodal y en paralelo han participado activamente en el Sínodo de las Mujeres convocado por el Catholic Women’s Council, formando parte de la comisión que llevó las propuestas al Vaticano
- El movimiento ha favorecido la visibilización y la participación de las mujeres de las iglesias diocesanas con el Documento de Buenas Prácticas que ya han presentado a la CONFER y en las próximas semanas a todos los obispados y a la CEE y además han publicado el libro “Revuelta de las Mujeres en la Iglesia. Alzamos la voz”
Madrid, 21 de febrero de 2023.- El próximo domingo 5 de marzo a las 12:00h, la Revuelta de Mujeres en la Iglesia, bajo el lema ‘Caminamos juntas por la igualdad y la dignidad en la Iglesia’, se concentrará una vez más frente a la Catedral de la Almudena para seguir reivindicando estos derechos que la jerarquía niega a las mujeres católicas en el ya avanzado siglo XXI y presentarán sus propuestas para la consecución de una Iglesia circular donde caben todos y todas.
Esta convocatoria de actos públicos reivindicativos de la Revuelta de Mujeres en la Iglesia se llevará a cabo en otras 17 ciudades más del Estado: Barcelona, Bilbao, Burgos, Ciutadella, Córdoba, Granada, Huelva, Las Palmas, Logroño, Oviedo, Santander, Santiago de Compostela, Sevilla, Valencia, Vigo, Vitoria-Gasteiz y Zaragoza.
Desde San Carlos Borromeo al Vaticano
La Revuelta de Mujeres en la Iglesia, una referencia indiscutible en el espacio social cuando se habla de Iglesia por la equidad y la dignidad de las mujeres, ha proyectado su voz reivindicativa durante este año en varios y diversos ámbitos. “La Iglesia se está perdiendo la reflexión, la decisión y las intuiciones del 50% de su población”. Partiendo de esta premisa, la Revuelta, a través de su grupo sinodal ha participado muy activamente en ese caminar juntos que está siendo el Sínodo de la Sinodalidad, o como les gusta denominarlo, el Sínodo del Pueblo de Dios, convocado por Francisco en 2021 y que concluirá este año. “Somos sujetos activos en la Iglesia, que queremos que se ensanche nuestro espacio y corresponsabilidad”, señalan las mujeres participantes. “Hemos pedido nuestra plena igualdad, dignidad e integración en todos los estamentos y responsabilidades de la Iglesia, y que como bautizadas asumimos el compromiso que la misión evangelizadora de la Iglesia nos pide”.
Además, en el ámbito internacional la Revuelta de la Mujeres en la Iglesia ha sido una de las sesenta organizaciones que forman el Consejo de Mujeres Católicas (CWC), red global de asociaciones de mujeres católicas que trabaja por el pleno reconocimiento de la dignidad y la igualdad en la Iglesia. Durante todo el año y en paralelo al Sínodo de la Sinodalidad, miles de voces y experiencias de mujeres venidas desde todos los rincones del mundo, han reflexionado y afirmado que “la verdadera libertad cristiana, basada como está en la verdad, no significa permanecer apegado a tradiciones hechas por el hombre, estructuras culturales y doctrinas que pertenecen a edades pasadas. Significa ser libres para vivir vidas autodeterminadas en compañía de Jesús y de todos nuestros hermanos”. El 4 de octubre, una delegación internacional de CWC, entre los que se encontraba la Revuelta, entregaron en el Vaticano el documento de las conclusiones del Sínodo de las Mujeres a Nathalie Becquart, subsecretaria para el Sínodo de la sinodalidad.
Y desde el Vaticano a San Carlos Borromeo, la Revuelta se ha hecho presente en todos los ámbitos sociales. Los objetivos, favorecer el empoderamiento y la formación de las mujeres, así como crear redes de diálogo y apoyo mutuo. Y, como “proclamar nuestra fe católica como mujeres de manera integral es a menudo un acto de resistencia”, la Revuelta ha creado el Taller de Teología Feminista en San Carlos Borromeo, un espacio de reflexión colectiva y aprendizaje mutuo sobre Teología Feminista para principiantes con una acogida extraordinaria.
En este mismo sentido viene realizándose también, desde hace siete años, el Seminario de Mujeres en Diálogo, un ámbito de reflexión, saberes y experiencias compartidos que aborda temáticas relacionadas con el diálogo fe-cultura desde la perspectiva de las mujeres.
Mujeres víctimas de abusos: justicia y reparación
Ante el dolor y la vergüenza de los abusos cometidos por miembros de la Iglesia a mujeres, niños y personas vulnerables, otro de los logros de la Revuelta ha sido defender, visibilizar y dar voz a las mujeres abusadas, a las víctimas y a las supervivientes. Y lo hace comprometiéndose, a través del grupo “Justicia y reparación con las mujeres víctimas de abusos” a buscar espacios seguros en la Iglesia para la prevención y la acogida. Este grupo, entregó el pasado 25 de abril en la sede de la CEE, una Carta Abierta sobre los abusos sexuales a menores y personas vulnerables en la Iglesia. Esta misiva dirigida a los obispos exige que la Iglesia ponga a las víctimas en el centro y exprese su voluntad inequívoca de verdad, justicia y reparación para ellas.
Asimismo, sobre este tema la Revuelta ha generado una serie de conversatorios entre mujeres –abiertos también a varones– con prestigiosas expertas como Paula Merelo, Olga Belmonte y Rosaura González. Estos espacios han conseguido “generar conciencia sobre la necesidad de construir y exigir relaciones sanas, horizontales y simétricas en nuestras comunidades y ámbitos eclesiales y la erradicación de la asimetría y el clericalismo”.
Otra Iglesia es más que posible
Otra de las líneas que marcan el pensamiento trasversal de la Revuelta es el convencimiento de que “la propuesta de Jesús fue inclusiva, “rompedora”, del lado de los más vulnerables, y que eso, con el tiempo, se fue “distorsionando”. Esta “distorsión” en el ámbito de la discriminación de la mujer en las iglesias diocesanas ha llevado también a la Revuelta a crear un Documento de Buenas Prácticas que ya se ha presentado a la CONFER y en breves fechas a todos los obispados y a la CEE.
El documento pretende presentar propuestas concretas para “desterrar el clericalismo, para lograr una Iglesia menos jerárquica y más circular, verdadera comunidad de iguales, al servicio de las personas empobrecidas y excluidas”. Así, entre las catorce propuestas que incluye el escrito destaca la necesidad de incorporar mujeres en todas las comisiones y reuniones de vicarías y arciprestazgos de todas las diócesis, así como la de impulsar la participación paritaria de las mujeres en los consejos de pastoral y económicos de las parroquias. Además, las mujeres de la Revuelta proponen que se fomente el uso del lenguaje inclusivo y la simbología femenina en la liturgia, en las acciones pastorales y en los documentos eclesiales y materiales catequéticos. “Favorecer la cultura del cuidado y buen trato, y las relaciones horizontales en parroquias, colegios, entidades de voluntariado y en todos los ámbitos pastorales es fundamental para la prevención de abusos de conciencia, de poder y sexuales dentro de la Iglesia”, recalcan las mujeres que han elaborado el documento.
El libro del pasado, presente y sus anhelos para el futuro de las mujeres
2022 ha sido un año fructífero para la Revuelta. Otro de sus logros ha sido el alumbramiento de su libro “La Revuelta de las Mujeres en la Iglesia. Alzamos la voz”. Un trabajo colectivo de siete mujeres procedentes de las Revueltas de Barcelona, Madrid, Santiago de Compostela, Sevilla y Zaragoza y que ha contado también con la colaboración de otras mujeres de América Latina, Asia y Europa. Editado por La Imprenta, supone una ventana abierta para toda persona que desee asomarse a esta realidad y que se quiera adentrar “en un camino indispensable, ineludible e imparable porque la situación de las mujeres en la Iglesia es una vulneración de derechos y su restitución una cuestión de justicia”.
Todos estos pasos y las pequeñas acciones cotidianas de visibilización y sensibilización hacen posible “sentir que otra Iglesia es posible y está naciendo”. Un motivo para seguir luchando en este nuevo mes de marzo, dedicado a la lucha de las mujeres por la igualdad y la justicia.
Contactos:
- Cristina Ruiz 34-630 539 305
- Milagros de Diego 34-600 555 017
Desde que las primeras comunidades seguidoras de Jesús, que se reunían en las casas particulares y no había jerarquía ni separación por sexos, compartiendo la memoria de Jesús, y apareció una Institución “universal” en los territorios a los que llegó en aquel momento, tomó la estructura de las religiones de la época y fue olvidándose poco a poco de la praxis de Jesús.
Es decir, como dice Juan A., en la comunidad de Jesús no había diferencias entre los miembros de la comunidad, ni de categorías sociales ni de sexos. Pero las religiones de la época eran jerárquicas. algunos reyes o faraones, eran dioses y en su corte los primeros eran los sacerdotes. (Jesús dijo que los primeros eran los últimos), los sacrificios, convirtiendo la cena de Jesús en un sacrificio cruento, de carne y sangre. Toda institución tiene sus ritos, y de ahí salieron los sacramentos en siglos posteriores con una infinidad de ritos carentes de contenido, resultado de la suma que cada sociedad iba añadiendo. Y todo ello, pasando por encima del Evangelio. A su vez, toda institución jerárquica se organiza en base al poder hasta la cúspide de la pirámide.
El poder!!!!,el poder era cosa de hombres, así que los hombres, se hicieron sacerdotes con poder, olvidando que lo que Jesús jamás fomentó fue el poder, sí habló y practicó el servicio como fundamento de su mensaje: leprosos, ciegos, publicanos, pecadores, pecadoras, él siempre estaba al lado de, nunca por encima de.
Y ¿qué hace un hombre con poder sacralizado?, absorber hasta la última gota todo lo que le rodea, empezando por las mujeres. Las mujeres pasaron a ser invisibilizadas, sin voz, sin voto, sin existencia. Todo ello ante un machismo poderoso, para lo que necesitaban un Dios masculino, un lenguaje masculino, un Dios omnipotente y todopoderoso, donde la debilidad, la vulnerabilidad, las mujeres desaparecieron, pasaron a ser en nombre de Dios, las débiles, las vulnerables, las inútiles, las invisibles, las que, dentro de la poderosa Institución Iglesia, no existíamos y seguimos sin existir, solamente lo hacemos para llenar los templos y limpiarlos.
Así que una mujer maltratada que va a la iglesia y escucha “Señor mío, Dios omnipotente y todopoderoso”, dice: pues resulta que esto es lo que he tenido yo en casa y me ha destrozado la vida, un hombre todopoderoso como este Dios del que me hablan, unos hombres poderoso que dicen hablar en nombre de ese Dios y nos dicen que nosotras no valemos para nada, sólo para imitar a un mujer que fue madre siendo virgen, y que fue la esclava del Señor.
Esto es lo que hay, hacer cosas que a Jesús ni le pasaron por la cabeza.
La historia no es sólo el pasado, la historia es también el presente, y la sociedad actual es actual, no de siglos pasados
En Granada hemos tenido una numerosa concentración en la puerta de la catedral. Muchas mujeres y muchos hombres hemos reivindicado la igualdad en todos los aspectos en la Iglesia. Mucha concurrencia y mucha esperanza, aunque sea a largo plazo.
Solamente voy a poner uno de los múltiples lemas que hemos coreado: “Sin mujeres la Iglesia se queda con las paredes”. Yo añado, sin las mujeres la Iglesia está incompleta.
Después de tantos siglos de marginación de la mujer en la Iglesia de Jesús de Nazaret, marginación impuesta por el rígido -y ciego- androcentrismo clerical jerárquico…, quizá no cabe otra opción que la de “hacer lío”. Es decir, organizar manifestaciones críticas y reivindicativas bien fundadas -y persistentes- ante las curias, palacios episcopales y el mismo Vaticano, reclamando la igualdad-dignidad de todas las personas -mujeres y varones- dentro de la Iglesia Fraternidad Pueblo de Dios. Una exigencia así no sería más que reivindicar una parte esencial del Mensaje del Reino.
No debería interpretarse el Mensaje de Jesús, según las categorías culturales de cada tiempo, cuando él lo que dijo y propuso fue una doctrina innovadora, que rompía moldes tradicionales religiosos y sociales. Cuando se interpreta y dice que la Iglesia -la jerarquía- no puede cambiar estructuras androcéntricas, se está atribuyendo a Dios una doctrina “machista”, que no santifica su nombre, sino que lo deshonra, quizá sin ser muy conscientes de ello… Ojo, pues, a no llamar “verdad y palabra de Dios” a lo que son solo tradiciones (humanas y culturales, indebidamente sacralizadas)…, no sea que por tanto guardar nuestras tradiciones deformemos el nombre de Dios y de Jesús de Nazaret. Ahora bien, pienso que para lograr volver a las fuentes del Evangelio, es preciso rebajar el peso del clericalismo jerárquico. En el Mensaje evangélico no hay clérigos ni jerarquías ni mandos, sino SERVIDORES. Quien quiera ser, o sea, el primero… Es difícil entender -y aceptar- que en la Iglesia se siga discriminando por sexos y en las sociedades modernas se admita la igualdad: presidentas y reinas, por ejemplo. La Iglesia de Jesús debería ir por delante en éste y otros temas, y no instalarse en una tradición que no es cristiana, sino cultural tradicionalista, por mucho que se haya sacralizado esa tradición. El poder, con el fin de reforzarse, recurre a la “sacralización” de ese poder.
En suma, que me uno -sin ánimo de acoso- a esas manifestaciones, mediante una fuerte persuasión -y dura crítica, si es preciso-, reclamando revisión y cambios en paridad y dignidad… dentro de la Iglesia, que es por esencia FRATERNIDAD.
Hacer lio siempre es bueno.
Jesús pasó por la Tierra haciéndo lio.
Y lo que es justo es justo.
A mi me parece mucho mejor esata apùesta más radical que la petición solo del sacerdocio femenino. Luchar porla dignidad de la mujer en la Iglesia es importante, justo y pertinente.
Y si lo digo yo, que no soy feminista, imagino que las feministas lo tendrán aún más claro.
Se de este movimiento por una amiga que pertenece a él y las sigo en facebook. Están a la vanguardia de la Iglesia.