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Pro descanonización de Juan Pablo II

No está todavía registrado oficialmente el verbo “descanonizar” por la RAE, aunque es de esperar que, con todas sus consecuencias, tiempos y versiones, llegue a estarlo con urgencia. Si “canonizar” es referencia en la Iglesia católica a “una persona previamente beatificada, al declararla y reconocerla oficialmente santa por el papa”, el prefijo “des”, que indica negación, le supondrá automáticamente la privación de lo que en su día se le hubiera concedido, normalmente por precipitación y falta de respeto a los tiempos establecidos en los “cánones sagrados “.

“Descanonizar” llevaría consigo , con o sin rito, la manifestación-declaración  de que, efectuadas las debidas diligencias e indagaciones, todas ellas con documentos y testimonios veraces, se llegó a la conclusión de que ”no es oro todo cuanto reluce”, por muy buena voluntad que se tenga, y sin escrúpulo por no afectar tal decisión a dogma alguno, se comprometiera la fe, por lo que a equivocados y a equivocadores se les eximiera de toda culpa, excepto en el lamentable caso en el que otras intenciones , que no las espirituales, hubieran sido sus máximos justificantes.

Con ocasión de la muerte de los papas Juan Pablo II y su sucesor Benedicto XVI, y los fervorosos gritos de “¡santo súbito¡” (es decir, “santos YA”) de admiradores, admiradoras, pueblo de Dios y aún jerarquía, se nos ha enriquecido de argumentos suficientes como para añadirles más páginas al Santoral – Año Cristiano Pontificio de los tiempos del nepotismo actual tan sorprendente que lo ha caracterizado. Con la práctica totalidad de los papas ya en el Santoral o a punto de estaf, es explicable que a cualquier aspirante a historiador eclesiástico le haya asaltado la científica tentación invencible de tener que dudar seriamente de su veracidad y no rechazarla, con la connotación de excesos de mendacidad, falsedad o engaño.

Con lo que historiadores demasiadamente crédulos, algunos teólogos o suplentes, “gente de tropa”, intra o extra vaticanos, cardenales no represaliados, nuncios o embajadores, religiosos “de toda la vida”, no pocos “informadores religiosos”… se vieron forzados a tener que deglutir “en el nombre de Dios” y por ser esta su “santa voluntad”, que añadir su grito al de “¡santo súbito¡” hábilmente programado por otros.

Al margen de loas y panegíricos, algunos al dictado de hipocresías e intereses “religiosos” o no, todo cuanto se ha escrito y publicado estos días en relación con la “vida y milagros”, con la documentación debida y los testimonios requeridos, acerca de los referidos papas Juan Pablo y Benedicto, demanda ser tenido rigurosamente en cuenta por parte del pueblo de Dios, tantas veces –casi sistemáticamente– ignaro de los comportamientos curiales, con o sin la anuencia y conocimiento pontificios.

A consentidores de ciertas felonías eclesiásticas “non decet” concederles el ascenso al honor de los altares –“santo canonizado”–, y menos forzar declaración tan solemne y espectacular con las interjecciones fervorosas y apresuradoras del “¡súbito¡”.

¿Nuestra reacción como cristianos? Entre otras, la aceptación y el consiguiente reconocimiento de que el Santoral no es dogma de fe, por lo que es “santa y admisible” su crítica, con el ferviente deseo de que en el mismo presida siempre y por encima de todo la VERDAD en todas las biografías –hagiografías– que inserta y describe. Ello exigirá un cambio penitencial de mentalidad, en cuya ayuda acudirá el firme propósito de informarse más y mejor y, a ser posible, sin los lenguaraces y equívocos “Nihil Obstat” e “Imprimatur” curiales prescritos canónicamente.

Se alienta la esperanza de que descanonizar no llegue a suponer inversión económica superior a las de los procesos de beatificación y canonización que, por lo visto, oído y testificado, están “por las nubes”.

Y aquí y ahora, en definitiva, y sin descender a otros ”detalles”, quede constancia, limpia y transparente, de que procesos de determinadas des canonizaciones les harían tanto o mayor bien a la Iglesia, que nuevas canonizaciones. Y todos en paz y en gracia de Dios.

21 comentarios

  • Carlos Alejos.

    Sobre los pontifices en mi viaje a Europa sobre todo en el Vaticano, las tumbas que me hicieron sentir fuerte espiritualidad fue la de León XIII, Juan Pablo I, Pablo VI y sobre todo Juan XXIII, Ellos dejaron testimonios interesantes para la iglesia y el mundo.

  • GIORDANO BRUNO.

    Me da igual donde esté este polaco. Pero en SOBERBIA INSUPERABLE, Si hubiera INFIERNO sería el nº uno junto a los pedófilos que protegió y al que llamó, EJEMPLO PARA LA JUVENTUD, MARCIAL MACIEL DEGOLLADO¡¡¡¡

    • GIORDANO BRUNO

      Debí escribir PEDERASTAS, Y no lo he hecho por  que él, no me consta que lo fuera….Si bien el refranero dice muy claro “tan culpable es el que mata como el que tira por la pata…..

  • M. Luisa

    Para abordar este tema en toda su profundidad se ha de ir más allá de lo meramente  constatable, pues propicia  a tener solo una visión centrada en los hechos y en consecuencia a su cansina repetición. Han pasado ya muchos años desde que se leían estas mismas argumentaciones que entonces sí, al comienzo de Atrio, nos despertaron muchos interrogantes los cuales  no se salvarán si nos dormimos en ellos.  Este tema de las canonizaciones  es uno de tantos entre los que urge meter las narices en la ciencia.

  • ana rodrigo

    Ah, me olvidaba de los ingentes costes y las no menos ingentes cantidades de dinero que cuestan la consecución de estos eventos y que, quedan en las arcas de alguien o algunos que viven o en palacios de la iglesia romana o en el Vaticano, esos tan reacios a que Francisco se preocupe por los más desvalidos, rechazase el anillo de oro o los zapatos de marca o viva en un convento, o haya convocado la sinodalidad, etc. etc.

    El abundante dinero hizo posible la rápida beatificación y canonización de San Josemari, mientras la de Monseñor Romero tardó tanto y la de los mártires de El Salvador, ni se lo han planteado. Y así sucesivamente. A los clérigos y religios@s asesinados por los republicanos en España, los han canonizado a todos mientras que a los asesinados por Franco, ni uno, ni a los asesinados por Videla y por Pinochet. Todos defendían los derechos humanos de los y las perseguidas, a muchas les robaron los hij@s, las madres de Mayo, se quedaron sin sus familiares y sin saber dónde están sus restos, y con un infinito sufrimiento. Pero todo esto no cuenta en el Vaticano.

    Una Iglesia más evangélica más compasiva, más humana, y más solidaria, es lo que necesitamos.

  • Isidoro García

    Pues yo voy a decirla más gorda. A mí me parece muy bien, que existan santos de todo pelaje. El error no es de canonizarlos, sino de lo que nosotros, en pleno siglo XXI, todavía  entendemos por “santo”.

    Yo ceo que debería ser algo interno de la Organización. Algo así como “Empleado del mes” o “Empleado del Año”.

    ¿Qué a muchos empleados, les parecen injustas ciertas distinciones de sus jefes?. Pues lo normal que pasa en todas las organizaciones. Ya sabemos como funcionan estas cosas, con el “jefe” y sus favoritos.

    ¿Qué eso no está bien, en una Organización como la Iglesia?. Pues para que vayan espabilando y se den cuenta de la estricta humanidad de la misma. O sea que lo del apoyo absoluto del Espíritu, en sus decisiones orgánicas, es una filfa. Ni siquiera en la elección de Papa.

    Y por otra parte,  lo de “santo”, aparte de ser considerados cono  modelos de vida para los creyentes, (que ya sabemos que es muy relativo y subjetivo), solo significa que tienen asegurada “la salvación”.

    A mí, que no creo en salvaciones ni condenaciones, sino solo en maduraciones humanas a las que estamos todos llamados, me parece muy bien que canonicen a todo el mundo.

    Si me parece absurdo lo de la condenación, que es una duda y un insulto a la misericordia divina, me parece que lo de la “salvación” universal, lo debemos tener asegurado.

    Al fin y al cabo, todos si no hemos madurado plenamente, lo hemos intentado, mal que tal, como hemos podido: tenemos un mecanismo automático de crecimiento personal, con reloj biológico y todo.

    O sea que lo de descanonizar a alguien, además de un insulto personal a una persona que también tiene su corazoncito, me parecería como cuando la gente se preocupó de que la pena de muerte se ejecutara lo menos dolorosamente posible: sería intentar perfeccionar algo que no tiene sentido que exista en sí misma.

    Es triste y lamentable como muchos creyentes orgánicos, intentan “reformar” su amada organización, con “reformas” de medio pelo, y con detallitos: son el ejemplo evangélico del que cuela un mosquito, y se traga un elefante. ¿Acaso el cáncer se cura con esparadrapos?.

    • Isidoro García

      Por otra parte, y entrando más en harina, detrás de este tema, está el del respeto por el pluralismo de la mente humana.

      Ana señala que el “santo”, debería ser el “que en su vida ha demostrado ser un ejemplo de vida en referencia al mensaje de Jesús, tanto en sus hechos como en sus palabras”.

      Pero aquí nos topamos con que los evangelios son cuatro, pero hay millones de interpretaciones diferentes sobre los detalles de las palabras y obras de Jesús, (según nos han llegado transcritos en unos textos, que no hay garantías de que reflejen exactamente el pensamiento y la vida de Jesús).

      Aquí, muchos escribimos desde hace años, ¿pero hay alguien que pueda decir que conoce en verdad las profundidades de cada uno de los que aquí escribimos?.

      Ni siquiera nosotros mismos, nos conocemos, y si nos conocemos un poco, es para decir como Walt Whitman: “Soy multitud”.

      Las contradicciones internas, son nuestra naturaleza humana. Y justo el ir solventándolas poco a poco, es el camino de la maduración humana, o de la “santidad” religiosa.

      Hay millones y millones de creyentes cristianos, en otras Iglesias, que interpretan los evangelios distintos que nosotros. ¿Están todos endemoniados?. Y dentro de la Iglesia Católica millones y millones de católicos, (no todos iletrados, ni tontos, ni locos), lo interpretan de otra manera.

      Cada uno tiene su mirada personal. pero lo que todos tenemos que tener es respeto por la opinión distinta de la nuestra.

    • ana rodrigo

      Jaaa, jaaaa, “el hombre del año” como el señor Garamendi que pasó de ser empleado de la CEOE a presidente de la patronal con un aumento de sueldo  hasta los 480.000 euros.

      Respecto a la interpretación de los evangelios, creo que, cuando se sube a alguien a los altares, en sentido físico también, debe haber dado ejemplo con su conducta, no tanto con sus interpretaciones de las escrituras, que pueden se coherentes una y la otra, sin serlo con ejemplaridad de vida ni una ni la otra.

      Un abrazo, Isidoro, me da gusto leerte

  • ana rodrigo

    Antes, se nos decía que la canonización de una persona, (casi todos clérigos, vírgenes o mártires), suponía la certificación de que estaban en el cielo.

    Pienso que en estos nuestro tiempos, una persona canonizada debería ser aquella que en su vida ha demostrado ser un ejemplo de vida en referencia al mensaje de Jesús, tanto en sus hechos como en sus palabras.

    Pues bien, Juan Pablo II, estuvo coco con codo en público (y creo que le dio la comunión, no estoy segura si fue a él o a Videla) con Pinochet, criminal cruel en extremo en el ranquin de los dictadores peores de la historia reciente. Puso como ejemplo públicamente, besó y abrazó y, según se dice, ocultó los no menos crímenes de pederasta, drogadicto, traficante, millonario y mujeriego Marcial Maciel que a poco estuvo de que lo canonizaran también si no hubiese sido porque se descubrió su despreciables y condenable vida, cuyo “sentencia” fue que se retirase a un monasterio vivir como dios.

    La canonización de san Josemari de Escrivá De Balaguer, fundador del Opus, elitista donde los haya, y, previamente solicitante del título nobiliario de marqués de Peralta, que consiguió.

    Me pregunto qué méritos son estos para imitar su -mal ejemplo- en cuestiones tan evidentemente rechazables.

    Porque lo de los milagros son un camelo  ilógico, siempre son curaciones; y yo me pregunto, si cura a alguien, ¿por qué sólo a alguien y no a tod@s las personas que sufren alguna enfermedad?

    En fin, a ver si nos damos cuenta que vivimos en el siglo XXI en el que la sociedad no se cree cosas que antes nos creíamos, menos en la infalibilidad del Papa, después de la historia de ciertos Papas conocida hasta en los libros de texto que se equivocaron  como cualquier mortal. El declarar dogma la infalibilidad se define por sí mismo, no necesita, porque no las tiene, muchas explicaciones

    • Juan A. Vinagre

      Estoy de acuerdo contigo, Ana. (Y en algunos aspectos  también con Isidoro) Solo añadir que las canonizaciones se apoyan en milagros hechos por -en estos casos- el “siervo” de Dios. Y Jesús nos dice que los milagros se deben A LA FE de quien suplica. No es el “siervo” sino la fe de quien suplica… la que consigue el milagro. Por eso, esos apoyos… y méritos…

      Otra cosa: Si un “santo” no es modelo de vida evangélica, no puede ponerse-declararse como ejemplo a imitar.  Si un papa sale al balcón con un dictador asesino, si le da la comunión sin pedirle-exigirle previamente una declaración de arrepentimiento público (como hizo Ambrosio con el emperador Teodosio, después de una conquista cruel, sin ética).  Si un fundador crea una institución religiosa, a la que llama “Obra de Dios”, y apoya-bendice la guerra civil española, y crea alianzas de acción con los poderosos, y crea colegios y universidades para clases con poder adquisitivo…,  ¿es eso proceder con espíritu evangélico?  Jesús prefería a los de abajo… (¿Vale decir que entrar en el mundo de los ricos es con un afán de convertirlos? ¿O más bien de reforzar el sistema de poder eclesial tradicional -nada evangélico- de la Iglesia? ¿Dónde está -se ve- esa conversión?  Por otra parte, una institución que margina, DE HECHO, a la mujer ¿es cristiana?

      Hay que revisar, sí; y creo que no sería la primera vez que se revisa la lista de santos… No debe darse culto -por muy de dulía que sea- a quienes no fueron modelo de vida coherente o de conversión evangélica. Ciertas canonizaciones en la Iglesia refuerzan el poder, e impiden que la Iglesia se convierta al Evangelio, que tanta falta le-nos hace… ¿Ciertas canonizaciones no son más bien promociones de cristianos del propio partido religioso?  Se puede utilizar a Dios también promocionando algunas canonizaciones, y retardando “sine die” intencionadamente otras…   (Perdonen estas preguntas, que también a mí me cuesta formularlas, pero es preciso plantearlas. Quizá va en ello un granito para la reforma-conversión de la Iglesia al Evangelio.)

      • ana rodrigo

        Completamente de acuerdo, Juan A.

        Lo único que me hace pensar es si quien pide por fe, es la fe en sí mism@ o la fe en una persona muerta, algunos de cuyos muertos fueron muy poco ejemplares a la hora de cuidar y curar cuando estaban vivos….

        Pongamos por caso, si Juan Pablo II fue capaz de presentarse urbi et orbe junto a un canalla criminal, ¿por qué, después de muerto iba a hacer un milagro a una persona concreta  sin denunciar públicamente los miles de asesinados de Pinochet, sus sufrientes familias y todo lo que hizo esa bestia con apariencia de hombre? A mi no me cuadra. ¿En qué pensaban l@s del santo súbito? ¿se acordaban de estos crímenes y de los cientos de víctimas del pederasta Maciel?

  • José María Valderas

    En todos los idiomas existe la expresión equivalente a “A ver quien la suelta más gorda”. En catalán, la traducción es casi literal: “a veure qui la diu de més grossa”.

    Hasta los niños de catecismo que han querido ser instruidos saben que la canonización es un acto del magisterio, un acto vinculado a la infalibilidad del pontífice, como se reconoce en el preámbulo de la declaración.

    Nos puede gustar más o menos, podemos fijarnos en el dinero invertido en la promoción de una figura –a través de solicitud de milagros, en su mayoría de curaciones de enfermedades reputadas incurables–, en la aceleración de una causa, en todos los factores externos que queramos, pero el acto de declaración de un santo, de alguien que ha seguido a Cristo con ejemplaridad para el resto de fieles, es un acto exclusivo de la autoridad del Papa en cuanto Vicario de Cristo. Lo que no obsta para que en la historia de la Iglesia muchos santos hayan salido de la devoción popular, incluso de su aclamación popular.

    ¿Por qué estas ganas de enredar, de desorientar? Cui prodest?

    • Sr. José María Valderas. Igual pienso de lo que dice Vd. (grossa, grossa). No se… ¿estamos en el 2023 o en el medievo?

      • José María Valderas

        No soy amigo de rodeos. Mi comentario era al artículo de Aradillas. Si le hubiera querido responder a su comentario, le hubiera dicho que no se quede corto. ¿Por qué medieval? ¿Por qué no retrotraerse a 2023 años atrás? ¿Por qué no retrotraerse al mismo profeta Elías y otros profetas y patriarcas del Antiguo Testamento? Hoy hablaba el autor de la carta a los Hebreos que el Señor cuidó y salvó a los que tenían fe, a alguno incluso lo abdujo. Pero no es mi intención discutir con usted.

    • M. Luisa

      Inclúyase también usted en esa lista de “a veure qui la diu més grossa”

      Yo creía entender  más bien que los niños eran conducidos al catecumenado doctrinal, no  que ellos  quisieran por voluntad propia ser instruidos por el mismo. Esto ya de entrada predispone a diferenciar, conocimiento –saber,  de inculcación que no es poco. Algo que más adelante  por ellos mismo, si quieren, ahora sí, sabrán discernir.  A  partir de aquí  todo lo que resta de lo dicho por usted no se aguanta ni con pinzas. Porque de lo que se trata no es de los factores externos que cuentan  en una canonización  sino de lo real envuelto en ese acto declarativo que dice usted ser exclusivo de la autoridad papal.

       

      Planteada así la cuestión, la ejemplaridad si la hay vendrá de lo real que encierra ese  acto, no empero de una mera actuación papal. Y en este sentido la rectificación  está en manos  del papa   y no al albur de la devoción popular. Que, tal vez por eso, para ese fin se alimenta más de lo que sería deseable.

      • José María Valderas

        No soy amigo de rodeos. Mi comentario era al artículo de Aradillas. Si le hubiera querido responder a su comentario, le hubiera respondido en qué consiste un sacramento, algo que aprende el niño en el catecismo, no digamos si además pone atención. Pero no me gusta la epistemología de la señorita Pepis. Por tanto, quédese con la aclaración y dé por no escrito el resto.

        • M. Luisa

          Sí, don José María, pero estamos en un foro abierto  y si a mí me ha parecido  oportuna dirigirle aquella objeción  bienvenida sea aunque a usted no le guste. Sí, estoy segura de que  mi primer comentario estaba expuesto a recibir lecciones por parte suya, me extrañó enormemente  su retraimiento. En cualquier caso quiero decirle una cosa. Cuando le leo a usted me viene enseguida a la cabeza mi hija, ella rubricaría todo cuanto dice usted. De modo de pensar son igualitos,  así que ya se puede imaginar porque con usted doy rienda suelta a mis opiniones. Con usted supongo que  las puedo dar respetándolo, con ella me las callo por el poder del amor que le tengo.

          Dicho esto, voy a lo del sacramento. Pronto hará un año que mi hija se casó, pero  imponiendo  como condición a su futuro marido la nulidad del primer matrimonio. Una condición plenamente aceptada por él, pero por mí silenciosamente muy cuestionada.  Sin voz ni voto que yo misma me impuse. Con tal precedente  puede usted imaginarse  la importancia que para mí tienen los sacramentos, aunque  estoy segura, segurísima que no en la misma forma.

           

  • Pedro Bosch

    Yo no se si Juan Pablo II fue católico, es posible que lo fuera, lo que no fue es cristiano, o seguidor de Jesús de Nazaret y eso se confirma con facilidad ante su renuncia a la Teología de la liberación.

    Por tanto si necesitáis mi voto, aquí lo tenéis, para bajarlo de los altares.

    Y por supuesto a su amigo Escrivá de Balaguer. Y se podrían bajar unos cuantos más, pero…

  • Antonio Llaguno

    Apoyo la moción.

  • M. Luisa

    De la misma manera que anulan el sacramento del matrimonio con tanta facilidad, ¿por qué no podrían descanonizar a quien ellos mismos canonizaron un día por error?

  • ¿Dónde queda Josémaria Escribá de Balaguer?.

    Juan Pablo II en términos generales cabria decir que fue un buen católico. Otra cuestión es si fue sabio y bondadoso. Bondadoso no se, pero sabio, desde mi punto de vista, no lo fue.

    Referente al fundador del Opus Dei. “San José María”. Es motivo de risa. Somos muchos los que reímos. El chiste es la contraposición de dos ideas. Pues bien. Resumiéndolo mucho. Alguien pernicioso para la sociedad, subido a los altares… A saber a cuantos creyentes ha lanzado fuera del credo católico. “San José María”. Y a los que ha “convertido” ha sido a una secta peligrosa hasta la locura.(El resto de la cristiandad le va a la zaga…)

    “Estoy ahorrando para que me hagan santo…Pero cuesta mucho eh!” Aunque se que, por el dinero hasta “San Pedro canta…”