Una nueva colaboración de Antonio Aradillas para ATRIO. Para quien no este muy ducho, diré que desde siempre se ha dicho que el hacedor de obispos españoles en los últimos decenios, tras la muerte de Franco, era quien tuviese un mayor peso en el Dicasterio romano de Obispos. Aunque la muy reciente sustitución en Roma del Prefecto Ouellet por el nuevo prefecto Prevoist, agustino de Chicago radicado en Perú y hombre de Francisco, podría suponer cambios en la actual cadena de fabricación. AD.
Con el convencimiento de que el título de esta reflexión sobre los obispos–“Sucesores de los Apóstoles”, hoy tan cuestionados hasta teológicamente, no me extrañaría la sorpresa y posible escándalo que a algunos pueda suponerles tal referencia fabril. Adelanto con honestidad que el texto acrecentará aún más sus sospechas y presentimientos. Aplicar una denominación fabril a todo un proceso de selección-nombramiento –que no elección– de los obispos, tal y como acontece en la actualidad en la Iglesia y con especial, documentada y testimoniada mención para la que peregrina por los caminos jacobeos en España, es explicable que resulte extraño, anómalo y además, y sobre todo, irreverente.
Pero así se escribe la historia, por lo que en la actualidad y en plena crisis de conversión-reconversión, y aún desaparición, de las fábricas de automóviles, el léxico clerical y litúrgico se macule de términos otrora netamente fabriles. No en vano la Iglesia es Iglesia, es decir, “cosa de hombres “(y de mujeres) , y ellos y ellas hablan y se se expresan de aquesta manera, en la construcción y mantenimiento de su convivencia..
Los obispos no nacen ya obispos. Antes, ni siquiera tenían que ser curas para ser obispos, y ni en el organigrama de la docencia clerical –“carrera eclesiástica”– se registra una asignatura o “master” que facilitara en su día, con mula blanca o de otro color, tomar posesión “(¡¡)” de la cátedra –“catedral”– desde la que , por oficio-ministerio, adoctrinar a sus diocesanos, con amorosa y ritual referencia “a sus amados hijos, hermanos y hermanas en Cristo Jesús”.
Un poco más que la Teología, el Código de Derecho Canónico, la Liturgia y la praxis relacionada con el estamento episcopal demandan con urgencia Evangelio, sentido común y de Iglesia, con su debida y correspondiente reforma.
A los obispos ha de elegirlos el pueblo. Tal y como aconteció en los penúltimos años, los obispos fueron nombrados a dedo, siendo su principal definidor en la Curia Romana el hacedor de mitras, anillos y báculos, Cardenal don Antonio Rouco Varela, todopoderoso vice-papa español, nacido en la gallega Villalba, arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española –CEE–- , aunque ya emérito, pero no del todo, y en cuyo “curriculum” resulta demasiadamente fácil descubrir el ultra conservadurismo, del que el papa Francisco fue y es consciente.
En la encrucijada eclesiástica en la que vivimos y en un mundo en ebullición permanente y cambios arrasadores, ser obispo es tarea ardua y difícil y poco o nada apetecible, en vísperas de que lo que les queda de privilegios humanos y hasta “divinos”, se les difumine a perpetuidad y sin respeto, tal y como este era concebido y escenificado por sus antecesores más inmediatos. Ser obispo sin mitra o con escaso uso de ella, sin habitual presidencia, sin colorines y deslumbrantes ornamentos sagrados y además avecindado en un piso cualquiera con su dirección y código postal correspondiente, tuteado por unos y otros, no será del agrado de muchos, por lo que, con el futuro poco halagüeño vocacional que se palpa en los seminarios, los candidatos a las sedes episcopales habrán de aminorar apetencias prelaticias
Si además el tema de las inmatriculaciones no se resuelve, o sí, pero no al gusto oficial y curial, los rechazos episcopales llegarán a estar “a la orden del día” y en España, a los obispos examinadores uruguayos, y a otros hispanoamericanos o africanos, se les tendrá que pedir que “por amor de Dios” ejerzan de obispos. En las diócesis que fundaran en España san Pablo, Santiago (¿?), y sus respectivos discípulos, tal y como relatan las tradiciones sagradas, aureoladas de sus respectivas, piadosas leyendas y milagrerías, tal acontecer eclesiástico, para muchos, resultaría poco o nada admisible.
Mañana, es decir YA, “democracia” e “Iglesia” establecerán entre sí un fecundo y fiel matrimonio que, por igual, beneficie a ambos conceptos y, en definitiva, al del “pueblo”. Lo de la “teocracia”, tal y como reza la RAE, “concepción del Estado según la cual el poder temporal depende del poder espiritual”, pasó a mejor vida y mientras que a unos divierte, a los más entristece, prestándose a interpretaciones aviesas, todas ellas, y más, avaladas por guerras, a las que no se les escatima el atributo blasfemo de “santas”.
Mientras tanto, ahora y siempre y “por los siglos de los siglos”, alentamos la esperanza de que a las factorías episcopales, con mención honorífica para la curial romana, veteada cardenaliciamente de color rojo “rouconiano” intrigante, le llegue la hora de su reconversión al Vaticano II, después de su consuetudinaria y avezada peregrinación a los concilios de Trento, Nicea, Calcedonia y Constantinopla en sus ediciones diversas.
De algunos obispos y más, se da la impresión diabólica de haber sido seleccionados para perjudicar –“cargarse”, dicen otros– a la Iglesia del santo Evangelio. La definición que oferta el papa Francisco de “obispos servidores y profetas” es –seguirá siendo– un sueño infinito.
Antonio LLaguno, lo felicito efusivamente, por definir al señor (no se si merece la pena aplicarle este título) de la Cigoña. Todo lo que dice es objetivo y cierto, pero creo que se queda muy corto. Este “señor” se dedica a insultar a todo el que no piensa como él.
Muy bien por el repaso que le da.
Un abrazo
No estoy nada seguro de que la marcha de Ouellet de la dirección de la fábrica de obispos, retire la influencia de Rouco en el nombramiento de ellos.
Pero lo que sí es cierto es que respondan o no a la batuta del gallego mandón, los obispos españoles, hoy en día, tienen menos interés que la reproducción del garbanzo manchego en cautividad.
Hemos tenido que sufrir (Y sufrimos) obispòs absolutamente escandalosos. Unos porque tomaban la determinación de “curar” por medio de cursos de “coaching”, la homosexualidad de los pobres influenciables que caían en sus manos. otros porque dirigen su diócesis como una empresa con verdaderos escándalos financieros, otros porque se otorgan a si mismos la condición de voXeros de cierto partido político, otros porque salen en los medios de comunicación encadenando la mayor cantidad de estupideces que una mente cultivada puede encadenar mientras encabronan a la totalidad de los curas de su diócesis y entran en la siguiente montado en burra como si fuera el propio Cristo en Jerusalen… y la casa sin barrer.
Pero lo más divertido del episcopado patrio es lo mucho que el carquerío friki tradi se preocupa del nombramiento de los mismos.
Hay un “dizque periodista”, de rancia (Nunca mejor dicho) estirpe clerical, que fue colaborador de fuerza nueva y amigo personal de Blas Piñar, que desde tiempo inmemorial y ahora desde un portal de oscura financiación, se dedica a calificar y tratar de influir en la elección de los obispos.
Ni que decir tiene que los cristianos de a pie, ignoran, con buen criterio, las excreciones opinativas del ex forzanovista (De hecho ignoran incluso su existencia, lo cual es bueno para su salud mental) pero el carquerío que frecuenta la página donde escribe (Y donde, a diferencia de ATRIO y de RD, sí hay censura a los comentarios, a la mejor tradición de dictaduras ya olvidadas en España) defiende con mucha vehemencia las ocurrencias del pájaro en cuestión llegando incluso a tratar de hacerle la vida imposible a algún epóiscopo que no goce del “placet” del “evaluador”.
Es el mismo sujeto que recomienda los excrementos literarios de dos curas, uno desterrado por su obispo lo más lejos posible de una parroquia normaly el otro rechazado hasta por el Opus Dei (¡¡¡Por carca!!! ¡¡¡El Opus!!!) o promociona al hijo de un torturador de la dictadura argentina que defiende no solo los crímenes (sobre todo violaciones pero también torturas y “despariciones”) de papuchi sino las posturas más violentas y rechazables de la grey católica como la Vendée gabacha o la Cristiada mexicana.
Eso hace que la clase clerical española esté más dividida que el congreso de los diputados, que los pocos católicos jóvenes que se ven llamados al sacerdocio, se lo piensen antes de someterse a la disciplina de un seminario rouquista y en último término, que el papa, harto de estos obispos tan friki carcas, s elo piens dos veces antes de venir a España a convivir con tanto dinosaurio clerical.
Y mientras los fieles, cada día son menos, son más ignorantes (O supersticiosos) y prescinden más de los purpurados.
Y en esas está la Iglesia Española. Con menos futuro que un submarino descapotable y con menos presente que la momia de Tutankamon (De pasado prefiero no hablar, que no quiero gastar dinero en psiquiatras).
Dos cosas, señor Llaguno, me han dolido profundamente. De una ya hemos hablado aquí en otra ocasión, la valoración que usted hace de uno de los fieles más leales a la Iglesia, de cuya amistad me enorgullezco y de cuya integridad doy fe. El otro asunto me resulta particularmente lacerante. Me refiero a la Cristiada mexicana. Fue un movimiento mártir que, en muchos ejemplos, alcanzó el heroísmo de los cristianos de los primeros siglos, los perseguidos en el Imperio Romano, y el heroísmo de tanto creyente a manos de socialistas y comunistas en la guerra civil. He conocido a bastantes descendientes de cristeros, que en su propia carne han sufrido todavía persecución en la profesión y en la Academia. No eran carcas ni progresistas, eran mártires. Y, en efecto, murieron asesinados. Son la cara más hermosa de la Iglesia.
Sr. Valderas.
Puede estar seguro de que conforme iba dando forma a mi comentario era consciente de que no le iba a gustar a usted, y es por eso que he tratado ser lo más objetivo posible; cosa que no es posible del todo puesto que somos sujetos y no objetos y por lo tanto somos subjetivos (Usted también) y no objetivos.
Y es por eso queal referirme a su amigo he tratado (Con mi retranca habitual, es cierto) de puntualizar hecho y no juicios.
Es objetivo y cierto que su amigo es un “dizque” periodista. Escribe en prensa digital y escribió en Fuerza nueva que era prensa en su día. una prensa infame al sercicio del dictador, pero prensa. De ahí lo de “dizque periodista”
Es objetivo y cierto que representa a la más rancia estirpe clerical. EL 90% de sus artículos tratan sobre el carrerismo clerical de unos y de otros y con especial maltrato a los que, por pertenecer a órdenes religiosas (Ya sean masculinas o femeninas) están alejados del carrerismo clerical oficial.
Es objetivo y cierto que escribió en Fuerza Nueva e independientemente de que a usted habvberlo hecho le parezca o no un desdoro profesional, está en su currículum. Entienda que haya quien encuentre eso vergonzoso. Tanto derecho tengo yo a ello como usted a que le parezca loable.
Es objetivo y cierto que fue amigo personal de Blas Piñar, aunque de las declaraciones que a ese respecto ha hecho su amigo, se deduce que fue mucho más entusiasta él en la amistad con el diputado ultra que el insigne notario de Madrid en la reciprocidad amistosa.
Es objetivo y cierto que desde hace mucho tiempo (Llegó allí proviniente de la sección religiosa del perioódico digital de Federico Jimenez Losantos, lo que tampoco dice demasiado en su favor. Esto es de cosecha mía) que escirbe en un periódico digital que es objetivo y cierto que viene rumoreándose desde hace tiempo que está financiado por cierta secta ultra católica mexicana de oscuras intenciones.
Es objetivo y cierto que sin ningún reconocimeinto por parte de ninguna autoridad eclesial, lleva desde que escribe en papel calificando y “ranqueando” a los obispos españoles y extrangeros y es objetivo y cierto que de la misma manera que hay extremistas de derechas que le creen a pie juntillas hay otras personas, como yo por ejemplo, que solo necesitan una mala calificación episcopal de su amigo, de usted, para apreciar y conceder el beneficio de la duda al obispo en cuestión.
Es objetivo y cierto que promueve y promociona en su blog a un cura desterrado por su obispo a lo más profundo de la Sierra de Madrid, a otro cura al que su propia orden religiosa (Opus Dei) ha mandado callar por decir demasiadas tonterías y al hijo de un torturador convicto de la dictadura argentina al que trató (El curita puesto por su amigo como ejemplo) de ayudar a huir de la justicia argentina cuando fue juzgado y condenado, fundamentalmente por violaciones a mujeres indefensas (Que hay que ser hijodeputa para violar a mujeres indefensas. Esto no es objetivo. Esto lo digo yo. Una de esas mujeres, Margarita Camus, es hoy jueza del tribunal supremo argentino)
Es cierto que lo llamo “Pájaro” pero según Linneo las cigüeñas son pájaros y él mismo se denomina “cigüeña” por lo que es objetivo y cierto que le doy el mimso trato que él se da a si mismo. Cuando el me llama a mi “hereje” pensando que me ofende y me dedica uno de los peores calificativos que pueden darse en el mundo. Yo contesto “Sí. ¿Y qué?”. Supongo que él hará lo mismo al compararle con la especie aviar con la que él mismo se relaciona.
Y es objetivo y cierto que mientras que en ATRIO todos podemos opinar lo que nos parezca bien, solo condicionados por nuestra propia auto censura y las buenas formas, en web y el blog de su amigo se practica la censura. Yo mismo la he sufrido.
Yo tengo mucho cuidado al escoger a mis amigos. Trato de que sean personas de las que aprender y con las que crecer. Supongo que usted está convencido de hacer lo mismo. Comprenda que jamás podría ser amigo de su amigo y que en mi corazón, escupa a todo lo que representa.
Esto no es objetivo e incluso puede que no sea cierto (Yo no escupo a casi nadie en mi corazón); si le diré que por muy generosos que tratemos de ser con nuestro prójimo, las personas por sentido de la supervivencia tendemos a alejarnos de ciertas especies aviares, no sea que nos reconozcan y nos relacionen con ellas.
Como ve, cuidé mucho lo que escribí. Traté de no ofenderle empleando hechos objetivos y tratando de eliminar juicios de valor. Soy consciente de no haberlo conseguido. Vayan por lo tanto mis disculpas. Uno no es culpable de los actos de las personas a las que quiere.
En ncuanto a su valoración de la revolución cristera (¿O debería decir de la Guerra Cristera?) He de decirle que si fuera fácil ofenderme, cosa que no lo es (Es una forma de imitar al padre, mejor que la de kempis para imitar al Hijo) me sentiría ofendido.
Los cristeros no fueron mártires. Fueron soldados. Soldados engañados por una casta clerical, supersticiosa, mal formada, violenta, inquisidora y asesina; pero soldados.
Mártir fue San Oscar romero, asesinado mientras consagraba o Rutilio Grandes, asesinado por educar a los pobres, o maximiliano Kolbe, asesinado por cambiar su puesto por el de un condenado al peloton de fusilamiento o tantos religiosos y religiosas cristianos que dieron su vida sin empuñar un arma durante nuestra guerra civil (Que sí, que también hay mártires de derechas); pero ¿Los cristeros?
No. Ellos empuñaron las armas. Luego no fueron mártires, fueron soldados derrotados liderados por incompetentes e ignorantes clérigos que los llevaron impunemente al matadero para defender sus prevendas y privilegios en un México que buscaba liberarse.
Y son los mimsos soldados que ahora se convierten en Legionarios (Es decir, soldados) de Cristo, como Maciel o en miembros del Yunque.
Justo la clase de Iglesia con la que no quiero ser relacionado.
No juzgo a los cristianos de a pie que se levantaron en armas. Como no juzgo a los miles de cruzados que atacaron Palestina.
Juzgo a los clérigos que los enviaron allá.
Y no me gustan.
Sabe usted, señor Llaguno, que han subido ya a los altares mártires cristeros. No soy partidario de exculpar a la República mexicana de su agresión a los católicos, por católicos, con la excusa de que se rebelaron contra el poder legítimo. Porque no fue así. Se levantaron contra leyes dictadas por la masonería contra la Iglesia y sus miembros, clérigos y laicos. En armas, laicos, no el clero. Esa animosidad de determinada izquierda mexicana, la del PRI, contra la Iglesia no se ha apagado. Le he hablado de descendientes de cristeros que fueron expulsados, entre otros sitios, del Instituto Nacional de Cardiología. Usted puede tener otras vivencias de primera mano por su familia. La mía es la que le transmito.
Sr. Valderas.
Ya le dije que no juzgo a los cristeros sino a los curas ignorantes e inquisidores que les llevaron a la guerra. Como a los cruzados.
El hecho de que haya mártires cristeros oficializados por la Iglesia Romana no me dice gran cosa.
También son santos Juan Pablo II, Escriva de Balaguer, Juana de Arco, o Pío de Pietrelcina y en mi regimiento ni tambores.
Le acompaño en el sentimiento al respecto de que en su familia haya víctimas de la cristiada; pero es lo que tiene tomar las armas (Por Dios, por el rey, por la patria o por la gloria de mi madre) que en ocasiones hay otros (Generalmente enemigos) que las usan mejor que uno.
Y Dios suele intervenir poco o más bien nada cuando los seres humanos las empleamos, aunque digamos que lo hacemos en su nombre (Que cosa tan ridícula).
En la mía no las hay (Y estoy casado con una mexicana). Debe ser, con todo respeto, que fueron más inteligentes, porque viendo a mi suegra, dudo mucho que se pueda ser “más católica”.
Ninguna guerra es santa, Sr. Valderas, ninguna violencia es agradable a Dios, y sólo tiene que leer Mt 26, 52-54 para darse cuenta de que no he sido yo el primero en pensar eso.
Con mi admiración.
En cuanto a animosidad contra la cristiandad, no creo que la del PRI (Que tiene otros problemas mucho mayores) sea menor que la de Podemos en España o la del PCF en Francia o Italia.
Pero aquí no solo no nos levantamos en armas sino que fue la propia Iglesia quien nos ayudó a acabar con el Franquismo y a reconocerles legalmente.
Quizás seamos más civilizados.
O más evangélicos, ¿Quién sabe?
Concuerdo totalmente con mi paisano Aradillas, por eso anoto lo que escribí hace unos días:
REFLEXIÓN PERSONAL, enero 23
Comienzo a escribir en la tarde del 31 de enero del 23.
Leo hoy los titulares de RD “El cardenal de Villalba pierde a su ‘padrino’ en la ‘fábrica de obispos'” Quiere decir que al ser defenestrado Oullet, Rouco pierde influencia a la hora de nombrar obispos españoles. Lo que es una vergüenza es que después de haber dejado su responsabilidad episcopal, siguiera mandando nada menos que en el nombramiento de obispos y manipulando la Iglesia española. Una razón más para que el sistema de nombramientos episcopales deba cambiar con toda urgencia; cosa que no sé si el bueno de Francisco se va a atrever a hacer. Se entiende ahora mejor lo anodino del conjunto del episcopado español.
Con este panorama ¿Cómo van a querer una Iglesia verdaderamente sinodal? Están mejor en una Iglesia plenamente piramidal, de ordeno y mando, sin escuchar de verdad la voz de los de abajo, del pueblo. Y por desgracia este mismo estilo clerical de mando se ha transmitido al conjunto del clero. La consecuencia es que el pueblo en general no considera como suya la misma Iglesia, y por lo mismo mucha gente se está apartando de ella y de la misma fe cristiana, como indican todos los estudios sociológicos actuales.
Siempre pido al Señor para el papa Francisco luz y coraje. Luz para saber discernir bien las distintas situaciones y realidades eclesiales, y que no se deje engañar por los lobos con piel de ovejas que a veces le acompañan. Y coraje para tomar las decisiones evangélicas necesarias, aunque le duelan a más de uno.
Pero pido igualmente estas mismas actitudes para los que estamos en las bases eclesiales. Somos partes constitutivas de la Iglesia. Somos los seguidores de Jesús en este mundo actual, que nos unimos a otros cristianos en parroquias o comunidades para hacer más presente su mensaje del Reino. Por tanto, necesitamos actualizar diariamente la vivencia de nuestra fe y compromiso cristiano en los ambientes donde nos movemos. Las parroquias o comunidades son unos medios para actualizar y vivir mejor nuestro seguimiento a Jesús de Nazaret.
De lo cual, nuestra fe y nuestro ser eclesial, se deduce la exigencia y el valor de corresponsabilidad respecto de la tarea misionera en el seno de la Iglesia. No es algo que benévolamente se nos pueda conceder; es algo que no pertenece y se nos exige, si es que verdaderamente queremos ser seguidores del nazareno. Esta es la tarea de toda la vida de fe.
J.M. Castillo publica en RD un artículo titulado, Tensión conflictiva en la Iglesia. Copio y pego unos párrafos muy elocuentes al respecto de este arículo de Aradillas
“Sin duda alguna, aquellos primeros apóstoles “seguían” a Jesús. Pero aquellos seguidores de Jesús “no habían renunciado al yo”. Es decir, querían seguir a Jesús, pero siendo los primeros, los más importantes, los que mandan. Y la verdad es que, cuando apresaron a Jesús, para matarlo, Judas vendió a Jesús, Pedro lo negó tres veces y, por supuesto, “todos los discípulos lo abandonaron y huyeron” (Mc 26, 56).
Desde aquel momento, quedaron puestos los pilares de una Iglesia que vive en tensión conflictiva. En el siglo pasado, el papa san Pío X dijo en una encíclica famosa (Vehementer Nos): “En la sola jerarquía residen el derecho y la autoridad necesaria para promover y dirigir a todos los miembros hacia el fin de la sociedad. En cuanto a la multitud, no tiene otro derecho que el de dejarse conducir y, dócilmente, el de seguir a sus pastores” (cf. Y. Congar, Ministerios y comunión eclesial, Madrid, Fax, 1973, pg.14).
Así se veía a la Iglesia en los primeros años del siglo XX. Un siglo después – ahora – una Iglesia así es insoportable. En este momento, estamos en el proceso de la transformación que urge recuperar lo que inició, quiso y quiere Jesús, tal como quedó patente en el Evangelio. La Religión está en declive creciente. Este declive no es una desgracia fatal. Es el paso inevitable para que el centro de la vida de la Iglesia no se realice en conflictos clericales, sino en la recuperación del Evangelio.”
Efectivamente, del contexto de la vida de Jesús y la forma de expandir su mensaje, no se desprende, aunque se lean de forma literalista, cuatro frases para avalar lo que hoy es la estructura de la Iglesia, pues, con buena fe, se podría deducir que Jesús no pensó nunca en crear una institución jerarquizada con PODER-poderes sagrados-absolutos-altavoces únicos de la voluntad de Dios sobre la comunidad.
Un grupo de mujeres y de hombres seguían a Jesús por el liderazgo de un mensaje revolucionario, no continuista de la religión a la que él pertenecía, el judaísmo. Nunca se llevó bien con la jerarquía de la religión judía y por ella, así acabó su vida.
Mucho menos se le ocurrió acumular, ni siquiera tener bienes materiales, yendo de forma itinerante por los caminos, amparando a los desamparados y defendiendo a las mujeres en su dignidad. ¿Eso es lo que hacen los obispos? Ojalá hubiese más “Casaldáligas” que no sé qué esperan para canonizarlo.
En las sociedades democráticas de hoy, en una Iglesia Pueblo de Dios (según el Vaticano II), la jerarquía, el poder, las inmensas riquezas, los palacios, las catedrales y sus tesoros, el Vaticano y sus museos, los lujosísimos ornamentos, la tiaras imperiales en manos de hombres, como dice Aradillas, señalados a dedo del que los nombra, otro hombre de jerarquía superior, resulta muy anacrónico, pues sólo lo ve evangélico el tradicionalismo eclesiástico, mientras la comunidad del Pueblo de Dios, no debería comprenderlo y aceptarlo, porque no tiene ni lógica ni argumentación evangélica desde la igualdad en dignidad de los seres humanos, en el caso en que creamos que éste es el mensaje fundamental del Evangelio. Es como si dijéramos que en determinados países la monarquía democrática o las monarquías absolutas se justifican porque hay gente que les gusta este tipo de gobernanza por tradición, pero donde la lógica humana está muy alejada de estas estructuras.
En realidad son hombres, en la Iglesia, que se profesionalizan en las tareas episcopales-pastorales, para apacentar el rebaño, expresión poco afortunada en nuestro tiempo (no así en una sociedad agraria-ganadera), como comparación, ya que en los rebaños de ovejas, por ejemplo, la ovejas siguen a su pastor sin conciencia individual. Nosotr@s somos seres pensantes, no ovejas reales, sumisas, ciegas y en manada, y debiéramos rechazar al macho alfa de turno, mantenedor de una estructura machista o sexista excluyente de más del cincuenta por cien del Pueblo de Dios, mutilado por la anulación de la dignidad y capacidades de la mujer.
En la Conferencia canadiense sobre “La Iglesia y el mundo”, celebrada en Montreal (Canadá) los días 26 a 29 de mayo de 1968, Hélder Cámara decía:
<< Mirando al mundo teníamos la impresión de que había en el seno de la humanidad, un continente cristiano, “el continente cristiano”: Latinoamérica, creación de la Iglesia y reserva del cristianismos para el resto del mundo.
Hoy llegamos a la visión quizá más humilde y más realista: si el cristianismo es la gran fuerza espiritual del continente, nosotros tenemos nuestra parte de responsabilidad en la situación de América. ¿Qué hemos hecho para impedir que un grupo muy pequeño de privilegiados amase sus riquezas a expensas de la miseria de la gran masa? ¿qué hemos hecho para impedir que millones de hijos de Dios caigan en una condición de infra-hombre en una infra-vida humana? >>
Quizá en el fondo del escrito de Antonio Aradillas, puede haber el latido de una similar punción reflexiva respecto a España, al decir:
<< (…) en España, a los obispos examinadores uruguayos, y a otros hispanoamericanos o africanos, se les tendrá que pedir que “por amor de Dios” ejerzan de obispos. En las diócesis que fundaran en España san Pablo, Santiago (¿?), y sus respectivos discípulos, tal y como relatan las tradiciones sagradas, aureoladas de sus respectivas, piadosas leyendas y milagrerías, tal acontecer eclesiástico, para muchos, resultaría poco o nada admisible. >>
En todo caso las palabras de Helder Cámara son un punto de reflexión obligado.
Puede que Aradillas esté diciendo algo. Su estilo literario ciceroniano me impide seguir el hilo de su discurso. ¡Cortedad clásica la mía!