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Estructuras y personas

        Me temo que estos días pasados hemos vivido varios ejemplos de esa tendencia tan humana a creer y proclamar que cuando hago una cosa mal, la culpa es de los otros; y cuando la hago bien, el mérito es todo mío. Veamos.

        – La presidenta de Madrid soporta una huelga de sanidad bastante seria, fruto de esa política en la que algunos creen tan a machamartillo: ayudar a los ricos y olvidar a los pobres. Su reacción ante ese conflicto es que se trata de una huelga artificial provocada por un boicot de los partidos de izquierda y por la irresponsabilidad de los sanitarios (aquellos sanitarios tan alabados durante la covid…).

        – Por el otro lado nos encontramos con esa ley del “solo sí es sí”. Se comprende el esfuerzo desesperado por garantizar una cosa que ni el lenguaje ni la psicología humana pueden garantizar porque ambos sí son intrínsecamente escurridizos. Joaquín Sabina ya cantaba aquello de “hay mujeres que dicen que sí cuando dicen que no” etc., etc. Y aún recordaremos aquel “no es no” de Pedro Sánchez que acabó siendo: no es sí. Pero bueno, el título de la ley es lo de menos. Ya he dicho que puede proceder de un esfuerzo desesperado por reducir la psicología humana a mecánica material. Pero lo que quería comentar aquí es que esa ley no sale perfecta y a la ministra Montero se le escapan algunas rendijas por donde resulta que pueden reducirse las penas de algunos abusadores… Y otra reacción a lo Ayuso: es no es culpa mía sino de los jueces que son unos “machistas”, patriarcales y demás (olvidando que también habrá juezas en este estamento, pero en fin…). ¡Mujer! Que el poder judicial está bien desacreditado lo sabemos todos (y en parte se debe a culpa de los partidos políticos). Pero entre los jueces “hay de todo como en botica”: hay personas excelentes, abnegadas, que pasan sus malos ratos tratando de hacer efectivamente justicia. Y hay otros de los que vale más no hablar. La ministra debería comprender que una descalificación tan global no puede justificarla a ella. Redactar una ley debe ser cosa muy difícil: siempre puede filtrarse alguna grieta por donde acabe colándose y justificándose algún imprevisto. Precisamente por eso, existe la discusión parlamentaria y, con el tiempo, la llamada “jurisprudencia acumulada”. Y reconocer un error nos engrandece más de lo que nos empequeñece. La ministra se ha comportado como aquellos católicos de derechas que fueron a decirle a Pablo VI (cuando la Humanae Vitae): “si la Iglesia reconoce un error, pierde toda su autoridad”… Y fue al revés: la Iglesia perdió mucha autoridad por no saber modificar un error.

        – Este gobierno tiene la suerte de que cada vez que la oposición lo ataca, lo hace tan enfurecida que queda peor la oposición que el gobierno. Tras el episodio anterior sale un diputado del PP pidiendo la dimisión de la ministra por “inútil y soberbia”. ¡Hombre! Los políticos están llamados a juzgar solo actuaciones concretas, no el ser de las personas. Y este fallo concreto y subsanable no es, en mi opinión, como para declarar que una persona es inútil o soberbia.

        – Que un buen profesor como es Pablo Iglesias se atreva a llamar “miserable” a Yolanda Díaz, le deja a uno perplejo y suscita la pregunta de si no será que a Iglesias le molesta ver que Yolanda está intentando hacer lo contrario de lo que hizo él: “sumar” en vez de restar. Y hago este juicio refiriéndolo solo al pasado y sin ningún afán de que sea profecía de futuro. Eso habrá de decirlo el tiempo.

*    *    *

        Son cuatro ejemplos que saltan a la vista y me temo que no son excepciones sino reflejos de toda una situación. Debo añadir que una de las grandezas de la democracia frente a las dictaduras es esta: que los políticos están para ser criticados, no para ser alabados como en las dictaduras. Pero procurando que esa crítica sea para bien de ellos y del pueblo. No para provecho propio. Cosa que a lo mejor podría repasar el señor Feijóo: aprendiendo lo dicho: que los políticos está obligados a argumentar sobre lo que dice un texto concreto, no sobre las presuntas motivaciones e intenciones de quien lo escribió y que no pueden ser demostradas pero que, si existen, alguna huella habrán dejado en el texto.

        En fin: un precioso consejo cristiano decía que hay que: “odiar al pecado y amar al pecador”. Nuestros políticos, cuando hablan, dan la sensación contraria: de odiar el pecador y ocuparse menos del pecado (y los medios de comunicación les ayudan bastante a eso). Bueno sería pues meditar un poco aquel consejo tan humano. Mucho más si el odio al pecador te hace sentirte “superior moralmente” como afirmó Vox. Porque Jesús a eso no le llamaba superioridad moral sino fariseísmo.

        Eso nos llevará seguramente a un antiguo debate de las viejas discusiones cristiano-marxistas: las estructuras solas no cambian a las personas. Pueden ayudar un poquito a mejorarlas y contribuir mucho a empeorarlas. Pero el esfuerzo por el cambio personal y por el examen personal se nos impone a todos como tarea cotidiana y para la que muchas veces necesitaremos ayuda.

        De lo contrario no nos quedará en política más que el viejo consejo de A. Camus, tan sabio como resignado: “imaginar a Sísifo dichoso”

5 comentarios

  • Javiierpelaez

    La política es durísima y es evidente que no ayuda a reconocer los errores…Pero cuidado que los que aplauden el circo son los electores que los que se toman esto como un partido de fútbol ,cosa de forofos… Aunque como dijera Chomsky ,a propósito del béisbol o fútbol americano,si la gente supiera y razonars tanto de política como de fútbol se abriría paso el pensamiento complejo…Políticos como Tierno Galván,teatrero tb pero complejo,hoy serían difíciles…Mientras el público no sea exigente,se informe exhaustivamente ,no se abrirá paso una discusión compleja y no se admitirá que los políticos pueden errar…Luego esta VOX que es el más estricto gamberrismo intelectual y la estricta zafiedad…Ayuso es la expresión del trumpismo…Como dijo un diputado del PSOE de La Rioja  que la Ayuso llegue a Pdta de la CMADRID es la expresión máxima de la democracia,cualquiera puede ser pdta,pero que hemos hecho para que una señora así,tan patéticamente zafia en sus argumentos gobierne en la CMadrid…Dice muy poco de los madrileños y de los medios de comunicación de Madrid…En cuanto a lo de sanidad pública madrileña mejor no hablamos porque es un puto desastre..La atención primaria los que la padecemos es un puto desastre sin paliativos…

  • Antonio Llaguno

    Pues yo sí creo que hay comentarios que hacer a la opinión de Glez. Faus, a quien respeto mucho pero con quien no coincido demasiado en algunos aspectos.

    Y son los siguientes:

    1) Que la huelga de médicos citada es política y no es a favor de una mejor sanidad sino en contra de Ayuso, ante quien tiembla la izquierda, pues la ve como la candidata que puede sacarles del poder por mucho tiempo, es evidente. Sólo hay que tener ojos para verlo.

    La prueba más importante es la escasa incidencia y duración y la pertenencia como dirigente, al sindicato convocante de la portavoz de Más Madrid en la asamblea, cuya estulticia  pone en evidencia Ayuso, cada vez que se enfrentan en la Asamblea.

    Con esa estrategia, la izquierda va a recuperar el poder en Madrid, el año que el Atleti gane la Champions.

    Y eso de que le hacen huelga por “ayudar a los ricos y despreciar a los pobres” es una “boutade”. El rico en España no usa la sanidad pública ( Y la privada está llena de buenos médicos cubanos y venezolanos que han encontrado en España y ese trabajo, donde salir de la pobreza) y la mayoría de esos médicos en huelga, a lo que aspiran (Y no están nada lejos de conseguirlo) es a formar parte de ese colectivo precisamente, los ricos.

    2) El problema de la ley “Sí es sí” es que nace del sectarismo feminista radical, combinado con la soberbia de una ministra que combina su escasa formación con una experiencia laboral cuya mayor responsabilidad fue ser cajera del Mercadona y diputada consorte del macho alfa de turno.

    Si hubiera sido un pelín más humilde y hubiera escuchado las voces de sus propios aliados ( PNV y PSOE ) o de esos jueces progresistas a los que desprecia, habría salido algo decente.

    Pero la soberbia es muy mala consejera y así le fue. El resultado ha sido lamentable y suerte tendremos si entre los jueces, el PSOE y el PNV consiguen arreglar el estropicio.

    3) Esos cristianos que fueron a hablar con Pablo VI serían lo que fueran pero apellidarles “de derechas”, es tan capcioso como tratar de desacreditar la teología de Glez. Faus porque es teología “de izquierdas”.

    Sr. Glez Faus, es usted mucho más inteligente  y capaz como para ne evitar ese recurso dialéctico tan pobre.

    3) Es lo mismo que calificar la reacción de la ministra Montero como reacción “a lo Ayuso”. Es simplemente un esfuerzo patético de relacionar a la derecha con los errores garrafales de la izquierda. Yo podría decir que es un error “a lo Montero” (Irene of course). Ella se las vale so,ita para hacer el ridículo, como cuando la mandaron de compras a Nueva York con la “chupi pandi” para que no molestara durante la cumbre de la OTAN.

    4) Que Pablo Iglesias es un estupendo profesor es, como mínimo, un brindis a, Sol. Es un doctor en Ciencia Politica, con buenos contactos y un piquito de oro notable pero ni su aportación investigadora ni su calidad docente llega más allá del aplauso de sus propios palmeros. No hace ni tres meses que ha sido rechazado para dos puestos docentes por ausencia de méritos y no ha quedado a escasos puntos del primero, que uno de los puestos quedó desierto.

    Y no es “la oligarquía de derechas” quien lo rechazó sino un  grupo de compañeros de la facultad más politizada hacia la izquierda de España.

     

    En fin Sr. Glez. Faus, que e, Sr, Feijoo y la Sra. Ayuso están tranquilísimos con la izquierda que tenemos. Saben que solo una catástrofe evitará que ganen las elecciones (En el caso de Ayuso, que continúe ganándolas) y eso es triste, porque no son la más razonable de las derechas precisamente pero… así se las ponían a Felipe II.

    Mientras no haya una izquierda crìtica consigo misma y sean eficaces en el gobierno, estaremos abocados a elegir entre la izquierda social pero tremendamente torpe y la derecha anti social pero eficaz… y a este paso vamos a tener “eficacia anti social” para rato, porque unidos a personas como Iglesias, Montero o Echenique, ni Sánchez ni Díaz van a conseguir engañar a nadie.

    Y eso no lo arregla ni el CIS.

    A ver si cuando se vean en el paro, los chicos del PSOE encuentran otro Rubalcaba que les saque de su marasmo y su sectarismo.

    Rezo por ello.

  • José María Valderas Gallardo

    Llevo varias horas dándole vueltas a un texto tremendo de Faus. ¿Entrar no entrar? Dejarlo correr… Pero si uno ha entrado por cuestiones menores, ¿cómo mirar para otro lado ante esas palabras terribles de Faus? “Y reconocer un error nos engrandece más de lo que nos empequeñece. La ministra se ha comportado como aquellos católicos de derechas que fueron a decirle a Pablo VI (cuando la Humanae Vitae): “si la Iglesia reconoce un error, pierde toda su autoridad”… Y fue al revés: la Iglesia perdió mucha autoridad por no saber modificar un error.

    No fuerzo el texto si interpreto que Faus afirma que la Humanae Vitae es errónea. Así, sin señalar en qué punto, en qué concepto, en qué conclusión. A uno no le extrañaría que un texto no dogmático del papa cometiera auténticos disparates. De hecho he sido crítico en estas mismas páginas con la sarta de errores de Francisco, una mina, una “trove” que dirían los ingleses. Errores groseros en doctrina sacramental, como el de la comunión del cónyuge no católico y sí protestante. Está en vídeo y las pronunció delante del cardenal del que dice que escribe una teología de rodillas. Dislates en teología matrimonial, sin apartarnos de los sacramentos, que, sabido es son instituciones, del Señor; con suma delicadeza las ofrecieron a modo de peticiones o dubbia cuatro eminentes teólogos cardenales. Sin respuesta. Errores de Francisco en moral, en el núcleo de la moral, como la negación de la ley natural al remitirlo todo a un discernimiento parejo con el relativismo más grosero, pues no exige una conciencia recta y bien formada en el discernimiento. Se puede criticar, se debe criticar, indicando dónde y cuál sea la naturaleza del error.

    Pero decir a bulto que la Humanae Vitae es un error suena un tanto a tertulia de bar, o de recreación en la residencia lesuítica de San Cugat. De allí salió el fundador del Instituto Borja de Bioética, propalador de tesis abortistas que merecieron la reacción, pobre reacción, de los obispos del Principado. Por cierto, según tengo entendido –la fuente, Faus, era un profesor que abrió cierto curso académico en la Facultad de Teología de de san Paciano con un discurso sobre filosofía analítica y teología, y votante de Herri Batasuna, por tanto sabe a quién me refiero–, el médico sacerdote del Borja había sido objeto de chanza  en San Cugat por negar la venialidad en el sexto mandamiento. Luego se pasaría diez pueblos. Uno comprende con esos datos y otros de parecido tenor la enemiga de parte de la Compañía contra la Humanae Vitae. Eso y la enemistad con Pablo VI por razones ad intra, que no vienen al caso.

    Que católicos de derechas fueran al Papa con el cuento de que la Iglesia no se equivoca no se lo cree nadie. Al menos yo no me lo creo. Lo de derechas se entiende en su pluma también.

    A mí, Faus, se me escapa el estilo jesuita. Se me escapan, por ejemplo, las palabras de Ladaria sobre el Sínodo Alemán. Por falta de fuste teológico. Parecen las suyas y las de Ladaria escritas por la misma mano, por el mismo “modus operandi”. No atenerse a la verdad objetiva, coger el toro por los cuernos, sino bascular sobre la oportunidad, la opinión mayoritaria y demás rodeos.

    ¿En qué es falsa la Humanae Vitae?

    • Juan A. Vinagre

      Perdóname, José Mª, pero ¿no te estás pasando un pelín?  Se puede decir libre y honestamente lo que uno piensa, ha visto y  vivido, pero sin agresividades fogosas, que dejan dudas…      

      La serenidad de ánimo ayuda a ser más objetivo y a moderar las palabras.  En ciertas expresiones se ve demasiado la veta emocional…  Y te digo, sin embargo, que algunos datos que a veces aportas en tus comentarios y en tus observaciones, me parecen asumibles.     

      Es bueno si, cuando desacralizas dichos o doctrinas del papa Francisco, admites -por pura coherencia- que podemos decir o  cuestionar a cualquier otro papa -lo que puede ser muy razonable y justo y necesario-.  La historia eclesiástica nos enseña que algunos papas se equivocaron, y mucho, mucho…  Negar este hecho sería contribuir al incremento de las “fake news”, que también circulan por la Iglesia.  La verdad nos hace libres; libera, al menos interiormente.   

      Y ahora una pregunta: ¿este modo de hablar -tuyo y mío- lo admitirían los “ortodoxos”  defensores de la tradición cuasi sagrada-infalible del papa?  ¿Es aceptable la expresión de S. Agustín (cito de memoria): Cuando el obispo de Roma se pronuncia, se zanja la cuestión, cuando él  -lo mismo que Ambrosio, por ej.- no admitirían intromisiones de Roma en sus diócesis?          

      De nuevo, perdona, José María. Simplemente comparto contigo reflexiones, que pueden valernos. Tú me ayudas a reflexionar y a matizar.

  • Juan A. Vinagre

    Como casi siempre estoy de acuerdo contigo, José I.  A veces creo que no hacen falta comentarios a lo que dices. Pero esta vez sí parece bueno una reflexión en torno al principio cristiano “odiar el pecado y amar al pecador”. Quien de verdad se considere cristiano -y muchos de la derecha lo confiesan, y aún más de la ultraderecha- lo tiene que demostrar también -en su caso, quizá preferentemente- en el parlamento, donde se aprueban leyes…  Criticar sí, denunciar sí, pero con veracidad y con ética. Cuando se denuncia o critica o exige sin ética, ofendiendo, falseando o deformando datos, o proponiéndose (él-ella o su partido) como ejemplo, se cae en el fariseísmo, que tanto criticó Jesús de Nazaret. En caso de una crítica sin ética, uno se retrata, aunque no lo quiera,  como persona y como mal, falso, cristiano. Los que se declaran cristianos y retuercen la verdad o vulneran la ética (que en primer lugar se manifiesta en respeto a las personas) están haciendo daño a la Iglesia-Fraternidad (fraternidad, sí) de Jesús.

    El problema es que quienes debían advertir contra ese abuso de palabras (que generan odio tal vez), es decir, quienes “sirven” en la Iglesia de Jesús, se callan. Si los que “sirven” y “enseñan” en estos casos guardan silencio (pero siguen hablando en público de los trans o del sexo), la fe de muchos se debilita…, porque se transmite una escala de valores alterada, no evangélica.  Y ésta es también, por desgracia,  la historia de la Iglesia, de los servidores de la Iglesia, unida-unidos al poder y al dinero desde hace muchos siglos…, en contra de palabras expresas de Jesús: Dios y el poder-dinero son incompatibles.  Tales “servidores”  (que hacen compatible lo incompatible)  también merecen una crítica, y muy severa, porque con su connivencia  o  su silencio “aprueban, respaldan”,  y en vez de servir, mandan y se aprovechan…  y hasta sacralizan sábados…       (Nota: El principio citado también vale para el fariseo y para el clérigo, pues no deben ser descalificados como personas-, aunque pese a todo merezcan una crítica dura, muy dura.)