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Atrévete a ser dueño de tu vida desde la propia racionalidad

En el día mundial de la Filosofía

“Sapere audi” (atrévete a usar tu propia mente para organizar tu vida) es una máxima cuya autoría se atribuye al filósofo Inmanuel Kant y que se encuentra en su escrito “Qué es la ilustración” (1784). Pero hoy sabemos que la tomó del Epistolario del poeta latino Horacio.

En un mundo en el que los medios de comunicación tienen tanto poder para moldear la mente de los ciudadanos y determinar sus vidas, la Filosofía aparece, sobre todo, como un camino de aprendizaje para potenciar una mente crítica y libre que sepa tomar decisiones sobre la propia vida.

Si los antiguos insistían en que “la filosofía nos enseña a amar y a buscar la sabiduría”, hoy se insiste más en que es, además, un camino de higiene mental para saber qué es lo que cada persona, desde su racionalidad, desea hacer con su propia vida.

Muchas personas –sobre todo de cierta edad– sienten aversión a lo que les obligaron a estudiar en su época de filosofía. Y es verdad. No existió en el pasado una auténtica pedagogía para enseñar a pensar. Y muchos “aprobaron” tan molesta asignatura a base de memorizar determinados datos sobre filósofos y conceptos pero no les enseñaron a pensar.

La filosofía es el estudio de la naturaleza de la realidad y de la existencia, de lo que a los humanos nos es posible conocer, y del comportamiento correcto e incorrecto. Es uno de los campos más importantes del pensamiento humano, ya que aspira a llegar al sentido mismo de la vida.

Muchos pensadores afirman que el “asombro” es la raíz de la filosofía. De hecho, la filosofía proviene de la tendencia natural de los seres humanos de sentirse asombrados por sí mismos y por el mundo que les rodea. Un asombro que no debe ser paralizante sino dinamizador de la mente para encontrar con otros las respuestas adecuadas desde la propia perspectiva.

En un mundo de pensamiento único, la filosofía nos enseña a reflexionar sobre la reflexión misma, – sin caer el en relativismo- a cuestionar continuamente verdades ya establecidas, a verificar hipótesis y a encontrar conclusiones. Durante siglos, en todas las culturas, la filosofía ha dado a luz conceptos, ideas y análisis que han sentado las bases del pensamiento crítico, independiente y creativo.

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la filosofía proporciona las bases conceptuales de los principios y valores de los que depende la paz mundial: la democracia, los derechos humanos, la justicia y la igualdad. Además, la filosofía ayuda a consolidar los auténticos fundamentos de la coexistencia pacífica y la tolerancia.

Fue en el año 2005 cuando la Conferencia General de la UNESCO proclamó que el Día Mundial de la Filosofía se celebre en todo el mundo, según las posibilidades de cada cual, el tercer jueves del mes de noviembre.

Muchos se preguntarán, ¿por qué celebrar un Día Mundial de la Filosofía? La UNESCO desea que el Día Mundial de la Filosofía celebre la importancia del pensamiento racional que, partiendo de los datos de las ciencias, va más allá: se pregunta por las razones de fondo, su fundamentación y los valores que comporta. El pensamiento racional se hace filosófico y anima a las personas de todo el mundo a compartir su herencia filosófica entre sí. Porque la filosofía es la base para la paz mundial.

Dicho en palabras de la UNESCO, la filosofía proporciona las bases conceptuales de los principios y valores de los que depende la paz mundial: la democracia, los derechos humanos, la justicia y la igualdad.

Día Mundial de la Filosofía 2022: El Humano del Futuro

Para celebrar el Día Mundial de la Filosofía 2022, la UNESCO y Le Fresnoy – Estudio Nacional de Arte Contemporáneo organizan un simposio y una exposición sobre el tema “El ser humano del futuro” en la Sede de la UNESCO en París, Sala II, del 16 al 18 de noviembre de 2022.

En un mundo hipertecnologizado, el concepto mismo de humanidad está en constante evolución. ¿Cómo llamarnos humanos hoy? ¿Cómo seguimos llamando humanos a pesar de la evidente evolución histórica y el futuro incierto al que nos enfrentamos? ¿Estamos asistiendo a una transfiguración tan radical que su propia definición, además del horizonte humanista, queda desfasada? ¿Cómo podemos imaginar las nuevas figuras de lo humano en el futuro?

No hay respuestas simples a estas preguntas, pero la rápida digitalización sin duda está teniendo un impacto. Con su mandato único, el Sector de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO proporciona un foro ideal para interrogar estos dilemas éticos y epistemológicos, y ofrece una perspectiva multidisciplinaria y multicultural, que reúne varios campos del conocimiento.

En colaboración con Le Fresnoy-Studio national des arts contemporains , un centro de investigación de posgrado en arte y audiovisuales, se ha desarrollado un programa en torno a los siguientes temas y campos de estructuración disciplinaria: antropología, ciencias naturales (lo no humano), poscolonialismo , cuestiones tecnológicas, género, residuos, invenciones ficticias, la perspectiva de largo tiempo y el cosmos.

  • La página donde se presenta todo el programa y vídeos del simposio El ser humano del futuro. (En francés, pero traducido al español con el botón derecho del ratón).
  • El vídeo de YouTube con la sesión completa de hoy, jueves 17:

8 comentarios

  • oscar varela

    1- La filosofía toda es solo una inmensa tradición.
    – El filósofo propende a hacerse la ilusión de lo contrario, porque
    – es el esencial intento de existir fuera de una tradición, esto es,
    – de no vivir en forma de tradicionalidad. Esta consiste en un peculiar sonambulismo.
     
    2- El «tradicional» piensa, siente y quiere en los modos que desde tiempo «inmemorial»
    – halla establecidos en su contorno humano sin poner­los en cuestión,
    – sin sentir la menor duda respecto a su validez.
     
    3- El sistema de la tradición viene a ser un sucedáneo del sistema de los instintos
    – que como animal perdió.
    – En la medida en que estamos sumergidos dentro de una tradición
    – vivimos sus for­mas «instintivamente»;
    – Esta es la vida del puro «creyente», de la radical «fe».
    …………………………….
     
    4- Pero la verdad es que la filosofía no es, a su vez, sino la tradi­ción de la in-tradición.
    – Hasta el punto de que la definición más verídica que de la filosofía puede darse
    – sería de carácter cronológico:
    – la filosofía es una ocupación a que el occidental se sintió forzado
    – desde el siglo VI a. de J. C. y que con extraña continuidad
    – sigue ejercitando hasta la fecha actual.
     
    5- Para que la filosofía nazca es preciso
    – que la exis­tencia en forma de pura tradición se haya volatizado,
    – que el hom­bre haya dejado de creer «en la fe de sus padres».
    – Entonces queda la persona suelta, con la raíz de su ser al aire, desarraiga­da,
    – y no tiene más remedio que buscar por su propio esfuerzo una nueva tierra firme
    – donde hincarse para adquirir de nuevo seguridad y cimiento.
    – Donde esto no acaece o en la medida en que no acaece, no hay filosofía.
     
    6- Esta es una de las reacciones a que obliga el hecho irremediable
    – de que el ser humano «creyente» cae un día en la duda.
    – Es el tratamiento a la treme­bunda herida abierta en lo más profundo de su persona
    – por la fe al marcharse.
     
    7- Como la pura «tradición» era un sustituto de los ins­tintos desvanecidos,
    – la filosofía es un sustituto de la «tradición» rota.
    – En el ser humano no hay más que sustituciones, y cada una de estas
    – conserva adherido a su espalda el cadáver de aquello que está llamada a sustituir.
    – Por eso la filosofía parece ir contra la «tradi­ción» y contra la «fe».
    – Mas no hay tal. No es ella quién mató a ésta, sino, al contrario,
    – porque estas murieron o se debilitaron no tuvo más remedio la filosofía
    – que intentar, bien que mal, sustituirlas.
     
    8- Por una óptica ridícula, propia a las cosas humanas,
    – el sucesor apa­rece como un suplantador, un enemigo y un asesino,
    – cuando en rigor no hace sino servir al que se fue,
    – intentando prolongar su virtud y, para ello, ocupando su puesto vacío.
    …………………………….
     
    9- Ahora bien: la pérdida de la «fe» no lleva forzosamente a la filosofía.
    – El humano puede no hallar modo de sostenerse sobre el mar de dudas en que ha caído,
    – y, en efecto, caer hasta el fondo. El fondo es la desesperación.
     
    10- Pero la filosofía, nacida de la desesperación, no se queda sin más en ella.
    – La filosofía cree haber encontrado una salida en el terrible e impasible acantilado:
    – es, precisamente, una «vía».
    – Por ello esta palabra «vía» —hodós, méthodos— es la que se repite más en los primeros filósofos (Parménides, Heráclito).
    Lo cual indica que la filo­sofía es también una fe.
    – Consiste en creer que el hombre posee una facultad —la «razón»—
    – que le permite descubrir la auténtica realidad e instalarse en ella.
     
    11- Esta fe inicia la peculiar tradición que es la filosofía;
    – mezcla, pues, de lucidez y ceguera. Dentro de ella estamos.
    – Queda siempre en el ser humano una última dosis de sonambulismo,
    – residuo del animal que un tiempo fue.

  • El Sr. Valderas tiene toda la razón del mundo . Al suprimir seriamente la enseñanza dela filosofía en España se ha cometido no solo un error monumental, sino un crimen cultural que ya estamos pagando muy caro: ignorancia, mostrnquismo, banalidad, incapacidadc de crítica serena y fundada, borreguismo. Yo estudié Ciencias Físicas en la Universidad de Zaragoza en los años sesenta y puedo afirmar que muchos de nosotro.s teníamos un gran amor por la Filosofía, especialmente,de la ciencia. Leíamos con fruición a Popper, a Prigogine, a Einstein, a Mario Bunge, a Oppenheimer y tantos otros. Queríamos buscar explicaciones más allá de las fórmulas,  Como decía el estudiante del Fausto de Goethe: … quiero saber mucho más, conocer cuanto en Tierra y Cielo existe, en una palabra la Naturaleza y sus misterios.

  • José María Valderas Gallardo

    Thaumadsei, admirarse, decía Aristóteles que era el principio del conocimiento. Entre las salvajadas contra la inteligencia que ha cometido el gobierno socialcomunista, ésta de la supresión de la filosofía en el curriculum escolar no es la menos grave. Inteligencia y libertad van de la mano ¿Libertad , para qué? fue la pregunta decisiva de Lenin para su persecución implacable. Con la ironía sangrante de los campos de concentración nazis: el trabajo nos hace libres (“Arbeit Macht Frei”). Todos los totalitarismos anulan la libertad y anulan la inteligencia. La persecución de la libertad es la persecución de la inteligencia. A formarse decía a los jueces la secretaria general del ministerio de Igualdad. A formarse en su lenguaje, en el lenguaje del gobierno de España, quiere decir a formar filas, ar! No fue un lapsus linguae, la misma portavoz llegó dos días antes a pedir el no-do para todos los medios de comunicación. Sólo en la España actual puede darse un presidente que plagia la tesis y un ministro de cultura que fue expulsado, por cates, de primero de la facultad de químicas y repitió experiencia luego en económicas. Ministro de cultura y presidente del gobierno, nada menos.

    Vayamos a lo decente y serio. Cuando un servidor daba clase de master de periodismo cientifico en la Universidad Pompeu Fabra dedicaba mucho tiempo a exponer la imbricación entre filosofía y ciencia en la creación de la mecánica cuántica y biología molecular. Los grandes creadores de la mecánica cuántica eran dominadores del griego, algunos, como Heisemberg, solía retirarse para leer a Platón en su lengua original. Les hacía reparar en el significado de las partículas fundamentales hasta la llegada de los americanos con su escasa imaginación  y nulo conocimiento de la herencia clásica. Electrones, protones, bariones, leptones… todos tienen raíz griega. La raíz te lleva al significado, que te lleva al concepto, y éste a la metaciencia o filosofía.

    Lo curioso del caso de este asesinato de las humanidades, de la filosofía en particular, es que ministros y representantes conspicuos se han callado como muertos. La ideología sectaria, la acostumbrada a formar ar! está encenegando y cegando el futuro de la juventud española. Para eso, lo primero que sobra es la filosofía. ¿Filosofía, para qué? ¿Libertad para qué?

     

    • Juan A. Vinagre

      Amigo José María: Comienzo diciendo que mi afán no es corregirte, sino solo decirte que no me pareces objetivo cuando afirmas que la tesis del presidente es un “plagio”. No confundas plagio con falta de precisión técnica en la referencia de las notas a pie de página. Otra afirmación-relación-descalificación que haces respecto a la filosofía, desvalorizada por la “social democracia” me parece (me parece) que sería más justa si la atribuyeras al neoliberalismo reinante en USA.  Allí se han suprimido (o casi) tanto la filosofía como la enseñanza de la poesía, por considerarlas “inútiles”. (M. Moore) Lo que se fomenta es el viejo pragmatismo…  Es decir, se fomenta el desguace de valores humanos. (¿Por qué en USA no hay un estado de bienestar social?)  El valor prioritario, el que manda de hecho, es el capital…, que dicta normas y somete al hombre-mujer.  Por eso la filosofía, que para mí es la gran epopeya intelectual que busca sentido a la vida y se pregunta por su propia capacidad para encontrarlo, y al tiempo trata de descubrir valores que permitan una convivencia en respeto, constructiva…, no es valorada.                        En suma, filosofía es desarrollar la capacidad de aprender a pensar y de dar sentido al misterio de la existencia…, sin frivolizarla. Por eso, la filosofía (como pregunta-s en búsqueda de sentido) deben -incluida la poesía- formar parte del curriculum escolar (en bachillerato, al menos), pues humanizan y elevan… Los más grandes y sutiles negadores de sentido (ateos de hecho?)  no son los socialdemócratas ultras (que, al menos teóricamente, se interesan por el hombre) sino los que dan culto al capital-dinero.  Para éstos, aunque hablen mucho de Dios, su ídolo-dios no es otro que el gran capital.                      Disculpas, José María. No quiero “tensar” nada, y menos contigo. Solo deseaba liberarme…

      • José María Valderas Gallardo

        Libérese, hermano, libérese. Sánchez decía aquello de “arrefúgiese comadre, arrefígiese” a un buena moza que se le caía desmayada en sus brazos. Llamo plagio a lo que es plagio, al fusilamiento obsceno de páginas y páginas de otro autor al que no se cita o a otra fuente de la que no se da referencia. Esa es la tesis de Sánchez, un plagio. No es el único, también el presidente del Senado, un compañero mío de facultad en la Universidad de Barcelona, plagió también a Abagnano en su historia de la filosofía contemporánea. Presidente del gobierno y presidente del Senado del socialismo reinante. Ahora el del Senado no ocupa ese cargo excelso. Por menos página copiadas dimitió quien ocupaba la cartera de defensa del gabinete Merkel. Un presidente de gobierno así no merece otra cosa que a descalificación y la retirada del grado. Como mínimo.

        Cierto es que en la tesis de Sánchez había otros errores más comunes, como la cita equivocada o el error numérico. Por cierto, siendo una tesis de economía para un grado en economía lo mínimo exigible es que, al traducir un guarismo, no confunda billion con billón. Supone que no entiende lo que está leyendo. Y, por supuesto, Confert no significa el señor Confert ni Vide el señor Vide.

        No entiendo bien qué tenga yo que ver con lo que usted me atribuye respecto a la filosofía. Aunque hace muchos decenios que obtuve el doctorado en la materia, gracias a la benevolencia del quinteto del tribunal, no recuerdo haber escrito jamás una sola línea en los términos que usted me asigna.

        • José María Valderas Gallardo

          La frase “arrefúgiese comadre, arrefúgiese” es de Cantinflas, no de Sánchez. La utilicé para “destensar” la respuesta.

          • José María Valderas Gallardo

            Quienes profesionalmente nos hemos dedicado al mundo de la edición, en mi caso cientifica, nos hemos encontrado a menudo con el virus del plagio, capaz de arruinar un trabajo, una colección incluso. Los hay de todos los colores. Cuando coges al culpable in fraganti, las respuestas son asimismo pintorescas. En mis primero pinitos laborales me tocó nada menos que un texto sobre ventriloquia de un personaje famoso en los setenta, el Mago Félix. Sospechando algo, ese sexto sentido del editor, acudí a la Biblioteca Central de Cataluña, hoy Biblioteca de Cataluña, y solicité todo lo publicado sobre el tema, hasta que dí con la fuente. Al reprochárselo me repuso que “para lo que pagais”. Desde mi juventud tuve en gran aprecio una revista de divulgación científica de la Compañía de Jesús ahora desaparecida. A principios de los ochenta leí con estupor un artículo del director que firmaba un texto que había publicado yo en otra revista más circunscrita. Al enseñárselo a otro jesuita eminente, José Manuel García Doncel, no supo qué decir, avergonzado. Con el introductor de la mecánica cuántica y físico inteligentísimo él mismo, Pedro Pascual, QEP, me ocurrió algo similar. Presidía éste la Academia de Ciencias de Barcelona, le enseñé el texto de ingreso de un nuevo miembro de su facultad, se quedó también de piedra, cuando le hice ver que era un artículo aparecido en la revista que yo dirigía con su desinteresado consejo. Hubo en mi tiempo un director de la Biblioteca Nacional que fue cogido in fraganti por copiar un texto sobre la herencia helénica escrito en inglés hacía años. Aznar lo dimitió, qué menos. Y así un largo etcétera.

            Es el cáncer de la investigación y de la publicación en revistas serias. A menudo leemos en Science y en Nature la desclasifiación de un artículo por copia de imágenes, de estadísticas.

            Que eso lo comete alguien que debiera ser un espejo para la juventud no sólo degrada al sujeto, sino a todos los que le apoyan, sean diputados, senadores o simples votantes.

            Es un mal universal. Pero un mal sin paliativos, no excusas. De una forma u otra en todas las lenguas encontramos aquello de copiar a uno es plagio, a dos centón, a tres investigación. ¿Qué hizo Sánchez? Lo mismo que el filósofo del Senado. Menos mal que El País ya no se atrevió a defender al segundo, como lo hizo, inverecundiamente, con el plagiario mayor.

             

        • Juan A. Vinagre

          Amigo José Mª: Creo que te hablo con sinceridad. Fue un error y un exceso mío utilizar esa palabra “liberarme”. Me di cuenta de ello nada más pulsar en “publicar el comentario”. Por eso no me sorprende tu referencia a ella, ni el modo de hacerlo.  Gracias.  En cualquier momento se puede aprender, revisar o corregir…               Por otra parte, se ve que tenemos fuentes distintas de información Yo también he sido casi testigo de tesis en las que se “infló” la muestra con datos inventados, a fin de “robustecerla”, y dar más entidad a las bases y conclusiones… De ahí que no me sorprendan esas tus referencias a tesis… Pero permíteme que  añada:  Lo más importante que quería decir en mi comentario es la referencia a la eliminación -o casi- de  de la filosofía (aparte de la poesía), como desarrollo y maduración del pensamiento que pregunta y busca dar sentido profundo (no superficial) a la vida personal y social.   En los curriculos de bachillerato de USA se eliminan (o casi). Para los valores neo-liberales imperantes allí, esas materias no son ÚTILES… (¡?)   Y me servía de un comentario de M. Moore al respecto. En Europa algunos tratan de copiar -aquí viene bien plagiar- ese sistema.  Lo cual es una triste pena -porque devalúa al hombre-mujer como ser humano-, y por ello una lección a aprender y  a reflexionar despacio… ¿A ti qué te parece, José Mª?   Si me permites, un cordial saludo. (Tenemos distintas visiones, no somos adversarios.)