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Sin norte

Hace dos días, una amiga cristiana, profesora en un colegio religioso cercano a Barcelona (pongan ustedes Sabadell o Rubí o algo así) me comentó impresionada que, en los pocos días que llevan desde que comenzó el curso, ya habían tenido dos intentos de suicidio de alumnos en torno a los 15 años.

No son solo ellos. El suicidio se está convirtiendo en una de las principales causas de muerte. Los Medios procuran hablar poco de él para que las noticias no se conviertan en ejemplos e invitaciones; lo cual es sensato pero tiene el peligro de que nos creamos que no existe el problema: pues en esta cultura nuestra solo tiene existencia lo que “sale en los papeles”.

Y no se trata de suicidios por un sufrimiento insoportable sino, en el fondo, porque no se le ve ningún sentido a la vida y ningún horizonte al futuro. En el fondo, los votos últimos a partidos de extrema derecha son como otra forma de suicidio más suave, no individual sino social o democrático.

Y esto es lo que nuestra sociedad occidental debería preguntarse: de dónde viene esa sensación de sinsentido: qué hemos hecho mal. Porque, en el caso de los jóvenes, ya es sabido que la juventud suele tener intuiciones certeras, aunque luego sea incapaz de matizarlas. Y se respira como una sensación de fracaso de todas las promesas pasadas, tanto las políticas (caso de Podemos) como las más individuales: como muestra toda esa literatura sobre felicidad y autoestima que ella misma ya es un síntoma (y que da muchos más beneficios a los autores que a los lectores).

¿A qué se debe eso? Recordemos que los efectos desastrosos de malas conductas no suelen aparecer inmediatamente sino a largo plazo. Los efectos desastrosos de no haber suprimido a su tiempo las armas nucleares los estamos viendo ahora con la imposibilidad de frenar a Putin si se decide a usarlas (cosa que parece cada vez más probable). “¡Podemos desviar un asteroide!” clamamos hoy orgullosos. Pero no podemos desviar a Putin porque lo hemos alimentado nosotros mismos con la carrera armamentista (¡tan rentable!) y con la falta de honestidad de la OTAN.

Un primer criterio de respuesta es que vivimos en una época en que las ideas convencen y arrastran mucho menos que las personas: un mundo con tanta variedad de cosmovisiones que conviven juntas hace que solo en los guetos puedan conservar su fuerza las ideas, por válidas que sean. Pero si de las ideas pasamos a los modos de proceder… déjenme poner solo un par de ejemplos.

  • 1.- ¡Los jueces! El estamento más obligado a la ejemplaridad. Y ni siquiera con la amenaza de dimisión del sr. Lesmes ha sido posible resolver el problema. Parece que unos esperan que los otros acaben cediendo para no escandalizar al pueblo, y así quedarse ellos con todo lo suyo. Uno que ya es viejo y desengañado se pregunta: pero ¿cómo es posible que actúen así? Y encima un PSOE que apela tanto a la rectitud y la solidaridad, negándose por ahora a que los partidos políticos intervengan en el nombramiento de los cargos judiciales, como propone el PP (y, al menos por esta vez, creo que con razón). Aun en el caso de que se arregle ahora, llegará tarde: el mal ejemplo ya está dado.

Eso, y la tranquilidad con que hablamos de jueces conservadores y progresistas, indica que los jueces no son imparciales. Y si te mezclas un poco con la gente y les oyes hablar de política, verás que uno de los comentarios que más se repiten es este: “todos son iguales”.

Los partidos políticos pueden ser muy necesarios pero son peligrosos: su gran tentación está en actuar para tener ellos el poder: para el propio bien y no para el bien del país. El que actúe para el bien del pueblo se expone a ser minoritario (aunque desde esa minoría siempre podrá hacer algo por la gente: ahí está, para mí, el caso de Más País).

  • 2.- Para que no parezca que solo los españoles somos malos, déjenme evocar un artículo del diario alemán Süddeutsche Zeitung el pasado 7 de octubre, a propósito de todas las alarmas sobre la falta de energía ante el invierno que se acerca. Resulta que el 10% de la población más rica de Alemania consume el 40% de la energía total. Ese 10% podría ahorrar hasta el 26% del consumo alemán de energía, con solo suprimir el hábito de un fin de semana en Mallorca, otro fin de semana en Sicilia, otro fin de semana en Venecia…, a veces incluso con avioneta propia. O con tener un coche más sencillo, o con no calentar todas las dependencias de las enormes mansiones en que habitan… Los autores, no sé si para curarse en salud, concluyen diciendo que, fuera de Alemania, esas cifras aún son más escandalosas. Pero se puede añadir que esos son los mismos que recomendaban salir de la crisis económica con austeridad para los que menos tienen.
  • 3.- Y el escándalo mayor lo constituye para mí la prostitución de los sagrados derechos humanos, convertidos en canonización de deseos o caprichos propios en lugar de normas de respeto a los demás. Evoquemos otra vez a Simone Weil proclamando que una declaración de derechos humanos que no vaya acompañada de otra declaración de los deberes humanos, sería papel mojado. Y así está siendo.

Ahí tenemos a tantos norteamericanos proclamando su derecho inviolable a tener armas: un derecho inviolable que rima en consonante con las frecuentes matanzas masivas (tantas veces de niños) en colegios y otros centros. Ahí tenemos el derecho al Brexit de Gran Bretaña, fundado en una masturbación nacionalista de esas que dan tanto gusto, y que ha sumido al país en una de las mayores crisis de su historia. Y ahora veremos si Gran Bretaña reconoce ese supuesto derecho a Escocia (y lo de menos aquí es si Escocia reclama la independencia por el deseo de seguir perteneciendo a Europa, o por el afán de disponer ella sola de todo el petróleo del norte. Que de todo hay en la viña del Señor). Ahí tenemos a Israel considerando que tiene derecho a eliminar poco a poco a los palestinos, con una política de avance lento y sistemático, similar a la que usó Hitler con los judíos. Ahí tenemos a Putin considerando que la fractura del puente de Crimea es “un acto terrorista” mientras que sus matanzas de civiles en Ucrania no lo son.

En fin: todo era para volver a los suicidios. ¿No está dando nuestro Occidente la sensación de una brújula sin norte? ¿De un mundo que ha puesto el criterio de la civilización en el progreso técnico y no en el progreso en humanidad? ¿Cómo decir a la gente (sobre todo a los jóvenes) que, a pesar de todo, vale la pena seguir viviendo y seguir luchando?

Aquí es donde me voy a permitir pronunciar la palabra Dios. A lo largo de mis muchos años me ha sucedido varias veces escuchar a personas cercanas que abandonaban la fe, y me decían: “pero todo sigue igual; todos mis valores quedan intactos”. Y así parecía al principio, pero al cabo de unos años me decían: “y yo ¿por qué he de amar y preocuparme de los demás, si nadie se preocupa de mí?” O: “en este mundo o pisas o te pisan”. O: “no le veo fundamento absoluto a mis grandes valores de antes”…Y argumentos similares que justificaban un cambio progresivo de conductas.

Estas experiencias, que otros han tenido también, parecen confirmar la afirmación de que la existencia del Dios de Jesús (o al menos de su posibilidad frente a tanto ateísmo dogmático) es una buena noticia. Es buena noticia porque da un Norte a la brújula de la vida. Y puedo afirmar esto añadiendo que la perversión de lo que llamamos religioso es la peor de todas las perversiones (como decía el refrán latino: “lo peor es la corrupción de lo mejor”) y que, por eso, los creyentes somos más responsables. Nuestra sociedad laica (y en España tantas veces laicista) creía tener un norte y ahora no lo tiene. No es raro entonces que muchos perciban eso y sientan la tentación del suicidio.

Y añado: no pretendo con esto hacer un proselitismo barato. Comprendo las dificultades de unos y la tranquilidad de otros que, hoy por hoy, no viven el problema aquí descrito. Hubo una gran figura en nuestra historia que, sin el recurso a Dios, percibió todo lo aquí descrito y encontró otro camino. Por eso, el nombre que le ha quedado no alude a revelación sino a iluminación (Buda). El Gautama percibió que cuando no hay norte, el propio ego se convierte en Norte (con mayúsculas además). Y que, por eso, la muerte de nuestro ego y de nuestra infinita capacidad de desear, constituye la verdadera libertad humana. Lo que pasa es que todos percibimos muy bien el ego ajeno pero somos ciegos para el propio.

Buda también reconocía que eso es extremadamente difícil; pero argüía que sin eso, las conductas humanas son como beber agua salada cuando se tiene sed. He dicho otra vez de Buda lo que Jesús dijo del Bautista: “el mayor de entre los nacidos de mujer”. Me permito añadir (porque Jesús también le añadía un matiz a esa frase) que, desde Jesús, no se trata de matar el deseo o la pasión sino de transformarlos: que traten de acercarse un poco a como desea el Dios que se define como Amor (cf. 1 Jn 4,20). O a lo que el mismo Buda acabó intuyendo al final, aunque se quedara corto: la compasión (y no el triunfo) como horizonte vital.

13 comentarios

  • Javiierpelaez

    Decir que los fracasos políticos(Podemos,sic) tienen algo que ver con el suicidio…Yo creo que el artículo hace un batiburrillo bastante considerable…Yo situaría el suicidio o intentos de suicidio con las escasas expectativas de la juventud y ,como tb,está demostrado con la digitalización que produce una sociedad,como ya dijo Bauman,de personas hiperconectadas,pero escasamente interrelacionadas…Yo,por mi salud mental,vuelvo por aquí después de una intensa actividad en Twitter y después de desactivar mi cuenta de Twitter porque por aquí tengo un cierto sentimiento de pertenencia…Hay redes sociales en las que pululan gente,no ciertamente carentes de ingenio e inteligencia,que están todo el día contando su vida,sus sentimientos y el susumcorda,pero los sentimientos son para vivirlos,no para narrarlos continuamente a pública aprobación (la cultura del like que llamaba Pascual Serrano).Es cierto que están llegando a tal extremo de sofisticación algunas redes(por ejemplo Twitter)que el otro día escuché a un grupo de ciudadanos hablando en audio sobre el patriotismo.Yo de oyente.Pero creo que la digitalización de estas redes impide la comunicación real..Tb si te haces un adicto,leer ,ver en profundidad,el silencio interior,mirar en profundidad,pensar en profundidad,etc.Esto es la antesala del infierno interior…

  • carmen

    Hola Santiago.

    Hace tiempo que no hablamos, la gente se aburría . Sigo leyéndole.

    Ya sabemos cómo pensamos cada uno, pero es superior a mí no recordarle que no vivimos en una teocracia. La sociedad es muchísimo más compleja. Es un problema de la sociedad. Y no me diga , por favor, que las personas se suicidan porque no creen en Dios. Podría decirle mil cosas. Además, las puede intuir perfectamente. Lo que está diciendo es  un error enorme, porque sabe muy bien que los que tienen por Norte el cristianismo, también se suicidan. Sé de personas que lo han hecho, de todas las edades, hasta de ochenta años, niños de quince, jóvenes ,  cuatro o cinco antiguos alumnos, eso me mata. Y únicamente me  entero de lo que trasciende. Es un problema muy importante, es una especie de fracaso social, y en una sociedad entran multitud de factores. No sea reduccionista. No le hace ningún favor a nadie y menos a la iglesia católica. Porque ha tenido muchísimos siglos pera inculcar sus valores en la sociedad. No vaya por ahí. Es algo que se tiene que plantear desde muchos ángulos y no únicamente desde el religioso.  El señor Faus ha sido mucho más prudente aunque posiblemente comparta su opinión. No sé.

    Un abrazo. No conteste por favor. Solamente piense lo que he escrito. No podemos enzarzarnos otra vez. No porque no me apetezca, sino porque los tiempos cambian.

  • Santiago

    Desgraciadamente la palabra “suicidalidad” ha entrado a formar parte de este fenómeno mundial donde gran cantidad de niños y adolescentes han optado por renunciar a seguir viviendo en un mundo  que no parece ofrecerles valores trascendentes, ni ningún modelo válido a seguir, y que se encuentra abierto a un hedonismo sin freno y a la dictadura del relativismo que reduce toda norma moral al antojo de cada cual.

     

    Las salas de urgencias de los hospitales en diferentes países han  registrado una crisis de intentos de suicidios infantiles y de adolescentes que ha puesto en alerta a la comunidad pediátrica mundial que ya tiene que incluir el suicidio infantil entre las primeras causas de muerte y de desórdenes del comportamientos agudos en esta edad,  cosa que fue bastante rara en años pasados

    Y es que estamos viviendo en la cultura de la muerte donde se ensalza lo destructivo y se suprime lo positivo porque se basa en una falsa filosofía de la vida donde sólo cuenta el egoísmo sin freno y la adoración del ser humano.

    Pero  la verdadera iluminación no puede ser otra que la de Cristo, ya que Cristo es  luz verdadera, “Luz  del mundo, porque nos saca a todos de las tinieblas.

    Al rechazar aún la idea de la posibilidad de la compasión divina, tampoco existirá ni permanecerá la compasión humana porque ésta dimana de aquélla.

    Los niños y adolescentes perciben esta negligencia culpable y   activa de los que no tienen fe o la perdieron en la única salvación del Universo que se nos ofreció en la Cruz para nuestra verdadera y única felicidad que “no es de este mundo”. Volvamos al Norte. Volvamos a la fuente de toda misericordia que se encuentra en Dios. Y proclamémosla de nuevo al Universo.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

    • Santiago

      Solamente aclarando mi comentario anterior…..si el mundo tuvo comienzo debe su existencia a una Inteligencia Creadora que es libertad pura. Por tanto -si el mundo según la astrofísica vive en un equilibrio inestable exactamente afinado – es que se encuentra además sostenido desde afuera por ese mismo Creador del comienzo- y solamente en este sentido vivimos en una teocracia, porque El lo regula todo y sin El todo volvería a la nada. Nuestra dependencia es completa y total.

      Por otro lado es claro que la causa del suicidio en su etiología íntima es compleja porque existen factores morales, sociales, psíquicos, ambientales etc. Y no se puede en este sentido atribuirlo exclusivamente a la pérdida de la fe religiosa “per se”.

      Sin embargo, la entrada en la nomenclatura pediátrica del síndrome de la suicidalidad -algo profundamente conmovedor y ente inusual solamente algunos años atrás- coincide estadísticamente con esta pérdida total de valores trascendentes anclados en la fe religiosa universal y es porque la estabilidad psíquica de la persona humana en sí se basa en deseos trascendentes, infinitos y eternos porque no queremos lo efímero y la felicidad incompleta de esta vida, y esto solamente puede cumplirse en la fe divina.

      Ansiamos una garantía de felicidad permanente. Y que decir de un mundo como el actual que no ofrece sino el camino de la autodestrucción nuclear y del naufragio completo de la vida en la muerte de la nada. Es dificilísimo para la mente de un joven asimilar tal perspectiva universal. ¿Existe alguna salida a esta catástrofe?

      Es por eso que la falta de estos valores predispone y es en muchos casos el caldo de cultivo para el desarrollo de este complejo síndrome que denota la ausencia de toda clase de esperanza pero que se da menos en los que tienen desarrollado el sentido de la trascendencia. Y esto es obvio.

      Un saludo cordial

      Santiago Hernández

       

  • Antonio Gómez González

    “Sin Norte”, profunda y oportuna reflexión, maestro José Ignacio “Tanto suicidio” a los que no damos respuesta. …

    En primer lugar, Antonio D. omitió su introducción o recomendación de costumbre. Quizá por alguna razón, pienso.

    En segundo lugar, los comentarios que me preceden, acusan el zarpazo que, efectivamente nos deja mudos, incapaces de emitir una sola palabra. Cierto y seguro que cada disciplina científica tiene alguna explicación o respuesta, parcial. En este sentido, es evidente que deberían haberse planteado YA iniciativas de estudios desde las universidades, desde la sanidad pública (evidentemente ausente al respecto, dada la poca o nula atención a los problemas o enfermedades psiquiátricas de los ciudadanos), desde los partidos políticos, sindicatos, etc. ect. Es un hecho evidente que ante el número creciente de las víctimas de tráfico, se pusieron en marcha estudios y consiguiente legislación con resultados positivos.

    José Ignacio, aborda el tema como teólogo y como cristiano. ¿Donde está el estamento Iglesia y cuales han sido sus respuestas, su práxis? ¿Cómo detectamos y “acompañamos” a estas personas que terminan suicidándose? Digo “terminan” porque supongo que ese acto supone un proceso, más o menos largo.

    Lo que no puedo compartir es la reducción del problema a una visión o reducción de la política tan simple y tan desorientada como ” el nazismo secesionista”, apuntado en algún comentario.

    Gracias, José Ignacio, por hacer pública tu inquietud ante este gravísimo problema social.

  • ana rodrigo

    Aquí se hablan de varias cosas que pueden tener relación entre sí, o no; por ejemplo, una cosa es tener un “norte” en tu vida y otra son los suicidios. Hay opciones positivas o negativas dentro de la religión, la política, los problemas económicos, laborales, personales, etc.

    Pienso que cada cual tiene su “norte”, es decir sus proyectos vitales, es decir aquellos que le dan sentido a su vida y por los que vale la pena vivir; pueden ser, como acabo de decir políticos, sociales, científicos familiares, religiosos, etc. etc.

    Ahora bien, los suicidios son algo que no está en mis manos analizarlos, no creo que sea porque la vida no ofrece proyectos por los que valga la pena vivir. Pero la mente es muy compleja y nadie sabemos lo que pasa por su interior para tomar esa decisión tan fuerte, a no ser que lo dejen por escrito ante de llevarlo a cabo. En los adultos hay más posibilidades para deducir la causa de un hecho tan terrible. Ahora bien, yo no entiendo el porqué una niña o un niño llegan a tomar esa decisión, puesto que no saben aún qué es la vida y lo que les puede aportar. Para mí es algo horrible en sí mismo, pero para sus padres, yo creo que es imposible superarlo, además de la muerte, por el sentido de culpabilidad de no haberlo podido evitar.

    Las cifras que se dan, en pocas ocasiones, son increíbles y es mejor que no abunden en la noticia, porque es dar ideas a quienes estén en una situación desesperada.

    Algo falla en la sociedad para que sean tan numerosos, yo no lo sé, pero tendría que hablarse más de la salud mental y ofrecer posibilidades para prevenir lo peor.

  • Luis Troyano Cobo

    Ciertamente, estamos sin Norte. Estamos como en un panal de abejas sin abeja madre. Pero el Jesús del cristianismo romano si alguna vez a valido, ahora ya no nos vale. hay quien no se entera o no se quiere enterar de que el pueblo si acaso se queda con la figura de Jesús como símbolo humano de la divinidad. Todo lo demás le resbala.
    No le queda al cristianismo, mas que un autentico reset, no el gatopardismo del Vaticano II. Y se salvaría lo que se salvaría. Si no conecta con el intimo anhelo del individuo. Os podéis poner en cruz que el pueblo prefiere estar perdido antes que “comulgar con ruedas de molino.”

    El cristianismo ha  tenido casi 2000 años para ganarse el corazón del Occidente. Para llegar va un estrepitoso fracaso… el “problema” es que ya no se puede imponer…
    ¿Sabe el clero que es la autentica espiritualidad?

    • Antonio Llaguno

      No Luis.

      El cristianismo tradicional sigue siendo muy útil y verdadero para muchísima gente, desde luego para muchos más que muchas prácticas orientales y/o filosofías transformadoras incomprensibles.

      Y deberías dejar que los que nos consideramos cristianos (católicos, protestantes, ortodoxos o militares sin graduación) escojamos nuestro propio camino.

      El cristianismo ha tenido casi 2000 años para ganarse el corazón de occidente y occidente es lo que es gracias al cristianismo. Yo comparo occidente con esos países donde tus prácticas transformativas son más comunes (China, India, Japón, Nepal, etc…) y me quedo en occidente. Y el cristianismo ha sido parte fundamental de lo que occidente es.

      Y por supuesto que el clero sabe lo que es la espiritualidad, lo que pasa es que no coincide con la tuya (ni con la mía, ni siquiera coinciden entre ellos) y eso es perfectamente normal, no porque tu espiritualidad sea mala o falsa (que es lo que yo pienso, pero no tiene importancia) sino porque somos seres individuales y pensamos individualmente.

      Además tienes el Complejo de CIS. Te dedicas a hablar por el pueblo sin haber consultado al pueblo. ¡¿Tú que sabes lo que quiere el pueblo?! Además, ¿Qué pueblo?

      Tu solo sabes lo que piensas tú y desprecias a quienes no piensan igual y por eso ni siquiera los consideras “pueblo”

      Demasiado “lirili” y muy poco “larala”

       

  • carmen

    El número de suicidios entre jóvenes un tema preocupante. Y en adultos. Un tema que hasta hace un par de años era tabú. Y, sí, habrá que preguntarse el porqué. El problema es que se ha perdido el Norte? Desde cuándo? Qué es el Norte? Quienes lo marcan? Las religiones, quizás?

    Acabo de leer un comentario que se ha hecho en otro hilo, donde dice que , por favor, no mezclemos la ciencia con la moral, con las religiones.

    Y me pregunto: llegará el día en que no se enarbole la bandera del cristianismo para defender intereses políticos? Es que, saben, estoy leyendo lo que escribe Salvador Santos y me gusta. Creo que eso que llamamos cristianismo debería de ser otra cosa. Claro, lo entiendo a mí aire todo.

    Me gusta mi aire. Será porque no creo que haya que destruir  El Ego. Porque entonces qué? Seguir el Ego de Los Otros? De qué otros? De los líderes políticos? De los religiosos? Pues a ver si ustedes entienden como el jefe espiritual cristiano de todas las Rusias bendice la guerra y el católico dice que es una barbaridad.

    A lo mejor, alguna vez sucede. No sé. El tiempo dirá.

  • M. Luisa

    Qué pena lo de esta manifestación en Barcelona del día del Pilar, que tras el lema “s´ha acabat” algunos ensalzan, sin recordar que en su tiempo a quienes esta expresión les salía del alma eran justo los/as jóvenes de entonces, que en las aulas se nos prohibía hablar en nuestra   lengua propia. De ahí las canciones reivindicativas que surgieron.
    ¿Y sabéis dónde acabó tal manifestación? Delante del monumento a Colón recordando sus “hazañas”.

     
    No, no nos engañemos, hay que mostrar de tal frase sus dos caras y dar razón del por qué surgió y de que lo hiciera camufladamente entre canciones.
     
    Además, cuanta insistencia en repetir eso del secesionismo separatista!  No, no  se trata de aspirar a ninguna separación, sino de recuperar todo aquello que en su configuración constituye la soberanía de todo un pueblo.  A ver si nos entendemos!!

     Y estoy de acuerdo con Don  José Ignacio!   

    • José María Valderas Gallardo

      Le he dado vueltas a la réplica de Doña María Luisa. Me he esforzado en entender el por qué de lo que escribe. Lo que a primera vista es una mentira monda y lironda, debe tener una interpretación menos bastarda.

      Empecemos por los hechos. La manifestación no terminó en Colón. Colón está al final de la Rambla, para los que no conozcan Barcelona. ¿Cómo estaba la Rambla el día de la manifestación? Como culquier día festivo, a rebosar, sin cortar –no había allí ninguna manifestación. Estaba yo presente y cogí el metro, línea 3 por la entrada del Zurich, para los que conozcan la plaza Cataluña. La manifestación terminó en la plaza Cataluña a las 13,10 con el parlamento de agradecimiento a los asistentes por parte de la entidad impulsora. El discurso y, como cierre, el himno nacional. La manifestación procedió desde la “Pedrera”, Paseo de Gracia abajo, hasta plaza Cataluña. ¿Por qué dice que terminó en Colón? ¿Por que al separatismo le viene bien denostar la gesta española? No parece que doña María Luisa conozca bien lo que ella llama burlescamente “hazañas”. Por no citar un trabajo mío sobre el intercambio científico, en materia médica (terapeutica), léanse los trabajos de López Piñero sobre Monardes y otros. Sólo en determinados círculos separatistas de Cataluña siguen empecinados con una leyenda negra de mentiras, cuando la historiografía europea hace tiempo que arruinó ese mito.  La manifestación no llegó a Colón. Ni siquiera entró en Las Ramblas. Todo ese montaje paralelo es fruto de un mundo creado ad hoc por la propaganda secesionista.

      Vayamos al catalán y al castellano en la Universidad. Los chicos de “S´ha acabat” no quieren que no se enseñe catalán. Quieren que puedan aprender y examinarse también en castellano. Algo que en una universidad parece de cajón, salvo en la mentalidad jíbara del separatismo. Tan hostigados se encuentran que han sufrido desde pedradas hasta insultos y destrucción de sus tenderetes, como han publicado los periódicos. Un comportamiento que recuerda la noche de los cristales rotos, las pintadas de “Juden” y el ardor nazi de las camisas pardas.

      ¿Es ello una réplica a la enseñanza en catalán del franquismo?La comparación es ya insidiosa y falaz. Estamos en democracia, aunque sea a la catalana, es decir, con reducción de las libertades en educación. No en una dictadura. Pero no cuentan la verdad entera. En los principios de los años cincuenta, yo aprendí catecismo –doctrina se dice en catalán– con un manual en catalán del obispo de la diócesis, José Cartañá Inglés, año 1952. El cura siempre predicaba en catalán. Era un pueblo de la Garrtoxa, próximo a Olot, que ha pasado a la historia de la ciencia porque el maestro de Darwin, Charles Lyell, lo dibujó en su Tratado de Geología. En la Universidad, en la sección de Ciencias –donde tuve por maestros a Margalef, Crusafont, Pons, Prevosti, Vallmitjana..- las clases prácticas eran en catalán. Pleno franquismo. Nadie objetaba nada. Como en España no había tantas Universidades y algunas incluso carecían de ciertas facultades, a Barcelona venían mallorquines y canarios, con vascos y maños. Era clase practica de botánica. El nombre de las plantas en catalán no siempre tiene parecido con el castellano. Un alumno canario pidió con suma educación si la clase podía ser en castellano o al menos le tradujesen el nombre de las plantas. En eso un rebrote de una familia de conocidos separatistas espetó :”d´això res, que es foti” (Que se joda). Esos ocupan ahora las instituciones. Y todo el mundo no separatista “s´ha de fotre”. Aunque algunos de los catedráticos mencionados escribían bien el catalán, se manejaban mucho mejor en castellano. Y lo que importaba es que el alumno aprendiera.

      En el edificio contiguo, bar mediante, estaban las carreras de letras, entre ellas, la de filosofía, donde impartían enseñanza Gomá, Canals, Esteva, Valls, Lledó (sevillano, no obstante el apellido), Alsina, etcétera. Daban las clases en castellano, aunque no era infrecuente departir en catalán, incluso en clase. No había tradición filosófica en catalán, aunque Bilbeny hiciera, andado el tiempo una tesis voluntariosa sobre el tema. Allí la gente quería aprender la lengua de los filósofos (alemán, francés, inglés). En la Autónoma, nacida después, con Calsamiglia y alguno más sí parece que hubo voluntad de aupar el catalán a idioma de clase. No me ha llegado noticia de que nadie se opusiera.

      Equiparar una situación de dictadura con una democrática es impropio. Poco serio.

      Por cierto, eso de un pueblo no acabo de entenderlo. Prevosti nos enseñaba genética molecular y genética de poblaciones. En genética, hablar de un pueblo, el “pueblo catalán”, es una soberana memez. Aunque ya se sabe que fue el mantra de los vascos y, aquí el del alcalde Robert. Creía éste que el cerebro de los catalanes difería –estaba más desarrollado- que el del resto de los peninsulares. Ramón y Cajal, que andaba entonces por estos lares (vivía en la calle Notariado y era catedrático de anatomía en la facultad de medicina) se lo tomó, con su autoridad de máximo experto en neurología a chanza.. Lo ridiculizó. Cuando, al final de sus dias, vio la deriva secesionista rehizo el testamento para retirarle el legado a la Universidad de Barcelona. Ramón y Cajal es un completo desconocido en Barcelona. Nuestro único Nobel en Ciencias, que lo consiguió por la teoría de la neurona, elaborada durante su estancia aquí. Eso refleja hasta dónde llega el sectarismo independentista.

       

      • M. Luisa

        Se hace del todo evidente que usted en su primer comentario trata de reducir todo el contenido expuesto por J. I. González Faus en su artículo, de modo parecido a cómo él le da a su enunciado de expresión tan mínima: “Sin norte”.  Sin embargo, este mínimo enunciado tiene en manos de Faus un poder argumental explicativo enorme, es decir, en muchas direcciones, cosa que usted solo se fija, reduciendo, como digo, su amplio sentido en un problema de buenos y malos… para qué seguir, ya sabemos quienes son los buenos y quienes son los malos…
        Si no le importa lo dejaré aquí, un saludo.

  • José María Valderas Gallardo

    Para los que no conozcan Cataluña, hay un grupo de jóvenes que no han perdido el norte, el de la dignidad. Se amparan bajo las siglas de un movimiento estudiantil llamado “S´ha acabat”. Se acabó. Se acabó de callar, de aguantar, de sufrir el nazismo secesionista que les prohíbe la expresión en su lengua materna. Paradójicamente, acosados por jóvenes sedicentes cristianos o al menos formados en la Escola Cristiana. En vez del suicidio han optado por plantar cara. Es propio de la juventud que antaño decíamos sana ese “rebequismo”, esa rebeldía ante la imposición  y la bota. Es rico el lenguaje catalán en expresiones contundentes de ese tenor: Ja ni ha prou (“basta!), diguem no (como la canción de Raimon), “s´ha acabat el bròquil”. Como a Woody Allen que le entraban ganas de conquistar Polonia cuando oía las Walquirias, el otro día, el día del Pilar, me entraron ganas de unirme a ellos en una manifestación del Paseo de Gracia barcelonés. Esa misma jornada, festiva en el resto de España, trabajaba el gobierno de la Generalidad con las nuevas incorporaciones. Entre ellas, Joaquim Nadal. Menos apriorista que Faus, buscando pruebas para consolidar la argumentación, uní ambas realidades: la manifestación de los universitarios de S´ha acabat y el trabajo del que fue durante años la figura emblemática del socialismo catalán. Nadal, como tantos otros aqui, en su mayoría de adscripción cristiana en la epidermis, pero de profunda inquina contra el catolicismo, habia contado para su éxito político con el voto de la mayoría de votos castellanohablante (grandes núcleos poblacionales del cinturón de Barcelona). Conseguido el poder, prohibieron el cumplimiento de las sentencias judiciales que defendían el derecho de los padres y de los niños a una escolarización, al menos parcial, en su lengua materna. Engañaron a pueblo, de acuerdo con la inveterada costumbre del PSOE de mentir sobre sus planes. Nadal ha sido nombrado responsable de Universidades. Pobres chicos de S´ha acabat. No querían sopa, taza y media.

    La Iglesia ha encontrado el argumento para seguir con el acoso, ¿inducción al suicidio, Faus? No hemos de confundirnos con la extrema derecha. Ea, chúpate esa mandarina. La extrema derecha es, como el coito, una “petir mort”, según Faus.

    Una extrema derecha que es mero recurso literario, pues las barbaridades que les atribuyen sólo están en la mente del que profiere el dicterio. He contado mi conocimiento e Garriga, alto cargo ahora en Vox, un cristiano de Misa diaria, defensor de la familia natural, del derecho a la vida, lo que ni puede predicarse ni de Más País, ni de Podemos, ni del PSOE. Las leyes de género deberían indignar a cualquier persona sensata, no digamos a quienes profesan un ministerio sagrado.

    Por eso me alegré, y mucho, ver ese día en la plaza de Cataluña, en el centro de Barcelona, numerosos grupos de jóvenes de Vox. Tienen Norte. Vaya, si lo tienen. Los que llaman entre los jóvenes “cayetanos” estaban como los ricos alemanes del artículo del periódico bávaro, de vacaciones pagadas, no pocas con el erario público al estar incardinados a otros partidos políticos.

    Creo que a la Iglesia le pertenece orientar, enseñar. Mostrarse enérgica contra la discriminación y falta de igualdad de oportunidades. Pero abogar a priori por partidos manifiestamente anticristianos entiendo que está fuera de lugar. Una cosa es respetar la opinión ajena y otras aceptar que te inscriban en una lista de objetores contra el aborto. Que es lo que quiere lo que llaman la coalición gobernante. Por citar un ejemplo que implica a mis hijos, por no ir más lejos.

    Uno es de los que piensan que el discernimiento jesuita o bergogliano ha borrado la frontera con el relativismo moral para entregarse a una suerte de apriorismo gratuito y, a la postre, sectario.

    Quizás, sí haga falta, algo de quietud oriental. Una suerte de mindfulness, hoy puesta de moda con tal frivolidad, que ha acabado por desnaturalizarla.