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Contra el rosario

Fiesta de Nuestra Señora del Rosario

Coincidiendo con esta celebración Faus habla hoy de cómo una antigua práctica de oración es hoy utilizada como instrumento para imponer los postulados de la derecha más rancia. Un ejemplo está en el Rosario en Valencia el 14 de octubre, organizado por los obispos de la provincia eclesiástica a la que acaba de incorporarse Munilla. En la Iglesia católica se sigue viviendo una opuesta instrumentalización.  parecida a la que existe en la Iglesia ortodoxa respecto a la guerra de Ucrania. AD.

El título es deliberadamente provocativo. Podría haber titulado: contra la absolutización del rezo del rosario hoy. Y eso es más fácil de explicar. El rosario fue un gran invento en una época en que la mayoría de la gente no sabía leer y estaban muy acostumbrados a las repeticiones por la falta de variedad de ofertas en la vida de entonces. En la sociedad actual, además de que casi todo el mundo sabe ya leer, las repeticiones de entrada nos distraen y nos cansan dado que nuestra vida está repleta de mil ofertas diversas (televisión, cine, literatura, espectáculos deportivos…). No se trata de discutir ahora qué mentalidad es mejor: se trata simplemente de que la oferta cristiana (y en concreto, la invitación a la oración) pueda llegar a las gentes de hoy.

Ya hace años comencé a encontrarme con gentes que me decían que el rosario les resultaba aburrido porque de tanto repetir avemarías, se distraían mucho. Solía dar la siguiente respuesta: el objetivo del rosario es eso que decimos ante cada decena de avemarías: “en contemplación de este misterio”. Lo que importa es contemplar, no repetir. Por tanto: reduce cada misterio a solo un padrenuestro y un avemaría y, en cambio, párate un par de minutos intentando contemplar: a María visitando a Isabel, a Jesús azotado, a los apóstoles transformados por la presencia del Espíritu etc.; mira de empaparte un poco de esa escena y luego basta con un pater y un ave.

Cuento todo esto a propósito de un episodio que acaba de ocurrir, este mismo mes, en un lugar de España de cuyo nombre no quiero acordarme: un colegio católico decide imponer a chavales adolescentes el rezo diario del rosario. Un cura lo dirige; y quizás intuyendo que aquello podía serles un poco aburrido decide que cada muchacho rezará en alta voz la primera parte de las avemarías. La cosa discurre más o menos monótona hasta que a un chaval (quizás ya un poco harto) se le ocurre gritar, cuando le toca a él, la canción de David: “Ave María, mañana serás mía”…

Es fácil imaginar la que se armó: carcajada general, el rosario se interrumpe, escándalo oficial, y el muchacho castigado y seguramente expulsado del colegio. Mi reflexión al conocer la anécdota fue más o menos esta: ese muchacho mañana será ateo. Ya tenemos un ateo más en esta España anticlerical, fruto quizás de aquella advertencia de Isaías, que repiten san Pablo y el Vaticano II: “por culpa vuestra es blasfemado el nombre de Dios entre las gentes”…

Por supuesto, el chaval cometió una tontería (cosa por otra parte muy de esperar a esa edad). Pero hay añadir también que la dirección del colegio fue en parte causa de esa tontería. Sin conocerle, me atrevo a decir desde aquí a ese cantor improvisado: “te has pasado muchacho; pero quiero decirte que, como cristiano, estoy de tu parte”.

Porque de lo que se trataba es de enseñar a la gente a orar. Y hoy, con la cantidad de medios que hay para eso (en lecturas, en las redes…) el camino para enseñar a orar a nuestra gente es otro. Hasta se puede añadir que Jesús ya avisó: “cuando oréis no habléis demasiado”; y 50 avemarías parece que son demasiado. Por supuesto, esos otros caminos exigirán mucho más esfuerzo al acompañante. Pero en ningún lugar está dicho que evangelizar sea algo así como hacer propaganda de la Cocacola. Sí que está visto en cambio que, cuando ya de joven, una persona es bien introducida en el cultivo de su interioridad y del Misterio que la habita, eso puede configurarla para toda su vida futura.

Uno de los grandes errores del sector conservador de la Iglesia es convertir en recetas mágicas unas prácticas que solo son medios, no fines. Olvidando que los medios han de ser aptos para la meta que se pretende; cuando no lo son hay que buscar otros. En vez de eso se convierten en fines lo que solo son medios, se les sacraliza de manera supersticiosa (las tres avemarías, los cinco primeros sábados, los primeros viernes, oraciones a san Antonio para los objetos perdidos…). No tengo nada contra esas prácticas: a quien de veras le ayuden que las siga practicando; pero que no las imponga como medio de evangelización. Porque eso es una forma de crear futuros increyentes.

En esta España, descristianizada reactivamente y anticlerical visceralmente, el anuncio de la fe exige una inculturación muy profunda. Pero vale la pena ese esfuerzo porque llevamos entre manos una buena noticia impresionante. Como suelo decir a veces: yo ya me voy, pero rezo para que los cristianos del futuro sean, a la vez, enormemente fieles y enormemente modernos. No como aquellos judaizantes contra los que gritaba Pablo en su carta a los gálatas, tras anunciar la libertad cristiana, mientras ellos pretendían, por así decir, “comprar a Dios” con una serie de viejas prácticas sacralizadas (como la circuncisión y demás). Permítanme que les repita: “¡oh insensatos gálatas!”

8 comentarios

  • Completamente de acuerdo.  Como teólogo laico y cofundador de la Sociedad Sexológica de Madrid entregamos en su día al Congreso de Sacerdotes Casados en Madrid nuestro apoyo, subrayando la importancia que tiene la abolición de esa ley restrictiva y tan dañina también para una más sana concepción de la sexualidad dentro de la Iglesia católica.

  • Santiago

    Tenemos que entender que Dios nos  habla a nosotros, seres humanos, de diferentes maneras…y si nos preciamos de “tolerancia y flexibilidad” debemos ser comprensivos con los que tratan de comunicarse en formas de oración  que para algunos resultan monótonas y simples…

    La profundidad y el “insight” de la fe de una campesina puede -y es muchas veces más sincera y poderosa – que la de un sofisticado teólogo. Jesús alabó la fe de los humildes que rezaban simplemente repitiendo lo mismo y exaltó la simple fe de la Cananea y la firmeza de la fe del Centurión que no consideró necesaria la presencia de Jesús para la cura de su siervo. Jesús exaltaba a los humildes y condenaba a los soberbios.

    Por otro lado, la Palabra del Señor es eterna y de “diferentes maneras” nos llega a nosotros en cada época y por eso debemos tratar de entender el contenido real de lo que significan, lo que nos enseña la Escritura y lo que se nos quiere transmitir aunque las formas literarias sean “antiguas”.Pero Dios es el dueño de la vida y puede disponer de ella según Su sabiduría y eterna Misericordia aunque a veces nos cueste entender los “caminos del Señor”.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

  • Juan A. Vinagre

    También podría titularse este comentario así: Contra la oración-rutina, contra la palabra fácil, reiterada, que  solo sirve para “cumplir” con la tradición de pedir intereses personales  (o tal vez superficiales), que no implican un compromiso de progresiva transformación íntima… Esta es la oración-expediente.  Muchas veces el rosario se convierte en eso: expediente y rutina.

    -Hay oración de súplica para pedir fortaleza (a fin de sobrellevar la cruz de cada día), oración de confianza y esperanza, de gratitud, de dolor ante las debilidades propias y ajenas (sobre todo si causan daño),  de admiración ante lo inefable divino… Hay muchas formas de orar, pero la mejor se encuentra en el PADRE NUESTRO. Oración breve (en palabras), pero con un contenido muy profundo, que invita a pensar y a descubrir en qué consiste el Mensaje del Reino. Mensaje que se resume en las dos palabras iniciales: PADRE NUESTRO. Mensaje que da -o parece dar- tanta importancia al “nuestro” como al “Padre”. Mensaje de que somos familia.  Por eso, Jesús dijo: “El segundo es semejante al primero”.  Dios no cecesita cultos -no se autoendiosa-, el hombre sí necesita “culto” (de latría), tanto que Dios Padre  -y Jesús mismo- considera ese culto como dado a Él. Con esto ¿adónde voy?  A decir que me quedo con el Padre Nuestro, no con el “Ave, María”…  El  Padre Nuestro, así de cortito como es, basta para orar y meditar y suplicar que venga a nosotros su Reino. (Por eso  uno se pregunta si una oración de petición más larga, se queda corta o se entretiene entre las ramas.) ¿Ese rosario, que se presta a la rutina, es para recomendar tanto?  ¿No es desviar y centrar la atención en algo que es más pobre?

    -Otra reflexión a propósito -reflexión que es más bien una pregunta-: ¿Muchas oraciones litúrgicas, incluidas algunas de las misas, no son igual de pobres? Más, ¿no parecen inspiradas en un concepto antropomórfico (viejotestamentario) de Dios, visto más como el  “Señor Supremo poderoso,  Omnipotente”  que como el Padre ABBÁ de Jesús?  (Piénse en algunas oraciones de la misa: “Oh, Dios poderoso…”)

    -Por otra parte, algunas, demasiadas oraciones y canciones religiosas ¿no son demasiado infantiles y hasta ridículas…, y pese a ello todavía se cantan en las iglesias?  (Piensen en “Dueño de mi vida, vida de…” etc.) ¿En algunas letras de oraciones y canciones no hay “rastros” de cierto maniqueísmo… (Piénsese en la letra del “Salve, Regina”, por ejemplo…) ¿En este caso, no es necesario revisar letras, comprensibles en otros tiempos? ¿No conllevan un concepto deformado de Dios y de la misma espiritualidad?

    -Por último “las intercesiones de santos…”   ¿no conllevan también un concepto deformado del Dios Padre Abbá de Jesús? ¿Un Padre Abbá  -el Padre del hijo pródigo-,   necesita intercesores que le recuerden que se acuerde de los hijos…?

    • ana rodrigo

      De acuerdo totalmente contigo Juan A., eso que dices y mucho más. Por ejemplo, en la noche Pascual leer el texto de cómo Dios salva a su pueblo a base de plagas, asesinatos de niños y ahogamientos de los egipcios. Sí, me diréis que es una forma literaria, pero ¿hay que leerla así como un hecho histórico con un Dios tan cruel de parte? A mí me encomendaron leer este texto una vez y cuando terminé dije, esto es cualquier cosa menos palabra de Dios…, menos mal que fue en una comunidad pequeña, pero es que lo pasé fatal leyéndolo. Y como esto, ufff.

      Queda mucho por hacer y mejorar.

      • Juan A. Vinagre

        También yo estoy de acuerdo contigo, Ana. Hay que revisar los formatos litúrgicos de las celebraciones religiosas, empezando por el formato de las misas. Eso de que se diga, tras leer algunos pasajes bíblicos, “palabra de Dios” es contribuir a que se mantenga un concepto deformado de la revelación, de la misma espiritualidad y sobre todo del concepto de Dios. ¿Por qué en el Padre Nuestro se pide -¡en primer lugar!- que “santifiquemos” el nombre de Dios Padre? Algunas de las inmadureces y malos entendidos de Dios en el V. T., por desgracia se mantienen todavía, sin matizarlas expresamente, como señalas.   ¿Es ortodoxia, auténtica ortodoxia, decir que Dios Padre (solo uno es bueno, Dios Padre, como precisó Jesús) se interprete aún hoy en la celebración del Viernes Santo que Dios Padre Bueno necesite una reparación expiatoria (además “infinita”, como diría S. Anselmo) para perdonar el pecado?)  El Gran Mensaje del Reino de Jesús, en algunos aspectos, todavía no está bien entendido.  Hoy entendemos mejor ese Mensaje que hace uno, diez y veinte siglos…, pero, en algunos aspectos, todavía no bien en todo.  Por eso, se persiste en lo viejo…  Jesús dijo que el pecado de los padres no lo pagan los hijos. Sin embargo, aún hoy se lee en algunas misas el pasaje viejotestamentario, que Jesús corrigió.  Hay mucha mente viejotestamentaria, que ha introducido textos bíblicos en las celebraciones, que no encajan.  ¿El hecho de que disuenen tanto, y sin mebargo se mantengan, se debe a un mal entendido o a que para muchos  -por no haber aún RENACIDO-, prevalecen las mentes viejotestamentarias, que no parecen haber entendido bien lo que significa Dios Padre Abbá?  Mentes que corrigen -o marginan- pasajes claros del Evangelio.   Parece que en algunos dicasterios de la Iglesia -y en la mente de muchos servidores y creyentes- se repiten aún las controversias -luchas- de la primitiva comunidad de Jerusalén: la Ley es más importante ( o al menos de igual valor) que la Buena Nueva de Jesús…  Jesús no vino a abolir, a superar, sino a refrendar la Ley.   Por eso esos pasajes que citas, Ana. Esas mentes olvidan las palabras de Jesús: “La Ley y los profetas HASTA Juan…” o las corrigen, añadiendo en la práctica: la Ley y los profetas HASTA Jesús…       En nuestro interior queda mucho por RENACER (recordemos la conversación privada con  Nicodemo), para entender bien y a fondo algunos pasajes del Mensaje del Reino.  (Disculpas: me he alargado demasiado.)

  • Santiago

    Por supuesto, el rezo del Rosario es una devoción, no una obligación. Como tal, no se impone sino se invita y recomienda.

    Claro que puede ser juzgado como aburrido, repetitivo, monótono. Pero toda oración vocal formulada puede serlo. Hay que tener en cuenta la intencionalidad y la confianza puesto que hasta el Padre Nuestro bíblico puede ser repetitivo.

    El Rosario debe ser más una contemplación y reflexión en los misterios de la vida de la familia de Nazaret. Su profundidad consiste en meditar la vida de Jesús, María y José. Entonces es un repaso metódico del Misterio de los misterios. No un mero repetir.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

  • ana rodrigo

    En la sociedad en que vivimos no hace falta decir nada contra el rosario, puesto que la mayoría de la sociedad en general, ni lo recuerda, y la casi totalidad de la juventud la desconoce, por lo que es una práctica religiosa que, como tantas otras cosas, caerá sola sin que nadie la empuje. Mientras tanto, todos mis respetos para quien la practique, como tantas otras prácticas, respeto a la opinión de cada cual, tanto quienes esté a favor como quienes estén en contra.

    Mi experiencia personal es que dejé de rezar el rosario cuando el uso de mi razón lo rechazó, es decir la inmensa,inmensa, mayor parte de mi vida. Y no pasa nada, puesto que yo no lo necesitaba ni le veía sentido en sí mismo. Y ahora, ni os cuento.

    Nota, me gustaría que Faus u otra persona que sepa de lo que habla, nos proponga un día el tema del “sacramento” de la confesión…

  • José María Valderas Gallardo

    Sobre el título (Contra el rosario): “Maldito sea Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espiritu Santo…”, así empezó el sermón el fraile capuchino desde el púlpito, para seguir ante unos fieles sorprendidos y tras una larga pausa, “braman los demonios en el Averno”. Más zumbón el chascarrillo sobre aquel clérigo de una aldea perdida en la montaña durante la visita del obispo: “¿qué, don Ceferino, como soporta esta soledad, usted que es un buen mozo y con un futuro brillante?” “Pues, mire, señor obispo, yo aquí con mi vinillo y mi rosario… A ver, Rosario, tráenos el vinillo”. Tiempo ido. Ya no hay capuchinos tronantes, ni púlpitos (“trona” se llama en catalán), ni curas de aldea.

    El presente. No hace mucho, alguien que me merece toda confianza me comentó. “He ido a sant Cugat y he visto a González Faus rezando el rosario mientras paseaba”. Quizá pensaba que su lejanía en aspectos fundamentales de la cristología comportaba una vivencia religiosa singular. A mí me edifica que Faus rece el rosario, ver que lo hace teólogos eminentes de otra militancia como el Papa Benedicto XVI o incluso aquel experto en exégesis de san Juan, catedrático de la Facultad de Teología de Valencia, a quien encontré rezando el rosario en el claustro del Vedat. Teólogos de raza con las cuentas en la mano y los labios musitando.

    Que el rosario aburre a los místicos, a los pecadores y hasta las ovejas, no me cabe la menor duda. Y, sin embargo, engancha. Un servidor, más cerca de los pecora que del maestro Eckhart, sortea el hastío partiendo su rezo a lo largo de los huecos del día. Es buena manera de no dejarse llevar por la ira que las intemperancias del día te desatan. Como una droga, los días en que no puedo me siento frustrado.

    No creo que sea incompatible con los medios modernos de evangelización. De acuerdo con el destinatario, no parece muy descabellado el epítome de Faus. Con variantes, según, para no desnaturalizar esa síntesis teológica del misterio revelado. Y más, con la adición de los misterios de luz. Como tal la han considerado y tratado sus comentaristas. Así, Chenu.

    Por lo demás, bienvenidas sean todas las estrategias de evangelización.