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La teología de cada uno

Como un telón de fondo a lo que vamos a vivir hoy tras el discurso de Putin en Moscú y los discursos en la Asamblea de la ONU en Nueva York, bien cumple este artículo del sereno Carlos que nos recuerda el relato de Nietzsche sobre la gran noticia de la muerte de Dios, que me acompaña desde hace tiempo día a día, desde que me tachan de retógrado gatopardiano quienes hoy proclaman la muerte del teísmo y de la fe interpersonal. AD. 

Siempre se ha contado –aunque no todos lo admitan como cierto- que Correggio, viendo un cuadro de Rafael, exclamó: Anch´io sono pittore, también yo soy pintor.

Estamos en unos tiempos en que muchas personas han podido decir: También yo soy teólogo. No al modo del personaje de Molière, que hablaba en prosa sin saberlo sino de una manera más consciente y personal.

En tiempos de cristiandad los creyentes, en su mayoría, creían y repetían lo que les dictaba la Iglesia. Aceptaban que María había tenido una concepción inmaculada sin saber en realidad qué significaba tal afirmación. Menos que nadie Maruja Torres, que en la época en que tenía una página en El País semanal escribió que ese dogma se había formulado para justificar el sexo sin placer. Nada menos.

Los tiempos cambiaron, muchos cristianos empezaron a estudiar teología y otros muchos, sin hacerlo, comenzaron a modificar sus creencia y a elaborar una teología propia, que a veces tenía contenidos puramente negativos: no creo en el infierno, no creo en el pecado original… A mi modo de ver, este proceso ha tenido muchos riesgos, el más importante el de negar a Dios o el de reducirlo a nuestra sensibilidad y a nuestro modo de pensar.

He dicho negarlo y quiero matizar la expresión diciendo: negarlo con una mala teología. Se recordará, por ejemplo, que con motivo de la visita a Londres de Benedicto XVI, Richard Dawkins promovió una campaña con carteles en los autobuses: Probablemente Dios no existe. Relájate y disfruta. Que el autor se lo diga a quienes sufren los bombardeos de Rusia y llevan siete meses escondidos y aterrorizados. Y sobre todo: ¿esa es la conclusión de que Dios haya dejado de existir? Nietzsche, en su famoso texto de La gaya ciencia, sacaba conclusiones mucho más prorfundas:

“¿No habéis oído hablar de aquel hombre loco que, en plena luz del día, encendió una linterna, corrió hacia el mercado y gritó incesantemente: “¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!? (…) ¿A dónde ha ido Dios?, gritó; ¡yo os  lo voy a decir! ¡Nosotros lo hemos matado (…) Pero ¿cómo es que hemos hecho esto? (…) ¿Hacia dónde se desplaza ésta tierra ahora? ¿Hacia dónde nos movemos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿Y no nos precipitamos constantemente al vacío? ¿Hacia atrás, hacia delante, hacia el lado? ¿Existe todavía un arriba y un abajo? ¿No vagamos como a través de una nada infinita? ¿No nos engulle el espacio vacío?”

Me he dejado llevar de la fuerza del texto de Nietzsche pero en realidad no quiero hablar de la teología atea sino de la cristiana.

Parece que es inevitable que cada creyente elabore ahora su propia teología. Cada uno tiene a su alrededor comentarios, críticas, sugerencias suficientes. Yo querría deslizar aquí algunas advertencias o cautelas.

En primer lugar hay que tener cuidado de que esa teología no sirva para justificarnos, para dejarnos tranquilos con nuestro buen pasar. Una buena teología tiene que descentrarnos, sacarnos de nosotros mismos, ponernos en cuestión. Lo dijo el mismo Dios: “nadie puede ver mi rostro  sin morir” (Ex 33,20), sin morir de alguna manera.

En segundo lugar, esa teologías tiene que venir precedida y acompañada por una acción.  En el principio fue la acción, dijo Goethe y la teología de la liberación ha insistido en que la teología ha de ser un acto segundo. Ha de precederla una acción gratuita y  con objetivos transformadores.

Y algo más: cualquier teología ha de dar lugar a una experiencia espiritual. La teología no puede limitarse a un conjunto de afirmaciones, éstas han de llevar a una experiencia de Dios. Esta experiencia ha de comunicarse, porque sólo se hace buena teología en comunidad.

Y por fin, con cautela, con respeto, ha de llevar  a una idea de Dios. Sabiendo, como decía Karl Barth, que “hablo de Dios pero el que habla es un hombre.

Si se tiene todo esto en cuenta, también cada uno podrá decir: Anch´io sono teologo.

 

14 comentarios

  • Carlos

    Vaya, Y se me pasó el nombre del destinatario de mi comentario. Es Isidoro, claro

  • Carlos

    Creo que sería deseable que llegara plasmar a su pensamiento en 15 o 20 líneas en vez de escribir textos que no sean comentarios sino nuevos artículos

    Yo que veo mal me canso con sus largos textos pero en el de hoy dice que la razón Pretende ser la que manda y decide

    No, en el cristianismo es la fe, Que sin embargo busca la inteligencia para no ser absurda. Eso es la teologia
    Yo he querido traer un par de Rands o condiciones para que la teología no sea una auto justificación

  • M. Luisa

     Si hasta ahora, con la teología imperante (racionalista) el mundo ha resultado ser un campo de minas, no me imagino como podría resultar teniendo cada cual la suya propia. La teología como construcción racional ha obstruido, precisamente, esa dimensión exponencial de humanidad interna y que nos es respectiva a todo ser humano.   Y esa dimensión no es en primera línea lógica, sino práctica y expresiva.  

  • Isidoro García

    La teología, es una explicación racional de las creencias personales. Por ello es lógico que cada uno tenga su propia teología. Y como todo fruto de la razón, es un campo de minas. Porque es una defensa de parte.

    No creemos lo que queremos, creemos lo que creemos. Y luego la razón intenta justificar dicha creencia, con todos los argumentos posibles de abogado defensor.

    Naturalmente, la razón, (la expresión del ego-yo), nunca va a reconocer, su papel de mero auxiliar en el tema, sino que seguirá manteniendo la ficción de que ella es la que manda y decide.

    Y las ideas que aduce la razón, no deben convencer a la razón, sino a nuestra guía sabia arquetípica del inconsciente.

    Somos un entramado de instintos, no solo a nivel fisiológico elemental, sino también a nivel intelectual. Y eso, para mal y también para bien.

    Porque nuestra guía interior, situada en el “espíritu”, funciona y se manifiesta mediante instintos con sus correspondientes gratificaciones psicológicas, y también sus penalizaciones, cuando no los seguimos.

    Y esta penalización, que sufrimos endémicamente, (debido a nuestro olvido del espíritu), consiste en la alienación imperante, y la perplejidad y el desnorte generalizados, dando importancia a lo que no la tiene.

    Cuando vamos en bicicleta, o fijamos la mirada en un punto lejano, lo que nos lleva en línea recta, o acabamos mirando al suelo a todos los lados, haciendo zigzags, y muchas veces cayendo al suelo.

    Y seguimos dando vueltas y más vueltas, mirando esto, lo otro y hasta lo del más allá, poniendo nuestra mirada en espejismos, en ídolos, en Iglesias e ideologías que nos van a sacar del desconcierto, que al final acaban en un culo de saco sin salida… y seguimos buscando y buscando y buscando.

     

          “¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre antes de que le llaméis hombre?. ¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba para poder ver el cielo?. ¿Cuántos mares debe surcar la blanca paloma antes de dormir sobre la arena?. La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento”. (“Blowin’ in the wind” – Bob Dylan)

     

    Toda búsqueda, ya sentimental, ya religiosa, debería iniciarse con una fecha de caducidad en el envase como los yogures, fijada en la fábrica de procesos de búsqueda, para no convertir nuestra vida en una ansiosa y desesperante cantinela.

    Cuando se está más de tres años buscando activamente la pareja adecuada y no se encuentra, habría que reconocer que a lo mejor estamos muy bien solos.

    Cuando se está más de cinco años buscando algo que religiosamente nos convenza, a lo mejor sería el tiempo de reconocer que a lo peor no hay más cera que la que arde, y si no arde es que no hay cera, y si hay cera a lo peor no está a nuestro alcance.

    Cuando se está más de siete años buscando la sabiduría, habrá que reconocer que hemos llegado a nuestro tope de capacidad. No por poner el vaso diez horas debajo del grifo abierto, va a acabar conteniendo más agua.

    • mª pilar

      Gracias Isidoro, como siempre pone el “peso” donde tiene que estar.

      Gracias de corazón.

  • Carlos

    La última frase de Oscar Varela no logro entenderla pero a su demanda de que des-cubramos lo que hay debajo de los diose, así lo dice, mi respuesta es la experiencia del sufrimiento y del sinsentido de la vida para tantas personas y el anhelo de un más allá presente y futuroo

    • oscar varela

      Carlos, te doy una orientación al respecto.

      Si te quedan dudas (no haberlo des-cubierto por vos mismo) la podemos seguir haciéndomelo saber.

      Por ahora te pido que vayas a lo de Gonzalo y trates de ver qué te dice lo quele puse a Ana.

       

      Hasta luego!

    • oscar varela

      (Ayudita des-cifratoria)
       
      1- El hombre es memorioso porque necesita del pasado para orientarse en la selva de posibilidades pro­blemáticas que constituye el porvenir.
      – nuestro pasado es función de nuestro futuro.
       
      2- Su realidad primaria y más decisiva consiste en ocuparse de su futuro;
      – ocuparse por adelantado con lo que amenaza ser en el instante próximo;
      – y esto es, ante todo y por debajo de todo, la vida humana: pre-ocupación
       
      3- La víscera cordial y decisiva del problemático futuro es
      – un poder máximo y terrible,
      – un poder impersonal,
      – irracional y
      – trágicamente insensible
      – que rige nuestros destinos personales.
      – Este poder supremo es el AZAR.
       
      4- Últimamente todo en nuestra vida indi­vidual depende del AZAR.
      – Por eso los primitivos -y nosotros en ellos- vieron –vemos- en el AZAR el primer DIOS
      – un DIOS atroz
      – un DIOS sin alma,
      – un DIOS ciego,
      – un DIOS sin figura
      – un DIOS capaz SIEMPRE y de TODO:
      – del Bien y del Mal; de la ‘BuenaSuerte’ y de la ‘MalaSuerte’.
      – Estamos ‘Jugados a la LOTERÍA’, como en el ‘SORTEO’ del Mundial en Quatar.
       
      Es que LA VIDA –en su primer enfronte- es UNA HERIDA ABSURDA.
      ¿Qué será de mí?

  • carmen

    Dios no va a morir jamás. Es imposible. Recibirá diferentes nombres, habrá diferentes religiones. Pero es, a día de hoy, una necesidad vital para el ser humano. De momento. Creo que siempre lo va a ser, porque necesitamos ir más allá de lo que vemos. Llámese como quiera a esa necesidad. Llámese como quiera a ese concepto o idea o como se quiera llamar de eso que llamamos Dios. Hace unos días me dijeron que mi idea de Dios era la de una niña de cinco años. Y en parte tiene razón, porque ni tan siquiera a los cinco años entendía nada de lo que me decían. Supongo que algo más tarde. No lo sé. Jamás entendí.

     

    Nadie tiene una teología propia. Nadie. La teología es un , no sé cómo definirlo, una disciplina?  Una entelequia? Una construcción teórica? Porque ciencia no es. Al menos no es el concepto que tengo de ciencia, quizás también sea el de  una niña de cinco años. A lo mejor por eso no acepto que la ciencia y la teología han ido siempre de la mano. Vaya usted a saber.

    Podrá haber religiones , establecidas o no. Con un gran número de seguidores, o no. Con un poder inmenso , o sin ninguno porque se ha ido diluyendo con el tiempo.

    El ser humano siempre se hará preguntas, por una razón muy sencilla. El universo nos desborda. La muerte no la aceptamos. Somos muy soberbios. Tanto que incluso hemos hecho a Dios a imagen del ser humano. Varón, claro. Tiene su lógica en nuestra cultura.

    Pero lo que nadie va a conseguir es que cuando llegan esos momentos de reflexión nos preguntamos. Y eso que nos dicen será cierto? Esa es la gran pregunta que le oí murmurar a mi madre mientras planchaba un mantel de esos bonitos.  Nadie sabe lo que supuso para mí. Si mi madre dudaba, yo también podía hacerlo.

    No. No tenemos cada uno nuestra teología. Es algo absurdo. Es un planteamiento absurdo, como si cada uno de nosotros tuviésemos nuestra idea de, por ejemplo, qué es el calor, o la energía, o sencillamente por qué los objetos caen cuando se les deja libres. No. No tenemos una teoría científica propia sobre cada uno de los aspectos que nos pueda plantear el conocimiento del universo. Qué va. En absoluto.

    Ahora, también tengo clarísimo que da igual lo que nos digan que tenemos que creer.  Da igual. A la hora de la verdad tendremos siempre las mismas preguntas. Y si no es cierto?

    Y eso pienso.

  • Román Díaz Ayala

    Decir que se tiene una teología propia es un imposible, porque es como decir que cada cual tiene ideas propias ( genuinas, alumbradas en el cacumen) y tal cosa no se da en la realidad. Nacemos dentro de una cultura y de esa cultura nos alimentamos en forma de creencias, crecemos creyendo todo lo que recibimos de nuestra intimidad familiar y luego en el proceso educativo. nos vamos reafirmando en tales creencias. Tal es la fe que recibimos por herencia. ¿Por qué es un prejuicio aceptar que recibimos la fe cristiana dentro de nuestra cultura?  Actúa como recipiente en la transmisión del mensaje de la Buena Nueva ( el Evangelio de Jesús)

    ¿Porque una teología diferente, nacida de la negación de lo recibido, va a ser propia’ ¿No obedece a alguna de las corrientes actuales? Al fin y al cabo seguimos en el plano de las creencias.

    ¿Y el plus de la gracia que nos ofrece Jesús?

    ¿Sabéis que es la gracia de Dios? – Sencillamente el amor inmerecido.

    • Román Díaz Ayala

      Entonces  lo que podemos intuir es que se está  dando el fenómeno  de varias teologías  diferenciadas dentro del Catolicismo Romano. Lo mismo pasa  con otras confesiones cristianas. El protestantismo  se identifica por la libertad de creencias ( diferentes intrepretaciones doctrinales con base a, una lectura de la Biblia) En él  se forman diferentes congregaciones – iglesias – comunidades.  En el Catolicismo existe la tendencia de crear nuevos tipos de comunidades diferenciadas, desgajadas, de las tradicionales  con la base ideológicas  de nuevas teologías  acompañadas de otras interpretaciones  de la Biblia y nuevas valoraciones de la persona de Jesús.

      Todo lo anterior es fruto de la Modernidad, es decir, de un devenir cultural.

      Ahora se hace énfasis  en lo teológico  porque a diferencia del protestantimo histórico  la base buscada es la razón y no la Revelación  como  en el pasado  siglo  XVI .

       

      • Román Díaz Ayala

        Tal pluralidad se da en el ámbito  de las creencias. Ofrece a los no creyentes, quienes se sienten liberados  de cualquier connotación  religiosa,  un argumento para deducir, que no son más  que las mismas ataduras del espíritu  humano para,creer en un ser superior inexistenre, partiendo de la premisa,de que la creencia en Dios no es más  que una superstición. Una vuelta nueva a la noria.

        Volvemos otra vez a la Revelación. Aquí  radica la dificultad para que se nos entienda y acepte.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Acerca de dioses y teologías ‘anacrónicas’ y ‘gatopardas’
     
    Casualmente, hace dos o tres días, un reconocido hombre en Atrio, profuso escritor y ‘teólogo’ de profesión, se lamentaba de no entender la ‘acidez’ con que yo me comportaba ante la Teología; me daba su buen ejemplo de haberse ido él mismo corrigiendo, poco a poco, de ese mal.
     
    Le comentaba, entonces, que cada vez que se da la ocasión –o me lo piden expresamente- yo suelo dar las ‘razones’ de mis decires; pero notaba que el interlocutor, generalmente cortaba el diálogo o lo mantenía entro del encuadre de su propiedad, sin ir más allá; aun cuando el mundo circundante que lo atopa no le encaja en su pensamiento:
    – Se sigue ‘pensando’ en DIOS (TEOS);
    – se sigue haciendo TEO-logía, sin terminar de aclararse que sea eso de DIOS.
    Asistimos, una y otra, y cada vez más, al “laberinto” sobre DIOS.
    Ahora, acá, Barbera nos trae “el de cada uno”
    ………………………………
     
    Cuando propongo preguntarse por un ‘dios’ que esté a la base de los diversos ‘dioses’, aparecen situaciones como la de mi interlocutor; -“¡no te entiendo!”
     
    ¿Qué no entienden? ¿Hablo en chino?
     
    Pacientemente repito, entonces:
    ¿Qué es lo que hay a la base de los dioses de las religiones?
    (y de las ‘teologías’ por lo tanto)
     
    Por ejemplo:
    ¿Qué hay a la base de un Jesús proponiendo a dios como padre?
    ¿Es eso ‘fumable’ hoy?
    Hay quienes se despistan ante la pregunta y se obliteran por un(a) ‘dios-madre’.
     
    Yo tengo motivos suficientes para buscar ‘odres nuevos’ a la cuestión ‘DIOS’.
    ¿No serán ‘dios’ y la ‘teología’ ‘odres viejos’, que al reciclarlos se muestra anacrónicos y gatopardos?
     
    Si se des-cubriera qué hay detrás y a la base de la pluralidad de ‘dioses’ ¿no se estaría posibilitando el diálogo y la comprensión mutua entre todos los humanos, con sus dioses y teologías, actualmente en competencia?
     
    Pero no lo voy a nombrar porque –aunque ya lo hube hecho muchas veces en Atrio- han preferido deambular en sus laberintos; y porque, además y principalmente, no basta con que ‘se lo digan a uno’ sino que hay que esforzarse un poquito para des-cubrirlo.

    • Antonio Llaguno

      El vino nuevo, para mejorarlo, se pone en toneles u odres viejos.

      Yo ahí lo dejo.