Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

agosto 2022
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031  
7411 Artículos. - 112728 Comentarios.

¿Qué le hizo cambiar a un profesor de Teología moral en EE.UU. su posición sobre el aborto?

Las posiciones sobre la prohibición o legalización del aborto se polarizan hasta el extremo. Pero desde la universidad Santa Clara de California, en la revista National Catholic Reporter, un veterano profesor de teología moral expresa su testimonio sobre cómo la reflexión de una conocida monja española le hizo discernir mejor los valores en juego y cambiar de postura. AD.

La enseñanza de la Iglesia sobre la dignidad de la mujer me hizo cambiar de opinión sobre la penalización del aborto

Por David E. DeCosse, director de ética religiosa y católica en el Centro Markkula de Ética Aplicada de la Universidad de Santa Clara

[Traducción española publicada con permiso de NCR Publishing Company www.NCROnline.org]

Era un argumento hermético que decía así: El aborto es una violación de la ley moral universal, sin excepciones, contra la eliminación directa de la vida inocente. Esta ley moral debe reflejarse en la medida de lo posible en la ley civil. Cualquier invocación del derecho a violar dicha ley moral y civil es absurda. El caso contra el aborto legal es definitivo para el significado de la fe católica.

Siguiendo esta lógica, en 1980 y 1984 voté a Ronald Reagan para presidente principalmente por su capacidad de nombrar jueces para el Tribunal Supremo de Estados Unidos que anularan el caso Roe contra Wade, la decisión de 1973 que estableció el derecho constitucional a elegir un aborto.

Cuarenta años después ya no pienso así. Cuando la decisión del caso Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization que eliminaba el derecho a elegir un aborto fue anunciada el 24 de junio la leí y me encontré más de acuerdo con el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, que dijo “Tanto la opinión del Tribunal como el disenso muestran una implacable ausencia de dudas sobre la cuestión legal que no puedo compartir”.

Sin duda, los asuntos del corazón han influido en el cambio de mi forma de pensar: un matrimonio fracasado; escuchar largamente complejas historias de sexo y sufrimiento; semanas pasadas en el Catholic Worker de Los Ángeles trabajando con las vulnerabilidades imprevistas de los residentes de Skid Row. Estas experiencias movieron mi corazón desde las cómodas expectativas de mi educación suburbana hacia un mundo crudo incapaz de ocultar sus dramas de gracia y pecado. El cambio en mi forma de pensar sobre la ley y el aborto surgió de esas experiencias.

Un cambio superó a todos los demás: la inclusión de todas las implicaciones de la dignidad de la mujer en mis reflexiones morales al respecto. Nunca he dudado del derecho a la vida del feto. Pero dos implicaciones de la dignidad de la mujer han sido especialmente formativas a la hora de ampliar mi comprensión del abanico de valores que están en juego en cuestiones de derecho y aborto: la plena capacidad moral de la mujer y su derecho a la integridad corporal.

La agencia moral de las mujeres embarazadas

En su encíclica de 1995 Evangelium vitae el Papa Juan Pablo II dijo que nadie puede apelar a la autoridad de la conciencia para justificar el aborto, ya que nunca está permitido violar la ley moral universal y sin excepciones contra la eliminación directa de la vida inocente. Esa forma de plantear las cosas reflejaba perfectamente mi pensamiento a principios de los años ochenta. Pero empecé a encontrar el argumento incompleto e incluso involuntariamente ofuscado: Podía ver el papel del feto, pero ¿cuál era el papel de la mujer embarazada en el argumento?

O bien las mujeres parecían estar totalmente ausentes de tales argumentos, que se centraban en cambio por completo en el derecho a la vida del feto, o bien se consideraba a las mujeres como individuos presentes pero irreflexivos, cuyos cuerpos eran escenarios de lucha legal por parte de otras personas, o bien se consideraba a las mujeres embarazadas correctamente como objetos de compasión, pero no se las veía como agentes morales plenos capaces de decidir por sí mismos sobre un asunto tan íntimo.

Una declaración concisa y contundente de la Hna. Teresa Forcades, benedictina catalana, me convenció de lo incompleto de tales opiniones. En 2009, Forcades habló en una entrevista televisiva a favor del “derecho a decidir” de la madre en materia de derecho civil y aborto. En respuesta, el Vaticano exigió su afirmación pública de la doctrina moral de la Iglesia. A su vez, Forcades emitió una declaración pública en la que argumentaba que la cuestión de la ley y el aborto debía considerarse propiamente en el pensamiento católico como un choque de absolutos: el absoluto del derecho a la vida y el absoluto del derecho a la autodeterminación ante Dios de cualquier mujer embarazada.

“La autodeterminación”, argumentó, es un “derecho fundamental que protege la dignidad humana y prohíbe absolutamente y bajo cualquier circunstancia que una persona sea utilizada como un objeto… el derecho a la autodeterminación es el derecho a la vida espiritual”. Pero también argumentó: “Nadie, ni el Estado ni la Iglesia ni la madre, tiene derecho a violar el derecho a la vida del feto”.

El argumento de Forcades tiene el mérito de nombrar en términos católicos la dificultad real a la que nos enfrentamos con la ley y el aborto. No es el conflicto que imaginé hace 40 años entre los que dicen la verdad y los relativistas amantes de la libertad. Se trata más bien de un conflicto de bienes absolutos. Ver las cosas bajo esta luz ayuda a poner de manifiesto el derecho de la mujer a ejercer su agencia moral -o, en la terminología de Forcades, su autodeterminación-, especialmente cuando se enfrenta a un embarazo difícil. Hace cuarenta años, la ley moral en estas cuestiones me parecía universal y sin excepciones. Reflexionando ahora sobre la dignidad de la mujer embarazada manifestada en su agencia moral, creo que debe haber excepciones.

El derecho a la integridad corporal

Pocos eslóganes encendieron más mis energías provida del pasado que “mi cuerpo, mi elección”. En el eslogan leí la historia relativista de nuestro tiempo, que en nombre de una realidad material como el cuerpo, todo vale. También me sentí unida a la Iglesia católica de Estados Unidos al pensar que nuestra batalla sobre el aborto era precisamente con el absolutismo proabortista que el eslogan representaba.

Pero con el tiempo empecé a pensar de forma diferente sobre el eslogan. En primer lugar, se hizo evidente que la mayoría de las personas que estaban a favor del aborto no eran los absolutistas con eslogan de mis pasadas fantasías sobre la guerra cultural. Y, en segundo lugar, empecé a reflexionar sobre la importancia permanente del cuerpo en el pensamiento moral católico y, por tanto, a considerar si, incluso en aras del derecho a la vida, es una injusticia utilizar la fuerza coercitiva de la ley para obligar a las mujeres embarazadas a utilizar su cuerpo de una forma prescrita por otros.

Recientemente, la teóloga Kathleen Bonnette, en un artículo publicado en America, pedía que el pensamiento católico sobre la ley y el aborto prestara más atención al derecho a la integridad corporal de las mujeres embarazadas. Basándose en los escritos del Papa Juan XXIII, explicaba que el derecho significa “el reconocimiento de que nuestros cuerpos son propios, que importan, y que tenemos derecho a determinar qué o quién tiene acceso a ellos”.

Al igual que la afirmación de Forcades sobre el derecho a la autodeterminación, el perspicaz argumento de Bonnette sobre el derecho a la integridad corporal nombra un hecho moral que con demasiada frecuencia se omite en las consideraciones católicas sobre el aborto. Su argumento también invita a centrarse en las numerosas formas en que la integridad del cuerpo de las mujeres se ve amenazada por las agresiones sexuales y las violaciones, por el propio embarazo y, especialmente, por los embarazos que ponen en peligro la vida, y por la escandalosa y a menudo racializada falta de atención médica para las embarazadas y las puérperas pobres.

Mi absolutismo católico de los años 80 pretendía que la ley civil restringiera al máximo el aborto porque sólo importaba el derecho a la vida del feto. Pero eso es demasiado simple: Afirma sólo una injusticia en juego en estos asuntos. Sería mejor, dice Bonnette, reconocer también una dolorosa e inevitable paradoja: que por su naturaleza coercitiva las leyes que pretenden restringir la injusticia del aborto pueden también violar la integridad corporal de las mujeres. Bonnette afirma que el derecho civil puede seguir restringiendo el aborto. Pero también insiste en que, por respeto a la integridad corporal de la mujer, la Iglesia debería recurrir más a los métodos de persuasión. Bonnette tiene razón. El enfoque católico del aborto se ha basado demasiado en la ley.

En los años ochenta, mi caso católico contra el aborto era hermético. Lo único que faltaba eran las mujeres embarazadas implicadas en el asunto.

David E. DeCosse

David E. DeCosse es. Síguelo en Twitter: @daviddecosse.

 

26 comentarios

  • carmen

    Bueno y bueno.

    Es alucinante.

    Resulta que el tema del alma está tratado por todos los filósofos clásicos, cada uno a su aire. Y por todas las religiones. Cada una dice, pues lo que dice.

    O sea que no es lo que pensaba. No va por el alma, porque resulta que luego se inventó el término persona que es una dualidad, alma y cuerpo. Inseparables. Eso dicen, pero cuando mueres el cuerpo aquí se queda y se recicla. No entiendo bien, pero esa no es la cuestión.

    Pues he encontrado que el prefecto para la doctrina de la fe en 1987, creo que es ese año y el que ocupaba el cargo ya lo conocen, pues escribió un documento larguiiiiisimo en el que empieza diciendo que ante muchas preguntas de médicos, biólogos, obispos y demás personas católicas acerca de todo esto del aborto, fecundación un vitro y tal, ha decidido poner los puntos sobre las íes.

    No me podía imaginar que hubiese tantas íes y tantos puntos que poner. Ya saben la cabeza que tiene este señor.

    Nada . Desde el óvulo fecundado se tiene la dignidad de persona. Luego , intocable. Fin de la discusión.

    La moral, la ética , la teología católica es la que es. Y ya está. Luego un católico tiene que ser antiabortista. Se siente.

    Yo, como no soy católica…

    Ahora. Que esto es un problema derivado de que el ser humano está hecho a la imagen y semejanza de Dios, eso no me lo quita nadie de la cabeza. Y también porque Dios es el señor de la vida y de la muerte. Y no tendría sentido que todo un Dios concediese el don de la vida  a una célula y viniese una mujer a quitarla.

    Pues bueno.

    Pues a mí me ha aclarado bastante. Sí les apetece leerlo busquen documento del prefecto para la doctrina de la fe, 1987, creo. Ya les aviso que es desesperantemente largo. Toca todos los puntos, fecundación un vitro incluido. Interesante.

     

  • carmen

    Me refiero a que María, la madre de Jesús no debería de haber conocido varón. Es que lo he vuelto a leer y me he comido alguna palabra y además clave. O mí corrector. Tiene vida propia.

    Sorry.

  • carmen

    Pues espérate lo que se me está ocurriendo. Sí Jesús era hijo de Dios, la única forma de  afirmarlo era afirmando previamente que no había conocido varón, según hablan en la Biblia. Porque como la mujer no intervenía en la formación de un nuevo ser, si el varón no intervenía no había otra que ser algo hecho directamente por Dios. No podía no ser virgen. Porque a lo mejor podría caber alguna duda.

    Perdón, Antonio, me has dicho varias veces que este blog no está para decir todo lo que me pasa por la cabeza, pero es que acabo de entender esa obsesión con la virginidad de la madre de Jesús. Alguna razón tenía que haber.

    Sorry.

  • carmen

    Pues allá voy.

    El problema está en que es muy difícil romper con toda una cultura cristiana en donde el dueño y señor de la vida humana, atención, únicamente de la humana  es Dios,porque estamos hechos a su imagen y semejanza. Así que da igual que nos comamos una tortilla de patata con cebolla o sin cebolla, gran debate. Porque ni importan los pollitos, ni  las patatas ni las cebollas, ni las bellotas ni el cerdo que se come a la bellota. El problema no es cuando una bellota empieza a ser un arbolito ni cuando un huevo empieza a ser pollito. No es un problema embrionario, no lo es. Porque todo el mundo sabe lo que es un cigoto humano, una sola célula. No hay especialización ninguna porque solamente existe una célula. Pero esa célula dará lugar a un ser humano. Y  corresponde a Dios decidir  sobre su vida y su muerte. Ese es el punto clave.

    No sé desde cuándo se conoce todo el proceso del desarrollo embrionario humano, ni idea, pero sí sé que desde todos los siempres se ha dicho que el alma la crea Dios y se la comunica al ser humano. Y a ver quién es el guapo que de atreve a decir el momento en el que Dios comunica el alma. O la crea . O lo que sea.

    Problemas que trae el conocimiento humano. Y han decidido que es desde el minuto uno. Punto. Asunto resuelto. De manera que si interrumpes un embarazo estás asesinando a un ser humano porque ya tiene alma.

    Es un problema teológico. Y por cierto me gustaría saber quién lo dijo por primera vez. Tuvo que ser alguien importante  porque eso no se acepta así como así. Pero se aceptó.

    A mí todos los disparates en cuanto a moral sexual y los embarazos tienen que ver con el sexo, digo, no sé. Pues a mí siempre se me ocurre que fue Agustín de Hipona porque cogió una buena con este tema. Pero en esto no puede tener nada que ver porque en su época no se sabía absolutamente nada de todo esto. Bueno, si creo que hasta el siglo quince o por ahí se pensaba que lo único que intervenía en originar una nueva vida era el semen. O sea que el señor San Agustín es inocente. Quién entonces? Alguien lo sabe?

    Es un tema muy complejo para la gente con fe en ese Dios. Entiendo que haya personas a las que las neuronas se les enreden. Lo entiendo perfectamente. Porque no es una postura razonable el decir que un óvulo fecundado ya es perdona.

    Y luego están los que manejan todo esto de la izquierda, la derecha y tal. Gracias a Dios es un tema que tengo superado. Solamente puedo ser honesta conmigo misma. Recuerdan ese libro honesto para con Dios? Pues como no sé lo que bes Dios solamente puedo serlo conmigo misma.

    Y también sé que la solución no está en tirarse los trastos a la cabeza. Sino  tratar de , si no convencer, al menos hacer que otros piensen en el dolor inmenso que supone el haber llegado a tomar la decisión de abortar. Que por supuesto no es un asesinato porque no hay personas hasta que no nace. Es aborto. No asesinato. Eso es así.

    Pero…no es una cuestión fácil. De hecho el título del artículo habla por sí solo. Qué le hizo cambiar a este señor de idea? Pues digo lo mismo que dije: espero que sea su contacto con la realidad, porque como sea una opinión de una teóloga, sigue estando la respuesta en manos de la teología.

    En fin.

    Opiniones…

     

     

    • Carmen,

      hay un libro muy bueno que trata abundántemente de ese tema y de otros que se relacionan con él.

      Es de una teóloga e historiadora alemana muy sistemática y con razonamientos difícilmente rebatibles, a la que han condenado por hereje, lo cuál hace que me caiga aún mejor, entre otras cosas por decir que la virginidad de la Sra. María es una estupidez.

      En “Eunucos por el Reino de los Cielos” (Uta Ranke Heineman – Ed. Trotta) hace un tratado brillantísimo sobre el trato recibido por la mujer en la Iglesia durante toda su historia y en “No y Amén” (Uta Ranke Heineman – Ed. Trotta) habala de contradiciones en el dogma y entre ellas hace un ensallito sobre la virginidad de la Sra. María muy interesante.

      Por supuesto, se llama Uta Ranke Heineman y hay quien la define como teóloga feminista, pero ya me gustaría a mi que las feministas fueran tan intelectualmente brilantes como esta mujer.

  • José María Valderas Gallardo

    A la señora Rodrigo,

    Afirmaba usted el otro día su afición a El Pais y sus columnistas, incluyendo a Umbral, cuyo spleen se pasó, con otro nombre a El Mundo de Pedro J. Pues bien, Jesús Mosterín expuso en sus colaboraciones habituales en ese periódico su tesis, la que usted defiende, con las mismas invitaciones al absurdo sobre la digestión de las encinas,  absurdo entre otras cosas porque no podemos digerir la celulosa. Son efectismos que pueden desconcertar a algunos.

    Por eso asocié el recuerdo de Mosterín con su metáfora. Y evidentemente no seré yo quien le niegue a la paternidad concurrente de la metáfora. La historia de la ciencia está llena de convergencias y descubrimientos paralelos, como el famoso descubrimiento del cálculo infinitesimal por Newton y Leibniz, que tanta cola trajo, o el del sistema de edición genómica CRISPR, que valió el premio Nobel de 2020 a Emmanuelle Charpentier y Jennifer Douda, pero se le negó a Virginius Sydknis, cuando todo indica que les ganó la carrera el lituano. Un descubrimiento reciente que ha transformado la biología.

    No debo de haberme expresado bien. En el hortus siccus las distintas piezas recogidas, que sirven sobre todo para fines taxonómicos, revelan el unum que es el individuo en su origen, en su desarrollo y en su apogeo. Por cierto, a mí también me gustaban las bellotas dulces. Lo mismo que las algarrobas.

    • ana rodrigo

      Yo no dije que era aficionada al País por el periódico, sino por sus columnistas (aquí sí el factor cambia el resultado) cuando hablé de que compraba un periódico determinado por alguno de sus columnistas (lo principal eran los columnistas, no el periódico, -al buen entendedor…-), y no estaba pensando en el País, por eso sólo lo especifiqué cuando me referí a Juanjo Millás. Y sí, (hace muuuuuuchos años) compraba el mundo cuando este periódico era diferente al de ahora. Y sí, leo El País,  y otros periódicos, ¿pasa algo?

      Jolín, quienes no somos tan intelectuales como usted exhibe de sí mismo, debemos cuidar y explicitar bien el matiz, porque parece que no estemos a la altura de lo que decimos.

      Lo dejo aquí, porque queda claro que entre usted y yo hay dificultades de entendimiento, y no por el latín que usted utiliza ya que yo fui profesora de latín (aunque no haga exhibición de ello), sino por otras cuestiones evidentes.

      • ana rodrigo

        Uy, qué errorrrr, he escrito con minúsculas el periódico El Mundo….

  • José María Valderas Gallardo

    Ad secundum dicendum est, es decir, a doña Ana Rodrigo.

    Sólo una breve declaración de principios. Primero, no se trata de una opción personal. No depende de uno el escoger el momento en que se es persona. Definido el concepto de persona, lo único que queda es reflejarlo en el individuo afectado. ¿Qué dice la ciencia de la formación de un organismo? ¿Es, para la ciencia, un continuum las diferentes etapas del desarrollo? El embriólogo ha de atenerse a una serie de procesos que empezaron a conocerse a principios del XIX y todavía no acaban dominarse todos los pormenores por la razón potísima porque no pueden remedarse los pasos en un disco de petri.

    In fieri llamaban a eso los metafísicos de la persona antaño, frente al factum esse, que sería el sujeto acabado. Los políticos, creadores del derecho a través del poder legislativo, echan su cuarto a espadas de acuerdo con su ideología, con escasa consideración, con nula en la actual coalición y asistentes gobernante, a los procesos de la naturaleza.

    En segundo lugar, la analogía. La comparación con la bellota se la oí por vez primera a un enérgico defensor del aborto irrestricto, Jesús Mosterín. No sé quién uso por vez primera la metáfora, porque Mosterín era especialmente hábil en husmear fuentes para su causa. Lo que ningún botánico hará jamás es separar el fruto del árbol, la semilla de la planta. Si acude a una Instituto Biotánico y pide que le enseñen herbarios, verá que ese hortus siccus, así se llama en la jerga, se compone de pliegos que contienen la raíz, hojas, floración, fructificación del individuo.

    S

    • ana rodrigo

      Yo no sé quien es el señor Mosterín, pero la analogía de la bellota hace años que yo lo utilicé aquí en atrio (a mí también se me ocurren ideas de vez en cuando, sin copiarlas de nadie ni ser tan intelectual como usted). No obstante, la analogía con cualquier embrión, creo ( es mi creencia personal, no se tiene porqué compartir), que sigue siendo válida, usted mismo lo dice:”…se compone de pliegos que contienen la raíz, hojas, floración, fructificación del individuo.” Y no por eso la bellota es una encina. En mi pueblo, cuando era pequeña nos gustaba comer bellotas de encina, que son muy ricas, y no por eso me considero una devastadora de la dehesa de mi pueblo.

       

  • José María Valderas Gallardo

    Ad primum dicendum est, es decir, a Calleja. Dificilmente puede contorsionarse quien tiene mis años y presenta tres vértebras rotas. Tres. Bastante hago con mantenerme en pie. Para hacer el pino, mis nietas, que además nada tienen que envidiar a las bailarinas de la Royal Academy.

    No mienta, que es feo, Calleja. He dicho que hablo de asesinato en términos éticos, no jurídico-políticos ante esa misa objeción que ya puso Carmen. Desde el punto de vista ético, el aborto voluntario es un asesinato sin paliativos.

    Ni encumbro ni rebajo a los antepasados, no mienta Calleja. Expongo un dato histórico: la España de la posguerra que en una hambruna cruel se cargó de hijos y muchos que habían vivido en la República y participado de sus ideas se quejaban de la “legislación de los curas que prohibían el aborto, un derecho conseguido en el período prebélico”. Si usted no lo oyó, será porque no vivía entre republicanos.

    No hago juicios sumarísimos ni tampoco me ando en melindrades. Usted conoció muy a un obispo norteño que pasó altanero por delante de un grupo de pacifistas y lanzó aquella campaña cruel de la “violencia venga de donde venga” que era una manera barriobajera de justificar la sangre de los degollados por ETA. Y con ese obispo un montón de clérigos. No mienta, Calleja, usted sabe muy bien a quien me refiero sin juicios sumarísimos ni melindrosidad por supuesto. Como sabe a quién me refiero cuando hablo de santa Marta y el infinito daño que están produciendo con sus paños de púlpito a quienes defienden la creación y destrucción de embriones. Son arzobispos y eminentísimos que dependen dirctamente de quien les apoya y puede apoyarlos con su respaldo. Aparte de esa presumida limpieza de la manipulación genética, sujeto ha habido en santa Marta que ha justificado el aborto como medida anticonceptiva. ¿Que usted no lo sabe? Pero si han tenido que salir diciendo que era opinión del ponente, no de la Santa Sede. Si no se hubieran quejado las personas sorprendidas, ¿hubiera habido exculpación de santa Marta? No mintamos, Calleja.

    Por fin, no mezclo lo natural con lo divino. Mire, Calleja, esta mañana releía un libro de historia de la ética occidental –ya sabe Platón, Aristóteles, Estoicos, Santo Tomás, Hume, Bentham, Kant, Hegel..- me llamó la atención que resaltara algo que parece, leyéndole a usted, poco conocido, que la ley natural fundante de la moral tomista no implica la intervención divina, entendida de una manera directa o inmediata. Es decir, no mezcla lo natural y lo divino.

    Paz y bien que repite usted. Y buenas vacaciones, si el calor se lo permite.

     

  • Ay, Valderas, se retuerce como un contorsionista, hasta romperse y cree que no lo vemos. Dice, “entiendo -no creo- que el aborto es una asesinato. Sin paliativos”, y a continuación,  “jamás penalizaría a nadie por acometer un aborto”; o sea que admitiría la despenalización de “un tipo de asesinato sin paliativos” en el sistema jurídico político de una democracia, la suya, por ejemplo. Hay que darle una vuelta a esta contradicción y pensarse bien el concepto “asesinato” y a qué hechos se aplica.  Asesinato sin paliativos.

    Y luego, todo lo relativos a la ejemplaridad moral de nuestros ancestros, no me dice nada. Nuestros abuelos y padres fueron admirables o no tanto, y eso nada añade a nuestra responsabilidad. Un recuerdo hermoso o no tanto para cada uno, peor ni quita ni pone a nuestras posiciones morales y políticas, las personales. Nada. Vivo en una tierra donde la mitología sobre los antepasados es, eso, mitológica, y se usa, demasiadas veces, para justificar un supremacismo ético-político inaceptable en sus herederos. Así que por ese lado estoy curtido.

    Y para terminar, lo asumo con paciencia, añade juicios sumarísimos y “generales”, impropios de un intelectual en la materia”, de no sé quiénes del norte, o no sé quienes en Santa Marta… Deja entrever que es una evidencia para todos: quiénes, cómo y por qué. Mire, cuando una valoración histórica y moral, para nosotros inapelable, pensamos que no merece la pena discernirla ni un segundo más, se convierte en nuestra ideología. Es un proceso imparable en la gente sencilla y en los estudiosos. Estoy acostumbrado a verlo también.

    Y le aseguro que le admiro en su vasta cultural moral y científica, pero absolutiza el ideario que la sostiene y, ya, todo y siempre es absolutamente claro por natural y divino. Y no es así. ¡Qué más quisiera yo! No voy a ser condescendiente porque sea usted un pozo de ciencia.

    Feliz verano.

  • ana rodrigo

    Voy a poner unos ejemplos un poco raros pero que sirven como analogía con la idea de que en el momento en que un óvulo y un espermatozoide se fecundan ya ahí hay una persona.

    Cuando yo como un huevo fecundado no pienso que estoy comiendo un pollo o una gallina, cuando como una bellota no pienso que estoy comiendo una encina, y lo mismo cuando como cualquier semilla que puede llegar a ser un ser vivo según su naturaleza.

    Ya dije el otro día que la clave en la disensión de este tema está en creer cuándo un embrión o un feto es persona para hablar de asesinato o de homicidio. Al igual que en un aborto espontáneo a ese feto no se le da valor jurídico de persona a la hora de sus derechos a una inscripción en el registro civil de defunciones.

    Quien no piense como yo, pues muy bien, todos mis respetos. He expuesto mi opinión. Lo mismo que me parece una atrocidad calificar de asesina a una mujer que practica un aborto conforme a la ley. Otra cosa es la moral de cada cual.

  • Pues yo tengo que reconocer que estoy con el Sr. Valderas y no porque se emocionara con mi relato del voluntariado de baloncesto (Fue un momento “estelar” de mi vida y yo recibí mucho más de ell@s que ell@s de mi, aunque termináramos el colegio que fui a construir. Nunca lo olvidaré) sino porque, en mi opinión, da en el punto adecuado.

    Efectivamente, es un conflicto entre dos derechos fundamentales (aunque nunca llamaría derecho a autodeterminación el de las mujeres a su cuerpo, que a la Forcades se le ve el plumero catalanista), pero incluso entre los derechos fundamentales hay gradación.

    En mi opinión, el derecho a la vida es un absoluto (Y mucha gente ha muerto por defenderlo incluso cuando podía argumentar defensa propia) y el derecho a decidir sobre su proipio cuerpo es un derecho mucho más relativo, en particular cuando se da el conflicto de otra persona con cuerpo al que no se le da la oportunidad de “autodeterminarse”.

    Yo soy de los que piensa que efectivamente el aborto es un homicidio, sin paliativos, sin adjetoivos, sin eufemismos.

    Pero tambien en otros tratamientos penales de la figura del homicidio hay paliativos. No es lo mismo un asesinato (que hay abortos que lo son y claramente), que un homicido imprudente o un homicidio en defensa propia o un homicidio bajo situación de ansiedad profunda.

    Todo eso se gradúa en el código penal y también debería garduarlo la Iglesia. El absolutismo de Wojtila es un error siempre y lo único que consiguió es no resolver un problema y alejar aún más de lo que ya estaban las posturas de las partes.

    Para analizar un poco más el asunto, hay que meterse en asuntos penales y también morales. No en vano, la doctrina penal de un país es un ejemplo de los criterios morales y éticos que lo rigen.

    Para empezar hay que recordar que antes de que el feminismo más radical reclamara vehementemente el “derecho” a abortar, de lo que se hablaba es de una ley de “despenalización” del aborto, es decir: “el aborto sigue siendo delito pero no se castiga en determinados casos”. Esto no satisface a las feministas ni tampoco a los ultra católicos (Luego… ¿No estará cerca del punto menos malo?).

    En segundo lugar, si se “despenalizan” algunos casos de aborto el debate no está en el derecho o no al aborto, sino en que casos se puede argumentar una razón  poderosa que permita no penalizar a las personas que participan en él. Esto permite que algunos profesionales puedan dedicarse a ello sin ningún impedimento moral, y que la mayoría de mujeres en esa tesitura puedan ser atendidas.

    Es muy largo el debate sobre en que casos se puede o se debe despenalizar, yo solo aclararé que estoy moralmente de acuerdo en los casos de violación, peligro real de la vida de la madre y angustia psicológia irrefrenable, auque en este caso es muy difícil discernir con certeza si existe o no.

    Y en cualquier caso, a mi también me costaría mucho meter en la cárcel a una mujer por un aborto, debido a la dificultad de ponerme en su pellejo.

    Pero lo que hay que poner de manifiesto, también, es una sunto de responsabilidad. No estamos en los años 60, cuando si querías comprar un condón necesitabas un permiso del sobrino de Dios en la Tierra, y te estigmatizaban en el pueblo para los restos. Hoy en día, cualquier mujer, en un país civilizado, sabe lo que tiene que hacer para no quedarse embarazada, y si se siente obligada por su pareja a no poner los medios adecuados, eso es muy parecido a una violación y ese ¡¡SÍ ES UN DERECHO A USAR SU CUERPO COMO DESEE!!

    Me niego a dar a mujeres (y sus parejas, que algo tendrán que ver en esto) derecho a ser irresponsables y menos aún cuando hay otra vida mucho más desvalida e inocente, en juego.

    Y si es por ignorancia o estupidez (que es posible) por lo que esa pareja se queda embarazada, tiene otro tratamiento: mas formación, más información, más prevención (y detener y tratar como abusadores a los hombres que obliguen a sus mujeres a tener sexo sin condón cuando ellas no están de acuerdo).

    Pero en esos casos matar al feo es un camino fácil y malvado.

    Un prestigioso filósofo, nada sospechoso de tener servidumbres moralistas cristianas como Gustavo Bueno ya declaró al respecto que desde que se decubrió el ADN no ha criterio  aceptable sobre el aserto de “hago con mi cuerpo lo que quiero”, porque además de con tu cuerpo, lo estás haciendo con otro más desvalido y necesitado y el ADN del seguidor de Cristo es estar con los más desvalidos.

    Es ciertamente un asunto complejo. No obstante y añadiendo algo más a la frase taxartiva del Sr. Valderas ( “Jamás penalizaría a nadie por acometer un aborto, sea niña, joven o madura. A nadie.”) yo añadiría algo más: La actitud del cristiano debe ser siempre de acogida amorosa sin juzgar a nadie de las mujeres que abortan y de las que deciden no abortar.

    Y esa es mi respuesta. No soy quien para juzgar a nadie (ni siquiera a las irresponsables, estúpidas o ignorantes que sin desearlo y pudiendo evitarlo se quedan embarazadas y luego abortan) y por ello solo me queda compadecerme y acogerlas (Que no perdonarlas. perdonar implica juzgar y yo no soy nadie para juzgarlas) como el Padre Misericordioso acogió al Hijo Pródigo.

  • carmen

    Ok.

    Probablemte haya salido yo también favorecida por ese tema de tener todos los hijos que vengan. Somos seis hermanos, como he dicho mil veces, y mi madre abortó cinco veces, como he dicho otras quinientas. También debe haber influido que soy Rh negativa como ella. Vaya usted a saber.

    Mi padre era de las personas a los que le gustaba la republica, mi madre monárquica. Nacieron en 1906 y en 1907. Muchos cambios en ese siglo. Cuando murió mi madre encontramos entre sus papeles una de mis hermanas y yo una cajita con una carta amarilla dentro. La leímos, claro. Era una carta oficial firmada por un señor militar donde declaraban a mi padre héroe de guerra por haber ayudado a ‘ liberar un pueblo’ en marzo del 39 en nombre del Generalísimo de los Ejércitos Don Francisco Franco Bahamonde.. Fuimos corriendo: papaaaaaaaaa, eres héroe de guerra? Se quedó blanco. De dónde habéis sacado eso? Nos asustamos un poco. Pues de las cosas de mamá. Dadme. Y se la metió en el bolsillo del pantalón. Si se creía que ahí iba a acabar todo, estaba listo. Andaaaa, por fa, anda…cuéntanoslo. yo tenía 27 años y estaba embarazada de unas semanas de mi primer hijo. Así que no se pudo negar. Entonces empezó a hablar con una media sonrisa y la mirada no se sabía dónde, como hacen las personas mayores cuando miran hacia atrás.

    Pues íbamos tres en una especie de camión, contaba. Murcia roja. Uniformes de la republica , pensábamos que el primero que nos encontrara nos pegaría dos tiros. Y de repente vimos un grupo de gente que se acercaba, hasta aquí, pensé, dijo. Pero no me preguntéis por qué nos tomaron por el ejército de Franco. Supongo que ya los uniformes ni se reconocían, puros andrajos. Nosotros callados. Solamente queríamos que se acabara aquello.

    Silencio.

    Y al cabo de un tiempo llegó esa carta. Por lo visto tu madre la guardó.

    Fin de la historia. No volvimos a ver la carta. Nadie sabe lo que lo siento, pero era suya. Y mi padre, con dos hijos ya, jamás, nunca, enseñó esa carta a nadie ni hizo ningún uso de ella. Nadie puede imaginar lo orgullosa que estoy de él. Otros ni le cuento lo que hubiesen hecho. Pero él era republicano. Y Honesto. Y con el tiempo fue director de un banco de los gordos. Esos que son el mal perpetuo de la sociedad. Me río yo de los peces de colores, de los azules y de los rojos. Todos los valores que podemos tener mis hermanos y yo misma se lo debemos a ellos. Una monárquica y un republicano.

    Quiero decir que ni los republicanos eran malos por el hecho de serlo ni los fascistas tampoco. Sencillamente se declaró una guerra y además civil. Y se desataron las iras del infierno. Punto.

    Olvídese de izquierda, de derecha. Eso no conduce a nada. Solamente he preguntado si considera un asesinato el aborto, por qué entonces no castigaría a nadie por abortar ? A lo mejor en el fondo de su alma piensa que cuando una mujer decide abortar tiene que haber una causa? Usted sabe de Biología. Usted sabe de muchas cosas y le envidio por ello. No confía entonces en la decisión que pueda tomar una mujer?

    Por supuesto que hay que ayudar. Vamos por supuesto. Y cuidado con las ayudas, también ha habido problemas con los bebés y las adopciones.

    Y  la que sus principios no le dejen abortar, pues está clarísimo. Pero, y las que pensamos que un óvulo fecundado o en las primeras fases del desarrollo es algo que llegará a ser un ser humano pero todavía no lo es? Tienen derecho a abortar o tampoco?

    Y que las leyes ayuden a aquellas mujeres de pocos recursos económicos porque las que tienen dinero encontrarán la forma de ir al Londres de turno. Y que no se les señale. Bastante tienen con tomar esa decisión. Hay que ser mujer y haber estado embarazada para, a lo mejor, acercarse a comprender lo que se debe de sufrir.

    Y eso es todo. Ya hemos hablado de esto otras veces.

    Me gusta saludarle.

    Cuídese del calor.

     

     

     

     

  • José María Valderas Gallardo

    Carmen, entiendo –no creo– que el aborto es un asesinato. Sin paliativos. Pero una cosa es la consideración moral que a mí me parezca y otra la consideración jurídico-política que se le dé. Esa es una consecuencia de la democracia. Una democracia imperfecta, pues en España, desde que manda la izquierda la objeción de conciencia, la moral, está en el aire. Es tan siniestra esa conjunción de fuerzas dominante, que quieren listas de médicos objetores y la obligación de que existan médicos de guardia al efecto, con consecuencias negativas para los renuentes. Y a eso le llaman progreso. Incluidos muchos socialistas, clérigos, monjas, etcétera. Progreso, Carmen, es defender la vida y la cultura. Me emocioné al leer el testimonio de Llaguno sobre su voluntariado de baloncesto. Progreso es ayudar a desasnar a sus paisanos. Y a ello he dedicado cuarenta años de vida profesional. Lo demás, palabrería barata.

    Carmen no es complicado comprobar que mi familia ha sido de izquierdas. Entre las fotos familiares escondidas había una de mi padre, haciendo el servicio militar, posando ante la tumba de Fermín Galán, acabado de ajusticiar. En todas las familias en aquellos años del hambre, los de posguerra, cargados de hijos, hubiera oído a menudo que “con este gobierno de curas una cosa tan normal como el aborto está prohibido”. El aborto había adquirido carta de legalidad en la República. Muchos niños de la posguerra vivieron gracias a que el aborto estaba prohibido. Si le pregunta a ellos, le contestarán que gracias a aquella ley hoy viven.

    No hay nada más hermoso que vivir. ¿Por qué yugular a quien, fuera como fuese, empezó a latir? ¿Por qué no ayudar a la madre, evitándole todo estigma social, facilitándole el anonimato, la obscuridad temporal (son meses escasos), con tal de que el niño viva?

  • carmen

    A veces resoplo cuando leo un artículo o un comentario de Atrio. Ayer me dice una amiga: mira que te gustan los problemas y las discusiones, qué más te da? Déjalos que digan lo que quieran, además, este Papa parece buena persona. No vayas a misa y ya está. Pues anda que tú, me encanta esa frase, pues anda que tú que eres de compromis y has sido concejala ocho años, anda que a ti no te van las discusiones, menuda tenéis montada con Mónica Oltra. Sí, dice, sí, pero lo mío son problemas de la vida real, lo tuyo siempre ha sido por pensar en ideas y esas cosas, mira el jaleo que tienes montado ahora con Marx. Ya, le digo. Ideas.  Leíste hace pocas semanas lo que ha sucedido en EEUU con el aborto? Claaaaaro, menudo retroceso. Ya. Y por qué crees que ha sido? Nada que ver las ideas religiosas? Mira, la iglesia ha sido desde todos los siempres una fuerza  absolutamente definitiva, y a ver a qué partidos apoya, a compromis quizás? Menudo error pensar que la iglesia se reduce a las catedrales, a las bodas, a los bautizos y a los entierros. Es una presencia en la sociedad. Y no te cuento en España…

    Al ratito entro en Atrio y leo el artículo.

    Ahora tengo la ventaja de haberme dado cuenta de que da igual lo que diga mi persona, es una especie de tranquilidad, pero claro, leo estos artículos en donde hay que aplaudir una cosas que…y no soy capaz de callar, porque donde hubo fuego quedan rescoldos.

    Lo conseguiré.

    Sorry.

  • carmen

    Perdón, señor Valderas.

    Dice que jamás penalizaría a ninguna mujer que decidiese abortar. Considera entonces el aborto un asesinato o no? Porque el asesinato sí que se penaliza. Estaría bonico que no se penalizase…

    O no he entendido bien?

     

  • José María Valderas Gallardo

    El tema del aborto, como todos los problemas relacionados con la vida, eutanasia incluida, necesita una reformulación absoluta y radical. Nadie en sus cabales va a condenar a una niña de doce años por haber concebido, forzada o libr6, y quiere seguir viviendo acorde con su edad, sin cargas impropias. Plantear el problema desde un enfoque de los derechos de la niña a tener o no el fruto de su vientre, sin considerar los derechos del fruto de su vientre es pervertir ab initio el juicio moral. Es comprensible que los padres envíen a Londres o a la clínica abortiva de la esquina a la niña y que los vecinos o amigos paguen los gastos. O, ahora en España, la Seguridad Social. En esa atmósfera aberrante, tóxica. hasta un cura ha llegado a pagar ese viaje hacia la morgue.

    Algunos moralistas se agarran como a un clavo ardiendo a los eximentes morales: extrema necesidad, incapacidad psicológica, etcétera, etcétera. No voy a caer en la demagogia contraria y hablar del aborto como una medida de regulación de la natalidad o un método anticonceptivo más. Aunque esa es la filosofía subyacente a las actuales autoridades españolas.

    Otros moralistas se han esforzado en buscar disquisiciones que declaran científicas y so capa del lenguaje usado esgrimen como justificadoras del hachazo mortal. Son los que han asumen la distinción entre pre-embrion y embrión. Jesuita ha habido en estas páginas que ha recordado textos de santo Tomás sobre la “animación”, que vendría a ser el momento de ser persona. Es un esfuerzo meritorio si no fuera porque está sesgado desde un comienzo, el de apartar la vista del crimen.

    ¿Por qué no pensar en el derecho a la vida del nonato? Hablo del nonato porque hay ahí portales católicos que defiende a Singer, el que sostiene que los primates desarrollados son más personas que los bebés y, por ende, sí tienen derecho a la vida, aborto del engendrado incluido. Hasta en Santa Marta han perdido el norte con las recomendaciones de los “invitados” a considerar el aborto una praxis anticonceptiva y alentar la manipulación embrionaria.

    En alguna ocasión he dicho que jamás penalizaría a nadie por acometer un aborto, sea niña, joven o madura. A nadie.

    Pero sí creo que las personas con criterios morales, sea creyentes o no, deben urgir un replanteamiento de la cuestión centrada en el niño. Y establecidos sus derechos buscar soluciones de todo orden. En vez de aplaudir un cambio de sexo infantil, el progreso real no es votar a esa lacra politica, sino urgir medios para que el estado asuma a esos niños que la madre, por la razón que sea, no puede asumir. ¿Por que matar a nadie? Frente a aquellos obispos del norte que apelaban criminalmente a condenar la violencia viniera de donde viniera, cuando todos sabíamos quién empuñaba la parabellum y en qué sacristía se escondían los “justicieros”, la exposición del derecho a la vida acabó imponiéndose. Crear instituciones para madres en apuros, ayudas económicas, pisos transitorios y otras medidas, parecen urgentes. Hay munchas maneras de ayudar psiológica y materialmente a la madre futura. Insistir en ello mientras se hace una pedagogía eficaz y general sobre el derecho a vivir quitaria el foco del fuerte para resaltar al pequeño. Porque el Dios de los creyentes es Dios de vivos.

  • Javiierpelaez

    Este hombre da unos bandazos terroríficos de votar a Reagan a ….No lo he leído entero…Yo de muy joven ya contribuí con dinero a pagar un aborto a Londres…Recuerdo con un cura amigo mío que hablé  por TF que ya cagado me decía que le grababan las homilías y decía que el tf… Obviamente uno tiende a idealizar como pensaba en el pasado ,quizá por vergüenza,sobre todo si ha sido educado por los curas como un católico meapilas(leo por ahí un tbjo de literatura de segundo de BUP,15 años, de Rosalía de Castro y que decía sobre su condición de hija sacrílega :”todo el mundo comete errores”…Me descojono y me da vergüenza hasta de contarlo).Por qué decidimos pagar un viaje a Londres con dinero de un grupo de marginados? Eran unos amigos nuestros adolescentes…En términos generales se obvia que la IVE  no es estrictamente un problema  moral o mejor dicho se obvia que es un problema moral castigar PENALMENTE una conducta que para algunos no constituye un problema moral…Por tanto,el TS americano abre la puerta a que algunos sectarios metan en la cárcel a los que no piensan como ellos….Y yo la libertad de los demás la respeto bastante… Además no conviene imponer a los demás cargas que no está nada claro que uno estaría dispuesto a asumir…Los curas son bastante de imponer cargas que ellos no pecharian en ningún caso…..

  • carmen

    Es una buena pregunta. Qué le hizo cambiar? Espero que su contacto con la realidad. De no ser así seguiríamos en las mismas.

    En fin

    Ya saben lo que pienso sobre el aborto en las primeras semanas de embarazo.

  • ana rodrigo

    Yo pensaba que en este tema nadie va a cambiar sus posiciones porque haya quien tenga otros argumentos diferentes a los propios, pero veo que yo estaba equivocada porque el teólogo de este artículo sí lo ha hecho.

    Así que yo que no pensaba volver a hablar de este tema, pues he recuperado la esperanza de que quizá alguien que nos lea, nos escuche y quizá se plantee su absolutismo. Con respeto a todo el mundo piense como piense, no hace falta insultar a nadie.

    Todo parte de creer que el feto aún no es persona desde el inicio del embarazo, o si, desde desde ese momento ya estamos hablando de una persona. Cada cual tiene derecho a pensar lo que le parezca. Pero, evidente que según se piense de una manera o de otra, ya se hablaría de asesinato o de aborto legal e, incluso legítimo y necesario, sin calificar a una mujer de asesina. Pero yo respeto a quienes tengan unas convicciones o las contrarias.

    Si nos centramos en el feto, la mujer desaparece de cualquier argumento: las niñas violadas hasta por sus propios padres o familiares directos, las niñas prostituidas para llevar dinero a sus familias, las mujeres violadas, obvio, contra su voluntad, las mujeres que no desean ser madres, las monjas violadas por curas (que, por lo visto han sido muchas y que, además son echadas del convento) según un libro que se ha publicado y que vi en RD. etc. La religión es autónoma para declarar sus normas morales, pero la sociedad civil también lo es con lo que crea que no atenta contra los derechos humanos.

    Por otra parte, ser madre no es una cosa cualquiera, y no todas las mujeres desean o pueden ser madres por el hecho de quedarse embarazadas. En fin me alegro de que se tenga en cuenta a la mujer como sujeto de sus propios actos y no meros objetos reproductores.

    Tampoco deberíamos olvidarnos de los hombres que embarazan a las mujeres en la diversas condiciones de las que he hablado, y que se queden tan a gusto, como que la cosa no va con ellos. Igual que los animales que cubren a las hembras y “adios muy buenas”. Ay!!!! el machismo, siempre el machismo.

    Si hay millones y millones de niñas prostituidas, es porque hay demanda, si la prostitución es la tercera economía mundial después de las armas y las drogas, es porque hay muuuuuucha demanda, y así sucesivamente. ¡¡¡Basta ya…, (cada cual que ponga la palabrota que quiera. Eso sí, en vez de co.o que piense en coj…s, porque esto es más cosa de lo segundo)!!!! (perdón esta expresión molesta a alguien de atrio).

  • Isidoro García

    Amigo Valderas, en sentido estricto todos los derechos humanos son una ficción de la mente. Una ficción, muy útil y saludable, para una honesta y buena convivencia entre nosotros. Pero absoluto, absoluto, solo existe el vodka y Dios, y este último está en duda por muchos.

    Y la prueba evidentísima de que el derecho a la vida, no es absoluto, es que todos los días, el Universo, creado por Dios, se lo quita a todos los que fallecen ese día, y tarde o temprano nos tocará a todos.

    Si Dios nos hubiera dotado del derecho absoluto a la Vida, habría creado un Universo sin muertes. Parece ser que Dios no estuvo muy fino la semana de la Creación, creando un universo basado en la muerte de todo lo vivo, a los que priva de su “derecho absoluto”.

     

    • olga Larrazabal

      Hola Isidoro:  Me gustó mucho tu reflexión sobre los absolutos.  Parece que nuestro cerebro entiende mejor en blanco y negro y así caminamos por la vida clasificando, buscando a veces los grises y con puntitos y no quedamos satisfechos.  Y dentro de la creación hay miles de ejemplos en que ninguna solución es buena, sobre todo si le damos la condición de absoluto a los extremos.

      Si realmente creyéramos que matar es un pecado horroroso, no tendríamos guerras.  Y de lo único que escucho hablar es de la posibilidad de una 3a Guerra Mundial donde nos van a matar a todos.

      Entonces matar no es un absoluto, por lo que veo, ya que la mayoría de los muertos en guerras son civiles inocentes.

  • José María Valderas Gallardo

    El derecho absoluto al sofisma no. No es el tercer derecho en disputa entre el derecho a la vida, absoluto y universal, y el derecho absoluto a la autodeterminación, una fictio mentis- de las defensores de un criminal derecho a decidir. Que Forcades, como tantos “progresistas” que siembran de cizaña los trigales de la Iglesia, apelen a las situaciones que recoge el calificado aquí de teólogo, de las dificultades de la madre, violaciones, menesterosidad material, etcétera, va de soi en el argumentario de los defensores del crimen. Contraponer el derecho absoluto a la vida a un supuesto derecho a la autodeterminación no es más que un sofisma para apostar por la muerte del inocente. Y no existe el derecho absoluto a la autodeterminación porque no se trata de su propio cuerpo –esa mentira, absoluta– sino de algo distinto de ella. Una mujer puede desprenderse de una parte gangrenada, de un absceso, de un tumor.

    Como la verdad es aterradora, hay que envolverla en el celofán de las “experiencias” y las dificultades. Como si se tratara de robar por necesidad. Salvo en defensa propia, no se puede matar a nadie, lo llevemos incorporado y envuelto en una membrana o ande ya solo por la vida.

    No ha empezado hoy la lucha contra la vida del inocente. En nuestro tiempo, entendida como signo de progreso, es promovida por quienes con una desfachatez inaudita, dicen que hay que ocuparse más de los que ya viven en condiciones extremas. Como si los contrarios al aborto no dieran en muchos casos ejemplos de lo contrario. Pero hay que “vestir la sangre derramada” con palabras untuosas, demagógicas y “de progreso”. En  Scientific American se publicó a finales de los setenta un artículo sobre la evolución den del reconocimiento del aborto y la renta per capita de la población. Había que demostrar que el aborto era un signo de avance de la sociedad. Era la tesis de los demócratas estadounidenses, ahora de Biden. No ha cambiado la estrategia: hipertrofiar y demonizar. Pero matar es matar. Aquí y en Santa Marta