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La teología popular en los refranes

I
Dios

“Paréceme, Sancho, que  no hay refrán que no sea verdadero,
porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia,
madre de las ciencias todas”. MIGUEL DE  CERVANTES

Creo que de los refranes puede decirse algo semejante a lo que Manuel Machado le comentaba a Jorge Guillén sobre las coplas:

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.

Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Cada refrán pudo tener su origen en una expresión afortunada de alguien que comentó su propia experiencia, pero el refrán no llega a ser refrán hasta que el pueblo lo repite una y otra vez, porque expresa su propia experiencia. Por eso creo que los refranes que se refieren a Dios o a la religión expresan el pensamiento, la teología popular.
En cuanto a la opinión de Don Quijote, creo que todo refrán es verdadero porque expresa una experiencia que han tenido muchos; sin embargo verdadero no significa que se cumpla siempre y en todas las circunstancias. El refranero recoge refranes contradictorios: “A quien madruga / Dios le ayuda” pero también “No por mucho madrugar / amanece más temprano”.


         Porque las experiencias son verdaderas, pero son circunstanciales; por el contrario, los conceptos pretenden ser permanentes y conservar su valor como verdaderos en todas las circunstancia. Cada persona experimenta la vida de manera muy distinta según sus circunstancias y su ambiente.
Los refranes serán más válidos cuanto más repetidos, pero nunca tendrán garantía de permanentemente válidos. También encontramos en los evangelios consejos o decisiones contradictorias, porque están pronunciados para diversas personas o en momentos diferentes.

El Diccionario de refranes de Luis de Uceda recoge 2.500 refranes; de ellos, 64 se refieren a Dios, y 90 a la religión.

Entre los refranes que se refieren a Dios, algunos lo mencionan de una manera indirecta: “Después de Dios, la casa de Quirós”; “Dios los cría, y ellos se juntan” “Del agua mansa nos libre Dios, que de la brava me libro yo”, aunque implícitamente reconocen su supremacía. No conozco ningún refrán que dude o niegue la existencia de Dios.

Unos destacan la acción de Dios: “Nadie se muere hasta que Dios quiere”; “Cuando Dios no quiere, los santos no pueden; “El hombre propone y Dios dispone”; “Donde Dios no está ¿qué bien habrá y qué mal faltará?”.
y reconocen sus preferencias. “A quien Dios quiere bien, la perra le pare lechones”; pero la providencia de Dios abarca a todos los seres: “Al erizo, feo y todo, Dios lo hizo”. “Casa de Dios, casa de toos”.

No faltan quejas porque Dios envía también enfermedades:Dios castiga sin palo ni piedra”; “Da Dios almendras al que no tiene muelas”, pero ni aun así niegan la providencia: “Dios, que da la llaga, da la medicina”.

Este poder de Dios está compensado por la necesaria colaboración y esfuerzo humano:A quien no habla, no le oye Dios”;“A quien se ayuda, Dios le ayuda”; “No da Dios pan sino en ero sembrado”; “En la Iglesia manda Dios, y en el campo los pastores”; “Gracias a manos mías, que voluntad de Dios visto habías”; “Palo dado, ni Dios lo ha quitado”.

Aunque destacan nuestros egoísmos: “Dice el sano al doliente: Dios te  dé salud, hermano”, “Van a misa los zapateros; ruegan a Dios que mueran carneros”; pero Dios se encarga de enderezar estos egoísmos:“Dios escribe derecho con renglones torcidos”.

La teología popular no se ha planteado el problema teológico de conciliar las afirmaciones del Antiguo y del Nuevo Testamento sobre sobre la gratuidad absoluta de la acción de Dios y la retribución por méritos. Se limita a mantener ambos extremos en la vida de cada día. . Tampoco Ignacio de Loyola se planteó el problema conceptual, y se atuvo a la acción práctica: “trabajar como si todo dependiera de ti, y confiar como si todo dependiera de Dios”.

El refranero español lo expresó con una síntesis más plástica: “A Dios rogando y con el mazo dando”.

7 comentarios

  • Javiierpelaez

    Es buena la recopilación…

  • Juan A. Vinagre

    Cervantes tiene mucha razón -y con él el sabio D. Quijote-. Los refranes son resúmenes de lecciones elaboradas por la sabiduría popular, extraídas de la Historia y de la experiencia diaria. Lo que recuerda los libros sapienciales bíblicos, que también reflejan la sabiduría popular propia de su tiempo, con temas o consejos de distinto género, incluso revanchistas o muy pesimistas… En suma, los refranes reflejan un nivel de madurez superior -al menos en algunos temas- a la madurez social de su tiempo. Y esto ha ocurrido en todos los pueblos.

    En estas vacaciones de Galicia, un amigo historiador me regaló un libro  -“Poesía popular galega”-  que regoge, en forma versificada, la sabiduría del pueblo. No me resisto a copiar algunos versos por lo expresivos, sabios y a veces muy humanos que son:

    1. ¿Para qué subes tan alto, / atrevido pensamento? / ¿Para qué tan alto subes, / si tes que baixar co tempo?     2. Cada vez que vou a misa /  e te vexo * persinar, ** / os ollos ***  póñoos **** en ti / e o corazón no altar.     3.   Y este otro, tan humnano:  Tuven pleito cun veciño / polas augas dun ribeiro; / o pleito perder, perdino; /  pero amolar amoleino. *****

    Permítidme estos sapienciales gallegos, para introducir un poco de humor en nuestras a veces tan serias reflexiones.

    Por si interesa: *veo.  **persignar.   ***ojos.   ****los pongo.   *****fastidiar, molestar, disgustar…

  • ELOY

    Gracias Gonzalo, muy interesante tu reflexión.

    Tengo la impresión de que entorno a cada refrán se podría desarrollar un breve discurso, desentrañando su significado “filosófico-religioso e histórico”.

    Un saludo cordial.

    También un saludo cordial para ana rodrigo, mª pilar y Alberto Revuelta, que me precedieron con sus comentarios en este “post”.

  • ana rodrigo

    Muy bueno, Gonzalo, siempre se dice que los refranes son la sabiduría (o la experiencia colectiva) popular concentrada en una frase corta.

    Además de los refranes, mucho más común son los dichos populares; se me ocurren los siguientes: hasta mañana, si Dios quiere; Dios lo ha querido así; Dios lo quiera; es voluntad de Dios; gracias a Dios; que Dios te bendiga.

    La misma función tiene la oración de petición: le pedimos a Dios por la paz, porque termine la guerra, porque se acabe el hambre, le pedimos por los pobres, le pido a Dios que te dé salud, o que te cures, le pedimos resignación y un sin fin de cosas. Vamos que le pedimos a Dios cosas que dependen de la acción humana.

    Después están las peticiones al Cristo, a la virgen o a los santos de la propia devoción, y aquí sí se les pide de todo, desde que te toque la lotería hasta que tu nieta apruebe las oposiciones.

    Por algo el segundo  mandamiento de la ley de Dios dice “no usarás en nombre de Dios en vano”

  • Alberto Revuelta Lucerga

    De chico mi abuela materna recordaba que al que madruga Dios le ayuda, “ y a uno que madrugó una carterica se encontró “. Y el nenico le contestò: “ pues mas madrugaría el que la perdió “. Teología popular decLa Unión. Saludos, Gonzalo