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El Paráclito y el universo complejo evolutivo (1/4)

Los más veteranos en ATRIO recordarán quién es Pascual Pont y los catorce artículos que ya ha publicado aquí, todos ellos tremendamente originales y profundos. En la introducción al que me contestaba sobre Atrieros somos expuse algo de su vida. Muy absorbido por problemas de cuidado familiar, en los últimos cuatro años no ha podido escribir como a él le gusta. Hoy nos ha enviado un largo artículo en 20 puntos, trabajado en horas quitadas al sueño, sugerido por el libro de Juan Antonio Vinagre, que ofreceremos en 4 entregas entre esta semana (la del Espíritu Santo precisamante) y la siguiente (la de la Trinidad). Pero lo de Pascual no es literatura piadosa. Es pensamiento que busca entender lo  complejo y no seguir al rebaño. AD.

 1 – El libro de Atrio

        Al iniciar el año 2022 Atrio anunció la edición del libro de Juan Antonio Vinagre Oviedo “En torno a la fe y a la Iglesia. ¿Es razonable creer hoy?” y lo hacía con esta doble presentación:

Nuevo libro escrito al atardecer de la vida por una persona que aspira a ser libre y auténtica, sobre la evolución de su FE y su pertenencia a la Iglesia.  La intención de este libro es hacer una reflexión sobre como una persona de hoy, inculturizada en su época, puede hacerse la pregunta y buscar las respuestas que (dentro de otro paradigma evolutivo universal) se empezó a hacer el homo sapiens, inicialmente muy inmaduro y limitado, sin conciencia de su realidad y del desarrollo evolutivo progresivo e histórico que iba a tener su especie en este siglo XXI de la era cristiana.

        Sobre el primer planteamiento no tengo más que respetar sus aspiraciones y conclusiones personales, pero sobre el segundo, al situarlo dentro del paradigma evolutivo universal y su posible plasmación  en el tiempo actual, me veo obligado a mostrar mi descuerdo con su razonamiento global.

 

2 – El dios mutilado

        Y para ello, un primer y fundamental paso es definir en qué Dios hay que creer y es indudable que Vinagre abordar el problema desde la perspectiva cristiana y por lo tanto de un Dios trinitario, porque tanto el Credo de los Apóstoles, o credo corto, como el Credo de Nicea o credo largo, hablan de un dios trinitario, constituido por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero la obra de Vinagre lo mutila, al ignorar totalmente a la tercera persona, pues en ningún momento nombra al Paráclito, y el Espíritu Santo tan solo sale en la página 196, en una cita de la Epístola a los Romanos, que lo define como “Hijo de Dios, con poder a partir de la resurrección de Jesús”. Las letras en negrita son obra mía, pues creo que es necesario plantearse si eso significa carencia de la eternidad que suele atribuirse a Dios.

        Vinagre habla de un dios binario, incluso hogareño, pues gusta designarlos como hijo y papá, o amplia la filiación con papá-mamá o singulariza la paternidad con la palabra Abbá. Algo similar ocurre con el entorno, pues aunque el capítulo 1, lo titula “El universo: dinamismo evolutivo integral” al subtitularlo “físico, dinámico, biológico, humano” lo recorta, pues estos son procesos planetarios, precedidos de procesos cósmicos y solares, que se desenvuelven al margen del desarrollo terráqueo, a menos que el ser humano genere una individualidad superior, una verdadera conciencia planetaria capaz de interactuar con los procesos evolutivo en que están situados los astros de su entorno, como parece indicar el capítulo 1.4 Otro salto cualitativo.

        Pero ya en el inicio del capítulo muestra una contradicción pues si las primeras palabras son “Ese dinamismo evolutivo no parece que vaya a agotarse en la humanización” termina el párrafo diciendo que esta humanización se encamina “hacia un mejor nivel de vida humana” Los dos últimos capítulos refuerzan esa orientación de seguir el camino del hijo del hombre, tanto como proyección, como renacimiento.

        Es un hecho bastante frecuente entre los cristianos que incluso se agrava al dejar fuera al Padre. Así, cuando en 1948 se fundó el Consejo Mundial de las Iglesias, en los principios fundacionales consensuados por todas, se hacía alusión sólo a Jesucristo como Dios y Salvador, pero en 1950 hubo peticiones de que se hiciera un reconocimiento trinitario, lo que se aprobó en 1961 con el principio de que “Tratan de realizar juntas su vocación común a la gloria del único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo”. Once años para consensuar esta simple expresión trinitaria obliga a preguntarse cuántos años llevará alcanzar un acuerdo sobre las funciones de cada una de las personas.

        El problema se presenta también en otras áreas de la esfera humana. Gautama Sidharta, fundador del budismo, estableció un camino trinitario hacia la perfección: el Buda, la Sangha y la Dhamma. El Buda es el logro de la plenitud personal espiritual, la liberación de las servidumbres y pasiones mundanas, la Sangha es el logro de esa plenitud en la comunidad humana y el Dharma, un tercer componente que fue asumido por los cristianos de Birmania, realizando una versión del evangelio de San Juan que se inicia así: “En el principio era el Dharma, y el Dharma estaba en Dios y el Dharma era Dios”. Dharma equivale a Logos, al Verbo, a la Palabra. Pero no a cualquier palabra, si no aquella capaz de contener la Sabiduría Divina, el saber eterno, omnipresente y omnipotente. La dinámica tradicional budista ha derivado de forma similar a la cristiana. Ha elevado a los altares al Buda y dejado en un segundo lugar a los otros dos componentes. No parece que esa fuese la pretensión de Gautama Sidharta, como tampoco la de Jesús, por lo que es fundamental poder definir la razón de ese cambio tan esencial.

 

3 El valor de la imagen

        El arte va muy ligado a la imaginación, a los sentimientos y al subconsciente, por lo que algunas de sus creaciones pueden descubrir aspectos diferentes a los que transmite el lenguaje matemático y la comunicación verbal, así como despertar en la gente común más diversa, sentimientos de atracción o de rechazo, al conjunto o a las distintas personas y detalles. Es lo que ha hecho el artista, pues mientras a  Jesús y al Paráclito les cubre con una aureola de santidad de diferente luminosidad, al Padre lo hace con el triángulo equilátero, que simboliza la perfección, la armonía y la sabiduría, con lo que parece alinearse, de forma muy discreta con los monoteístas que rechazan la divinidad del conjunto trinitario.

        En cualquier caso, en la figura del Padre  hay que distinguir el Padre Creador, tomado del Génesis judío, compatible con el monoteísmo y el Padre Cristiano, que es el de la figura en cuanto que está sujetando la esfera terráquea coronada por la cruz, lo que nos sitúa en los tiempos de las cruzadas, anteriores a la crisis heliocéntrica, mientras el cetro muestra su poder omnímodo, por lo que se tiende a la formación de un pueblo alienado y pedigüeño, que reduce la oración a plegarias congeladas y a pedir a Dios que satisfaga cuanto precisa.

        Este inmenso poder hace difícil comprender la muerte de Jesús y la injusticia y violencia que gobierna el mundo. Jesús muere en la cruz junto con dos ladrones y para comprender que con ello se unía la muerte con el dolor y la humillación, hay que ver lo que significaba para el poder romano, con la crucifixión de los esclavos que se rebelaron junto con Espartaco. Se trataba de una muerte ejemplarizante, que fue también desempeñada por la guillotina, la horca, el hacha, el fuego con que los inquisidores quemaban a los herejes. Es decir, que la cruz, en sí misma, es el signo del fracaso de todos aquellos que se enfrentan al orden del poder establecido, por lo que difícilmente puede representar al Hijo de Dios y a su pretensión de que se reconozca esa condición a todos los individuos humanos y menos aún a quienes han ejercido de verdugos.

        El Espíritu Santo, Paráclito o Abogado, aparece de forma muy esporádica para ver de  restablecer o indicar el Orden de Dios, sin pretender en ningún momento que ese orden sea asumido por toda la humanidad, con el lenguaje, las características y las condiciones que,  en ese momento y lugar, se presentan.

 

4 Crisis religiosa

        Se puede decir que ahora nos encontramos en una situación similar a la que se vivió en Europa cuando Copérnico cambió el geocentrismo por el heliocentrismo. La crisis se cerró en falso, pues aunque hubo que terminar por reconocer que la Tierra no era el centro determinante del universo, sino una parte del mismo que se hacía más pequeña en la medida en que se conocía mejor la inmensidad del Cosmos en que se encuentra, no por ello cambió su generalizada actitud pedigüeña compatible con su pretensión de incrementar su poder sobre el entorno. Los individuos elevados al altar de la sabiduría fueron Galileo y Newton, cuando mucho más grande fue Kepler, que no solo descubrió que la enorme pequeñez de los planetas con relación al tamaño del Sol, no les impedía hacer que su presencia se manifestara haciendo que la órbita circular del Sol se transformara en elíptica para responder a la presencia de un segundo centro, sino que definió las leyes que regulaban sus desplazamientos y la armonía sonora que desprendían y que le conducían directamente ante la divinidad.

        A mediados de mayo de 1922, la colaboración de varios observatorios permitió disponer de una imagen del agujero negro Sagitario A*, ejerciendo de centro de la Vía Láctea. Se encuentra a una distancia de 26.000 años luz y, teniendo en cuenta que la Vía Láctea es tan solo una parte del Universo conocido, nos acerca a un mejor conocimiento del mismo, a los extraordinarios logros culturales que alcanza la colaboración humana, la ignorancia general de la humanidad hace tan sólo 500 años, y la pretensión de cada religión de que sus libros sagrados contienen el incuestionable sentido de la vida, de la muerte y de Dios.

 

5 Evolución antrópica

        Esa ignorancia no significa que sus conclusiones no tengan una gran importancia en el desarrollo de la búsqueda del sentido de la existencia, puesto que los han producido individuos humanos en circunstancias muy diferentes, pero todos situados en un tiempo de la evolución antrópica especialmente significativo.

        La evolución antrópica se inició hace unos diez mil años la con la agricultura y la ganadería por la que los individuos humanos inciden en la evolución natural intentando mejorar la cantidad y calidad de los frutos que le proporcionaba. Esta incidencia fue muy local, puntual y respetuosa con el proceso natural y resultado de la capacidad de observación alcanzado por la evolución del individuo humano y detectar que el trigo y la cebada eran más sanos y abundantes en suelos removidos y con cierta humedad y procuró facilitarles esas condiciones, al igual que proteger a las ovejas, que eran los animales que le resultaba más fácil cazar.

        El hecho de que ese inicio, así como su desarrollo, se produjera en lugares distantes entre sí, en tiempos diferentes y con plantas y animales distintos, prueba que su extensión no fue resultado de contagios, sino de la dinámica interior del ser humano, continuadora de la dinámica universal que generó la Tierra en el Sistema Solar, y en ésta la evolución física, biológica, social y cultural. Conocer con la máxima precisión la dinámica universal es fundamental para definir las leyes que la rigen pues todo parece indicar que son en esencia las mismas muestran las distintas fases evolutivas.

        Al inicio del siglo 21 los científicos consideraron que había que establecer una nueva era geológica que sustituyera al Holoceno en el que se ha generado el ser humano y al que le han asignado el nombre de Antropoceno para indicar que ha sido el ser humano el que lo ha generado. Alejandro Cearreta, el único español que forma parte del equipo de 35 científicos que decidieron el cambio, nos facilita ejemplos locales sobre los estratos de origen humano, pero lo fundamental es su conclusión global: “Ya hemos cambiado la Tierra: el Antropoceno es el momento en que los humanos conseguimos cambiar el ciclo vital del planeta, cuando los humanos sacamos al planeta de su variabilidad natural,… la llegada del Antropoceno es una prueba de nuestro fracaso como sociedad. Lo que nos obliga a revisar el conjunto de la evolución antrópica para descubrir lo que ha conducido a este fracaso. Para ello podemos dividir los diez mil años de evolución antrópica en cuatro partes: el matriarcado, la involución, los intentos de regeneración y el paso a la globalidad planetaria.

  • 5.1 Matriarcado

        El inicio de la sexualidad por parte de las algas y los hongos y su simbiosis generando los líquenes, son uno de los grandes pasos evolutivos cuyo desencadenante necesita mayor clarificación pues ninguno de los dos lo precisaba para su reproducción y con el cambio perdían la mitad de su identidad genética, especialmente la parte masculina que ignora totalmente el resultado de su participación. La parte femenina desarrolla un cáliz en el que su contribución genética espera la llegada de la masculina para formar entre los dos un nuevo y singular ser. El proceso no varía en su esencia en los animales, sean ovíparos, marsupiales o mamíferos, pero la  mayor capacidad reflexiva y comunicativa de los humanos les conduce a valorar la maternidad como el genuino proceso creador y ordenar su estructura comunitaria desde un planteamiento matriarcal que se mantendrá durante toda la evolución depredadora y recolectora e incluso durante los primeros años de la evolución antrópica, como se manifiesta en las pequeñas estatuillas encontradas en Çatal Huyuk, la modélica ciudad de Anatolia, construida con los frutos de dos mil o tres mil años de eficiente labor.

  • 5.2 Involución

        Hasta bien avanzada la evolución antrópica los seres humanos no relacionaban la sexualidad con la procreación, pues consideraban que respondían a procesos diferentes, pero al observar que según era la semilla que introducían en la tierra era la planta que brotaba, los varones cambiaron radicalmente de opinión, concluyendo que según era el semen que se introducía en la vagina era el individuo que nacía. La mujer quedaba reducida a simple recipiente en el que se desarrollaba el poder contenido en el semen del varón. La cuestión estaba en quien era el individuo que depositaba la semilla y podía asignarse la paternidad. La experiencia propia y la de los animales convivientes, era que las mayores posibilidades las tenía el que disponía de más poder y esto se proyecta en las relaciones sociales y en la valoración de los dioses, que pasan a ser varones y poderosos.

        El episodio más significativo de este cambio es el que ha quedado inmortalizado en la Estela de los Buitres, pues conmemora la victoria de Lagash sobre Umma, en la guerra que mantenían por unos territorios lindantes y en la que estaban implicados los dos dioses locales, dioses enfrentados en lugar de manifestaciones complementarias de un solo dios, lo que conlleva un cambio en toda la consideración de la existencia, que queda radicalmente expresada en la diferente función de los buitres.

        En la Estela, realizada hace unos 4.500 años, los soldados vencedores desfilan en formación militar, pisoteando los cadáveres de los vencidos, que son devorados por los buitres y los perros, mientras que unos 3.000 años antes, en Çatal Huyuk, los buitres tenían una función sanitaria, pues contribuían a eliminar los componentes degradables de los cadáveres, depositados en un lugar alejado de la ciudad, para recoger lo huesos calcinados y depositarlos en una especie de pequeños santuarios en el interior de la ciudad.

        La historia nos muestra que en los enfrentamientos, los beneficios para los vencedores eran grandes pues disponían no solo de los bienes de los vencidos sino también de sus cuerpos esclavizados. Los de Umma no asumieron su derrota y cuando encontraron el momento propicio invirtieron la situación, iniciando un proceso de enfrentamientos que todavía continúa y que es totalmente contrario a la dinámica natural existencial, por lo que no faltaron individuos que se esforzaron en mostrar cual era el sentido de la existencia.

  • 5.3 Intentos de regeneración

        La reflexión del individuo humano le conduce a una visión singular de ese sentido, pero desde la Estela de los Buitres, los beneficios que obtienen los que salen victoriosos del enfrentamiento lo justifican atribuyendo a la vida un sentido competitivo, arrastrando en esa dinámica a los que han salido perdiendo.

        Pero no faltan individuos que consideran que el sentido de la vida tiene que tener raíces más profundas y a partir de su personal sentir de que la base tiene que ser la colaboración, buscan sólidos argumentos para justificarlos y entre ellos hay que distinguir los que se apoyan en las leyes que la naturaleza va manifestando, como Pitágoras; los que lo hacen sobre la superioridad de los beneficios morales que la colaboración humana aporta, como Confucio, Gautama y Sócrates, y los que apelan a una especial relación con Dios, como Jesús y Mahoma.

        La coherencia de sus argumentaciones y el testimonio de su comportamiento personal, atrajo a muchos discípulos, formando importantes colectivos que no siempre fueron fieles a las enseñanzas de sus maestros. El problema fue que con frecuencia más que buscar la colaboración armónica entre todos los humanos, se proclamaron poseedores de la verdad, llegando a negar la validez de las otras doctrinas e incluso a enfrentarse entre ellas. No conozco el contenido y desarrollo de las diferentes propuestas, por lo que me voy a limitar al devenir del cristianismo.

  • 5.4 El caso del cristianismo

        La doctrina de Jesús fue sencilla y clara: Un solo mandamiento os doy, que os améis los unos a los otros, como yo os he amado. En eso conocerán que sois mis discípulos. Durante los tres siglos posteriores, los cristianos procuraron ser fieles a este mandato y sufrieron persecución y muerte por ello y por no reconocer a los dioses paganos. Pero con el emperador Constantino se produjo un cambio fundamental. En la víspera de una importante batalla, tuvo un sueño en que aparecía una cruz y una voz que decía: “Con este signo vencerás”. Al despertar al día siguiente, ordenó pintar una cruz en los escudos de sus soldados y al atribuir a este hecho su victoria, cambió su actitud con los cristianos, pasando de perseguirlos a protegerlos. Los cristianos deberían haber percibido que el sueño y su resultado significaban anular el mandamiento del amor universal para ponerse del lado de uno de los bandos enfrentados, y que su labor debía haber sido defender la conciliación. Al no hacerlo, se perdió el profundo sentido de la existencia que encierra el cristianismo, por lo que acabaron siendo arrastrados por la  dinámica del poder destructivo que, entre otros males, condujeron a las cruzadas, entre las que cabe destacar por su vileza, la albigense y la de los niños.

  • 5.5 Globalidad planetaria

        Las religiones y filosofías que han permanecido como tales desde su creación, lo han sido porque han sido asumidas como señas de identidad por comunidades suficientemente amplias y dispuestas a defenderlas de quienes pretendían cambiarlas e incluso anular a las que defendían principios diferentes, aunque para ello tuvieran que utilizar medios contrarios a sus propios enunciados, lo que hacía que resultaran determinantes en sus feudos territoriales que permanecían suficientemente ignorados e impenetrables para el conjunto restante.

        Pero al iniciarse el siglo 16 de la era cristiana se producen una serie de cambios que van a multiplicar de forma creciente los intercambios de todo tipo entre las distintas comunidades, hasta llegar al punto de que cualquier incidencia de cierta notoriedad que afecte a una de ellas, tenga su repercusión, más o menos sentida, en todas ellas, lo que obliga a buscar respuestas de validez global. La permanencia durante más de 75 años de la Organización de Naciones Unidas y del creciente número de sus agencias y servicios, a pesar de sus gravísimas deficiencias y del fracaso de los intentos por superarlas, debido al poder de veto de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, muestra la necesidad de su existencia.

        Es necesario un profundo cambio cultural para lograr una efectiva y armónica colaboración planetaria. Quizá habría que volver al principio de la Evolución Antrópica, antes de que la ambición y la violencia la convirtieran en involución. Pero parece más conveniente descubrir lo esencial de los distintos intentos de regeneración e intentar constituir un frente común.

7 comentarios

  • Me permito recomendarles que lean este artículo del Profesor Alfonseca en su blog “Divulgación de la Ciencia”

    Así verán a que estamos llamando ciencia hoy.

    Es cortito y al pie, se lee muy fácil (no hay que ser físico nuclear para entenderlo) y tremendamente esclarecedor.

    https://divulciencia.blogspot.com/2022/06/ciencia-o-imaginacion.html

     

     

  • ¡¡Que artículo tan interesante!! Pienso que merece la pena leerlo varias veces y extraer de él toda la sabiduría que incorpora.

    Solo haría un mínimo matiza. No estoy de acuerdo en que el Antropoceno haya derivado en fracaso. En primer lugar, la influencia humana en el devenir del planeta es insignificante.

    Sí. Hemos cambiado la dinámica planetaria, pero tiene muy poca influencia en su historia y en su futuro. Los dinosauros reinaron 80 millones de años, y lógicamente también cambiaron la dinámica planetaria.

    Desaparecieron y tan impresionantes criaturas han quedado  sólo para divertir a los niños en películas de ciencia ficción. El planeta continuo. Tardó 10 millones de años en recomenzar… ¿Pero que son 10 millones de años para un planeta que tiene 4800 millones de años de vida y al que le quedan otros  5000 millones de años como máximo?

    De ser un fracaso será nuestro fracaso, el de la especie humana, no el del planeta y si se consuma nos pasará como al valentón del soneto de Cervantes (miro al soslayo, fuese y no hubo nada)

    Ardo en deseos de leer las próximas entregas.

     

  • Alberto Revuelta Lucerga

    Anacronismo, según el Diccionario Filosófico de Centeno es un  “ término compuesto del griego ἀνά [aná], que en este caso no significa exactamente hacia arriba, sino hacia atrás, más χρόνος [khrónos], que significa tiempo. Hace referencia entonces al hecho de encuadrar en un tiempo pasado hechos, acontecimientos o ideas que no pertenecen a ese tiempo.”. Pascual, amigo del alma por los siglos de los siglos, reflexiona sobre hechos, sobre relatos, sobre textos históricos, sobre datos cientificos y sobre ideas que han configurado y configuran el mundo real de esta sociedad: la oriental, la occidental y las que avanzan y se sostienen entre ambas. 

    En 2015 se realizó una encuesta entre 50.000 personas de 57 países y el número de quienes se consideraba ateos era del 13 % de la población. Un porcentaje que rondaba el 60% se reconocía religioso seguidor de alguna de las religiones que existen en el mundo. Reflexionar sobre algo que afecta , y en muchos casos da razón de vivir, al 60% de los seres humanos no puede ser anacrónico. 

    Respetando el terreno de maestría de mi admirado Isidoro, sí llamo la atención sobre la teoría del proceso dual que describe dos formas básicas de pensamiento, conocidos como Sistema 1 y Sistema 2. Éste, el 2, evolucionó hace relativamente poco en la evolución de la  especie: es la voz de nuestro cerebro que nos permite planificar y pensar de forma lógica. Y hacer ciencia, investigar, buscar construcciones lógicas, hipótesis que permiten avanzar.

    El Sistema 1 instintivo, intuitivo, automático y sus capacidades están en los humanos sin tener en cuenta lugar de nacimiento, riqueza del grupo, como mecanismos de supervivencia. Investigadores de la neuropsicología de los seres sapiens señalan que las religiones son precisamente un producto secundario de nuestra disposición cognitiva. Nada anacrónico pues. 

    Que la actualidad más reciente – basta leer Atrio en los últimos meses con interesantes intervenciones de las que suelo discrepar hondamente pero que leo para aprender y reflexionar – tiene fuerte “cronismo” lo demuestra este párrafo que copio: “La Fuerza es un campo de energía creado por todas las cosas vivas. Nos rodea y nos penetra. Nos une …”. Palabras de Obi-Wan en una de las películas de Stars Wars. Pueden decirlas los defensores de posiciones y paradigmas no tenistas y científicos o un estudiante de física cuántica. Nada anacrónico pues. El sistema de creencias Jedi parece un mosaico de principios del Taoismo, Budismo, Catolicismo y tradiciones Samurai, según Beth Singler, investigadora de la Facultad de Religión de la Universidad de Cambridge.

    !Pascual, por tu madre bendita, no dejes de pensar y escribir!

     

    • oscar varela

      Gracias tocayo!

      Dos cositas:

      UNA: la “Teología” (el “quehacer” teológico)  es la ana-crónica.

      OTRA: A Pascual, aunque esté atiborrado con otros asuntos vitales,

      quise pedirle que no-se-repita.

      Tal vez en las próximas “entregas” pueda aportarnos interesantes novedades de su pensamiento.

       

      Gracias a ambos!

  • Juan A. Vinagre

    Antes de nada, gracias, amigo Pascual, por interesarte por mi libro. No sé si es éste el momento para aclararme o esperar al término de tus reflexiones. Pero voy a intentarlo. Comprendo -y acepto- que en lo que escribo haya errores, imprecisiones o ambigüedades. “Homo sum”. Con el tiempo me he ido convenciendo de que el error más grande no es decir o cometer errores, sino creer que lo que uno dice o escribe resiste las críticas o censuras, y no admite rectificaciones o cambios…  Paso, pues, a aclararme, por si vale.          1. “Dios binario…”:  Algún teólogo amigo -y gran persona- no creía en el Espíritu Santo. El Espíritu era la acción de Dios con/en nosotros. Por mi parte, comparto con Congar la fe en el Espíritu. Intuyo sus funciones… Pero sobre lo inefable no me atrevo a decir mucho más. Nuestras ideas humanas -humanas- acerca de Dios son aproximaciones, a veces muy arriesgadas,   que no aclaran mucho. Quizá por eso Jesús no se entretuvo en enseñanzas teóricas, y se centró en lo práctico y en la autenticidad interior… Por ello -lo he dicho en otras ocasiones- mi confesión es que creo en Dios Padre y en Jesús y en el Espíritu, tal como estén y sean delante de Dios Padre.  Pretender conocer más en torno a esencias-naturalezas, que trascienden, es muy atrevido y además siempre será un conocimiento inmaduro, demasiado humano. Lo intentaron en Nicea etc., pero ese Credo, redactado con palabras humanas, (y en las circunstancias culturales de aquella época)  queda muy oscuro a veces. No supieron aclarar más el tema.             2. Respecto al cap. 1: “El Universo: dinamismo evolutivo integral”, y al subtítulo: “físico, dinámico, biológico y humano”, en mi concepto creo que no recorto nada.  Las dos primeras palabras -físico y dinámico- enlazan con el título. Se refieren al proceso evolvente inicial del Universo: Energía  o física cuántica, como dicen muchos físicos.  No se refieren a lo planetario, que apareció mucho después. Y en donde surgió lo biológico y lo humano.  Esta es la aclaración que deseaba hacerte, amigo Pasual, por si te vale. Un abrazo.

  • Gonzalo Haya

    Esta reflexión nos hace recordar tantos temas que sería prolijo comentar. Me he fijado particularmente en su insistencia en resaltar la persona del Espíritu Santo, y estoy de acuerdo en que la tradición cristiana lo ha dejado un poco de lado. Dicen que una anciana estaba rezándole al “Espíritu Santo Paralítico”. Quizás su origen esté en que Pablo le atribuyó principalmente la acción santificadora, que también atribuía a Jesús el Cristo; y la práctica, para distinguirlos, ha confiado a Jesús la salvación, y al Espíritu la perfección mística. Lucas en cambio atribuyó al Espíritu la formación y la conducción de la comunidad cristiana: “dijo el Espíritu Santo: apartadme a Bernabé y a Saulo para la tarea que les he encomendado… Investidos para esta misión por el Espíritu Santo,,,” (Hechos 13,2-4 y otros textos semejantes). La Iglesia fue relegando esta intervención profética del Espíritu y destacando el carisma del gobierno de la comunidad, necesario para mantener el orden y la igualdad en las comunidades.

    Personalmente creo que la enseñanza sobre las tres personas es una manera de visualizar las diversas intervenciones de Dios en la comunidad y en la Historia (diversificación muy pedagógica, que parece haber sido adoptada también por otras religiones). Esta diversificación trinitaria también podría haber facilitado la inclusión de Jesús en el ámbito divino. La distinción entre naturaleza y persona es un concepto filosófico ajeno totalmente al pensamiento de los autores bíblicos.

     

  • oscar varela

    Hola!

    1- En Mayo de 2014 leí en
    https://www.atrio.org/2014/05/el-hilo-conductor-la-dinamica-triuna/
    “Así, en 1948, cuando se fundó el Consejo Mundial de las Iglesias en los principios fundacionales consensuados por todas, se hacía alusión sólo a Jesucristo como Dios y Salvador, pero en 1950 hubo peticiones de que se hiciera un reconocimiento trinitario, lo que se aprobó en 1961 con el principio de que “Tratan de realizar juntas su vocación común a la gloria del único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Once años para consensuar esta simple expresión trinitaria obliga a preguntarse cuántos años llevará alcanzar un acuerdo sobre las funciones de cada una de las personas”-
     
    2- Seis años después leo acá:
    https://www.atrio.org/2022/06/el-paraclito-y-el-universo-complejo-evolutivo-1-4/#more-22062
    “Así, cuando en 1948 se fundó el Consejo Mundial de las Iglesias, en los principios fundacionales consensuados por todas, se hacía alusión sólo a Jesucristo como Dios y Salvador, pero en 1950 hubo peticiones de que se hiciera un reconocimiento trinitario, lo que se aprobó en 1961 con el principio de que “Tratan de realizar juntas su vocación común a la gloria del único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo”. Once años para consensuar esta simple expresión trinitaria obliga a preguntarse cuántos años llevará alcanzar un acuerdo sobre las funciones de cada una de las personas”-
     
    Pascual siempre se interesó en el número TRES como un ”mantra”.
     
    Parece confirmarse que la “Teología”
    por más que se la pinte con Ciencia
    y se la quiera “aggiornare”
    persiste en su ANACRONISMO.