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Entrevista de la RAI al papa Francisco el Viernes Santo

Aun estoy impresionado por esta larga entrevista (48 min) que he seguido con mucha atención en la versión total de la RAI. Lo he visto en este enlace, pero no sé si estará reservada a los suscriptores de la RAI. Si alguien llega a entrar, sobre todo si entiende italiano, le recomiendo que emplea esta casi una hora en seguirla hasta el final, atendiendo a la expresión del rostro de Francisco que trasmite verdad y no pose mediática. Ayer viernes estuvo el enlace en vatican.va, pero hoy solo la transcripción en varias lenguas, que podéis seguir en español aquí. En todo caso, hay crónicas sobre esta entrevista en Religión Digital y otros medios.

Yo podría entrar en comentar lo que dice. Había preparado una lectura de Grothendieck, continuando la de ayer y comparando lo que dice sobre humildad y pacifismo en los dos siguientes capítulos con lo que ha dicho ayer viernes Francisco. Si hay contradicciones entre lo que dice Francisco sobre “mundanidad y dinero” y lo que se exhibe en la misma Televisión vaticana, ¿que decir entre lo que dice de la cultura de la paz y el militarismo simbólico que sigue exhibiéndose como espectáculo en las bendiciones Urbi et Orbe de los días solemnes? ¿Y no sería necesario que nos aclarara Francisco qué cree él personalmente y qué debe creer un católico sobre la existencia del diablo como ángel caído, persona inmaterial real, y no como personificación mítica del mal? ¿Lo pone en el mismo plano histórico que la persona de Jesús de Nazaret?

Pero lo dejo para otra ocasión u otra publicación. Temo que mis lecturas y reflexiones de esta semana santa, siguiendo una extraordinaria persona cuya vida y obra quedan muy ocultas (AG), no sean bien entendidas por ahora. Prefiero quedarme con ese silencio de Francisco, el que recomienda y practica ante la última pregunta de esta entrevista con un rostro mantenido en pantalla durante casi un minuto que capta el vídeo pero no la transcripción.

¡Un abrazo a todos los atrieros, a la espera de la Pascua Florida que espero muy plena para todos!

3 comentarios

  • ana rodrigo

    Acabo de leer que Francisco en el pregón pascual ha mencionado a Ucrania junto a otros países en guerra.
    Que haya paz en la martirizada Ucrania, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la guerra cruel e insensata a la que ha sido arrastrada.
    Ucrania, pero también Oriente Medio (especialmente, Jerusalén, que ha vivido episodios de renovada violencia en los últimos días), Líbano, Siria, Irak, Libia, Yemen, Afganistán, Myanmar, Congo, Etiopía, el Sahel, Sudáfrica, Canadá, América Latina… también estuvieron presentes en el mensaje del Papa por Pascua

  • ana rodrigo

    El Papa no es el único que, cuando habla de la situación bélica en el mundo actual, mencione sólo a Ucrania. En la primera manifestación a la que se nos convocó contra la guerra en Ucrania, el manifiesto sólo habló de las guerras actuales en el mundo, lo que ocasionó un enfrentamiento con un grupo de ucranian@s y no ucranian@s que terminó con muy mal sabor de boca.
    El Papa tiene una difícil situación: como jefe de estado por un lado, y como “jefe” espiritual de todos los millones de religión católica y ortodoxa por otro. Si actuase como jefe de estado, debería mencionar a Ucrania, a Rusia y al responsable de esta situación, Putin. Pero como es Papa, no puede señalar a uno, Putin, porque el pueblo ruso, engañado o no, en su mayoría cree que Putin hace lo correcto (aunque nos repugne pensarlo así), por lo que este país quedaría excluido para siempre de su actividad pastoral, lo que crearía unos antecedentes peligrosos.
    Pienso que es por eso por lo que se mantiene en reflexiones humanistas, condena general de la violencia y defensa general de la paz de forma generalizada.
    Otra cuestión difícil para el Papa es que los ucranianos también están haciendo la guerra, para defenderse, sí, pero también cometiendo atrocidades, televisadas y conocidas. Como decía el otro día Masiá en un imaginado diálogo de Jesús con Andrés: si te dan en una mejilla, con una mano detienes el golpe y con la otra de das el tuyo. Guerra, la mayor de las miserias colectivas humanas.

     

     

     

     

  • Antonio Duato

    En esta entrevista yo seguí muy atento, como he dicho, el rostro del papa que reflejaba sus sentimientos. Expresamente no quise analizar sus palabras. Otro vaticanista argentino a quien sigo, Luis Badilla de el Sismógrafo sí que se ha extrañado muchísimo de por qué el papa no ha empleado ni una vez la palabra Ucrania, ni Rusia ni agresión. Tal vez aún espere ser admitido como mediador o, como muchos en ATRIO, no tenga claro quién es el responsable último de esta “guerra sucia y repugnante, salvaje, cruel, inhumana”. Yo quiero aportar lo publicado por Badilla y preguntar su opinión a todos los atrieros:

    La lectura de las casi 5.400 palabras de la transcripción de la entrevista, difundida ayer por un canal de televisión estatal italiano, emitida por el Papa a la presentadora Lorena Bianchetti (del programa “ A sua imagínate“), sorprende y al final queda en la mente de muchos lectores una desorientación insoportable así como una confusión dispersiva e inesperada. 2022, no está claro en lo más mínimo por qué el Papa Francisco no hace una sola referencia a la nación ucraniana, al pueblo ucraniano, al sufrimiento, pena y dolor de millones de ciudadanos de este país, incluidos más de 5 millones de personas, incluidos refugiados, personas desplazadas y personas desplazadas.Entre las muchas guerras en todo el mundo, desde 1945 hasta hoy, nunca ha habido una tan grave y peligrosa -en este sentido ‘única’- como la que se vive en Ucrania desde hace varias semanas. ¡Nunca! La crisis de los misiles entre la URSS, EEUU y Cuba, gracias en gran parte a la hábil, valiente y nada mediática diplomacia del Papa s. Juan XXIII, aunque serio e insidioso, se evitó con negociaciones a la altura de los desafíos del momento. En ese momento salieron muy pocas palabras del Vaticano, acertadas y bien dirigidas, y la diplomacia de la Santa Sede no cedió ni un ápice al carnaval mediático de la época. La historia lo demuestra con hechos y documentos.
    La guerra rusa en Ucrania es única porque podría conducir a una guerra final: la nuclear donde el presupuesto estará compuesto solo por personas,
    En las 4.000 palabras pronunciadas por el Papa en 22 respuestas a 23 preguntas, no se menciona el país agredido. Todo lo que dice Francisco se puede aplicar, abordar o asociar con cualquier guerra, ya sea pequeña o grande, oculta o abierta, entre grandes potencias o entre pequeñas naciones. Las buenas reflexiones del Papa son dolorosas y desconcertantes, pero sin contexto, sin aquí y ahora , sin circunstancias, por eso la gente deja que la historia se convierta en una categoría lingüística. Ningún responsable, ningún culpable, así que al final todo da lo mismo y esto -en cuanto al agresor y al agredido- no es aceptable desde ningún punto de vista.

    Siempre que aparece la palabra “Ucrania” en la entrevista es simplemente porque fue incluida en algunas preguntas o consideraciones por parte de Lorena Bianchetti, la presentadora. En efecto, hay aún más, hasta el punto de espesar una especie de misterio indescifrable en el lenguaje del Papa utilizado en sus 24 intervenciones públicas sobre el conflicto bélico entre el 27 de febrero y el 15 de abril. Es algo que preocupa también a otros temas poco claros y controvertidos de los últimos años.

    Se sabe que, si eso sucede, el Papa Francisco no quiere pronunciar las palabras Putin y Rusia. Quizás la explicación esté en que el Pontífice nunca quiso reconocer la dinámica entre agresor y agredido en esta guerra. Francesco, en su diccionario,agresor para evitar asociaciones insidiosas con otras palabras o razonamientos. Incluso si no conocemos las verdaderas razones de estos silencios selectivos, excepto por el mantra inconsistente de que “ningún Papa en el pasado se ha referido a nombres específicos”, no podemos considerar normal lo que es manifiestamente anormal solo porque el Pontífice no debe estar irritado ” quien tendrá sus buenas razones para hacerlo”, dice.

    Ayer en la entrevista a Rai1 dedicada esencialmente a los efectos directos e indirectos de la guerra, al vía crucisde los conflictos bélicos, el Pontífice encontró la manera de hablar sobre todo lo referente al tema desafiante y dramático, incluso sobre las guerras específicas en Siria y Yemen (países a los que llama por su propio nombre) sin, sin embargo, evocar en el alma humana, en la recuerdo de hoy, en un día como el Viernes Santo, la palabra Ucrania. ¡Nunca! Los poderosos de hoy y de ayer nunca son cuestionados por la autoridad moral del Papa. En el caldero guerrero de Dante que describe al Papa, todos son iguales, agresores y agredidos. El Pontífice habla también de los “rohingyas expulsados, sin patria” en Myanmar pero no dice una sola palabra sobre el pueblo uigur en la región autónoma china de Xinjiang, durante muchos años bajo la persecución étnica y religiosa buscada y organizada por Pekín. Ninguna cosa. Todavía silencio.
    En esta manipulación del lenguaje y de las palabras, en esta crisis real del pontificado, hay algo diferente a las evidentes acrobacias diplomáticas que se hacen en todas las guerras por todos. Justo en los días en que la prensa italiana se llenaba de declaraciones destinadas a garantizar que el Pontífice “es un pastor y no un político”, era hora de que la voz del obispo de Roma fuera diferente a la de los políticos: profética, audaz en decir la verdad (parrhesia), la línea de vida de la humanidad devastada.

    Lorena Bianchetti le hizo 23 preguntas al Papa. Francesco contestó a las 22.
    En este pasaje de la reunión, al final de la conversación, la transcripción oficial es esta:
    Lorena Bianchetti: Santidad, son casi las tres del viernes santo. ¿Cómo debemos vivir este tiempo hoy?
    Santo Padre: (Ed no responde, permanece en silencio).
    Lorena Bianchetti: ¿Puedo abrazarte en nombre de todos? ¡Gracias, Santidad! Gracias.
    Santo Padre: Gracias a usted. ¡El Señor te bendiga!

    En este punto, quizás la anotación más interesante sea esta: la señora Bianchetti, que ha preparado preguntas oportunas, inteligentes y aunque propuestas en un estilo muy devoto y poco laico (si tenemos en cuenta que Rai1 es una televisión estatal, eso es de todos y no sólo de los católicos), trató persistentemente de hacer entrar en razón al Santo Padre y expresarse pensando de forma justamente preferencial en la agresión de la Rusia de Putin contra Ucrania. ¿Porque? Porque a estas alturas el Papa ha dicho todo sobre la guerra en Ucrania, pero nunca ha dicho quién, cómo y por qué inició este ataque con tanques, bombarderos, bombas mortíferas… En el relato de Francisco, el que se está produciendo en Ucrania “es una guerra sucia y repugnante, salvaje, cruel, inhumana” provocada por extraterrestres.

    Evidentemente la señora Bianchetti no quiso obligar al Pontífice a decir lo que nunca dijo desde el Ángelus del pasado 27 de febrero hasta hoy, sábado 16 de abril, incluyendo otra palabra, como ya se ha dicho, que parece no gustar a Francisco: “agresor”.

    A pesar de los esfuerzos y los guiños, Lorena Bianchetti -que en 4 preguntas habla concretamente de Ucrania como queriendo ofrecerle al Papa la idea concreta- lamentablemente no lo consiguió. El Pontífice utilizó las preguntas como punto de partida para articular un pensamiento y abarcar por doquier sin un mínimo anclaje a los lugares y circunstancias donde los dolores, las penas y los sufrimientos tangibles son realidad, precisamente “carne de Cristo” como suele decir.
    Las supuestas cartas -hoy privadas y secretas según algunos relatos- no serán las que, tal vez publicadas dentro de 50 años, podrán contar lo que hoy ha oscurecido la falta de parresía, dejando consecuencias ya dolorosas. De ser cierto, desclasificado en medio siglo ni siquiera será efectivo y creíble. Es una experiencia que ya se ha vivido.
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