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24-F: ¿fragmentando el logos?

Me parece una extraordinaria reflexión esta que acaba de publicar en Cristianisme i Justicia un jesuita, estudiante de Teología en Nápoles, Carlos Maza Serneguet. No lo conocía. Y ver sus escritos del último año y medio me ha llenado de esperanza. Hay gente joven que vive a la vez la dura realidad de adolescentes marginados del peor barrio de Nápoles, reflexiona relacionando los niveles más altos de la cultura y la sociedad con el mensaje de Jesús y sabe expresarse después con un lenguaje diáfano. ¡Gracias, Carlos! AD.

No se preocupen: no es este un nuevo artículo de análisis geopolítico. Pero sí ha de partir necesariamente de algunos movimientos que se están dando en el mundo desde que comenzó la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el pasado 24 de febrero. No se trata ahora de volver hacia las causas, sino de dejar hablar a sus primeros efectos, y ver si pueden decirnos algo sobre lo que rezar o pensar.

Se diría que la decisión de Putin de invadir Ucrania ha sido como el manotazo en un tablero de ajedrez de una partida un poco bloqueada. De repente, los diferentes polos donde aquella se juega aparecen más claros, con líneas más definidas. Vemos que entre Rusia y Europa se ha abierto una herida que será muy difícil cerrar. Las élites políticas de la Unión parecen sacar la conclusión de que es el momento de la defensa europea y avanzar en su particular estructura federal. Los que hablan de Eurasia están contentos: finalmente, Rusia ha entendido que el entendimiento con esa Europa que queda a occidente es –al modo de ver de aquellos– metafísicamente imposible, y la alianza se da en clave autoritaria, en el terreno común de rechazo a la democracia liberal compartido con China. Estados Unidos busca nuevos aliados energéticos, y toma decisiones menos titubeantes, en ese sentido, que la Unión Europa, que se ve en la necesidad de cambiar la estrategia…

Jesuita en formación. Está estudiando Teología en Nápoles. Trabaja como educador social en el barrio de Teduccio.

No sigo. Ya digo que este no es un artículo sobre geopolítica. Pero si, a partir de estos efectos, nos atrevemos a interpretar alguna de las intenciones del zarpazo sangriento de Putin, podríamos decir que el 24 de febrero ha traído un mundo más claramente multipolar. Es aquí donde creo que puede entrar la reflexión teológica: en el tipo de multipolaridad que se está creando y desde qué ideología; incluso, por qué no decirlo, desde qué espiritualidad o visión de la religión.

Me ha llamado la atención, leyendo algunos artículos de Aleksander Duguin, el analista y estratega político que parece estar detrás de algunas de las ideas de Putin, que utilice a menudo la expresión “logos ruso”. No hace falta ser cristiano para darse cuenta de la importancia de la palabra “logos”. Es, seguramente, la palabra clave en el prólogo del Evangelio de Juan, y se refiere al mismo Jesucristo, el Logos encarnado. Duguin no solo habla de un logos ruso, sino que, coherente con su propuesta de un mundo multipolar contrario a la globalización liberal y, hasta donde yo sé, sin referencia a ninguna forma de universalidad, invita a América Latina a encontrar su “logos”, y al islam político a hacer lo propio con el suyo. Incluso, convencido de que el entendimiento con Europa ha sido imposible, también esta debería buscar su ser, su logos. El razonamiento evidencia, entre otras, la curiosa utilización que desde cierto pensamiento político se está haciendo de la mística y de la religión, encaminadas a producir identidades regionales fuertes que, sí, pueden dialogar, pero que, en el fondo –hasta donde yo veo– no tienen espacio común, ni interés en generarlo.

Pongamos un ejemplo concreto, que siempre ayuda: imaginemos por un momento que forma parte de este “logos ruso” la persecución del movimiento LGTBI y el autoritarismo como forma de gobierno. ¿Es que no hay nada que nos permita hacer una crítica desde fuera a eso? La pregunta que trae un tipo de multipolaridad como el que está ya encima de la mesa es dramática y merece, a mi modo de ver, ser tomada en serio: ¿no hay nada que podamos considerar común?, ¿nos hemos cansado ya de buscar un proyecto de ese tipo? Tener tan cerca en el tiempo una encíclica como Fratelli tutti, desde ese punto de vista, nos ayuda. Era –y hoy lo es más– profética.

Un Logos fragmentado: a uno le da la sensación de que la propuesta sea esa. Planteado por una internacional paradójicamente anti-universalista que utiliza la religión y la mística para generar identidades nacionales y regionales fuertes, sin importarle algo que para un creyente cristiano es basilar: el Logos de Dios no se ha identificado con la supuesta alma de un pueblo que defiende unos valores que son solo suyos, sino con el Siervo sufriente de Isaías, con la víctima de un malentendido humano que es, sí, universal. La víctima de las tropelías del neoliberalismo, de la desigualdad de América latina, de la homofobia de ciertas élites políticas y religiosas rusas, de la maquinaria de vigilancia china, del neocolonialismo en África y de las bombas en Ucrania, tienen un hermano que se les hace cercano: Jesús es el hermano universal de cada víctima regional, y no hay logos propio que impida ese movimiento de cercanía de Dios.

Estas líneas podrían ser solo especulación teológica: es muy difícil moverse con claridad en el mundo hoy. Sería mejor que procedieran de una errónea interpretación de lo que sucede. Pero creo que hay que estar vigilantes antes esos intentos de romper el Logos, generando mundos y almas autorreferenciales. Las consecuencias suelen ser muy concretas y las pagan a menudo los de siempre: los hermanos de Jesús, donde quiera que hayan nacido.

2 comentarios

  • Santiago

    Claro Gonzalo, podemos renunciar a nuestros privilegios ciudadanos voluntariamente aunque el cristianismo no sea sólo una mera “fraternidad” humana…Jesús lo elevó a un “un camino mejor” y “mayor”… que es la “caridad universal” que procede de Dios y se infunde en nosotros. Por eso S Juan nos dice que Dios “nos amó primero”..para que nosotros poseamos la capacidad de amarle a El y después amemos entrañablemente  “a los hermanos” en Su Amor..

    Es exacto que el Logos, el Verbo divino, no está fragmentado, porque es eterno, absoluto e indivisible..Por eso la Suma Realidad de Dios permanece incólume. Pero nuestra “realidad humana” es la que se encuentra fragmentada y sólo “vemos” en espejismo, y ES sólo en Cristo que encontrará su plenitud en el amor, el cual sobrepasa cualquier otra forma fraternal..

    Por su naturaleza el cristianismo -en cuanto religión- y en conjunto-… es UNIVERSAL, Pero Dios creó primeramente nuestra individualidad. Al final el juicio sobre el amor es personal y por eso -a pesar de nosotros funcionar en sociedad- S Agustin nos interpela diciendo que  “Dios que te creó sin ti, no te va a salvar sin ti”

    Por eso debemos distinguir que Jesús-Dios es también humano y amó a Israel, Su patria con “todas las fibras de Su Corazón Sagrado..amó sus ríos, sus montañas..las ovejas queridas de Israel” …citando estos fragmentos del antiguo obispo de Pinar del Río, Evelio Díaz en su pastoral por  l a   paz cubana ante el desangramiento de Cuba en la transición revolucionaria..(1959)

    Dios quiso la individualidad de la familia, la ciudad, la nación y el Estado para que nosotros perteneciéramos y amáramos a ellos, atendiendo siempre a la justicia y a la función social que todos tenemos y tienen como Comunidad en el Universo..

    Pero Jesús no promovió el globalismo, ni el colectivismo..ni el desorden social como consecuencia de la abolición de la Ley. Jesús habló de “dar al César lo que es del César” y cuidar con amor a todos, especialmente a los más desvalidos..en lugares concretos y precisos..en su caso en el querido pueblo israelita.

    El globalismo de Jesús es espiritual porque quiere que todos seamos UNO “como Tú, Padre, eres en Mi y Yo en Tí” o sea UNOS en la FE “para que el mundo CREA que Tú me enviaste” (Juan 17:21) Nuestro amor a la Patria es pues un deber incluido en el Decálogo

    Gracias Gonzalo por tus precisos y oportunos comentarios que siempre son estimulantes del espíritu

    Saludos cordiales

    Santiago Hernandez

     

     

  • Gonzalo Haya

    Sensata reflexión político religiosa. El mundo está desembarazándose de la soberanía de Estados Unidos, lo que no está claro es que Rusia y China pretendan que que sea un mundo multipoloar; y menos aún que África y América latina tengan su propio logos. El proyecto de fraternidad universal de Jesús podría unificar el mundo, pero eso requeriría que los Estados, y nosotros los ciudadanos, aceptáramos la renuncia de nuestros privilegios y compartiéramos un sistema de austeridad. a medida de las posibilidades que nos ofrece la tierra y el mundo laboral.