Ayer se celebró en San Salvador la ceremonia, popular y solemne a la vez, de la beatificación de Rutilio Grande, amigo e inspirador de San Oscar Romero, junto a sus compañeros laicos Manuel y Nelson Rutilio y el sacerdote franciscano Cosme Spessotto. Los medios actuales nos permiten asistir con unas horas de diferencia a la misma celebración, lo que vale más que muchas crónicas. Sigámosla hasta donde queramos, que será con fruto. AD.
Me sumo a este tipo de reconocimientos -beatific. o canonizaciones- de personas que fueron ejemplos de creyentes, conscientes de que se jugaban la vida por ser coherentes con su fe. Otro tipo de canonizaciones de creyentes, menos coherentes, no las comparto… Uno-a puede ser buena persona, hombre o mujer de Dios, pero no tanto como para convertirlos en modelos y ejemplos de seguimiento… En este sentido, algunas canonizaciones modernas parecen más exaltaciones “religioso-políticas” hechas por parte de poderes y corrientes afines…, como modo de afirmar que Dios está de su lado, del lado que respaldaba el santo… ¿Tales canonizaciones no son -o parecen- un modo de utilizar a Dios? La lista de santos, con culto en la Iglesia, quizá deba revisarse…, y es posible que algún día se realice esa revisión.