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El papel de la razón y de la moral en la conversión de C. S. Lewis

La ojeada al debate que se viene dando desde la última Asamblea de Atrio (10 de diciembre 2021) sobre la fe y los derechos humanos me ha recordado la conversión de Clive Staples Lewis (1898-1963) al “jesu-cristianismo” y la importancia, tanto de la razón como de la moral, en dicha conversión.

Quien esté interesado en su biografía puede ojearla en la wikipedia. Y quien se acuerde de él, seguro que traerá a colación dos de sus libros más leídos (Mero cristianismo y Cautivado por la alegría). Son dos aportaciones que han tenido —y siguen ejerciendo en la actualidad— una gran influencia.

Concretamente, en la lectura del primero de ellos confiesa Francis S. Collins (1950) que encuentró la conversión a un Dios personal y amoroso, a la vez que interesado por nosotros. Collins es un genetista estadounidense, director del Instituto Nacional Estadounidense de Investigación del Genoma Humano y ateo hasta los 27 años.

El realismo cognoscitivo

S. Lewis cuenta cómo, siendo estudiante, asumió el materialismo bruto como la seña de identidad más propia del progresismo. Y junto con ello, el desmarque del idealismo y la negación de la existencia de Dios, por no ser empíricamente comprobable. No estuvo solo en esta opción ya que se sumó a otros muchos compañeros, ocupados, como él, en dar con una nueva imagen intelectual en la que no había sitio alguno para lo que fueran ideas sobrenaturales.

Sin embargo, fue una pose que empezó a quebrarse cuando se percató de que era imposible separar la materia de las ideas ya que estas últimas permitían nombrar, reconocer e identificar las cosas, las personas y, por extensión, la realidad. La ciencia empírica —y, con ella, la realidad en cuanto tal— no era independiente de nuestra observación. Y, a la vez, el pensamiento tampoco era, como había creído hasta entonces, puramente subjetivo, sino que estaba referido a la realidad empírica, además de a una verdad final hacia la que todos, incluidos los científicos-positivos, caminábamos fatigosamente, mediante la formulación de hipótesis o modelos sometidos a ensayo y error.

No quedaba más remedio que asumir una perspectiva integradora que, caracterizada por articular la descripción empírica con la explicación racional y argumentativa, denominará, realismo cognoscitivo. Así pues, la materia y las ideas existían unidas; pero sin confusión, ya que era posible la distinción entre ambas. Pero sabiendo, a la vez, que dicha distinción era intelectual o mental, es decir, sin separación real entre ellas. Por tanto, tenía que dejar al lado el materialismo bruto al que se había abonado siendo estudiante y asumir con todas las consecuencias la unidad entre materia e ideas.

Pero no se quedó ahí.

La ley moral

Prosiguió con su investigación y, en coherencia con este primer descubrimiento sobre la unidad, constató que el ser humano, a diferencia del animal, podía conocer lo que estaba bien y lo que estaba mal, sin dejar de auto—percibirse como un ser libre y, por tanto, capaz de transgredir la ley moral. Pero también se percató de que no todos los comportamientos eran igualmente de recibo.

Había una ley moral que —independientemente de los acuerdos que pudiéramos alcanzar— nos presionaba a actuar en una determinada dirección: por ejemplo, haciendo el bien y evitando el mal, practicando el juego limpio, desterrando el egoísmo, valorando la honradez y buscando honestamente la verdad. Además, gracias a ella era posible evaluar (como correctos o incorrectos) nuestros comportamientos y los de los demás.

Y le llamaba la atención que esa ley fuera independiente de nuestra voluntad, que nos urgiera a actuar en una determinada dirección y que nos facilitara evaluar lo que era de recibo y lo que era inaceptable: por ejemplo, nos permitía reconocer lo repugnante que habían sido el proyecto político y el comportamiento de los nazis.

Sorprendentemente, dicha ley moral, existente por sí misma y al margen de nuestros gustos, convicciones o preferencias, se hacía oír en nosotros de manera coercitiva y, a la vez, como fuente de bondad.

Lo que decimos cuando decimos “Dios”

El realismo cognoscitivo le llevaba a reconocer que en cada sujeto se alojaba dicha ley moral, así como a preguntarse por su fundamento, no pudiendo eludir la referencia a eso que los teístas dicen cuando dicen Dios o Amor, como la respuesta racionalmente más consistente.

 

8 comentarios

  • M. Luisa

    Ayer me preguntaba, pues me llamó la atención,  si la ciencia, como leí,  avanza a base de ocurrencias, hoy me ha llamado la atención  que a la realidad todavía para pensarla  se la haya de dividir como tan erróneamente se le hizo desde los orígenes de la filosofía.

    Pienso que estas cosas las  puedo decir libremente  pues no creo que puedan dar pie  a ninguna sospecha interpretativa por mi parte, mi única intención, aprovechando estos  buenos artículos, es ir ganándoles  claridad  como objetos de discusión (en el buen sentido de la palabra) en lugar de irlos ofuscando cada vez más  hasta el punto de hacerles perder   lo más esencial de ellos.

    Referente al   artículo,  en efecto,   el realismo cognoscitivo coge fuerza  cuando poco a poco va decayendo  el positivismo de Comte  así mismo como este también apareció   a la caída  del idealismo hegeliano por lo que   había de recomponerse  ambas  tendencias en una unidad  cognitiva superior.

    A mi modo de ver diría que esta unidad     define   lo que el autor   reseña como “El realismo cognoscitivo”. Dice, hablando de S. Lewis que este se percata  de la imposibilidad  de separar la materia de las ideas  las cuales permiten nombrar, reconocer e identificar las cosas, las personas y, por extensión, la realidad. Por tanto, se trata de unificación   y no de separar la realidad    y esta posibilidad ha venido de la mano de la física cuántica.

    Si se me permite y sin pretender levantar ninguna susceptibilidad de fondo, sino deseando  se considere mi buena intención    que es lo que siempre me ha movido, déjenme que me detenga en dos  puntos que acerca de la no-dualidad podría reforzar el sentido unitario de la realidad. Esta unidad en el orden físico tiene dos direcciones

    dos puntos de vista direccionales, es lo que se expresa diciendo “la realidad en tanto que tal” y “la realidad en cuanto tal”  pero ambos puntos de vista expresan la misma realidad  lo que ocurre es que en el primero la realidad se actualiza(intelección) en la cosa haciendo de ella  “tal” cosa, lo cual ahí  es lo que pienso ve el joven Lewis  cuando  dice  con toda razón  lo de los nombres de las cosas que surgen de las ideas.

    Volviendo ahora al otro punto de vista  en el que se expresa diciendo  “la realidad en cuanto tal” como decía es la misma realidad, pero en cuanto abierta como fundamento sin determinación alguna ahí … Significa  el “más” de la realidad del que en su teorema de la “Incompletitud hablaba el científico K.Gödel … y este ejemplo como tantos otros es lo que a partir de la física cuántica,  la filosofía si quiere hacer buena metafísica ha de respetar    cada paso y cada avance de la ciencia.

     

  • La Realidad se divide entre objetiva y subjetiva. Y lo subjetivo es autentico si tiene un correlato objetivo.

    Un ejemplo entre miríadas de estos: el amor no es tal si no se manifiesta en lo objetivo de la Realidad.

    La tragedia de la ciencia empírica es que solo valora lo que se puede medir o pesar. Ve el dedo que señala la Luna, lo corta y lo vivisecciona. Esto le da un resultado erróneo, pues no es conforme con la autentica Realidad. Luego la ciencia empírica objetiva está inmersa en un espeluznante error que nos está llevando al tanshumanismo materialista de modo que unos locos pretenden llevarnos mas allá del ego con inteligencia artificial y robots.

    El corazón humano si lo circunscribimos a lo material, se encuentra con una pared de cemento que le impide llegar a aquello que anhela. Unos le llamaran Dios, yo lo llamo o denomino Misterio. El Misterio sobrenatural o metafísico, el correlato subjetivo de la Realidad.

    Constantino y Teodosio emperadores romanos, junto al clero literalista cristiano que se dejo comprar, hicieron mucho mas mal al Occidente que Hitler o Stalin juntos porque establecieron e impusieron un modelo de espiritualidad huero encuanto a posibilidad de trascendencia y experimentación del Misterio metafísico, que es lo que realmente llena el corazón del humano.

    “De aquellos polvos, estos lodos”. Una sociedad sin reconocimiento y culto al Misterio metafísico es como una colmena sin abeja madre, un extravío. Y culpo de ello al cristianismo que aún conocemos, porque no transforma realmente hasta el punto de poder llegar a estar henchido de amor y por ende experimentar compasión hacia el hermano. No da herramientas para la transformación del humano.
    Como hace siglos ya, los contemporáneos de entonces, cuando la eclosión de la razón lógica, vieron la trampa de un sucedáneo que no servía mas que para engañarse y ser engañado, algo que no tenia correlato objetivo, por lo tanto falso. Pues simple y llanamente lo desecharon…
    Nos echamos en manos de la ciencia materialista y “nos quedamos huérfanos de Dios”. La tragedia del mundo moderno, el materialismo, tiene culpables. el mal arranco en Roma…

    ¿Dónde quedo “Dios”?. En la gnosis… La espiritualidad autentica y natural del Occidente.

     

  • Isabel

    Estoy muy de acuerdo, Gonzalo.

    ” la experiencia de los valores morales es el argumento más convincente de la existencia de una entidad superior que los fundamenta”. De la existencia de Dios, diría yo.

  • carmen

    Pues mi persona cuando dice Dios no sabe lo que dice. Por eso he intentado decirlo de otra forma. Empecé escribiendo Dios con minúscula, dios y me di cuenta que a mí misma me chirriaba , parece un desconocimiento de la lengua castellana y una maestra no puede cometer ese error. Luego empecé a utilizar la frase  ‘ eso que llaman Dios’ pero es muy larga, así que he vuelto a Dios. Pero sigo igual. No sé qué digo cuando digo Dios, porque no quiero decir lo que dice esa palabra. He tratado de sustituirlo por la palabra IT, pero tampoco me vale porque no es de mi idioma.

    En fin, que no sé ni cómo nombrarlo.

    Entonces leo algunas veces que los que no sabemos lo que es Dios quiere decir que lo negamos. No es cierto. No lo es. Al menos no es mi caso. Ni el de otras muchas personas. Ahora oigo mucho la palabra Karma, la palabra Universo. Me llama la atención. ‘ no creo en Dios, creo en el Universo’ y me quedo alucinada. Creer es diferente a tener conocimiento de algo. No creo en un jazminero, lo tengo delante de mí, cojo jazmines, lo riego, lo cuido. No creo en él. Es una realidad. No hay fe por enmedio.

    Y luego lo del karma ya es una cosa que me rompe la cabeza: es el principio de acción reacción de Newton , el tercera creo que es, si aplicas una fuerza sobre un cuerpo, obtienes otra igual y de sentido contrario. Pues eso se ha elevado a la creencia de que el universo es una especie de  ente Justiciero que aplica selectivamente este principio.

    Y luego están las creencias más o menos peligrosas donde la gente se refugia. Unos tienen enanos que los cuidan, otros invitan a los ángeles a su casa, otros congelan fotos de personas dentro de un limón para , no sé bien para qué, pero para algo. Qué si llevo a mi hijo a la curandera para que le quite el mal de ojo…en fin.

    Y luego están las sectas. Hay algunas que quizás no sean un peligro número uno, salvo para la cabeza , y hay otras que, en fin. Ya saben.

    Estoy encantada con que muchos de ustedes sepan lo que quieren decir cuando dicen Dios. Me alegro por ustedes. Les aseguro que muchos no lo sabemos y buscamos.

    Nos podrían ayudar fuera de la consabida frase Dios es Amor? Es que la gente no entienda mucho cómo es posible que sea Amor. Bueno, ni mil cosas. Hay otro hilo en este momento activo que tampoco está mal. A mí me gusta lo de siempre, los dogmas de siempre y el que busque otra cosa…

    Vale. Insisto. Me alegro mucho por todos ustedes. Pero, nos podrían echar una mano?

    Aunque la verdad, no me importa ya. Me ha costado muchas décadas de pensar y… pero ya no. He cerrado el tema. No sé qué es. Pero a veces creo saber dónde está. Para mí es suficiente. Pero claro, no soy la única persona del mundo mundial. Hay otras.

    Gracias quien haya llegado leyendo hasta aquí. Sé que mi estilo no gusta a todo el que entra a Atrio. Es normal, a mí tampoco me gusta el estilo de todos los que escriben. Digo el estilo.

    Buen día.

  • Gonzalo Haya

    Para mí la experiencia de los valores morales es el argumento más convincente de la existencia de una entidad superior que los fundamenta. Luego vienen los “relatos” que tratan de explicar el cómo y por qué.

  • ana rodrigo

    Esta nota la escribí para otro hilo. Perdón.

  • ana rodrigo

    Nota aclaratoria. No todas las ocurrencias son avances, pero sí los avances son nuevas “ocurrencias”

  • carmen

    No se preocupe, si es que está mínimamente preocupado. Esta claro que a día de hoy no hay posibilidad de cambio alguno en nada. Tenemos al mejor Papa del siglo XXI. Dónde vais a encontrar otro mejor que eeeeél? Le pregunta Marco Antonio al pueblo en el Panegírico a César, según Shakespeare.

    Están a salvo. Cero preocupación.

    Mucha suerte en el próximo.

    Un saludo cordial.