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Panenteísmo

Hace tiempo, sin conocerlo bien, me he sentido interesado por el panenteísmo; ahora, con la lectura de “En él vivimos, nos movemos y existimos” de Clayton y Peacocke me encuentro bastante identificado, al menos con algunas interpretaciones de este sistema. (Las distintas interpretaciones surgen espontáneamente en el desarrollo de una teoría relativamente reciente (s. XIX ).

Panenteísmo, como su mismo nombre indica, significa que todo el universo y nosotros mismos estamos en Dios; pero ¿cómo se entiende ese en?

            Ante todo debemos tener presente que nuestro lenguaje conceptual “claro y bien definido”, se basa en la abstracción de nuestras experiencias físicas dentro del espacio y del tiempo, y por tanto no puede expresar lo que rebasa esas experiencias. Ya el concilio lateranense IV reconoció que “Todo lo que hemos dicho sobre Dios tiene más de error que de acierto”.

            Nuestro decir sobre Dios, aunque utilice las palabras y conceptos de nuestro lenguaje, debe interpretarse siempre en sentido simbólico, poético, que no dice lo que dice sino lo que sugiere; porque la sugerencia conecta mejor con nuestra conciencia sentiente, que es con la que experimentamos de alguna manera a Dios, y a todo el mundo de los valores: amor, justicia, derechos humanos, belleza.

Todas las explicaciones sobre Dios y nuestra relación con él serán necesarias y útiles en la medida en que nos ayuden a vivir un amor incondicional, porque lo único esencial es el amor.

Esto supuesto ¿cómo explicamos el panenteísmo? ¿Cómo sugerimos nuestra relación con Dios? Vamos a ver en qué se diferencia de otras explicaciones semejantes, y cuáles son sus principales características. Estas diferencias son frecuentemente desplazables; no son fronteras naturales, como un río o una cadena montañosa, sino etiquetas que se colocan en los archivadores.

 

Diferencias

            El panenteísmo se contrapone claramente al ateísmo, que niega la existencia de Dios. Se diferencia del panteísmo, que identifica a Dios con la naturaleza, porque éste prescinde de su trascendencia.

La diferencia entre panenteísmo y el teísmo clásico me resulta más de matiz que de fondo. El teísmo, sobre todo en la práctica, acentúa (¿acentuaba?) más la trascendencia de Dios, aunque san Pablo menciona la presencia del Espíritu Santo en los cristianos, y la espiritualidad actual está insistiendo en la inmanencia de Dios en nosotros. La reciente corriente del No-teísmo caricaturiza esta absorbente transcendencia de Dios como un obsoleta concepción espacial de dos pisos, Dios y la naturaleza.

El panenteísmo acentúa la inmanencia mucho más que el teísmo, y así coordina mejor sus explicaciones con los actuales conocimientos científicos; pero resalta, igual que el teísmo, la trascendencia.

El mismo título de panenteísmo supera la idea de un Dios encerrado en el mundo (panteísmo) y nos acerca un Dios excesivamente alejado del mundo (teísmo).

 

Características del panenteísmo

            Los estudiosos han observado algunas características que suelen repetirse en algunos autores, aunque no necesariamente en todos; por eso hemos hablado de diversidad de modelos dentro del panenteísmo.

Cómo explican ese “en Diosque aceptan todos los autores. Algunos comparan nuestra relación con Dios como la relación del cuerpo con toda la persona, y proponen que “el universo es el cuerpo de Dios. El cuerpo es parte de la persona, está totalmente penetrado por la ella, pero la persona es más que su propio cuerpo.

También puede entenderse ese existir “en Dios”, como la actuación de Dios junto con el universo, a través del universo, a través del cuerpo (a través de las “causas segundas”). De este modo sintonizan mejor con los científicos, que defienden la autoría de las causas naturales.

Otros autores, basados en que Dios es amor, consideran que existe una interdependencia entre Dios y la creatura humana: no existe amante sin amado. Algunos suavizan esta interdependencia considerándola asimétrica; el mundo depende de Dios más que lo que Dios depende del mundo.

Esta interdependencia supondría que Dios no puede existir sin el mundo, y parece contradecir algo esencial en el teísmo, como es la creación (¿se explicaría con la creación continua?). Sin embargo otros rechazan esta interdependencia (aunque sea asimétrica) porque esa pretendida interdependencia se basa en un amor humano (erôs) que necesita respuesta; en cambio el amor de Dios es un amor incondicional y totalmente gratuito, aunque no tenga respuesta (agápê).

Yo volvería a insistir en que no podemos aplicarle a Dios literalmente los conceptos humanos, y no podemos entender el amor de Dios literalmente igual al amor humano. Por tanto no me convence esa exagerada interdependencia entre Dios y el hombre. Prefiero la aceptación bíblica de la dependencia humana, y la sumisión claramente expresada por el término islam.

La pasibilidad de Dios es otra característica que destacan los panenteístas, el sufrimiento de Dios a causa del sufrimiento humano; aunque probablemente la insistencia en esta pasibilidad se deba al desarrollo de este sistema durante las guerras del siglo XX y el holocausto judío. Esta pasibilidad coincide con el teísmo bíblico, y con el teísmo popular, pero se diferencia del teísmo filosófico, de raíz aristotélica, que considera a Dios inmutable e impasible. (Deseo estudiar más a fondo esta característica porque es la más difícil de explicar, pero es la que sentimos más profundamente).

La cristología gradual, que defienden algunos panenteístas, considera que la diferencia entre Cristo y las demás personas es de grado, no de esencia. Esta gradualidad puede traspasar una línea roja de la doctrina tradicional cristiana. Sin embargo recientemente hay autores cristianos que consideran a Jesús “una persona como nosotros”. Y ya Pablo en la carta a los romanos presenta a Jesús “a partir de la resurrección establecido por el Espíritu Santo Hijo de Dios con poder”.

           

En resumen, creo que el pensamiento panenteísta puede sintetizarse en la conocida metáfora de Jäger según la interpreta Melloni: “La ola es el mar”, pero el mar es más que la ola.  

13 comentarios

  • M.Luisa

    Estoy leyendo con gran aliciente y satisfacción el escrito de L. Sequeiros sobre el Panenteísmo  y digo con satisfacción porque si antes en innumerables ocasiones consideré oportuno hacerme fuerte e insistir en algunas cuestiones  ahora con estas reflexiones me encuentro  sumamente  respaldada. Una de ellas  hace referencia  al rechazo sustancialista el cual de mantener su lenguaje, como se lee en el escrito  haría, en mi opinión,  imposible el carácter emergentista  de las cosas   en su relación con nosotros los seres humanos  como puntal y arranque del modo como ha de interpretarse el  Panenteísmo. La totalidad del Universo  no se constituye conjuntando cosas sino observando la conexión entre ellas. Una especie de complexión interna  que nos sitúa frente a un tipo de conexión puramente formal y, por tanto, estructural fuera de cualquier  tipo de orden causal.

    Pienso que entre el orden causal y el orden estructural se encuentra toda la diferencia entre Panteísmo y Panenteísmo y por eso, desde el punto de vista de las cosas abogué   en mi primera intervención por un planteamiento fuera de todo apriorismo porque si en realidad son las cosas las que median en el mundo a ellas todos tenemos acceso, teístas  y no-teístas tan solo dependerá  del modo como se configuren   llevando a cabo ese cambio de ordenamiento antes aludido.

    A ese respecto y reflexionando lo que a veces sucede en nuestra dialéctica atriera  que  al alargarse un tema se va devaluando hasta el punto de perder su primigenio sentido,  me encantó lo que leí en este escrito  de Sequeiros que contrariamente  en un punto del mismo describe la  constancia responsiva que se crea entre dos personas de posicionamientos contrarios  precisamente con el fin de que en la medida de lo posible en última instancia pueda darse en ellos un  acercamiento… Esto es algo que deberíamos considerar aquí en nuestros debates y no dar por negativo  el hecho y la necesidad de la discusión.

    Todo  mi agradecimiento

  • M.Luisa

    Muchas gracias Antonio!, el enlace que nos envías ha sido instantáneo, ahora me queda leerlo muy atentamente.

  • Antonio Duato

    Quiero escribir en otro momento sobre el paleontólogo y teólogo jesuita Leandro Sequeiros, que nos honra enviando un comentario y referencia de su libro a ATRIO.

    Pero, entretanto, me permito ofrecer un enlace desde el que será más fácil llegar at texto en PDF de todo libro que a alguien le puede resultar difícil hacerlo a través de Bubok.

     

    PANENTEÍSIMO. Reflexiones para saber más y creer mejor

  • M.Luisa

    Gracias D. Leandro, para mí son de gran interés estas reflexiones suyas sobre el Panenteísmo en las que nos envía el enlace, pero no logro entrar… Si alguien o usted mismo me quisiera indicar la manera se lo agradecería.

  • LEANDRO SEQUEIROS

    Muy agradecido a Gonzalo por su comentario. Desde hace tiempo me parece que el panenteismo satisface mejor mis reflexiones. Tiene mayor poder explicativo que el Teismo tradicional. Para quien esté interesado acabo de publicar en Bubok (y por ello gratuito) un resumen de mis reflexiones sobre este tema..

  • M.Luisa

    Llevo algún tiempo adentrándome  al estudio de lo que algunos filósofos instalados en el presente paradigma  convienen en llamar  metafísica naturalista y  pienso que el tema  del Panenteísmo debería ser abordado desde el punto de vista de este enfoque metafísico evitando de entrada cualquier enfoque apriorístico.

    Esta es una de sus  características  la cual obliga  como dice la filósofa  Amanda Brayant  a  traer de vuelta aquí  toda especulación filosófica del pasado para así, de nuevo, respetando las ciencias actuales, observar como se articula lo físico en trans y con los pies en la tierra como ya intuyera  Nitzcher.

    Todavía no he leído el libro de F. Clayton “En Él vivimos, nos movemos y existimos” pero a la  frase recurro con alguna frecuencia para  designar la relación humana con nuestro entorno  que no es simplemente un medio en donde estamos (un cosmos)  sino el mundo  real en el que somos…

     

  • Gonzalo Haya

    Gracias por todos vuestros comentarios y por las reflexiones que no han llegado al papel. Estoy de acuerdo en que teísmo, no-teísmo, panenteísmo… incluso ateísmo, son etiquetas para nuestro archivador mental. Lo importante es esa convicción confusa de que hay algo, generoso sustentador de todo lo que existe y modelo para una sociedad fraterna y el ogro de una plenitud universal.

  • Jaume PATUEL PUIG

    Es de agradecer la claridad del artículo.
    Personalmente, me inclino que hay que buscar otros términos, no sé aún cuáles pueden ser,  que nos alejen de este “barullos” de theos, que tan malos recuerdos trae por la historia sin perder los buenos.

    La PRESENCIA SILENCIOSA Y HABLANTE, pero nada pasiva es la que nos engloba. Creo que cada persona, en lo que  pueda, debe buscar esa palabra, que muchas veces será  al levantarse. GRACIAS con una mirada al HORIZONTE…

    Me gusta que el Universo es el Cuerpo de esta REALIDAD ULTIMA O PRSENCIA.

    Nuestro “ego” tiene mucha faena….pero vale la pena.

     

  • Me ha encantado la lectura del artículo.

    Es encomiable cualquier esfuerzo para tratar de comprender a Dios. Incluso aunque seamos conscientes de que esta fuera de nuestro alcance, no seríamos personas si no tuviéramos la curiosidad y el deseo de conocerlo.

    Simplemente hay dos cosas de las que me gustaría hablar.

    Seguramente lo puedes articular mejor que yo pero trataré de explicarme.

    No estoy de acuerdo en que el mundo depende de Dios más que lo que Dios depende del mundo.

    Dios depende del mundo tanto como el mundo de Él porque Dios, si lo definimos como Amor, no puede ser Él mismo sin el receptor de su amor.

    No puede haber relación sin dos objetos que relacionar de la misma manera que no puede existir el amor sin dos entes que se puedan amar.

    Y creo, en mi modesta opinión, que el asunto del Dios impasible está resuelto desde hace tiempo en la teología cristiana.

    Dios no está impasible. Otra cosa es que actúe directamente. Dios ya ha actuado. Los seres humanos que de una manera u otra llegan al conocimiento de Dios (aunque sea un conocimiento pequeñito) se convierten (nos convertimos) en su instrumento, su herramienta.

    Somos nosotros, los cristianos (o los jesu-cristianos que diría Mnez. Gordo) quienes nos convertimos en el brazo de Dios. Cada uno según los talentos recibidos.

    por eso no me convencen esas interpretaciones de las bienaventuranzas en que dicen algo así como: “Bienaventurados los que sufren porque cuando vayan al cielo van a dejar de sufrir” sino “Bienaventurados los que sufren porque los cristianos van a hacer lo que puedan para que dejen de sufrir”

    ¿Y por que Dios actúa así? Lo explicaré con una anécdota: En el 92, estuve de voluntario en una misión salesiana de Lesotho en el sur de África.

    Pasé unos días en una misión, reconstruyendo el tejado de un colegio al que se le había caído encima el único árbol grande en kilómetros.

    Allí, pasaba mi tiempo libre jugando con los niños del colegio y tocando la guitarra y cantando canciones que no entendían.

    Al marcharme, la madre de una de las niñas, entre lágrimas, me dijo que me la llevara. Que la adoptara. Que aunque se separaría de ella, pensaba que en España tendría más oportunidades. No tuve huevos y no me la traje. Ahora que no supe fabricar hijos, me he arrepentido de aquella solución cobarde.

    Así actúa Dios, como ese amor de la madre que no le importa sufrir la separación de su hija si cree que es bueno para ella.

    Y en este caso lo que Dios ha hecho es darnos la libertad, el libre albedrío. Por eso no interviene. Por eso debemos intervenir nosotros.

    Es una forma exigente de verlo, pero apasionante.

  • Alberto Revuelta Lucerga

    El imprimatur eclesiástico (anglicano) fue concedido al Origen de las especies en 1884 por el obispo de Exeter, Frederick Temple, que poco después fue elevado al arzobispado de Canterbury. “Podemos decir que Dios no hizo las cosas?: no, sino que El las hizo hacerse a sí mismas”. Opinaba el obispo Temple.

  • Para Einstein el Dios no antropomórfico era:

    “La majestad que se oculta detrás de todo lo experimentable.”

    Para los orientales es el 5º elemento, a saber.

    Tierra, Aire, Agua y Fuego. Y el 5º es la base de los otros cuatro que forman nuestro mundo incluidos nosotros, y es el Vacío.

    A este Vacío soporte de todo lo imaginable se le puede aplicar el “nombre” que queramos. El menos indicado creo que es “Dios Padre”, las mujeres tienen algo que decir al respecto. Porque mas apropiado seria la Diosa Madre. son las mujeres las que paren vida.

    Se paso de la Diosa Madre al Dios Padre. por una cuestión puramente económica y de poder. Cuando se inventó el arado las mujeres no pudieron usarlo. Se requiere fuerza y además usando este arado las mujeres tenían abortos. El hombre como proveedor de los alimentos consiguió imponerse a la mujer. Esto hasta antesdeayer. El arado con animales quedo muy atrás, y las mujeres descubren que pueden reclamar su sitio al Sol.

    ¿Dios Padre o Diosa Madre?. Para nadie… Gran Misterio…

    La teología tiene de limite los limites de la razón humana. De ahí no pasa… Pero si le veo una función. Señalar el camino que nos lleva místicamente al sentimiento y experimentación de ese Gran Misterio. Nos puede dejar el la puerta de la experimentación mas allá de la razón, y después ha de darse media vuelta, porque no se puede atrapar el agua con un cazo con agujeros… Pero podemos sumergirnos en esta agua.

  • Carmen

    Y luego están las iglesias de todo tipo, las religiones y tal. Pero no hablo de eso.

    Esa es otra historia que no me interesaría si no fuese por el gran poder social que tienen. Pero contra eso me temo que es muy muy muy difícil luchar. Demasiados intereses de todo tipo. Y , sobre todo, sobre todo, es otro tema.

  • Carmen

    Hola.

    Me gusta como piensas y los esfuerzos que haces por entender cualquier posición. Eres un hombre muy conciliador de cabezas.

    Pero te voy a decir un secreto. Cuando estudié pedagogía ya a los treinta y tantos años, me di cuenta de la cantidad de etiquetas que hay para clasificar a los niños y niñas. O sea, de locos.

    Pero es que conforman pasaron los años eso iba a más y a más y a más… hasta que ellos mismos , los grandes teóricos, han hecho un solo grupo gordisimo. Se llama niños o niñas que pertenecen al espectro autista. Gra palabra. Espectro.

    El otro día estuve con compañeros que aún trabajan, como saben de que mi frase preferida era: estáis enloqueciendo, me dijeron. Mira, es imposible que haya más de un treinta por ciento de niños y niñas con tantos problemas raros. Y cada uno con necesidades diferentes.

    Me dio risa. Llegarán a la conclusión de que cada niño es diferente y no por eso es un bicho raro. Sencillamente, Es. Y habrá que tener recursos pedagógicos para todos, estudiar psicología infantil, métodos didácticos diferentes , tratar de ver a cada niño o niña cómo es, un ser único y maravilloso al que hay que cuidar.

    Pues lo mismo pienso de todo esto del panteísmo, teismo, no teismo, panenteismo, unitrinitarismo, jesucristianismo, cristianismo, Jesuanismo, luteranismo, anglicanismo, catolicismo…

    Me he dado cuenta de que cada quien es cada cual, que diría Serrat, y busca respuestas a sus preguntas. Y las etiquetas, una vez más son artificiosas. Muchas veces entorpecen en vez de abrir horizontes.

    Esa es mi opinión muy personal, que por cierto me trajo algún problema que otro con los grandes sabios de la pedagogía. Pero…

    Eso pienso.

    Un abrazo fuerte.

     

     

     

    Pues con esto